Me cogieron en un cine (Parte II)
Por fin soy su puta...
Continuación…
…
—No puedo más —es lo que atino a decir antes de venirme con un fuerte chorro que alcanza a mojar a los que estaban frente de nosotros viendo el espectáculo.
—Me estás ordeñando pinche puta —me dice antes de empezar a clavar sin compasión.
—No, espera un poco —le digo, ya que no me puedo aún recuperar de este orgasmo.
—Ni te quejes putita, querías verga ¿no? Pues tendrás toda la verga que te demos —me toma de las caderas y hace que con las pocas energías que me queda me la clave yo sola.
No puedo más, las piernas me tiemblan e Iván se ha unido a la fiesta jalándome mis lindas pinzas, mis pezones me duelen, pero se siente tan rico; Él decide que debo de seguir montando para que vean como rebotan mis senos con cada sentón que doy.
—Mira princesa que encontré —me dice Él mientras pasa sus dedos muy cerca de mi anito.
— ¡No! ¡Por ahí no! —le digo tratando de quitarme de encima, a lo cual Él responde dándome un sentón que ha hecho que su verga entre hasta al fondo causándome dolor.
— Ja, ja, ja ¿no me digas que eres virgencita de ese hoyito?—
—…— no pienso contestar su pregunta.
— ¡Contéstale puta!— me grita Iván mientras me jala las pinzas y mis pezones se ponen aún más rojos.
— ¡Ah! ¡Duele!— lo digo ahogando un gemido.
— ¿No te enseñaron a contestar a tus mayores?— me sigue insistiendo Iván.
—¿No me vas a decir? Tú no eres una niña mala o ¿sí?— me dice Él.
—Ándale putita contéstame— me dice mientras me empieza a masturbar con rudeza.
—Me voy a venir —le digo a punto de tener otro orgasmo.
—Primero dime ¿eres virgen de este hoyito o no?— me dice Él dejando de masturbarme y presionando mi clítoris con fuerza, mientras su otra mano hurga mi culito.
La fuerza que pone en mi botón me lleva al cielo y su dedo me está dando una sensación que no había conocido antes.
—Quiero venirme ¿por favor?— le digo suplicándole; lo único que logro es que detenga todo lo que me estaba diciendo.
—Sí, soy virgen… ¡Tócame! ¡Hazme correrme! ¡Por favor!— le digo casi llorando, ya que se detuvo cuando estaba a punto de venirme.
—Ya ves que no era tan difícil—me dice Él lamiendo mi oreja.
—Miren cabrones como dejó preñadita a la putita— les comenta mientras de nuevo me empieza a coger con un ritmo que me está haciendo gemir como loca, cuando estoy a punto de venirme me mete un dedo en mi culito y presionó mi clítoris que hace que me venga con un chorro.
— ¡Miren como se corre la zorrita!— dice uno de los del público.
—Te voy a dejar llena de leche— me dice Él y es cuando siento su verga sé descargando hasta el fondo de mi coño haciendo que se alargue mi venida.
— ¡Oh por dios!— es lo único que atino a decir cuando Él sale de mí y siento como van escurriendo mis jugos con su lechita.
— No quiero que desperdicies nada, así que aprieta y siéntate en la butaca con las piernas bien abiertas— como puedo me levanto.
—Te dijo que no soltaras nada— me dice Iván dándome una nalgada que me ha excitado aun de lo cansada que estoy.
—Haber putita quiero que te comas toda tu lechita como la puta que eres— me dijo Él.
—…— No digo nada y solo me dedico a sentarme, cuando estoy en posición abro mis piernas todo lo que puedo y dejo que una poca de su leche salga de mí pucha, la recojo con mis dedos y me los llevo a la boca mientras con la otra mano puedo por fin tocar esas pinzas.
La situación es de lo más excitante y morbosa; estar abiertas de piernas en medio de desconocidos, haberme corrido como una perra, estar desnuda enfrente de todos y para colmo que Él me haya podido coger.
— ¿Qué más puedo pedir?—.
Mientras sigo chupando toda la leche que me ha dejado, me doy cuenta de que todos han sacado sus vergas y es cuando a lo lejos escucho que no soy la única que está disfrutando como perra en celo.
Sin darme cuenta me estoy empezando a masturbar metiéndome los dedos mientras me froto mi clítoris.
—Creo que la perrita está lista— me dice Iván.
—Ven puta siéntate aquí y dame esas chichotas que quiero mamarlas— me dice mientras se masturba su verga.
Me acerco y me voy ensartando en su verga poco a poco.
— ¡Oh por dios esto es el cielo!— dice Iván mientras se va adentrando más y más.
—Cabálgalo preciosa— me dice Él detrás de mí, yo sólo afirmo y empiezo a hacer lo que me pidió.
—Zorrita, no te preocupes te va a gustar— me dice una voz que no reconozco. Empiezo a sentir algo húmedo en mi culito y es cuando me doy cuenta de que me está dando un beso negro.
— ¡Ahhhhhhhh!— es lo único que sale de mi garganta.
— ¡Mírame putita!— me grita Él, ahí es cuando me doy cuenta de que ha estado masturbándose viéndome como me cogen y con ese simple hecho, me hace gozar.
—Quiero oírte decir que eres una puta— me demanda mientras yo me he hipnotizado con el movimiento de su mano en su verga, me excitó ver como se toca.
— ¡Dilo!— me vuelve a decir, me dice parando.
— ¡Soy tu puta!— le digo mientras siento como una lengua entra en mi culito.
— ¿Eres mi puta?— me pregunta al mismo tiempo que Iván jala las pinzas.
— ¡Si! Soy tu puta— le digo casi llorando de la excitación mientras lo veo, no me importa nadie más solo Él.
— Te voy a coger donde yo quiera ¿entendiste?— me dice mientras vuelve a masturbarse.
— ¡Si! Lo que tú quieras yo lo haré— le digo ya ensartandome yo sola en la verga de Iván que me ha estado taladrando todo este tiempo.
—Córrete para mi putita— con esas simples palabras y sin anunciarlo me vengo como una loca, gritando y llorando por el placer que me causó seguir su orden.
—Oh por dios, te voy a dejar llena de toda mi leche— me dice Iván mientras me deja lleno mi coño de su corrida.
—Así perrita, ordeñarle la verga como solo tú lo sabes hacer— me dice Él, mientras yo empiezo a succionar con mi coñito tragón la verga de Iván, lo suelto y lo succiono, así estoy por un rato.
—Sigue así putita, déjame seco— me dice Iván mientras siento como palpita su verga dentro de mí.
—Sacate esa verga de tu coñito y ven con papi —me dice Él mientras me llama con un dedo; yo como buena gatita me muevo ronroneando a su lugar. Cuando llegó a Él, estira su mano y lo único que atino a hacer es restregar mi cabello en su mano pidiendo sus mimos.
—Que linda gatita, mojame la verga que te voy a estrenar ese culito tuyo— me dice Él, mientras me toca con cariño la cara.
—Miau— es lo único que digo antes de meterme su verga en mi boca y chuparla como si fuera el fin del mundo.
Él sigue metiendo sus dedos en mis cabellos, me acomoda mechones detrás de mis orejas, me está consintiendo.
—Mírame— me dice, yo solo levanto la mirada, pero no dejo de mamar.
—Te voy a estrenar ese culito así que quiero que dejes esta verga escurriendo, si no te va a doler— yo sólo afirmo y sigo con lo que me encargo. Siento como empiezan a jugar con mis hoyitos mientras sigo mamando verga.
—Ven súbete princesa que vas a gozar como nunca— me voy a sentar cuando me dice que le dé la espalda de nuevo, hago lo que me dice y me quedo dándole la espalda.
—Tranquila mi princesa va a doler— me dice mientras acomoda su verga en mi culito; va metiéndolo muy suave pero sin detenerse.
— ¡Sácalo! ¡Duele!— le digo intentando moverme, pero Él me detiene.
—No puedo princesa, está tan estrecho— me dice con una voz ronca.
— ¡Me duele mucho! ¡Sácalo por favor!— le digo con lágrimas recorriendo mis mejillas.
— Relájate, ya casi está adentro— y tenía razón, solo unos centímetros más y sentí sus huevos chocar con mi puchita. Me dolía, pero me sentía llena.
— Te voy a coger como la puta que eres y vas a gritar— me dijo y lo último lo tomé como una orden.
—Si papito, pero sé amable con tu putita— le dije recargándome en él buscando un poco de soporte.
—Siempre, mi putita— me dijo cuándo empezó a hacer un vaivén suave en lo que yo me acoplo a semejante verga, sentía como entraba y lo sacaba hasta casi la punta y lo volvía a meter.
—Estás tan apretada— me decía en medio de gruñidos.
— ¡Ah!— ya no gritaba de dolor sino de placer, lo cual me impulsó a tocarme para sentir más.
—La perrita está lista para lo siguiente ¿Verdad?— me dijo al oído.
—Si— fue lo único que atine a decir, ya que yo estaba disfrutando a lo máximo.
—Haber cabrones quien quiere romperle el coñito— dijo Él mientras empezaba a penetrarme más fuerte. El primero en tomar turno fue Iván que me la metió sin piedad, mis dos hoyitos estaban al máximo, llenos por dos vergas que me daban duro y sin miramientos.
— ¿Esto es lo que querías? ¿Verdad putita?, desde que te vi en la calle viendo la cartelera sabía que te rompería el coñito a puro vergazo— me decía mientras me la metía sin piedad.
— ¿Te gusta cómo te está cogiendo ese desconocido?— me decía Él mientras se movía al par que Iván.
—Sí y mucho ¡Más por favor!— les suplicaba llena de placer, estaba a punto de venirme.
— ¡Huy! La zorrita se va a venir siento como me succiona la verga— dice Iván al aire y aumenta sus arremetidas, estoy a punto de venirme cuando él lo hace primero, me saca su verga y siento como va saliendo su lechita de mi coñito.
—No— es lo único que digo casi llorando, no puede ser posible que me deje así, como consuelo me muevo más rápido en la verga que tengo en mi culito, pero no es lo mismo.
—Que cruel eres, mira como la putita busca verga— le dice Él a Iván, lo cual le hace reír.
—Ni te quejes preciosura tienes aún muchas vergas que comer putita— me dice mientras se sube el pantalón.
—Eres toda un putita, espero volverte a ver de nuevo— me da un beso, el cual me mete su lengua hasta la garganta lo cual yo aprovecho para mamársela como si fuera una verga.
En serio necesito venirme y solo me están haciendo sufrir; solo salen lloriqueos de mi boca, Iván se separa y solo ahora nos une un hilo de saliva.
—Hasta luego putita— me da un beso en la frente, hace un ademán y se despide de Él.
—Sírvanse caballeros, yo me retiro. — es lo último que dijo antes de marcharse.
—Ya lo escucharon ¿Quién sigue?— dijo Él aun sin salirse de mi culito.
Después de que se fuera Iván, me metieron la verga, me llenan el coño de leche al grado que se derramaba cada vez que me empotraban, me dieron a mamar verga mientras tenía mis dos hoyos llenos de ricas vergas, mi coñito trago todo lo que le ponían enfrente.
En todo el tiempo que estuve ensartada Él no salió de mi culito; no sé en qué momento había caído en la inconsciencia, estaba relajada, llena de vergas que me hacían llegar a lo máximo.
Él me sostenía para no caerme y en varias ocasiones corregía mi postura para que entrara cualquier verga hasta el fondo y que me hiciera gritar.
—Preciosa despierta— me dijo Él al oído.
—No quiero, estoy cansada— noté que solo quedaba su verga dentro de mí y había sustituido su alojo a mi coño.
—Princesa, ándale despierta quiero terminar en tu culito mientras te como esas tetas que siempre he querido tenerlas en mi boca— me dijo todo meloso.
— ¿En serio?— le dije asombrada, ya que yo pensaba que nunca se había fijado en mí.
—Claro princesa, si cada que te las veía siempre quería tenerlas en mi boca— me decía mientras me acomodaba para quedar cara contra cara.
— ¡Pero nunca me miraste! Siempre me ignorabas— le decía mientras hacía un puchero.
— Eso es lo que tú piensas, siempre miraba tus piernas, tus senos; me volvías loco cada que usabas short y se te veían estos enormes muslos, siempre terminaba masturbándome en tu honor cada que te visitaba— me decía mientras recorría cada parte de que mencionaba.
Me levante muy suave, su verga salió y en esa posición se la masturbe un poco antes de dirigirla a mi culito que estaba deseoso por volverla a tener.
— ¿En serio le dedicabas tu lechita a tu zorrita?— le decía toda mimosa mientras yo sola me ensartaba su verga en mi culito.
— ¿Serás mi putita?— me decía ilusionado.
—Siempre lo fui, siempre lo seré— le dije mientras me sentaba de golpe y Él emitía un gruñido.
—Ándale putita, demuéstrale a tu amo que tanto lo quieres— me dijo con un brillo de lujuria que nunca me imaginaría de él.
—Nunca te vas a arrepentir de tu decisión— le di por fin un beso que solo me hizo mojarme más, mientras empezaba a cabalgar más rápido, si seguía este ritmo terminaría mojándolo todo.
—Tócate perrita para mí— sin dudas lo hice mientras subía y baja en su tranca, me masturbaba y perdía varios dedos en mi coñito, mientras Él mordía mis pezones aun con pinzas, me dejaba chupetones, me lamía el cuello, me hacía vibrar, me dejaba su marca por donde pasara su lengua.
—Me vengo puta— me dijo, me jalo del pelo y con la otra mano me sostuvo de la cadera haciendo que me entrara hasta el fondo.
—Yo igual papi ¿Puedo venirme por favor?— quería venirme, pero le estaba pidiendo permiso, no quería ser una mala putita y más no quería ser una mala putita para Él.
—Yo te diré cuándo, cabálgame, sostente de mis hombros— me dijo lo cual yo seguí sus órdenes, me sostuve y nos mirábamos a los ojos.
Mis tetas rebotaban en cada empotrada que me daba, caía sudor por toda mi espina dorsal, mi pelo era una maraña sin sentido, mi ropa hace mucho que no supe de su paradero, lo único que me importaba era Él.
— ¡Ahora!— me quito las pinzas de un tirón y metió el consolador por el coñito, que por un momento ya hasta había olvidado.
— ¡Ah!— lo único que pude hacer fue gritar y venirme a chorros, me estaban llenando el culito con leche, mi coñito tenía el consolador prendido al máximo, mis pezones adoloridos porque me quitaron los pinzas de jalón y mi clítoris lo estaba siendo masturbando muy rápido.
No podía hilar una idea, yo seguía viniéndome a chorros sin poderlo evitar, Él lo sabía, sabía el efecto que había hecho en mí, la venida era brutal.
— ¡Basta por favor!— le dije llorando de placer.
— ¡Por favor!—yo le suplicaba.
De tantos orgasmos caí en la inconsciencia de nuevo, no sé si fueron minutos, segundos u horas, pero algo no me dejaba seguir en ella como yo quería.
—No te muevas— le dije perezosa.
—Princesa tenemos que irnos— me dijo acariciando mi pelo.
—No quiero— le dije soñolienta.
—Cariño tenemos que, a menos que quieras que te tomen fotos— me dijo con una pequeña risita.
— ¡No!— dije en un casi grito levantándome y sintiéndome vacía al momento, aún seguía montada a su verga. Dándome cuenta de que estaba la chica del guardarropa enfrente de mí, con uno de sus compañeros y este se notaba que estaba más que duro, ya que se marcaba a través de su uniforme.
—Wow princesa nunca pensé que fueras a disfrutar tanto ver esta película— me dijo ella mientras iba acercándose hacia mí.
—Levanta tus manos princesa, creo que esto es tu talla— me dijo mientras yo le hacía caso como robot, con sumo cuidado me empezó a poner una sudadera negra súper suavecita que hizo enseguida me diera un escalofrío.
Esta se atoró en mis senos lo cual hizo que ella les diera unos besos súper suaves y su lengua aliviara un poco el dolor yo solo gemí ante el acto, ella solo sonrió por mi respuesta y bajo la sudadera que me tapaba hasta el inicio de mis labios vaginales.
—Ahora princesa sigue esto— me señaló unos leggings iguales a los míos, pero estos no estaban rotos.
—Okay— fue lo único que atine a decir, yo solo me dedique a ser consentida por esta chica, mi sorpresa fue grande al darme cuenta de que usaría una pantaleta también.
—Después de todo lo que paso, debes de mimarla también— me dijo como leyendo mi asombro por la pantaleta, hizo que levantara una pierna y metió un lado, repetí lo mismo con la otra pierna y me agache para yo subirla, pero ella no me dejo.
La fue subiendo al par que sus labios subían por mis piernas hasta el momento de lamer aun mi clítoris inflamado por tanta excitación, lo único que salió de mis labios fue un suspiro lleno de placer.
Sabía cómo relajar mis zonas que fueron usadas sin compasión; terminó subiendo por completo la pantaleta por lo cual siguió con el leggings con el mismo proceso, cuando me vio vestida me entregó mis zapatos.
—Dame tu pie princesa— yo solo se lo extendí y con el mayor amor del mundo besó cada dedo a lo cual yo me reí suavecito.
—Perdón, haces cosquillas— le dije roja de la pena.
—No te preocupes ya mero acabo— me dijo ella ya abrochando mis agujetas y pidiendo el otro zapato el cual se lo di sin rechistar.
—Listo princesa, estás lista para salir ¿Bueno solo falta una cosa?— y me señaló mi cabello.
— ¿Tienes alguna dona?, o ¿algo para amarrarme el cabello?— le pregunté, ya que en mi muñeca no estaba mi liga.
— Am, no, te quedo mal princesa— me dice buscándose en los bolsillos.
—Oye, me puedes regalar tu pluma— le dije a su compañero que estaba parado y tocándose encima del pantalón su verga ya marcada.
—Si claro, ¿para qué la quieres?— me dijo él a lo cual no respondí.
—No necesitas saber para qué— le dije, mientras armaba un moño improvisado en mi pelo y me peinaba, me veía aún más presentable de cómo llegué.
—Se te ve mejor el pelo suelto— me dijo ella mientras quitaba la pluma, caía de nuevo mi pelo en cascada y ella aprovechaba para darme un beso que no pude negar.
—Llámame cuando vuelvas por aquí— me decía mientras anotaba su número en mi antebrazo, se llamaba Layla
—Bueno, chicas es hora de irnos— nos dijo Él mientras me tomaba de la cintura y me acurrucaba por mi parte en su pecho.
—Ten tus cosas— me dijo Layla, dándome todas mis cosas.
—Gracias señorita Layla— le dije.
—Aw siempre serás mi favorita— me dijo mientras me besaba de nuevo.
—Señoritas si siguen así tendrán que respondernos a ambos por sus acciones— nos dijo Él mientras señalaba que ya estaba duro como una roca y señaló al compañero de Layla que estaba igual o peor.
—Será en otra ocasión, porque la princesa se divirtió en exceso, así que hoy no será, chicos— le dio un beso a Él y le metió mano a su pantalón.
—Está bien perrita sé que es solo tuya tranquila— me dijo dándome otro pico en los labios.
—Nos vemos después, estaré esperando tu llamada— me dijo antes de desaparecer por el corredor con su compañero y lanzarme un beso al aire.
—Tú haces amigos donde sea ¿verdad?— me dijo Él.
—Se podría decir que sí, creo— le dije toda ruborizada.
—Entonces princesa te llevo a tu casa— me dijo acercándome a él para vernos a los ojos.
—Puedo irme en el transporte público—, ya que sabía que Él ese día no irá a nuestra casa.
—No te preocupes, ya tu abuela sabe al igual que tu madre que iré y que tú estás conmigo— cuando lo dijo, yo me quedé en shock.
— ¿Qué les dijiste?— le dije al borde del colapso.
—Nada fuera de lo normal que tú no tenías batería, que por eso no habías avisado, pero que estabas conmigo; ya que nos encontrábamos por casualidad y te invite a cenar, simple y sencillo— me dijo mientras me sacaba del cine.
— ¿Y qué te dijeron? — le pregunté mientras subía a su camioneta.
—Nada que no te diera mucho café porque te pones imperativa— yo solo fruncí el ceño porque siempre me limitaba mi amado café.
—Odio que no me dejen tomar café, no me pongo hiperactiva… bueno un poco— le dije mientras encendía el celular.
20 Llamadas pérdidas de mí “amado novio”, 2 de mi madre, 2 de mi padre y varios mensajes de WhatsApp. Le marqué a mi mamá, le dije que estaba bien y en camino hacia la casa, ella no dudo en preguntar si en realidad estaba con él.
Llamada telefónica…
—Sí mamá, sí estoy con mi TÍO no te preocupes—.
♥♥♥♥♥♥
Si quieren ponerse en contacto con esta autora y quieren que escriba sobre alguna fantasía en especial les dejo un correo para que lo hagan
dkescritora(arroba)gmail.com
Muchos besos
Atte Escritora Dk