Me Cogí a la Mujer del Sastre Parte 7

Sábado por la mañana amanecimos los tres y es inevitable seguir cogiendo en este triángulo excitante

Sonó el despertador de un teléfono, era el de Perla que se levantaba rauda. En aquel inmenso somier estábamos los tres. Amanda también se incorporó  preguntando la hora.

-          Las nueve treinta am – contestó Perla

-          Qué temprano! -  rezongué

-          Es que debo abrir la sastrería, ustedes sigan durmiendo, al mediodía vuelvo – se acercó me dio un beso en los labios y otro a Amanda.

Vi cuando Perla entraba en el baño, me di media vuelta para seguir durmiendo.

Siento un ruido, me despierto, veo la figura de Amanda, desnuda, entrando al baño. Seguí durmiendo. Sin saber cuánto tiempo había pasado, me vuelvo a despertar por el roce en mi piel de algo que me daba escalofríos placenteros. Eran las uñas, suaves de Amanda, rozando mis piernas. Abro mis ojos con más atención para lograr ver mejor dentro de aquella habitación muy en penumbras y con el ruido del aire acondicionado como fondo. Amanda se había ido casi al borde del somier,  lamía mi verga, con su manos acariciaba mis piernas, mis huevos mis nalgas y lanzaba pequeños gemidos.

-          Buenos días – le dije

-          Hola -  contestó

-          ¿qué haces por allí? – pregunté

-          Como ves, estoy desayunando mi fruta preferida, la banana que como puedes apreciar ya está durita.

Era cierto, las lamidas, las caricias, los toques habían puesto a mi verga ya parada, en tanto Amanda no dejaba de tocarla, comerla con mucha voracidad. Hacía ruidos voluptuosos y a la vez me decía cosas

-          Me fascina chupar verga. Cuando conduzco los hombres te gritan “chupa verga”, como insulto de tránsito, es cierto soy chupa verga, pero de las que me gustan. Ves como te la lamo – lamía como un helado – ves como me la como – la ponía toda en la boca haciendo como un vacío – ves como la acaricio – la pajeaba poniéndola muy dura – mira como salen las gotitas de la rajita y me las tomo – pasaba su lengua por la punta de la verga, absorbiendo las gotas pre seminales.  - ¿Viste que puta soy? Me encanta ser bien puta, tener una verga a mi disposición – Decía esto y se la ponía en la boca.

Dejó de lamer la verga, fue subiendo por mi abdomen, mi ombligo en el cual se detuvo y lo lamió, pasó por mi estómago lamiéndolo, chupó mis tetillas, lamió mi cuello, vino a mi boca.

-          No me he lavado los dientes -  dije cerrando mi boca

-          Qué me importa! – gritó mientras con su lengua abría mis labios y mis dientes y me invadía la boca. Su mano tocaba, masajeaba, pajeaba mi verga.

En el momento que sentí su lengua, también percibí el enorme calor que emanaba su boca, así como el calor que su cuerpo generaba. Estaba ardiendo, aquella hembra no aguantaba más su calentura

-          Tienes ganas de cogerme? – decía - ¿quieres ponerme ese pedazote de carne en mis agujeritos? Ahora que estamos solos, por qué no me haces de todo?

Al decir eso, se iba subiendo encima de mí, su cuerpo hervía, yo iba quedando debajo. Sin haber acoplado nuestros sexos, Amanda se movía como si estuviéramos cogiendo.

-          ¿qué te parece la putita que te va a coger? – me agarró la verga, la puso en la entrada de su concha que estaba más caliente que su cuerpo, además de toda la mojadura que se sentía. Aún mi verga no la había traspasado, pero se sentía que la cueva estaba más que caliente

Amanda misma, sin yo hacer nada, hizo un movimiento hacia abajo, calvándose ella misma la verga.

-          Cógeme, cógeme, ponédmela hasta el fondo, sácate las ganas conmigo, Me vas a volver a acabar? Te gusta acabarme, verdad? Me doy cuenta que te encanta dejarme su semen bien adentro. Sos un hijo de perra, dale, cógeme, hazme gritar.

Sus movimientos eran profundos, pasé mis manos por detrás de su cuerpo, le palmeaba las nalgas, le cacheteaba las piernas.

-          Sí, sí, pégame, dame fuerte, quiero mucha verga, que me hagas de todo hijo de puta, dale,  trátame mal, soy muy puta y a las putas nos gusta que nos traten como hembras.

-          Coge putita, mira como te paso mi dedo por la raya de tu culo y sentí como te lo cacheteo

-          Hay sí, dale méteme el dedo en el culo, pégame, déjalo rojo de los cachetazos. Pero solo le vas a pegar? Pobre mi culito, solo le vas a pegar – gemía se  tiraba encima de mi venía con su cabeza contra la mía, su boca quedaba en mi oído y mi boca en el suyo.

-          Puta -  le decía – que quieres que te haga en ese culo?

-          Que me lo cojas, que me la pongas dentro, que me llenes dentro

Me levanté, la hice caer en la cama boca abajo. Amanda me miraba y gemía, ponía cara de puta,  fui hasta el pote de vaselina. Ella se dio cuenta, no solo gemía y jadeaba, también abría con sus mano el orto.

-          Acá, ponla acá, en este culito que es tuyo papito, ven.

Puse de la crema en mis manos, con dos dedos le llené el agujerito de su culo que ella también abría. Cuando sintió mis dedos con el líquido,  movió su culo hacia los costados, empezó a gemir. Me puse vaselina en mi verga, estaba muy dura, la calentura era grande, eso me daba un poco de temor. Llevé mi cabeza hacia la puerta del culito, Amanda con sus dos manos lo abría, coloqué la cabeza en la entrada.

-          Dale, dale, métela, cógeme el culo, ya por favor ya

Ante tanta insistencia, apreté a fondo, el orificio marroncito cedió. El orto comenzó a abrirse y daba paso a mi verga que se deslizaba gracias a la lubricación. Al sentir la cogida, Amanda, se puso en un estado de éxtasis, de gran locura, con movimientos intensos y frases sumamente grotescas y calientes

-          La tengo adentro, me pusiste toda la verga adentro, ahora me vas a llenar el culo de leche, quiero que te acabes en mi culo, no es cogida si no me dejas la leche. Pégame, no me dejes de coger y pégame.

Mientras le cogía su culo, cacheteaba las piernas, le tiraba del pelo hacia atrás y ponía mis dedos en su boca. Amanda se masturbaba con sus manos, dando fuertes convulsiones en la cama, eran casi como saltos.

-          Hacía tiempo que mi culo no se comía una verga y como la tuya. Ahora lo tengo llenito de verga, que me voy a tragar toda dale, más fuerte papito

Mis vergazos eran tremendos, el culo de Amanda estaba totalmente dilatado, solo faltaba el final.

-          Puta te lo voy a llenar de leche

-          Si, es lo que quiero desde que te vi, me emputece coger por el culo, yo me acabo, dale, dale ya ahora dale cabrón

-          Toma puta, ahí tienes

Sendos chorros de leche salieron de mi verga, llenado el culo de aquella hembra caliente que movía su culo, gemía, su cabeza iba de un lado a otro encima de la almohada de somier, además de su culo yendo y viendo contra mi verga.

-          Siento, siento, me llenas, me coges, ahí tengo le lechita, ahí la siento calentita.

De esa manera nos acabamos, caí sobre su espalda, besaba su mejilla, Amanda tomó mis manos, las puso encima de sus tetas, contra el somier.

-          Acaríciamelas, siente mis pezones.

Esperé a que mi verga se fuera reduciendo y entonces la empecé a sacar. Cuando salí de ese culo hermoso, una catarata de leche acompañó la salida.

-          Mmmm como me sale la lechita del culo, que lindo, se va a mi concha, la meto con mis deditos, mira amor mira.

Por debajo de su cuerpo, con las manos, Amanda iba introduciendo la leche que emanaba de su culo hacia su vagina.

-          Qué rica! Pegajosa, espesita, como me calienta esto!!

Estaba totalmente descontrolada, se pajeaba nuevamente, metí mis manos en su concha, acompañé sus movimientos.

-          Ponme otro dedo, más dedos, me acabo de nuevo de nuevo

Apretando mis dedos en su vagina, con sus propios dedos, se acabó nuevamente y un ruido a aire salió de su culo al ella convulsionarlo, acompañado de más leche.

-          Hay que hermoso esto, bien cogida, anoche concha hoy culito y esto empieza en la mañana.

-          Qué te parece si vamos a bañarnos los dos – le dije

-          Claro! Me encantaría. ¿No quieres comer algo antes?

-          Bueno como desees – le dije

-          Ya vengo

Se fue, desnuda hacia la cocina, aproveché a levantarme, ir al baño,  luego me lavé bien la verga que estaba toda llena de leche y pegote de la vaselina. En eso viene Amanda. Me ve lavándome la verga. Venía con una bandeja, con jugo, galletas y bizcochos.

-          Te la lavas, pero no te preocupes, mientras dormías, me hice un lavaje de mi culo,  porque ya planeaba que me lo ibas a coger.

Desayunamos, desnudos, tirados en el somier. Cuando terminamos, nos fuimos a bañar juntos. Amanda abrió la ducha, se puso de bajo mojándose el pelo y todo su cuerpo. La observaba, en tanto me tocaba la verga. Ella me hacía gestos de que fuera. Ingresé a la ducha e inmediatamente se vino a mis brazos, me besaba, me tocaba la verga, se daba vuelta bajo la lluvia, ponía su culo contra mi verga.

-          Te gustó mi culo? – preguntó

-          Claro!! – contesté - me encantó

-          Me lo dejaste abierto, aún siento el espacio que cubrió tu verga – se tocaba el culo al decir eso.

Mi verga estaba ya semi parada, Amanda la manoseaba, venía hacia mí a besarme en los labios. Abría su boca para que mi lengua la penetrara del mismo modo que el agua invadía nuestras bocas. Mis manos fueron hacia sus tetas, los pezones estaban duros, erectos, casi a punto de estallar. Al tocarlos, se estremeció, gimió, se agachó y con el agua cayendo en su pelo vi como se metía mi verga en la boca. Se apartó un segundo de mi pedazo para decirme cosas.

-          Viste que no te he mentido, me muero por tu verga, ya estoy a punto, ya te la puse a punto de nuevo

La levanté tomándola de los brazos, se dejó hacer. Cuando estuvo a mi altura la besé fuerte en los labios, la puse contra los azulejos de la ducha, tomé mi verga con mi mano, la llevé hacia su cueva del placer y de un golpe se la clavé. El grito de Amanda fue tremendo, profundo, pero no dejaba de jadear e insultarme

-          Hijo de puta me coges, me la enterraste, te gusta que me muera con tu pedazo dentro.

-          Te voy a coger de nuevo, ahora te la vas a llevar en la conchita la leche

Le aceleré con fuerza, gemíamos los dos, el agua de la lluvia nos rozaba de costado porque estábamos apoyados contra la pared. Así la embestía, me agachaba un poco y volvía a subir para que sintiera mis vergazos. Gemía, gritaba y más pedía.

-          Dame, papito dame mucho me gusta, soy la putita que te ibas a  coger, viste como te gusta cogerme, te paro la verga apenas te la toco.

Después de decir esto, la apreté más contra los azulejos e inicié una fuerte cogida, mis huevos saltaban, Amanda me apretaba la espalda.

-          Puta querías leche ahí la vas a tener

-          Sí, sí, la quiero toda en mi vagina, es tuya, me la vas a dejar acabada.

Ya no aguanté más, por lo cual mi verga empezó a largar todo el semen que iba a recibir aquella vagina abierta, mojada, caliente. Ella también gimió y entró en un fuerte movimiento de pelvis contra la mía, un gran grito de placer hizo saber que Amanda estaba acabando, me apretó con sus dientes mi brazo, me mordió casi.

-          Siento la leche adentro, me gusta, toma la mía.

Quedamos abrazados bajo el agua tibia, acabados, nuestros sexos estaban totalmente agotados. Me separé de ella,  me miraba la verga, le tomé su cabeza y le dije

-          Me gustan tus labios limpiándola

-          Encantada – dijo

Se agachó, la saboreó, se tomó todo el semen y para ser tan puta, se metió la mano en su vagina, sacó el semen que le chorreaba y me dijo

-          Mira, también me tomo esta – se lamió los dedos que tenían el semen en ellos

-          Resultaste una puta divina -  le dije

-          Viste? Te sorprendí? – preguntó

-          La verdad que si

-          Me imaginaba, pero puedo dar mucho más, hoy es sábado,  mediodía tenemos toda la tarde, la noche.

Dicho esto salimos del baño, nos secamos, no nos vestimos, desnudos fuimos a la cocina. Recién llegaba Perla.

-          Hola – dijo – recién se levantan

-          Sí – se adelantó a contestar Amanda – pero no te vamos a mentir, la pasamos bien

-          ¿Cogieron? – preguntó Perla

-          Sí, - respondió Amanda

-          Malos! ¿Por qué no me esperaron?

-          Amiga  - le contestó ella – necesitaba una verga, la tuve, no te enojes, ayer dijiste que éramos un trío y un secreto. Tú te lo cogiste varios días ahora me tocaba a mí.

-          Malos – retrucaba Perla - ¿Cogieron mucho?

-          Por acá y por acá – le decía Amanda mostrándole con su dedo índice la vagina y el culo

Como vi que había un clima de cierta irregularidad, les dije

-          Tengo hambre

-          Hago la comida – dijo Amanda  reímos los tres y a almorzar

(Continuará….)