Me cansé de ser virgen- Parte 2

Apenas mudada a su nuevo departamento, Marianela empieza a pensar en como perder la virginidad y la respuesta toca a su puerta.

Después de 15 años de abstinencia por culpa de mí ex y su estúpido voto de castidad, pude  mudarme a una nueva  ciudad con la escusa perfecta de sanar mí corazón roto. Sin la presión ni el ojo encima de mí familia, iba a poder atreverme a vivir mis fantasías.

Había llegado al departamento en el que viviría estos dos próximos años. El mismo no tenía mucho, la cama en el dormitorio y los electrodomésticos en la cocina. Iba a tener que comprar el resto del amoblamiento más tarde. Lo importante era ver cómo conseguir a alguien para me desvirgara. La ilusa que esperaba al casamiento  se cansó y quería que le dieran de una vez, no importaba quien.

El único incoveniente era encontrar a ese alguien. Lo malo de estar 15 años fielmente de novia es que no sabía cómo flirtear y mucho menos seducir a un extraño. Mí único material didáctico habían sido los centenares de pornos con los que me había masturbado en los últimos años. Pero no creo que sea tan fácil como pedir una pizza y decir que no tengo dinero, o tal vez si.

Mientras estaba pensando en como arreglar el asunto de mí virginidad tocan timbre a mí puerta.  Cuando abro me encuentro con un hombre alto, fornido, de unos 50 años o más, piel morena, ojos marrones y pelo negro con canas. Por alguna razón se me vino a la mente Mario, el capataz de los campos de mí tío, al que había visto dándole con todo a mí tía en la cocina, y con quién fantasié la primera vez que me masturbé.

-Buenas tarde señorita, soy Rubén el encargado del edificio, vengo a presentarme y a avisarle que el resto de su mudanza acaba de llegar. ¿Quiere que vaya subiendo las cajas?- dijo mientras se llevaba una mano al pecho. Manos grandes y robustas, con dedos grandes y gruesos. Con una mano mia seguro podría envolver dos de sus dedos, y los imaginé jugando con mí sexo. Ya me estaba mojando.

-Hola Rubén, llámeme Marianela por favor- le respondo con una sonrisa mientras le estiró la mano para saludar- no me gusta que me traten tan formalmente- digo mirándolo a los ojos.

-Entendido seño-digo Marianela, pero entonces no me trate de usted- me dice sonriendo mientras toma mí mano y la estrecha. Tenia razón apenas llego a tomar una cuarta parte de su mano con la mía, mis pantis estaban inundadas.

-De acuerdo, entonces Rubén si podes alcanzarme la cajas de la mudanza te lo agradecería mucho- le digo sin querer soltarle la mano.

-Enseguida se la traigo- bajo la cabeza y le dió un beso a mí mano antes de irse.

Tuve que cruzar las piernas con fuerza para calmar las palpitaciones de mí labios.  Lo había decidido, Rubén se ganó el billete ganador e iba a ser el afortunado en ser mí primer hombre, solo faltaba notificarlo y que retirara el premio.

Fui a mirarme al espejo, me peiné un poco y me puse un poco de rubor. Me saqué la blusa y quedé con un top de straps, pero podía notar mí brasier así que lo saqué para quedarme solo con el top. Me dejé la falda pero me la subí unos 5 centímetros por arriba de la rodilla.

Guardé el sostén en un armario, dejé la blusa colgada en una de las dos únicas sillas de la cocina. En eso toca la puerta Rubén, le abro y pasa con dos cajas  en brazos, otras cinco en el pasillo del edificio. Me pregunta en donde dejarlas, le indico que en el armario de mí habitación y el resto en la sala de estar. Cuando deja  las cajas en el armario, me doy cuenta enseguida que notó mí sostén porque se quedó un rato mirando el rincón donde lo  había dejado. Me pongo colorada pero ni él ni yo decimos nada.

Ruben se da la vuelta y me mira  por primera vez desde que entró. Fue casi un instante pero me escaneó con la mirada de arriba a abajo, me dio una media sonrisa y siguió trayendo las cajas.

Cuando colocó la última en el piso veo como su frente estaba  llena de sudor.

-¿Querés algo de beber?, En la cocina están las únicas sillas, vaya a descansar ahí- le pido sin saber cómo dar un paso más allá.

-Muchas gracias, hace mucho calor ¿verdad?- me dice mientras pasa a la cocina- Usted también se ve acalorada.

-Si supieras- pensé, busco en la cajas algunos vasos para servirnos agua.

-Completamente de acuerdo- digo mientras entro- ya que estamos sentados porque no hablamos. Es la primera persona en la ciudad a quien conozco.

-Me parece perfecto, porque no me cuenta de usted Marianela, ¿Que la trae a la ciudad?-me dice antes de dar unos cuantos sorbos de agua.

-Estudio, voy a hacer un post grado.- respondo pensando cómo demonios voy a seducirlo contándole mi historial académico- pero eso es una excusa, la verdad es que vengo buscando espacio para conocerme mejor, hace unos meses mí ex novio me dejó casi en el altar por otra mujer a la que dejó preñada. Así que quería alejarme de toda mí familia y amigos, para poder desquitarme a mí manera…

-Hay que ser idiota para dejar a una mujer tan linda e inteligente como usted, pero no sé preocupe aquí encontrará monton de hombres dispuestos a darle un hombro dónde llorar- me dice y siento como su rodilla toca mí pierna cuando se asoma para pasarme la mano por la espalda en forma de consuelo. Lo miro a los ojos, sonreí, y apoyé mis manos en su rodilla, ya casi cantando victoria.

-Muchas gracias, Rubén, me hace falta alguien así.- Rubén apoya su otra mano sobre las mías y empiezo a acercarme a su cara, cuando siento unas palmadas en las manos, y a Rubén  levantándose de la silla.

-Y lo va encontrar en seguida, gracias por el agua pero tengo que hacer una cosas y ya casi termina mí turno.- dice mientras saca un papel y lápiz- no se lo doy a los inquilinos pero por usted haré una excepción, aquí le dejo mí número. Si necesita algo, no importa la hora, vendré a ayudarla- me dice mientras me entrega el papel.

-Gracias- digo casi atragantada, claramente ropa ajustada y un poco de tacto no eran señales lo suficiente para avisar que estaba entregada. ¿Qué hacía ahora?¿Decirle directamente "he tú clavame contra el lavado", o "Por cierto antes de irte ¿me podes atragantar con tu verga?". Mientras debatía mentalmente, Rubén llegó a la puerta de mí departamento y me acerco para abrirle. Antes de salir se detiene y me vuelve a repetir

-No importa la hora, vengo corriendo- asiento con la cabeza y me pongo en puntas de pié para darle un beso  en la mejilla en forma de saludo y veo como se tensa.

-Un efecto estoy causando, claramente- pienso y estoy dudando de directamente plantarle un beso. Pero se me adelanta y se va por la escalera.

Me quedo en la puerta más cachonda que nunca y de nuevo solo conmigo misma. Frustrada cierro la puerta y me pongo a sacar la ropa  de las cajas y acomodarlas en el armario. Después de dos horas  de desempacar las cajas, ya era de noche y estaba toda sudada, y todavía cachonda. Repasé el encuentro mil veces, mientras pensaba que debería haber dicho o hecho para darle una clara señal.

Decido darme una ducha larga y caliente para limpiarme y  después masturbarme bajo el agua caliente. Me saco la ropa de camino a la ducha, la abro y voy a buscar  una toalla, me miró en el espejo y veo mí cuerpo desnudo. No soy inocente, se que tengo un cuerpo voluptuoso, con tetas enormes(necesito mis dos manos para cubrir una sola en su totalidad, y casi siempre tuve que hacer ajustar mis sostenes), una cintura pequeña y anchas caderas que acompañan un trasero del mismo tamaño. De joven sentía complejo, porque no era el cuerpo de una  mujer seria y esposa fiel, sino de mujerzuela como decían mis abuelas y a veces mí madre. Pero bueno, siempre fui una mujerzuela de corazón.

Voy a entrar a la ducha pero me doy cuenta de que está fría. Cierro y abro de vuelta la llave, fría de vuelta. Bufo de indignación, me cruzo de brazos, peor no podía ser el día. Es entonces que me acuerdo de la palabras de Rubén. Agua fría es un gran problema, y necesitaba ayuda. Así que voy a buscar el papel y lo llamé.

-Buenas Noches, ¿Quién habla?- escucho su voz gruesa y ya vuelvo a calentarme.

-Hola Rubén, soy yo Marianela, perdón que te moleste tan rápido-

-No usted, nunca va a ser una molestia, dígame qué necesita-

-Su verga en mí cara- pienso mientras paso unos dedos por mí clítoris.

-Es que no sale agua caliente, recuerdo que cuando llegué había pero ahora no, ¿si no es molestia podrá pasar a revisar?-

-Enseguida estoy, nos vemos pronto- me responde, y juro que lo dice sonriendo o tal ves soy yo la estaba feliz

Está vez no le voy a dejar dudas de lo que tiene a disposición. Guardo la toalla y saco otra más pequeña que apenas cubre mí cuerpo. Me miró en el espejo, Ajusté bien la toalla para resaltar mis senos, veo que tiene el largo justo para cubrir mís labios y  de atrás se puede ver un poco los cachetes del trasero cuando me inclino levemente.

En eso siento el timbre, así que voy corriendo a atender. Le abro la puerta, y lo veo que se queda congelado al verme, traga saliva.

-Buenas Noches señorita, ¿puedo pasar a ver el problema del agua fria?- me dice pero con la mirada en mis senos,  es cuando me doy cuenta que mis tengo erectos mis pezones y no del frío precisamente.- veo que se estaba por duchar

-Si por favor, y ya te dije que no me diga señorita- le doy paso para entrar con una sonrisa.-y si, es ahí cuando me di cuenta del problema.

-Voy a ver el termotanque, con permiso- me dice mientras sigue mirando no solo mis escote sino mis piernas, hasta que se da vuelta para ir a la lavandería que es una pequeña habitación  tras la cocina. Mira el termotanque unos segundos- pues el problema es muy sencillo, está apagado. Ahora lo prendo. Va a tener que esperar unos 15 minutos hasta que caliente-.

-A ver , ¿me puede enseñar cómo se usa?- digo mientras me acerco más a al termotanque y a Rubén.

-Claro que si preciosa,-me dice y me pone una mano en hombro mientras me pone delante suyo y apoya su cuerpo a mí espalda, se me para la respiración de la emoción- ve la perilla de ahí- señala con la otra mano- asiento con la cabeza mientras me muerdo los labios tratando de respirar con normalidad- ve que va de 0 a 5, pues 0 es apagado y el resto es para menos a más caliente- baja las manos de los hombros a los brazos y su cabeza a la altura de la mía, y dice esa última palabra en mí oído.

Estaba segura de que mis jugos se estaban derramando por el interior de mis piernas, y podía escuchar las palpitaciones de mí pecho.

-A ver, voy a intentar usarlo- me acerco e intento alcanza la perilla, pero está muy alto, doy unos brincos siendo bien consciente de que con cada salto le estoy dando un primer plano de la parte inferior de mí trasero, como debajo se encuentran el lavarropa, decido usarlo como escalera. Cuando hago el envión para subir siento la manos de Rubén en mis caderas por encima de la toalla.

-Tenga cuidado hermosa, se puede lastimar- me dice mientras me termina de subir con su fuerza, siento que se empieza a soltar un poco la toalla, y mis senos quedaron al límite de estar descubiertos. Estoy segura que a estás alturas él estaba al tanto de mis intenciones, pero quiero seguir dándole un pequeño show.

-Con usted aquí eso es imposible-le digo mirandolo desde arriba por primera vez- aunque por las dudas¿me puede sujetar?.

Sin decir palabra, me sujeta desde las piernas y sé que desde donde está tiene un buen ángulo de mí trasero. Mientras hago que pruebo la perilla, siento como sus manos suben por mis piernas hasta llegar a mis caderas esta vez por debajo de la toalla. Siento sus grandes manos, rasposas y hasta con callos agarrarme con fuerza y se me escapa un suspiro casi gemido.

-Creo que ya entendí, ¿me ayuda a bajar?- pregunto y doy vuelta la cabeza para ver a Rubén a los ojos. Me sorprendió su mirada, ya no era esa mirada amable de la mañana ni la mirada traviesa de hace un rato. Era una mirada de hambre absoluta, me dejó sin aire, ansiosa y expectante. Parecía la mirada de un tigre a punto de saltar a su presa. Y está presa quería ser devorada.

-Apoyate en mí- me dice sin sacarme los ojos de encima, me apoyo en sus hombros y con él aún sujetando  las caderas, me doy cuenta de que puede ver sin problema mis labios y mí conchita. Por lo que pienso que sentido tiene la toalla, era hora de poner todas las cartas en la mesa. Así que mientras me está bajando al suelo dejo caer la toalla, en el momento que mis pies tocan tierra.

Antes de que pudiera decir algo siento la boca de Rubén en mí cuello y las manos apretando mi trasero. De un movimento, vuelvo a estar  arriba del lavarropas, pero está vez sentada y con Rubén  de frente. Pongo mis brazos alrededor de su cuello, y abro la piernas para acercarlo aún más a mí.

Él sube una de sus manos por el costado de mí cuerpo hasta llegar a unos de mis pechos con los que empieza a apretujar, su mano es tan grande que puede cubrir mí teta por completo. Su boca baja a mí otro pecho, y empieza a lamerlo por completo para luego jugar con mí pezón. Empieza a succionar como si quisiera sacar leche,y cada tanto le daba pequeñas mordidas, con su mano empieza a  pellizcar  el otro pezón.

Estaba que no podía creer mí suerte, jadeaba en cada caricia y gemía en cada mordida. Pero estaba necesitando sentir su piel, por lo que lo alejo de mí, en ese momento me miró confundido, así que le plantee un beso  en la boca y empecé a desabrochar su camisa. Cuando entiende que quiero hacer se aleja  momentáneamente y se desabrocha y saca la camisa en unos segundos, dejando a la vista su pecho, era fornido pero no musculoso, hasta tenía algo de panza.

Aprovechando el espacio dirijo mis manos a  su cinturón para desabrocharlo y seguir con sus pantalones. Cuándo bajo mí manos hacia la cremallera de su pantalón siento por primera vez su erección y se me hizo agua a la boca. Antes de seguir quitando su pantalón, empiezo a masajear su erección desde afuera mientras lamo y beso su pecho mientras voy bajando hasta llegar al pantalón. Es entonces que abro la cremallera, bajo su pantalón y casi desesperada mente me dirigí a sus calzoncillos pero está vez es él quien me detiene.

-Paciencia bonita, vení para acá- se termina de sacar el pantalón y queda solo en calzones, me tomó de la cintura y me guía a la cocina. Se sienta en la silla dónde todavía estaba colgada mí blusa y se saca el calzón dejando libre su erección. No era tan grande como la que le ví a Mario, pero era gruesa y sabrosa- Que cara de golosa,¿Querés probarla bonita?- asiento con la cabeza sin sacarle los ojos de encima de ese delicioso pene.

-Acercate y arrodillate entonces,- me ordena con una media sonrisa, y yo obedezco gustosa- mmm así me gustan las putitas, obedientes y entusiastas. Dale, saborealo.

Sin que me lo tenga que repetir me abalanzo hacia su verga, la tomo entre mis dos manos y empiezo  a masajear desde la base hasta la punta. Empiezo a chupar la cabeza de su pene y lamer la punta. Uso una de las manos para apoyarme en una sus piernas y comienzo a lamer todo el largo de su pene mientras con la otra mano bombeo rápidamente su cabeza. Siento a Rubén gruñir y cuando levanto la vista, se cruzan nuestras miradas, se la mantengo mientras sigo lamiendo. Mientras tanto mí vagina estaba derramando cada vez más jugos, y dolía de la existacion.

Cuando mí boca vuelve a estar  estar en su cabeza empiezo a introducirla en mí boca, siempre manteniendo la mirada con la suya,  para luego bajar con mayor profundidad. Ruben me toma del cabello y empieza a guiar la velocidad y la profundidad.

-Muy bien putita, así va bien, pero tragatela toda- dice justo antes de bajar mí cabeza y siento su pene golpear  el fondo de mí garganta, sentí como si me atragantara pero aguante el reflejo de toser y con lágrimas seguí mamándola con esa profundidad. No podía más de la felicidad de estar atragantada con una verga.

  • Muy bien así, así aghh- jadea mientras aumentó la velocidad. Después de unos cinco minutos de bajar y subir la velocidad, siento como se empieza a tensar aún más. Es entonces cuando se levantó de la silla con su pene aún en mí boca.

Confundida detengo mí mamada para luego sentir sus dos manos fijando mí cabeza- Quieta puta- obedecí feliz, dándome cuenta que me encantaba que me dijera puta- Vas a tragar toda mí leche,¿Entendido?- parpadé para responder, y empieza a cojerse mí boca, siento el vaivén de su cadera, sus manos tirando mí pelo para atrás y adelante.

Siguió así hasta que en una embestida y con un gruñido se quedó en lo profundo de mí garganta y sentí como algo empezó a caer por ahí. Lentamente fue retirando su pene y cada vez más sentía la abundante eyaculación en mí boca

  • Dale, tragalo todo- y así los hice,  fui tragando cada chorro que salía de él Para cuando sacó su pene, tenía la boca llena así que  tragué un buche grande y lamí las gotas que escapaban de la punta.- Sabía que era una golosa, muy bien mí putita Linda.

Con una sonrisa de oreja a oreja le doy un beso en la puntita y veo como se vuelve a levantar.

-Esto era el aperitivo putita ahora te voy a dar el plato principal- me dice y me obliga a levantarme tirandome del pelo-vamos a  la cama.-

-Si, señor- le digo embriagada de su verga y mis labios vaginales casi aplaudiendo de lo cachondo que estaba.

Me tira a la cama y  lleva una mano al cuello con la que me mantiene con fuerza contra el colchón. Noto entonces que en la otra tenía la blusa que había dejado.

-Levanta los brazos- obedezco, y los ata con mí blusa al respaldo de mi cama- relájate porque sino no vas a poder caminar mañana, putita-

Me rio y le digo- Entonces voy a tener que llamarte para que me ayudes- recibo una cachetada en mí pecho derecho, a lo que dejó escapar un jadeo.

-Mejor use la boca para otra cosa, en vez de hacer chistes- me dijo mientras mete dos dedos en mí boca y se los chupo como hice antes con su pene, lleva su otra mano a mí vagina y empieza a masajear mi clítoris y mis labios interiores. Con sus dedos aún en mí boca, gimo suavemente, sintiendo como de a poco empieza a aparecer un cosquilleo desde las puntas de mis pies que sube lentamente al resto de mí cuerpo.

-Veo que ya me volvió a servir para beber- me dice con media sonrisa mientras se lleva la mano con la que me masturbaba, completamente mojada a la boca- mmm me gusta más los jugos de una putita en celo que si vaso de agua, la próxima me va dar esto por mi trabajo- asiento con la cabeza, muy feliz de haber escuchado que esto se iba repetir en el futuro.

Yo ya estaba que no podía más, quería esa verga dura empalandome de una vez, por lo que levanto mis caderas y abro bien mis piernas para hacerle entender que es lo que quiero. Rubén se sonríe y me toma de la cadera, y empieza a pasar el largo de su pene por mí vagina y clítoris, lubricandolo. Casi me vengo en ese instante, como desesperada comenzé a menear mis caderas tratando de sentir aún más su verga.

-Vaya, si que es una perra en celo verdad?- dice riendo y me saca los dedos de la boca.- Respondé.

-Si, soy una perra en celo- digo entre jadeos.

-Decime, perra, ¿querés mí verga no?- me dice tomandome con las dos manos las cadera mientras seguía masajeando mi clítoris con el largo de su pene.

-Si, quiero su verga dentro mío-le respondo agarrándome del nudo de la blusa.

-¿Quiere que la rompa en dos, perra?-

-Si, quiero que me parta al medio señor!-

-No escuché bien, repitalo, ¿Qué quiere está perra?- dice acomodando su cabeza en la entrada de mí vagina con una mano, me muerdo un labio.

-Esta perra quiere que le metas la verga hasta el fondo y la partas al medio- le digo casi gritando.

En ese momento, se insertó de una embestida hasta lo profundo mí, y sentí una gran punzada de dolor como si literalmente me estuvieran serruchando al medio, cerré los ojos para concretarme en no gritar.

-Uff!!! Que apretada estás!!! Pensé que eras una perra con mucha experiencia, pero veo que no pasaron muchos por acá- me dice sonriendo de oreja a oreja- verdad.

-Es el primero, ni mí ex estuvo conmigo- le respondo.

-No me joda, ¿nadie?- le asiento con la cabeza y sonrojada.

La cara de Rubén se iluminó como si le hubieran dado un regalo de navidad, y cuando pensé que con esta información iba a ser más cuidadoso sale casi por completo dejando solo la punta adentro. Y vuelve a embestir con más fuerza.

-Pues entonces la voy a darle para que no pueda caminar por una semana.- dice mientras me embiste continuamente, el dólar se camufló ya con el placer y me encontraba gimiendo en cada embestida.

-Ahhh … ahhh… así..  así, por favor… más duro ahhh.

-Te gusta putita linda?... Uff seguís apretada… que rica

-Si… ahhh… me encanta.. ahhh… me encanta tu verga… ahhh… ahhh… haceme tu puta… ahhh

Rubén embiste con más fuerza y puedo escuchar los aplausos que hacen sus bolas cuando chocan conmigo, y sus gruñidos en cada embestida. En ese momento me desata con una mano de la cama y nos dan vuelta de una manera que quedo arriba de él como montandolo. Con su pene aún dentro, empiezo a subir y bajar. Me agarra delas caderas y me empieza a guiar en mí vaivén, clavándose aún más dentro mío.

-Si, putita, así… que lindas tetas… como rebotan- levanta una mano para estrujar una y jugar con ella.

Yo sigo gimiendo y siento como se me nubla la mirada a la vez que siento como estoy por llegar a mí clímax.

-ahhh… ahhh… me vengo... ahh- le digo y Rubén vuelve a agarrarme de las caderas con la dos manos y a aumentar la velocidad. Al rato me encontraba aullando de placer.

-ahhh… ohhh… ohhh...ahhh ya casi.. ahhh que rica tu verga… ahhh… asiiii… siiii- siento una oleada de placer por todo mí cuerpo y como mí vista se llena de estrellas. Mientras tanto Rubén seguía con la misma velocidad, me di cuenta que mí orgasmo continuaba, nunca había pasado cuando me masturbaba. -ahhh… no pares… hay dios mio…. Ahhh… ahhh

-Grr… que rica … voy a acabar adentro…-

-Siii… ahh… quiero toda tu leche… aghh-

Ruben se levanta, quedamos los dos sentados, y empieza a embestirme mientras yo me clavaba en él a la par. Después de un minuto más, se tensiona, lanza un gruñido, con una última embestida se descarga por completo dentro mío.

Puedo sentir su semen caliente escurriéndose por mí pierna y el resto alojado en mí interior. Cuando termina de salir pasa un dedo por mí pierna limpiandome, y me lo alcanza a mí boca.

Sin necesidad de que me diga nada se lo chupo y trago todo rastro de semen. Nos acostamos un rato al lado del otro, boca arriba sin decir palabra.

Estaba extasiada, mientras recuperaba el aire, volvía repasar lo que recién acaba de pasar. ¡Ya no era virgen! Y vaya cojida me habían dado, todavía sentía cosquillas, pero el cuerpo está exhausto, sino estaría mendigando por otra ronda.

-El agua ya debe estar caliente- me dice Rubén pasando una mano por debajo de mí espalda, atrayendonos juntos y agarrando un pecho.

-Seguramente- le digo con una sonrisa, entonces se me doy cuenta de algo- ¿ Cómo es que había agua caliente cuando llegue si estaba apagado el termotanque?- pregunto cómo si nada hubiera pasado hace un rato.

-Ah, es que estaba encendido- lo miro con cara de no entender, con una sonrisa traviesa me responde- lo apagué cuando estabas buscando los vasos- me tira un guiño y me río. Parece que ambos estábamos planeando esto. Miro para abajo y veo que Rubén se estaba endureciendo de nuevo. ¡pero que energía!

-No creo poder otra vez esta noche- le digo- pero puedo darte otra mamada.

-Perfecto, pero esta vez quiero cometer mientras me la chupas, así que trae ese culo para acá.

Y así estuvimos comiéndonos mutuamente, para cuando Rubén terminó por tercera ves yo ya había alcanzar otros tres orgasmos, quien hubiera dicho que fuera tan habilidoso con la lengua.

Después de esa noche, llame varias veces más a Rubén para que me solucionará distintos problema de la casa, que curiosamente solían ser de cosas que funcionaban bien hasta la última visita de Rubén. Pero no m quejaba para nada.

Bueno este el final de la vida como virgen de Marianela,  pero comenteme si les interesa como va a explotar toda su sexualidad en futuras entregas