MCP XIII: No te veo, pero te siento

Es una fiesta pueden pasar muchas cosas, los nadadores de élite beben poco pero eso no significa que no puedan perder el control como el resto

-

David

Moví la mandíbula con dificultad mientras miraba al suelo, dolía. Era lo que tenía que te dieran un derechazo en la barbilla. Escocía. De hecho mi cuello aún crujía. Pero más dolía por dentro. No lo entendía… No lo entendía. Me mordí el labio inferior, en la calle a la salida del local. Con otros dos chicos de Junior a mi lado, también algo magullados. Aunque el que se había llevado la peor parte era yo

El segundo entrenador se movía como loco arriba y abajo de la calle, a nuestro alrededor. Había ido a la fiesta a supervisarla, para que los chicos del MCP de Junior no se desmadraran; y se había encontrado a mitad de la madrugada con tres de ellos enzarzados en mitad de la pista.

-Joder- medio gritó- ¿En que pensabais?- se giró de nuevo- Joder- se pasó una mano por el pelo- Y delante de todos-

-Estaba molestando a uno del equipo, señor- dijo uno mirándome de reojo, tenía una marca rojiza bajo uno de los ojos, regalo que compartía con mis nudillos algo doloridos- Ni siquiera debería estar aquí-

Yo me encogí de hombros. A mi lado el otro chico me dio un suave empellón aprovechando que el segundo entrenador se había girado de nuevo. Me estaban provocando, pero no iba a responder. Estaban aterrados, querían que yo pareciera el agresivo. El culpable.

¿Lo era en realidad? ¿Había sido culpa mía? Yo solo había querido arreglarlo… Pero tenía un inmenso sentimiento de derrota en el cuerpo. De decepción. Hacía mí mismo y hacia el mundo. Y también estaba enfadado. Y también tenía ganas de llorar

-Tú y tú- dijo el segundo entrenador señalando a los dos chicos de Junior- Suspendidos una semana- sacó el móvil- Os voy a pedir a cada uno un coche y os vais a ir de aquí a la Residencia, hoy dormireis allí y mañana os mandaremos a casa-

Se quedaron en shock. Uno de ellos gimió por lo bajo, totalmente sobrepasado

-Pero...Pero si no es culpa nuestra- medio gritó el otro presa del pánico- Ha sido culpa de...de…- me dí cuenta de que ni se sabía mi nombre- De él… Nosotros no hemos hecho nada-

El segundo entrenador les miró sin verlos, mientras parecía estar calculando. Su dedo moviéndose por la pantalla del móvil mientras hacía las peticiones. Se pasó una lengua por los labios, estaba nervioso

-Os acompañará uno de Absoluto a cada uno… Así los padres...- farfulló-Si, sus padres- entrecerró los ojos- Y no se preocuparán tanto-

-¿Y él?- preguntó entonces señalándome-¿A él nada?-

El segundo entrenador les ignoró de nuevo pero esta vez me miró directamente a los ojos. Era la primera vez que lo había hecho. Era un hombre joven, de treinta y pocos, no hace mucho años había sido nadador del MCP. Y me miró de forma extraña, de nuevo como sin ver realmente

-El grupo de entrenamiento depende del primer entrenador- dijo, como si estuviera midiendo sus palabras; los chicos fueron a protestar pero el segundo les cortó con la mirada-No tentéis a la suerte…-suspiró- Coches pedidos... Vuelvo enseguida, no seáis tan tontos como para iros solos-

Se metió de nuevo al local. Las puertas dobles se abrieron y durante un segundo todo fue de nuevo ruido de música y voces. La fiesta. Pero en seguida volvió el silencio y estuvimos solos

Me cogí la parte inferior de la mandíbula mientras la movía ligeramente, me dolía de forma sorda. Era incómodo. Pero sobre todo me recordaban a los golpes de Víctor. Sacaban a flote las sensaciones adormecidas de mi mente. Y eso me puso triste de verdad.

Los chicos de Junior estaban hablando entre ellos, cuchicheando. Se les notaba entre asustados y furiosos. Su castigo parecía muy leve con lo que podría ser, una semana sin entrenar no era tanto… Pero claro, a mi de momento ni me habían sancionado…¿Sólo podía serlo por el primer entrenador? No tenía mucho sentido para mí si yo parecía ser el último en todo, sobre todo en importancia

Me senté en la acera. Triste. Alicaído. Pensando en quién se quedaba dentro. En Mateo, que apenas si había podido decir algo mientras el segundo entrenador me sacaba a rastras junto a los otros dos chicos… Y Miguel, sobre todo Miguel… ¿Como todo se había torcido tanto?

Y Fran, la forma en la que me había mirado Fran… No quería que me volviera a mirar así nunca… No quería

Me abracé las rodillas

-

Miguel

Abrí la puerta del baño de una patada. Lleno de puro pánico. Por suerte el de ese piso estaba desierto. Fuí directo a los grifos, abriendo uno con fuerza para que corriera todo el agua. Sin poderlo evitar me empecé a retorcer las manos

Todo mi cuerpo temblaba. No recordaba apenas nada. Era inconexo. Recordaba haber estado en la pista de baile, recordaba haber estado tonteando con dos chicas que creía interesadas en mí, sintiéndome confiado y a salvo. Sin que nadie supiera mi secreto. Recordaba haber estado feliz, por un segundo, en mitad de la música, haber estado en paz… Luego había aparecido David

Metí las manos en el agua helada, deseando despertar de esa pesadilla. Necesitaba calmarme. Recuperar el ritmo de mi respiración… Lo que me había dicho David, lo que le había respondido… Ahora eran escenas rotas en mi cabeza, necesitaba poner orden en ellas

Un recuerdo fugaz, David bajo los focos bailando con una chica de Absoluto, con movimientos suaves y fluidos, domino mi mente… Había sido momentos antes de que se acercara a hablarme… Arreglado y apuesto… Tan guapo, el centro de todo y de todos. De esa pista, de esa fiesta, de mí

De manera instintiva una de mis manos, aún mojada y fría, fue a mi mejilla para darme un golpe que me hizo girar el rostro delante del espejo. Un recuerdo ardiente se extendió allí donde había estado la mano, propagándose por el cuello y el lateral del rostro. Normalicé mi respiración

-No soy gay- susurré sin atreverme a mirarme de nuevo al espejo, aún con el rostro girado y dolorido-No soy gay-

Eres un cobarde, pensé

-

Mateo

Cuando el segundo entrenador entró de nuevo al local sin David me puse algo tenso. Lo poco que había visto había sido como dos chicos de Junior se encaraban a él, y a David revolverse. Un golpe, de alguien… Y luego había seguido el resto. Un par de chicos de Absoluto separándoles y luego el segundo entrenador arramplando con ellos sacándoles del local como una exhalación, antes de que se extendiera el rumor… Aunque lo había acabado haciendo

¿Cómo había pasado? ¿Dónde había estado David? ¿Qué había hecho? Esta vez no se había encarado con el chico de Absoluto de la otra vez, esta vez habían sido con dos chicos de Junior. Dos chicos que nadaban con nosotros… ¿Quien habría empezado? ¿Ellos? ¿David? Me parecía imposible cualqueir alternativa. Tan irreal

Y mientras todo eso pasaba, mientras David necesitaba a alguien, yo había estado solo pendiente de Eloy… O al menos pendiente de como me ignoraba.

En la fiesta había estado totalmente al margen de él y su grupo, Isma me había hablado y se que Rubi había intentado acercarse un par de veces, pero mientras yo estaba con los novatos del MCP y de otros clubes ninguno lo había hecho. Y sus intentos solo al principio, luego durante la fiesta pareció que todo el mundo tenía sin saberlo su lugar asignado

El de Eloy era estar en el centro de su propio grupo, bastante nutrido. Ocupando una buena parte de la pista de baile y de la barra. Había sido como ver una constelación orbitar entorno a una estrella masiva. Isma, Rubi, incluso gente de Absoluto y algún nadador novato con ganas de probar suerte si le aceptaban. Todos ellos girando entorno a Eloy y un puñado muy selecto, mientras bailaban, reían y hablaban entre ellos, como si no existiera el resto

Y yo no me había acercado. Pero tampoco había dejado de observar

Por suerte los novatos habían estado cerca y había podido hacerlo. Y por desgracia mientras lo hacía no había podido estar con David… Mire de nuevo hacia la puerta del local, el segundo entrenador ya me había pasado… ¿Tardaría mucho en volver? No creo que de haber estado hubiera podido serle de mucha a David, pero quizá ahora sí. Al menos poder hablar con él para darle ánimos

Miré hacia atrás. Todos parecían haber olvidado ya lo sucedido, aunque sabía que la gente del MCP lo seguía comentando de forma discreta; todos con información fragmentada que no me ayudaba nada. Ni tampoco ayudaba a David.

Con esfuerzo aparté a Eloy de mis pensamientos y salí por la puerta. Dejando atrás todo. Era mejor estar alejado de momento, al menos con David también fuera. Le vi en la acera, sentado en el bordillo tiritando un poco por el fresco aire de madrugada. Y sin mediar palabra me senté a su lado

-Mat…- dijo sorprendido, se abrazó más las rodillas-¿Qué tal la noche?-

-Desde luego no tan interesante como la tuya- reí e intenté descargar el ambiente e ignoré a los dos chicos de Junior y sobre todo la forma que tuvieron de mirarme al tomar asiento con David-¿Que te ha dicho?-

-Creo que me manda a pasar la noche a la Residencia- respondió con tranquilidad- A los otros dos les han suspendido los entrenamientos una semana-

-¿Y a tí…?- dejé la pregunta en el aire

-Nada...De momento- se masajeó la barbilla donde se le estaba volviendo a formar una marca rosada y rojiza-Eso dependerá del primer entrenador-

-Eso es...bueno- dudé si continuar o no- No se muy bien que ha pasado-

David suspiró, parecía mucho más mayor arreglado para la fiesta. Me lo había parecido en casa pero ahora que había desaparecido su carácter jovial, me lo parecía más.

-No se, Mat- se encogió de hombros-Cosas-

Y me recordó a cuando había aparecido golpeado la anterior vez, la forma en la que parecía tensarse y no querer hablar de ello. Aunque ahora parecía menos afectado estaba claro que no parecía querer compartir información. Y quizá insistir solo le haría más mal. Le imité abrazándome las rodillas, aprovechando que estábamos sentados en el bordillo de la acera

-Mi noche no ha ido muy allá tampoco- suspiré- Un poco decepcionante-

-¿Esperabas algo?- me preguntó con suavidad, girando la cabeza para mirarme

-Cosas- respondí a su vez, con una sonrisa algo triste

David solo se rió. Llevaba el pelo recogido en un flequillo, de lado y hacia atrás, en vez de suelto en sedosos mechones como solía tenerlo. Y ahora que podía verle con más calma me daba cuenta que había trazas doradas sueltas, ocultas entre el rubio oscuro, y que con la luz y el peinado eran más visibles.

-Sea lo que sea, cuando te sientas cómodo puedes contármelo… Te escucharé- dije tras unos segundos de silencio

-Eso me suena de algo- sonrió David, esta vez de forma más sincera

-Si, de hace unas horas- me reí- De cuando me pillaste en la ducha empalmado-

-Es normal, tengo buen culo- me guiñó un ojo, luego se puso algo más serio- ¿Lo están comentando mucho ahí dentro, Mat?- cabeceó hacia el local

-Un poco- fui sincero, no tenía sentido mentirle- Sobre todo en el Carranza, al resto parece importarle menos… Aunque es un poco el tema de conversación ahora-

-¿Qué piensas tú?-

-Eso da igual- rebullí algo incómodo- Eres mi amigo-

Pareció relajarse algo

-Últimamente la lío mucho intentando ser amigo- se acarició los brazos

La puerta doble se abrió de golpe. Me giré para ver, David no. El segundo entrenador salió acompañado de dos nadadores de Absoluto, los chicos de Junior agacharon la cabeza y cada nadador se colocó con uno. Luego fueron andando hacia la esquina de la calle, seguramente a esperar el coche que les llevaría a la Residencia.

-David- llamó el segundo entrenador

Me miró de forma larga pero no dijo nada. Era evidente que no le gustaba verme allí con él. Me sentí incómodo y acabe por bajar la mirada, pero sin moverme del lado de David

Mi amigo se levantó y ahora sí que se giró para encararle. Y a diferencia de los dos de Junior David no agachó la cabeza. Su peinado le despejaba el rostro afilado. Y la forma que tuvo de cuadrarse fue firma, orgullosa… Y casi desafiante. Se esperaba un castigo, yo también. Por eso nos sorprendimos a la vez:

-Vete a casa, el lunes vuelves a entrenar a primera hora- dijo sin más- ¿Te pido un taxi?-

Nos descolocamos ambos

-Pero, el primer entrenador…- empezó David

-Está durmiendo, ya hablará contigo el lunes… Pero no te suspenderá, si eso es lo que te preocupa- se pasó una mano por el pelo- Te pediría que no volvieras a entrar a la fiesta, es mejor que parezca que te he mandado a la Residencia con el resto-

-No me suspenden- repitió David- ¿Ninguna sanción?-

-El lunes- le recordó el entrenador, se giró para volver a entrar-¿Te pido taxi entonces?-

-No...Ya vuelvo yo- respondió, mirándome por si tenía alguna respuesta, simplemente me encogí de hombros igual de confuso

El segundo entrenador asintió y, pareciendo tremendamente cansado, volvió a entrar sin volver a mirarnos

-

Miguel

-No soy gay- repetí de nuevo, respirando de forma entrecortada-No soy gay- continué con el mantra, incapaz de mirarme al espejo del baño, con el agua helada aún corriendo

El recuerdo de la sonrisa de David en los entrenamientos extras me vino como un flashazo a la mente. Junto con las palabras que me había dicho en la pista y habían desencadenado todo:

No pasa nada por ser gay

Apreté los dientes. Mi mano se movió y de nuevo me golpeo el rostro con la palma abierta, haciendo que esta vez la girara hacia el lado contrario. Un rastro ardiente me recorrió todo el rostro, bajando por el cuello

-No soy gay- repetí de nuevo, parpadeando por las lágrimas que esperaba que fueran solo por esos golpes- No soy gay-

Sentí una lágrima caer por mi mejilla parcialmente insensibilizada, casi como si no fuera real. Y no lo era. Tenía que creer que no lo era. No podía llorar por esto, no podía. No podía llorar por algo que no era real… Y deseé que ojalá cerrando los ojos con suficiente fuerza me despertara. Ver que todo había sido un sueño, una pesadilla

Mi mundo ahora se reducía a ese baño, y mi realidad solo a esas tres palabras que no paraba de repetir de forma susurrada. Mi cuerpo era solo los golpes que me había dejado en el rostro. No había nada más, porque yo no era nada más...Nada...Nada...Nada

-No soy gay- dije, intentando mover la cabeza tímidamente para mirarme al espejo-No soy gay-

En cuanto empecé a reconocer mi rostro en el espejo me quedé parado, congelado. Con miedo a mirarme a los ojos, a ver reflejados en ellos las mentiras que me contaba a mí mismo, con la verdad de fondo; demasiado vasta como para poder taparla. Reprimirla

El calor comenzó a asfixiarme, necesitaba frío. Hundí mis manos en el chorro y me lancé una ola helada a la cara, que revivió el calor de los golpes

Me incliné sobre la pila. Entrecerré los ojos sintiéndolos llenarse de lágrimas. Pensé en las consecuencias, en lo que vendría después si flaqueaba. En mis padres, en mis hermanos…¿Que pensarían? Un escalofrío me recorrió la columna, paralizandome de miedo. Y mi cabeza se llenó de recuerdos de gritos y el sonido de otros golpes. Empecé a sollozar, pero en ese baño no había cama bajo la que esconderse

-No soy gay...No soy gay...No soy gay- empecé a balancearme levemente hacia delante y hacia atrás en bucle-No soy gay… No soy gay...No soy gay…- empecé a llorar- Por favor...Solo pido eso- inspiré aire con dificultad- Solo te pido eso-

Volví a pensar en David. Cerré la mano en un puño y lo descargue contra la pila, el dolor me escaló por el antebrazo. Me separé de golpe y solté una patada contra la puerta de uno de los cubículos. Totalmente frustrado. Respiré con dificultad, sintiendo el dolor en la cara y el brazo. Derrotado arrastré los pies hacia la puerta, saliendo a la tenue luz de uno de los pasillos superiores

Por eso seguramente no ví como una sombra se separaba de la pared y me empujaba de espaldas contra la pared, mientras me tapaba la boca

-Vaya, así que te escondes aquí- dijo Víctor paseando la mirada por mi rostro, en la penumbra- ¿De peleas con tu novio?-

-

David

-Pero no lo entiendo- repetí, sentado ahora en un banco cercano con Mateo- No lo entiendo-

Mat se encogió de hombros, sin poder ayudarme; igual de confuso que yo porque no me hubieran sancionado. Suspiré, pasándome una mano por el pelo, sintiéndolo extraño al no notar mis mechones sueltos y sedosos, si no el pulcro peinado que llevaba. Me llevé la mano al bolsillo, buscando el móvil

-Deberías entrar, Mat- inspiré aire con fuerza- No te pierdas la fiesta por mí-

-No estaba siendo una gran noche- me recordó-No importa-

Suspiré. Saqué mi móvil, pensando que hacer. Si pedir un coche, un taxi o llamar y que me recogieran. Pensaba en la mejor forma de aparecer y evitar que a mis padres les diera otro infarto por llegar golpeado

También podía volver a entrar, el entrenador no me lo había prohibido. Pero sentía que no podía. Estaba cansado. Muy cansado. Pensé en Miguel, y me llenó una pena inmensa el corazón. Y el David que era en el fondo sacó fuerzas de donde no sabía que quedaban… Pero no para esa noche, esa noche ya había hecho suficiente. Solo quería dormir

Mateo a mi lado se levantó del banco, estaba tan perdido en mis pensamientos que tardé en reaccionar. Un nutrido grupo había salido del local. Reconocía a varios de Junior y a algunos de Absoluto, pero la mayoría eran de otros clubes. Parecía que estaban decidiendo ir a otro lugar, al parecer la fiesta estaba acabando allí.

Me tensé un segundo, pero Fran no estaba entre ellos. Durante la fiesta no habíamos hablado, tampoco habíamos tenido oportunidad: había una separación más que evidente entre Junior y Absoluto en las fiestas, por lo que parecía. Pero no podía quitarme de la cabeza como me había mirado a través de la pista, mientras el segundo entrenador me sacaba.

La forma en la que sus ojos avellana me habían taladrado, enfadados. Muy enfadados… Y tristes. Y eso me hizo sentir mal. No quería que Fran me mirara de ese modo, que pensara en mí de ese modo

-Mateo- una voz con fuerte acento gallego nos llegó a ambos, arrastraba un poco las vocales- Tú y tu manía de desaparecer sin avisar en las fiestas…- Isma se separó del grupo y cuando llegó a él le estrechó en un abrazo de oso, levantándole un poco del suelo- No nos hagas un Zaragoza 2.0, eh… Bastante susto me diste, chico prodigio-

Mateo estaba muy tenso. Lo noté enseguida, y empecé a fruncir el ceño, dispuesto a intervenir porque estaba claro que Mat no estaba cómodo. Y entonces una persona más se unió. Rubén, su compañero. A diferencia del gallego, parecía más sereno. Me miró sorprendido durante un segundo

-Mateo…- sonrió con amabilidad, pero eso no tranquilizó a Mat- ¿Esperando a un caby con tu amigo?-

-Si, bueno no lo hemos pedido pero… Sí- consiguió zafarse un poco de Isma, el grupo nos pasó de largo y siguió avanzando, en la cabecera alguién se giró un segundo y pude reconocer a Eloy; así que eran los rápidos, y mi cansancio aumentó enteros al sentir de nuevo una más de esas barreras invisibles que había en el MCP

-Anímate a tomar algo, Mateo- dijo Isma- Luego te pedimos nosotros el taxi, tranquilo- parpadeó mirándome por primera vez- Oh…- se puso algo serio- Si, vente Mateo-

-Yo...Yo no…-

-Así ves a Eloy- intervino Rubén, con más suavidad, pero lanzándome una rápida mirada de reojo- Que apenas si has estado con tus compañeros de calle-

La tensión de Mateo pareció desaparecer gradualmente, mientras agachaba la cabeza. Basculó el peso de uno a otro, inseguro

-Yo… Bueno es que como estabais con otro grupo…- se empezó a disculpar, parecía ahora estar teniendo una lucha interna sobre si quedarse o no- Pero David y yo…-

La culpabilidad porque Mateo estuviera anteponiendo sus amigos en el MCP a mí me llegó hondo, pero no era lo mejor para él. Tenía que aprovechar esas oportunidades, Mateo no era la persona más segura y era difícil que situaciones así salieran de él.

-Quédate, Mat- dije con una sonrisa para calmarle- Yo me pido un caby solo, no te preocupes-

Me miró a los ojos durante varios segundos, preguntándome en silencio si iba en serio. Amplié mi sonrisa asintiendo lentamente, merecía divertirse y hacer amigos. Al menos vivir la experiencia del Carranza-Pío que yo no estaba viviendo. Isma pareció contentarse con eso, porque no dejó que Mateo lo confirmara, se lo llevó casi en volandas siguiendo al grupo, me quedé solo con el otro chico, Rubén. Parecía bastante amable, aunque me seguía mirando algo extrañado

-Me alegro que no te hayan sancionado- dijo, miró al grupo que se alejaba-Yo les vi empezar a ellos- me miró de nuevo, tenía unos ojos oscuros y de largas pestañas-Siento no poderte invitar-

-Da igual… Estoy acostumbrado ya- me encogí de hombros-Pero no entiendo porque todos… - alcé las manos y las deje caer al momento, sin saber explicarme, pero Rubi pareció entender

-El Carranza tiene huecos limitados- respondió ladeando la cabeza- Si alguien sube, otros bajan… Y no se dan segundas oportunidades…- me miró ahora directamente a los ojos- O no se daban- pareció dudar un segundo sobre si continuar o no, pero se quedó callado

Dejé caer la cabeza, cansado; sin responder. Rubi se despidió y esprintó ágilmente para alcanzar al grupo que ya había torcido para comenzar a callejear. Suspiré, recordando como Miguel me había dicho que el resto de Junior pensaba que era injusto que me hubieran metido al grupo de entrenamiento. Y todo lo que eso me había provocado a mi y tangencialmente al resto

Estuve un rato en silencio, agradeciendo el sordo ruido de las conversaciones de fondo. Salieron varios grupos más, hablando de lo que iban a hacer. Deseaba irme de allí, volver a casa y olvidarme de todo. Sentía como la mochila del Carranza-Pío se cargaba más y más en mi espalda. Miguel. Mateo. Enrique. Víctor… Todos allí de una forma u otra cargaban su peso. Me estaba asfixiando bajo él

Mi móvil estaba con la app abierta, listo para pedir un coche que me sacara de allí. Listo para volver a casa. A descansar. A dejar todo atrás al menos ese día… Apreté los dientes.

No, no había hecho nada bien esa noche. El desastre de Miguel, haber arrastrado a Mateo fuera de la fiesta y ni haber podido hablar con Fran. Todo mal. Me pase una mano por la cara, sintiendo los ojos húmedos, tanto por el cansancio como por la culpa… No podía irme de allí teniendo esa mirada de Fran persiguiéndome. Enfadado y triste. No podía cargar con más peso

Cerré la app. Abrí whatsapp

Estoy en un banco en la calle, escribí

-

Miguel

La violencia con la que me había empujado Víctor contra la pared me había dejado algo desorientado. Farfullé contra su mano, que atenaza a con los dedos alrededor de la cara, manteniéndome bien sujeto. Intente apartarme, luchar

Víctor me miró frunciendo el ceño, obviamente enfadado. Intenté escabullirme pero era sencillamente más fuerte que yo, su cuerpo era como una roca imposible de mover

-Menudas lías, pequeño marica- se rió por lo bajo- El segundo entrenador está muy enfadado… Y todo por haber metido en vuestra pelea de novios a dos chicos de Junior, muy mal eso eh-

Intenté responder, pero Víctor no me dejó, en su lugar me apretó con más fuerza la boca, apretando mi nuca contra la pared

-Seguro que todos los lentos en realidad os coméis las pollas, por eso acabais tan tarde- ladeó la cabeza- Pero bueno, me da igual…- la mano que no me apretaba se colocó al lado de mi cabeza- No eres muy valiente sin tu novio, ¿a qué no?- su mano me hizo adelantar la cabeza para de nuevo golpearme la parte de atrás contra la pared, más un aviso que buscando hacerme daño de verdad- ¿Sabes? La idea era asustarte un poco, recordarte que de lentos a rápidos tiene que haber respeto- puso su frente sobre la mía- Pero lo de tu novio me da otra idea-

No podía hablar, la mano me lo impedía. Aunque estaba claro que Víctor no quería que hablara, tampoco que hiciera ningún otro ruido. Se alejó un poco, llevaba una camisa oscura y por eso era difícil  discernir su figura, pero a la luz recortada en ese pasillo sus ojos relucieron

-Una chupadita rápida, ¿que me dices?- su mano en mi boca apretó, tensando el brazo- Tres minutos… Me corro, te lo tragas y aquí no ha pasado nada- se acercó más- O si no puedo contar lo que ví en los vestuarios-

Empecé a temblar ligeramente. De miedo, pero también de impotencia. Víctor basculó el peso

-Venga, nadie se tiene que enterar… Y te dejo en paz, prometido- sonrió de lado, pero a diferencia de David la chulería Víctor me repelía- Si en realidad quieres… Quizá hasta te folle y todo…- sus ojos se oscurecieron, y su mano en mi boca apretó hasta hacerme daño- Seguro que te gusta que se te corran dentro, como a un marica- susurró, casi más para él que para mí- Como un puto marica-

La mano que no me sujetaba se colocó en mi hombro, y empezó a hacer fuerza hacia abajo. Yo tenía los ojos abiertos de puro pánico, y sin importarme nada de lo de antes deseé tener a David cerca. Él sabía imponerse, el sabría pelear de vuelta. Intenté trabar las rodillas pero me estaba haciendo demasiado daño

-Mira, que no…- empezó de nuevo

-Víctor- una voz desde el fondo del pasillo nos llegó a los dos, él giró la cabeza pero yo no pude, seguía con ella sujeta- Déjale-

-¿Pero quién coño…?- entrecerró los ojos oteando el inicio del pasillo-¿Guille? ¿Qué haces aquí? Anda y baja con el resto, estoy ocupado-

-He dicho que lo dejes-

Víctor se rió por lo bajo

-Un puto lento no me dice que hago o dejo de hacer-se giró del todo, con el brazo aún tenso y tapándome la boca con fuerza, sus dedos una fuerte presa sobre mis mejillas- Te he dicho que te vayas, ve a hablar con tus amigos de la Liga de Invierno y déjanos-

La figura echó a correr por el pasillo, Víctor abrió los ojos y se separó de mí al momento, con unos reflejos más que dignos, pero la otra figura era grande y el pasillo estrecho. Le alcanzó y en seguida ambos cayeron al suelo, enzarzados

Víctor rodó, quedando ambos bajo una de las luces del pasillo. El chico, Guille, era más musculoso, más alto y fornido. Víctor era más atlético y delgado, se pasó la lengua por los labios

-Si le tocas un pelo date por muerto- le advirtió Guille- Estoy cansado ya de tus gilipolleces-

Víctor entrecerró los ojos, no los apartaba de Guille. Se movió un par de pasos a un lado, como buscando una forma de poder encararse a él; pero como conmigo antes, ahora Víctor era sencillamente menos fuerte que Guille. No tenía las de ganar

-¿En serio Guille? ¿Todo esto por un novato de Junior y de los lentos?- preguntó con calma- Marica encima, ¿lo sabías?-

-Como yo entonces… Venga Víctor…- apretó los puños- Llámame marica a la cara-

Tuvo el buen juicio de quedarse callado, meditando. Me miró, entrecerrando los ojos. Luego se rió por lo bajo

-Ese hijo de puta me ha…- levantó las manos- Está bien, está bien… Me voy- empezó a caminar lentamente para pasar por el lado de Guille, el chico interpuso su cuerpo entre ambos para que no se me acercara, cuando justo cuando Víctor quedó alineado y tapado por el cuerpo de Guille, me llegó su voz- Cuidaos ambos las espaldas…- siguió andando pasillo abajo- Aunque visto lo visto, chico, Guille te la tiene bien cubierta… Y la nuca también- se rió

-Si cuentas algo de Miguel te buscaré… Y no acabará como ahora- respondió Guille

-No creo que me dejara- respondió Victor de forma amortiguada ya por la distancia, alzando la mano mientras se alejaba para despedirse

En cuanto se fue me derrumbé contra la pared, cayendo al suelo de rodillas. Todo el cuerpo me temblaba ligeramente, y sobre todo allí donde me había tocado Víctor sentí un desagradable recuerdo, como de miel por toda mi piel.

Contuve una arcada

-¿Te ha pegado?- preguntó Guille, agachándose a mi lado

Negué con la cabeza. No quería pegarme… Todo lo que me había dicho me pasó en la cabeza en un segundo, junto con la pelea y todo lo que había dicho Guille. Le miré, era de Absoluto, pero de los lentos. Le había visto compitiendo en la Liga, pero apenas si habíamos hablado

Tenía el pelo corto, casi rapado, con unos ojos azules claros y acerados de mirada dura. Un rostro de mandíbula fuerte y rasgos marcados, de labios carnosos. Y un cuerpo que se adivinaba musculoso y fuerte debajo de la ropa. Intimidaba. No parecía en nada un nadador, de cuerpos mucho más delgados. Y eso me tranquilizó, me hizo disociarlo del Carranza-Pío

-¿Pu… Puedes acompañarme abajo?- pregunté con un hilo de voz

-

David

Casi se había vaciado entero el local. Fran había leído mi mensaje, pero no había respondido. Y allí estaba yo, sentado aún en el banco, con algo de frío y esperando una respuesta que no llegaba… Quizá hubiera salido sin que me diera cuenta, quizá no quería responderme. Quizá le había decepcionado tanto que no quería hablarme. Cerré los ojos, suspirando cansado, me parecía justo… Tendría que cargar también con ese peso

Los abrí de nuevo. Me levanté del banco, y me giré para otear a ver si con suerte veía un taxi. Como no abrí la app y pedí un coche que me llevara a casa. Me giré por última vez para ver el local mientras. Y entonces salió Fran

Era fácil reconocerle. Destacaba alto sobre casi todos, los hombros redondeados y el pecho y las caderas estrechos. Llevaba una camiseta, que se le pegaba sobre todo en la parte alta, y unos pantalones oscuros junto a unas bambas blancas pero algo gastadas. Cargaba con dos abrigos en la mano, se giró y cuando me localizó empezó a andar

Era imponente. A mí me lo parecía, sobre todo porque me miraba serio, de nuevo como si me quisiera taladrar con la mirada. Conforme se fue acercando, paso a paso, sus ojos avellana se fueron haciendo más nítidos, recordando a como me había mirado mientras el segundo entrenador me sacaba fuera. Y en una de las primeras veces de mi vida tuve que bajar la mirada conforme se acercaba, y para cuando llegó a mi altura me estaba mirando los pies. Avergonzado

-Hola, Fran… Sobre la pelea…- empecé

La mano de Fran fue a mi barbilla, haciendo que alzara la mirada, sus largos dedos me recorrieron la piel y luego me hicieron girar la cabeza de un lado a otro. Apretó con suavidad e hice una mueca de dolor

-¿Te duele?- preguntó, asentí lo que me dejó su fuerte mano- Bien, me alegro- intenté bajar la cabeza de nuevo, pero no me dejó- Si me vas a dar explicaciones me miras a los ojos, David- sus dedos me dejaron, aunque sus yemas me hicieron una caricia suave al alejarse que contrastaba con la seriedad y frialdad que tenía-¿Has pedido coche? Tienes hasta que venga a recogerte para explicarte-

-Puedo cancelarlo, lo pedí hace unos minutos y debe estar por llegar-

-Bueno, no haberlo pedido hasta que yo no saliera- respondió, se le notaba enfadado- Así que aprovecha antes de que te vayas-

Eso me enfadó. Aunque en realidad estaba cansado. Apreté los dientes

-La pelea no fue culpa mía- dije

-No según lo que cuentan- dijo, de nuevo serio-Porque sí, aunque el entrenador os sacó rápido os vió gente… Y cuentan que estabas molestando a un chico del MCP- su voz tembló un segundo- Y que dos chicos de Junior se metieron para que le dejaras en paz… Y que luego pasó el resto-

Cerré los ojos. Menuda forma de retorcer la realidad

-Así no es como pasó- intenté hablar lento, controlando el enfado

-¿Y cómo pasó?- dijo avanzando a un paso, bajé la mirada

-No puedo- respondí, no podía contarle la verdad porque era decirle el secreto de Miguel- Pero es verdad-

-¿Y que confíe? Estoy muerto de preocupación por tí, David, pero no me dejas entrar… Hace dos semanas apareces golpeado, y mientes a los entrenadores delante de mí sobre que no ha sido con nadie del MCP … Luego en la primera fiesta en la que apareces te metes en otra pelea, y dices que no puedes contarme nada- inspiró aire fuerte, me apretó algo contra el pecho- Tu abrigo, David… Me pido un taxi a la Residencia… Ya hablaremos el lunes… O el martes o cuando te apetezca escribirme-

Empezó a bajar la calle, dejándome solo. Apreté el abrigo contra el pecho. Estábamos ya solomente nosotros en esa calle, salvo un par de grupos muy pequeños cerca de los bordillos, mirando a lo lejos a ver si veían el taxi… Respiré de forma entrecortada, sintiendo el enorme peso que cargaba crujir a mi espalda, hundiéndome en el suelo

-Espera, Fran…- me giré, Fran que iba varias zancadas por delante se quedó quieto- Si que me pegué con alguien del Carranza la anterior vez y si que ha sido por un chico lo de esta noche… Por favor, no te vayas- ahora las lágrimas cayeron por las mejillas- No se que hacer-

Se giró de nuevo, seguía con la mirada seria y enfadada, pero en cuanto vio que estaba llorando salvó la distancia que nos separaba en dos amplios pasos. Para cuando me quise dar cuenta me estaba abrazando, cogiéndome la nuca con suavidad mientras un brazo me cruzaba la espalda por detrás. Intenté seguir hablando, pero no me salió

Fran no habló, solo movió con delicadeza mi cabeza para que pudiera descansar el rostro contra su cuello. Yo sollocé un par de veces, cansado y sobre pasado como estaba por la situación. Fran me abrazó ahora por completo y con lentitud empezó a bascular el peso de lado a lado de forma lenta, moviéndome con él,  como si me estuviera acunando. Y no paró de hacerlo hasta que se normalizó mi respiración al par de minutos

-¿Mejor?- su voz me llegó fuerte y clara al resonar en su cuello y pecho, vibrando en el mío propio

Asentí. Yo estaba con los ojos cerrados, totalmente acoplado a la curva de su cuello y hombro, y de fuerte pecho

-David... - empezó- No estoy enfadado contigo- volvió a empezarme a acunar- Pero me preocupas… Y no puedo ayudarte si no me dejas entrar…- bajó la voz hasta un susurro- Quiero entrar David, cuéntame lo que puedas… Por favor- sentí sus labios dejarme un beso en la parte baja del cuello, yo aspiré el aroma de su colonia- Ven, te llevo en el

Forfi

a casa… Vamos a la Residencia, que creo que ya ha llegado tu coche-

Me separé de Fran y me dejé llevar

-

Miguel

Cuando llegamos a la planta baja Guille me separé de Guille de forma prudencial. Tenía miedo de ver a Víctor o en realidad a cualquiera, tenía miedo de que me miraran y leer en sus ojos que sabían la verdad. Pero por suerte el enorme local estaba ya casi desierto, sólo grupos sueltos en el que reconocía al segundo entrenador y varios nadadores de Absoluto, estaban bebiendo en la barra mientras hablaban

Uno de ellos se centró en nosotros durante un segundo. Lo reconocí, era el chico que me había abordado en la librería. El que me había confesado que era bisexual, el mismo que me había visto besarme con David. Cabeceó hacia nosotros, pero en seguida volvió para hablar con el segundo entrenador.

Salimos a la calle, varios coches estaban torciendo la esquina seguramente llevándose a los últimos rezagados

-Gra...Gracias- le dije al chico, este solo se encogió de hombros

-Siempre es un placer amenazar a Víctor- y me sonrió- Ya sabes, si te molesta me lo dices-

Asentí, solo deseando poder volver a casa. Esperamos un par de minutos mientras se acercaba el coche de Guille, se ofreció a que lo compartiéramos, pero una vez fuera del local ahora si que necesitaba estar solo. Sentía que me iba a quebrar en cualquier momento, de toda la tensión que sentía dentro

En la puerta trasera del coche, no pude evitar cogerle del brazo, sintiéndolo perturbadoramente fuerte y firme

-Guille… Yo…- cogí aire- Yo no soy gay-

Guille me miró un segundo mientras ponía la mano sobre la mía, la que le sujetaba el brazo

-Pero yo sí-

-

Fran

David no lloraba. Nunca le había visto no ser nada aparte de un chico fuerte y valiente. Por eso en parte estaba enfadado con él, por su manía de querer aguantar con todo. De cerrarse y no compartir conmigo lo que le afligía, que me dejara ayudarle. Que me dejara protegerle. Y por eso cuando le había visto llorando me había olvidado de todo

No había podido evitarlo. Cualquier enfado, cualquier resquemor, cualquier miedo desapareció; sustituído por una necesidad imperiosa de sentirle contra mí. Las preguntas que se agolpaban en mi cabeza: el por qué había ido a la fiesta, el por qué decían que había molestado a un chico, el por qué de la pelea y el por qué de lo que había hecho el segundo entrenador desaparecieron. Apartadas a un lado, eclipsadas por David. Por él

En el garaje del MCP y en cuanto abrí la puerta del Forfi, la del copiloto, me senté en el asiento, y antes de que David pudiera preguntar le cogí de las caderas para sentarle en mi regazo, cerrando la puerta. Alcé mi mano para acariciarle el rostro. David se apartó un poco cuando le toqué la barbilla, allí donde le habían golpeado

-Lo siento- le dije

-Antes me dijiste que te parecía bien-

-Y me lo parece- le dije, suspiré internamente por la conversación que tocaba, me alcé para besarle lentamente antes de eso, queriendo estirar el beso y el momento, le acomode sobre mis piernas- Es una buena forma de acordarte de no meterte en peleas-

Nos quedamos en silencio, David sentado a horcajadas en mi regazo, en el asiento del copiloto. Mi mano le masajeó el cuello, jugando con los botones de su camisa. Le miré a los ojos. A su precioso y luminoso celeste

-Cuéntame lo que puedas de esta noche, David…- le cogí las manos y le besé los dedos con suavidad- Lo que puedas-

David suspiró, apoyando su frente en la mía. Mis manos fueron a su espalda, acariciándole con suavidad para darle calor. Para que se sintiera seguro y protegido, allí conmigo, quería ser su roca

Entonces empezó a hablar

-

Miguel

Ascendía por Gran Vía solo, con la mirada clavada en el suelo. Quería evitar lo más reciente, la pelea con Víctor y la intervención de Guille. El enterarme de que era gay. Lo que le había dicho a Víctor y lo que me había dicho a mí. Y sobre todo lo que le había dicho yo. Siempre negándolo y siempre ocultándolo… Y sin poderlo evitar empecé a pensar en la fiesta y en David, en lo que había pasado


Me había mentido, había pensado que estaba reuniendo fuerzas, que me estaba recuperando. Que era alguien que merecía mirarse al espejo por las mañanas. Que era alguien feliz y sin miedo. Y solo tuve que cruzar una mirada con sus ojos celestes para que todo saltara en pedazos

Todo el mundo se me vino encima. Las luces pulsantes daban de lado a David pero era totalmente reconocible. Su rostro parecía más afilado conforme la luz bailaba y cambiaba sobre él, y eso en realidad lo hacía mucho más real. Real como en mis sueños, real como en las imágenes que tenía en mi cabeza, real como las fantasías con las que jugaba donde creía que nadie podía llegar a ellas. Tan real como la realidad que yo mismo me permitía vivir

Mi cuerpo hizo saltar todas las alarmas, me quedé bloqueado sin poder hablar. Parado en el sitio. Apreté las manos intentando que se movieran mis brazos, que se movieran para evitar el agarre de sus manos, simplemente para escapar de su tacto. No hice nada. De nuevo una prueba, y de nuevo una falta. Un error. Un fracaso

David me dió un suave apretón y se inclinó hacia mí, ahora sí que intenté separarme pero sus manos me mantuvieron sujeto y yo me derretí al tacto de sus dedos

-Miguel- me gritó al oído para hacerse oír por encima de la música- Tenemos que hablar… Hablar de verdad- se separó para mirarme a los ojos, para ver si le había entendido

Yo no pude moverme. Me quedé quieto en el sitio. Por un segundo la cuadratura de hombros de David se vino abajo, parecía tremendamente cansado, pero se recuperó enseguida. Se volvió a acercar. Esta vez dí un tímido paso hacia atrás

-Miguel...Lo que pasó…- empezó, el pánico comenzó a escalar en mi pecho, inexorable, ahogándome

No sigas, no sigas, no sigas, no sigas, era todo en lo que podía pensar

-Lo siento...Fui un imbécil…- la música nos colapsó a ambos durante un segundo, apagando el resto de sonidos- No pasa nada por ser gay…- continuó cuando bajó

Y fue como volver a la escena de la galería, cuando ese chico me había enfrentado a mí mismo. Cuando me había desenmascarado con solo un puñado de palabras. Pero ya no era un chico, era David. Era David. Era David. El pánico me dominó entero, puse la manos en su pecho y dí un fuerte empujón hacia atrás

-No soy gay- grité sintiendo los ojos ardientes por las lágrimas, la música ahogó las palabras pero no el ruido, varios chicos y chicas de nuestro alrededor, en la pista, se giraron sorprendidos-No soy gay- repetí más bajo, temblando, luchando por controlar las lágrimas

Cuanto me hubiera gustado pegarme para evitarlas, pero estaba rodeado de gente

David se había alejado un par de pasos, creando un espacio vacío entre ambos. Sentí una mano en mi hombro, y giré el rostro por el miedo a que vieran mis ojos llorosos. Algo imposible con esos fogonazos de luz pero no me importaba, era real en mi mente y eso bastaba. Bastaba porque era lo justo si bastaba para las fantasías

-Tú, Miguel, ¿te está molestando?-me gritó uno de los chicos al oído, era de Junior, un compañero de calle, de los lentos

Negué con la cabeza. Fui a decir algo pero no tuve ocasión, el chico ya se había adelantado para ponerse delante de mí y enfrente de David. Levanté la vista asustado

-Deja en paz a Miguel- le gritó para hacerse oír

-No he hecho nada- se defendió David, también a voz en grito

-Nadie te quiere aquí, ni siquiera estabas invitado- gritó el chico

-Soy del Carranza-Pío, como todos- respondió

Y luego una respuesta que ya no oí porque la apagó la música, pero que hizo que la mirada de David se hiciera más sombría

Más gente nos empezaba a prestar atención. Muchos del MCP se habían ido a bailar, y el resto estaba disperso en grupos o ligando con gente de otros clubes. Pero ahora empezaban a girarse, mientras se extendía como una ola imparable, fijando todos sus ojos. Todos atentos

En ese momento se sumó otro de Junior, empujando a David en el pecho. Este aguantó el primero, bajando la mirada. Pero entonces de nuevo le volvieron a empujar y David devolvió el empujón a uno de ellos. Y entonces es cuando le habían respondido con el puñetazo, y David había respondido… Y luego el otro también había golpeado… Y todo se convirtió en una amalgama difícil de seguir… Hasta que había aparecido el segundo entrenador

-

Fran

David había acabado abrazándose a mi, descansando su cabeza de nuevo en la curvatura de mi cuello, como si le tranquilizara. Yo había vuelto sin darme a cuenta a abrazarle como antes, acunándole de nuevo para tranquilizarle. Su respiración volvía a estar agitada mientras terminaba la historia. No me había dicho el nombre del chico y lo había respetado, era parte de lo que no podía contarme. Lo entendía

-...pero yo creía que era lo mejor… Que lo estaba arreglando… Me gritó que no era gay, Fran… Lo pude oír sobre la música, yo pensaba que mi rechazo le había hecho daño pero… Pero no se cómo gestionar eso- se estremeció- No se si es culpa mía, si la he fastidiado más-

La historia acabó. Entrecerré los ojos, recordé lo que me había dicho Jose, que el chico que me gustaba no dejaba de ser un chico de Junior inexperto. Era mi principito, mi chocolatina. No tenía experiencia, no tenía perspectiva… Y los años que le sacaba yo al menos me daban algo más de ella. Mi pobre David. Que equivocado estaba al pensar que el bienestar de todos era responsabilidad suya

-Eh...eh…- dije mientras le apretaba contra mí- No has hecho nada malo, David- le besé por el cuello- No has hecho nada malo, ¿vale?- seguí con los besos, apartando su cara de mi cuello para poder acariciarle el rostro con mis labios- No lo sabías…- mis labios se posaron sobre los suyos, se los besé con suavidad, modisqueándolos con delicadeza- No podías saberlo… No es culpa de nadie-

David suspiró ante mis caricias, pasando a respirar mi aliento y a que yo lo hiciera con el suyo. Tanto él como yo entrecerramos los ojos

-Gracias, Fran- dijo, me acarició el rostro

Nos quedamos en silencio, besándonos de forma suave y lenta. Todo mi cuerpo estaba reaccionando al de David. Podíamos seguir hablando, pero a David le había costado compartir eso conmigo y se que hablarlo con todo tan reciente solo le haría más daño. Necesitaba relajarse, necesitaba calmarse

Paseé mi lengua por dentro de su boca, desabrochándole el segundo botón de su camisa. David me dejó hacer, y sobre todo se estremeció cuando mis manos se pegaron a su piel, cogiéndole por sus fibrosos costados. Notaba su cuerpo atlético contra el mío, e incluso sentí sus huesos recubiertos de una capa más firme de músculo. Se notaban los entrenamientos. Las yemas de mis dedos exploraron su cuerpo, recorriendo sus abdominales sobre el plano y delgado estómago, para luego subir a su pecho y pellizcarle con suavidad uno de sus pezones, buscando que se erizara

David empezó a gemir con suavidad contra mis labios

Nos separamos un segundo. Fuera las luces por movimiento del garaje ya se habían apagado, así que estábamos en una agradable penumbra. Solo rota por las tenues luces anaranjadas de emergencia.

Yo me moví, cogiendome un momento de la entrepierna para recolocarme la polla que comenzaba a estar dura. David se rió cuando se dio cuenta, y como pequeña venganza mi mano pasó a apretarle la polla bajo la tela prieta de sus chinos; lo que le hizo gemir. Se separó, me acarició el rostro y yo giré la cabeza para seguir lo máximo posible el recorrido de su mano.

-Quiero probar algo que nunca he hecho, Fran- me abrazó y me mordisqueó el oído- Bájate los pantalones-

Tragué saliva, porque el calentón me estaba escalando desde la polla por el pecho y comenzaba a nublarme el juicio. Echaba tanto de menos la intimidad física con David, poder sentir su piel, que para mí cualquier precio era pequeño. David se alzó para desprenderse de su camisa, y de paso dejarme espacio para que hiciera lo mismo con mis pantalones, me los bajé hasta las rodillas dejando solo un prieto boxer que contenía a duras penas la erección.

David me sonrió y besó con ternura, y luego se agachó, ocupando parte del espacio del hueco para las piernas y haciendo que tuviera que echar el asiento hacia atrás, chocando con los asientos traseros, para que estuviera cómodo. En la penumbra veía el flequillo de David, tan distinto a sus mechones sueltos y que le hacían parecer un chico formal y apuesto; y luego sentí sus manos acariciarme los muslos, mientras me dejaba suaves besos por ellos

Sus dedos me recorrieron las torneadas piernas y me hicieron suspirar, porque cualquier cosa que fuera el contacto con su piel me mataba de placer. Y luego los labios, siguiendo el camino de los dedos, haciendo que mi polla palpitara. Empezaron cerca de la rodilla derecha, subiendo lentamente, disfrutando de mis fuertes piernas de nadador… Directas a mi entrepierna

Gemí de gusto intuyendo lo que pretendía David, inflamándome de deseo. Su labios y tímidamente sus dientes se colocaron sobre mi entrepierna dura, apretada contra tela; dejaron besos y suaves mordiscos, sobre todo centrados en recorrer el tronco caliente y palpitante. Arqueé la espalda cuando uno de esos suaves mordiscos capturó la punta… Me mordí el labio, sin meterle prisa pero deseando que comenzara

Jugó con ello. Con mi excitación, con mi calentón. Volviendo a ser poco a poco ese David chulito que tanto me atraía y me excitaba, junto con ese chico de buen corazón de hace unos momentos y que tanto me enamoraba.

Los dedos de David fueron a lo bordes superiores del bóxer, y empezaron a bajarlo, me alcé un poco para que fuera más fácil e incluso sin poderlo ver gemí de gusto al sentir mi polla libre y al aire. El glande descapullado y humedecido, sondeando el aire y buscando a su dueño: a David, deseando saber donde estaba para poder estar dentro de él

Sentí a David algo nervioso. En nuestros encuentros no solía haber demasiadas mamadas, a David no le atraía la idea de hacerlas y yo me encendía demasiado la mayoría de las veces como para poder chupársela; queriendo penetrarle en su lugar. Pero ahora mismo era David el que estaba arrodillado delanté mí, hundí mis manos en su pelo. Disfrutando de su tacto sedoso. Dándole ánimos

Los labios de David se colocaron sobre el glande, y empezó primero con un par de besos y lametonos tímidos. Saboreándome y seguramente humedeciendo sus labios. Cerré los ojos, gimiendo de gusto. Me comencé a acariciar por el pecho, estimulando mi sensible piel para calentarme aún más.

David la cogió con ambas manos y me masturbó con suavidad mientras seguía con sus besos, probando recoger y dejar expuesto el glande de forma lenta. A veces besando mi glande descapullado para luego volver a subir la fina piel, casi como si buscara mis labios para besarlos. Y todo tan lento y tierno que me tenía que controlar por no pedirle que se alzara a besarme, para que me hiciera lo mismo que le estaba haciendo a mi polla con esos besos tan dulces

Pero pronto David fue cogiendo práctica, dejó los besos suaves y probó a meterse la punta entera en la boca, masturbándome con más fuerza. Mis dos manos fueron a mis muslos, haciendo caricias en rápidas pasadas en respuesta por todo los latigazos de placer que se me empezaban a acumular en la base de la polla.

Empezaron los lametones, apretando ahora su lengua contra la sensible piel del glande, buscando esa zona tenue entre el dolor suave y el placer indescriptible. Jadeé

-Joder, David…- dije ladeando la cabeza- Mi principito…- susurré y gemí a la vez

Fue ganando velocidad, y con ello empezó un suave gorgoteo. De momento a ún en la punta. Yo apretaba las manos de forma esporádica mientras acariciaba mi propio cuerpo, porque cada vez una parte de mí me pedía cogerle de la nuca y, con suavidad, empezar a follar la boca. Llenarle de mí. Pero algo me decía que eso sería demasiado para él, y mi cuerpo con disciplina espartana lo acató… Pero me estaba matando por dentro

Por suerte David comenzó a intentar meterse más tramos de mi polla en la boca, y pronto sentí el roce de su paladar contra el glande y el de su lengua enroscándose alrededor del tronco. Era demasiado. Puro extásis

-Quédate quieto, David- le supliqué cuando llevaba la mitad de mi polla dentro y pareció que no podría con más- Así… Así…-

Con cuidado dos de mis dedos asieron la otra mitad expuesta de mi polla y con lentitud me comencé a masturbar mientras los labios y lengua de David no paraban de estimular la otra mitad, la que tenía dentro. Me recosté en el asiento, totalmente agusto. Cerrando los ojos, disfrutando de esa paja que era mitad mamada. Y sobre todo de que fuera David el que me la estuviera mamando, mi pequeña chocolatina

Intenté luchar contra la corrida, pero tras un par de minutos así y con el calentón previo que llevaba era como inetntar contener un tsunami. Suspiré

-Me corro, David- dije y esperaba que David se apartara, pero no lo hizo- Me corro, David- repetí, por si no me había oído

Este solo asintió, mientras seguía con la mamada, ahora moviendo la cabeza para que sus labios fueran los que me masturbaban

-No hace falta que…- jadeé-... de verdad-

Por toda respuesta David apartó mi mano y volvió a masturbarme. Con fuerza, volviendo de nuevo a meter solo la punta en su boca y a besarla mientras me masturbaba, ahora ya toda mi polla jugosa por sus atenciones; devolviéndoles los besos de forma húmeda, casi como si fuera una lengua buscando la suya

Empecé a respirar con más fuerza, más alto. Mis manos agarraron los bordes del asiento, apretando los brazos en esa penumbra cálida dentro del coche

-Ya viene, David- le avisé

Y no pude evitar bombear un poco con las caderas, forzando mi glande totalmente dentro de su boca. David me dejó, centrado en masturbarme… Y entonces llegó el primer trallazo, David pareció tener un acceso de tos pero se recompuso mientras intentaba lidiar con las siguientes salvas de mi corrida, su lengua se afanaba en recorrerme el glande y su mano seguía con la paja, buscando vaciarme entero.  Y no podía dejar de pensar que yo era su primera mamada, que yo era el primer hombre del que conocía su sabor

Suspiraba de excitación recostado en el asiento, y hundí mi mano en su pelo, disfrutando de su tacto sedoso, reflejo también de lo suave que era su piel.

Mi principito pudo con toda mi corrida, y eso que era la primera y era abundante. Cuando acabó con toda y mi polla dejó de palpitar David se separó, gimiendo un poco. Yo me permití dos segundos en el cielo, con las piernas estiradas y disfrutando de un orgasmo

Enseguida sin embargo me incliné para cogerle y alzarle de nuevo, sentándole en mi regazo. Le cogí el rostro con las manos, dejando caricias suaves con los pulgares por sus pómulos

-¿Qué tal?-

-Pensé que me la podía meter entera…- se rió- Ha estado bien… La parte de la corrida…- se encogió de hombros- Esa no creo que la repita, pero quería probarte-

Eso me derritió por dentro, le acerqué para besarle. Para tener el placer de sentirme en él, en sus labios, en su lengua y en su boca… Luego me separé y restregué mi mejilla contra la suya, como me gustaba, y fui dejando besos suaves por su rostro. Incluso en los golpes en su barbilla, donde dejé los besos más suaves que pude. Mi principito se tensó del dolor, pero me dejó hacer, entrecerrando los ojos y buscando el mis labios cuando acabé de recorrer su rostro con besos

Le pegué a mí para afianzar su posición y entonces es cuando me dí cuenta de que estaba durísimo. Su polla le debía de estar matando en los pantalones. Sonreía con ternura

-Ahora yo quiero probar algo, David- dije, restregando mi nariz contra la suya- Bájate los pantalones-

-

David

La mamada había sido un regalo a Fran. Por ser como era, por haberme abrazado, por haberme escuchado. Y era verdad que en cuanto nos habíamos besado al principio había sido consciente de cuánto tiempo llevábamos sin nada, y mi cuerpo sacó de dentro todo lo que me provocaba el morenazo. Por eso me habían entrado las ganas de mamársela, quería sentir como era y que él fuera mi primero en eso. En su sabor

Ahora ladeé la cabeza, mientras Fran no paraba de besarme por el cuello y por el rostro. De forma suave y delicada, sin evitar los golpes pero pasando con ellos con tanto cuidado que solo deseaba que volviera a pasar por ellos una y otra vez, para poder seguir sintiendo al Fran más tierno.

Sonreí ante lo que me dijo. La verdad es que estaba a reventar. Me dolía la polla horrores por estar constreñida en ellos. Repetimos el ritual, pero esta vez el que se bajó los pantalones todo lo que pudo fui yo… Y mi potrillo con algo de dificultad se sacó la camiseta por encima de la cabeza, dejándola caer en el asiento del piloto

Me volvió a recolocar encima suya, yo me mordí el labio de exitación. Me encantaba Fran, era un morenazo. Y antes sin pantalones y ahora sin camiseta, era evidente. Sus pectorales, alargados y fibrosos más que voluminosos llamaron mi atención en seguida, junto a sus fuertes hombros y los torneados brazos, que era la parte que más me exictaba de él. Fran sonrió, besándome en la comisura de los labios y dejando suaves lametones buscando introducir la lengua

-Soy tuyo…- me susurró contra los labios, colando su aliento en mi boca para que lo respirara- Siempre… Puedes hacerme lo que quieras- tragó saliva- Eres mi chocolatina-

-Potrillo- respondí, con el corazón palpitando con fuerza en mi cabeza, le acaricié el rostro- Fran…-

Con un sonido algo forzado el asiento del copiloto se recostó, de forma que mi cuerpo quedó a horcajadas sobre el suyo. Como si le estuviera montando.

-Hazme un masaje, David- me dijo-Toca lo que quieras-

Tragué saliva, sin saber bien donde empezar. Todo en su cuerpo alto y fuerte me llamaba la atención, todo. Todo me excitaba en él. Era como elegir qué caramelo tomar.

Mis manos fueron de su rostro a su cuello, y de ahí a sus fuertes hombros, redondeados y la base de la que luego caían los músculos nudosos de la espalda, que sentía bajo mis dedos. Como siempre el cuerpo de Fran despedía una suave calor, como si estuviera un grado por encima del mía, desterrando el frescor del garaje si permanecía pegado a él.

Fran suspiró recostándose más y agarrándome de mis caderas desnudas, para colocarme mejor… Yo aproveché para poner las manos en su pecho, amasando esos pectorales que se habían intuido tan bien contra la camiseta, buscando sus pezones para erizarlos y poder pellizcarlos de forma suave, haciendo que Fran aspirara entre dientes

Entonces es cuando su mano fue a mi polla. Paré el masaje. En la suave penumbra vi como sonreía, risueño y pícaro a la vez. Comenzó a masturbarme de forma lenta, pausada. Cerré los ojos, disfrutando de la sensación, apoyando las manos en su pecho

Luego los abrí, dispuesto a disfrutar del todo. Continué explorando su atlético cuerpo mientras me masturbaba. Seguía las lineas de los tendones, descubriendo cada fibra muscular que había debajo. Del cuello al hombro, del hombro al pectoral, del pectoral cayendo por el pecho al plano estómago, sin marcar pero con los abdominales evidentes bajo los dedos. Y desde ahí de vuelta a arriba, a su pecho y de ahí al hombro, pero ahora para caer por el brazo

En cuanto empecé recorriendo el brazo que me estaba masturbando Fran hizo fuera para tensarlo para mí. Igual que cuando se quitaba la camiseta y usaba la excusa para marcar brazo para mí, sabiendo que era uno de mis puntos débiles. Era increíble. Me gustaba poner las manos en un suave aro sobre el biceps o encima del codo, disfrutando como los músculos del morenaza tiraban de mis dedos hacia atrás como un globo que se hinchaba y desinflaba con precisión milimétrica.

Sin poder evitarlo comencé a follarme la mano de Fran, totalmente llevado por la excitación. Este sonrió y dejó de masturbarme, haciendo que yo ahora fuera el que con empellones más inconscientes que conscientes lo conseguía

Seguía sentado encima de mi potrillo, como un niño en un parque de juegos y continué disfrutando de cada parte de su cuerpo que tenía accesible. Dejando caricias por todo su cuerpo. Fran por su parte se restregaba contra mí y el asiento, excitado su sensible piel por mis caricias, paseando su mano libre por mi cuerpo, acariciándome con su gran mano

Aumenté la velocidad de los empellones, haciendo que mi polla descapullara hasta hacerme un poco de daño para que luego se retrajera al retroceder con la cadera, para volverlo a repetir. Suspiré, extasiado

Me incliné hacia Fran y puse mi cara en su cuello, donde comencé a dejar besos y suaves mordiscos sin poder evitar. Intentando abollar la dura superficie de sus hombros sin conseguirlo, de dejar una suave marca en sus prietos pectorales. Y precisamente por haberme reclinado de nuevo todo mi cuerpo comenzaba a restregarse contra el de Fran

-Que suave eres, David… Que suave eres- empezó a decir, su mano en mi polla apretándola un poco más, intentando controlar su excitación- Sí… Si, no pares- arqueó un poco la espalda

Yo solo gruñí, con mi polla babeando como loca sobre su estómago, buscando lubricar la follada simulada que le estaba dando y que me estaba regalando. Me agaché todo lo que pude y chupé y mordí uno de sus duros pezones con fuerza, haciendo que Fran jadeara

Me separé un tanto, poniendo las manos en sus hombros para tener margen de apoyo, y aumenté la velocidad a la que mis caderas embestían su mano. Sintiendo ahora cada dedo, largo y cálido, alrededor de mi polla. Su mano libre buscó una de las mías, y cuando la encontró entrelazó los dedos para luego pasar a besar el dorso de mi mano

El morenazo gimió por lo bajo mi nombre, y yo me mordí el labio inferior para evitar gemir y jadear de forma tan audible. El coche por su parte se bamboleaba suavemente con mi movimiento, y recordé como había sido estar entre los fuertes brazos de Fran a la salida del local, contra su duro cuerpo… Como una peña, como una roca

Hundí mi otra mano en su corto pelo, dejando una suave presión que hizo que Fran empezara a ladear cabeza de forma lenta, disfrutando. Yo me volví a pegar, para que sintiera todo mi cuerpo contra el suyo, cada centímetro de mi piel. Solo lamenté no querer parar en realidad, porque sentía de nuevo su polla dura y enhiesta pegarse a mi culo; pero estaba tan excitado que no hubiera parado por nada

La otra mano de Fran seguía alrededor de mi polla, y ahora me masturbaba a la vez que yo daba los empellones; haciendo que gimiera con fuerza creciente en cada embestida. Sobre todo porque ahora mi glande humedecido se rozaba contra el estómago de Fran y el mío propio

Me abracé a su cuello, buscando de nuevo aspirar su colonia y le mordisqueé el lóbulo del oído, para luego empezar a besarle con fuerza. Reclamando todo de él. Y Fran respondió haciendo que una de sus mano fuera a mi culo, agarrando una de mis duras nalgas pero sobre todo empezando a explorar la entrada. Me separé un tanto para jadear contra sus labios

-Fran...Fran…- le mordí el labio inferior con toda la suavidad que pude

El morenazo por su parte se limitó a subir su otro brazo para ponerse la mano detrás de la nuca, como si fuera una almohada. Y solo la mera visión de ese brazo fuerte y redondeado en sus formas, recortada la figura en la penumbra, me hicieron gruñir por lo bajo. Era la puntilla

-Me corro, Fran…¿Qué hago?- dije mirando alrededor, sopesando abrir la puerta y correrme fuera del coche para no manchar

-Encima, David… Da igual- me jadeó- Córrete encima-

Apoyé la frente sobre la de Fran y apreté mi cuerpo contra el suyo, mientras mis caderas subían el ritmo todo lo que podían.  Buscando que mi potrillo tuviera la máxima fricción

Me corrí a los pocos segundos, suspirando de gusto. Fran pasó ambos brazos por mi espalda mientras me abrazaba, de nuevo imitando sin darse cuenta el suave movimiento de cuna mientras sus manos me acariciaban toda la espalda, dejando agradables trazas de calor mientras me terminaba de correr encima de él

-

Fran

Con algo de dificultad luché contra mis ganas de seguir acariciando y disfrutando de la suave piel de David, y me alcé para llegar hasta la guantera. David se quedó pegado a mí como si fuera un koala, y no pude evitar dejar besos por el lateral de su cara y todo su cuello mientras buscaba lo que quería.

Cuando cogí las dos cosas que buscaba me volví a tumbar, y David alzó el rostro para apoyarlo en mi frente

-Nos he manchado enteros- me susurró en la oscuridad, yo besé sus labios de golosina

-Ojalá así todos los días- sonreí, me estiré bajo su cuerpo, buscando una postura más cómoda y que David pudiera recostarse mejor sobre mi pecho- Pero está todo pensando- acerqué una de mis manos a su cuerpo, para que pudiera tantear lo que era: una pequeña caja de pañuelos desechables

-Todo previsto- se rió por lo bajo, sacó un par y levantándose empezó a limpiarnos a ambos, yo me quedé callado admirando su atlética figura recortada contra la penumbra del garaje

El corazón me hizo daño

-Quédate a dormir, David- dije con voz algo ronca- Quiero dormir contigo-

-Ojalá, Fran- suspiró- Pero si aparezco tarde el domingo y golpeado mis padres se mueren…- se quedó callado- Pero me gustaría dormir contigo-

Me entristecí un poco, noté a David tiritar y caí en que seguíamos desnudos pero yo le había tenido encima todo el tiempo; y en el garaje hacía fresco. David empezó a limpiarme los restos de su corrida, pasando un pañuelo nuevo por mi plano estómago y la parte baja de mis pectorales

-¿Frío?- pregunté, una de mis manos pasó rápido por uno de sus costados para que entrara en calor

-Un poco-

Mi mano buscó su cuello para que se inclinara de nuevo, le besé con suavidad y le acerqué lo que guardaba en la otra mano. David lo tanteó y se rió por lo bajo. Era un envoltorio de condón

-¿Para entrar en calor?- asentí, acariciándole de nuevo el pómulo con el pulgar- No se yo si un condón de guantera…- se hizo el remolón, sonreí, besándole debajo de uno de los ojos

-Quiero follarte, David- le pedí con calma, mi polla siguiendo dura desde el masaje apretándose contra su culo- Mi chocolatina-

David sonrió, besándome a su vez y asintiendo a la vez que se estremecía de nuevo y se pegaba contra mí

-Fóllame, Fran… Pero tú encima… Necesito calor-

Contuve el aliento, de nuevo con el corazón haciéndome daño en el pecho. Le moví con soltura, conociendo mi coche en la oscuridad. Hasta que devolví el asiento a su postura original. Luego le surruré al oído que teníamos que pasarnos al asiento de atrás

Pivoté encima de su cuerpo y David se tumbo de cara a mí en el asiento de atrás. Pasando con mayor facilidad. Cuando conseguí mover mi corpachón atrás y pegar los asientos de copiloto y piloto al salpicadero para que estorbaran lo menos posible me recliné sobre él, pasando mis brazos tras su nuca para que le sirviera de almohada, las piernas de ambos se enredaron en uno de los huecos que había creado

-Me encantaría follarte y comerte a besos, David- le susurré- Pero te tienes tumbar de cara al asiento… No hay espacio para que me agarres con las piernas-

David me pegó a él, acariciando mis fuertes costados, ladeando la cabeza.

-Un minuto más… Estás tan calentito- me dijo por lo bajo mientras me apretaba contra su delgado y enjuto cuerpo, yo solo sonreí con ternura mientras me inclinaba para mordisquearle el oído y restregaba mi polla erecta contra sus muslos, mientras la suya propia volvía a estar a pleno rendimiento tras acariciarse con mi duro y plano estómago

Había sido sincero, quería que subiera al cuarto conmigo porque quería hacer justo eso: quería follarle mientras le besaba con suavidad. Y luego quería abrazarle, poner la cabeza en su pecho, y dormirme escuchando como latía su corazón. Suspiré, pensando en como Jose y el resto de chicos se reirían si supieran lo que se me pasaba por la cabeza… Pero para mi era imposible pensar en David de otra forma, estaba totalmente enamorado de él

Me separé un tanto, cuando note como la respiración de David se acompasaba y reducía, haciéndose más profunda. Sus manos acariciándome los dorsales y costados cada vez de forma más lenta… Me reí por lo bajo. Mi principito estaba a punto de caer rendido al sueño de lo a gusto que estaba

-No te me duermas, David-

Este se estiró debajo de mí

-No me…- bostezó-... duermo-

Quité uno de mis brazos de su nuca y le di un par de golpes suaves en el rostro. David chasqueó la lengua molesto

-¿A que te suelto una ostia yo?-

-Date la vuelta, David- le pedí, ignorando su chulería

Me volví a alzar y David rotó de postura. Yo aproveché para abrir en parte la puerta, por suerte no saltaron las luces de posición del garaje. Moví a David para que sacar en parte las piernas y luego tras ponerme el condón en mi polla erecta me tumbé yo encima.

Era más alto que él, por eso mis pies recogieron los suyos y mi cuerpo se acopló totalmente a él, haciendo que mi chocolatina suspiraba de gusto cuando sintió de nuevo mi cálida piel contra la suya. Yo por mi parte solo pude pensar en como mi polla se colocaba entre sus dos fuertes nalgas, y como estas a su vez acariciaban mis caderas, como dos amortiguadores firmes y listos para guantar cualquier envite

Tragué saliva

-Dolerá un poco- dije besándole el hombro, David giró el rostro para besarme el lateral de la cara como respuesta

Intenté dilatarle con los dedos, pero por la postura era algo dificil, así que obligado por la logística del coche intenté penetrarle. David gimió, pero ya estaba acostumbrado a mis entradas, así que aguantó como un campeón. Poco a poco fue echando mi cuerpo sobre él, mientras buscaba sus orejas y no paraba de mordisquearlas y susurrarle lo bien que lo estaba haciendo, lo increíble que era y lo que le había echado de menos… Todo mientras mi polla avanzaba centímetro a centímetro dentro de él

Varios minutos después, con unos cuantos parones y maldiciones de David en voz baja y gritos ahogados, mi polla consiguió entrar toda. Yo le besé por el lateral de la cara, para consolarle un poco en el dolor. David giró de nuevo la cabeza para que pudiera besarle

Entonces fue cuando empecé de nuevo. Tenía que ir lento, porque si no le iba a doler demasiado. Pero tras varios bombeos pude aumentar ligeramente la velocidad, nuestras piernas se entrecruzaban fuera del coche en la oscuridad y yo empecé a dejar besos suaves por todos sus hombros, mientras seguía a ese ritmo lento

David gemía, apretando su espalda contra mi pecho, buscando que le penetrara de forma más profunda, y conforme se fue adaptando pronto empezó a follarse contra mí, alzando y bajando sus caderas contra las mías. Le dí un suave cabezazo, y le besé la nuca, inflando un poco su orgullo al confesarle lo que le había echado en falta.

El coche se volvió a bambolear de nuevo, y ahora era de nuevo como una suave cuna. Era justo lo que quería, como era más alto me era difícil llegar a los labios de David para besarle, como en realidad quería, así que había pensado en otra cosa. Le pedí que se alazara un poco, y en cuanto lo hizo crucé mis brazos por su pecho, recogiendo los suyos y haciéndolos que los mantuviera pegados, abrazándole desde detrás, sosteniendo su peso y el mío solo con mis brazos a su alrededor

-Joder, Fran…- gimió David, dejando caer la cabeza- Estás demasiado fuerte-

-David… Mi chocolatina…-

Mientras le abrazaba por detrás mi cuerpo se pegaba totalmente al suyo. Y era una delicia para los sentidos sentir el cuerpo de David pegado al mío, era tan suave y duro a la vez. Era como la seda recubriendo una dura tabla. Mi polla se apretaba dentro de él tal y como ya tenía memorizado mi cuerpo, y su culo se hinchaba a cada golpe de cadera; como si fueran dos firmes globos amortiguando mi peso sobre el suyo.

El ritmo era lento, porque la postura, y el propio lugar, no daban para más. Pero David estaba extasiado, no paraba de ladear la cabeza mientras farfullaba mi nombre o pedía que le follara más profundamente. Y yo por mi parte estaba en el cielo, yo sentía que le estaba haciendo el amor a David. Que mi cuerpo estaba intentando recuperar todos esos días sin él, con el corazón latiendo con fuerza en mi pecho. Mientras le abrazaba desde detrás y le embestía con suavidad y ternura con mis caderas, penetrándole cada vez un poco más y un poco más fácil

Dejé caer la cabeza sobre la suya

-Me encanta que me folles así, potrillo- dijo alzando la cabeza para buscar mi boca

-Súbete conmigo a mi cuarto, David- le susurré al oído entre embestida y embestida- Quiero follarte toda la noche así… Todo el domingo- le mordisqueé su orejita- Eres tan suave… Pero tan suave…- suspiré, tragué saliva un poco sofocado por la intensidad de lo que sentía por él- ¿Quieres que te folle así?-

-Si, Fran...Joder, sí… Es increíble- en un particularmente fuerte golpe de cadera la voz le falló- No pares-

-Contigo nunca…- respondí

Me pegué totalmente a él, mis pezones erectos clavándose en su espalda. David gimió algunas incoherencias que me hicieron sonreir, y aumenté los golpes. El coche se movía ya a un ritmo demencial, y totalmente rendido por el ritmo de mi cuerpo y de mi corazón sentí la corrida acercarse. Pero no paré, quería correrme estando dentro de él… Quería correrme mientras le hacía el amor a mi principito

Con un último golpe de cadera, descargué dentro del condón. Y tras dos segundos después de correrme, salí de David y le di la vuelta. Estaba exhausto, pero seguía duro, así que me metí la punta de su polla en la boca e imitándole le empecé a dejar lametones y besos mientras le masturbaba. David se arqueó, avisando de la corrida, pero como él yo tampoco paré, recogiendo con la lengua y los labios cada rastro que salió de su polla.

Y cuando acabé me tumbé de nuevo encima encima suya, abrazándole y ahora sí dejando que David se durmiera durante unos momentos, totalmente exhausto física y emocionalmente. Por la Liga, por la fiesta y por la follada. Y cuando sentí que su respiración estaba totalmente normalizada, le dí un suave beso en los labios

-

Héctor

La chica gimió mientras le tapaba la boca y me corría dentro del condón, sintiendo su propio coño contraerse. La dejé suaves besos en ambas mejillas, mientras forzaba mi polla un par de veces más intento que llegaré a un segundo orgasmo seguido del primero, pero no hubo suerte. Follaba con tan pocas tías que no estaba para nada entrenado. Asún así agradeció el esfuerzo. Era una nadadora de Absoluto de otro club, y nos habíamos ido con el resto de gente de nuestra categoría a otro local, a seguir con la fiesta. Y yo la había seguido pero bien

Víctor estaba de un humor de perros desde que le había mandado subir tras Miguel para usarle de cebo con Guille. Y era evidente que no le había gustado. Hacia un rato que se había ligado a una de las chicas de fuera de Madrid y se había ido con ella al hotel de concentración, a follársela. Yo era más práctico, era mejor para algo así los baños… Además me incomodaba acostarme con chicas en camas, me hacían pensar demasiado en Lau

-Salgo- avisé, subí la tapa y tiré el condón- Salte si quieres, tengo que…- y cabeceé hacia el inodoro, la chica se recolocó el vestido y se despidió con un suave beso

Cerré de nuevo la puerta de mi cubículo. Suspirando de gusto. Las cosas iban bien… Aunque bueno, que David hubiera aparecido esa noche y se hubiera metido en una pelea no era precisamente parte del plan. Como tampoco lo era que lo sacara el segundo entrenador. Según se decía solo habían sancionado a los otros dos chicos de Junior y a David no, a él le tendría que sancionar el primer entrenador… Lo cual era absurdo e intrigante a la vez, ¿desde cuando algo tan nimio como una sanción temporal a un chico del grupo de entrenamiento tenía que pasar por el primer entrenador?

Por suerte ahora que tenía a Víctor bien atado, a David convencido de no contarles nada a los entrenadores y al chico que podía relacionarme con casi dejar que pasara la violación a David distraído con Guille y a Guille con él me podía considerar a salvo. Ahora ya podía centrarme de lleno en David, y en poder tenerle a mis pies. Gimiendo

La puerta del baño volvió a abrirse, dos voces surgieron de la vorágine de ruido de fondo. Acabé de mear e iba a tirar de la cadena cuando reconocí las voces. Era el segundo entrenador… Y otro de los entrenadores jóvenes de otro club. Cerré la tapa y me subí encima

-...de noche- estaba diciendo el segundo entrenador- Y encima la pelea-

-¿Qué les habéis hecho?-

-Nada… Dos de ellos una semana fuera, sin entrenamientos- escuché sonidos de braguetas, seguramente habían entrado a mear en los lavabos altos

-Qué poco… Un mes sería lo suyo, y sin competiciones-

-Y sin competiciones- coincidió el segundo entrenador- Pero no podemos… A uno de esos chicos no podemos tocarle, así que tampoco podemos suspender a los otros dos demasiado tiempo- empezaron a sonar dos chorros continuos- Se nos revolucionaria el gallinero-

-¿Y eso?-

-Secreto… Que me cortan los huevos-

-Venga tío, te guardé lo de la chica de Absoluto del año pasado-

-Secreto- se empecinó el segundo entrenador- Solo lo sabemos los entrenadores y uno de los chicos… Con suerte no pasará el corte a Junior y nos olvidaremos de todo-

Entrecerré los ojos, mientras se me volvía a poner dura por la anticipación

-

Hola. Lo primero es que siento no haber podido publicar la semana pasada. Como dije en los comentarios del anterior estuve en cama algo tocado, por suerte nada grave y con PCR negativa; un simple catarro al final. A cambio de nuevo este es largo y suma cosas de los que iban a ser el de esta y el de la pasada.

Como veis empieza un poco adelantado, al final al escribir la parte de la fiesta en el borrador no acabé convencido porque no pasaba nada interesante salvo la pelea y comprometía muchos recursos, por eso he preferido usar la pelea de forma retroactiva en el relato. Por otro lado, para siguientes, voy a empezar a publicar los domingos y seguramente pase a ritmo de dos semanas, hemos llegado al punto de conflicto y tengo que meditar bien las cosas. Además que últimamente tiempo es lo que precisamente me falta. Teneis la respuesta a vuestros comentarios en el anterior, muy interesante los diferentes puntos de vista, me habeis hecho pensar mucho. Solo decir que la historias tienen que tener altibajos para los personajes, y eso implica que les pasen cosas buenas pero también cosas no tan buenas.