Me calento y la cogí en plena calle, cerca de casa

Llevaba semanas deseandola, ella lo sabia y me provocaba mas aun. Le habia dedicado infintas pajas. Una noche cuando solo queria hablar, terminamos revolcandonos como animales en celo en plena vereda y a escasos metros de nuestras casas.

He aquí mi primer relato. Intentare dar lo mejor de mí para lograr una buena narración. Esto que a continuación contare sucedió hace algo más de seis años allá por el año 2001. Es obvio que se le agrega algo de color, pero es netamente real. En efecto aun persisten algunos vestigios de aquello y para serles franco disfrute mucho de todo lo acontecido y no dejo de hacerlo en la actualidad.

Mi nombre es Adrián, soy oriundo de la provincia de Mendoza, en la Republica Argentina. Hoy ejerzo como abogado penalista pero en aquel entonces era un estudiante de derecho de 22 años. Físicamente, según tengo entendido, poseo cierto atractivo, soy morocho de rasgos árabes, alto ( mas de 1.90 ) con un cuerpo bastante bien trabajado a partir de muchos años de gimnasio y artes marciales, me desenvuelvo bien en la faz oral dado a que naturalmente soy extrovertido y a que por la carrera elegida, la buena verba resulta elemental.

En esos años ya había experimentado una relación de noviazgo formal, con sesiones de sexo frecuentes dentro de los márgenes obvios de dos jóvenes de 20 y 23 años respectivamente, mi novia Laura era mayor que yo y realmente me instruyó considerablemente en el arte del amor y sobre todo en esa difícil tarea de devolver a la mujer el placer otorgado. Lamentablemente para aquel invierno aquella relación de casi 4 años había terminado, debo confesar que había elaborado ya mi luto y que desde hacia semanas estaba listo para reinsertarme en la jungla sexual que reina a esa edad y a cualquiera para ser honestos.

Viví prácticamente toda mi vida en la misma casa, una linda construcción de dos plantas arraigada en la zona medular de Guaymallen, el departamento más populoso de la provincia. La casa frente a la mía se había desocupado antes de las navidades del año anterior, y por febrero de ese 2001, una familia numerosa se había instalado en ella. La misma estaba compuesta por los padres, de unos 50 y tantos el y unos 45 ella, cuatro hijos y una hija, el mayor no superaba los 20 y de ahí para abajo llegando al menor que solo tenia en su haber 4 primaveras. En honor a la verdad nada ni nadie me llamo la atención de forma alguna, salvo la mujer, la madre, se trataba de un ser hipnotizante, de alrededor de 1.70 metros, delgada pero en forma armónica, cabello castaño claro con largas ondas que esporádicamente le cubrían el rostro, tez blanca, con pechos algo pequeños pero redondeados, claramente denunciaban los años y los niños, pero no por ello eran menos sensuales, una cintura acorde al cuerpo, la cola aun alta y unas piernas alucinantes. A mi edad, una mujer así representaba el paraíso o el infierno para ser mas honestos, el eje de todas mis fantasías, el cúmulo máximo de todos mis ratones. El día que llego, yo estudiaba en mi habitación y la vi desde mi ventana, desde ese primer instante se metió en mi mente adueñándose de todos mis anhelos sexuales.

Durante los primeros días, a duras penas lograba verla, sin embargo una tarde poco después de las 18, salio a echar agua sobre su vereda, un poco con fines higiénicos y otro tanto para batallar con el calor arduo y húmedo de mi provincia. Yo como era habitual me hallaba en mi habitación, detrás del escritorio de frente a la ventana que daba a la calle, en el segundo piso de mi casa. Intentaba estudiar. Ella comenzó con su faena y yo no pude continuar haciendo nada que no fuera contemplarla, no podía evitar desearla con locura, de por si era una mujer hermosa, pero sabia resaltar sus atributos con la ropa que usaba y mantenía la sensualidad aun en algo tan trivial como baldear una vereda. En esa primera ocasión llevaba un short de jean corto, ajustado, cortado para ese fin, una remera musculosa negra y se hallaba descalza. Conforme transcurrían los minutos la humedad y el calor iban derrotándola y su cabello comenzaba a mojarse, su piel sudaba y mi mente divagaba, soñaba, imaginaba, la dibujaba en mi cabeza desnuda o con un corto y ajustado vestido, bailando para mi o besándome…irremediablemente mi cuerpo actuaba por instinto, mis músculos se contraían, el calor me dominaba y mi pene comenzaba a erectarse. Mi mente seguía haciéndole el amor y mis manos iban paulatinamente buscando el elástico de mi pantalón, cada beso imaginario era mas vivido que el anterior, sentía su sabor, su respiración, mis manos iban recorriéndola, sintiendo sus pechos, mi lengua invadía su boca, oía sus gemidos, casi sentía su cuerpo arquearse en cada movimiento…mi imaginación jugaba conmigo, mientras mi pene ya estaba afuera y mi mano comenzaba a acariciarlo. El cuadro iba desarrollándose por si mismo, ella no registraba mi presencia, al menos no en ese momento, en mi cabeza se sucedía la mas depravaba sesión de sexo libertino que era capaz de imaginar y en la realidad me masturbaba fuertemente mientras la veía moverse, mojarse. El liquido preseminal iba volcándose desde la cabeza del miembro hacia abajo lubricando mi mano y preparándome para el momento culmine, con los minutos el ritmo se hizo casi frenético haciéndome saltar de la silla, comencé a sentir que el semen estaba al salir, sentía mi pene hervir, mi mano se movía con mas velocidad aun. Con la otra acariciaba mis testículos y me mordía el labio de la excitación, eyacule opulentamente llenando mi mano y mis pantalones de semen, algunas gotas cayeron al piso y aun continuaban saliendo de mi, poderosos chorros de leche. Había sido una de las mejores masturbaciones de mi vida, todo había sido tan real que hasta sentía el cansancio y la calma tradicional del post sexo, mire a mi alrededor en tanto recobraba la conciencia. Intentaba corroborar no haber manchado ningún papel importante, luego de constatar que no, volví mi cabeza a mi musa, allí estaba ella, ahora miraba hacia donde estaba yo, solo duro unos segundos, pero nuestras miradas se cruzaron, creo que por unos momentos nos miramos mutuamente. Nuevamente comencé a excitarme, fue casi inmediato, pero la emoción duro poco, ella recogió las cosas que había utilizado para su labor y regreso dentro de su casa, yo me quede allí unos minutos mas y luego con sigilo me dirigí al baño, allí comencé a pensar en lo sucedido y una idea llego a mi mente llenándome de vergüenza, al acabar había gritado en voz irremediablemente elevada, lo sabia, tal vez el gemido había sido lo suficientemente fuerte como para que ella del otro lado de la calle y mas abajo, lo hubiera escuchado, y entonces esa mirada hubiera sido de desapruebo…automáticamente mi lascividad se pormenorizo y dio paso a una terrible sensación de vergüenza.

Esa misma escena fue volviéndose rutinaria, diaria, ni bien pisaba la vereda yo aparecía por la ventana, y la miraba detalladamente, no siempre me masturbaba, pero siempre me excitaba, cada vez me gustaba mas. Mi obsesión iba haciéndose mas profunda, no pasaba hora de mi día sin que pensara en ella, sin que su cuerpo viniera a mi mente. Buscaba los momentos para poder verla aunque mas no fuese a la distancia, de ese modo descubrí que solía salir los lunes, miércoles y viernes alrededor de las 9 de la noche y que rara vez regresaba antes de las 12.30 o 1 de la mañana. Por mi parte me las rebuscaba para verla irse o llegar, es que la atracción que normalmente ejercía en mi se potenciaba por aquellos días, su forma de vestir la hacia aun mas sensual, además era del tipo de mujer que se sabia hermosa y lo disfrutaba, lo llevaba con comodidad y orgullo. Una noche de esas, también yo venia regresando. Ambos caminábamos desde la parada de ómnibus calle arriba hacia nuestros domicilios, ella vestía una falda roja un tanto mas arriba de las rodillas, bien entallada que remarcaba la curvatura de sus muslos y su cola, la hacia absolutamente deseable, llevaba el pelo recogido, zapatos oscuros de taco generoso, y una blusa blanca sin mangas. Verla caminar era una delicia para la vista. Recorríamos el mismo camino, eran no más de 5 cuadras, ella iba unos 4 pasos delante de mí, la seguía como drogado, mis ojos iban y volvía con el vaivén de sus caderas, y su perfume me desorientaba. Estábamos a escasos 30 segundos de nuestra calle cuando sin dejar de caminar giro su cabeza, me miro un instante y sonrió en forma provocativa, luego apuro el paso meneándose más aun y al cabo de algunos momentos se perdió tras su puerta. Yo hice lo propio casi como un acto reflejo, mi mente solo regresaba a ese momento. Fue ese día, cuando asumí que ella sabía lo que me producía, y lo que hacia al verla cada tarde, caí en la cuenta de que ella también jugaba, y entonces si ambos jugábamos, tal vez al final de la contienda tuviera alguna chance.

Varios días mas tarde y habiéndose repetido la rutina de la vereda con frecuencia, y concientes de que en cada oportunidad avanzábamos un poco mas. Sabiendo ambos que se trataba de un claro juego de seducción, una escena de sexo de la que los dos éramos concientes participantes. Alrededor de las 8 de la noche ella se preparaba para el aseo habitual del frente de su casa. La esperaba. El resto de los vecinos continuaban sus vidas sin notar la situación que se sucedía frente a sus ojos cada día, mucho menos lo notaban mis padres, y su familia. Aquel día, salio descalza como siempre, con el pelo húmedo y atado en forma contundente, sus jeans cortados le ajustaban mas de lo normal, y la remera de aquel día era vieja pero aun apretada. Ni bien piso la vereda, me miro y mantuvo la mirada unos segundos, luego sonrió y comenzó con lo suyo. Yo inmediatamente saque mi pene del pantalón y comencé a masajearlo, me amparaba en la impunidad que me daba el escritorio y la altura de la ventana, que solo permitía verme de la cintura para arriba, o el pecho si estaba sentado. La veía agacharse y erguirse, caminar, miraba sus piernas, sus hombros, la deseaba con locura, por Dios que ganas de tenerla, de saborearla, de lamerla completa, de besar cada porción de piel, de ser el dueño de sus gritos y gemidos…quería penetrarla, quería observarla de rodillas mientras mi pene era engullido por sus labios…quería enterrarla contra una pared en forma violenta y suave…quería hacerle tantas cosas. Mi mano iba aumentando el ritmo, note que aun desde afuera con un poco de malicia resultaba obvio que estaba masturbándome, decidí que se lo haría saber fehacientemente…Me avoque por completo a mi paja y a mirarla con todo la lascividad de la que era capaz, de vez en cuando nuestros ojos se cruzaban y cada vez sosteníamos las miradas por mas tiempo. En un momento determinado se paro de frente a mi, lejos para mi pesar, se paso la mano por la cara, como limpiándose el sudor y con sutileza llevo dos dedos a su boca, saboreando el liquido salado…mantenía la sonrisa, y su lengua se dejo ver entre sus dientes. Fue demasiado para mi, acabe profusamente, gemí alto como para que me oyera, y me erguí con toda mi verga escurriendo leche de forma tal de dejarla ver su obra, me la agite un par de veces mas dejando salir los últimos chorros, luego la solté y continué mirándola…miro mi pija, fijo sus retinas en ella. Luego nuestros ojos chocaron por demasiado tiempo. Ambos sabíamos que habíamos traspasado cierta línea. Sonrió, me sonrió y se guardo puertas adentro. Yo permanecí allí un minuto y luego sigilosamente me escabullí al baño, me duche y masturbe nuevamente.

Era obvio que el juego era mutuo, esperaba que el deseo también. Varios días después, un miércoles, cerca de la medianoche, me escondí cerca de la parada del colectivo y aguarde paciente hasta que ella regresara. Espere mas de una hora y media, mi paciencia comenzaba a flaquear pero mi excitación, el recuerdo de su cuerpo, y de lo que había ocurrido unos días atrás me mantuvo allí. La vigilia tuvo su recompensa, cuando el reloj marcaba algo mas de la 1.30 de la mañana, descendió del ómnibus, el solo verla me produjo un mar de sensaciones, un cosquilleo interior, y la erección elocuente eran las mas fuertes. No sabia que haría, algo quería hacer, debía hacer, debía dar otro paso, pero no sabia cual ni como. Opte por seguirla, tenia pocos minutos antes de que llegara a su destino.

Ni bien descendió, aparecí casi de frente, dejándome ver, sonrió tenuemente y comenzó la caminata, le di un paso de distancia y la seguí. Demore casi una cuadra en reaccionar, de cerca podía apreciar bien su cola, sus piernas, toda ella. Llevaba falda, era más bien larga pero con un tajo prominente que dejaba apreciar sus hermosas piernas adornadas por medias blancas de ¾, calzaba sandalias negras y una camisa celeste entallada, el pelo suelto y poco maquillaje. Sorpresivamente, aminoro la velocidad y giro por una cuadra que no era la nuestra. Era el nuestro un barrio calmo, y al salir de las calles principales se volvía más tranquilo y oscuro, mas a mitad de cada cuadra, dado que había allí una suerte de espacio parquizado muy pequeño, que dividía por mitades iguales el primero del segundo barrio.

Al tomar la nueva dirección volvió su cara a mí, y me fulmino con una mirada excesivamente sensual, esta vez no sonrió. La seguí. Estábamos a escasos 40 centimetros de distancia, era el momento. Tome coraje y hable. – Eee…espera, quiero hablarte…me gustaría… - Volvió a mirarme si detener la marcha y esbozo otra sonrisa. No logre terminar la frase. Hice otro intento, era imposible que no me oyera, la tenía a no más de 15 centímetros de mí. – Nancy…espera un poco, quiero hablarte por favor – La respuesta fue menos que la anterior, ni siquiera me miro, y el "por favor" sonó horrible aun a mis oídos.

Guarde silencio unos instantes y hable de nuevo, ya mas ofuscado por su ignorancia. – Hey…No te hagas la sorda, me escuchas, seguro me escuchas – Nada…Seguí. – Me ves…se que me ves y que sabes lo que hago, lo que hago con vos, por vos. Sabes que me calentas, sos conciente…y ahora ni me hablas. Sos una cagona…una calienta pija de mierda!!! – Mis palabras salieron por enojo, estaba realmente molestos y frustrado, ya estaba casi resignado a que todo quedaría allí. Sin embargo esas últimas palabras la hicieron reaccionar. Se paro…y giro poniéndose frente a mí, obligándome a detenerme frente a ella, quedamos prácticamente pegados. – Claro que te veo. Se que te pajeas mirándome. Sos un pendejo pajero, seguro que ahora la tenes parada… - De forma intempestiva, me agarro la verga sobre el pantalón con su mano y la apretó, sin soltar continuo hablando. Utilizaba un tono bajo pero firme, casi amenazante. Yo como era obvio, estaba excitadísimo, con una erección que llegaba a dolerme. – Viste pelotudo?, con verme se te pone la pija al palo…no me duras un polvo pendejo, acabas diez veces antes de chuparme una teta…¿Que queres?, confórmate con tocarte la verga mientras me miras. Yo te prometo seguirte el jueguito, es mas si queres me pongo ropa mas ajustadita…pero déjalo así. – Se hizo un paso atrás, yo estaba congelado, hirviendo, con una fiebre que me quemaba, pero al mismo tiempo, estupefacto por la situación. No podía hablar mucho, menos esbozar reacción alguna. Desde la nueva distancia, siguió igual. – Mírate..Mírate, estas duro, no podes creer que te haya tocado la poronga. – Sonrió crudamente…me tomo una mano, se la apoyo sobre un pecho y se lo aprisiono utilizando mi mano, pero con su fuerza y voluntad. Acto seguido, llevo mi mano a su boca, lamió mis dedos con una sensualidad abrumadora, luego me soltó, dio media vuelta y continuo caminando lentamente en una dirección que no era la de ella.

Permanecí unos momentos ahí, tieso, absolutamente sorprendido, al borde de la acabada, la calentura había sobre pasado toda experiencia previa al oírla hablar así, mucho mas al sentirla tocarme y el punto culmine había sido al sentir su lengua humedecer mis dedos, creo que no acabe por que mi cuerpo no tenia reacción. Estaba duro como una estatua y ella a unos 20 metros continuaba avanzando delante mió, aun a paso lento. A penas recobre dominio sobre mis extremidades, inicie una carrera violenta, estaba totalmente fuera mi, la mezcla de deseo sexual y de enojo por la humillación sufrida nublaban absolutamente mi mente, sentía hervir mi sangre, mi miembro estallaba. La alcance en cuestión de segundos, alcanzo a voltear antes de que llegara a su lugar. La empuje con firmeza contra una pared y la aprisione con mi cuerpo. – Que te pasa puta de mierda?? Crees que me vas a hablar así, hacerme calentar como una estufa y te vas a ir?? La queres tocar? Ahora la vas a tocar…Trola calienta pijas!!! – Mis palabras salían expulsadas con toda la violencia y la temperatura que la situación me generaba. Ella no se inhibió, ni pareció asustarse, de hecho siguió con su postura – Dale…forrito, dale sácala!!! – Me retaba – Si no te vas a animar, acá puede pasar gente…te la pueden ver, dale sácala!!, seguro ya la tenes toda chorreada de leche, ni bien le ponga una mano encima vas a entrar a tirar paja para todos lados y vas a quedar ahí…Sácala maricon!!! Dale!!! - Ni bien termino de hablar me soltó una fuerte bofetada que impacto en mi rostro, Luego me empujo separándome un poco de ella. – Y? que vas a hacer ? – Soltó segura. Yo volví a empujarla, obligándola a apoyar su espalda contra el muro, la observe durante unos segundos y atendiendo a mis impulsos tironeé de la camisa hacia fuera hasta arrancarle los botones de la camisa, dejando sus pechos cubiertos solo por un sostén blanco de encaje, tome sus manos y me acerque intentando besarla. Se resistía forcejeaba, movía la cabeza hacia un lado y el otro. – ¿Que haces hijo de puta? Déjame…soltame ya!! – Actuaba con fuerza y rebeldía y todo ello no hacia más que calentarme más. Lamía su cara y sus hombros como podía. Saboreaba su cuello y le apoyaba la verga en la pelvis. Seguía resistiéndose. Sin soltarla levante sus muñecas hasta colocar el dorso de sus manos contra la pared por encima de su cabeza. Descendí con mi boca lamiendo y chupando todo cuanto podía, hasta dar con una de las copas del sostén….rodeé con la lengua el contorno del pecho y note como la piel iba tersándose, el pezón endureciéndose, marcándose debajo de la tela, trabaje unos minutos en un pecho y luego me volqué al otro. Sus manos iban perdiendo fuerza, su cuerpo iba cediendo, despojándose de su dureza, de todos modos no la libere.

Cuando sus pezones estuvieron perfectamente erectos, pase mi lengua sobre ellos, sin quitar la tela, los lamí unos instantes y luego los mordí con bastante fuerza. Reacciono con un gemido potente y luego otros menos sonoros, su respiración se hizo mas agitada, y comenzó a intentar soltarse de nuevo; no se lo permití…la mantuve apresada y mientras lamía su pecho y cuello, restregaba mi miembro sobre su cadera y pelvis. Gemía ininterrumpidamente, se arqueaba ante cada nueva lamida…deslice mi lengua hacia arriba y luego regrese iniciando en la unión de sus pechos y avanzando hacia arriba, pase por sus hombros, los mordisquee también, humedecí su cuello, sus oídos… finalmente pase mi lengua sobre sus labios. Continuaba insultándome pero su cuerpo la delataba, estaba tan excitada como yo. Al sentir la humedad de mi boca sobre la suya abrió los labios y se trago mi lengua, jugueteaba con su lengua y la mía y me besaba totalmente fuera de si. Recién ahí decidí soltarle una mano, ella tomo mi cabeza presionándome hacia si, metiéndome su lengua más adentro en mi boca. Yo baje mi mano libre deslizándola por todo el contorno de su cuerpo, hasta hallar el tajo de la falda, encontré el elástico de su ropa interior y le di un potente tirón, suficiente como para arrancarlo. Lo sintió. Se detuvo por un momento, me miro desencajada e intento soltarse por completo. La libere. Inmediatamente fue a mi pantalón lo desabrocho con pericia y al cabo de segundos tuvo mi miembro en la mano, termino la faena con ambas manos, e inicio una masajeada calida y algo violenta…Por mi parte, levante las tazas de sus sostén y me arroje de cabeza a comerme sus tetas, primero las chupe desaforadamente, mordía, lamía, chupaba y volvía a hacerlo todo de nuevo, luego me aboque en una a la vez rodeaba la piel oscura con la lengua y pasaba suavemente sobre el pezón, logrando que ella exhalara profusamente y se arqueara. Mis manos agarraban la cola con fuerza. Cuando al fin mordí nuevamente su pezón, esta vez en forma mas marcada…volvió a gemir estruendosamente y a mostrarse ávida por mas, era obvio que la el dolor la calentaba. – Te gusta eso? …- volví a mordela, en uno y otro pezón – Te gusta…resultaste putisima, mas calentona que yo. ¿Te voy a coger acá sabes? Te voy a meter toda la pija en este mismo lugar a la vista de todos, acá contra la pared…como la puta que sos - Le saque mi verga de la mano, y la obligue a darse vuelta… aprisione nuevamente su cuerpo con el mió…Mi mástil se asentaba en la entrada de su cola, ella presionaba hacia atrás…Yo por mi parte mordía su nuca…y hombros…mientras con las manos apretaba sus tetas y buscaba con mis dedos la entrada a su concha. Las yemas de mis dedos se paseaban a lo ancho de la pelvis, sentía sus bellos y rozaba apenas la parte superior de sus labios vaginales, iba paulatinamente ingresando mas abajo, era un proceso lento. Ella buscaba mi pija con sus manos y continuaba pajeandome. – Seguís siendo un pendejo forro, hijo de puta ¿¿sabes??..Pero me tenes a full, estoy que ardo…quiero que me culies acá, quiero que me hagas la mas puta entre las putas…necesito sentirte adentro, rómpeme la concha…el culo, todo…métela guacho por Dios…la quiero toda ya!!! Dale!!! – Mis dedos..Por fin se introdujeron en ella, primero dos, luego tres y cuatro…estaba empapada, su olor inundaba el lugar. Mis dedos entran y salían con facilidad. Se volteo de puro coraje soltándose y tomando el control; me empujo con una fuerza inusitada y me alejo algo menos de un metro, tropecé y caí sentado en la mitad de la vereda. Mi miro sonriente, se saco los pelos de la cara y se acerco a mi reptando como una serpiente, se acuclillo abriendo sus piernas dejándome un panaroma amplio y absoluto de todo su sexo…se masturbo unos segundos al tiempo que se sobaba las tetas con la otra mano, luego se acostó boca abajo dejando mi poronga a la misma altura de su boca. Abrí las piernas cuanto pude. Primero lamió mis huevos, sin tocarme el falo, me hacia tiritar del placer. Luego comenzó a lamer, a chupar desde abajo hacia arriba envolviendo el tronco del pene pero de costado, sin utilizar la lengua, solo con sus labios…era una sensación maravillosa, única…sentía que no podría aguantar mucho mas antes de llenarla de leche. De pronto recordé sus palabras "vas a tirar leche por todos lados y vas a quedar ahí ". No podía permitir que eso sucediera, intente apartarla de mi, pero al sentir mi mano en su cabeza se devoro toda mi verga, metiéndose el trozo todo por completo, se salía toda y luego volvía a engullirla entera. Me estaba dando la mejor mamada de mi existencia, la mujer que mas había deseado en mi vida, en la mitad de una oscura vereda a cuatro cuadras de nuestras casas…La situación era lujuria absoluta, me deje llevar y comencé a cogerle la boca, con mis manos presionaba su cabeza hacia abajo y con mi pelvis hacia movimientos ascendentes en contrario, le estaba enterrando la garcha hasta la garganta…eventualmente se salía haciendo arcadas y podía ver la mezcla de liquido seminal mezclado con saliva en hilos que unían su boca y mi verga, era una imagen exquisita, estaba a mas no poder.

Debía detenerla o eyacularía inmediatamente. La tome del pelo y la forcé a alejarse, volvió a arremeter pero lo impedí. – Que haces guacho…? Déjame...quiero saborearte, quiero tragarme todo…déjame seguírtela chupando...- Se detuvo, comprendió. – ahh…estas por terminar, hijo de puta…y se va a morir y no vas a tener pija para cogerme, y te morís por ensartarme…te morís si no me la pones puto!!! – No la deje terminar, de un salto me incorpore, y la gire dejándola de frente. Nos besamos con locura. Termine de sacarme la ropa, al menos de una pierna, al hacerlo quede cerca de su concha y no resistí la tentación. Era una cuestión única, deseaba con mi vida cogerla ya, y al mismo tiempo quería verle los ojos mientras mi lengua entraba y salía de ella. Opte por esto. Recorrí sin lamer, solo con mis labios todo el contorno de su vulva, luego lamí en forma horizontal de ida y vuelta, alternando suavidad y agresividad. Baje hasta la parte inferior, saboree un poco el agujero del culo, pensé por un minuto en hacerlo mió también, luego desiste. Volví donde nacen los labios vaginales y hundí mi lengua todo lo que pude, desde allí manteniéndome adentro fui ascendiendo. Una de mis manos intentaba agarrar sus tetas, las tocaba solo de a instantes, la otra abría la concha para que mi lengua pudiese llegar al objetivo. Chupe con desesperación su clítoris, oía sus gemidos y sentía sus contracciones. Mordía, lamía y salía de a segundos solo para regresar. – Así…así, no pares nunca. Hace años que no me comen la concha..ahhhh….no pares por nada…siiiii, asiii…mas adentro. – Chupe, succione y juguetee con sus labios y su clítoris durante varios minutos en forma ininterrumpida, mi boca empezaba a dolerme, cuando ese sabor salado comenzó a hacerse presente. Sus muslos se endurecieron y su cadera empujaba fuerte hacia arriba, me separe un instante y logre visualizar como el flujo corría hacia abajo originándose en la concha y volcándose hacia abajo por el culo y las piernas. Gritaba sin reservas, su respiración era inestable. Sus manos me obligaron a retomar mi tarea, acepte orgulloso y me comí todo lo que salía. Lo hice hasta que note como poco a poco retomaba algo de calma.

Luego me deslice hacia arriba no sin detenerme por segundos en esas tetas blancas. La bese nuevamente intentando traspasarle su propio sabor. Un minuto después la ensarte sin mas, fue un movimiento violento y certero, la enterré completa. Ella grito libre y yo me uní. Coloque mis manos a los costados de sus hombros y comencé a meterla lo mas adentro que podía, sus ojos me deleitaban, empujaba cada vez mas fuerte, y gritábamos cada vez mas alto, y nada importaba, nos revolcábamos en la vereda, y garchabamos como animales. – Dale así métemela hasta el fondo pendejo….dale, la quiero toda, lléname de leche…mójame…quiero tu lechita calentita…toda la pija adentro…asiiii!!! - Me hablaba al oído o gritaba, todo en el momento oportuno, sus uñas arañaban mi espalda o sus manos cacheteaban mi cuerpo, me hacia sentir como un semental. – Cuantas pajas me dedicaste…puto?? Decime…cuantas veces soñaste con esto…ahhh..Si…dale no pares, no pares!! – Me detuve…y me erguí, alzándola. La tome del pelo y con fiereza la lleve contra la columna que enmarcaba la puerta, allí la alce, corrí la falda y la empalme contra la pared…peche desde lo mas profundo de mi ser. – Te gusta sentirla…puta calienta vergas!!?? Ahora te la voy a meter hasta partirte…me voy a sacar las ganas, de cada paja que me obligaste a hacer… - Quería hablar mas pero me salían pocas cosas…La bombee mas y mas...apretándole el culo con fuerza. Besaba su cuello, le cogia la boca con mi lengua, y recibía la respuesta. – Culiame mas…dámela toda…culiame, sácate la leche pendejo…daleeee….asiiiii…ahhhh !!! – Duro solo unos minutos mas, el grito de ella y la tensión que sentí en sus piernas y sus manos, fue el punto mas alto de una excitación que llevaba mucho tiempo conservando… arremetí una vez mas…y la inunde de semen, cada chorro que salía era una espasmo en mi y un gesto de rotundo de placer en ella, sentía la conjugación de nuestros jugos chorrear piernas abajo.- ahhhhhhhh…siiiiiii….aaaahhhhh - Mis fuerzas decayeron ya no podía sostenerla, casi nos deslizamos hasta caer nuevamente al piso.

Ambos en el piso, aun de algún modo entrelazados. No nos mirábamos. No obstante ella tomo la iniciativa y comenzó a saborearme la poronga, digiriendo cada gota de leche que rondara por allí. Aguante algunos instantes, luego quise probarla yo también, sin sacarle mi pene de la boca, me gire hasta quedar en una posición de 69 pero ambos acostados sobre el piso. Entonces comencé con lo mió, mi lengua revolvió cada rincón de esa concha, me trague cada centímetro cúbico de sus jugos, mordí cada porción de sus labios y juguetee hasta el cansancio con su clítoris.

Los minutos pasaron, no fueron tantos, una vez hubimos terminado cada uno con lo suyo, nos pusimos de pie, nos regalamos un delicioso beso, que aun mantenía el sabor de nuestros líquidos mezclados en nuestras bocas…La visión de la mujer recién cogida, con la ropa desarreglada, el pelo batido y aun ensalivada por completo fue una delicia a mis ojos.

Arreglo como pudo su falda y la camisa, dio media vuelta y emprendió el retiro.

A unos metros de mi…giro y sonriendo soltó. – Pendejo..hijo de puta, me violaste, me culiaste completa y…me encanto. Esto no queda acá. – Volvió a reír y siguió con su regreso.

Yo aun no lograba retomar mi conciencia, pero la opción de volver a tenerla, me arranco una risa silenciosa.

shareek20@hotmail.com

halconnegro2002@yahoo.com.ar

Les agradezco el tiempo dedicado, y así mismo cualquier comentario o crítica que les nazca hacer o el mero hecho de comunicarse conmigo. De nuevo infinitas gracias.

Adrian