Me cogió un perrazo en una hacienda
De visita a una hacienda, quedé fascinada con un perro de raza "Alano", a quien me entregué todita....
Fui con Fabián, mi marido, a la hacienda de unos amigos. Allá pasaríamos un buen fin de semana alejados del mundanal ruido, entre estepas, cielo abierto y sonidos de animalitos nocturnos. Llegamos temprano al lugar, muy hermoso por cierto, donde fuimos recibidos por la pareja dueña de la hacienda, Raúl y Emira. Dimos un recorrido por el sitio, observando el ganado, caballos, siembras, una gran laguna.... Al llegar a la casa principal, salieron unos perros grandes, de buen porte y se notaban muy bien entrenados. Uno de ellos captó mi atención poderosamente, pregunté qué raza era y me dijo nuestro amigo Raúl que era un "Alano", raza española muy obediente y leal, manso y dócil a pesar de su aspecto. Confieso que quedé impactada con el perrazo, tenía tiempo que un can no me producía esa sensación de atracción sexual que pocos "cuatropaticas" me podían causar, creo que en la mirada se me notaba lo boba que estaba admirando la musculatura y la cara de malo, de grandulón guapetón que poseía aquel macho, pero como es normal que los perros así llamen la atención de las gentes, pues nadie imaginaba que mi mirada, más que de admiración, era de lujuria para con aquel portento de perro. Mi pensamiento ya se había puesto en la idea de ser montada por el atractivo ejemplar perruno, así que empecé a idear cómo podría hacer para coquetearle y provocarle, y cuál sería su reacción ante una mujer.... Obviamente requeriría de estar a solas con el fuertote, pero la providencia siempre me ayudaba a lograr mis objetivos. En la tarde, los dueños de la hacienda nos invitaron a una exposición agrícola que habría en el pueblo cercano. Pero yo les dije que quería quedarme en la la propiedad descansando, tipo relax, así que sólo fue mi esposo con ellos al evento, dejándome solita y con tiempo para ingeniármelas con el Alano ese.
Al rato de haberse ido mi esposo con la pareja, salí al encuentro con el perro. Me recibió de manera simpática, junto con los otros canes. Sin embargo, con astucia, logré separarlo de sus compañeros y adentrarme con él hacia las estepas. Una vez caminado mucho, me detuve y empecé a jugar con mi acompañante, lo acariciaba, corría y me seguía, le sonreía.... La idea era ganarme su confianza y afecto poco a poco, que me reconociera como alguien muy amigable. Seguimos el andar hasta llegar a la laguna, allí bebió agua y yo seguí con toqueteos y cariños hacia mi adorado amigo. Observé un sitio ideal cercano, una especie de casa de bahareque abandonada de tres paredes, hasta allí nos fuimos mi grandote y yo. Con mucho nerviosismo, decidí quitarme las ropas hasta quedar encuerada mientras el Alano me observaba con curiosidad. La adrenalina del momento era super, transpiraba, mis palpitaciones estaban a mil por hora, parecía el encuentro primero con un noviecito, hahaha. Ya desnudita, seguí jugando con el musculoso perro, por supuesto, mi vagina ya estaba mojadita producto de todo aquello, por lo que tomaba con mis manitas mis fluidos y se los daba a probar al can. Le agradaron, lamía con gusto lo cual me prendía más, ummm.... Lo abracé, le daba besitos por su pechote, por la cara hasta que sacó su gran lengua y me empezó a corresponder. Lengüeteaba ahora mi carita llenándome con su saliva, abrí la boquita y recibí sus caricias linguales con mucho afán, eran los besos preliminares que tanto nos agradan a las chicas antes de un coito. Allí con cuidado, me dirigí a su cuadril, bajando poco a poco hasta llegar a su funda la cual toqué suavemente. Alejaba mi mano y el macho buscaba entonces olfatearse su entre patas. Luego volví a tocarle pero esta vez tomando su fundita y meneándosela rítmicamente hasta que empezó a salir su pene y dejar caer gotas preseminales. Eso me puso maluca, más puta y encendida.... Con la mano libre me tocaba el cuerpo, los senos, las nalgas, muslos sin parar de pajear al perrazo. Ahora, su verga venosa salía a totalidad hasta su gran bola, por allí lo sujeté y aproximé mi boquita, sacando mi sinhueso y dándole lamiditas en dicha bola que es su parte más sensible, eso hacía que mi amigo se encorvara e hiciera movimientos coitales hasta notar que era más abundante su fluir lo cual me provocó que me pegase a su palo a chupar desesperadita. Mamé esa delicia de pene por un buen rato, me tomé su semen que abundante y viscoso emanaba de su falo rojizo:
-Mmmggh, mmgghh.... Uy nené, qué sabroso pene te gastas, y tu lechita está ricaaa, mmgghh, mmmm.... Decía yo toda golfa al chuparle el miembro al colosal animal.
Aprovechaba masturbarme simultáneamente, eso me produjo un mega orgasmo de lo más hot.... Era momento de buscar que me hiciera suya, por tanto, puse mi jeans como soporte para mis rodillas, adoptando la posición clásica para atraer a un macho perruno. El Alano, acercó primero su hocico a mi culo, allí pasó su lengua rugosa que abarcaba desde mi clítoris hasta la entrada de mi ano, aquello era lo máximo, me hacía temblar y gemir con mi bocota abierta de gusto:
-Aahh papi, uumm.... así, así amor, lame a tu perra, me encantaaaa.... -Hasta producirme una oleada de orgasmos que me hicieron delirar.
Empecé ya más alterada, con los pezones duros y el corazón a millón, a buscar que me cogiera mi macho. Me movía metiéndome debajo del perro, este no copiaba bien de primer momento, quizás confundido por esa hembra extraña que se le ofrecía. Yo movía mis caderas, le rozaba la funda con mis nalgas hasta que, el instinto sexual de mi amante logró captar mis insinuaciones y me montó aunque con torpeza. Se bajó, volvió al ataque, yo estaba furibunda queriendo verga, así tras varios intentos, empecé a notar los piquetes de la punta de su falo en mis trasero y vulva, lo cual me tenía ya boba, casi molesta de las ganas de ser fustigada y no sentirlo.... Moví mi mano en una de esas hasta capturar a duras penas el miembro de mi can, logré dirigirlo con dificultad a mi cueva y ¡zas!, entró.... El alarido que pegué fue grande, haha:
-Aaayy, auuuchh.... aagghh papacito qué ricoooo.... dame, dame duroooo, hazme tuya, te quiero, aaggghh, ayyyy....
Recibía las embestidas del rudo animal que fogoso me daba lo que tanto anhelaba, mi vagina lo atrapaba, lo sentía tan divinamente poseyéndome que no paraba de quejarme rico, casi llorando de placer extremo. Mi estómago se encogía, me fascinaba cómo ese perrazo me hacía su hembra tan hábilmente, me apretaba y sentía su musculatura en casi todo mi ser, me arrollaba con su vigor, yo estoicamente soportaba su bombeo extremo, mis otros orgasmos empezaron a llegar como cascadas, era el clímax maravilloso que produce el ser cogida por un buen semental:
-Aaaggghh, aagghh.... diosss qué rico ser tu perra, me gustas, agghh.... me enamoraste a penas te vi, grandulón, auuu, auuuu.... -¡Aullaba como loba enardecida!
El Alano metió acto seguido su bola para abotonarme, eso significaba que buscaba preñar a su perra.... Aquello fue el detonante para más acabadas de mi parte al sentirme invadida, con dolor y regocijo mi cara pegaba del suelo, ya casi sin fuerzas pero sumamente extasiada. Los movimientos de mi amante cesaron, ahora sólo se dedicaba a descargar el resto de su simiente en mí y a demostrar su supremacía sobre su hembra que yacía bajo sus patas, convulsionando, gimiendo, sometida.... Así estuvimos no sé qué tiempo hasta que redujo el tamaño de su órgano viril y se bajó de mí, yo me recosté, cansadita, sudada, atontada. Me movía despacio producto de la gran cogida que había recibido, uuummmm. Poco a poco, luego de dormitar unos minutos, me reincorporé. Busqué a mi bello ejemplar, tiernamente lo besé de nuevo, pasé mis manitas por su admirable cuerpo, el me lamía, coloqué fluidos sobre mis senos y allí me chupó a su manera, era todo tan sensual y exquisito que decidía dale mi culito también. Busqué provocarlo, por unos minutos nos estuvimos repartiendo cariños y ladridos (yo sé ladrar, soy perrita, haha). Hasta que pude observar su falo iniciar su salida otra vez y entonces mi amorsote reclamaba a su pareja ya con ímpetu, ordenando mi postura respectiva. Toda putita, volvía a colocarme en cuatro, el gladiador se subió encima y tuve que guiar vez su verga sabrosa a mi ano que ansioso deseaba ser sometido. Allí, abriendo mi puertita con dilatación como aprendí, la enormidad de herramienta perruna pasó sin contemplación, sacándome otro alarido entre dolor, angustia y sumo placer:
-Aaauch, ayy, ayyy.... me dueeleee, agghhh.... ooohhhh nené eres un brutooo, aagghh, me destrozas el culo, pero dame duro igual…. así, así, me lo merezco por zorra, ayyy carajooo!!
Las aceleradas empaladas que me proporcionaba el perro eran bestiales, eran divinas, suculentas, deliciosas.... Me hizo ver estrellitas, corrientes de electricidad llamadas mini orgasmos, uno tras otros, me dieron el sedante y confort perfectos.... Las penetraciones de mi amante eran lujuriosas, exquisitas, fascinantes. Mi culo estaba totalmente envuelto en ricas sensaciones a pesar que me desgarraba por dentro. Así, me cogió y cogió como quiso hasta sentir su acabada. No me abotonó sino que se separó al descargarse para lamer su tronco complaciente ¡Yo ahí sí que caí rendida! El efecto adormecedor de muchos orgasmos por excelente sexo me hicieron dormir por un buen rato, hasta que me paré, me lavé tantito en la laguna, me vestí y volvía a la casa acompañada por mi nuevo macho vigoroso, bien cogida y complacida como me gusta....