Me animé y fue una experiencia deliciosa...
Aquella noche probaría algo nuevo en mi vida sexual, los resultados fueron excitantes y totalmente satisfactorios.
El sitio estaba a media luz, totalmente decorado en tonos rojizos y amplios muebles blancos con cojines rojos, era realmente elegante, no estaba completamente lleno, pero había mucha gente. De fondo se escuchaba la música pop del momento, su volumen no era tan alto y eso permitía que la gente pudiera charlar, casi todos estaban en parejas, pero también había pequeños grupos.
Yo estaba totalmente aterrada, aunque portaba la bata-toalla que casi todos portaban, me sentía desnuda, mis pezones estaban endurecidos y rozaban la tela enviando pequeños hilos de excitación a mi cuerpo que tenía la adrenalina fluyendo a mil por hora.
-Omar estoy asustada
-¿Por qué? ¿No se supone que eres una chica liberal?, yo creo que ya tienes suficientes experiencias sexuales como para temerle a una más.
-Omar, yo siempre he tenido sexo con alguien a quien al menos haya visto antes de consumar el acto, pero se supone que acá vas a tener sexo con cualquiera que así lo desee, sin que previamente hayas siquiera hablado con esa persona.
-Y ¿no te parece totalmente excitante eso? ¿No es justamente por eso que has venido?
-Sí, claro que el morbo me sobrepasa, pero también que las chicas hayan decidido a último momento no venir me ha “sacado de honda”.
-¡Son una idiotas!, juegan de mujeres liberales, de mundo, de sexo y mira son unas cobardes, no se atreven a ir más allá. Estoy seguro que cuando salgas de acá, vas a ampliar tu horizonte sexual, nada se parece a lo que vas a vivir en un momento.
Omar era mi amigo desde hacía mucho tiempo, un amigo muy querido en quien, desde siempre, yo depositaba toda mi confianza, disfrutábamos mucho hablando de sexo, sin embargo jamás pensamos en unirnos para ir a un sitio como aquel, máxime que él y yo nunca tuvimos sexo entre nosotros, era un loco y tenía ya bastante tiempo de visitar aquel bar, era un bar de intercambio de parejas, de sexo en grupo y demás.
Él era un tanto presumido de su virilidad, decía que ahí lograba sexo desenfrenado con las mujeres más bellas, durante horas, a mí la verdad Omar no se me hacia el gran “semental”, más bien me parecía que frecuentaba ese sitio porque ahí lograba sexo sí o sí.
Todo el que asistía a ese sitio iba por sexo, incluso había muchos que ni siquiera se cubrían con la bata-toalla y desde que ingresaban ya se quedaban totalmente desnudos, aunque por norma del establecimiento, nadie podía empezar a tener sexo o tocarse hasta la hora establecida para iniciar “la acción”, igualmente no estaba permitido tener sexo en el área del bar, solo se podía tener relaciones sexuales en el área destinada que eran una especie de pequeñas habitaciones, estas estaban separadas del bar por un pequeño pasillo.
Según me había detallado mi amigo Omar, esas habitaciones-cubículos tenían solamente un enorme sofá, una cama “King size”, un jacuzzi y un pequeño baño que era el único que tenía puerta, la opción de privacidad de aquella habitación era una cortina en la entrada principal, se suponía que cualquier persona debía tener acceso a cualquier habitación, y de ahí surgía que se hicieran grupos e intercambios, ninguna puerta obstaculizaba el libre tránsito de nadie, en cualquier momento era permitido entrar y participar en cualquier habitación con quienes estuvieran ahí.
Sexo, sexo y sexo… de ahí nadie se iba sin haber tenido sexo, mucho sexo.
Había personal de seguridad que vigilaba que las normas se cumplieran, pero estas eran muy básicas y mientras todos estuvieran de acuerdo… ¡casi todo era permitido!
-¿Y qué pasa si nadie quiere sexo conmigo? ¿Si nadie me busca?
-Te unes a una pareja o grupo en una habitación
-¿Y si me rechazan?
-No lo harán, pero si te rechazan en una habitación, buscas otra o te masturbas viendo a algunos.
-Yo no quiero ver, yo quiero sexo
-Lo tendrás, ¿eres idiota?, tienes lo tuyo, te van a sobrar hombres que te quieran dar hasta por el culo mi reina. Pero deja ya de estar nerviosa, ¿Por qué mejor no empiezas a hacerte ver?, anda, observa a los hombres que más te gusten.
-A ver Omar, ¿Por qué no se puede decidir antes con quien te vas a acostar?
-Ya te lo expliqué mil veces, pierdes esa magia de la sorpresa, del juego, es riquísimo, de pronto alguien te toma, te toca, te come y ya en la habitación te das cuenta como es y empieza lo mejor de lo mejor, es un morbo MORTAL, delicioso.
Le hice caso a mi amigo y empecé a lanzar miradas atrevidas a varios hombres que me gustaron, ahí no solo no existían los celos, estaban prohibidos, así que al descaro pasaba mi lengua por mis labios observando a los tipos con los que me encantaría tener sexo. No noté a ninguno particularmente interesado, pero si me observaron varios, estábamos en el periodo de “observación de las presas, antes de la cacería”, tenía razón Omar el factor sorpresa me tenía acelerado el pulso.
Pedí un tequila y me lo tomé de un solo trago, pedí otro.
-Deja de tomar como demente, ¿quieres echar a perder tu primera vez acá?
-El tequila me relaja y acelera mis hormonas
-Estrelladas te van a quedar tus hormonas si tomas una copa más, ya tomaste suficiente.
La música cambió en ese momento, la luz bajó aún más, el tema que sonaba era sugerente e indicaba que estábamos ya en el momento de iniciar la acción.
Contra mi voluntad y totalmente enojada conmigo misma por eso, todo mi cuerpo empezó a temblar, mis manos estaban congeladas.
-Chao amiga, éxitos
Omar se marchó de inmediato y de pronto me quedé sola sin saber qué hacer, me petrifiqué.
En la penumbra vi una mano extendida hacia mí, la tomé, caminamos por el pasillo y después de pasar varias habitaciones, me condujo a una, entramos, sentí como sus manos en un momento bajaron mi bata hasta el suelo, se acercó y de pronto sentí como una boca se apoderaba de mi boca… ¡y unos pechos casi tan grandes como los míos se apretaban contra mis tetas!... ¡era una mujer!
Me separé de ella tan rápido como pude.
-No, lo siento, yo no soy lesbiana, me gustan solo los hombres.
-Pues qué bueno que no lo seas, porque prefiero tener sexo con mujeres heterosexuales, de hecho me pareciste desde un principio heterosexual y por eso te busqué. Yo tampoco soy lesbiana.
Ella caminó y prendió la luz, esta no era luz total, era igual que la del bar, pero ya dejaba observar muy bien todo, la cortina seguía sin cerrarse y yo observé como seguían pasando parejas hacia las habitaciones que estaban después de “la nuestra”.
La observé y la verdad esa mujer era muy bella, era mucho mayor que yo, pero estaba muy conservada, estaba totalmente desnuda, sin embargo llevaba puestos unos zapatos muy altos en color rojo, su maquillaje era perfecto, su boca pintada de un rojo muy fuerte la hacía verse muy sexi, no era muy delgada, tenía sus royitos, pero su cuerpo era muy sugerente, sus pechos me llamaron la atención, evidenciaban ser de buena factura, tetas de un buen Cirujano Plástico, no pude observar sus nalgas porque estaba de frente, pero estaba segura que también eran torneadas en consultorio.
Ella se acercó de nuevo y buscó mi boca.
-No, creo que usted no me entendió, no voy a tener sexo con una mujer, quiero sexo con un hombre.
Cada momento que pasaba mi nerviosismo aumentaba, quería huir de ese sitio de inmediato, estaba al borde de un colapso.
-Querida juguemos un poquito y luego vamos a buscar a mi esposo y lo hacemos con él, ¿te parece?
-No, no quiero, busquémoslo de una vez entonces.
-Es tu primera vez aquí ¿verdad?
-Sí, pero eso no tiene nada que ver, solo busco sexo con hombres.
-¿Nunca has hecho nada con una mujer?
-Solo cuando lo hemos hecho en grupo o tríos, pero solo como parte del juego, nunca como pareja sexual.
-Pues esto es un juego también y en un momento estaremos con mi esposo o algún otro hombre. Vamos relájate, parece que te vas a desmayar en cualquier momento. Déjame darte solo un masajito, en ese estado no podemos ir a buscar hombres, pareces niña de kínder ante un abusador. Si estás aquí se supone que eres una mujer liberal, de mente abierta.
¡Nunca debí hacerle caso a Omar!
Respiré profundo e intente tranquilizarme, nadie me obligó a ir ahí, debí suponer que dentro de las “múltiples opciones” podía estar el sexo lésbico, así ese bar no fuera un bar gay.
-Tengo una hermana más o menos de tu edad y ella y yo a veces tenemos sexo en grupo e intercambio con mi esposo y su novio, hoy no han venido, pero es una delicia venir acá e intercambiar nuestras parejas, me has gustado, esa carita de susto me ha excitado mucho, ¡vamos no vas a salir de acá siendo lesbiana!, solo vas a salir con una experiencia más que puede resultarte muy rica, luego vamos a buscar hombres, yo sin que una verga me penetre no me voy de acá ni loca.
Mi cuerpo seguía temblando. Cerré mis ojos e intenté tranquilizarme.
Ella se acercó y empezó a acariciar mis brazos con sus manos. Sus manos eran tan suaves.
-Soy abogada y masajista, tengo dos hijos, un marido maravilloso y muchos deseos excéntricos y variados a la hora de tener sexo.
Se acercó y buscó mi boca.
-Relájate querida, esta noche ambas vamos a disfrutar mares.
Su beso empezó muy suave y fue haciéndose más intenso, yo abrí mi boca, pero aun no lograba sentirme relajada, ni cómoda ni excitada, seguía aterrada.
Sus pezones apretaban los míos y la “electricidad” me empezó a invadir, su boca era deliciosa y su lengua hacia una exquisita exploración en la mía, estaba perdida y solo me dejé llevar, ella me abrazaba por la cintura y yo entrelacé mis brazos en su cuello, era nuevo y diferente sentir una tetas tan apretadas a las mías, eran tan duras y firmes, las mías no lo eran tanto, pero al ser naturales tenían esa suavidad propia, además de ser muy grandes.
De pronto, me fui excitando mucho con su beso y me uní besándola activamente, su lengua y la mía se entrelazaron, ella era una “besadora” experta, me encantaba como movía sus labios femeninos contra los míos, yo no llevaba un lápiz labial tan rojo como el suyo, pero estaba segura que ahora ambas llevábamos el mismo tono, me excitaba mucho y me daba un morbo intenso el saber que iba a tener sexo por primera vez con una mujer.
Ella me tomó de la mano y me llevó a la cama, se colocó encima mío y siguió besándome, de pronto me di cuenta que ya había perdido el miedo y me encontré gimiendo, ella respiraba ya en forma agitada, su pelvis y la mía tenían una fricción muy excitante, ambas teníamos nuestro vello púbico en solo una pequeña “hilerita” de pelitos muy bien recortados, el resto totalmente rapado, fue una deliciosa coincidencia porque al rozarnos esa pequeña porción de vellos hacían un contacto “rasposito” que lanzaba oleadas de placer, me estaba volviendo loca de deseo.
Ella puso mis brazos a cada lado sosteniéndolos con sus manos y bajó su boca a mis pechos, empezó a chupar un pezón y luego otro, después empezó a mamarlos, cerré mis ojos y decidí disfrutar ese momento intensamente, me di cuenta que sin verla, solo sentía y sentía, no importaba si era una mujer o un hombre, la excitación y el deseo era el mismo. Yo volaba de placer.
Ella siguió brindándome esa cantidad de excitación que me tenía al borde de correrme, sin soltar mis brazos.
-Déjame mamarte yo tus tetas ahora.
-No, aun no, quiero darte mucho placer, quiero que entiendas lo que es el placer por sí solo, no por el género de quien te lo da.
Ella empezó a bajar, dejando una estela de besos rojos por mi vientre, hasta llegar a mi “monte de venus” donde se detuvo a besar y besar, yo sentí espasmos de placer y en forma automática abrí mis piernas, ella se apoderó de mi concha y empezó a darme cátedra con una mamada exquisita, a otro nivel, su boca femenina era mucho más sutil que todas las bocas masculinas que habían chupado mi coño, era diferente, pero era igualmente excitante ser mamada por una mujer que por un hombre.
Su boca se apoderó de mi clítoris y yo sentí que la vida se me iba de placer, ella lo succionaba y me dejaba sin respiración.
Yo no iba a aguantar mucho para correrme, llevaba toneladas de adrenalina acumulada y aquella increíble carga de excitación haría que me corriera en cualquier momento, pero yo quería brindarle placer a ella, como ella me lo estaba dando a mí.
Me incorporé, me senté y la tomé por los brazos me acerqué y empecé a besarla, su boca tenía todo el zumo de mi vagina.
-Ahora es mi turno
Le dije en un susurro.
Ella se acomodó en la posición que yo estaba y yo intentando hacer una variación, subí sus piernas a mis hombros dejando su coño a la altura de mi boca, ella me miraba fijamente y yo empecé a mamarla mirándola fijamente también, era la primera vez que mamaría una concha, su vagina estaba totalmente húmeda, ese aroma particular nuestro, se me hizo sabor a una “nueva experiencia sensacional y única”, tomé su clítoris e intenté succionarlo de la forma tan increíblemente excitante como ella lo había hecho hacia solo un momento y por el resultado entendí que no lo estaba haciendo mal, ella gemía y gemía moviendo sus caderas de forma que mi boca paseaba por toda su vagina sin que yo dejara de “atender” a ese clítoris que estaba duro como piedra, yo sentía como mi coño estaba totalmente mojado.
-Vente amor, acabemos juntas.
Ella dio una pequeña palmada a su lado en la cama y yo me acomodé ahí, ella buscó mi boca y empezamos a besarnos al tiempo que ambas nos tocábamos primero ella en mi coño y yo en el suyo, pero al final cada una masturbaba el propio.
Yo no aguanté más y separando mi boca de la suya me sumí en mi propio placer, me corrí fuertemente, gemí muy fuerte al llegar a la cima de mi placer, mi cuerpo se estremecía en forma involuntaria ante mi orgasmo, me quedé un momento sumida en esa relajación total y absoluta, mi corazón latía en forma acelerada.
Cuando logré regresar al planeta tierra y abrir los ojos pude observar a aquella hermosa mujer madura llegar a su orgasmo, hizo una especie de grito ahogado junto con un gemido, seguido de un suspiro profundo, luego noté como su cuerpo se relajó, sus hermosas tetas subían y bajaban por su respiración sumamente agitada.
Yo la observaba detenidamente… ella tenía toda la razón, el sexo y el placer venían de cualquier género.
Ella abrió sus ojos y se volteó observándome.
-Rico, ¿verdad?
-Mucho, lo he disfrutado más de lo que jamás pude pensar.
-¿Lista para ir en busca de mi marido? No tienes una idea de la verga deliciosa que tiene.
-Muero por una verga
-Igual yo querida, igual yo, aunque más bien muero por dos vergas.
-Jajajajajajaa
Ella se acercó y nos besamos apasionadamente, luego ambas nos salimos en busca de su esposo.
-¿Y cómo sabremos dónde está?
-Casi siempre usa la misma habitación y al igual que yo jamás cierra esa estúpida cortina.
Caminamos de la mano un poco más, las tetas de ambas se movían en forma sugerente totalmente desnudas al igual que nuestras caderas, las nalgas de ella eran tal cuál las imaginé, hermosas y muy bien esculpidas, yo observaba la acción en varias habitaciones que no tenían las cortinas puestas, en al menos un par se observaban más de cuatro personas teniendo sexo, era una locura de sexo, otro mundo, un mundo lleno de morbo y deseo absoluto.
De pronto vi a Omar, mi amigo, me detuve y no pude evitar quedarme observando, un tipo enorme se follaba a mi amigo y este gemía como a punto de morir, estaba de posición de perrito justo en la orilla de la cama y el tipo de pie le daba tremenda cogida, la verga de mi amigo Omar estaba totalmente erecta y goteaba. ¡Vaya follada!, mi amigo Omar tenía el culo mega abierto porque la verga de ese tipo era gigante.
-¿Qué pasa?
-Es mi amigo y le están dando una cogida monumental por el culo, jamás imaginé que fuera gay.
-Tal vez no lo sea, solo disfruta del sexo al igual que tú y yo.
-¿Quieres buscar a mi marido o nos unimos a tu amigo y a ese gigante? Ambas vergas me parecen más que buenas.
-No, no sé si a él le guste y para serte honesta, muero por follar con tu esposo.
Ella sonrió y seguimos, la habitación donde estaba su marido estaba a dos de la de mi amigo Omar. El tipo no era guapo, era súper guapo, un hombre entrado en edad, una delicia de hombre, muy varonil y guapo, en ese momento se follaba a una mujer bajita bastante llenita, muy joven y en el sofá estaba un tipo de edad similar a la chica haciéndose la paja mientras los observaba.
-¿Es tu esposa?
El tipo del sofá asintió con su cabeza, perdido en su tarea de masturbarse. Era también algo gordito y su pene aun erecto era bastante pequeño. El esposo de “mi amiga” tenía una verga mortalmente rica, deliciosa.
Ella se acercó a su esposo, ambos se besaron casi tragándose la boca.
Luego se dirigió de nuevo al tipo del sofá y le preguntó:
-¿Quieres coger o solo observar?
-Siéntate en mi verga yaaaaaaaaa.
Ella tomó uno de los condones que habían por todas partes, se lo puso al tipo y se sentó metiéndose aquella verga que al lado de la de su esposo parecía diminuta y empezó a cabalgarlo en forma rápida y fuerte, yo no creía que ella pudiera estar disfrutando tanto como aparentaba, pero gemía y se movía como que así era.
-Querida dale un momento a mi marido, ya te atiende.
Ella a pesar de ya estar en plena “faena”, aún estaba al pendiente de mí. El tipo del sofá estaba como loco y no era para menos, ella se movía increíblemente bien, parecía licuadora.
En la cama “el esposo” y “la chica” seguían en lo suyo, ambos sobre la cama, ella en posición de perrito, él clavándola fuerte, por los gemidos y gritos que daba la chica se entendía que estaba a punto de correrse y así fue, de pronto cayó rendida con un fuerte orgasmo. Yo estaba totalmente excitada, ver a dos parejas teniendo sexo enfrente mío, me estaba llevando al delirio.
La chica se levantó de la cama y se fue al sofá, besaba a su marido y a mi amiga, empezando casi de inmediato a gemir de nuevo.
Aquel delicioso hombre, esposo de mi amiga, se acercó a mí, era muy alto y sumamente atractivo.
Puso ambas manos en mis tetas y empezó a apretarlas firmemente, pero sin lastimarme, mirándome fijamente a los ojos.
-Ricas, muy ricas tus tetas
Su pene seguía erecto y cubierto por el condón que él cambió con habilidad profesional por uno nuevo, me estremecí de pensar que ese nuevo condón iba a ser usado en mí, sin duda ése era uno de los hombres más deliciosos que me habría follado laguna vez.
-¿Que se te antoja?
Hasta su voz era exquisita.
-Cógeme como te cogerías a una puta, ¡quiero ser tu puta!
Eso pareció accionar de inmediato su deseo porque me tomó y me lanzó a la cama, se colocó encima y empezó a besarme como desesperado, su boca era carnosa, evidentemente era un boca de hombre, me encantaba esa boca, algunos pelitos de su bigote de tal vez dos días sin afeitarse, me picaban la piel y yo solo deseaba gritar ¡hombre delicioso, cómeme completa la boca!, su peso me ahogaba, pero me excitaba totalmente, en un momento se levantó poco y empezó a follarme como demente, su polla era tan grande que al entrar de golpe me hizo sentir un poco de dolor y eso que mi concha estaba totalmente lubricada, las embestidas de ese tipo eran fortísimas, me estaba partiendo en dos, esa verga me llenaba toda, absolutamente toda.
Entraba y salía mientras una de sus manos iba de una de mis tetas a la otra apretando mi carne.
De pronto me dio vuelta y me puso al igual que la chica que se acababa de follar, en posición de perrito y empezó a penetrar mi coño desde atrás, entraba y salía y mis tetas libres se movían fuertemente. Me pareció escuchar al tipo del sofá hacer un sonido ronco cuando se corrió, observé como ambas mujeres se besaban encima de él en forma apasionadamente brutal, la chica tenía una tetas muy pequeñas, pero eran paraditas y en ese momento vi cómo se las comía la mujer que hacía solo un rato se comía las mías, ella era una experta en eso y yo disfrutaba con aquella follada de lujo que me daba su esposo, era demasiado placer, mucho más del que podía sobrellevar, mi cuerpo estaba por estallar.
Él sacó su verga de mi coño y apuntó a mi culo, mis alarmas se encendieron, jamás me había follado el culo una verga de ese tamaño y no estaba segura de poder, él empezó a pasarla alrededor de mi ano, la metía de vuelta en mi coño y luego la pasaba de vuelta en mi ano, sin penetrarme, pero buscando excitarme lo suficiente para hacerlo. Metió la puntita, yo sentí desgarrarme, pero no di muestra de dolor, la sacó y me siguió bombeando en el coño, luego intentó de nuevo meter su polla en mi ano, entró un poco más y yo grité, el volvió a mi concha y me dio más duro, mucho más duro, parecía castigarme por no dejarle entrar esa polla entera en mi culo, pero algo me decía que el no iba a desistir de clavarmela y así fue, lo hizo una vez más y aunque nuevamente solo entró una parte, esta vez sentí que la vida se me iba, porque el placer de saberle rompiéndome el culo al mismo tiempo que mi concha estallaba era demasiado placer para un solo momento.
Volvió nuevamente a mi coño y me dio durísimo de nuevo.
Yo no aguanté más y me corrí, estaba totalmente exhausta, mi coño palpitaba con mucha fuerza y mi ano lanzaba oleadas de deseo y dolor.
-Vamos amor, tu verga es muy grande vida, sabes lo que me costó a mi darte mi culo.
Y ella dirigiéndose a mi, dijo casi con voz maternal…
-Querida y hermosa mía, ese culo tuyo es un diamante en bruto que pronto mi marido abrirá completo para él.
Ella se acomodó a mi lado en la cama, en la misma posición de perrito en que yo me encontraba.
-No te quites el condón, quiero que me folles con los jugos de ella, son míos también amor.
Ella buscó mi boca mientras él la empezó a follar mucho más rápido y fuerte que a mí y a la chica. Eran tan fuertes sus movimientos que tuvimos que suspender nuestros besos o nos lastimaríamos.
Yo me acosté sobre mi espalda totalmente satisfecha, mientras tanto ambos gemían follando
Pude ver a la pareja de jóvenes caminando hacia el jacuzzi, mmmm sería rico unirme a ellos, también sentía necesitar un baño, pero antes quería ver llegar a aquella delicia de pareja, eran tal para cual, bellos y endemoniadamente sexuales.
-Querida, mira lo que he logrado con este hombre, no sabes lo que lo disfruto y él difícilmente logra acabar a menos que tenga un culo que le de ese placer, pronto lo podrás hacer con él, es otro nivel de placer increíble, de seguro habrás tenido sexo anal, pero con él es lo mejor de lo mejor.
Ella arqueó su delicioso culo y aquel hombre totalmente experto le metió aquel pedazo exquisito de polla hasta lo más profundo.
Ella no se había quitado aún sus tacones rojos y aquella imagen evocaba la más lujuriosa película porno.
Mori de placer, aquellas embestidas eran excitantes mil por mil, ella estaba totalmente perdida de placer y él con sus ojos cerrados parecía haberse ido a otra galaxia, ambos gemían y gemían, mis ojos incrédulos no podían dejar de ver aquella verga metida hasta el pegue en aquel ano.
De pronto él se detuvo, se sacó de un solo el condón, lo tiró y siguió follando el culo de su mujer sin ninguna pausa ni cuidado, era fuerte, bombeaba, entraba y salida y cada arremetida era más fuerte aún.
Yo no podía dejar de tocarme y tuve un nuevo orgasmo, mientras veía ese sexo anal de infarto y a la vez escuchaba gemir en el agua a los dos jóvenes que volvían a darse placer.
Ella se corrió primero y unos segundos después él, sin sacar del culo de ella aquella verga grande, gruesa y jugosa, se tumbó encima de ella, ambos estaban a mi lado con los ojos cerrados. Sus respiraciones iban a mil.
Yo no podía más, estaba totalmente agotada.
Aquella noche conocí una nueva faceta del sexo, fue total y absolutamente excitante y gratificante.
No solo tuve una excelente noche de sexo con aquella deliciosa pareja, agregué dos nuevos amigos a mi vida personal y dos excelentes amantes a mi vida sexual.
Luego de ese día visité varias veces el Bar, pero visité más veces la casa de mis primeros amantes del bar. Ellos con su excéntrico gusto por los intercambios y las orgías logran fiestas demenciales donde todos y cada uno de los invitados se va satisfecho.
A Omar no le dije nada de lo que vi, pero ya pronto tocaremos el tema porque al igual que él aquella noche yo también tuve mi propio encuentro gay, que no me hizo lesbiana, porque sigo amando y adorando a los hombres, pero si me dio una amplitud mayor en el sexo. El placer no es cuestión de género, es sentir y hacer sentir… ¿tú que piensas?