Me casé con la más fea de clase.
Me casé con la más fea de clase, pero es que la más fea estaba forrada de millones.
Remedios no era perfecta, pero su padre si.
No hubiese mirado a Remedios aquel primer día de trabajo si no llega a llegar al curso de formación en un Mercedes SLK ultimo modelo. Yo era el típico guapetón recién salido de la universidad con un titulo de abogado bajo el brazo. Inteligente, guapo, muy muy muy follador y proveniente de familia sin un duro.
Desde el momento en que vi el gris metalizado del mercedes me di cuenta que debía de sentarme en las primera charlas junto a la conductora del mismo.
La conductora del mismo resultó llamarse Remedios, Remedios Guadiana, curiosamente el mismo nombre que tenía el presidente y dueño del banco que me acababa de contratar.
Remedios era fea de cara, buen tipo, pero muy fea de cara. Vestía fatal pero era simpática. No debía de estar acostumbrada a que un hombre como yo se dirigiese a ella pues cuando me dirigí a ella tartamudeaba, y no dejó de hacerlo hasta el segundo día de la semana que nos iban a tener en aquel hotel de la sierra madrileña.
En condiciones normales y pasada la primera noche me imagino que hubiese hecho como varios de mis compañeros de “camada” que discretamente se liaban con tías buenas que atendían al curso. Yo viendo que Remedios me tomaba como un buen amigo, aparte de un buen chico evité la tentación de pasarme por una de las habitaciones de aquellas que me echaban ojitos durante las clases.
Volví en el SLK el viernes en el que todo aquello acababa. Le confesé a Remedios que había ido en bus porque no tenía coche, pero ella insistió en bajarme. Hice que me dejase en Plaza de España para que no viese el cuchitril en el que vivía.
Ese sábado me follé a una antigua compañera de universidad por la tarde y a pesar de haber dado un reino por deshacerme de ella al final salí a cenar con ella. Realmente no tenía otra cosa que hacer y al final seguramente me la follaría de nuevo después de unas copas. Ella pagaba.
- ¡Pedro!- oí gritar a mi espalda cunad entramos en un pub mucho más pijo de lo que a mi me gustaría.
- Coño Remedios, ¿qué haces aquí? – dije al darme la vuelta y ver a Remedios.
- Que bruto eres Pedrito, mira estas son mis amigas, Chicas, este es el compañero de trabajo del que os hablé.
- Encantado.
- ¿Y con quien has venido?
- Con aquella que esta en la barra.
- ¿Tu novia?
- No, que va, una compañera de carrera que me esta contando sus penas.
- Pues menuda choni, ¿no?
- Bueno, era una buena compañera.
- Bueno Pedrito un día te llamo.
Me tomé una rápida con Menchu y antes de que cerrase el metro volvimos a mi barrio. Cerramos varios bares antes de sodomizarla en mi cama con fuerza llenándole sus intestinos de leche fresca.
Yo trabajaba en aseria jurídica internacional. Pocas veces veía a Remedios y cuando lo hacía era a la carrera.
Llevaba un año trabajando cuando le banco decidió enviarme un mes a su filian en Sao Paulo para un asunto que había empezado a llevar en Madrid.
Como era normal yo viajaba en turista, el banco no pagaba business a recién llegados.
Me sorprendió mucho cuando cruzaba al primera clase para ir hasta a la cola del avión cuando vi a Remedios sentada allí.
- hombre Remedios, como ¿tu por aquí?
- Ya ves, me manda el banco a Sao Paulo un par de semanas para un tema de tesorería. ¿Y tu?
- A mi me mandan para un tema legal, un mes.
- Que bien, bueno a ver si nos vemos.
Me dio la impresión que la chica ni se podía imaginar que no todo el mundo viajaba en primera.
A Remedios la esperaba una chofer y amablemente me ofreció a llevarme para evitar que fuese en un taxi. Cuando vio mi hotel se negó en redondo a que me alojase allí. Insistió que me alojase en su hotel el cual conocía de otros viajes. Cunado lo vi me negué en redondo, ella insistió en que llamaría a mi jefe para contarle que mi hotel era impresentable y que había decidido cambiarme de hotel.
El hotel era increíble. No quise ni preguntar cuanto costaba la habitación, pero según después supe por boca de mi jefe, mi mes allí se comía el presupuesto del departamento para todo el año, eso fue lo más dulce que me dijo.
Por alguna razón Remedios se quedó todo el mes y no volvió a Madrid hasta que lo hice yo. Nos pasamos todos los fines de semana en Praia Grande, un lugar exclusivo.
Remedios resultó ser una rica heredera, que vestía mal, en bañador no estaba mal, seguía siendo tremenda fea y se masturbaba lo suficientemente alto como para que cada noche en la que compartimos apartamento turístico yo la oyese.
Remedios me iba a la piel pero yo la evitaba, no quería ni pensar en que fuese la típica loca que al día siguiente me montase un escandalo y su padre me pusiese en la puta calle.
Me imagino que la ultima noche del último fin de semana las caipiriñas pudieron conmigo. Bueno, las caipiriñas, la insistencia de Remedios y que llevase un mes exacto sin follar.
Nos habíamos bebido el Nilo, habíamos bailado todas las lambadas del mundo en las que Remedios a pesar de su aparente conservadurismo y seguramente debido al alcohol brotaba su vulva contra mi pierna.
A mi se me escapó un beso, ella se me lanzó encima y para cuando me quise dar cuenta mi polla empezaba a entrar en el excitado sexo de mi amiga.
Creo que se corrió en cuanto notó mi polla en su interior, si no lo hizo, hizo algo parecido.
Como me imaginaba Remedios estaba bien en pelotas, Delgada, buenas tetas, coño descuidado, sensible a las caricias y las penetraciones pero sencillamente se dejaba hacer, tenía cero iniciativa sexual.
La verdad es que me lo pasé muy bien. Me imagino que sin alcohol nunca hubiese hecho chupar mi polla a una inexperta hija de presidente de banco, pero si, no solo le hice que me chupase mi empalmado nabo sino que acerté a correrme en el interior de su boca como antes había hecho con decenas de mujeres.
Remedios no me habló mucho en el viaje de vuelta a Sao Paulo, tampoco habló mucho lo que nos quedaba de semana en la ciudad brasileña.
El avión tenía wifi y la verdad es que me sorprendió que recibir un mail de Remedios sobrevolando las azores. Lo miré con curiosidad y después de mucho pensarlo me decidí a leerlo.
En el mail Remedios me decía que estaba enamorada de mi desde que me vio por primera vez, que cada vez que coincidíamos se le volcaba el corazón, que cuando me vio en el avión le subieron los latidos del corazón y cuando nos habíamos acostado su vida había cambiado para bien. Me quedé alucinado. Sencillamente no sabía que decir. Seguí leyendo y vi que Remedios me comentaba que había hablado con su madre sobre mi y que su madre le recomendaba que me dijese todo eso y ahí estaba yo leyendo.
Me pasé las tres horas que quedaban de vuelo decidiendo que quería hacer de mi vida. O seguir follando como un loco y avanzar despacio en mi carrera profesional o dar el bragetazo, volar en mi carrera profesional y vivir como dios el resto de mi vida.
No habíamos divisado la costa de Portugal cuando decidí el camino más fácil.
Intenté verla a la salida del avión, pero no la vi en la recepción de las maletas, le llame por el móvil pero no me cogía, lo intenté unas 10 veces pero Remedios había apagado su móvil.
Fui en metro a casa donde me preparé una cena de microondas, me puse una copa cuando sonó la puerta, cuando abrí Remedios se me echó encima besándome apasionadamente.
Le agarré las increíbles tetas y la llevé a la cama mientras la desnudaba, la tía estaba en mis manos. Pensé en hacerle el amor despacio pero en el último momento decidí pensé en aquello de mejor empezar a dominar desde l primer día por lo que la hice ponerse de rodillas mientras le metía mi falo en su boca.
Remedios intentaba recordar lo aprendido el Praia Grande de rodillas y con las tetas al aire. Yo dirigía aquello haciéndole mamar el tronco, el capullo y por ultimo las pelotas.
La puse a cuatro patas sin desnudarla. Tal y como estaba tire de sus pantalones para abajo llevándome con ello las bragas de monja. El bajé el gurruño de ropa hasta sus rodillas y sin muchos miramientos metí mi polla en aquel peludo coño. Remedios dio un respingo cuando se notó invadida y acepto el ser follada por mi.
La usé como un juguete sexual durante las hora siguientes, disfruté como un loco hasta que me corrí en su cara meneándomela con fuerza.
- me ha encantado, te quiero – me dijo ante mi asombro. No me acordé de preguntarle como había sabido donde vivía, me confesó justo antes de irse que llamo al director general de recursos humanos hacía dos horas para que adivinase.
Remedios se fue tarde de mi casa, yo llegue hecho polvo a la oficina y seguramente un poco desarreglado. Una hora y media después de haberme sentado en la mesa mi jefe me llamó a su despacho. Por un momento pensé que me llamaba por la cara que tenía o por las pintas que llevaba aquella mañana después de no haber dormido mucho.
- joder Pedro, ¿qué cojones has hecho? - me dijo con cara de autentica preocupación.
- ¿De que me hablas?
- Me ha llamado el señor Matías y me ha dicho que me dirija contigo a su despacho.
- ¿Quién es el señor Matías?
- El jefe del jefe del jefe de mi jefe.
- Ósea cinco jefes por encima mía.
- No me jodas Pedro no me jodas que dos mierdas como tu y como yo nos llamen a esas esferas y para ponernos en la puta calle.
- No me jodas.
- ¿Qué has hecho en Brasil?
- Nada.
- No te habrás pasado con la hija del dueño
- Ni lo más mínimo.
- ¿Seguro?
- Totalmente.
- Bueno, vamos a bajar al Corte Ingles y te vas a comprar un traje planchado, unos zapatos y una corbata sin manchas, con esa pinta no podemos ver al capullo de Matías.
La coña de ir hecho un desastre aquella mañana me costó medio sueldo. Juanjo, mi jefe, insistió en tirar la ropa vieja, pero yo me negué en redondo, dejaríamos la bolsa en mi cubículo de camino al despacho del jefazo.
A Juanjo le templaba el puño cuando llamó a la puerta.
- ¿Se puede?
- ¿Viene usted con Pedro García?
- Si señor.
- Pasen por favor.
El despacho del tal Matías era esplendido, por lo visto era director general del banco.
- Sr. García, permítame que le llame Pedro - Me dijo mientras me sentaba en una butaca dejando a Juanjo de pie.
- Por favor.
- Me han hablado muy bien de usted y no me han tenido que convencer que nuestro banco no puede desaprovechar el talento de un joven con su formación y valía. A partir de hoy pasa usted a ocupar la subdirección general de asuntos legales del banco y sinceramente espero que acepte este cargo – ni Juanjo ni yo nos lo creíamos.
- Juan José Fernández – le dijo a Juanjo – le ruego se haga cargo de los asuntos pendientes del señor García y que por su puesto no va a poder atender personalmente. Si tiene alguna duda por favor puede consultárselo a la Sr. Benítez, nueva secretaria del señor García. Si no quiere nada más el ruego nos disculpe al señor García y a mi que tenemos temas importantes de que hablar.
Esa noche no me atreví a llevarme el Audi de empresa que me acaban de dar a mi casa, no tenia donde aparcarlo y en la calle en mi barrio no iba a durar.
Pedí a Remedios el favor que me llevase a mi casa. No tardó ni 10 minutos en llegar a la planta noble donde después de mirar de arriba abajo a mi secretaria entró en mi despacho. Al día siguiente había otra mucho menos mona y con menos tetas:
- tenemos una cena
- ¿perdona?
- Si, mis padres te quieren conocer.
- ¿No crees que es un poco precipitado?
- Pedro siendo subdirector general del banco a mi padre lo vas a conocer esta semana. Mejor conocerlo en familia que fuera de ella. Además mi madre se muere de ganas de conocerte.
La cena fue muy tensa, bueno por lo menos de mi parte, ellos fueron majos, simpáticos, cercanos y me trataron como novio oficial de su hija a pesar de que yo solo me la había follado dos veces, nada más.
Remedios insistió en llevarme a casa, pero en contra de lo que esperaba me llevó a la suya donde ella hizo el amor y yo me la follé lo más duro que pude. Cuando me desperté por la mañana pensando que iba a llegar tarde a mi trabajo, Remedios me sorprendió con que me había comprado ella un par de trajes de mi talla cinco camisas, tres corbatas y dos pares de zapatos. Todo carísimo.
- es para cuando te quedes a dormir conmigo.
He de reconocer que el banco la cosa fue de fabula, ni idea porque pero era un fiera del negocio. El típico caso de un don natural que salta en cuanto te dan la oportunidad. Cualquiera podía decir que yo estaba allí por ser quien era, pero desde luego nadie podía decir que mis resultados no eran sobresalientes. Tanto que en un año Matías salía por la puerta del banco con una prejubilación muy beneficiosa para él y más para mi.
Remedios era una mujer sumisa. Se moría por tenerme contento, tanto dentro de la cama como fuera de ella.
Salvo lo fea que era y lo parada que era en la cama no podía tener queja de ella. Había logrado que se vistiese mejor y aprovechase ese cuerpo que tenía, un asistente de imagen hiper gay me ayudo a ello. Remedios cuidaba de mi, me mimaba, organizaba el mundo para que este estuviese a mi gusto.
Pasaron tres años cuando le pedí matrimonio. No es que estuviese enamorado de ella, todo lo contrario, cada día me aburría más, pero ella era la llave a la vida tanto profesional como personal que me gustaba tener y todo a cambio de mal sexo y que todo el mundo en cualquier reunión tuviese una acompañante más guapa de cara que yo.
Estaba a punto de cerrar el ordenador para no volver hasta después de la luna de miel cuando mi suegro entró por la puerta.
- Hola Luis.
- Hola Pedro – me dijo mientras ponía una serie de papeles en mi mesa.
- ¿Qué es esto?
- Tu contrato prematrimonial.
- ¿Y que pone?
- ¿No te lo vas a leer?
- Por supuesto, pero antes quiero saber de tu boca que dice.
- Bueno, poca cosa. Que en caso de que dejes a Remedios o ella te deje a ti por infidelidad te quedas en la calle, renunciando al 100% del dinero, hijos y demás vienes.
- ¿Y Remedios esta de acuerdo?
- Me constó convencerla, pero si.
- Vale y yo que gano si ella me deja a mi.
- Nada.
- Hombre, ¿y si me es infiel?
- ¿MI hija?
- Si
- Vamos a ver Pedro. Me atrevería a decir que si no te llego virgen no lo hizo por poco. Remedios esta enamoradísima de ti y jamás haría eso.
- Estoy de acuerdo, pero soy abogado, puedo firmar mi condena de muerte por tu hija, pero quiero que el contrato también le vincule a ella.
- Esta bien – dijo cogiendo su móvil – te he mandado este en Word, métele una clausula, la leemos y si esta bien lo firmas y ella lo firma esta noche que cenáis en casa.
Esa noche até a Remedios a la cama dejando su culo en pompa sobre una almohada. La sodomicé con fuerza por hija de puta.
Para esos momentos y después de un par de años de relación Remedios era mi consuelo sexual. Aprovechaba mis viajes al extranjero para follarme prostitutas de altísimo nivel que compensaban el aburrido coño de mi mujer, jamás cometía la idiotez de tener una amante o contratar los servicios de una puta en España, pero a 3000 kilómetros de Remedios o su padre, ¿quién iba a saberlo?
Como digo a Remedios le daba de lo lindo, ella no era para nada una mujer pasional en la cama, pero me tenia como un dios y gracias a eso nunca decía no a nada.
La boda fue acontecimiento social en Madrid. Acudieron la plana mayor de banqueros españoles, varios ministros, actores, en fin. 1.200 invitados de los cuales no más de 70 eran míos.
Cuando volvimos de la luna de miel un chalet en Somosaguas nos esperaba.
Fueron dos años en los que Remedios intentó quedarse embarazada de mil y una formas. LA verdad es que la mujer era voluntariosa en la cama, pero un desastre. Por mi parte he de confesar que me volqué en el trabajo donde fui designado Consejero Delegado por mi suegro después de otros dos años de éxitos. Horas y horas de trabajo recibieron su merecido sin duda.
La verdad es que por casa solo pasaba para dormir y algún día a comer, incluso los fines de semana los dedicaba al trabajo, algo que me apasionaba. Solo descansaba cuando viajaba al extranjero con alguna eslava botando sobre mi polla.
La muerte de mi suegro me sorprendió con mi polla en el coño de una lituana en un hotel del Montreal. Cunado vi en la pantalla el nombre de mi mujer ni se me pasó por la cabeza parar para cogerle el teléfono, pero después de más de 10 llamadas me decidí a coger el teléfono y leer “mi padre a muerto, llámame por favor”.
Me corrí de golpe y mi polla quedó reducida a la mínima expresión. Pagué a la eslava, me recompuse un poco y llamé a mi mujer. Por lo visto le había dado un ataque al corazón en la oficina, horas después me enteré por un amigo de la alta dirección que el viejo tenía una amante y había muerto en su cama. Nadie nunca diría nada.
Fui nombrado Presidente del banco con solo 43 años. Hubo cierta oposición, pero prevalecieron las acciones de mi mujer sobre el resto de accionistas. La verdad es que me lo merecía y como siempre Remedios obró el milagro.
Fueron dos años muy duros, la verdad es que a Remedios no la hacía ni caso. De vez en cuando una sesión fuerte de sexo, de vez en cuando un viaje, pero el trabajo no me dejaba hacerlo mejor. Ella seguía mirándome como aquel primer día cuando nos besamos en Brasil
Me dolía la cabeza un montón y decidí ir pronto a casa. Por un día conducía yo mi coche sin que lo llevase mi chofer. En un semáforo me fije en la terraza de una cafetería donde mi mujer estaba sentada con un hombre de más o menos mi edad. Ambos estaba cogidos de la mano y se miraban tiernamente a los ojos. La luz verde me hizo arrancar y perderme el resto del espectáculo.
No dije nada, simplemente conduje hasta casa y me puse una copa al llegar.
Salí de casa y conduje hasta el supermercado de al lado.
Cuando Remedios entró el olor de lubina al horno y una copa de rioja la esperaban.
- ¿Y esto?
- ¿Hoy es una noche especial?
- ¿Y eso?
- Nosotros que hace mucho no tenemos noches de estas.
- No sabes lo que te quiero – me dijo mi mujer mientras me besaba.
Cenamos a la luz de dos velas con abundante vino. A los postres insistí en hacer unos cocteles y después de dos rondas tenía a Remedios donde la quería tener. Borrachilla pero contralando.
La dejé un momento y volví al segundo. Le puse un paño cubriendo sus ojos.
- el postre – le dije, ella no dijo nada, solo se reía.
Esposé una de sus muñecas a las otras, hacía meses que no follábamos con instrumentos. Remedios estaba esposa con sus manos en alto. La hice levantarse de la silla y en medio del comedor con un cuchillo muy afilado rasgue primero su vestido y después sus bragas y su sujetador.
- eran de La Perla – dijo con una sonrisa
- Eran – dije yo.
Cogí un bote es nata en spray y cubrí sus dos pezones. Con un dedo pellizqué uno de ellos y le metí los dedos llenos de nata en su boca. Con mi boca succioné y me comí la nata del otro pezón y la que quedaba del primero. Remedios suspiraba.
Cubrí su cuerpo de nata y se lo fui devorando haciendo que llegase a un fuerte orgasmo cuando eliminé la nata de su coño.
La llevé hacía el salón. La hice tumbar sobre un diván donde solté sus muñecas para volverlas a atar pero en esta ocasión con unas esposas que se ponían en las muñecas y los tobillos dejando el pubis y su ano elevados y a mi disposición.
Metí mi polla en su boca y empecé a follármela por ahí, con mis dedos jugueteaba en su ano hasta que este empezó a dilatarse.
No esperé mucho a meterle un pequeño vibrador en su ojete como tantas veces había hecho con anterioridad. Le di un rato hasta que decidí meterle el de gran tamaño y que solo usábamos en ocasiones especiales. El primero había hecho su trabajo y el segundo entró sin dificultad, hasta el fondo.
No se si mi mujer estaba disfrutando pero si estaba excitada. Con unas correas le até de manera que no se pudiese mover ni un pelo. Remedios jadeaba con fuerza y me rogaba que fuese mi polla la que la fornicaba.
Saqué el bicho de su ano y metí mi polla que salía de mi pretina.
Remedios notó mi pantalón en sus pantorrillas y creo que se corrió al sentir que ni me había desnudado
- ¿gozas zorra?
- Como una loca mi amor.
- ¿Y el te folla igual o peor que yo?
- ¿Cómo?
- Si, el guaperas con el que hoy ibas de la mano – le dije mientras me la follaba a alta velocidad.
- No se de que me estas hablando.
- ¿Cómo que no?
- ¿te lo has follado?
- No se que me hablas.
- Si lo sabes
- No,
- ¿Te lo has follado?
- No era yo
- Eres una zorra – y le di una nalgada sin dejar de bombear aquel agradecido culo.
- ¿quién es?
- No es nadie
- ¿Te lo has follado?
- No
- ¿desde cuando?
- No
- ¿Te folla mejor que yo?
- No.
Y me corrí en su ano. Remedios gemía y respiraba con dificultad.
- voy a hacer una cosa. Voy a ir al cuarto, voy a hacer mi maleta y te voy a abandonar por cerda e infiel.
- Yo no he hecho nada.
- Te voy a dejar atada para que mañana por la mañana te desate el servicio
- No te atrevas.
- Lo siento me voy
- No, no te vayas
- ¿Por qué?
- Porque no me puedes dejar así.
- Si puedo y así todo el mundo podrá ver lo puta que eres.
- Me da igual que lo sepan no quiero perderte.
- ¿Hablaras?
- Solo si no te vas
- Me quedaré, pero no te va a salir gratis.
Cogí un vibrador tamaño burro que hacia años habíamos comprado por la coña y que nunca se lo había logrado meter y se lo metí en su culo. No dijo ni pio.
- Habla zorra.
- Me da vergüenza – un azote en ese perfecto culo la hizo perderla – esta bien, esta bien. Llevas más de cinco años que hacemos el amor de vez en cuando. Te amo, te amo por encima de todo, no me dejes – un golpe en su culo le hizo volver a la historia – yo tenia necesidad de cariño, de que alguien me dijese lo guapa que estaba, lo simpática que era, lo agradable. Que me hiciese sentir como una mujer. No lo busqué simplemente apareció.
- ¿Quién es?
- Un antiguo amigo de la universidad, nos encontramos un día que tu estaba de viaje, quedamos a cenar y desde entonces no ha dejado de mandarme mensajes y hacerme caso.
- ¿Y cuando te lo follaste?
- No hables así – otra nalgada le hizo entrar e materia – hace dos meses me invitó a cenar a su casa y allí lo hicimos.
- ¿qué hiciste?
- Por favor Pedro – otro azote – nos besamos, me comió el coño, yo la polla y luego lo hicimos.
- ¿qué hicisteis?
- El amor.
- ¿Ósea que con el haces el amor y conmigo follas?
- Con él follo, contigo hago el amor.
- ¿Cómo ahora zorra?
- Por favor perdóname.
- ¿Y cuantas veces lo has hecho?
- Pocas – nalgada – unas cuentas
- ¿Cuántas por semana?
- Tres o cuatro veces por semana
- ¿La ultima?
- Hoy al medio día.
- Ósea que me has dejado que te coma el coño usado por él.
- No me duche y siempre ha usado condón.
- Eres un putón, ¿lo sabes?
- Si… lo siento.
Saqué el vibrador tamaño burro de su abierto culo. Le puse una copa y me quedé mirando a esa mujer atada y desnuda que me miraba con los ojos llenos de lagrimas.
- ¿quieres que te perdone?
- Si por favor.
- Esta bien, te voy a perdonar, pero esto te va a costar.
- Hare lo que quieras
- Esta bien. Esta noche vas a dormir en el cuarto de invitados y será así hasta nueva orden.
Desaté a Remedios y me fui a nuestro cuarto sin despedirme si quiera.
Hice por no ver a mi mujer los siguientes tres días. El jueves mandé a Remedios a visitar a mi madre al pueblo y aproveché para llenar la casa de cámaras.
Cunado Remedios volvió a casa por la noche y entró en su nuevo cuarto encontró mi nota.
“Mañana vas a invitar a ese al que te has estado follando todo este tiempo. Le vas a preparar una cena y después vas a dejar que te follé lo más cerdo que seas capas de hacer, sino es suficientemente cerdo te voy a abandonar pues te voy a estar viendo.
Quiero ver como mi fiel esposa se comporta como lo que es con otro”.
Salí del trabajo con tiempo. Encargue en zalacain que me preparasen una cena para llevar y llegué a casa con el tiempo justo de meterme en la sala de la tele donde había preparado una especie de centro de control con el manejo de todas las cámaras.
Llegó Remedios y se dio una vuelta, la verdad es que desnuda valía un Potosí.. se secó se pintó y se arregló. Parecía nervioso por las vueltas que daba.
El florido pirsin llegó puntual. Era alto, bien parecido, un poco pinta de chulo putas, me jugaba un huevo a que en la universidad no le debió hacer ni caso…
La pareja se besaron en la boca, era obvio que el tío la veía rara, pero no ser cortó un pelo tocándole el culo mientras le daba un muerdo.
Remedios le sirvió la cena, hablaron animosamente mientras yo aprovechaba para comerme mi propia cena.
Remedios le puso una copa usando mi botella de Macallan de 50 años, unos 500 euros en copa estaba tomándose el cabrón. Remedios se agachó entre sus rodillas y abriendo al pretina y sacando una blancucina polla empezó a lamer al principio poco a poco y a continuación con ansia y con deseo. Uno no es tonto y era obvio que no era la primera vez que la zorra le comía el rabo a ese mientras se tomaba algo.
El Don Juan le tocaba la cabeza con delicadeza como marcando le ritmo. El hijo puta se tomo un viagra con el propio whiskey. Estaba claro que la cosa iba para largo.
Remedios lamió con todo su repertorio hasta que no pudo más con las rodillas. Dejó a su amigo con la copa en la mano y la polla al aire mientras se retiraba un minuto.
En la pantalla de mi cuarto pude ver como Remedios se desnudaba y se ponía un modelito en cuero junto a un sujetador que dejaba al aire sus pezones y unas bragas con una apertura para el coño.
Antes de salir se enchanchó en los pezones unas pinzas que hacía años que no usábamos. Volvió a la habitación y mostró su escultural cuerpo a su amante y sin decir palabra le agarró de la corbata y le guió hasta el medio del salón donde sobre el sofá había dejado una hiera de juguetes sexuales.
- hoy quiero que sea especial e inolvidable – dijo mientras se ponía a cuatro patas con el culo en pompa. – siéntate y mira.
Su invitado se sentó y le dio vueltas al hielo. Remedios abrió un poco sus piernas y empezó a jugar con su vulva y su ojete. Al principio poco a poco pero según iban pasado los minutos iba dándole juego al asunto.
El palomo sacó su polla del pantalón y empezó a meneársela poco a poco mientras Remedios se masturbaba con muchas ganas.
- pásame el negro, pásame el vibrador negro – gimió Remedios. Su amante le paso lo que pedía y Remedios se la metió hasta el fondo.
Siguió jugando con su dedo en su ojete y el vibrador en su coño durante un largo rato.
- Pásame ahora el rosa – el amante no lo dudó y se lo dio, Reme se metió este en el ano de un golpe. El amante no daba crédito a lo que le estaba pasando.
Dejó que se masturbase un rato largo por ambos agujeros hasta que viendo que entraba mi mujer en éxtasis, el hombre se levantó de su asiento, dejó la copa y le metió la polla a Remedios en la boca, la cual no dudo en empezar a lamer sin perder un segundo.
Remedios se masturbaba con las dos manos y le chupaba la polla y los cojones al artista el cual como única ayuda le agarraba la cabeza y le guiaba en su mamada. LA polla se le había puesto como un elefante.
EL hombre se dejo chupar durante un largo rato, justo hasta el momento en que Reme empezó a quejarse del cuello. El hombre sacó su nabo cogió unas cuerdas enrollada en el sofá y con ella ató a mi mujer dejando su culo a su disposición.
No debía de ser la primera vez que se la mentía en el culo, lo hizo con ganas y con fuerza. Remedios empezó a bufar, signo inequívoco que le estaba gustando y le estaba gustando mucho.
Mi mujer atada respondía moviendo su cadera a las penetraciones de su amante, este con su imperial polla le reventaba el coño con ganas.
- métemela polla en el coño y el vibrador en el culo.
- Joder lo que te gustan dos pollas a la vez – joder de lo que se iba enterando uno, pensé.
El hombre le metió el consolador en el culo y su polla en el coño. Apoyó el consolador en su barriga y cada penetración que hacía con la barriga empujaba hasta el fondo.
- joder que gusto
Le llenó el coño de esperma, por allí no había hablado ninguna ademan de condón. En fin, ya hablaríamos de aquello. Remedios se corrió como una colegial con su primer dedo. Cayó muerta de gusto.
- Desátame y túmbate – le ordenó al amante.
El hombre se acabó de desnudar y se tumbo presentando armas en medio de una alfombra que costaban más que su sueldo de 10 años.
Remedios de un tirón se quitó las pinzas de los pezones y después se quitó las bragas con agujero – que estaban para tirar – y el sujetador.
El miro desnuda como estaba desafiante hacia abajo, levantó uno de sus pies y colocó el tacón del zapato sobre los cojones del tipo. El hombre gimió. Remedió se fue la vuelta y cogió un cordel fino, se acercó ala herramienta de nuestro amigo y colocó el cordelo alrededor de los cojones del hombre, le dio una lamida al capullo y se sentó sobre esa polla.
- sóbame las tetas – le dijo mientras empezaba a botar sobre aquel pedazo de carne en barra mientras daba fuerte tirones de la cuerda a cada pocos movimientos.
Fueron 10 minutos de intenso sexo, fuertes gritos en la que mi mujer como felina enjaulada se follaba a su presa de la manera más salvaje que jamás he visto follar a nadie.
A cada tirón que daba el hombre apretaba las tetas de mi mujer y esta mas placer recibía. Los dos tiernos tortolitos se corrieron a la vez dando un salvaje alarido de placer.
Se quedó Remedios tirada sobre su amante 10 minutos, miró el rolex de su muñeca y vio que llevaba más de tres horas fornicando.
- coge tus cosas y lárgate, hoy ha sido el ultimo día que me ves. Ni me saludes por la calle, lárgate o llamo a la policía.
El hombre se quedó perplejo y sin saber que decir salió del salón buscando su ropa mientras se iba soltando el cordel de los cojones.
Al oír la puerta de casa pude ver por la pantalla como Remedios permanecía desnuda en el medio del salón sin saber que hacer.
Tarde no más de 30 segundos en llegar a donde ella estaba. No dije ni una palabra. Le di la vuelta la lance contra una pared y con mi polla cubierta de un condón le penetré el culo donde nadie se había corrido esa noche.
Le jodí el culo durante creo que una hora. Simplemente quería bajarme el calentón y hacerla saber quien mandaba allí por si por alguna razón no le había quedado claro.
Me la follé sin pausa todo el fin de semana, el lunes con el contrato firmado mucho años antes y con la cinta de video como prueba de su manifiesta infidelidad, presenté la demanda de divorcio.
Le pedí a los abogados que no la dejasen sin nada, pero el banco y las mansiones me las quedé yo.
Desde el día de nuestro divorcio vivimos juntos como amantes, en la practica es lo mismo que estar casado con ella pero teniéndola cogida por los cojones. Creo que en breve tendría que casarme con ella otra vez porque aunque divorciados ni una sola noche hemos vuelto a dormir separados.
Ahora Remedios me acompaña en mis viajes y si tenemos que follarnos los dos a una nórdica, no la follamos y aquí paz y después gloria.