Me cogí a varias Primas (I)
En una fiesta conocí a una hija de un primo que hace mucho que no veía y me cogió.
(I)
Les voy a contar lo que me sucedió con mis primas (varias de ellas). Mi padre no es de la provincia en donde yo nací y crecí, por lo que yo crecí bastante alejado de los parientes paternos, a mucho de los cuales conocí ya bastante grande yo. En un viaje de vacaciones a la casa de mi abuela paterna, conocí a las hijas de un primo mío, esto pasó cuando yo tenía aproximadamente 15 años, fue justo para el cumpleaños de una primita mía que cumplía su primer añito. Hay que aclarar que la familia por parte de mi papá es muy numerosa, ya que por empezar son 15 hermanos, y después todos los primos de ellos, así que pueden darse una idea de que siempre me está apareciendo un pariente nuevo por conocer.
Para este cumpleaños decidieron festejarlo a lo grande he hicieron una reunión familiar. Como nosotros era muy raro que estuviésemos para compartir una de estas reuniones, éramos, digo éramos por que incluyo a toda mi familia directa, el centro de atracción, todos venían a saludarnos y todo eso.
La cosa es que en una de esas presentaciones de rutina conocí a las hijas de un primo mío que tenían aproximadamente 13 años. Esta señorita llamémosla Ana, era de estatura mediana para su edad, delgada, cabello lacio negro, tez morena, bien latina. Yo al principio, entre tantas presentaciones, en las que conocí a unas primas mías que en otro relato les contaré que pasó, no le preste mucha atención.
Durante el transcurso de la fiesta, y al verla bailar con su papá, me llamó la atención al verla moverse con esa gracia, así que aproveche luego y la saque a bailar, empezamos a conversar, y lo que más me llamo la atención lo abierta y directa que era con lo que decía. Al poco rato de haber empezado a conversar ya me dijo que le había parecido muy lindo y que tenía un buen cuerpo. Eso para un chico de 15 años era algo desconcertante, y más yo que siempre fui algo tímido para este tipo de cosas. Al rato salimos hacia fuera, ya que la fiesta la realizaban en un salón con ambientación campestre y gran parque, nos sentamos bajo un viejo algarrobo, y seguimos conversando, y ella se me empezó a acercar muy sugestivamente hacia mí y de pronto me agarró la cara y me dijo: "Tonto, no ves que quiero que me beses" y seguido a eso me plantó un señor beso de lengua que me dejó completamente atónito, no tenía la más pálida idea de que hacer o como seguir con eso. Ella, muy tranquila me agarró la mano, se levanto y me llevó hacia fuera del parque, hacia la casa de mi tía, la mamá de la nenita que festejábamos el cumple. La casa quedaba como a tres cuadras y no había nadie, pues todos estaban en el cumple. La casa queda al lado de la casa de mi abuela, que es una casa antigua, con grandes galerías, y comparten el patio que es enorme con el de la casa de mi tía. Tienen un perro enorme por lo que generalmente no la cierran con llave, además es un pueblo chico, en donde todavía se puede dejar las casas abiertas.
Con una tranquilidad digna de un asesino serial, ella me llevó a la casa de mi abuela; a la habitación más lejana y tranquila. Me hizo entrar y cerró la puerta detrás de mí. Me empujó contra la pared y volvió a besarme con una pasión digna de telenovela. Estaba vestida solo con una solera que le llegaba mas debajo de las rodillas, de una suave tela, que dejaba notar sugestivamente sus marcadas curvas de un cuerpo en pleno desarrollo. Ya en esa situación yo reaccione y me dejé llevar por al situación y la comencé a besar con mi poca experiencia pero con mis muchas ganas de aprender a como tratar a una mujer. Ella puso sus manos sobre mi pecho como tratando de sujetar mi ímpetu por besarla y tocarla. Se alejo de mí dos pasos hacia atrás, levanto su mano derecha hacia su hombro izquierdo, tomó el bretel de su solera, lo corrió, y éste cayó junto con su vestido al suelo. Dejándome ver esos maravillosos, duros e incipientes, pero ya notorios, senos. Yo la recorría con la mirada atónito, desde sus ojos marrones hasta sus tobillos, para volver a su mirada que me incitaba a que me acerque. Ella solo tenía puesta una bombachita blanca de algodón, que resaltaba sus caderas, y enloquecía más aún mis juveniles hormonas. Cabe aclarar, que era la primera vez que veía una mujer de esta manera en vivo y en directo.
Reaccioné y me acerqué a ella como un cohete. Ella volvió a anteponer sus manos en mi pecho como tratando de sujetar mi locura. Clavó su mirada en mis ojos y con una pasividad contrastante a la situación me dijo: "Despacio. Estamos solos y tenemos tiempo". Acto seguido me agarro de la nuca, me volvió a besar y me tiró sobre la cama. Automáticamente, me senté. Ella se acercó a mi cintura, agarró mi remera de la parte baja y me la quitó, siguió desprendiéndome el cinto de mis jeans. Alcé mis manos y las puse sobre sus hombros y, levantándome, la tiré sobre la cama. De pie, desprendí mis jeans, y los bajé junto con mi ropa interior; dejando libre mi pene que hacia rato que rogaba por su libertad. Ella al ver esto clavó la mirada en mi miembro, duro y erecto como un obelisco, y una sutil sonrisa asomó en sus labios, como contenta con lo que veía y con lo que iba a suceder.
Me arrodillé en la cama, puse mis manos a sus costados y me acerqué para besarla. Ella me tomó por la nuca y me atrapó hacia ella. Luego de besarla, baje con mis labios por su cuello, y más abajo disfrute de sus maravillosas tetas que me hacían agua la boca. Cuando termine de recorrérselas todas, y mientras refregaba mi pene contra su cuerpo, separé sus piernas y le bajé su bombachita que estaba algo húmeda. Cuando tomé mi miembro para penetrarla, ella me tumbó de espaldas y comenzó a chupármela. Con lo excitado que estaba no aguante mucho sus atenciones y le descargué en su boca un gran cargamento de semen, al que tragó como si fuese el mas dulce de los caramelos. Levantando su mirada y buscando la mía, dijo: "Así lo vi en una película". Mi miembro seguía firme, aproveché y le dije que me montara y así lo hizo. Se restregó mi enhiesto pene en su raja, iba y volvía, mojándolo con los jugos que brotaban de su vagina. Se elevó un poquito y puso la punta de mi verga en su entrada, y sin más comenzó a bajar, haciendo para atrás su cabeza, cerrando los ojos, y mordiéndose su labio inferior. De pronto ella se frenó, arrugo su frente como sintiendo dolor y haciendo un pequeño esfuerzo, siguió bajando. Su himen al igual que su virginidad ya eran historia. Cuando hizo tope con mi pubis, ella enderezó la cabeza, me miro y me dijo: "Si que es grande, pero que bien se siente". La tomé por el torso y la ayudé a que empiece a subir y a bajar.
Ella separó mis manos de su cuerpo, agarró mis muñecas, las llevó por encima de mi cabeza, acercó su rostro al mío, me besó y comenzó a mover su pubis hacia delante y hacia atrás, y mi pene empezó a entrar y salir de su ajustada vagina. Comenzó a acelerar el ritmo, a medida que más se le clavaba mi pene en si interior, más clavaba ella sus uñas en mis muñecas, le pedí que me soltara. Ella así lo hizo y apoyó sus manos en mis hombros en donde clavaba de nuevo sus uñas, a partir de ese momento no me molestaron. Su respiración se aceleraba, empezaba a jadear, se le entrecortaba su aliento. Le pedí que se detuviera un momento. Cambiamos de posición, ella en cuatro patas, yo la tomaba de atrás, cuando le metí la pija dentro, ella se agachó mas aún, como retrocediendo, queriendo que le entrase más, al mismo tiempo que mordía la almohada de placer. Empezamos con el mete y saca y ella empezó a gemir, empezó a aumentar el ritmo de su respiración. Yo ya estaba por llegar de nuevo. Ella me pidió que lo hiciese más rápido, y de pronto en una de mis estocadas a su chorreante vagina, gritó su orgasmo. Un grito que estremeció las paredes, que le salió del fondo de su cuerpo, del mismo lugar de donde había brotado su orgasmo. Dos estocadas más y regué con varios y copiosos chorros de leche su sedienta concha. Leche que desbordo su interior y corrió por sus muslos. Yo me deje caer, exhausto. Ella hizo lo mismo y así quedamos, ella boca abajo y yo encima con mi pene dentro de ella.
Nos tomó un tiempo recuperarnos. Ella se levantó y comenzó a buscar su ropa. Yo seguí su ejemplo. Cuando se agacho buscar su vestido, yo me le acerqué por detrás y apoye mi adormecida verga entre sus nalgas, la agarré por la cintura y por acto reflejo mi verga se endureció. La acomodé mejor, ella se dejaba hacer. Quería probarlo todo. La acerqué a su culo e hice presión. Se quejó. No entraba. Era yo muy inexperto. Volví a presionar pero no entraba. Ella quiso zafarse, pero la agarré más fuerte y con violencia arremetí. Gritó, le dolía. No me importó. Seguí empujando hasta que entró toda. Ella trotó de erguirse. Con mi mano, agarré su nuca y le bajé la cabeza. Retrocedí un poquito y mi verga comenzó a salir de su culo. Retrocedí para empujar con más fuerza. Comencé a moverme de atrás para adelante. Ella se resistía, quería que la sacara. Gemía de dolor. Aceleré el ritmo. Mi vara estaba al rojo vivo.
Ella se calló. Comenzaba a gustarle. Se agarró con sus manos de la puerta de la habitación. Se puso cómoda y comenzó a seguir con movimientos de cadera el ritmo que le imponía desde atrás. Mi verga como un pistón entraba y salía de su culo. Sus gemidos aumentaban, resoplaba, y comenzó a gritar suavemente de placer. Yo seguía como un desaforado con mi pene tratando de llegar lo más profundo en su culo. Mi glande estaba enorme, la fricción lo hizo crecer hasta un tamaño hasta el día de hoy inusitado. Acelere el ritmo más aún, quería llenarle su culo de leche. De pronto, sentí que iba a explotar y de una sola estocada la levante contra la puerta, sus pies colgaban, mientras apretaba sus tetas y su rostro contra la puerta, le inundaba su recto con mi pene y mi leche. Mis rodillas temblaban. No podía mantenerme en pie. Ella gritó su segundo orgasmo, mientras que fruncía su culo para no dejar salir mi verga. Retrocedí y ella apoyo de nuevo sus pies en el piso. Entre los espasmos de su orgasmo, de un tirón saque mi verga, esta toda colorada, por el roce. Cuando se recuperó, giró. Me dio una cachetada, mientras me decía: "¡¡¡ANIMAL!!!". Acto seguido, me besó con furia. Me dijo que nunca había imaginado gozar de esa manera, y menos que podía recibir tanto placer por su culo. Agarró su ropa y se fue al baño a higienizarse. Mientras yo me terminaba de vestir y acomodar la cama. Después fue mi turno de ir al baño. Salimos de la casa de mi abuela y nos dirigimos a la fiesta de nuevo.
En la entrada estaba su papá. Estaba buscándola. Para disimular le dije a mi primo (su papá) que yo quería ir a comprar goma de mascar y le pedí que me acompañara hasta el kiosco, pero como estaba cerrado tuvimos que ir un poco más lejos y por eso la demora. Ingenuo se lo creyó. Entramos de nuevo a la fiesta mientras con la mirada, nos decíamos lo mucho que habíamos disfrutado y las ganas de repetirlo que teníamos. Pero eso, es otra historia, que pronto van a leer
¡Espero comentarios! Gracias.