Me Cogí a la Mujer del Sastre Parte 5
Amanda y Perla aprovecharon conmigo toda la noche para que el sexo fuera fuerte y profundo.
Quedamos los tres tirados en el gran somier de Perla.
- ¡Qué loco ha sido esto! – dijo Perla mientras se disponía a ir al baño.
- Sí – contestó Amanda – pero debo decirles que me ha encantado
- A mí también – respondió Perla – tenemos los tres un secreto para toda la vida
- Chicas – les dije – la noche recién empieza, así que les propongo ir a comer, les parece?
- Si – contestaron las dos
Fuimos los tres al baño, sin ninguna inhibición, Perla nos dio toallas, nos higienizamos, repusimos fuerzas. Salimos del baño, nos trasladamos al comedor, lo gracioso era que los tres estábamos desnudos, nadie se puso una ropa interior o algo que cubriera nuestros sexos. Amanda, fue a la cocina para calentar la comida que estaba fría, había pasado bastante tiempo, por lo cual todo se había enfriado. Nos sentamos a la mesa, mientras Amanda fue trayendo nuestra cena, Perla se encargó de la bebida y yo de ordenar la mesa con los utensilios correspondientes.
Cenamos, conversamos mucho, Amanda propuso tomar un café y los tres aceptamos. Fue ella a hacerlo a la cocina. Mientras iba, le miraba el culo.
- Te gusta el culo de Amanda – dijo Perla
- Sí, como el tuyo, son dos culos hermosos
- Qué tienes pensado? Porque creo que esto es el comienzo – preguntó Perla
- Bueno, no tengo un libreto, pero veremos, ahora que los tres estamos en esto
Me levanté, fui a la cocina. Allí estaba Amanda preparando las tazas de café, con edulcorante. Estaba desnuda, el culo de Amanda me tenía loco. Fui por detrás, se lo toqué, ella gimió y movió su orto para los costados, como un vaivén.
- Qué lindo orto tienes preciosa
- ¿Te gusta?
- Me encanta – mientras se lo tocaba con mis manos que se habían apoderado de cada una de las nalgas, en tanto los dedos pulgares presionaban en su orificio.
- Hay – gimió – veo que sí te gusta y que sabes tocarlo para ponerme loquita
- Loquita o putita?
- Las dos cosas, pero me gusta ser una putita
No terminó de decir eso que la empecé a besar por el cuello, por los hombros, por la espalda, por la cintura. Fui bajando hasta llegar al inicio de la raya de su orto, allí puse mi lengua con la que fui bajando por toda su raja anal. Que sabor delicioso tenía aquella piel y como gemía cuando sentía que en el medio de sus nalgas estaba mi lengua. Mis manos acompañaban las lamidas, pero apenas llegaban volvía a subir para rozar aquel hermoso orto. Bajé con mi lengua, apareció el orificio marroncito, se lo besé, se lo toqué con mi dedo índice, mi otra mano fue por delante para tocar su concha. Amanda estaba totalmente mojada, que le tocara el culo la había puesto muy caliente. Movía sus caderas para que su culo quedara más a mi merced. En un momento mientras le lamía por debajo, en su punto “g” entre el culo y la vagina, la muy puta abrió con sus manos las nalgas.
- Mira como te abro el culo, me gusta que me lo lamas, me encanta, tienes planeado algo con él?
- Te han cogido por el culo?
- Sí, pero hace tiempo y tu verga es más gorda que la tuve adentro
- Entonces, esperas que hoy ese culo vuelva a sentir una verga?
- Si tu lo deseas sí, me calienta mucho coger por el orto.
- Los estoy viendo – dijo Perla – también oyendo. Me van a dejar afuera?
- No - le contesté – solo vine a ayudar a Amanda
- Ah, la ayudas? A qué, a tocarle el culo? – dijo con celos
- Sí, pero también te lo toco a vos. Ven, ponte al lado de Amanda.
Perla se colocó al lado de su amiga en la mesada, mientras la ayudaba a ordenar las tazas, en realidad todo era una pantomima de Perla para meterse en medio, de Amanda para que la siguiera tocando. Me puse detrás de las dos, comencé a tocarles el culo. Una mano en cada culo, pasándolas por delante y por detrás. Como gemían las dos, era verdaderamente muy excitante verlas, sentirlas, tocarlas. Mi verga ya estaba pronta de vuelta, pero con la salvedad que ahora acabar me iba a ser más difícil, porque la segunda acabada, con el viagra, se torna más lenta.
- Perla- le dije por qué no traes el potecito de vaselina así las masajeo – le pedí
- Si, voy a buscarlo, no empiecen sin mi malos – respondió
- Ahh, ahora sí que se puso la cosa linda – dijo Amanda – vaselina para hacer masajes – comenzó a reírse
- Tú te callas, porque vas a ser parte de esa vaselina – le dije
- Si claro que sí que quiero ser parte de esa vaselina – replicó
Llegó Perla con el potecito de vaselina. Me lo entregó mientras me preguntaba
- Dónde nos vas a hacer masajes amor, acá en la cocina, en el living o en la cama?
- Ya veremos le dije, ahora tomemos el café
Amanda llevó el café al living en una bandejita, moviendo su culo muy putona, Perla iba detrás con la vaselina en la mano y por último yo, con mi verga parada apuntando a esos ortos. En tanto ellas tomaban sus cafés, las hice apoyarse en la mesa con sus culos expuestos, para de esa forma poder hacerles masajes. Perla con ese enorme culo, en lo estético, no por lo grande, porque estaba perfecto y Amanda con algo más pequeño, pero nada flaco, al contrario un orto redondeado y muy respingón. Tomé el pote de la vaselina, lo extendí en mis dos manos e inicié mis masajes. Perla gemía, Amanda se contorsionaba, agarré la vaselina y se la extendía a ambas en las rayas de sus ortos. El frío del líquido las erizó a las dos, cuando la vaselina iba bajando, acercándose al orificio de cada uno de los ortos, mis dedos introducían el líquido en el agujerito marroncito
- Hay – gritó Perla – estos masajes son raros amor
- No, para nada son raros, son preparatorios Perla – informó Amanda
Abracé por detrás a Perla, la puse contra la mesa, sus tetas con aquellos pezones enormes quedaron encima del vidrio donde más erectos se ponían. Le besaba la espalda, el cuello, bajaba a su culo tocándole su concha que estaba totalmente húmeda, cargada de jugos, más toda la vaselina que le fui poniendo. Le dije a Amanda que se sentara en la alfombra, haciendo respaldo en el sillón. Saqué a Perla de aquella posición y la hice arrodillarse entre las piernas de Amanda.
- Qué me haces Carlos? – preguntó
- Nada, solo déjate hacer - le respondí – apóyate en las rodillas de Amanda
Hizo tal cual como le pedí. Embadurné mi verga con vaselina, se la pasé por la concha, por el culo y me detuve en el agujero de aquel orto que iba a ser mío. Perla gemía, pero aún no se había percatado, mis dedos fueron calando la apertura de su orto, primero el índice, luego el mayor y finalmente el pulgar. Perla gemía, con mi otra mano fui abriendo sus nalgas y acerqué mi verga a su entrada. Puse la cabeza, penetré apenas, Perla dio un saltito pero no se retrajo, fui metiendo ya casi toda la cabeza.
- Hay me estas cogiendo el culo! – gritó
- Si, te lo voy a coger y vas a desesperarte, porque vas a ver lo que es bueno
Diciendo esto, le metí la verga de una, la vaselina hizo su trabajo, lubricó todo aquel ojete hermoso que se abría paso a mi verga. Unos hilitos de sangre surgieron. Perla gimió y gritó a la vez.
- Me duele, pero no la saques, es como una brasa caliente, me duele, pero sigue, sigue, me gusta, enculame, hazme tuya.
Aquellas palabras me dieron el impulso final, inicié un saque y ponga, cogiendo, por fin, ese culo que tanto desee desde que lo vi. Perla estaba totalmente entregada, tanto que su boca decía todo tipo de cosas. Amanda sentada tenía a su amiga de frente y le había tomado la mano, ambas estaban así, contra las rodillas de Amanda. Me agarré de la cintura de Perla para cogerme más y más aquel culo.
- Dame, dame – gemía – me gusta, me encanta, ahora sí sé lo que es coger por el culo, me lo abriste hijo de perra, te comiste mi orto, es tuyo, siento la verga dentro y me roza la concha por dentro es algo que me tiene loca.
- Puta – le dije –ahora agáchate en la concha de tu amiga.
Perla cumplió mi orden, estaba totalmente entregada, movía su culo, mis dedos iban dentro de su concha. Le dije a modo de orden
- Chúpale la concha a Amanda
- Hay Carlos, si, lo hago, me voy a acabar…
No pudo terminar súfrase ya que, Amanda le tomó la cabeza y se la llevó a su concha. Iniciamos los tres una enorme locura sexual, mi verga salía y entraba en el culo de Perla que jadeaba en la concha de Amanda que gozaba con la boca de su amiga en su concha. Ya se olía a sexo, el aroma estaba con un vaho sexual de flujos femeninos emanados de ambas conchas.
- Me acabo, me voy a acabar, déjame la leche en el culo, por favor, no puedo aguantar más – apretó su orto y en un grito inmenso, Perla se acabó, comiendo la concha de Amanda que, al unísono hizo lo mismo, apretando la cabeza de Perla contra su vagina.
Las dos mujeres se movían al compás de la acabada, era increíble verlas, mi verga estaba aprisionada en el culo de perla y a poco de acabarse. De pronto Perla cayó como desmayada sobre la alfombra y tuve que acompasarla o me partía mi verga. Quedó expuesta Amanda, con sus piernas abiertas, su concha llena de líquidos que habían manchado la mullida alfombra, mi verga parada a punto de explotar. Me incorporé, pasé por encima de Perla y le clavé mi verga a Amanda quien dio un grito de sorpresa pero aceptó al instante. Comenzamos a coger, nos gemíamos, aquella vagina me había cubierto la verga, ella entrelazaba sus piernas detrás de mí espalda. Le bombeaba con fuerza, aprovechando los movimientos de pelvis de Amanda. Nos fundimos en un beso de lengua, nuestras salivas se entremezclaban. De pronto la mano de Perla tocándome los huevos, la verga, se había reincorporado de su acabada y volvía al ataque.
- Tócame el culo – le digo Amanda
- Sí, tócale el culo, es una orden y también lame nuestros sexos
- Si, si, como digan soy una putita obediente.
Sentí la lengua de Perla rozando mis huevos y metiendo su cabeza lo más abajo que podía lamiendo el tronco de mi verga, la vagina de su amiga y por las palabras de Amanda el culo de ella también.
- Hay si cójanme, soy la puta que necesitaban, por favor ahora dame la leche a mi Carlos, en mi vagina
- Si puta de mierda, voy a cargarte esa concha de leche y la puta de tu amiga se la va a tener que tomar de tu concha.
- Si, si me tomaré todo.
Aceleré en la concha de Amanda y sentía como la boca de Perla estaba allí entre nuestros sexos, por su roce, por sus lamidas. Amanda aceleró con su vientre las movidas, yo no podía aguantar y le dije.
- Te voy a dar la leche que tanto me pediste, toma puta
- Dame, si dame, si cárgame la concha con tu semen, lo necesito – un fino grito surgió de su garganta y la acabada fue bestial.
La concha de Amanda me rodeaba la verga, mi pedazo escupía leche en aquella vagina que la recibía con los gritos de su dueña. Me aparté, le saqué la verga de la concha y comenzó a escurrirse mi leche con los jugos retenidos en aquella vagina. Casi de inmediato apareció la cabeza de Perla que se prendió a la concha de su amiga, tomaba, bebía cada gota de leche que Amanda hacía emerger de su raja. Las dos mujeres jadeaban. Yo, detrás de Perla vi como había quedado su ojete abierto y se lo toqué, eso la enloqueció.
- Pégame, dame cachetadas en el culo
- Tomate la leche de mi concha me voy a acabar en tu boca gritaba Amanda.
- Sí, me trago todo, maltrátenme los dos, soy una puta que le partieron el culo, me encularon y me trago la leche de tu concha
Nuevamente las dos mujeres se acabaron, Amanda en la boca de Perla y esta con mis dedos en su culo y concha.
Los tres caímos extenuados en la alfombra. Me había dado el lujo de cogerme el culo de Perla.
- Te gustó mi culo? – preguntó Perla
- Me encantó
- Si, si me lo abriste, me duele pero me encanta
- A vos, te gustó tomar la lechita de mi concha – preguntó Amanda
- Sí, sí todo, todo, esto es una locura de sexo pero nunca imaginé que fuera tan hermoso
- Les propongo dormir los tres en el somier de Perla, aceptan? – consulté
- Sí – aceptaron las dos amigas
Después del baño, los tres nos acostamos en el somier de Perla que era inmenso y perfectamente nos cobijaba a todos. Ellas dispusieron que yo fuera en el medio, así lo acepté. Cuando nos acostamos jugamos, nos tocábamos los tres. Me puse en la boca los pezones de Perla mientras Amanda me tocaba la verga. En otro momento mi lengua estaba en los pezones de Amanda y Perla lamía mi verga. En un instante tomé las manos de ambas y se las llevaba a sus conchas por encima de mí. Todo era juego, pero habían pasado unos cuantos minutos de la cogida y mi verga estaba ya parada. Ellas lo notaron y esta vez decidieron.
Se sentaron en la cama, una de cada lado mío e iniciaron una chupada profunda y larga. Perla me lamía los huevos, Amanda la verga y se intercambiaban. Con mis manos fui a cada una de sus conchas. Las tocaba, las acariciaba y cuanto más me lamían mi verga, más les apretaba la vagina. Las dos gemían, con sus lenguas afuera me comían la verga. Rozaban sus lenguas cuando se acercaban juntas al tronco y a la cabeza de mi pedazo de carne.
- Nos vas a dar la lechita? – preguntó Amanda
- Si, la quieren?
- Si, la queremos – dijo Perla
La escena era tan caliente y había tanto morbo que no pude aguantar mi paja, no tuve que tocar mi verga para acelerar nada, las dos mujeres con su locura, sumado a la paja que les estaba haciendo a cada una, apuraron la mamada de mi verga. Las dos lenguas y ambas manos marcaban un ritmo que no podía aguantar más. Sentí el cosquilleo en los huevos y la salida del semen por mi tronco. Mis gemidos me delataron, las dos se dieron cuenta, aceleré también mis dedos en sus conchas. Vi el momento en que mi leche saltó de mi pedazo, Perla puso su boca y dejó que Amanda recibiera otra parte. Las dos lamían mi verga parada y absorbían todo el semen que fue saliendo. Amanda tenía en su pelo semen y Perla en sus mejillas. Se dieron cuenta y las dos se lamieron entre ellas. Volvieron a mi verga, la limpiaron y poniendo sus manos, junto a la mía, también se acabaron. Como Amanda estaba más cerca de mí, puse mi boca en su vagina y me acabó a borbotones.
Terminó esta locura, los tres ya no podíamos más. Mi verga me dolía, era casi una guerra de sexo la que habíamos tenido.
Volvimos al baño y ahí, nuevamente en la cama, caímos dormidos los tres.
(Continuará……)