Me atraganté en un viaje
Un chico me acabó en boca, y jamás volví a verlo en el viaje mas exitante y loco de mi vida.
El presente relato es algo me pasó.
Este es un relato real, no es ni una fantasía ni nada por el estilo, soy mala contando historias, por lo que me decidí a contar lo que me asó una vez en un viaje.
Mi nombre es Myrna, ahora estoy viviendo en Buenos Aires, y en ese entonces, yo vivía en la ciudad de Zárate. Lo cierto es que yo había pasado unas buenas vacaciones en Bariloche en casa de unos parientes. Y de Bariloche me dirgía a Bahía Blanca (a mitad de camino de Buenos Aires) donde aun hoy vive mi mejor amiga. Subí en el colectivo cerca de Bariloche en un lugar que se denomina Piedra del Aguila. El colectivo estaba bastante lleno, pero algunos asientos estaban desocupados. Miré con quien compartir el viaje, (tantas horas de aburrimiento mirando la ruta, son demasiado) y divisé un chico de mi edad como única posibilidad potable, ya que las otras opciones eran de gente mas grande con pocos temas en comun que tratar.
Los primeros kilómetros fuimos en silencio, me dí a la lectura de un libro que llevaba, estaba bastante interesante. Hasta que el chico me habló, sinceramente no recuerdo bien su nombre, creo que era Julián o Fabián o algo así, Supongamos "Fabián". Era bastante simpático, con buenos modales y sobretodo muy divertido, me hacía reir mucho con sus comentarios sobre el viaje, sus anécdotas, y los demas pasajeros. Nos fuimos amigando ya la cabo de unas horas era como si nos conocieramos de toda la vida. Me dormí sobre su hombro, mientras él también dormía apoyado en mí. A la noche paramos en un lugar para cenar, allí nos sentamos solos con Fabián alejados de todo el contingente. Era un chico que no estaba nada mal. Rubio, de ojos celestes, muy flaquito, aunque lo disimulaba con la ropa que llevaba puesta ya que hacía mucho frío. Yo soy una chica normal, tengo un buen cuerpo, sin exagerar, tengo mejor cola que delantera, pero tampoco soy chata estoy muy conforme con mi cuerpo.
Lo cierto es que cuando volvimos al Colectivo, a los pocos kilómetros todo el mundo se había dormido. Reclinamos el asiento con Fabián y casi como sin querer nuestras bocas se encontraron y ahi comenzamos a tranzar de una forma tal salvaje tan fogoza que aun hoy me acuerdo.
Besos que fueron ardiendo cada vez mas y mas y mas hasta que se mezclaron con caricias, y mas caricias y cada vez en lugares mas prohibidos, yo ya estaba muy exitada. Fabián recorría mis pechos y no tardó en escabullir sus manos por debajo de mi ropa. Acariciaba mis pezones con mucha delicadeza, yo no me contenía quería gritar en ese colectivo donde tod el mundo dormía. Mis manos solo acariciaban su espalda, pechos, cabeza, aun no habian pasado el límite de lo permitido.
Luego bajó su mano hasta mi jean, desabrochó los botones y comenzó a acariciarme por sobre la bombacha en esa zona tan erógena. Con un poco de esfuerzo bajó un poquito mi pantalón. Yo tenía puesta una bombacha del tipo cola -less negra, él quedó maravillado y seguía tocando y acariciando hasta que metió su mano debajo de mi tanga. Yo no podía mas, ya dos dedos estaban dentro mío y jugueteaban con mis jugos que en ese momento sentía fluir por la calentura que llevaba. Le pregunté si tenía forros, a lo que me dijo que no. Yo no quería hacerlo sin ellos, por lo que aflojé un poco en la calentura para que la cosa no pasara a mayores, probablemente a ese chico nunca lo volvería a ver, y la idea de quedar embarazada no era muy agradable en ese momento de mi vida. Pero quería mas quería algo mas, nuinguno de los dos quería dejar las cosas así.
Asi que comencé a besarle el cuello, muy sensualmente, mientras desabrochaba su pantalón, bajé el cierre, aparté el slip, y tomé fuertemente su verga en mis manos, comencé a masturbarlo, él casi grita, por lo que se mordía los labios para no despertar a nadie. En un segundo cuando vi que mi hombre ya estab a punto, me agaché hasta su verga y la comencé a lamer muy despacio, ya que quería jugar con ella. Tenía tiempo, tenía ganas, y todos dormian, menos Fabián y yo.
Lamí su verga por todas partes sólo utilizando mi lengua y de cuando en cuando los labios pero sin tragarmela, luego bajé el prepucio hacia atrás para dejar descubierto el glande, y con la punta de la lengua lamí las gotas de lubricante que se había formado en la punta de mi pene. En ese momento abrí la boca y fuí introduciendo todo su miembro, una vez que estuvo dentro cerré mis labios, Y ahí comencé el vaiven lentemente desde la base hasta la cabeza, luego a la base y otra vez a la cabeza.
Sus manos acariciaban mi tanga que asomaba por mi jean ya que un poco lo había bajado y otro poco que era tiro bajo. Y toda la situción de estar tragándome el miembro de un tipo al que por pocas horas era todo un desconocido para mi, me exitó mas y ya no era el vaiven lento y suave, comencé a mamarmelo, me gustaba su gusto, ya mi boca estaba degustando las gotitas de leche previas (las chicas saben de lo que les hablo).
Ya era una verdadera mamada y no sé cómo ese chicono gritaba, ya que yo estaba tan caliente que le hacia de todo a esa verga con mi lengua y mis labios, me refregaba por toda la cara, me la volvía a tragar, la lamía, la chupaba, me la tragaba nuevamente, la sacaba. Era toda mía y ahora quería que me diese el premio final.
Se la mamé sin detenerme ni jugar por cuestión de un minuto creo yo, cuando ya sabía (por lógica experiencia) que estaba a punto de explotarme. Con la ayuda de mi mano comencé a subir y bajar de la base a la cabeza, mientras que con mi boca, rodeaba toda su cabeza y avanzaba cuando mi mano iba a la besa de la verga. Sentí que su verga comenzó a convulsionarse, sus huevos se pusieron duros y comenzó tirar chorros de leche que traté casi con desesperación de controlarlos dentro de mi boca, aunque ese chico no sé si habría tenido experiencias recientes, porque con la fuerza que saltaban los chorros de leche y la gran cantidad que me dejó, yo creo hacía tiempo que no tenía una alegría. Yo trate de tragar todo, aunque no púde debido a la cantidad (creanme que repetí experiencias de este tipo y nunca nadie me acabó tnto como ese chico), por lo que tenía su leche desde la comisura de mis labios pasando por la parte baja de mi cara hasta mi sweter, que también recibió de las descargas que no pude contener.
Me dijo unas palabras mas, obvio que no iba a besar mi boca, y se durmió como un angelito. Cuando despertó ya me tenía que bajar, porque estábamos en la terminal de Bahía Blanca. Le dí un beso en su mejilla y nos despedimos, no hubo intercambio de teléfonos, ni direcciones. Sé que él no era de Buenos Aires exactamente, era de los alrededores, lo que aquí llamamos conurbano, pero trabajaba en Buenos Aires. Jamás lo volví a ver, a pesar que yo hace seis años vivo en Buenos Aires, he pasado por muchísimas historias más, algunas muy fuertes, otras no tanto, pero simpre tengo la curiosidad de saber que fue del aquel chico que compartió un viaje conmigo, y me dió de beber mas leche que nadie en mi vida.
Si quieren escribirme que les pareció mi relato háganlo a myrnacistola@hotmail.com .