Me cogí a mi madre en vacaciones
Esta vez fue en vacaciones, con mi padre durmiendo en la habitación de al lado.
Llegado el verano, nos fuimos de vacaciones a la playa mi padre, mi madre y yo. No solía irme de vacaciones con ellos, pero ese verano por motivos de trabajo no había podido coordinar la fecha con mis amigos y decidí irme con mis padres.
Los días transcurrieron tranquilos, disfrutando lo más que podíamos del sol y del mar, y sabiendo mi madre y yo que con mi padre cerca iba a ser casi imposible tener un encuentro de los que nos gustaban.
Un día mi padre se levantó con mucho dolor de cabeza y prefirió quedarse en el departamento así que mi madre y yo fuimos solos a la playa.
Hacía mucho calor así no estuvimos mucho tiempo en la arena y preferimos meternos en el mar.
Así estuvimos un buen rato saltando las olas y disfrutando del mar cuando accidentalmente una ola arrojó a mi madre junto a mi cuerpo. Su culo quedó apoyado justo sobre mi pija y fue inevitable que se me pusiera dura. Mi madre lo sintió y revivieron entre nosotros las ganas de estar juntos. Nos quedamos en el agua, super calientes los dos, tocándonos y acariciándonos todo lo que podíamos sin despertar sospechas entre la gente lo cual nos exitaba aún más todavía.
Volvimos al departamento pasado el mediodía, y mientras mi mamá preparaba la comida para los tres, tomé una ducha no pudiendo evitar hacerme una buena paja, dedicada obviamente a mi madre. El solo recordar cómo nos habíamos tocado en el mar puso mi pija a mil y luego de acariciármela con las manos enjabonadas varios chorros de leche saltaron contra la mampara del baño.
Me senté a comer con mi madre y mi padre que aún seguía con fiebre y después de comer me fui a acostar, ya que mis padres iban a hacer lo mismo.
Dormía plácidamente cuando de repente me desperté sobresaltado. De pie junto a mi cama, mi madre, envuelta en un toallón, me acariciaba la pija por sobre el slip.
No podía creerlo, mi madre me hizo seña que no hiciera ruido porque mi padre dormía en la habitación de al lado, y dejando caer el toallón se acostó a mi lado. Su mano acariciaba ahora mi pija que estaba re dura sin el slip mientras yo le comía las tetas y jugaba con sus pezones sintiendo sus gemidos ahogados en mis oídos.
Introduje dos dedos en su concha y empecé a jugar con su clítoris inundado de flujo y sintiendo como temblaba con mis caricias.
Cuando no aguantó más se incorporó y se sentó sobre mi pija enterrándosela en la concha hasta los huevos.
Era algo increíble, mi padre dormía en la habitación de al lado, y mi madre me cabalgaba la pija mientras yo le chupaba y apretaba las tetas.
Yo volaba mientras mi pija entraba y salía de su concha hasta que se la inundé de leche caliente.
Su orgasmo fue largo, temblaba y se apretaba los pezones mientras sentía mi leche llenándola.
Se bajó de encima mío y se recostó a mi lado, aun agitada nos besamos mientras mi pija toda mojada de leche y flujo se apoyaba junto a su pierna.
Si bien mi pija perdía fuerza, yo seguía volando del polvo que nos habíamos echado y no podía dejar de besarla y tocarla.
Seguí besándola suavemente pasando de su boca a su cuello, volviendo a morderle los pezones y sintiendo como se le ponían duros otra vez. Me pidió que siguiera, que no me detuviera, cosa que yo no pensaba hacer obviamente.
Seguí bajando, ahora era ella la que estaba de espaldas y yo hundía mi cabeza en su entrepierna. El olor a concha inundaba todo, encima podía ver restos de mi leche en los labios de su concha. Eso me trastornó mas todavía, nunca había probado mi propia leche, y ahí tenía la concha de mi madre toda abierta y llena de mi leche para comérmela. Empecé a pasarle la lengua, despacito, saboreando sus jugos y mi leche, su respiración era cada vez mas acelerada, su mano empujaba mi cabeza contra su concha.
Mi lengua ahora se hundía en su concha y jugaba con su clítoris, ella se apretaba los pezones y se tapaba la boca para no gritar. Sentía como su abdomen se tensaba y sus piernas empezaban a temblar. Un grito ahogado por la almohada brotó de su boca y un rió de flujo me lleno la boca. Le tomé hasta la última gota, lentamente empecé a subir y apoyé mis labios sobre los suyos para que ella también probara sus propios flujos.
Después de eso se levantó, agarró el toallón, me volvió a besar en la boca y se fue a duchar, para después acostarse junto a mi padre.
Yo me quedé dormido de nuevo, desnudo, con la pija, mis dedos y mi boca llena de sus flujos.