Me colé en casa de mi compañera de trabajo.

Mi obsesión por ella me llevó a allanar su vivienda para conocer todas sus intimidades.

Todo empezó hace algo más de 5 años cuando comencé a trabajar en mi actual puesto. Trabajo en una de esas modernas pastelerías que ofrecen un servicio global: café, pan, pasteles varios, etc...

El trabajo no es nada del otro mundo pero ya desde el primer día me fijé en una de las chicas que allí trabajaba. Se llama Eva, tiene ahora 27 años y aunque físicamente no es nada del otro mundo, su naturalidad y su encanto despiertan en mi una atracción casi casi obsesiva.

Medirá 1.75 más o menos, bastante menudita, muy guapa de cara, morena con melena.. como decía, nada fuera de lo normal. Sólo esa carita de angel y un cuerpo nada exhuberante pero muy sensual. Poco pecho (talla 85 concretamente; despues contaré cómo lo sé), delgada, con un culo redondito y "bien puesto", piel blanca y no excesivamente velluda.

Como decía, desde hace mucho tiempo siento por ella una atracción más bien obsesiva. Nunca intenté un acercamiento más que nada porque ambos tenemos pareja, pero vamos.. tenemos una muy buena relación de amigos, donde yo interiorizo para mi esa "obsesión" y la convierto en el centro de atención de mis experiencias onanísticas. Hemos ido juntos, con nuestras respectivas parejas, a la playa en varias ocasiones y siempre he fantaseado imaginándome lo que escondían aquellos bikinis que se ponía. No eran de esos "micro" ni mucho menos, sino un bikini cualquiera, pero mi calenturienta mente no hacía más que recorrer su cuerpo, analizando cada poro, intentando sentir su tacto e imaginándome como sería desnuda o lo que haría con su novio en la intimidad de su hogar.

En el trabajo, usamos unos uniformes de esos de pantalón y camisola blancos, como los que usa el personal de enfermería y similares. Me deleito todos los días intentando ver a trasluz su braguita en cuanto se agacha o hace algún movimiento que ciñe la tela del pantalón a su culo. Aunque la camisola es bastante cerrada, en ocasiones consigo echar una miradita por el escote cuando se agacha, o por la abertura debajo del brazo. Sé que no es racional esta obsesión que tengo, pues al fin y al cabo, en el mejor de los casos, no consigo ver más que un trocito de su sujetador, o intuir el dibujito de sus bragas pero.. me encanta esa sensación de desear lo prohibido.

A lo largo de todos estos años trabajando juntos, he ido perfeccionando mis tácticas de observación y acecho. A día de hoy el saber que ropa interior tiene puesta ya es algo habitual, es más.. sé que ella es conciente de ello (aunque ni se imaginará los deseos que en mi desata) pues entre compañeras se tienen hecho alguna que otra broma al respeto y cosas así.

Se cuentan con los dedos de una mano los días que recuerde -y son más de 5 años- en que haya ido a trabajar en tanga. Creedme.. me fijo todos los días y sé que no es algo habitual en ella. Supongo que porque es consciente de que su culito en tanga insinúa mucho más que el simple detalle de que se le marque un poquito la goma de la braga.

En la parte privada de la pastelería, tenemos 2 cuartos medio almacén, medio vestidores. Los 2 chicos que allí trabajamos nos cambiamos en "el cuarto de las escobas" y las 2 chicas en la otra estancia que tambien usamos para tomar café a media mañana y cosas así.

Como trabajamos por turnos, siempre coincide que entramos 2 y salimos 2, de modo que casi siempre entramos y salimos a la vez. Al acabar nuestro turno, cuando llega el relevo, recorremos el largo pasillo hacia la parte privada, giramos a la derecha y ella entra a su vestidor/almacén y yo al mio.

Ambas puertas quedan casi enfrentadas, de modo que en alguna ocasión, por dejadez de ella de no cerrar la puerta totalmente, he conseguido acercarme un poco para por la rendija medio abierta, poder ver como se cambia. ¡Buff!.. ¡Me sudan las manos sólo con recordarlo!.

Vuelvo a reconocer que sé que no es racional, pues no he podido ver nada tan diferente a verla en bikini en la playa pero.. ese morbo de verla bajarse el pantalón de espaldas, esperando que con suerte se le baje tambien un poquito la braga para verle un trocito de la raja del culo me pone a 1000. Siempre ha sido algo rápido y fugaz, pues tengo miedo que se de la vuelta y se de cuenta de que estoy espiando, pero esos segundos de voyeur me han reportado alguna de las pajas más memorables de mi vida.

Así han ido pasando estos años, donde poco a poco mi obsesión va un pasito más allá. En los últimos tiempos me he atrevido incluso a gravar con el móvil esos segundos de placer robado mientras se cambia el uniforme, para revivirlo con calma en la intimidad de mi casa, o he desarrollado fantasías en mi cabeza cada vez que entra al baño. Si coincide un momento que no hay nadie en la pastelería, con sutileza bajo el volumen de la TV o del hilo musical para poder acercarme a la puerta y escuchar caer su chorrito de pis. Me la imaginio allí sentada, al otro lado de la puerta, con las bragas a media rodilla, limpiándose las últimas gotas con un trozo de papel… En fin,como comprendereis, todo esto compensa con creces el mal sueldo y las malas contestaciones de muchos clientes maleducados.

Siempre he recurrido a todas estas "escenas mentales" almacenadas en mi cabeza para disfrutar en secreto de los placeres que mi compañera me provoca. Me encanta imaginarme como es ella en la intimidad, con su novio: ¿Que le gustará en la cama?, ¿Practicará sexo anal?, ¿Como llevará el pubis?, ¿totalmente depilado, al natural?... me la imagino masturbándose, comiendole la polla a su chico, dejandose ser follada por el culo, tragando semen, etc..

En todas estas fantasías siempre ha habido algo que me rondó la cabeza. ¡Acceder a su ordenador personal!.

Supongo que su chico disfrutará como todo el mundo haciéndole fotos y videos comprometidos a su pareja, e imagino que todo ese material deberá estar guardado a buen recaudo en el ordenador de su casa. Hace ya tiempo me pidió si podía ir un día a ayudarles con la configuración de su red Wifi para conectar la PlayStation y detalles técnicos que ahora no vienen a cuento. Siempre se me ha dado muy bien esto de las nuevas tecnologías y por supuesto que no tuve problema en ayudarles, sobre todo, porque cada visita a su casa es una ocasión única de "acecharla" más de cerca. Me encanta observar su hábitat, sentirme cerca de la presa, dejar que mi imaginación vuele pensando que seguramente el sofá donde me invitan a sentarme haya sido escenario de tórridas sesiones de sexo con su chico.

No hace falta decir que ya he intentado, con la excusa de ir al baño, ver si encontraba su ropa interior usada en el cesto de la colada, pero para mi pesar, su piso tiene 2 baños y el cesto lo tienen en el baño de su dormitorio, no en del pasillo que es el que uso yo en calidad de invitado.

En múltiples ocasiones he estado pensando en algun método para colarme en su ordenador, pero lamentablemente el mundo real no es como en las películas, donde se puede hackear la red wifi y ya tienes acceso ilimitado a todos sus archivos. ¡Ojalá fuese tan simple!. Incluso en una ocasión le infecté una memoria USB con un virus con la esperanza de que al pincharla en el PC (la excusa era que le pasaba ahí una película buenísima) se les fastidiara todo y me invitasen a ir a echarles un cable, pero con tan mala suerte de que -efectivamente se les infectó y tuve que ir a reparárselo- su novio no se apartó de mi lado en toda la tarde, de modo que no pude revolver a fondo en su disco duro.

Aquel día, al sentir el especial interés que su chico tenía en no marcharse lejos, me convencí de que efectivamente mis suposiciones tenían que ser ciertas y allí almacenado tendría que estar el tan anhelado tesoro.

Son innumerables las pajas que me habré hecho pensando en que puede haber en ese disco duro y como podría llegar a verlo. Es más.. como consuelo, me he aficcionado a realizar “fakes” con photoshop. Chicas, aunque no queráis hacerle caso a vuestras madres cuando os dicen que no está bien eso de andar colgando fotos privadas por la red, tienen toda la razón del mundo. Cualquiera podría coger una de ellas, de esas en las que presumís de vuestras vacaciones o última fiesta, y con un poco de conocimiento y mucha aficción dedicarse a hacer “fotomontajes” con vuestra cara sobre otro cuerpo desnudo obtenido de cualquier foto porno. Es realmente sencillo y según la experiencia del maestro artesano el resultado puede ser muy pero que muy realista.

Yo tengo una buena colección que he ido creando con el paso del tiempo y en casi todas podrían parecer perfectamente una foto real de mi compañera. Tan sólo hay que dedicar algo de tiempo a buscar la foto porno que se adapte bien al rostro, teniendo en cuenta la posición del cuerpo, iluminación, morfología del cuerpo de la modelo de substitución, etc… un corta y pega, un par de clicks de ajuste y ¡listo!.

Es así que poco a poco mi calenturienta cabeza fue maquinando un diabólico plan, que si no me animaba a poner en práctica era más por miedo a ser pillado que por considerarlo de dificil o imposible realización.

Teniendo en cuenta que deja su bolso en el almacén ese donde tomamos café a media mañana, muy fácilmente podría hacerme con sus llaves. Entonces, ¿Que me impedía colarme sigilosamente en su casa, a solas, y con total libertad invadir su vida privada?. Tardé varias semanas en decidirme, pero un buen día, sucedió un pequeño momento de gloria que quise interpretar como una señal del destino diciéndome que tendría buena suerte. Sé que este razonamiento es absurdo pero… fue la excusa perfecta para auto-convencerme de que el día había llegado. Mientras la espiaba cambiándose se bajó por un instante la braga para sacarse el salvaslip, cambiarlo por uno nuevo y tirar el usado a la basura. Fueron solo unos segundos pero suficientes para verle el culo totalmente desnudo. Esa mañana, mi calentura era tal, que me dije.. ¡De hoy no pasa!.. ¡Tengo que atreverme ya!. Estuve toda la mañana imaginándome que pocos minutos antes, había tenido ante mi, el mismo culo que ahora veía dentro del pantalón. Pensando que si se habiá cambiado el salvaslip, sería porque tuvo sexo matutino y se le venía escurriendo el flujo por el camino al trabajo. Así, que esa misma mañana, me atreví a dar el primer paso de lo que sería mi plan maestro.

A la hora del café, tan sólo tuve que coger sus llaves en el bolso y salir un momento con la excusa de tener que ir a comprar algo 2 calles más adelante. Sabía que mientras yo estaba fuera ella no podría ausentarse del mostrador y por tanto, no se percataría de que sus llaves no estaban en el bolso en el vestidor. Aproveché la salida para ir a un cerrajero cercano y hacer 2 copias de sus llaves. Una del portal y otra de la vivienda. Al rato ya estaba de vuelta, dejé sus llaves en su bolso y ¡Listo!..

Para dar el siguiente paso tuve que esperar un par de días, pues necesitaba cambiar turno con mi compañero ya que generalmente tenemos siempre el mismo horario. A mi compañero no le hizo mucha gracia, pero al final aceptó a cambio de hacerle 2 horas a mayores de su horario. Así, que casi sin darme cuenta, tenía todo preparado para satisfacer mis más oscuros deseos. Dentro de 2 días, si no me acobardaba a última hora, me colaría en su casa a dar rienda suelta a mis fantasías.

Sobra decir que esos 2 días no hice más que repasar mentalmente todos los detalles de mi plan, evaluando cualquier posible incidente que pudiese surgir. Tenía las llaves, sabía a que horas no había nadie en casa pues Eva estaría en la pasteleria y su novio en su trabajo, no había ningún fleco suelto. Bueno, ninguno no.. siempre estaría el riesgo de encontrarme con algun vecino suyo o algo así, pero vamos.. sin riesgo no hay recompensa ¿no?.

Así que llegado el día, me levanté de cama intentando convencerme de que nada podría salir mal. Desayuné, me arreglé como de costumbre y puse rumbo a mi objetivo. Antes de nada, me acerqué por el trabajo para comprobar que efectivamente Eva estaba allí. Solo faltaba que hubiese enfermado esa misma noche o algo así y llegase yo a su casa estando ella dentro. Pasé a saludar, comprobé que todo estaba OK y me dirigí a cojer el coche. Me acerqué al taller donde trabajaba su novio con el mismo propósito y ya ni tan siquiera me hizo falta bajar. Desde el semáforo pude comprobar como estaba allí ocupado con las ruedas de un todoterreno. Así que un poco más tranquilo, me dirijo hacia su casa.

Tras aparcar, me dirigí a su portal y primeramente llamé varias veces al telefonillo. No respondió nadie. Bien. Abrí la puerta del portal con mi llave y cojí el mismo ascensor en el que ya varias veces había subido pero mi corazón palpitaba en esta ocasión a mucha mayor velocidad.

Tras llamar nuevamente al timbre de la puerta y comprobar que no había nadie, introduje la llave en la cerradura y ¡tachán!.¡Estaba dentro!. Mi corazón latía a mil por hora, así que intenté tranquilizarme respirando profundamente varias veces. -¡Tranquilo!, me decía.. ¡Todo saldrá bien..!

Lo primero que hice fue descalzarme. No quería que una huella sobre una alfombra o algo así terminase delatándome. Y bien.. ¿Por donde empiezo?.. Estaba tan excitado, con tantas ganas de urgar en sus cosas, que no sabía por donde comenzar. Como si dejas a un niño dentro de una tienda de gominolas… Le gustan todas y no se decide a comer niguna.

Sabía que mi objetivo era el ordenador, pero antes, para tranquilizarme, quería deleitarme con otras tareas más simples. Entré a su dormitorio y abrí la cómoda donde suponía que guardaría la ropa interior. Primer intento erróneo; arriba la guarda el. Segundo cajón.. ¡Voilá!.. ¡Ahí las tenía!... ¡Justo delante mía!.. ¡Las bragitas que tantas veces había visto a través del pantalón del trabajo!.. Con muchísimo cuidado para no descolocar nada revisé su colección de ropa interior. Me excité sobremanera viendo sus tangas, tangas que me imaginaba usaría pero casi nunca había podido ver.. Vaya, vaya.. ¿Quien lo diría?.. ¡Menudos tangas más diminutos se gasta mi amigita!.. Con lo recatada que parece en el trabajo... Fue ahí donde pude comprobar que usa una talla 85 de sujetador. A simple vista puede parecer que casi no tiene pecho, pero creedeme.. en una chica delgadita como ella esos pechos sientan muy pero que muy bien.. Cuando hemos salido por ahí de fiesta e iba con algo de escote, siempre ha podido lucir canalillo, así que yo diría tiene una talla muy proporcionada.

Cerré el cajón de la cómoda, cuidando de que nada delatase mi presencia allí, y me dirijí al cuarto de baño de su dormitorio. Ese al cual nunca había podido entrar. ¡Ahora sí!.. ¡Ahí estaban!.. en el cesto de la colada un par de braguitas usadas, justo unas con florecitas amarillas que ayer había tenido puestas en el trabajo. Las cogí para inspeccionarlas más de cerca y pude comprobar como en la entrepierna se apreciaban unas ligeras manchas medio blanquecinas medio amarillentas producida por sus flujos vaginales. Uhm!.. ¡Menuda frangacia invadía mis sentidos mientras olía profundamente esa ambrosía!. Mi polla estaba reventando dentro de mi pantalón, y las ganas de hacerme una paja crecían a cada momento, pero todavía era pronto. Otros placeres me deparaba la mañana.

Seguí revisando lo que había por el baño: multitud de productos cosméticos, perfumes, gel para la “higiene íntima”, y allí, en el cajón inferior, encontré otra cosa que me despertó una sonrisa. Además de una maquinilla depilatoria eléctrica, de esas de rodillos, tenía una de esas cuchillas de afeitar femeninas, de esas con bandas jabonosas que prometen dejar la piel con una depilación duradera (jaaa..). ¡Vaya!.. ¿Y en que zonas usará esto?... La deducción era bastante simple; la maquinilla eléctrica para zonas extensas como las piernas, y la cuchilla para “esos detallitos menores” en el pubis. La maquinilla estaba guardada en un estuche plástico, y se ve que traía de regalo otro accesorio similar. Otra maquinilla más pequeña con un cabezal dentado para cortar la longitud de los pelillos. Vaya.. que cosa más simpática.

Ambas mostraban evidentes signos de haber sido usadas, y se podía encontrar algún pelillo por medio de las hojas de la maquinilla.

Uhm.. tenía ante mí unos vellos púbicos de la mujer que me absorbía los sentidos. Me la imaginaba rasurándose el pubis con esa misma cuchilla, deslizando la hoja por sus labios abiertos, perfilando el contorno de la ingle, rebajando el monte de venus con el accesorio de corte… Mi polla palpitaba enérgicamente dentro del pantalón, pidiendo salir a hacer ejercicio pero todavía era pronto. Quería seguir aumentando mi líbido y reservar la paja para el momento culmen: Las fotos íntimas que estaba convencido almacenaba en su ordenador.

Abandoné el baño imaginándome tambien que ese mismo inodoro había sido testigo directo de las intimidades más inconfesables de mi admirada Eva y un pálpito me llevó a revisar los cajones de la mesilla de noche. Vi 2 cargadores de móvil, uno encima de cada una. Uno era igual al mío, de un Iphone, y el otro no así que rápidamente supe cual era el lado del que dormía Eva ya que ella usa otro tipo de Smartphone.

En el primero nada relevante, pero en el segundo.. ¡Oh sorpresa!.. Efectivamente mi instinto estaba en lo cierto y ahí estaba. Un magnífico consolador. Era de color azul turquesa y una forma un tanto peculiar. No era el típico con forma de polla, ni algo parecido a un torpedo metálico. No; este tenía una forma estriada e irregular, y en la base, un pequeño apéndice destinado a estimular el clítoris mientras se introduce el otro más largo. Llevaba pilas y mediante 2 pulsadores se podía regular la intensidad y sentido de giro. En la mesita tambien había un bote de lubricante ya casi terminado lo que me llevó a deducir que el jugetito era usado con bastante asiduidad.

Al imaginármela tumbada en esa misma cama, dándose placer (o dejándose darlo) con el vibrador, metiéndoselo por el coño depilado que yo me imaginaba tras descubrir la maquinilla de afeitar en el baño mi polla mi corazón palpitaba a más no poder. Notaba un sudor frío que empapaba mi cuerpo y las ganas de hacerme una paja eran cada vez más difíciles de controlar.

Dediqué unos minutos más a repasar todos mis descubrimientos, y aproveché para hacer fotos con mi móvil de todas estas intimidades suyas. Hice fotos de su cajón de la ropa interior, de las bragas usadas, del baño, del dormitorio, del vibrador encima de su cama.. Toda una colección de fetiches que guardaría como el más grande de los tesoros y que sin duda me ayudarían a recrear una y otra vez la excitación que en ese momento estaba experimentando. Pensé tambien en llevarme uno de los pelos púbicos prendidos en la cuchilla, pero teniendo en cuenta que era tan extremadamente pequeño pensé que no valía la pena pues fácilmente lo podría perder.

Así, que tras esta primera toma de contacto, había llegado el momento de la verdad. Comprobar si efectivamente almacenaba fotos íntimas en su ordenador.

Había estado ya en varias ocasiones ante aquel ordenador, así que sabía perfectamente que el inicio estaba bloqueado por una contraseña que no conocía, pero en previsión de ello, había ido ya equipado con varios Cd´s con utilidades para saltarse ese mecanismo de seguridad así como una caja externa para discos duros y mi portátil. Esta sería la opción más fácil para acceder al contenido.

El ordenador estaba apagado, cosa que facilitó mi trabajo, y sabía tambien que la torre estaba colocada en el suelo. Totalmente accesible y sin grandes complicaciones.

Sólo tuve que sacar los tornillos de la carcasa y abrir la tapa lateral. Desconecté el disco duro y lo extraje con cuidado. ¡Así de simple!. Ni tan siquiera necesitaba encender su ordenador. Me bastaba con coger el disco, conectarlo en la caja adaptadora que yo llevaba y listo. Tendría un disco duro externo que podría conectar cómodamente por USB a mi portátil y explorarlo de arriba abajo.

Así lo hice y en poco más de un minuto tenía ante mi, conectado a mi portátil, todo el contenido de su ordenador.

-Veamos.. Entro al disco externo, carpeta “Datos Almacenados”, “Multimedia”..  ¡así da gusto!.. siempre me gustó que la gente almacene de modo ordenado sus datos. Tenía por allí varias carpetas con series, películas, música.. ¡Fotos!.. Bien.. ¡Vamos a ver que hay por aquí!.

Varias carpetas con fotos de bodas de familiares, vacaciones, bla, bla, bla.. pero por fin.. ¡Ahí estaba!.. ¡Una carpeta llamada “Privado”!. ¡Esto pinta bien!.

Doble click y ¡dentro!.. ¡Por fin!.. ¡Tenía razón!.. ¡Estaba convencido de que algo como esto debía existir!.

Rápidamente vi un montón de archivos, tanto de fotos como videos, almacenados en distintas sub-carpetas, y con nombres claramente indicativos como “mamamada_cumpleaños.avi”; “follando_en_la_playa.mov”, “eva_en_tanga.jpg”, etc..

Había muchísimo material y no sabía por donde empezar. Vamos a ver, ¡organízate! –me decía a mi mismo-.

Quería aprovechar aquella incursión para pajearme allí mismo –como buen fetichista que soy- pero tambien aprovechar para hacer copia de todo aquello y poder disfrutarlo con calma en mi casa.

Eran más de 25 Gb de datos así que calculaba necesitar media hora más o menos para poder copiar todo aquello a mi PC.

El tiempo había pasado rapidísimo y ya no podía enredarme mucho más así que tenía que apurar con mis planes.

Abrí primeramente aquella foto que ya me había llamado la atención. “eva_en_tanga.jpg” y efectivamente.. era ella.

Buff!.. mi corazón parecía explotar y mi polla chorreaba dentro del pantalón.

Me la saqué y comenzé a tocarme mientras tenía delante de mi aquel portento de foto. Eva tal y como nunca la había visto.

Estaba desnuda, medio de espaldas, luciendo su espectacular culo bajo un tanga de hilo de color negro. ¡Espectacular!.

Comencé a pasar fotos y fui descubriendo todos los secretos que mi compañera escondía bajo el uniforme que yo debía ver a diario. ¡Así estaba mucho mejor!.

Pude comprobar como sus pechos eran muy similares a lo que yo me imaginaba. No muy grandes pero bien redonditos, con un pezón pequeño y rosadito… ¡Estaba preciosa!.

Había fotos de todo tipo.. de planos generales, primeros planos, a medio vestir, totalmente desnuda..

Las fotos iban pasando secuencialmente mientras yo me pajeaba rítmicamente deleitándome en aquel cuerpo tan sensual.

En unas fotos de hacía ya bastante tiempo (3 años atrás por lo que indicaba la fecha de creación del archivo) aparecía con el chocho bastante poblado de vello, pero en otras más actuales ya aparecía mucho más sensual. Se vé que las modas van pasando y la depilación integral está ahora al orden del día.

Paré la secuencia en una que me excitó de sobremanera. Estaba tumbada en la cama, con las piernas totalmente abiertas, y la cámara la enfocaba desde bastante cerca. Como si hubiesen colocado la cámara sobre el colchón, a apenas 20 cm de su sexo abierto.

Desde ese ángulo podía tener un plano completo de ella, viéndole tambien la cara –cosa que personalmente me encanta en este tipo de fotos- y al tiempo una buena aproximación a su entrepierna.

En esa tenía el coño casi depilado por completo, habiéndose dejado solamente una línea de vello en la parte superior del pubis.

La foto era de alta resolución por lo que podía notar los puntitos del vello rasurado sobre sus labios vaginales. Tal y como me imaginaba Eva no era excesivamente velluda. Tenía un vello moreno –obvio- y no necesitaba depilarse más allá de la línea del biquini. Aunque rasurado, podía intuir perfectamente hasta que límites le abarcaba el vello y no era de esas que tenía un felpudo entre las piernas.

Me sorprendió –eso sí- que los pelillos se le extendían bastante hacia el ano. Claro está que todos el mundo tiene más o menos pelillos en el ojete, pero nunca en mis fantasías me la había imaginado exactamente así. Se veía claramente que se había rasurado concienzudamente la zona alrededor del agujerito, por los puntitos rosados causados por la irritación con la cuchilla, y esa misma percepción, al imaginármela rasurándose casi me hace correrme.

Aflojé el ritmo e intenté tranquilizarme, pues todavía quería estirar más el momento.

Como veía que poco más podría aguantar, me preparé para el gran momento.

Saqué el paquete de cleenex que llevaba en el bolsillo (como veis, lo llevaba todo preparado), dispuse un par de ellos encima de la mesa del escritorio por si salpicaba, y me preparé para lanzar la que sería una corrida épica.

Quería terminar al tiempo que veía un video, por aquello de darle más realismo al momento, así que tenía que elegir alguno.

De entre todas mis fantasías con Eva, siempre había tenido un especial interés por conocer su aficción en lo relativo al sexo anal y a su modo de hacer las mamadas. Aunque había muchos videos interesantes, entre los cuales sobresalían títulos con referencias tipo meando, a cuatro patas, sin bragas por la calle, etc.. ví dos que se convirtieron en los firmes candidatos a ser los elegidos. Para disfrutar de todos los demás ya habría tiempo en casa.

Había uno llamado “intentándolo_por_el_culo.mov” y otro “mamada_primer_plano_fullHD.mov”. ¡Buff!.. ¿Cómo resistirse a abrir esos?.

Ciertamente en lo que llevaba visto hasta el momento no había encontrado indicio alguno de que Eva practicase –al menos asiduamente- sexo anal. Aparecía en muchas fotos con el consolador en el coño, follando sobre su chico y demás, pero nada que indicase que le gustase ser sodomizada.

En los primeros segundos del video, por la conversación entre ella y su chico podía deducir que quien tenía especial interés en esa práctica era el, y ella asentía más bien por darle gusto a su chico que por propia satisfacción.

En el video, aparecía sentada al borde de la cama, totalmente desnuda, con el coño igual de depilado que en la foto anterior (tal vez fuesen del mismo día), con un cierto nerviosismo, mientras su novio terminaba de colocar la cámara en un punto desde donde hubiese buen ángulo de grabación.

Mientras la cámara se movía un poco vertiginosamente –supongo que el no terminaba de encontrar el encuadre óptimo- Eva había cogido el bote de lubricante y comenzaba a aplicarse un poco en la entrada de su preciado rincón.

Se vé que a su chico tambien le gustaba la escena, porque la cámara dejo de bailar y se centró en grabar aquellos preámbulos.

-Así guapa.. lubrícatelo bien – le decía.

Ella intentaba meterse el dedo, pero se veía claramente como no era algo que le entusiasmase.

-Ponte a cuatro patas – le pidió su chico.

Eva se giró y se puso con el culo en pompa. En ese instante tuve que parar de pajearme para evitar correrme ya, pues siempre ha sido una postura que me pareció de lo más morboso.

Verla así, totalmente expuesta, dispuesta a entregarle el culo a su chico me hizo ver a Eva con otros ojos.

Siempre me fascinó “la sexualidad de la mente” –por llamarlo de alguna manera- No sé muy bien como explicarlo, pero me excitaba más el saber que la Eva que yo conocía, la que trataba a diario, era una mujer que amaba a su chico hasta el punto de pretender cumplir sus deseos, más que el hecho en sí de la práctica sexual. Me excitaba más el imaginarme simplemente su ropa interior, que por ejemplo ver a una modelo exuberante totalmente desnuda. Supongo porque conociendo esos detalles íntimos, podía hacerme una idea mucho más precisa de cómo es realmente una persona.

El le pedía que abriese bien el culo, al tiempo que ella accedía separando sus nalgas todo lo posible para mostrar su ano totalmente abierto. La cámara se iba acercando hasta casi casi quedar tan cerca de su sexo palpitante, que parecía como podía extender mi mano y meterle un dedo yo mismo.

Un chorretón de lubricante cayó desde encima –desde fuera de la escena en pantalla- y se fue deslizando por entre sus nalgas hasta acabar entrando poco a poco por su estrecho agujerito.

Alberto –que así se llamaba su chico- comenzó a acariciarle el ojete con suaves movimientos circulares al tiempo que intentaba presionar hacia el interior.

Al notar la resistencia de ella a ser penetrada por ese dedo se oía como le decía..

-Tranquila cari.. te lo hago despacio.

Asi continua el video durante algo más de un minuto hasta que poco a poco Alberto va consiguiendo meterle casi el dedo índice al completo. Se vé que ella está algo incómoda porque a cada intento de profundizar en su gruta emite un gemidito y hace ademán de retirarse.

Avanzo rápidamente el video hasta más allá de la mitad para agilizar mi tan ansiado orgasmo. Quiero ver si finalmente mi admirada Eva se deja encular de todo o como termina la cosa.

Más adelante, se ve que han decidido cambiar de postura y sustituir el dedo por la polla de Alberto. La cámara debe estar colocada sobre la cómoda que está al lado de su cama, porque ahora aparecen ya los dos en escena, tumbados de espaldas el uno al otro, ella justo en primer plano y el abrazándola desde atrás, intentando –sin mucho éxito al parecer- metérle el miembro a través de su delicado esfínter.

¡Está preciosa!.. Un plano general de su cuerpo desnudo sobre la cama, con esos pechitos con los pezones erectos apuntando hacia el frente, acariciándose el clítoris con una mano, intentando disfrutar el momento y distraer la mente de la sensación que le invade la retaguardia.

A esa cierta distancia, no se aprecia un primerísimo plano, pero la resolución de la cámara permite ver con clarísima nitidez como Alberto tiene enfilado su capullo en el ano de Eva e intenta, poco a poco, penetrarla más adentro.

A cada embestida algo profunda ella gesticula una mueca a medio camino entre el dolor y el placer, mientras mira fijamente a la cámara. ¡Madre mía!.. ¡Si parece que me está mirando directamente a mí!.. Seguro que nunca imagino –ni llegará saber nunca- que fui testigo casi directo del desfloramiento de su agujerito íntimo.

Noto mi orgasmo cada vez más cerca, así que decido cambiar de video. Quiero que esta paja termine del modo más realista posible, y para ello nada mejor que un primer plano de una buena mamada. Así será lo más parecido posible a follarme su boquita en la realidad.

Abro el otro video que me parece tener buena pinta, mamada_primer_plano_fullHD.mov, y efectivamente el título hace justicia a la calidad de la escena.

Este ha sido grabado en el baño. Ellá está desnuda, sentada en el inodoro y la cámara –deduzco por la posición- colocada encima del mueble del lavabo. Verla ahí sentada, me provoca otro subidón de adrenalina. Como ya he dicho antes, fantaseo muchas veces cuando en el trabajo va al baño pensando en ella haciendo “sus cosillas”. Sin duda esta imagen vendrá a mi cabeza de ahora en adelante en nuestras jornadas laborales.

De repente, el zoom de la cámara se acerca –accionado por Alberto claro está- hasta enfocar solamente un primer plano de su pecho desnudo y cara. Hay que reconocer que su chico tiene buen criterio para la elaboración artística de las escenas. Buena iluminación, buen encuadre… Asi ya da gusto pajearse y no con esos vídeos cutres que abundan por la red donde la gente se pone a grabar sus polvos sin el más mínimo control de calidad.

Paro un segundo la imagen y me deleito observando la imagen congelada. Me detengo a analizar su rostro, sus labios, sus pechos desnudos. Sin llegar a estar de perfil del todo, tampoco está totalmente de frente, lo que me permite disfrutar de sus curvas perfectamente, del relieve de sus pezones, de la lengua que se puede entrever a través de los labios semiabiertos.

Continuo la reproducción y al instante la parte central del cuerpo de Alberto entra en pantalla para colocar su polla todavía medio flácida justo a la altura de la boca de ella.

Eva intenta agarrarla con la mano pero Alberto la detiene. Se ve que quiere ser el que lleve las riendas. Alberto aprieta ligeramente su glande para dejar que las primeras gotillas de líquido preseminal lubriquen su capullo. Una gota consistente parece querer caerse al suelo, pero el la recoje con el dedo y se la hace saborear a su chica.

Eva lame sutilmente el dedo mojado de su chico y relame su fluído entre los labios.

Casi sin darle tiempo a saborearlo, Alberto le mete el rabo totalmente en la boca. El chaval no tiene de que quejarse, pero el tenerla todavía media flácida, le permite clavársela hasta el fondo. Eva engulle toda su polla mientras el culea e intenta empujar más adentro.

Poco a poco su polla va creciendo de tamaño dentro de la boca de Eva, lo que le dificulta manejarla con facilidad. Cuando ya ha alcanzado su punto máximo de erección, Eva no consigue más que metérsela hasta algo más delante de la mitad del miembro.

Durante varios minutos el bombea rítmicamente entrando y saliendo de la boca de su chica. Le restriega el capullo pringoso por la cara e intenta por todos los medios que Eva no desperdicie ni gota de la mezcla de saliva y flujos que se le escurre por la comisura de los labios.

-¿Te lo vas a tragar todo verdad mi amor? – le pregunta el.

-Tragármelo no.. ya sabés que no me gusta. Puedes correrte en mi cara, pero intenta que no me entre mucha leche en la boca que sabes que me da arcadas.

-Joé nena.. como eres.. ¡Venga, anímate!.. una grabación así en plan guarra, que sabes que me pone a mil. Si precisamente por eso lo estoy gravando, para no tener que pedírtelo tan a menudo.

Gravamos la escena con corridón brutal y después revivimos el momento en video.

Al oir sus diálogos, y viendo como Eva actua, voy haciéndome una imagen más precisa sobre su forma de ser, su personalidad, todos esos matices hasta ahora desconocidos de su persona que tanto me excitan. Vamos.. lo que antes comentaba de “la sexualidad de la mente”. Recuerdo una escena de una película protagonizada por Juan Diego Botto, donde el personaje de Eusebio Poncela le decía algo así como.. “hay que follarse a las mentes” y me siento plentamente identificado con esa afirmación.

¿Porqué sino estaría yo allí en aquel preciso momento, en flagrante delito de allanamiento de morada y no se cuantas otras infracciones más, pajeándome con las intimidades de mi compañera de curro, teniendo en cuenta que a nivel físico no era nada fuera de lugar, ya que ni su anatomía ni su disposición para las más aberrantes prácticas sexules era comparables a cualquier otra protagonista de cualquier video porno de los que circulan por la red?. Pues precisamente por ese echo diferencial, conocer a la persona, entender su mente, saber –sin que ella sepa que sé- que conozco sus gustos, sus hábitos, sus pasiones.. ¡Eso es lo que me pone a mil!

El momento del orgasmo estaba cerca, tanto el mío como el de Alberto en el video. Hacía varios segundos que su chico se estimulaba con la mano, intentando dirigir el chorretón de lefa que estaba a punto de saltar hacia la boca entreabierta de Eva.

Ella intentaba colocarse en una postura que no le implicase estar tan expuesta, intentando bajar un poco la cabeza para que el ángulo de entrada a su boca no fuese tan directo.

El –dándose cuenta de su intento de esquivo- le susurraba algo que no terminaba de comprender del tipo “tranquila, déjate hacer..” al tiempo que le sujetaba la cabeza y se agachaba un poco para enfocar bien al objetivo.

-Abre bien la boca y saca la lengua. Le decía mientras ella intentaba forzar una sonrisa sabiendo que el momento final se acercaba.

Ábrela, ábrela que ahí te va todo…

Y en un arrebato desesperado en plan… “de perdidos al río”, Eva abrió totalmente su dulce boquita esperando recibir el regalo de su amado.

¡Chofff!..un pequeño chorretón saltó incialmente hasta impactar sobre el rostro de Eva. Un pequeño reguero de semen quedó impactado en su nariz y  fue discurriendo hacia abajo hasta terminar el otro extremo del hilillo viscoso posado sobre su húmeda lengua.

Al instante, ¡Chooooooff!.. otro chorretón –esta vez mucho más denso y contundente- le entró directamente en la boca, alcanzándole al menos hasta la campanilla. Al sentirlo, ella pegó un pequeño saltito e instintivamente intentó apartarse a un lado, pero Alberto la sujetó firmemente para terminar de descargarse a gusto sobre ella.

Una tercera sacudida, terminó de llenarle la boca de leche. En sus ojos se podía notar una sensación de incomodidad al no ser capaz de controlar tan cantidad de esperma retenido dentro. El siguió salpicando otras pequeñas cantidades que ivan a parar a la comisura de sus labios, a su barbilla…

En ese momento yo estaba tambien a punto de correrme.. No podía más… En previsión de la abundante eyaculación que estaba a punto de experimentar, coloqué mi mano delante de mi polla para impedir que salpicase más allá de la zona protegida por los cleenex.

Me deleité con unos movimientos largos sobre mi polla, al tiempo que en el video Alberto terminaba de expulsar sus últimas gotas.

Con la boca repleta de esperma, Eva intentaba controlar las arcadas que le producía sentir aquella viscosidad rozándole la campanilla y cuando parecía que tenía la cosa bajo control, el capullo de su novio –y nunca mejor dicho lo de capullo- le metió la tranca completamente en la boca, provocándole que ya no pudiese controlar nada más y la lecha se le empezase a desbordar por la comisura de los labios hasta derramársele por el pecho abajo.

En sus ojos podía notar cierta angustia, al sentirse atragantada por todo aquello metido en su pequeña boquita. Verla ahí, intentando digerir todo aquel pastizal, imaginando que era mi polla y mi leche la que estaba saboreando, provocó que yo tambien me corriese abundantamente impregnando la mano que tenía por delante a modo de escudo y los cleenex que había colocado sobre la mesa.

Uauuu!.. ¡Menudo orgasmo!...

Mientras terminaba de exprimirme hasta la última gota, me deleitaba viendo los últimos segundos del video donde Alberto había retirado ya la polla de su boca y había cogido la cámara en la mano para enfocarla más de cerca.

Tenía ante mi un primer plano de Eva, con la boca abierta y repleta de semen, intetando evitar la contracción de la garganta para evitar que se le escapase para abajo.

-Trágatelo todo, le pedía el

A lo que ella sólo podía responder con un murmuro y un gesto negativo de la cabeza.

-Venga.. ¡No seas remilgada!.

Y ella insistiendo en su negativa a tragarlo, hasta que viendo que no contenía mas aquella pringosidad en su boca, abrió las piernas y lo escupió todo entre ellas, dejando caer todo el semen al váter al tiempo que un poco del blanquecino fluido se le cayó sobre el pubis manchándole los pocos pelitos que lo adornaban.

-No te quejes, que ya se me escapo por la garganta abajo una buena cantidad mientras me llenabas la boca con tu polla, le recriminó ella en los últimos segundos del video justo antes de parar la cámara.

Ya aliviado, y con la satisfacción de haber cumplido mi objetivo, me dispuse a recoger todo antes de marchar.

Antes de nada puse a copiar toda la carpeta con fotos y videos desde su disco duro a mi portátil. Hoy sólo me habiá deleitado con un par de ellos, pero había muchísimo más material que ya tendría tiempo de revisar en mi casa.

Tras el copia/pega oportuno, ví que la barra de progeso indicaba que faltaban alrededor de 20 minutos para completar la transferencia.

El tiempo suficiente para satisfacer mi último fetiche. Sabía que era prácticamente imposible que una mamada como la que acaba de verle hacer a su chico me fuese practicada a mi, pero ello no me impediría saber, que de un modo u otro, mi semen terminaría siendo saboreado por Eva.

Con los restos de mi abundante corrida todavía en la palma de mi mano, volví a su cuarto de baño. Había dos vasos de cerámica en la repisa del espejo. En uno de ellos una Gilette masculina y un cepillo de dientes azul. En el otro, un cepillo de dientes malva, una pinza de depilar, un montón de lápices de colores para perfilar los ojos y labios, gomas del pelo, etc… No era difícil deducir de quien era cada uno de los cepillos de dientes. ¿verdad?

Cojí el suyo y lo unté con mi corrida. Lógicamente no pude dejar en el una gran cantidad de mi semen, sino que más bien se trataba de un acto simbólico.

Me conformaba con saber como una mínima cantidad de mi esperma, totalmente imperceptible a simple vista pues se confundía entre las cedras del cepillo, terminaría dentro de la boca de Eva.

Como un perro que marca su territorio meando por las esquinas, me dispuse tambien a dejarle otra pequeña cantidad de mi esencia camuflado en alguno de sus cosméticos.

Entre tantos potingues como allí habiá no sabía muy bien cual elegir. Uno que ponía contorno de ojos no me pareció apropiado porque la crema de su interior era de color azul y sería más difícil confundir en ella mi semen.

Otro envase ponía “Crema hidratante para pies”. ¡Psstt..!, la verdad es que personalmente los pies nunca me resultaron nada excitantes. Sé que para muchos de vosotros es un fetiche en toda regla, pero a mi la verdad…

Seguí revisando y encontré el cosmético perfecto. Crema reafirmante de senos, indicaba el envase y lo cierto es que la textura de dicha crema era muy similar al semen humano. ¡Perfecto!.. ¡Aquí lo dejaré!. Además, en este medio pude dejar una cantidad razonable de esperma, pues se mezclaba perfectamente con el resto de la crema. Y aun en el supuesto caso de que encontrase un grumo medio extraño, parecería un coágulo medio cayado del propio producto.

Y ya por último, se me ocurrió tambien que estaría bien rozar con mi semilla su excitante sexo. Pensé en pringarle un poco el vibrador que tenía en la mesilla de noche, pero ciertamente eso era algo bastante cantoso. Era una superficie totalmente seca, y por pequeño que fuese mi resto se vería rápidamente.

Así, que volvía a abir su cajón de la ropa interior y cojí una de sus braguitas. Pensé en coger un tanga, pero sabía que era mucho más probable que la braga la llevase puesta al trabajo en lugar del tanga. Quería vivir en directo ese momento, estar al lado suyo en el curro sabiendo que la braga que lleva puesta ha sido mudo testigo de mis más pervertidas fantasías.

La que estaba encima del montón era perfecta. Blanca con ositos dibujados, vamos, ni que fuese de Tous. Así que la cojí, la desplegué con cuidado, y sutilmente rocé la entretela que protege la zona de la vulva contra mi polla, dejando que mis últimos restos impregnasen levemente aquel trocito de algodón.

Un poquito aquí delante, para que entre en contacto con su chochito, y otro poco más atrás, para que lo sienta bien cerca del agujero de su culo.

Comprobé que a simple vista no se notaba nada excesivamente húmedo, volví a plegar cuidadosamente la braga, y la dejé en su sitio, en la misma posición.

Terminé de recoger todos mis enseres; los Cd´s que había llevado por si necesitaba burlar el sistema de seguridad de inicio de sesión en su equipo, los cleenex usados y esperé a que todos los archivos se terminasen de copiar.

Volví a montar el disco duro en su ordenador, lo cerré y atornille nuevamente la tapa para que nadie se percatase de mi presencia allí.

Revisé una y otra vez que no dejaba huellas, volví a echar un vistazo general a toda la vivienda, para memorizar bien en mi cabeza aquella sensación. Volví a imaginármela paseando desnuda por aquel pasillo, follando y masturbándose en la cama, en el sofá, rasurándose el coño en la ducha… En fin.. Era hora de marcharse.

Antes de salir por la puerta presté especial atención por si oía a gente andando por el pasillo o por las escaleras. En la medida de lo posible era mejor no cruzarme con nadie.

Comprobé mirando por la mirilla de la puerta como no había nadie y salí, tan sigilosamente como entré.

Cerré la puerta con las mismas 2 vueltas de llave que tenía cuando entré y puse dirección a mi casa. Todo había salido a la perfección.

Aquella tarde me tocaba trabajar y no estaría en el mismo turno que Eva, pero mañana, todo volvería a la normalidad salvo en un pequeño gran detalle.

Nada volvería a ser igual porque cada vez que la viese, enfundada en su uniforme de trabajo, ya no tendría que imaginarme que maravillosos encantos se esconden bajo la tela, sino que sabría a ciencia cierta como es su morbosa anatomía.

Podría terminar este relato, reconociendo ante vosotros que toda esta literatura no es más que el resultado de mi calenturienta imaginación, o todo lo contrario y asegurar que lo aquí expuesto es verídico al 100%. Sea como sea, tampoco resulta muy relevante porque bien es cierto que cualquiera que se lo proponga, tendría al alcance de la mano la posibilidad de cometer una fechoría semejante.

Mujeres que podáis llegar a leer este artículo:

Espero que estas líneas os sirvan para ilustrar como de compleja y retorcida puede llegar a ser la naturaleza humana.

Seguro que en el fondo ya lo sabéis aunque tal vez nunca hayáis tomado consciencia efectiva de ello. Nada es lo que parece en las relaciones humanas, y es altamente probable que la persona que menos os imaginéis fantasee compulsivamente con vosotras.

Recordadlo cuando estéis cerca de un amigo, de un familiar, de vuestro jefe, del novio de vuestra mejor amiga.

Aunque nadie lo reconocerá nunca, pues para eso somos gente civilizada, todos en algún momento del día os imaginamos desnudas, en actitudes comprometidas y nos encantaría poder traspasar los límites de lo correctamente establecido.

Por último, no me queda más que agradeceros a todos la atención prestada para leer este –finalmente algo extenso- relato, y sólo espero que disfrutéis tanto de su lectura como yo lo hice con su escritura.