Me cansé de ser virgen- Parte 3

Ya pasaron seis meses desde que me desvirgó mí concerje y empecé a vivir ni sexualidad libremente. Pero cuando creía que ya tenía completo dominio sobre los hombres un taxista me humilla de la peor manera.

Pasaron ya seis meses desde que me mudé de ciudad y desde que Rubén, el encargado del edificio, me desvirgara. En ese tiempo fui aprendiendo cómo tentar machos, cosa que no era tan difícil como creía cuando llegué.

Casi todas las noches me ponía algún vestido corto o escotado, o ambos y salía a bares en busca de verga. A veces la encontraba antes de llegar, hay muchos taxistas y choferes de Uber quienes me terminaron dando el viaje gratis. Me encantaba cuando los encontraba mirándome las piernas desde el espejo.

Siempre me hacía la que no me daba cuenta y abría las piernas para que pudieran ver mis labios, dejé de usar ropa interior durante mis cacerías, y empezaba a tocarme. Me encantaba sus reacciones, algunos casi que frenan en seco para venir hacía mí y clavarme de una, otros simplemente empiezan a masturbarse disimuladamente. A estos últimos, siempre encontraba una excusa para que en algún semáforo pudiera pasarme a delante, y mamarles la verga mientras conducían, muy peligroso y excitante. Otros no me hacían  solo miraban y hasta grababan con el celular el espectáculo que les daba.

Pero cuando llegaba a los bares ( si es que llegaba) la cosa era más sencilla, casi siempre lo único que tenía que hacer, era sentarme sola en el bar, pedir un trago y empezar a tomarlo con la espalda sacando pecho y echarle una mirada a los hombres del lugar. La mayoría me miraban, era el punto de llamar la atención, pero pocos mantenían la mirada cuando nuestros ojos se cruzaban, seguramente creían que los atrapé mirando y me molestaría, pero al que me mantenía la mirada le regalaba una sonrisa y un guiño. Le hacía un gesto con la cabeza para que se acercará, y siempre obedecían, a veces hasta recibiendo palmadas de felicitaciones de sus compañeros.

De ahí en adelante era casi siempre un intercambio breve de palabras, halagos, toqueteos y la propuesta de ir a un lugar más solos. Ese lugar o bien podría ser el baño del bar, el auto del afortunado o en algún portón oscuro en la cercanía del bar. Después de algunas mamadas y cojidas, si estaba satisfecha le dejaba mí número para repetir en otro momento y si no, pues nada saludos y buenas noches.

Este último caso fue el que pasó la noche que cumplí los seis meses de mudada. Estaba en la puerta de una casa que parecía abandonada y oscura, sentada en uno de los escalones con las piernas abiertas mientras mí presa de hoy intentaba ponerme su verga.

El problema era que estaba demasiado borracho y no podía acertarle, así que le tomé la verga y me la introduje. Empezó a moverse pero solo agarraba del piso por lo borracho.

-Ugh!!! Que rica estás mamita- dijo mientras volvía a salirse de mí vagina.

Cansada lo doy vuelta para estar yo arriba y empieza a montarlo. Cuando pasaron unos cinco minutos estaba empezando a volver a calentarme así que comencé a masajear mi clítoris mientras me meneaba de arriba a abajo.

-agh… ufff… así bonita…- decía medio balbuceando.- Agghhhhhh.

Lo miro  preguntándome qué fue ese último ruido y es cuando siento como eyacula dentro mío, me levanto mientras seguía tirando chorros de semen, está vez encima suyo. Una vez terminada la corrida, su verga cae como un muerto. Intente revivirla con pajas y algunas lamidas, pero no había forma, lo miro a la cara y veo que el dueño también cayó inconsciente.

Completamente cachonda e insatisfecha le acomode el flácido pene en su boxer y tomé su celular y vi el último grupo con mensaje sin leer que eran de los amigos con los que había ido al bar

"Tomi, como te las estas pasando con la hembra?"

"No seas mal amigo y envía fotos y videos!"

"Traetela después al apartamento así la disfrutamos todos jajaja"

Estaba tentada por este último mensaje, pero decí solo mandarles una foto de su amigo y de la casa.

"Vengan a buscarlo que lo he dejado seco de tres estocadas"

Leo solo un par de respuesta siendo la mejor

"Espera que tengo que vengar a mí amigo y dejarte inconsciente a vergazos"

Riéndome a carcajadas dejo su móvil en su bolsillo, me limpio y acomodo bien el vestido y salgo a tomar un taxi. Había justo uno aproximándose a baja velocidad, así que lo tomo.

Le doy la dirección y me acomodo en el asiento trasero. Veo que me observa desde el espejo retrovisor y mí calentura vuelve enseguida. Empiezo con mí juego de abrir, como quien no se da cuenta, las piernas y empiezo a tocarme. Estaba segura de que me estaba observando, pero seguía conduciendo como si nada. Hasta empezó a hablarme.

-Tuvo una buena noche señorita?- me dice, y dejo de tocarme avergonzada.

-Para nada- bufo, parecía que ni el taxista iba darme satisfacción esta noche.

-Cómo es eso? La vi que estuvo montando  a un joven por ahí, no fue suficiente?- me dice y quedo congelada

-Cómo  sabe eso?- le pregunto

-No se habrá dado cuenta pero la ví desde la calle, estaba dando la vuelta para volver a verla cuando me detuvo- me dice con una sonrisa siniestra- imagine mí suerte.

Entre asustada y caliente de que me estuvieran observando y más que nada que me siguieran, observé que no estábamos volviendo al centro donde se encontraba mí departamento, habíamos subido a la autopista que sale de la ciudad.

-Se equivocó de camino-le digo, inocentemente creyendo que era un error.

-Vamos bien putita-me dice mirándome desde el espejo- Seguí dándome el show de hace un rato y tocate.

Estaba asustada, no me gustaba la idea de no saber a dónde estaba, y de las intenciones del hombre este. Se nota que vió mi miedo y que no obedecí inmediatamente su orden por lo que hizo un zigzag rápido con el volante. Cómo estaba sin cinturón me balancé de derecha a izquierda en el auto.

-Lo que viene es inevitable, así que mejor que obedezcas-me dice con el ceño fruncido,y luego se ríe- que vas a terminar disfrutando como la puta que sos, ahora tocate!

Ahí quedé sin dudas de que me iba a violar violentamente si me negaba, no eran solo sus palabras era su mirada. Volví a masturbarme como antes, pero con miedo. Así y todo estaba mojada y todavía tenía rastros de semen de la cojida anterior.

En un momento noto que salimos de la autopista y estábamos en un camino de tierra sin ninguna otra luz más que la del taxi. Saca el móvil y manda un mensaje de voz.

-Gente, espero que estén todos porque ya traje la comida- me saca una foto de mis piernas abiertas y mí mano jugando con mí clítoris, y la envía junto con el mensaje.

Siento un balde de agua frío al darme cuenta que no solo me estaba por llevar a un lugar vacío para violarme sino que me estaba llevando a donde había aún más personas.

Diez minutos más de andar por el camino de tierra y dónde el taxista me seguía sacando fotos y mandando audios, llegamos a una tranquera.

De la oscuridad salen dos hombres que la abren para dejar pasar el taxi, luego la cierran y nos siguen hasta llegar a un galpón.

El galpón estaba oscuro desde afuera pero se notaban luces de adentro. También noté que estaba rodeado de autos vacío, por lo que supe que aquí era donde me iba a violar en manada. Dejo en de tocarme, pero mí clítoris y vagina estaban ya súper estimulados y húmedos.

Uno de los hombre que me seguía me abrió la puerta y esperaba a qué bajará, me quedé mirando la puerta abierta con miedo pero salí antes de que me lo ordenarán o me sacarán a la fuerza. El hombre me toma de un brazo y siento al taxista tomandome del otro, me guiaron hacía el portón del galpón, el cual el otro hombre abrió dejandonos pasar.

Apenas entré, sentí un mar de silbidos y aullidos de celebración. Miré alrededor y había al menos veinte hombres allí, victoriando mí llegada. Mí taxista me tuerce el brazo detrás de mí espalda, logrando que chille de dolor, me pasa un lenguetazo por el cuello.

-Miren que lindo postre que les traigo- dice al grupo mientras me dirige al centro, el otro hombre me soltó y el taxista aprovecha mí lado libre para toquetear mí cuerpo.- Esta puta es de primera calidad.

Siento carcajadas, y el taxista  tira de mí vestido hasta dejar al aire mis pechos, sujeta ahora ambos brazos detrás de mí espalda haciendo que saque pecho, y empieza a pasarme por la circunferencia de hombres a  mí alrededor.

-Vamos, toquen y comprueben, estás tetas enormes no se consiguen en cualquier lado- dice mientras los hombres me manoseaban los pechos. Algunos hasta le daban lamidas y otros ya tenían la verga afuera y se estaban masturbando. No eran suaves, por lo que se me escapaban gemidos de dolor, entre súplicas para que se detengan.

-Ya está entregada, escuchen como gime jajaja- escuché decir a uno de los hombres.

-Se nota que le encanta la verga, miren como tiene las piernas chorreadas.- escucho a otro-  y dice que no la muy puta jajaja

Me salen lágrimas de la humillación, no por lo que estaba pasando sino porque lo estaba disfrutando. Me estaban tocando a la fuerza unos veinte hombres, y seguro iban a ser cosas peores y si bien estaba asustada sentía como estaba exitada. Es como si mí cuerpo le diera la contraria a mí mente y quisiera todos los miembros presente dentro de él.

Mí secuestrador que no debería tener más de 40 años, bronceado de estar en el taxi y pelo negro. Me arrastró de nuevo al centro, me terminó de sacar el vestido y me ató con una cuerdas para que mis brazos quedarán detrás de mí espalda.

-Bien ya saben cómo vamos a hacer, yo arranco porque soy el delivery y luego siguen en el orden quien ganó las apuestas el día de ayer, ya saben sus lugares- dice al grupo como si estuvieran organizándose para un partido- le pueden hacer de todo siempre y cuando no queden cicatrices,  y solo yo puedo acabarle adentro¿Entendido?

Cuando todos gritaron un sí, como si estuviera a punto de salir a la cancha, el taxista me obligó a arrodillarme, de manera tal que mí cara quedó en su entrepierna. Se desabrocha el pantalón, se lo baja junto al boxer y deja al descubierto su verga erecta. Estaba tan dura que apuntaba sola hacía arriba, miro alrededor y veo que ya todos estaban con la verga afuera. Siento que el taxista me agarra del pelo y gira mí cabeza para su pene, quedando la punta de este en mí boca. Podía sentir un olor rancio, y veo como este tenía rastros de semen seco como si no se hubiese lavado en días.

-Te gusta? Lo dejé sazonar para vos. -me dice con sorna- ahora lamelo. -Me dice empujándolo contra mis labios de nuevo.

Yo cumplo con lo que me pide y le lamo la glande hasta que el sabor agrio desapareció y empecé a sentir como líquido nuevo empezaba a salir.

-Ahhh… siempre supe que ibas a ser una buena chupapija- me dice y de golpe me encaja toda su verga en la boca- hora de comer.

Empiezo a cabecear para poder tragar toda la verga. Miro de reojo al los costados y veo como todos los hombres se estaban masturbando y esperando con ansias su turno.

"Bien, si era darles mamadas a todos no iba a ser tan terrible. Tal vez me dejen una vez que se hayan corrido todos" pensé inocentemente y empecé a chupar con más entusiasmo.

-Uff siempre fuiste golosa Nellita-dice el taxista y me quedo congelada, ese era mí apodo familiar que mí tío y mí papá usaban cuando era pequeña. Con su verga aún en mí boca lo miro a la cara buscando explicaciones, el se ríe y con la mano vuelve a mover mí cabeza para que continúe con la mamada mientras empieza a hablar.

-Todos acá trabajamos para tu familia en algún momento-explica mientras sigue moviendo mí cabeza- y por diferentes motivos tu tío y tu papá nos dejaron en la calle sin nada.- me dice subiendo la velocidad mientras siento que me atragantó con su verga y me pongo a llorar.

-Asi que con usted Nellita nos vamos a cobrar los que nos debe su familia.- me embiste con fuerza y acaba en mí garganta, como hizo Rubén en mí primera mamada, así que repetí inconscientemente la acción y chupe toda la verga.

Mí cabeza funcionaba a mil, está última confesión destrozó toda esperanza de que solo fuera víctima al azar de este grupo de bestias. Me habían buscado, tal vez durante bastante tiempo y yo de regalada les había dado la oportunidad en bandeja.

-El que sigue- dice y da paso al siguiente hombre. Este era petiso y panzón, ya tenía su pene afuera. Era apenas la mitad del tamaño del taxista, así que no tuve problemas en lamerlo y mamarselo.

El hombre estaba que no podía más de la felicidad, parecía un duendecillo de Santa. Al poco rato se tensa y saca su pene para acabar en mí cara. Lamo lo que puedo con mí lengua para limpiar un poco mí cara.

-Vamos Ogro, tu turno-dice el taxista, y veo porqué lo llamaban Ogro, era alto pero nada llamativo, su pene era otra historia. Nunca había visto un pene tan grande y grueso, ni siquiera en las películas porno.

Ogro toma su súper verga con la mano y me la mete de una en la boca. Empiezo a mamarla como puedo, pero simplemente no me cabía  por completo en la boca. Aprieto las piernas para poder calmar mis labios que me dolían de la excitación y podía sentir como más juegos salen de mí vagina.

Después de un tiempo en el que me concentré más por poder respirar que otra cosa, Ogro acabó en mí pelo y se limpió la punta con mí mejilla con una risa.

Así fueron pasando uno por uno hasta que al final estaba todo mí pecho, panza, piernas, cara y pelón lleno de acabadas. Algunas seguían escurriendo por mí cuerpo y otras ya se habían secado. Estaba hecha un verdadero asco.

-Que linda la señorita, sí que supo cómo tragarse las vergas de todos- le dice el taxista.

-Una verdadera especialista- dijo el petiso

-Tanto que la cuidaban  a la virgencita, y en realidad era una tremenda puta como siempre sospeché- volvió a decir el taxista

-¿Quien eres?- le pregunté mientras recuperaba el aliento desplomada boca abajo en el piso

-Ya te dije, Trabajé para tu tío- me relata, mientras me da vuelta y me abre las piernas con ambas manos.

  • cuidaba la casa de campo que visitaban cada tanto, limpiaba la pileta y arreglaba cosas de la casa. Cuando no había nada que hacer era un peón más.- me mete dos dedos en la vagina y los saca sonriendo- estás deseosa de más verga, miren muchachos la señorita nos está pidiendo que le demos por el coño- dice levantando los dedos para mostrar toda mis viscosidad al resto de los presentes.

-No, por favor, no me hagan nada más- les suplique, pero mí cuerpo me traiciona humedeciendose aún más y poniendo mis pezones erectos.

-No mientas Nellita, nunca fue buena mintiendo.- me dice y mete tres dedos en mí vagina robandome un gemido de dolor de mis labios. Fue metiendo cada vez más dedos hasta que todo el puño quedó adentro mío.- Nellita, te vamos a cojer hasta que no puedas hablar y nos ruegues por más.

Empieza sacar y poner el puño mientras se masturba con su otra mano. Siento entonces como uno de los hombres se sienta en mí cara.

-Dale, chúpame las bolas- me dice mientras me las rebota en la cara. Lloriqueando de dolor hago caso y siento como junta mis tetas y empieza a  masturbarse con ellas. Las bajaba y subía alrededor de su pene mientras yo le succionaba las bolas.

-Mmm que ricas las tetas, pensar que perdí el trabajo por quedarme mirándolas cuando visitaban a tu papi a la oficina- me dice el hombre que se estaba masturbando con mis pechos mientras empieza a embestirlas con fuerza.- sole con esto desde entonces.

El hombre siguió cogiéndome las tetas con más fuerza y me tiraba de los pezones. Mí papi falleció cuando tenía veintiún años, y había dejado de ir a su oficina cuando estaba en la secundaria. Así que esté hombre había estado queriéndome coger desde que tenía catorce años o menos. Está información hizo que me perturbara y calentara más, empecé a gemir con mayor fuerza. Y una oleada de placer me recorrió el cuerpo, humillada me convulsionaba, mientras el taxista me hacía fisting y el hombre cogía mí pechos,  con mí primer orgasmo de la noche. Fue de tal intensidad que casi quedó inconsciente.

-Amigos, la señorita acaba de tener su primera acabada- dice el taxista sacando su puño, el otro hombre también se corrió arriba mío y dejó espacio para que otro ocupará su lugar y se sentara en mí cara para repetir el proceso con mis pechos- y parece que le dan morbo saber cómo perdimos el trabajo por culpa de ella.- dice el taxista mientras mete su verga en mí vagina y empieza a embestirme con velocidad.

Sin sensible del orgasmo que tuve, con las embestidas del taxista, tuve rápidamente otro orgasmo mientras él seguía hablando entre embestidas. Me di cuenta que ya no estaba quieta como en un principio, sino que meneaba las cadera para sentir más profundo la verga de mí taxista.

-A mí me despidió tu tío cuando me descubrió masturbandome con una tanga tuya en tu habitación.- le escuché decir- lo que nunca supo y tampoco vos, es que varias veces te hice tragar mi leche- confesó en entre embestidas.

-Siempre te pasabas por la casa de campo de tu tío como una zorra en celo, en verano cuando salías en bikini a la piscina nos dejabas  calientes a todos con esas tetas y ese culo.- empezó a embestirme con más fuerza y con su monólogo me corrí otra vez más, el saber que desde adolescente y sin proponérmelo era tan tentadora me ponía a mil- y siempre pedías un licuado cuando tomabas sol. Así que te preparaba el licuado con mí leche.

El taxista ya estaba fuera de sí, mientras confesaba como me había hecho beber  su acabada más de una vez. Por otro lado ya había perdido la cuenta de los hombre que se sentaron en  mí cara, algunos pedían que les chupara las bolas y otro el culo, yo obedecía sin rechinar a cada uno y recibiendo sus acabadas en el pecho o la cara.

Con unas últimas embestidas mi taxista empieza a tensionarse y acelerar la velocidad para acabar con un rugido en mí interior. Lo acompañé con otra corrida de mí parte y cuando salió de dentro mío empecé a menear la cadera invitando al próximo para que siga.

-¿Con que está era la damita que nos suplicaba que no hiciéramos nada?- dijo el próximo hombre en colocarse en la entrada de mí sexo, sin chorreante de semen. Jugaba con su glande y la pasaba por la entrada sin meterla, bufo de frustración.- si querés verga vas a tener que pedirla.

Sigue torturandome con su verga hasta que suelto las bolas del tipo en mí cara para gritar.

-Agghh…¡Metemela ya!- le digo humillada, pero aún más caliente.En ese instante me la clava de una estocada y empieza a coger violentamente.

Está vez casi sentí más dolor que placer y me arrepentí de haberme rebajado, claramente mí placer no era su prioridad, sólo satisfacer sus deseos carnales conmigo y su venganza con mí tío y mí papá.

Terminó en mí panza después de contarme como mí tío lo vio mirándome el trasero y por eso lo despidió, y le siguió otro, y después otro. Todos narrando el porque los despidieron, todas las razones me involucraban. Ya no había más hombres en mí cara, y mientras todavía había fila para violar mí coño, el taxista nuevamente erecto, me hace levantar de manera que quedo sentada de espalda mí lechero.

-Es hora de reclamar el postre y abrir la caja de bombones- me dice al oído y se chupa los dedos y los baja hasta mí culito- hoy te vamos a abrir ese culo, no vas a poder cerrarlo en muchos días.

-No por favor, por el culo no- le ruego, está vez si asustada porque nunca me lo habían hecho por el culo, era mí único que pensaba guardar hasta el matrimonio. Lloriqueando trato des explicar- nunca lo hice por el culo.

En cuanto lo dije en voz alta, supe que fue un error admitir que aún había algo Virgen en mí. Por que hubo un alarido entre todos los presentes.

-Hay Nellita, no sabes lo feliz que me acabas de hacer- dice mientras me mete dos dedos de cada mano y empieza a abrir mí culito.

-Nooo por favor no, cualquier otro lado menos ahí Agghhhhhh me duele por favor- le digo mientras introduce su verga de a poco en mí culo mientras me retuerzo.

Mientras tanto el próximo el la fila para mí vagina se insertó de una y empezó a cogerme. Lo cuál hizo que me distraiga del pene siendo introducido en mí culo.

En un momento mi taxista aprovechando el movimiento de la embestida del hombre frente mío terminó de adentrarse  y pude sentir toda su verga en mí culo y al mismo tiempo la otra verga golpeando mi útero. Se sincronisaron en la embestidas y llena de verga volví a correrme entre gritos de placer, está vez los orgasmos no dejaban de venir y entré en un trance dónde solo podía gritar y gemir por más.

Mí taxista volvió a acabar dentro mío, con una cachetada a mí trasero se dirigió a los demás.

-Chicos… a llenarle el culo jajaja-

Cómo perros de cacería siguieron las órdenes del líder y empezaron a cogerme mutuamente lisque faltaban por delante y lo que habían terminado por atrás. Seguía teniendo orgasmos cada vez más seguido, era como si mí cuerpo ya estuviera adoctrinado a acabar cuando había más de una verga en mí.

Llegó el momento en que ya no había más en la fila para mí coño, y pude respirar un poco, ya que al no tener tantos estímulos, había parado de tener orgasmos. Me siguieron rompiendo el culo en orden, hasta que veo que el próximo en la fila es el Otro.

-No, por favor, Ogro- le digo sonriéndole asustada- te hago cualquier cosa, pero me vas a romper en dos, te la chupo de nuevo o sino cógeme el coño, puedes acabarme adentro o me trago toda tu leche.- intenté negociar con él.

Su respuesta fue inclinarme de manera que mí cabeza quedara casi en el piso, espalda estirada y culo parado. Para después clavarme su monstruosa verga por mí culo recién desvirgado.

Los alaridos de dolor que solté se debieron haber escuchado a kilómetros. Sin piedad se insertaba una y otra vez y con cada clavada soltaba un grito. La mente se me puso en blanco y dejé de pensar, solo se que jadeaba como un animal y en un momento sentí como los ojos se me cruzaban y los ponía en blanco.

-Grande Ogro, la rompiste - escuché decir a alguien y sentí un flash de cámara.

Pero poco me importaba ya que no tenía conciencia, lo único que me importaba era no dejar de sentir placer. Ante los alientos de los demás, Ogro empezó a subir la velocidad y la profundidad, aún no la había metido por completo, hasta que sentí sus bolas chocar con mi trasero.

En unas de las tantas embestidas siento como no solo me vengo de nuevo, sino que es con tanta fuerza que creí orinarme.

-Un squirt!!! Que buba cogida le estás pegado Ogro!!!-

Aún más entusiasmado, me agarró del cuello y me empezó a coger con violencia. Yo seguía acabando y empecé a perder el conocimiento.  Después de desvanecerme, siento una cachetada en la cara.

-Esta viva, sigamos trabajando gente- dice alguien y vuelvo a sentir otra verga mientras voy recobrando el conocimiento.

Entre gemidos me desvanecía seguido a veces unos segundos y a veces minutos. Cada tanto recobraba el conocimiento con un orgasmo para volver a desmayarme.

Unas horas después, volví a despertarme con el petiso encima mío y su verga en mí coño.

Miré a mí alrededor y vi que ya no había casi nadie en el galpón, un par de hombres, mí taxista y el petiso jadeando en mí oreja. Sentí el sabor de semen en mí boca y supe que acabaron en mí boca mientras dormía. El petiso suelta un bramido y eyacula dentro mío, cuando se levanta se da cuenta que desperté y me da un beso de lengua al que respondo de mala gana.

Me doy cuenta que estoy con una mano encadenada a una columna.

-La bella durmiente se despertó- dice mí taxista.

-¿Cuánto tiempo pasó?-pregunto

-Casi un día, el Ogro te dejo knock out, pero no te preocupes Nella- me dijo acariciándome el cabello como si fuera una niña- seguimos disfrutando de tu cuerpo hasta que nos cansamos, aún dormida genias como perra en celo.

Después de dormir y con la calentura satisfecha, podía volver a pensar más fríamente. La indignación y la humillación se apoderaron de mí. Estaba enojada conmigo por hacerme dado el gusto de disfrutar lo que me hicieron, estaba enojada con ellos por hacer conmigo los que les plazca.

El taxita se sacó la verga del pantalón, tomo mí mano y empezó a masturbarse con ella, el petiso se había prendido a mí pecho y empezó a chuparlos. Mí indignación previa empezó a flaquear con una nueva ola de calor. Mierda, odiaba que fuera tan puta en estos momentos.

-Sabes un secreto de tu tío- me preguntó el taxista- y seguramente de tu papá?

No le respondo, para no darle el gusto, solo aprieto mí mano con más fuerza. El solo hace una nueva de dolor pero me da una sonrisa y una lamida por mí cara.

-Te habrás dado cuenta que eran y son muy protectores.- me dice al oído- pero no era solo por protección, verás es de tu tío de quién saque la idea de masturbarme con tu ropa.

-Mientes- le digo mirándolo a los ojos- mí tío es la persona más correcta que hay, no es como tú- ni como yo, pensé.

-Lo encontré varias veces masturbandose desde su oficina mirando a la pileta mientras tomabas sol- me dice manteniéndome la mirada con una sonrisa- más de una veces me mandó a llevar a lavar ropa tuya llena de su semen.

Abro la boca de sorpresa, estaba estupefacta. El taxista aprovecha para plantarme un beso de lengua como había hecho el petiso que seguía mamando de mí pecho como esperando conseguir leche.

-Que mejor venganza que tomar a la sobrinita que tantas ganas le tenía pero nunca se animó a desvirgar- me dice y eyacula en mí mano- descansa que hasta que no pague el rescate vamos a seguir divirtiéndonos juntos- dice mientras me saca una foto con su verga en mí mano y el petiso en mí pecho

Sin saber que hacer con esa información dejé que volvieran a violarme. Pasaron tres días, en  donde me culearon, cogieron y me hicieron mamarles las vergas, a veces me despertaban con una polla en la boca, otras me despertaba con semen fresco escapando de mí vagina.

Mentiria si dijera que fueron tres días de tortura, pues la verdad es que acabé más veces en ese cautiverio que en el medio año que en la ciudad. Pero nunca iba a admitirlo en voz alta

Para cuando comenzaba el cuarto día estaba medio consciente, pero pude sentir luces de policía afuera del galpón, así como ruidos de forcejeos y corridas. Cuando abrieron la puerta perdí una vez más el conocimiento.

Desperté en una cómoda cama, con el pelo lavado y peinado. Tenía un camisón blanco puesto y todo los rastros de semen seco habían sido lavados. Cuando miro alrededor reconozco la habitación, estaba en la casa de campo de mí tío.

Cómo si lo hubiera llamado, entra en mí habitación.

-Nellita! Despertaste!- se me acerca, toma una mano mía y le da un beso- no te levantes, ya estás a salvo, esos hombres no te van a volver a poner una mano encima- me dice dándome besitos en la mano entre cada palabra.

-Tío! No sabes lo feliz que estoy de verte- dije  con lágrimas en los ojos, me sentía como una niñita de nuevo.

-Ya a vos, nunca debí dejarte ir a la ciudad- me dice dándome un beso en la frente.

-Gracias tío, pero creo que necesito dormir más, podemos hablar después de algo que me dijeron- le digo con una dulce sonrisa.

-Si mí niña, lo que quieras- da otro beso en la frente- hablamos cuando estés descansada.

-Muchas Gracias!-lo abrazo desde el cuello y le doy un beso largo en la mejilla, casi en la comisura de los labios y siento como se tensa.

Se levanta de la cama y noto rápidamente su erección en su pantalón. El taxista tenía razón, mí tío me deseaba e íbamos a tener que hablar sobre eso más tarde.