Me cogieron en un cine (Parte I)
La curiosidad mato al gato, pero en este caso me dejo ensartada en una verga
La semana ha sido muy ajetreada, lo único que quiero es poder salir del trabajo e irme y coger con mi novio.
Llamada telefónica.
—Hola, cariño ¿Qué pasó? —le digo mientras descuelgo.
—Oye amor hoy no podremos vernos, ya que saldré tarde del trabajo —es lo primero que dice.
—Cariño, íbamos a ir al hotel —le digo enojada, ya que llevo un mes y las ganas me carcomen por dentro.
—Lo siento, pero tengo que quedarme —me dice como si nada.
—Olvídalo, veré que hago yo sola —le digo a punto de colgarle el teléfono.
—Te amo —es lo último que alcanzo a escuchar.
Fin de la llamada.
Llevo meses sin que mi novio me dé mi ración de verga y siendo sinceros no es que la tenga muy grande o gruesa, ni tampoco que de los mejores orgasmos, pero lo amo; mi puchita pide guerra y que una verga la destroce, a este paso me volveré virgen.
Tomo mis cosas y decido ir a dar una vuelta porque no quiero llegar a casa; voy caminando sin rumbo hasta a lo lejos alcanzo a ver un espectacular donde hay varias letras supongo que anunciando algo, entre más me voy acercando me empiezo a dar cuenta que es un cine.
—No sabía que se encontrara uno por estos rumbos —Jajaja claro como si supiera donde estoy —me da risa porque hablo sola.
—“Las chicas superpoderosas”, “Hagamos tu sueño realidad”, “Una rubia en París”, “Encuéntrame”, —voy leyendo cada titular
—Se ven interesantes —pienso, la verdad no sé por cuál decidirme; miro mi reloj y me doy cuenta de que tengo tiempo, al fin no habrá algo más interesante en mi casa ni un novio que me coja.
— ¿Aún no te decides por cuál ver? —me dice alguien muy cerca de mi oído.
— ¡Joder! —es lo único que atino a decir después del susto que me dio.
— Disculpa no fue mi intención, pero te vi muy concentrada —me dice el chico desconocido sonriendo.
—Mm pues en eso estoy —le digo mientras me alejo poco a poco de él.
—No te preocupes, no muerdo —me dice cuando me muestra sus manos, dando a entender que no es peligroso —Bueno al menos que tú quieras —lo oigo susurrar.
— ¿Qué dijiste? —le pregunto por qué no estoy segura de lo que escuche.
— ¿Cómo te llamas?, yo soy Iván —me dice para esquivar lo que acabo de decir.
—Ah, mucho gusto —le digo tratando de evitar darle mi nombre.
—No me dirás cómo te llamas —me comenta mientras yo niego con la cabeza.
—Y bueno ¿Cuál planeas ver? —me señala la cartelera.
—La verdad aún no sé, ninguna me emociona —le digo sin mirarlo.
—Adentro hay más títulos por si esos no te interesan, si gustas podemos entrar a ver si alguno te convence —. Ya que ninguno aún me ha llamado la atención hago caso a lo que dice Iván y entro para ver la cartelera más tranquila; el lugar huele mucho a desinfectante.
— ¡Iugh! —es lo único que atino a decir antes de hacer un gesto con la nariz.
— ¿No te gusta el olor? —me dice.
— ¿No tienes a otra chica a quien molestar? —Le digo mientras sigo leyendo los títulos; son muy raros y hay muchas funciones
—¿Cuántas salas serán? —Es lo único que pienso.
—Pues no, y como yo también vengo al cine pensé que podríamos entrar juntos —me dice.
—Siendote sincera, aún no me animo por alguna en especial —le comento.
—¿Por qué no escoges al azar? —dice como si fuera tan fácil.
—No creo que funcione —le digo mientras veo de nuevo los títulos, esto se está tornando estresante.
—Mira, que te parece yo escojo la función y así evitas elegir —me dice arreglando la situación.
—Okay, sorpréndeme —es lo único que atino a decir.
—No te muevas de aquí ¡He! —menciona antes de irse a la taquilla.
—Entendido —me quedo parada cerca de donde está la lista de los titulares y es cuando caigo en cuenta que este cine no es como los que suelo acostumbrar, es más sencillo, tiene muchos banquillos para sentarse y sobre todo apesta a desinfectante parece como si en vez de estar en un cine estuviera en un hospital.
— ¡¿Pero qué putas estoy haciendo!? —es lo que pienso al darme cuenta de que veré una película con un total desconocido, no solo sé su nombre, ni me he fijado como es, complétame estoy en blanco. Entró en un ataque de pánico y reacciono, me doy vuelta para irme por donde llegue cuando chocó con un pecho y tropiezo al grado de estar a punto de besar el piso con mi culo; si no fuera por un brazo que me sostiene.
—No pensabas irte ¿verdad?— me dice mientras busca una respuesta de mi parte.
—Mm, no, no es lo que piensas— es lo único que atino a decir.
Me doy cuenta de que en este momento el espacio vital no existe, estoy muy cerca de él más de lo que me gustaría.
Tiene unas facciones marcadas, me lleva más de una cabeza de altura, un cuerpo de gimnasio, unos ojos claros, una piel morena que lo hace muy guapo y para rematar una manzana de Adán que me incita a querer tocarla.
Como siempre mi subconsciente me traiciona, me doy cuenta de que siento en mis dedos el movimiento que hace al momento de tragar saliva; levantó la vista y es cuando veo sus labios entre abiertos invitándome a que lo bese.
— ¿Entramos? —me dice acercándome más de lo que ya estábamos.
—Si —es lo único que mi cerebro alcanzó a responder.
—Por cierto ¿Qué película escogiste? —le pregunto después de recomponerme.
— ¿No me dijiste que te sorprendiera? —me dice mientras toma mi mano y me guía a no sé donde.
—Si —no sé por qué lo sigo como buen cordero si hace unos minutos quería huir.
—Entonces sígueme, primero dejaremos tus cosas para que no te estorben ni se pierdan y después iremos a la sala —me comenta mientras señala mi mochila y mi chaqueta.
Vamos a un espacio donde dice “Guarda ropa” y nos atiende una chica que para mi gusto está enseñando mucho; lleva un body de encaje negro, debajo no trae nada solo unas pezoneras en forma de corazón, no dudo en observarla y siendo sincera se ve muy sexy; nos sonríe y le doy mis cosas.
—No te preocupes princesa, las cuidaré muy bien —me dice al momento de tomar mis pertenencias.
—Gracias señorita— le digo extrañada por la actitud de la chica.
—Wow eres la primera que me dice así— me comenta un poco sonrojada.
—Mm, de nada, creo —le respondo ante su rara contestación.
— ¿Cuál vas a ver? —me pide con la mano.
—No lo sé, él la escogió; espero que valga la pena —le digo mientras señalo a Iván y encojo los hombros.
—Haber las entradas —le extiende la mano; él se las muestra y la chica sonríe a más no poder, creo que el gato de Alicia lo hace menos que ella.
—Sé que la vas a disfrutar, yo ya la he visto y vale la pena cada segundo —me comenta como si hubiera sido una ensoñación.
—Okay, confiaré en ti —es lo último que alcanzó a decir antes de sentir que Iván me jala de la muñeca para que lo siga.
— ¡Oye que te pasa! Como voy a recoger mis cosas —le digo molesta y tratando de zafarme de su agarre.
—No te preocupes te aseguro que no olvidará cuáles son las tuyas —me dice con un tono de enojo sin dejar de jalar.
— ¿Qué te pasa? No tienes por qué ponerte así, ni siquiera te conozco ¡No abuses! —le digo mientras empiezo a poner más resistencia con mis pies en el piso.
—Calladita te veo mejor —me dice antes de jalarme con más fuerza haciendo que avance.
— ¿Quién te crees? —no alcanzo a decir cuando me contesta.
—Te dije que te callaras —me dice en un casi grito qué hace que me pegue a la pared del cine
—Deja de darme órdenes —digo tratando de sonar valiente, al notar que me ha acorralado con sus brazos.
—Te dije que te callaras putita —me dice mientras se lame los labios y ve los míos.
— ¡De qué demonios hablas! —no pude terminar, cuando siento un beso brusco, el cual me cuesta un poco seguir el ritmo; mete su lengua sin pedir permiso y hace que suelte un gemido por la impresión.
—Que rico besas putita, hice una muy buena elección me susurra mientras siento cómo me restriega su verga ya semidura; su mano va bajando hasta encontrar mi nalga y así poder agarrarla a su gusto.
Yo sigo en shock, no digo nada y me dejo llevar por él; cada paso que doy me estoy dando cuenta que solo con ese beso me he mojado por completo, la situación me está poniendo cada vez más caliente.
—Ven, nos sentaremos en medio para ver bien la película —me dice señalando la fila que ha escogido.
En la sala no hay mucha gente aún, pero lo único que alcanzo a ubicar entre la oscuridad es que son puros hombres y solo un par de chicas desperdigadas por toda la sala.
— ¿Qué número de asiento nos tocó? —pregunto al momento que veo que no tienen número con el cual guiarse.
—Aquí te sientas donde tú quieras —me dice tomando asiento.
Aparecen unos cortos de unas películas que en mi vida había visto, pero lo que me sorprende es que en todos las chicas salen super sensuales o disfrazadas.
—Oh por dios —digo llevándome las manos a la boca, esto no es un cine “normal” a ¿Dónde carajos me fui a meter?
— ¿Qué pasa princesa? No te gustaron los cortos —me comenta con una sonrisa ladina.
—No es eso… solo que pensé que era un cine normal, no uno ... —
— ¿Porno?— me dice con un tono de cinismo.
— ¡Exacto!— hago el intento de levantarme cuando él me jala para que no me pueda mover.
— A ¿Dónde princesa? ¿No quieres gozar como la putita que eres? Porque ella sí quiere —me dice mientras mete su mano entre las piernas, dándose cuenta de que estoy mojada.
—Huy putita; pero si estás escurriendo solo con un beso, no me imagino como te pondrás cuando te des cuenta de que hay público —abro los ojos y me fijo que tenemos gente que está viendo como me mete mano.
La situación es lo más bizarra que en mi vida me imagine, pero en vez de levantarme y largarme, solo atino a abrir un poco más las piernas.
—Abre esas piernitas para que observen que tan mojada estas —como la pantalla está justo enfrente de nosotros la luz permite que vean todo con claridad.
— ¡Pero mira que zorra es! Ya se mojó —oigo una voz proveniente del público que nos rodea.
— Yo sabía que eras bien puta —dice otra voz que reconozco al instante.
— ¡No puede ser que en toda esta ciudad está Él aquí! —es lo primero que pienso
— ¿Así que te gustan las vergas zorra? —Él me dice cerca de mi oído: sigo en shock, no me muevo, no respiro solo quiero que sea un sueño.
—Ándale putita abre más esas piernitas para que vean que tan mojadas estas —dice cuando empieza a lamber mi cuello.
—Putita, hazle caso al caballero —Iván dice mientras intenta abrirme más las piernas.
—No puedo por los leggings —le dije susurrándole la verdad.
—No te preocupes perrita eso tiene arreglo —me dice Él acercando la navaja con la que tantos años jugué; rompe mi leggings, haciendo que se rasgue y que se vea sean mis labios hinchados y mi tanga mojada.
—Mira se acaba esta empapada la putita— me dijo una voz extraña.
Mi cuello sigue siendo atormentado por Él y sus labios, estoy segura de que me está marcando como suya, ya que siempre lo he sido.
—Putita, híncate en el asiento y mamale la verga, que esa boquita se ve que es una experta mamadora —me dice Iván, el cual no ha dejado de tocarme mi tanga mojada.
Paro mi culito lo más que puedo mientras me concentro en sacarle la verga a Él, siempre me he imaginado cómo ha de ser: ¿larga?, ¿ancha?, ¿venuda?.
Mi desesperación por saber se nota porque no tardó ni un segundo en tenerla enfrente de mí; es larga, con una cabeza súper marcada, no es gorda, pero es curva hacia arriba, se me hace agua la boca.
—Ándale putita, si bien que la quieres, ¡Trágatela —dice Él metiéndomela hasta al fondo provocándome arcadas.
—Así te quería tener, pinche puta calienta pollas —no me estaba dejando respirar.
—Siempre me la jalaba después de que te veía— mis ojos lloraban por la fuerza que tenía.
—Como si no me calentaras cada que te empinabas enfrente de mí por cualquier pretexto —por fin me dejo respirar, pero no fue por mucho tiempo, ya que me la volvió a meter.
—Putita sácame la leche como la guarra que eres, tengo los huevos llenos para ti— me decía mientras me follaba la boca.
—Oye tú, ábrele ese culito que los demás quieren ver que tan mojada está —le dijo a Iván que estaba atrás de mí.
— ¡Mira no más!, esto tiene que desaparecer —comentó Iván mientras jalaba mi tanga y la rompía con bastante fuerza; por el movimiento logró sacarme la verga de Él y soltar un grito.
— ¡Sigue mamando! No te hagas pendeja— me dice Él mientras me coge mi boquita al ritmo que impone con su mano en mi cabello.
— ¡Que rico sabes putita!— me dice Ivan después de darle una lamida a mí pucha que está escurriendo por toda la situación. Sigue comiéndome el coño, primero chupa mi botón que está súper excitado; lo muerde, lo jala, lo presiona, me está volviendo loca.
Siento como estoy a punto de venirme cuando se detiene, yo solo lloriqueo en protesta, muevo mi colita en busca de su lengua para poder venirme.
—Tranquila perrita, te vendrás cuando nosotros lo queramos —me dice mientras mete dos dedos en mi vagina, los cuales aprieto sin darme cuenta.
—Esta perrita quiere que le partamos el coño a puro vergazo —dice alguien a nuestro alrededor.
—Cabrón métele más a esa pucha come vergas— le dice Él mientras me hace chuparle los huevos y masturbarlo con mi mano. De un momento a otro siento que me llenan mi coño, pero no es con una verga, es con algo parecido; una fuerte vibración hace que explote en un orgasmo mojando la butaca en la que estoy inclinada.
—Miren como la pendeja se vino con un consolador— Él dice riéndose, mientras yo no puedo hilar una idea en mi cabeza, ha sido brutal.
—Perrita chupale la verga a tu amigo y muéstrame ese culito que te voy a partir a puro vergazo —como puedo cambio de posición para chuparle la verga a Iván que ya la tiene afuera de su pantalón, no compara con la de Él, pero será suficiente para lo que quiero. Comienzo a chuparle la cabeza, haciendo que sienta el piercing de la lengua que llevó ese día, sigo chupando todo su tronco mientras hago presión en la punta con mi mano y siento como sale un poco de lechita y decido jugar con ella mientras lo veo a los ojos con mi mejor cara de puta que pueda tener.
— ¡Oh por dios! ¡Cómo chupas! Sigue así que tendrás lo que buscas —me dice mientras toma mi cabello y hace una coleta.
—Trágatela hasta el fondo —me dice cogiendo mi boca, sacándome puras babas.
—Abre esa boquita, no te hagas a la mojigata aquí —me dice dándome una cachetada que más que me llegue a doler, me prende más.
—Me entendiste —me dijo jalándome del cabello y así sacándome su verga de la boca.
—Si— lo digo entre un gemido.
—Entonces sigue mamando pinche puta— me vuelve a meter su verga.
Me enfoco en lo que se me da mejor, chupar una verga; empiezo a sentir que de nuevo se está formando un orgasmo en mi pucha.
—Vamos a romperte a puro vergazo ¿Qué te parece putita?— me dice Él mientras me empieza a restregar su pene regando todos mis jugos desde mi culito hasta mí pucha.
—Miren la putita ya quiere verga ¡Pues vamos a hacer que se corra!— es cuando me doy cuenta de que mis senos están fuera del sujetador y se ven aún más grandes de lo que son, alguien está jalando mis pezones con fuerzas; de un momento a otro siento una lengua chupandolos y mordiéndolos.
Mientras tanto siento como Él me deja ir su verga hasta el fondo lo cual hace que deje de mamar y me harquie por la sensación de estar ensartada, quien chupaba mis pezones no se detuvo y me mordió con más ahínco haciendo que llegara a un orgasmo el cual solo me hacía querer ordeñar la verga que tenía hasta el fondo.
—La putita de nuevo se vino, que guarrilla nos conseguimos— dijo el extraño que me está lamiendo los pezones como si fuera lo mejor de este mundo.
— ¡Ten pendejo ponle esto! Esas chichotas se verán mejor— le dice Él mientras le entrega algo a Iván que no alcance a ver.
—Ven putita quiero que me montes con esa puchita tragona que tienes, pero que ellos vean como rebotan esas chichotas que te cargas— me dice Él.
Se sienta en una de las butacas mientras yo me voy acomodando Él se agarra su verga y la mueve, como puedo aún con las piernas temblorosas me subo dándole la espalda y me voy ensartando en su verga poco a poco, yo disfrutaría cada centímetro, pero Él tiene otra idea y me hace sentarme de golpe haciendo que yo chille de placer.
—Tócate perrita mientras te miran —me dice él mientras inicia un vaivén que mi vagina acepta gustosa. Chupo un par de dedos y los llevo a mi botón que está pidiendo atención desde hace rato; lo empiezo a tocar en círculos sin darle tregua quiero venirme de nuevo con ese trozo de carne rompiéndome la pucha, me llevo la otra mano a mis pezones que igual piden que los masacre.
—Deja eso putita, de ellos me encargo yo —me dice Iván dándome un beso y haciendo que me masturbe más rápido y con fuerza.
Yo solo sigo su ritmo que me ha impuesto, esto es el paraíso Él me está cogiendo tan profundo que me llena por completo e Iván muerde uno de mis pezones mientras el otro me lo jala con su mano; lo único que me queda hacer es dejar caer la cabeza en el hombro de Él haciendo que quede aún más expuesta.
Siento un dolor placentero recorrer toda la espalda, algo está torturando mi pezón, levanto mi cabeza y veo una pequeña pinza.
— ¿Qué te parece putita? ¿Te gustan? —me dice Él mientras me jala la que tengo puesta, yo solo gimo de placer y dolor combinado.
—Mira que si es guarrilla le gusta que le duela — le dice Él a Iván que está mirando como estoy ensartándome una verga, me masturbo sin piedad y las pinzas para pezones se mueven con cada cogida que me dan.
—Se ve perfecta —es lo único que Iván me dice, mientras jala los hilos y hace que empiece a contraer mi vagina alrededor del pedazo de carne que tengo adentro; no tardó en sentir el mismo dolorcito de la pinza en mi otro pezón…
Continuará…
♥♥♥♥♥♥
Si quieren ponerse en contacto con esta autora y quieren que escriba sobre alguna fantasía en especial les dejo un correo para que lo hagan
dkescritora(arroba)gmail.com
Muchos besos
Atte Escritora Dk