¡Me como a mi sobrina!

Como un campeón!

Tal como os prometí aquí os dejo escrito lo que le hice a mi sobrina para complacer sus deseos la noche que la visité en su habitación. A ella le gustó mucho, espero que a vosotros/as también y os entren muchas ganas de practicar.

Anteriormente…

- “¿No pensarás dejarme asi? me suelta mi sobrina dandome una buena sorpresa.

Me tiene cogido con fuerza por la muñeca, se ha incorporado apoyandose sobre su costado, me habla en voz baja aunque transmite su determinacion sobre que no quiere quedarse sin su propio orgasmo.

- “Es muy delicado….si hacemos ruidos y ella se despierta…puede ser el fin”, le respondo tirando de mi mano para deshacerme de su presa.

- “No seas tonto….lo haremos con mucho cuidado…o no… lo que es seguro es que yo no me quedo asi”, me dice agarrandome de la pechera.

- “Está bien… está bien… “ le digo con tono resignado pero con unas ganas locas por continuar.

Hago que se eche en la cama boca arriba, separe las piernas formando  un puente y se disponga a recibir una buena comida de coño. Davinia se acomoda bien, se despatarra completamente esperando que la haga vibrar con las caricias de mi lengua.

… y la continuacion prometida.

Me echo sobre ella en la conocida postura del misionero, repartiendo mi peso entre la punta de los pies, el pubis que apoyo sobre el de ella y sobre ambas manos situadas a sendos lados de su cabeza. Quiero que me sienta muy cerca y a la vez con libertad para moverse sin soportar mi peso.

Flexiono los brazos para acercar mi boca a la suya, le doy un piquito muy leve en los labios. Después vienen otros besitos alrededor de la boca, en la barbilla, en la mejilla. Me entretengo con estas caricias sin revelar mis intenciones… provoco su deseo y la incertidumbre…

Hasta que después de recorrer el cuello con besitos de hormiga me acerco a su oído y le susurro:

-          “Me gusta mucho que me lo pidas… que me provoques… que seas guarrilla…”

-          “Esta noche vas a ser mía de una forma muy especial… tengo hambre de ti…quiero llenarme la boca de fruta dulce, con todos sus jugos… y tú me lo vas a dar”. “no digas nada…no hagas nada…simplemente déjate llevar…”

Mi comentario le llega hasta la médula provocándole su estremecimiento. Me separo para que pueda quitarse la parte superior del pijama, mientras retiro la almohada y la dejo a un lado.

Se echa de nuevo sobre la cama dejándome que la contemple durante unos instantes, antes de bajar la cabeza para que mis labios recorran el trayecto entre su boca y sus pechos pasando por el cuello y sus hombros.

Le lamo el pezón y luego lo atrapo entre mis labios dándole una pequeña chupada succionando la puntita. Para que el otro no sienta envidia, también lo visito y le doy el mismo tratamiento. Al volver al centro de su pecho cierro los labios como si fuese a silbar y le lanzo un fino chorro de aire recorriendo el camino hasta llegar al ombligo.

Mi sobrina se agita impaciente por sentir mis caricias más intensas, forma parte del ritual hacerla esperar un poco, tiene que desear con fuerza que llegue el momento en que hunda mi cara entre sus piernas.  No tengo prisa, me concentro en la tarea y voy a mi ritmo…pausado.

Hoy toca comerle el coño a mi sobrina y lo haré lo mejor que se. Si lo hago bien se que la conquistaré definitivamente y podremos disfrutar juntos muchas más veces. Será mi pasaporte al cielo para los próximos meses.

Del ombligo me voy hasta su cadera, le mordisqueo el hueso que sobresale para luego irme lamiendo y besando hasta la ingle. Me acerco hasta rozar su piel ...pero me contengo. Desde la cadera sigo el tanga hasta colocarme encima de promontorio sobre la raja. Lo llaman el monte de Venus, a mí me parece el recibidor del paraíso.

Mientras hago rozar la yema de los dedos por encina del tanga, preparo un buena dosis de saliva que dejo caer lentamente sobre la braga hasta mojarla bien. Después acerco la boca y la aprieto contra su sexo, quiero que sienta como mi aliento atraviesa la tela  y como sorbo para atraer sus labios hacia mi boca. La saliva atraviesa la tela y moja por completo su sexo.

Aquí me quedo jugando, lamiendo, presionando con la barbilla, echándole el aire de mi respiración hasta que sea mi sobrina no puede aguantar mas. Baja su mano hasta la entrepierna y echa a una lado el tanga para darme acceso a su chocho.

-          “Venga… cabrón mio… empieza a comertelo ya, jodeeeer!”, dice entre jadeos.

Eso quiere indicar que ya está lista para la siguiente fase. Pongo las manos sobre sus rodillas y hago que lentamente vaya abriéndose de piernas para mí.

Pronto consigo mi objetivo, la tengo dispuesta y con ganas de recibir mis caricias sobre su más íntimo y delicado punto. Demuestra que la confianza en mí es absoluta y por eso premio su acción con una larga lamida de toda la raja desde el culo hasta la parte superior.

A continuación pongo los dedos debajo del tanga a la altura de la cadera y tiro hacia abajo muy despacio. Ella me ayuda, levanta el culo y me deja que se las quite, las enrollo a medida que las deslizo por sus piernas hacia abajo, para dejarlas a un lado para más tarde.

Antes de que termine de acomodarse de nuevo sobre la cama, cojo la almohada la doblo por la mitad y la coloco por detrás de sus caderas. Su pubis ha quedado un poco elevado, como sobre un pedestal y está a la altura ideal para que yo me coloque enfrente y me lo coma cómodamente.

En voz muy baja, como si estuviese hablando solo, pero lo suficientemente alto como para que ella me oiga digo mirando directamente al coño:

-          “Que cosa tan linda…Uhmmm cómo me gusta!”. “Prepárate que te voy a comer enterito… ohhh….ohhh se me hace la boca aguaaaaa”.

Quiero que ella sepa que, sea cual sea el aspecto de su vulva que despierta mi pasión, que es hermosa, que los cuidados que le dedica tienen su recompensa. Su coño no es solo la abertura por donde le meto la polla, es mucho más… es una parte delicada, bonita y extremadamente sensible, que espera de mi las caricias más sutiles.

En ese momento mi sobrina acerca su mano, lentamente la pasa por encima de la raja arriba y abajo un par de veces, para a continuación con el dedo índice y medio separa los labios de forma que me muestra la sonrosada mariposa que cubren.

-          “Te gusta?... a que es muy linda?... es mi chochito… que quiere que lo mimen…”, dice en voz baja.

Este gesto me llena de lujuria y me indica que ya está preparada para recibir mis caricias mas intimas. Saco la lengua dejándola caer hacia la barbilla, ancha…blanda, acerco mi boca hasta que entra en contacto con la parte inferior de su raja. Lentamente voy subiendo la cabeza haciendo que la lengua recorra suavemente el trayecto hasta terminar justo sobre la parte superior de la raja.

Por ahí, todavía escondido debe andar su clítoris… a partir de ahora lo voy a buscar, lo voy a cortejar para que se me muestre, y cuando lo tenga delante lo voy a envolver con la lengua hasta hacerlo explotar.

Con mi primera lamida hago que mi sobrina coja confianza en mí, sabe que voy a tratar muy bien a su querido conejito, así que se abandona, retira sus manos para llevarlas una al pecho para acariciarse una teta y la otra cerca de su boca, en previsión de que tenga que ahogar algún gemido más fuerte de lo deseado.

Me aparto un poco para besar la parte interna del muslo, alejándome un poco de su foco de atención. Enseguida vuelvo a subir besando alrededor de su coño para luego ir a la otra pierna. Mi sobrina se agita y entre suspiros me pide mas. Repito el recorrido apretando mas con los labios e intercalando pequeños bocaditos al pasar por las ingles.

Cada vez de paso cerca de sus labios ella me suplica:

-          “Comételo ya … cabrón... me estás haciendo sufrir...chúpame...chúpame... chúpame ya!”

Le doy una lamida a lo largo de toda la raja para contentarla y hacer ver que ya voy, pero enseguida me voy y sigo jugueteando alrededor de su coño. Sus manos buscan mi cabeza en medio de la oscuridad y la conducen entre su piernas. Con una ligera presión sobre la nuca me obliga a poner mi boca sobre su coño.

Es el momento de comenzar a besar y lamer lentamente alrededor de su vagina y el clítoris. Al mover la cabeza, mis labios rozan los suyos. Mi sobrina se agita sobre la cama, dominada por la excitación, a la espera de las caricias más intensas que van a llegar.

Me coloco cómodamente recostado frente a su coño, con una mano me cojo a su pierna y la otra la coloco bajo su culo con el dedo pulgar apoyado entre el ano y su vagina, y...me pongo a lamer.

Empiezo sacando la lengua de la boca, la dejo que caiga sobre la barbilla, relajada, ancha y plana. Comienzo con la lengua en la parte inferior de su vulva, manteniéndola completamente cubierta de saliva, muevo lentamente la cabeza hacia arriba desde la parte inferior de su vagina hacia la parte superior para que mi lengua se mueva desde abajo hasta que la punta de la lengua pase sobre su clítoris.

Mantengo la lengua quieta, relajada, ancha y plana, lo que muevo es la cabeza arriba y abajo, transportando la lengua sobre el chocho. Cuando llego a la cima me aparto  para que ya no haga contacto y comienzo de nuevo desde abajo.

Debo mantener la lengua relajada para asegurar que cubra la mayor cantidad posible de área de su vulva y tenga una máxima estimulación. No preciso usar los músculos de la lengua, solo con pasarla repetidamente sobre su vulva ya estoy consiguiendo que mi sobrina este cada vez mas caliente y excitada.

Es mi cabeza y mi cuello quienes hacen el trabajo y eso me permite alargar mis caricias mucho en el tiempo y regular la presion hasta lograr un leve roce.

-          “Asi…asi….me encanta…sigue…sigue asi….me gustaaaa…. Siiii, siii…”

Oigo como poco a poco su respiración se ha ido acelerando, como gime, como se agarra a la sabana. Se que se está acercando al orgasmo y eso me llena de satisfacción. Empiezo incrementar la presión y la velocidad. Noto que lo está disfrutando mucho, sin embargo, mi objetivo es usar la mínima cantidad de presión posible para hacer que se corra cuando tengo pegada la boca a su coño.

Llegado a este punto, me separo para tomar aire y escuchar cómo se siente. Para no perder la excitación alcanzada, con los cuatro dedos unidos y planos le restriego por encima de toda la vulva con cuidado dándole un placentero masaje.

-          “por favor...  sigue...no pares ahora...tengo el corazón a mil...y mi coño está a punto de explotar”, mi sobrina me confirma que está próxima al orgasmo.

-          “Te gusta como te lo como? Te gustan las travesuras de mi lengua?”, le pregunto sabiendo que le encanta lo que le hago.

Sin esperar la respuesta, vuelvo a mis lamidas manteniendo el ritmo constante, creo que le gusta que mantenga la misma presión y la misma velocidad cuando está a punto de correrse y yo  mantengo sin variación el movimiento de cabeza.

Su cuerpo se convulsiona cada vez con mas frecuencia, que se está acercando el orgasmo por lo que disminuyo la intensidad, quiero que retroceda y que no tenga su orgasmo todavía. La distraigo durante un par de minutos besando todo el camino alrededor de su vagina, también arriba y hacia abajo por la parte interna de los muslos.

Luego, cuando se ha calmado un poco, vuelvo a comerla como antes pero esta vez a un ritmo un poco más lento. Quiero que se sienta impaciente que desee con fuerza que le llegue el orgasmo.

Ya la tengo a punto de caramelo, en cualquier momento le vendrá el orgasmo y no quiero que se me vaya todavía. Echo la cabeza un poco hacia atrás, me separo de su coño y dejo que mi mano acaricie sus labios.

Con mis dedos separo los labios y dejo caer lentamente otra carga de saliva que he preparado. Su dulce coñito debe estar bien mojado para que mis caricias sean lo más placenteras posible.

Pongo los labios haciendo una pequeña forma de "O", bien húmedos de saliva y los coloco sobre el clítoris y luego comienzo a succionarlo suavemente. Lo mantengo entre los labios mientras la lengua lo rodea masajeándolo.

Escucho cómo gime sin control, como resopla como una cafetera, me toca la cabeza intentando apartarme aunque enseguida se arrepiente y me deja que continúe con mis juegos. He dejado mi dedo pulgar pegado a la zona que hay entre el ano y la vulva, allí noto como una rápida sucesión de contracciones me avisan que esta teniendo su ansiado orgasmo.

Su cuerpo se contrae con incontrolables espasmos, oigo como sus gemidos entrecortados y amortiguados por la mano que tiene frente a la boca inundan la estancia. Mueve las caderas, patalea, arquea la espalda… es un huracán…que termina en una quietud y silencio que acojona.

Presumo que mi sobrina estará muy sensible, y que durante unos minutos prefiere que no la toque. Centro mi atención en besar sus ingles la parte interna de sus muslos para pasar acostarme a su lado hasta que recupere el aliento.

Me doy cuenta que ha pasado mucho tiempo y que debo volver a mi habitación. Me levanto de la cama y antes de irme me acerco para darle un beso de despedida. Me coge por un brazo y me da un apretado beso en la boca.

-          “Querido tío hoy te has superado… me has hecho correr como nunca… ahora si que te puedes ir, pero piensa que esto acaba de empezar… y yo quiero experimentarlo todo…todo…lo oyes?”

-          “Ahora vamos a dormir… y mañana seguimos”, le contesto complacido.

Deverano.