MCP XII: Compitiendo a niveles distintos

Los campeonatos de natación son pruebas duras, pero en los tiempos libres los nadadores jóvenes y de élite encuentran formas de entretenerse mientras. Aunque otros prefieren esperar a la fiesta

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Ese fin de semana es simultáneamente el Campeonato de las Escuelas Pías y la Liga de Inverno. Casi todo el MCP nada en un uno u otro, aspirando a conseguir una marca de corte para el Campeonato de Madrid. Pero varios de los nadadores del Carranza-Pío tienen preocupaciones que van más allá de eso.

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David

Miré a mi alrededor, a las gradas llenas de gente. Era intimidante, pero también me hacía sentir más seguro, más anónimo. La Liga de Invierno, una vez el resto había ido consiguiendo marcas para los diferentes Campeonatos, se había ido vaciando de la parte alta de las series. Eso quería decir que la mayoría del Carranza-Pío ya había conseguido las marcas de corte y ya no tenían que competir en la Liga más… Y eso hacía que hubiera mucho más espacio para el resto

Curiosamente eso no había bajado el número de competidores, conforme el MCP y el resto de clubes de la cima había ido reduciendo su presencia, habían comenzado a unirse otros más pequeños y modestos. Casi parecían haber estado esperando que el nivel bajara para poder competir.

Yo ya era un asiduo a las competiciones de la Liga, así que sabía lo que tenía que hacer. Competiría de nuevo en 400 y 100, así que tenía buena parte de la mañana para estirar… Y para ver si podía hablar con Miguel. Competía conmigo, en la misma prueba de 400. Me llevaba evitando ya por dos semanas, sin leer los mensajes que le había dejado y sin apenas interactuar conmigo.

En el MCP era sencillo que se me escapara, éramos muchos y todos parecían hacer piña por dejarme fuera. Pero ya solo éramos un pequeño grupo el que habían mandado. Dos de Absoluto y tres de Junior, tendría que hacerme caso aunque no quisiera. Necesitaba disculparme, ser sincero con él… Pedir perdón por lo mal que había reaccionado, por la falta del apoyo que se que tendría que haberle dado

Cerca, estirando para nadar en 800, estaba el amigo de Héctor. Guille. Era un chico alto y fornido. Y destacaba entre el resto de nadadores precisamente por eso: estaba demasiado fuerte. Mientras que el resto éramos delgados y fibrados, él era más musculoso. Se notaba que podría con cualquier de nosotros en tierra, en la prueba que fuera, pero en el agua eso le iba a ir en contra. Pero no parecía prudente decírselo

Era de rostro serio, de ojos de un azul pálido y acerado. Con el cabello rapado y los labios carnosos, en una mandíbula fuerte y cuadrada. Y su forma de mirar, intensa y directa; terminaba de contemplar el conjunto. No parecía la clase de chico con el que tener una conversación informal

Miguel vio que me acercaba a dejar las cosas a su lado en la grada, así que de un rápido salto se colocó en el escalón de delante, justo entre un chico de Junior de los lentos y otro de otro Club. Sopese el seguirle, pero por la mirada de disgusto que me dirigió el chico de Junior, seguramente pensando en que le había quitado la oportunidad a uno de sus amigos de estar allí compitiendo, me contuvo. Apreté los dientes. Habría tiempo

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Héctor

Estaba siendo una buena mañana, el Campeonato de las Escuelas Pías era de los pocos que cualificaban a su vez para el Campeonato de Madrid. Yo en esa ocasión sólo tenía que nadar en 800 y 200, así que me encontré sin mucho que hacer desde primera hora de la mañana una vez terminada mi primera prueba.

Víctor estaba nervioso, estirando para competir en 400 en cuanto acabara el pequeño descanso de la comida. Le dejé estar, tenía motivos para estar nervioso. Fran competía en su serie y tras pulverizar las marcas en 1500 parecía estar en estado de gracia. Al menos en la natación, porque estaba más serio y seco de lo habitual.

El MCP se movía por la competición, pero el estado de ánimo de uno de los mejores nadadores calaba en el extenso grupo; y que uno de ellos rehuyera al resto descolocaba a todos, ¿quién no querría disfrutar de estar arriba del todo? Pero yo sabía, o creía saber, las verdaderas razones detrás del estado de humor de Fran. Y encontraba su hosquedad entretenida, parecía que iba en la buena dirección

Saqué el móvil para ojear las notificaciones acumuladas mientras meditaba, ¿que tal le iría a Guille? ¿Habría mantenido el supuesto plan para ayudar a Miguel y se mantendría alejado hasta la fiesta?

Tendría que confiar en él. Era de fiar. Le conocía. Era uno de mis mejores amigos, y si creía que era lo mejor para ese chico lo haría… Y como premio le pondría en bandeja a ese chico asustado y virgen en sus manos, el tipo de juguete roto del que Guille no podría escapar. Ni el otro de él, en realidad

Me entretuve imaginando al musculoso Guille penetrando por primera vez a Miguel. Le costaría, claro. Seguro que estaba apretado y cerrado, siendo vírgen. Costaría pero lo conseguiría, y seguro que Guille sería suave y gentil, pero en mi mente mi amigo apretaba contra la cama a Miguel mientras le susurraba al oído todo lo que yo mismo me imaginaba haciéndole. Mientras sus caderas y su amplio pecho le mantenían sujeto a cada embestida, cada músculo bien marcado y tenso por la posición… Así era como me gustaba, así era como esperaba follarme a David

Me había empalmado ligeramente sin querer. Mis dedos fueron sin yo pretenderlo a dos de las últimas notificaciones, a la agrupación donde guardaba la app de los salidos y los modosos. Dudé un segundo. Pero la escena que me había imaginado me terminó de decidir, entré en la de los modosos. Sin mucho que perder encendí mi ubicación, mientras ignoraba el mensaje de alguien que me salía a más de 50 kilómetros, no era algo que necesitara en ese momento

En el momento me salieron varias fotos, fui pasando el dedo de izquierda a derecha conforme me interesaban o no. Y pronto llegué a donde quería, una vez acabada con la pila que tenía acumulada empezaron a salir los perfiles que esperaba: nadadores cercanos. De ese mismo campeonato

Era fácil reconocerles, delgados y fibrosos. Eso y que muchos directamente tenían fotos en la piscina, sonrientes en bañador o posando haciéndose los interesantes.

Se me abrieron varios chats por coincidir en cuanto a interés en el perfil. Dejé varios mensajes sueltos, mientras seguía hablando con el resto.

Quizá no sacara nada, a fin de cuenta en la de los salidos seguramente ya habría llegado a algo, pero me apetecía un simulacro. Las conversaciones fueron muriendo y para cuando todo el grupo del MCP se levantó del comedor, yo me quedé sentado alternando entre dos chats; con la excusa de tener que hacer una llamada.

Esto ahora era un quién daba más. Tenía un chico mayor y otro menor que yo. Me daba igual uno que otro, pero el primero que diera el paso se lo llevaba todo, en principio. No me sorprendió que fuera el mayor.

Aunque en su perfil decía que buscaba a alguien para una relación estaba claro que el estar los dos compitiendo le encendía, como a mí. Pero no era lo que el cuerpo me pedía, así que le usé para calentarme y luego moví ficha yo con el otro, al que sacaba un año y que era mucho más parado

¿Subimos a la cafetería a tomar algo?, le pregunté, Invito yo

¿Ahora?, me escribió en respuesta, Compito en 200

Ya somos dos, le respondí, Nos queda un buen trozo de tarde hasta eso, nos servirá para relajarnos

El otro estaba más encendido, por suerte entraba ahora a competir y dejó el chat inconcluso. Así que tendría que ir con todo. Tras alargar un poco más la conversación, y sin presionarle, finalmente fue él mismo el que picó el anzuelo que había puesto y el que aceptó. Bien. Hecho

Me lo encontré en la puerta de la cafetería, cargando al hombro una bolsa de deporte algo desgastada. Al verme aparecer alzó las cejas sorprendido

-No jodas, ¿del Carranza?- me preguntó fijándose en mi equipación y el escudo

-¿Intimidado?- pregunté sonriendo de lado, en vez de darle el brazo me acerqué para darle un beso en la mejilla- En la piscina ya no llevaré el uniforme, tranquilo- me reí apretándole el codo- Venga, que te invito a algo-

Estaba cohibido, era de un Club juvenil municipal. Había conseguido sus tiempos en la Liga a duras penas, y estaba nervioso por 200. Era el primero de su Club con posibilidades de cortar para el Campeonato de Madrid. Su entrenador no era ni profesional.

Yo le dí varios consejos que aceptó agradecido, incluso alguno se lo apuntó en el móvil. Me caía bien. Se notaba que sabía cuál era su lugar en el mundo. Y era guapo, rubio claro con ojos marrones. Delgado pero de espaldas anchas. Rostro serio y concentrado, pero risueño

Me lo iba a follar

Estábamos sentados en una mesa de la cafetería, así que aproveche que terminaba de explicarle un ejercicio de entrenamiento para pasarle el brazo por los hombros. Se puso algo nervioso, por lo repentino del gesto, pero no se apartó. Bien, buena señal

-Bueno, dime- me incliné un poco hacia él- ¿Harás mejor tiempo que yo?-

-No creo- se rió, removiendose en el sitio- No vamos ni en la misma serie-

-Eso no importa- le dije, ahora serio- Todos acabamos donde debemos- le acaricié con la punta del pulgar la mejilla- Y algo me dice que tengo que tener cuidado contigo-

-¿Cuidado?- me sonrió socarrón, se abrió en parte la chaquetilla de su Club, se estaba sofocando, no llevaba camiseta debajo al igual que yo y pude ver el inicio de un pecho estrecho pero fuerte

-Y tú conmigo- respondí asintiendo- Tendremos que tener un ojo en el otro- le acerqué con suavidad hacia mí

-Con el Carranza-Pío siempre- se pasó la lengua por los labios, nervioso- Habéis roto los tiempos esta mañana-

-Siempre… Pero si me la juego y me canso un poco antes, quizá no nade tan rápido ahora- dije guiñandole un ojo mientras la mano libre le cogía de la cremallera de la chaquetilla para terminar de inclinarle- Podríamos calentar juntos-

-Tío, yo…- empezó, yo le bajé un par de centímetros la cremallera para dejársela a la altura del pecho- Me están esperando en mi Club- terminó no muy convencido, pero nervioso porque fuera tan rápido

-Y a mí en el mío… Pero nos queda una hora larga, más que suficiente- rocé su nariz con la mía, abriendo ligeramente la boca, sin importarme estar en medio de la cafetería, le bajé la chaquetilla hasta la mitad del estómago, colando ahora mi mano para dejarla sobre su plano abdomen-¿Que me dices?-

-Yo...Yo no…- empezó, de nuevo, chasqueé la lengua mentalmente, con impaciencia, no tenía tiempo para estas cosas ahora

Le cogí de la nuca y le besé con fuerza. El chico gimió contra mis labios. Sorprendido. Pero correspondió al beso. Besaba bien. Sobre todo dadas las circunstancias, en mitad de una cafetería algo vacía pero aún así con nadadores pululando alrededor.

Me levanté y le cogí de la mano, pagué en la barra desde el movil sin fijarme en la cantidad y luego salí con el brazo por su cintura. Camino ambos a los vestuarios. Estábamos en un campus privado que contaba con instalaciones deportivas, por desgracia no era como el MCP y ahí no había residencia. Nos tendríamos que apañar con lo que teníamos

Al bajar al vestuario fuimos a uno de los que tenía las luces apagadas, al entrar sentimos algo de frío. Las luces parpadearon al encenderse. Cerré la puerta y de dos pasos me coloqué de nuevo a su lado. Estaba nervioso, cohibido. se notaba que estaba yendo rápido con él, que nunca había hecho algo así. Pero que quería hacerlo, al menos intentarlo… Y eso me bastó, le cogí de la pechera y le acerqué, buscando de nuevo sus labios

-Por cierto…- me dijo entre beso y beso- El nombre de la app… No es… No es real… Me… Me llamo….-

-No importa, así está bien- le corté buscando con mi lengua la suya propia

Mis manos fueron a sus hombros e hicieron que su bolsa de deporte cayera inservible en el suelo. Y de ahí mis dedos fueron a la cremallera en el centro de su estómago, terminando de abrirle por entero la chaquetilla. Se separó con una risa algo nerviosa, tragó saliva. Yo le sonreí buscando calmarle, buscando tranquilizarle mientras seguía nadando en esas aguas en las que yo tan acostumbrado estaba ya. Estaba nadando con tiburones

-Un poco más lento- me jadeó, poniendo las manos en mi pecho- Joder, que guapo eres-

Sonreí revolviendo su pelo rubio y acariciando su rostro, para que se encendiera. No tenía que olvidar de la app de la que le había sacado, hacía falta algo de tacto. Le cogí una de las manos y le besé el dorso, para luego ponerla sobre mi cremallera, mordiéndome el labio inferior para animarle. Tragó de nuevo saliva y comenzó a desnudarme

Era más moreno que yo, y el contraste de su piel con la mía fue más evidente cuando mi pecho quedó al aire. Era más fibrado que él, más fuerte. Seguramente le iba a dar mil vueltas en la piscina. Pero él no parecía prestar atención a eso, se quedó obnubilado retrocediendo un paso para mirarme mientras me sacaba del todo la chaquetilla para dejarla sobre un banco cercano. Jadeó por lo bajo

No le dejé tiempo a adaptarse, tenía que seguir aumentando el calor. Seguir aumentando su pasión. Para que no pensara en nada más, para que se dejara llevar. Donde yo quería, a aguas más profundas. Me acerqué y mis dientes fueron a su cuello, dejando suaves mordiscos y luego besos. Subiendo por su barbilla, buscando su boca

Mis manos se sujetaron a sus caderas estrechas, pegándole a mí para que cada uno notara la erección del otro. Le hice retroceder hasta chocar con un banco, mi mano se agarró el poste. Empezó a protestar de nuevo, pidiendo que fuera más lento, pero mis dientes y labios capturaron su oreja derecha, comenzando a mordiquearla y hacerle suaves pasadas que le derretían en mis manos. Su entrepierna estaba a reventar

-¿Vírgen?- pregunté contra su oído, en jadeos

-No, pero no tengo much…- se intentó justificar, como si le avergonzara

-Perfecto- dije, mientras le giraba para quedar yo apoyado contra el banco, le besé con fuerza- Venga- le apremié mientras me bajaba mis propios pantalones

Era un momento difícil, porque si se bajaba el pantalón y el bañador ya no habría marcha atrás y el lo sabía. Intento pensarlo, sopesarlo… Pero de nuevo no le dejé margen, me separé un tanto para que admirara mi cuerpo y le acaricié el rostro, para que se fijara en mis ojos. Era guapo, pero inocente. Sus ojos brillaron obnubilados.

Era mío para lo que quisiera hacer con él

Le cogí de la cinturilla y sin  darle margen le bajé todo hasta las rodillas. Su polla se bamboleó dura y húmeda en la punta, señalándome directamente. Se la cogí con suavidad, en un gesto casi amoroso. Como premio por rendirse así a mí. Le comencé a masturbar con suavidad, buscando estimular su glande con mi pulgar; aumentando la cantidad de líquido preseminal que ya estaba expulsando

-Joder...Si que sabes- jadeó, ladeó la cabeza para apoyarla en mi hombro y me hizo girar el rostro para besarme con suavidad, hundiendo sus dedos en mi corto pelo, buscando mesar mis rizos

Le correspondí los besos, como con Lau y como todos los chicos antes que él que me habían besado de esa manera. Buscando todos y creyendo encontrar algo que en realidad no había, un reflejo de lo que ellos mismos comenzaban a sentir y que no encontrarían en mí.

Al principio, como siempre, me sentí incómodo por fingir compartir ese momento tierno e importante para el otro, pero en cuanto su polla palpitó un par de veces por la excitación que le provocaba y la forma en la que relajaba la espalda, listo para dejarme que me lo follara, desaparecieron los remordimientos. Mi propio cuerpo resonó, excitado por la anticipación, deseando cerrar los dientes sobre ese trozo de carnaza. Saborear y sentir su piel; paladear su deseo y emborracharme de su sumisión.

Todo era sexo. Y nada más importaba porque nada más existía

Me separé de él, buscando que el fuera el que me buscara, el que dejara claro que necesitaba mis manos, mis labios y mi polla. No decepcionó, me pasó las manos por el pecho, acariciando mis pezones erectos y apretando los pectorales, palpando los músculos alargados y fibrosos. Encantado con todo lo que veía, tocaba y sentía

-Estás increíble- confesó sin poderlo evitar, le dejé a su aire mientras me bajaba mis propios pantalones y bañador, mi polla bamboleó libre

Se pasó la lengua por los labios, yo le sonreí

-No tenemos lubricante- le dije escupiendo un poco en mi mano para masturbarme luego y hacer que mi polla brillara un tanto- Así que tendrás que aplicarte bien…-

Le puse la otra mano en el hombro, cogiéndole de la nuca para que me mirara a los ojos. Sabía que la postura me favorecía, con mi brazo llevando directamente a mi rostro ladeado y mis ojos brillantes de pasión; mis labios semi abiertos. El hombro redondeado y flexionado, tirando con suavidad de la mitad del pectoral.

El pobre no tenía voluntad. No le dejaba nada que no fuera hacer lo que yo quisiera. Sin fuerza, sin intimidación, sin presión. Solo sabiendo que teclas en su cuerpo tocar para que el calor le consumiera de dentro afuera, que no le dejara pensar. Porque todo era sexo, y nada más. Eso es de lo que él no se daba cuenta… Algunas lecciones costaban

Se sentó en el banco, dejando que la fuerza de mi mano en su nuca le dirigiera ahora directamente a mi polla. Empezó comiéndome la punta, dejando suaves lametones y apretones en mi glande totalmente descapullado. Justo como me gustaba. Ese chico tenía madera

Mientras engullía la punta de mi polla, que cada vez estaba más jugosa y brillante de su saliva y mi líquido preseminal, comencé a masturbarme con fuerza; haciendo que mi piel tirante chocara con sus labios al intentar aprisionar el sensible glande. Estaba totalmente descapullado y no conseguía cubrirlo, por lo que estaba totalmente expuesto a él y eso me encantaba

Mis piernas flaquearon y él al sentir que me gustaba se aplicó más, deseoso de complacerme. De excitarme. De servirme. Cerré los ojos y dejé caer la cabeza hacia atrás, jadeando. Mis manos le soltaron, libre del todo para que se aplicara al ritmo que quisiere.

Dejé de masturbarme y estiré los brazos con fuerza a los lados mientras forzaba cada músculo de mi cuerpo a hacer lo mismo; desentumeciéndome, haciendo que mis músculos gimieran de placer en una ola que, desde los dedos hacia dentro del cuerpo, chocó en el centro de mi pecho con la que escalaba desde mi polla para expandirse en todas direcciones

Era la gloria

Dejé de prestar atención al chico. No me importaba que hacía mientras me la siguiera mamando. Su imagen se diluyó tras mi párpados, sustituida por otra, especular, pero para mi mucho más real que nada de lo que me rodeada a excepción de esos labios en mi polla.

Era David. Marcado, golpeado pero aún así cuadrándose de hombros. Sólo, nadando en la piscina, mientras el agua caía de su cuerpo al salir.

Sus labios de fresa, de golosina, suaves y tersos. Su piel morena. Su cuerpo delgado y atlético. Sus ojos celestes, mirándome vulnerables y desvalidos, fingiendo una fuerza que no tenía. Un cachorrillo asustado y tembloroso… Me relamí

Mis caderas forzaron la entrada de su boca. Le mesé el pelo, sin realmente fijarme en él, solo un ruido de fondo en ese mar de deliciosas sensaciones que me recorrían ahora todo el tronco.

Me mordí el labio con fuerza, conteniéndome durante un segundo. Aguardando. Ordenándole mentalmente lo que quería. Y él lo hizo, alzó la vista para mirarme directamente a los ojos

Entonces es cuando comencé a follarle la boca

Intenté ser suave para que no le fuera incómodo, porque no quería que lo cortara antes de tiempo. Estuvo a la altura, se mantuvo firme. Me dí cuenta que su brazo se movía frenético y que se estaba masturbando a una velocidad endiablada, y de hecho ahora que me fijaba oía, tras el gorgoteo de su boca alrededor de mi polla, el sonido de la suya propia al descapullarse y cubrirse totalmente húmeda de la excitación. Me excitó. Di dos golpes fuertes, buscando el fondo de su garganta, tosió contra mi polla, mojándola más

-Así...Bien lubricada- dije, sonriendo de lado con algo de malicia, sus ojos no se apartaron de los míos- Déjala bien lista para cuando te folle-

Solo pudo gemir en respuesta

Me hubiera gustado correrme en su boca, pero no tenía tiempo para que nos corriéramos los dos y luego volver a ponernos a tono para la follada. Y en cierta forma eso lo hizo todo mucho mejor, el hacer real que esto estaba pasando en mitad de una competición

Le levanté, me intentó besar pero le aparté la cara, no me gustaba que me besaran después de que me la comieran. Pero él estaba tan excitado que ni se dió cuenta, solo apoyó la cara contra mi cuello mientras se seguía masturbando como loco

-Date la vuelta y sube una pierna al banco… Bien flexionada-

-El bañador…- balbuceó él, era de malla y le costaría volver a ponérselo si se lo sacaba del todo

-Oh cierto…- sonreí agarrándole del pelo de la nuca para que retrajera la cabeza y me mirara a los ojos- Entonces creo que dolerá...Un poquito- se alzó a besarme pero mi mano le agarró de la barbilla, impidiéndoselo- Date la vuelta y ponte a cuatro patas en el banco, corre-

Ya no tenía capacidad para razonar, pero sí para seguir órdenes sencillas. Se colocó como un obediente perrito, a cuatro patas y a lo largo del banco. Yo le cogí de las caderas y le giré con toda la suavidad que pude para colocarle mejor pero sin tirarle del banco

-No grites- le dije- ¿Listo?-

La pregunta fue una cortesía por la magnífica mamada que me había dado. Sentía que le debía eso al menos. En cuanto asintió comencé. Estaba algo abierto por la excitación, pero no lo suficiente.

Yo llevaba un ritmo lento pero constante, intenté no forzar con empujones salvo cuando era estrictamente necesario. Por suerte la saliva y mi propio pre ayudaron, facilitando todo de forma relativa

El chico era ancho de espaldas y eso fue más evidente en cuanto se empezó a arquear gimiendo y pidiendo que parara entre jadeos,que fuera más lento. Para su desgracia yo solo podía fijarme en cómo se flexionaba su cuerpo de nadador cada vez de forma más descontrolada a cada centímetro que avanzaba dentro de él

Me incliné y sin muchos miramientos le mordí el hombro, excitado. Marcándole con suavidad. Mis manos le apretaron las caderas cuando noté que intentaba inconscientemente avanzarse para sacar parte de mi polla de dentro, pero ya estaba casi toda.

Le susurré al oído que quedaba poco, que aguantara, que lo estaba haciendo genial y lo bien que lo hacía. Como si le susurrara a un animal asustado para que se calmara

Y en cuanto sentí que su culo dejaba de apretarme con tanta fuerza, con la guardia baja, dí un fuerte empujón y se la metí de golpe haciendo que, ahora sí, gritara de verdad. Pero ya me daba igual que nos pillaran, que disfrutaran de la imagen si lo hacían. Seguro que se les quedaría grabada: dos nadadores jóvenes, en mitad de un Campeonato, follando en uno de los bancos del vestuario, totalmente desnudos y de cuerpos atléticos y flexionados de la tensión, mientras uno penetraba al otro sin miramientos.

De nuevo no le dí margen, comencé a embestir con mis caderas con fuerza. Él no pudo volver a masturbarse, desesperado como estaba por mantener la postura ante mis embestidas. Le agarré el pelo de la nuca con suavidad, porque no quería hacerle daño y que se asustara, y de un suave tirón para retraerle la cabeza le miré a los ojos, lascivo

-Ahora puedes decir por ahí que te ha follado un tío del Carranza-Pío- me reí socarrón, mi voz cortada por los empellones de mis caderas- ¿Lo oyes? Así es como follamos… Que te quede claro-

El chico boqueaba sin parar en busca de algo de aire que llevar a sus pulmones, su cuerpo totalmente tenso y sacudiéndose en cada embestida, sin poder hacer otra cosa que darme placer a la vez que él mismo se veía sobrepasado. Totalmente en mis manos, bajo mi control. Para lo que yo quisiera y pidiera

Sentí los conocidos cosquilleos en la base de la polla, acompañados de contracciones rítmicas de su culo. Se acercaba el momento para ambos

Salí totalmente de él. El se sentó en el banco y ahora sí comenzó a masturbarse como loco. Yo a su lado comencé también aunque más lento porque ya estaba a las puertas del orgasmo. Disfrute de la visión de su cuerpo sentado, desmadejado sobre el banco, masturbándose con furia por la pasión que le dominaba.

Fuí el primero, corriéndome directamente sobre su pecho algo sudado y provocando que él también se corriera mientras se pajeaba. Suspiré y dejé mi polla libre mientras seguía manchándole entero

Me relajé, él se siguió corriendo unos segundos más. Sus dedos cogieron parte de los trallazos de su pecho y se lo llevaron a la boca. Relajando también todo el cuerpo se reclinó sobre el banco, me miró jadeando un poco

-Buen calentamiento- dije dando una suave palmada, sacudí mi polla para que soltara todos los restos- Los he tenido mejores eso sí- le dije sonriendo mientras le guiñaba un ojo, me subí del todo el bañador y luego los pantalones

El chico miró su propio bañador y se tensó

-Tío nos hemos corrido encima de mi equipación-

Ladeé la cabeza, era verdad, la parte interna de su bañador, entre las piernas, estaba pringada en algunas zonas por mi corrida y la suya a juzgar por la posición de los goterones. Me reí por lo bajo, encogiéndome de hombros

-Tienes una ducha ahí- me pasé una lengua por los labios- Pero… La piscina es de cloro- le susurré cogiéndole de la nuca para que alzara la cabeza- Haz lo que quieras, pero preferiré pensar que cuando te vea nadar en tu serie tendrás mi corrida cerca para darte suerte- me incliné para besarle la frente- Muy cerca-

Me giré y echándome la chaquetilla al hombro fui a salir, su voz me paró en la puerta

-Oye tío, me llam…-

Le miré por encima del hombro

-Te veo en la fiesta, no me falles- y cerré de golpe mientras salía

-

David

¿Qué tal las pruebas?, el mensaje en mi chat con Fran estaba listo para que lo enviara

Me había quedado, de nuevo, solo en las gradas, porque necesitaba pensar. Solo quedaban las pruebas de 50 y muchos ya habían ido discretamente desapareciendo, cansados de todo un día compitiendo y viendo competir.

Suspiré, tenía el teléfono lleno de chats sin abrir, casi todos amigos míos del Instituto preguntándome que tal me había ido. Y me pareció irónico pensar que fuera de esas piscinas tenía otra vida en la que era un chico popular.

¿Por qué hacía todo eso? ¿Por qué entrenaba desde que salía el sol hasta que anochecía? ¿Porque gastaba mis fines de semana compitiendo en un grupo de entrenamiento? ¿Por qué no lo dejaba y me quedaba por las tardes con mis amigos, jugando a lo que fuera, paseando y riendo? ¿Por qué me empeñaba en seguir?

Porque yo podía con todo, incluso con eso

Pero la soledad me dolía. Me quemaba. Estaba tan poco acostumbrado a ella… Suspiré. Cerrando los ojos, aún más cansado. Y los recuerdos del cuerpo de Víctor sobre el mío, del tacto de su piel, me volvieron; ardiendo en mis retinas. Vergonzantes

Seguían siendo sensaciones difusas, fragmentos de recuerdos inconexos, el eco de un dolor sordo más profundo; pero eran suficientes… Para mí, lo eran. Y me hacían no querer tener a nadie cerca, a nadie que se preocupara por mí, a nadie que pudiera acceder a esa parte tan vulnerable de mí… Y sin poderlo evitar el recuerdo de unos amables y cálidos ojos avellana me llenaron la mente de deseos de besos y caricias, de ser débil sin esperar consecuencias. Y eso me repelió y me atrajo a partes iguales

Cerré el chat sin mandar el mensaje, confuso conmigo mismo

Vi que alguien caminaba hacia mí, desde la parte posterior de las gradas. Era Mateo. Parpadeé sorprendido, mi amigo me sonrió metiéndose las manos en los bolsillos

-Has nadado muy bien, David- me dijo a modo de saludo, ladeando la cabeza, se le notaba alicaído

-¿Mat? ¿Qué haces aquí?- pregunté- Pensaba que estarías en el Escuelas Pías, viendo al equipo-

Mateo hizo una pequeña mueca de disgusto, rápida y casi imperceptible, pero visible para mí que sabía su rostro de memoria

-Prefería verte a ti- se sentó a mi lado, llevaba unos vaqueros desgastados junto a una camiseta amplia, muy en su línea de no preocuparse de su aspecto- Te has salido-

Eso era verdad. Me habían salido muy bien, pero era agridulce porque la mejora era sobre todo por haber podido entrenar solo todos esos días… Por haber podido entrenar sin Miguel y sin Mateo. Mis hombros perdieron un poco la cuadratura cuando volví a sentir un enorme peso en ellos

-Eso parece- respondí con calma, Mateo se giró con gesto de sorpresa- ¿Qué?-

-¿Tú eres David?- me preguntó

Me reí por lo bajo

-Claro tío, ¿quien si no?-

Mateo me sonrió de forma inocente como era él, aunque sus ojos brillaron pícaros

-David diría algo como: He nadado como siempre, o, Salido es como voy siempre-

No dije nada, solo apoyé la cabeza en su hombro mientras le daba un suave cabezazo

-Estoy algo cansado- dije, sin llegar a mentir del todo, disfrutando de tener el apoyo de Mateo- Voy a dormir hasta el lunes- cerré los ojos, centrándome en la firmeza de su hombro

-¿No vas a la fiesta?-

Esa pregunta me dolió, pero estaba demasiado cansado como para reaccionar externamente

-Nadie me ha invitado-

Hubo un silencio entre ambos, yo amenazaba con quedarme dormido pero estaba tan agusto con Mateo cerca que me daba igual. Alguien que al menos no me había dado de lado

-Te invito yo- dijo con suavidad- No iba a ir pero...Pero no está bien que no te inviten a estas cosas, iré contigo si quieres-

-¿Como si fuéramos novios?- comenté a modo de broma, sonriendo con suavidad ante la idea, que no me desagradaba para nada

Mateo se tensó al instante, tanto que me hizo volver a alzarme para mirarle a los ojos

-¿Todo bien?-

-

Mateo

El comentario me había cogido totalmente desprevenido, y me había dolido mucho más de lo que quería admitir ante mí mismo. No por que lo hubiera dicho David, que se que nunca diría nada con malicia. Ni por el propio comentario, que se que era una broma. Si no por todo lo que había detrás.

Llevaba los días que restaban de esa semana evitando a Eloy. No sabía como lo había hecho pero había conseguido salir de los sótanos tras esa tarde de entrenamiento. ¿Que podía hacer? ¿Dónde ir? Había vuelto a casa no sabía muy bien como y me había pasado la noche en vela dando vueltas. Había llegado al día siguiente a nadar totalmente roto y había ignorado los intentos de Eloy de hablar conmigo. Volviendo a la dinámica de evitar quedarme a solas con él

Los ojos celestes  de David me miraban preocupados y fueron un oasis que alejó las imágenes de mi mente. De Eloy siendo penetrado por Rubi, de Eloy riendo con Rubi, de Eloy compartiendo con Rubi sonrisas cómplices… David me puso las manos en los hombros, me di cuenta de que había empezado a temblar ligeramente. Mi amigo ladeó la cabeza, haciendo que su pelo rubio oscuro, en mechones sueltos y algo desordenados, le cayera sobre la frente

Me dí cuenta de que me había hecho una pregunta

-Sí… Si, todo bien- dije, forzando una sonrisa- No es nada-

David me miró sabiendo que mentía, pero se limitó a pasarme un brazo por los hombros, buscando reconfortarme. Y aunque no se lo hubiera pedido, se lo agradecí porque sentí mi cuerpo destensarse lentamente.

-¿Te apetece pizza o hamburguesa?- me preguntó con una sonrisa

Parpadeé sorprendido, David me sonrió de lado. Chulito. Avanzó la cabeza para darme un suave cabezazo en la frente

-Te invito a cenar… En pago por invitarme a la fiesta- cabeceó para volver a darme un suave cabezazo, como solía hacer- ¿Pizza o hamburguesa?-

Había ido allí porque quería estar con David, y me lo había encontrado triste y alicaído, pero ahora volvía a ser el David que conocía: cuadrado de hombros, sonriente y chulito

-¿Pi...Pizza?- aventuré, sintiendo una cálida sensación de familiaridad provocada por David y su forma de tratarme, sin haber cambiado nada

-¿Piña?- preguntó alzando las cejas con mirada inquisitiva, poniendo el rostro serio

-No- sonreí y me reí por lo bajo, soltando en las pequeñas convulsiones de la risa la preocupación acumulada-Sin piña-

David no dijo nada, solo me pegó más a su delgado y fibroso cuerpo mientras asentía complacido. Y yo me sentí bien y tranquilo. Apoyado en una roca

-

Fran

Estaba tumbado en la cama de mi habitación mientras miraba el móvil, vestido solo con un pantalón corto y una camiseta de tirantes oscura. Había visto a David escribiendo hacia ya una hora, mientras leía otros chats, pero luego había parado y no había mandado ningún mensaje. Me sentí triste, y luego furioso, y luego triste de nuevo. Y al final me sentí estúpido

No me apetecía nada. Todos estaban abajo, cenando antes de prepararse para ir a la fiesta informal de la competición de las Escuelas Pías y de la Liga de Invierno. Y yo simplemente no tenía ganas, ni ánimo para una cosa ni otra. Ni si quiera para estar de mal humor.

Por eso cuando llamaron a la puerta y no respondí, no me sorprendió que abrieran de golpe, se me había olvidado cerrar con llave. Cerré los ojos fingiendo estar dormido. Pero José entró y cerró la puerta, sentándose en la silla de mi escritorio. Aún iba vestido de calle. Levantó el pie y me golpeó suavemente la cadera con él

-Vete- dije sin abrir los ojos-No quiero cenar-

-¿Y la fiesta?-

-No quiero fiesta- respondí con voz cansada, subí un brazo para ponerlo encima de la frente, tapándome los ojos- Quiero dormir-

-Algo me dice que no vas a dormir- Jose me volvió a golpear con el pie en la cadera- Creo que te vas a quedar aquí auto compadeciéndote de lo que sea-

-No quiero hablar, Jose-suspiré- Déjame-

-¿Es un chico?- me preguntó susurrando, como si no estuviera fuera del armario

-No- respondí, esta vez en un tono monocorde

-Es un chico- le oí suspirar y como la silla chirriaba un poco, seguramente había reclinado su corpachón- Cuéntame-

-No- respondí de nuevo

-Tengo más experiencia que tú en esto-

-¿En chicos?- pregunté con suavidad

-Así que es un chico- respondió Jose triunfante

Suspiré, no respondí esta vez

-Si que te ha pegado fuerte el chico ese- me llegó la voz de Jose- ¿Le conozco?-

No respondí, pero apreté el puño del brazo sobre mi cabeza. Hinchando el bíceps, en una evidente señal de que me dejara en paz

-Te diré lo que creo que ha pasado- continuó Jose como si nada- Llevas semana y algo raro… Así que creo que más o menos debe coincidir con lo que sea que te ha pasado con este chico- la silla volvió a chirriar- Por otro lado tiene que ser alguien del MCP, vives aquí básicamente… Y debe ser de los nuevos, porque yo te dejé en verano siendo el chico de siempre y cuando volví en septiembre me entero que te quedaste aquí y no subiste a La Rioja con tus padres-

Apreté los dientes

-O sea que es un novato… Y creo…-

Me envaré de golpe, levantándome

-Fuera de mi puta habitación- le medio grité sin pretenderlo

Jose se levantó también, avanzando medio paso. Me sacaba casi cinco años, pero aún así yo era más alto y potencialmente más fuerte. Aunque el cuerpo de Jose era más compacto y le había visto en el agua y también desnudo como para dudar de si le podría echar a pura fuerza

-A mí no me hablas así, Paco- respondió rescatando la forma en la que me trataba cuando había llegado al MCP hacía tres años- ¿Te queda claro?-

Respiraba fuerte, hinchando mi amplio pecho bajo la camiseta de tirantes, pero yo no era una persona violenta ni airada, así que el enfado me duró lo que tardaba en consumirse una cerilla. Enseguida dejé caer los hombros

-Perdona- me volví a sentar en la cama

-Nada- Jose me apretó el hombro y se volvió a sentar en la silla- No seguiré preguntando-

Suspiré, más relajado, pero la alegría me duró poco

-Vale, mira, yo de tíos no se nada- continuó, como si nada hubiera pasado- Nada que no sea lo que se de mí mismo… Pero algo si que se de estos asuntos- se volvió a reclinar en la silla- Fran, tío, que vas a hacer veinte años en nada… Y el chico este sea quien sea debe tener, ¿cuantos? Como mucho diecisiete, pero seguramente dieciséis- chasqueó los dedos- Yo lo que veo aquí es que estás dejando que uno de los niños te haga todo este lío- continuó usando el término con los que Absoluto se refería siempre a Junior- Me cago en todo: eres uno de los mejores nadadores de aquí, estás fuera del armario, eres un tiarrón y de bueno eres hasta tonto a veces- se echó hacia delante para apoyarse en las rodillas- Yo si fuera tú me arreglaba bien, iba a la fiesta y lo daba todo, si está tu chico que se vea lo que tiene en casa y si no está, pues bueno, un polvete quita las penas-

-No voy a serle infiel- dije frunciendo el ceño

-¿Pero sois novios?- preguntó Jose

Mi silencio fue lo suficientemente elocuente

-Ay Fran…- suspiró Jose- Venga, vamos, te voy a dejar una colonia, pero mientras vamos a ver que tienes por aquí para ponerte-

Como siempre, Jose no me dió opción a nada que no fuera hacerle caso, como cuando hace tres años me dirigía los entrenamientos

-

Mateo

Al final David se cambiaba en mi casa, porque si nos quedábamos a cenar era imposible para él ir y volver a tiempo a su casa a las afueras. Se acercaron en coche para dejarle la ropa, siguiendo precisas instrucciones de David. Ambos vimos como el coche negro impoluto desaparecía, de vuelta hacia su casa tras dejar el recado

-¿Ese era tu padre?-

David que estaba ojeando lo que había dentro de las bolsas con complacencia negó con la cabeza. Yo ladeé la cabeza

-Ya decía yo, no me suena de cuando han venido a verte a la Escuela- me giré-¿Entonces quién era?-

David basculó el peso de un pie a otro, incómodo

-Es complicado-

No quise forzar más las cosas. Subimos a casa a dejar todo y a de paso presentarle a mis padres. Mi madre quedó prendada de David en seguida, sobre todo cuando David se ofreció a ayudarla a despejar la cocina. Sonriendo, con su pelo rubio oscuro y sus ojos celestes, parecía sacado de un catálogo de hijos perfectos. Yo puse los ojos en blanco, porque mi madre era de las únicas personas con las que podía ser yo mismo sin inseguridades. Junto con mi padre, que aún no había vuelto de trabajar

Como no quería que estuviera revoloteando a nuestro alrededor por ser de las pocas veces que subía un amigo a casa, bajé con David aún vestidos de calle a una pizzería cercana. David estaba animado, no paraba de hablar de lo que le había gustado mi casa y mi madre

-Te adoptará si te descuidas- dije ojeando las pizzas para decidirme

-¿Me soportarías como hermano?- preguntó con su sonrisa blanca y ladeada, chulita

-¿Y tú a mí?- pregunte a su vez

-Presumiría de lo bien que nada mi hermano- dijo, y me dió un suave codazo- Y de lo guapo que está en bañador-

Miré al suelo inseguro, pero David solo se rió, revolviéndome el pelo. Se apoyó en la barra sin prestar atención a la carta

-Pide lo que quieras, yo no tengo preferencia… Salvo nada de piña- dijo levantando un dedo de forma casi acusadora- El resto me da igual-

Tras pedir David soltó dos billetes de veinte euros en la barra y luego nos sentamos en las sillas. Se reclinó, yo quedé pendiente de recogerlas cuando estuvieran listas; así que tuvimos una charla superficial hasta que llegó la primera, y cuando volví me encontré a David ojeando un chat abierto y con rostro pensativo

-¿Todo bien?-

David se encogió de hombros, volvía a estar algo alicaído

-

David

Miguel me seguía sin responder y sin leer el mensaje, al final con la distracción de Mateo había dejado pasar la oportunidad de hablar con él. Pero en la fiesta estaba seguro de que podría cogerle por sorpresa, era la primera a la que iba a ir en el MCP así que no se lo esperaría.

Y encima ahora me sentía culpable por no haber escrito a Fran en su momento, pero ahora me sentía estúpido preguntándoselo cuando ya hacia varias horas del final de su competición. Odiaba sentirse así hacia Fran, porque no paraba de cambiar de opinión a cada segundo sobre si quería que no preocupara por mí, ni me tuviera lástima  o si quería que me abrazara para poder vaciarme entero con él

Confuso conmigo mismo me centré en Mateo

Había crecido en esos dos meses, se le veía más mayor. También parecía tener más preocupaciones en la cabeza aparte de sus eternas inseguridades; eso ayudaba al conjunto, claro. Le hacía más reflexivo. Y fuera lo que fuera que hubiera pasado le había afectado de verdad. Y eso era otro frente abierto que no podía ignorar ¿Que le pasaría?

La cena fue muy bien, Mat se fue relajando a ojos vista hasta que de nuevo volvimos a estar como en la Escuela: yo sin parar de soltar tonterías para arrancarle una sonrisa y Mateo cohibido por lo que decía a cada instante.

Inspiré hondo, en un momento dado, cuando se giró a ver si llegaba la siguiente pizza: era atractivo, era cierto que no prestaba atención a su propia imagen y por eso quizá pasaba más desapercibido, pero para mí era increíble.

Al acabar la segunda pizza estábamos llenos y satisfechos, sobre todo yo que había entrado con ganas de comerme una vaca entera. Mateo se rió cuando se lo dije, pero de nuevo le volví a notar alicaído, algo le pasaba

-David…- empezó, me miró de reojo, yo dí un mordisco a uno de los bordes de la pizza que se había dejado; fue a hablar pero no supo cómo continuar

-Dime, Mat- ladeé la cabeza

-¿A tí te gusta alguien?- soltó a bocajarro

Dejé el trozo encima de la tabla, en silencio. Sin esperarme para nada esa pregunta. Me puse algo nervioso, ¿se habría dado cuenta de que me gustaba? ¿Se habría dado cuenta de lo que hacía con Fran? Estaba fuera del armario para varios de mis amigos, pero era distinto con Mateo, aparte de que me atraía, no me sentía del todo cómodo abriéndome a alguien ahora; con lo de Víctor tan cerca. Me seguía sintiendo inseguro a quedarme vulnerable. Pero Mat tenía problemas, y eso estaba por encima de lo demás

-Sí, me gusta alguien-

Mateo asintió, empezando a jugar con una de las servilletas de papel. Deshojándola

-¿Y cómo sabes que te gusta?-

Parpadee. Una parte de mí quería evitar esa conversación, otra quería tenerla. Pero ambas sobre todo querían que Mat se sintiera seguro conmigo, así que di un suave paso hacia delante, pisando terreno desconocido

-Lo siento así- me pasé la lengua por los labios- Me viene a la cabeza, siempre está ahí, cuando pienso en hacer algo o no hacerlo… Pienso en si estará ahí o no para verlo… Donde voy, cuando voy…- me quedé un segundo callado, ¿por eso seguía en el MCP?- Me importa lo que piensa de mí, y cómo me ve- me encogí de hombros- No sé muy bien cómo contarlo

-¿Y cómo sabes si le gustas tú?-

Se me secó la garganta y tuve que dar un trago al refresco. Me forcé a pensar

-Yo…- le miré frunciendo ligeramente el ceño- No lo sé- acabé hundiendo un poco los hombros, Mateo se desanimó, así que me forcé a seguir hablando, abriendo un poco más mi corazón- Pero no creo que eso importe, ¿sabes?... Si te gusta alguien, si sientes eso por alguien… Si de verdad crees sentirlo… Creo que eso es valioso en sí mismo- alcé la cabeza, mirando al techo, pensando- ¿Y si no te corresponde?-me auto pregunté- Supongo que a veces ocurre… Pero eso no cambia lo que sientes-

-Si que parece que te gusta alguien- me sonrió algo triste, se volvió a quedar callado- Ella si que debe merecer la pena-

Ella

Sonreí triste

-Puede-

-

Mateo

Eloy era todo lo que pensaba, todo lo que sentía… ¿Me importaba lo que pensaba de mí? Sí. Pero eso no era lo que me preocupaba, era el inverso, ¿a Eloy le preocupaba lo que pensaba de él? Y creo que la respuesta era que no, y me daba miedo entonces pensar que lo que yo sentía se quedase ahí: en un vacío, un reclamo que nadie iba a responder

Suspiré. Cansado. Eloy estaría en la fiesta. Aunque una parte de mi deseaba que no estuviera y poder seguir actuando como si nada hubiera pasado, ¿pero acaso eso no era señal de que realmente no se preocupaba de lo que pensara de él?

Y lo peor es que no podía quitarme de la cabeza esas malditas imágenes. Eloy con Rubi, follando, disfrutando… Y me daba miedo volver demasiado sobre esos recuerdos, porque había algo morboso en regodearse en ellos, en recrearlos… Algo que me llamaba

Y no podía ni pensar en masturbarme. En cuanto lo intentaba, más para aliviar la frustración que por intención, la cabeza se me llenaba de esas mismas imágenes. Una y mil veces. Un eco de mensajes confusos de tantas veces repetidos en mi cabeza, reverberando sin parar.

David siguió hablando, pasando a temas más ligeros. Estaba convencido de que yo iba a pasar el corte para el Campeonato de Madrid, que alojaba el MCP todos los años, pero yo no estaba nada seguro sobre ello, me veía muy lejos. En cambio, si que estaba convencido de que David entraría a los equipos, hoy había nadado como nunca. Y ahí, para mí sorpresa, fue el propio David el que estaba incómodo

Y de ahí pasamos a hablar de los entrenamientos, y algo confuso acabé por decírselo:

-Lo que no entiendo es que Miguel pasara de ellos- dije frunciendo el ceño por la confusión- O sea bueno, yo puedo entrenar con Isma y…- se me trabó la garganta- Pero Miguel solo tienes los entrenamientos de su calle, que según dicen no son muy buenos-

David estaba tenso, de nuevo alicaído. Le debía haber afectado lo de Miguel, con lo amigable que era David seguro que algo así le hacía daño; intenté levantar la conversación, tal y como David hacía siempre conmigo. Pero era penoso. Creo que hasta le deprimí más, sin querer. No se me ocurrió forma de mejorarlo así que al final propuse subir a casa a cambiarnos

En casa evité que mi madre fuera demasiado pesada y nos metí al cuarto. David sin pudor se quitó la camiseta al entrar

-No vamos bien de hora- me sonrió, de nuevo animado- ¿Nos duchamos juntos para ahorrar tiempo?- me sacó un poco la lengua

Me subió toda la sangre a la cabeza. Era verdad que en mi casa solo había un baño y que se los estaba haciendo tarde. David amplió su sonrisa y me guiñó uno de sus ojos celestes luminosos

-Es broma, Mat, que ya se que te da cosa-

Inspiré y expiré. Mis inseguridades volvieron todas de golpe, ¿yo en una ducha con David? ¿con ese chico de revista? Me sentía igual de inseguro que con Eloy, Rubi o Isma; demasiado insignificante, sin poder si quiera competir con ellos… Apreté los dientes, ese siempre había sido uno de mis problemas. Y ahora me importaba lo que alguien pensaba de mí

-Venga, vale- me sorprendí diciendo- Si ya nos duchábamos juntos en la Escuela Deportiva- razoné más para calmarme

Eso no era técnicamente verdad, porque David siempre había ocupado una grupal con su grupo cercano de seguidores; pero si que era cierto que le había visto desnudo varias veces.

Eso sí, internamente esperaba que David fuera el que diera marcha atrás. A veces ser valiente te hace arrepentirte al momento

-

David

¿Mateo? ¿De verdad Mat había dicho eso? Contuve las ganas de dar un salto en mitad del cuarto. Nunca me había duchado con él a solas, como mucho en los entrenamientos extras y eso era cada uno en una esquina de la ducha grupal, con Miguel de por medio… Evite seguir con esos pensamientos, para que no empañaran esa oportunidad

-Genial, Mat- dije con una sonrisa ladeada que no pude evitar- Pero manitas quietas- continué con una sonrisa

-No hace falta que lo digas, tío- respondió mirando hacia el suelo

No, si lo me lo decía más bien a mí, pensé con algo de preocupación

El piso de Mateo era pequeño. Una partición de un piso más grande que había quedado seccionado en cuatro partes, parece ser. Eso dejaba a la casa de Mateo con un único baño. Al menos era amplio, aunque en vez de un plato alargado, como la residencia del MCP o el de mi casa, era una bañera rectangular rodeada por una mampara

Yo que aún no me había podido creer lo que había dicho Mateo actuaba de forma algo automática, incluso cohibida. No me lo estaba creyendo, no se cuantas veces me había masturbado pensando en ello. Aunque en mis cabeza todo había pasado siempre en las duchas del MCP

Me desnudé entero y me dí una suave palmada en la cara, ojeé el reloj del móvil. Casi las nueve y media, íbamos algo tarde.

-Bueno, Mat… Tu dirás…- y la frase fue perdiendo fuerza a medida que me giraba y tenía una visión completa

Había visto a Mateo desnudo muchas veces a lo largo de los años. Pero nunca así. Nunca tan cerca, tan en la intimidad. Al alcance de la mano, sin que hubiera nadie más por medio. Y lo primero que vino a la cabeza era que sí, Mateo se había tonificado más.

Sus huesos estaban recubiertos de una capa más visible de músculo: su estómago estaba menos marcado pero en el pecho y los brazos era evidente la fuerza que estaba cogiendo. Incluso ahora que le veía desnudo era más evidente que el rostro se le estaba afilando. Estaba creciendo

Y aunque intenté contenerme, no pude evitar mirarle la entrepierna, con su polla flácida y empequeñecida. Pero que me secaba en parte la garganta.

Creo que fui muy descarado, porque Mateo acabó intentando cruzarse de brazos para taparse mientras se giraba un poco. Antes de que hablara mi menté trató de procesar una excusa, la que fuera, a toda la velocidad posible

-Te has puesto fuerte, Mat… No me había dado cuenta-

En fin, mejor decir eso que nada, supuse

-

Mateo

Era verdad que, para mí, Eloy ocupaba el puesto central en mi cabeza y que, en comparación, a todos palidecía. Rubi, Isma, Miguel, los nadadores de Absoluto… E incluso David. Pero era difícil compararse con Eloy, su cuerpo era todo músculo y fibra, bien proporcionado y dimensionado; con un rostro serio y de líneas masculinas, voz profunda y ojos caoba ardiente que parecían traspasarte como si pudiera verlo todo

Con eso era dificil competir. Pero David oponía una digna resistencia ¿Que yo me había puesto fuerte? David siempre había sido más fornido, aunque seguía dentro del rango de la delgadez. Pero su cuerpo si que parecía estarse rellenando de verdad de músculo. Sobre todo en los brazos y las piernas, como buen espaldista que era. Se pasó una mano por el pelo, repasándoselo como si estuviera algo cohibido y se rió por lo bajo

-Bueno, exámen superado- tragó saliva- Vamos a la ducha, tu dirás como va esto, Mat-

Me sentí más seguro entrando primero, David se colocó a mi espalda y miró por encima de mi hombro mientras giraba las ruedas de nuestra ducha para regular la temperatura. Pronto una agradable agua entre tibia y caliente salió de la alcachofa

Y entonces nos enfrentamos al primer problema

-Vale…- empecé, fruncí el ceño aún de espaldas a David y de cara al regulador- Creo que va a ser algo complejo que rotemos el sitio-

-Ah, bueno… Fácil- se pegó a mi espalda mientras apoyaba la mano en mi hombro para adelantarse un poco, no pude evitar notar su polla en reposo pegarse a una de mis nalgas durante un segundo- Pillamos la alcachofa y cada uno la alza para el otro-

Tragué saliva, mi idea había sido ducharnos de espaldas. Pero no dije nada

-Venga, Mat, yo primero- cogió al alcachofa rebosante de agua y la subió por encima de mi cabeza pero entre ambos, para que no me mojara aún- Ale, cuando me digas-

Le di la señal, la mano de David, que capté unida de nuevo a un brazo más fuerte de lo que recordaba, colocó la alcachofa encima de mi cabeza.

El chorró me baño entero, ahora mismo estaba encarado a David, que por la postura y ser casi de la misma altura, estaba flexionando parte del cuerpo para poder mantener la alcachofa alta y que no me estorbara.

Eso hacía que su pecho, de pectorales pequeños pero marcados, estuviera estirado, y que su hombro se flexionase dejando ver una red de músculos nudosos nacer de él y perderse por la espalda. Incluso hasta su estómago marcado estaba algo tirante.

Tragué saliva. Fui consciente de verdad del cuerpo de David por primera vez en mi vida

Me dí la vuelta de golpe y cogiendo un bote de gel comencé a extenderlo por mi cuerpo. David retiró el chorro para que solo me cayera por la espalda y que no estorbara

-Hace algo de frío, Mat- me dijo a la espalda, turbadoramente cerca del oído- Si te puedes dar algo de prisa-

Cerré los ojos, asintiendo. Me centré en el pase de mis manos por mi cuerpo, en llegar a cada recoveco lo más rápidamente posible para acabar cuanto antes.

Sin pensarlo demasiado usé el mismo gel para el pelo, sin plantearme si quiera parar a por el champú, y para cuando acabé lleno de espuma de arriba a abajo le pedí que me pusiera el chorro de nuevo encima

-Pero te queda la espalda, te enjabono yo- me dijo, y por suerte noté la sonrisa en su voz y al segundo una risa- Es broma tío- y sentí la alcachofa golpearme la cabeza como un simulacro de cabezazo

El agua me baño entero de nuevo, y deseando que no tener que pasar por ello más veces, me aseguré con las manos que ninguna parte de mi cuerpo quedara con espuma o gel. Cuando acabé me giré chorreando agua y partes de jabón, jadeaba por lo bajo un poco, por toda la situación y el deseo de que acabara ya

La piel de David estaba algo erizada y al darme la vuelta me dejó de inmediato la alcachofa en las manos. Me pidió el gel y el champú, pero antes me pidió que le pusiera el chorro encima un par de minutos

-Me muero de frío tío, nuestro plan hace aguas- dijo, y se rió- En fin, que cuando me esté enjabonando échate el chorro tú, o mojado como estás te vas a congelar-

También podría salirme de la ducha y dejarte que pusieras la alcachofa, pensé

En realidad, no entiendo porque no nos hemos puesto ambos de espaldas al otro y nos hemos enjabonado a la vez, pensé al segundo

¿Y por qué estoy pensando todo esto y no estoy diciéndolo?, pensé al siguiente ya presa del pánico

-Claro- atiné a responder, para mi total desconcierto

David me dirigió una sonrisa radiante y limpia, y se dio la vuelta para que cumpliera lo que me había pedido. En el momento en el que el chorro caliente tocó su piel gimió por lo bajo, estirando el cuerpo

Me mordí el labio inferior, totalmente convencido de que todo esto había sido una gigantesca mala idea

La piel bronceada de David brillaba bajo el chorro, reflejando en parte la luz, pero sobre todo marcando cada músculo. Se notaba que su mejor estilo era a espalda: era rocosa, fuerte, tonificada. Los músculos nudosos que había intuido antes, al alzar la alcachofa, ahora quedaban plenamente visibles al surcarlos los ríos de agua.

Y la cosa no mejoró cuando David se puso las manos en las frente y movió las movió hacia atrás, para repeinarse y evitar que su pelo rubio oscuro le molestara. Ya que, y hasta ahora porque siempre lo llevaba revuelto no me había dado cuenta, tenía el pelo más largo de lo que pensaba.

Al hacer el movimiento la parte alta de su espalda, hombros y brazos se puso en movimiento y, por un segundo, la imagen de David se superpuso a la de Eloy, cuando hacía eso mismo en las duchas para excitarme

Oh no, oh no, oh no, pensé en crisis total

Mi cuerpo no entendía de matices y sin masturbarme desde hacía días no había podido contenerse. El pensamiento relacionándolo con Eloy había bastado para que, lenta pero inexorablemente, empezara a empalmarme.

Joder, joder, ¿qué hago?, pensé

David por suerte seguía a la suyo, y había empezado a enjabonarse al cuerpo, alejándose el mismo un paso para que el chorro no le molestara. Lo que desde luego no ayudó, ya que ahora mismo los ríos de agua se precipitaban desde la parte media de la espalda directamente hacia su trasero y piernas, acumulando de lleno el agua y dejando claro lo tonificado y duro que estaba

Mi polla dio un suave tirón, ascendiendo un centímetro de golpe

David iba rápido, en seguida pasó al champú y empezó a masajearse el pelo

-Date agua, Mat, que te vas a congelar, yo voy bien-

Respiraba con dificultad, pero intentando que no se me notara. Sentía un calor en el pecho que no era normal y que ya conocía muy bien: me estaba excitando. Y lo peor era que no por tener a David enjabonando su atlético cuerpo a apenas unos centímetros de distancia, si no por el peligro a que se girara y me pillara

Me encanta que te guste esto, me había dicho Eloy hace unos días, Joder, ¿que me pasaba?

Varias ideas pasaron por mi cabeza. Salir corriendo de la ducha como un loco. Golpear a David con la alcachofa para que se desmayara. Hacerme la paja más rápida de mi vida y rezar por correrme antes… Y por suerte, esta vez sí, mi mente dio con la que, parecía, más sensata: abrir el agua fría y darme un chorro entero. Al menos David me había dado permiso para dejar de darle agua

Lo hice y mi mano fue a tientas al regulador, bajando del todo la del agua caliente. Yo no paraba de mirar la espalda, culo y nuca de David; sin poder evitar pensar en que pasaría si se giraba y me pillaba empalmado mientras se duchaba. Y como para darme la razón, mi polla terminó de quedar erecta y levemente descapullada, señalando el culo de David casi como si fuera un niño en una tienda golosinas

Entonces llegó el agua fría. Pegué un salto sin querer, pero David pareció no notarlo. Todo mi cuerpo protestó en masa, queriendo salirse de ahí, pero daba igual porque mi polla comenzó a descender… Suspiré de gusto, deseando que fuera más rápido

Entonces fue cuando David arqueó la espalda, quizá mi idea no fuera la más buena después de todo y debería haberlo intentado con la paja. Mi cuerpo estaba salpicando gotas frías en la espalda de David, y lo inevitable sucedió. Se dió la vuelta completamente envuelto en jabón, con los ojos celestes inquisitivos y todo su atlético cuerpo al aire y frente a mí

Turbador. De su cuello y pectorales estrechos caían ríos de jabón hacia su plano estómago, recorriendo cada abdominal y acumulando el agua en el ombligo, para bajar hasta su polla flácida y por sus torneados muslos. Sus brazos estaban igual de llenos de espuma que resbalaba lenta y sugerente en sus formas, y una de sus manos seguía en su pelo, marcando un bíceps fibroso pero evidente

Sus ojos fueron directos a mi polla erecta, que luchando contra el agua fría estaba de nuevo subiendo

Nos acaba de pillar, corearon mi polla y mi cerebro a la vez, la primera de júbilo, la segunda de preocupación

Me encanta que te guste esto, las palabras de Eloy resonaron de nuevo por mi cabeza

¿Qué me gustaba de verdad?

-

David

La verdad es que empalmarme en la ducha había sido mi primer miedo al meterme con Mateo, por suerte tenía el calentón bajo control y salvo un par de leves cabeceos cuando no puede evitar fijarme en su culo prieto no había habido ningún accidente. Claro que lo que no pensaba era que iba pillar a Mateo totalmente empalmado y dándose la ducha de agua fría de su vida a mi espalda.

Mi mente era incapaz de procesar todo esto

Mateo también pareció colapsar, porque del susto dejó caer la alcachofa entre los dos, comenzando a lanzar agua helada hacia la pared de baldosas

Mateo, el chico que me gustaba. Así. Ahí… ¿Por mí? No quería precipitarme, pero el cuerpo me pedía que le besara. Que aprovechara esa oportunidad. ¿Entonces  por qué no lo hacía? ¿Qué me retenía?

Nos quedamos varios segundos en silencio. Y entonces saltaron todas las alarmas de mi cuerpo, no podía dejar que me pasara lo mismo que con Miguel, fuera lo que fuera lo que le había pasado a Mateo mi silencio solo le haría más daño

-Vaya, ¿feliz de verme?- fue todo lo que atiné a decir

Joder David, que imbécil eres, pensé

Mateo bajó la mirada, temblando. Entonces me di cuenta de que tenía los labios morados, muerto de frío. Y cualquier sentimiento de miedo o de culpa quedó desterrado; por suerte el David protector salió a escena y apartó cualquier otra consideración.

-Estás helado, Mat- dije agachándome a coger la alcachofa, avancé pegándome del todo a él y haciendo que su polla se pegara a mi cuerpo erecta y que yo le pasara buena parte de la espuma que llevaba encima- Menudas ideas de bombero tienes-

Abrí de nuevo el agua caliente, yben cuando a los segundos volvió a estar tibia le enchufé el cuerpo a Mateo. Dejó de temblar para ahora solo no atrevérseme a mirarme a los ojos

-David...Yo…-

-No importa, Mat… Sea lo que sea, está bien- dije, desde lo más profundo de mi ser- Mateo yo… - tuve un dilema interno, ganó el pensar en él antes que en mí- Eres mi amigo- le sonreí

No era el momento para ello, no lo era. No con Mat así, vulnerable. Por suerte la parte protectora que dominaba mi forma de ser dejó eso para luego

Mateo estaba bloqueado así que fuí moviendo el chorro de agua hasta que le quite toda la espuma y me aseguré que todo su cuerpo estuviera a una temperatura más normal. Por desgracia seguía empalmado. Me mordí el labio, pensativo

Le cogí la mano y le puse la alcachofa en ella, Mateo me miró sorprendido

-Venga, que me tengo que quitar el jabón- le sonreí- Es tu turno recuerda-

-Pero yo…-

-Pero nada- le palmeé el hombro dejandole una marca jabonosa- Ale, venga que me empieza a picar-

Y no me giré para darle la espalda, me quedé delante de él, enfrentado a su erección. En mi cabeza la idea era normalizarlo y que se sintiera agusto, pero no se como me saldría.

Por suerte Mat pareció agradecer tener una tarea sencilla, porque alzó el brazo y dejó que el agua cayera por mi cuerpo. Nos quedamos mirándonos a los ojos, con su erección entre ambos

-David yo…-

-No me tienes que explicar nada si no quieres- le dije, sonriendo afectuosamente- De verdad que no, Mat-

-Gracias, David...Yo...Ahora no puedo-

-Estaré cuando quieras que esté- dije, y me reí

-Gracias, David… Eres la segunda persona que...Que me dice eso-

-¿Y qué tal con la primera?- pregunté, mi corazón temiendo por qué le pasara lo mismo que a mi con Miguel

-Genial, tienes que conocerle, es un sol de chico-

Sonreí, feliz de que fuese quien fuese no le hubiera hecho daño a Mat

-Me alegro mucho-

Pero en mi mente, insistente como un martillo, no paraba de golpear la idea de que el chico que me gustaba se había empañado al verme ducharme. Mateo… ¿Podría ser? Quizá en la fiesta, tras hablar con Miguel. Quizá…

-

Héctor

Por cuarta vez esa semana, me estaba follando a Víctor. Enseñándole una importante lección

Él gemía, tumbado de cara en la cama, con las piernas levantadas, sobre mi pecho, y a ambos lados de mi cabeza mientras yo le follaba de pie con empellones firmes, pero suaves, casi amorosos. Víctor tenía un brazo sobre los ojos, mientras gemía suavemente a cada empellón y su polla se alzaba enhiesta, restregándose contra mi estómago mientras le follaba

Su fantástico cuerpo de nadador levemente tenso, pero totalmente rendido y a mi acceso. Entregado

Esta vez había sido delicado. Porque quería que Víctor no tuviera lugar a dudas de que le estaba gustando que le follara, que no pudiera asociarlo a nada que no fuera el puro placer que sentía.

-Me voy a correr- le anuncié, con suavidad

Victor intentó escaparse, pero no le dejé. Quitó el brazo de sus ojos y me miró suplicante

-No, por favor Héctor, no te corras dentro- dijo, intentando alzarse pero solo atinando a poner las manos en mi plano estómago y sobre un pectoral- Por favor, dentro no-

-Victor...Victor...Victor….- dije con suavidad, dando otro empellón suave, me comencé a inclinar hacia hacia delante, haciendo que sus piernas cayeran a ambos lados-Si te gusta-

-No...Dentro no, Héctor- me repitió suplicante cuando me recosté del todo sobre su cuerpo, haciendo que tuviera que alzar las caderas

Sus ojos se clavaron en los míos. De nuevo, sin esa imagen de chulo de playa que tal mal le quedaba era una chico guapo; oirle suplicar, totalmente vulnerable, le sumaba muchos puntos

-Shhhh Victor… Si te gusta como te follo- le susurré al oído, cogí sus manos, que me seguían empujando y entrelazando los dedos se las puse encima de la cabeza- ¿A que te gusta?-

Tragó saliva

-No-

Me reí, le dejé un suave mordisco en el lóbulo, bajé el ritmo al mínimo, quería disfrutar de esta victoria tanto como fuera posible. Pegué mi estómago al suyo. Apoyé mi frente con la suya.

Su cuerpo era duro y firme mucho más que el del chico de esa mañana, se notaba que Víctor era del Carranza-Pío: que estaba por encima del resto. Era una delicia restregarse contra él

-Menudos abdominales te has trabajado, Victor- le dije, apreté más nuestros cuerpos entre los suaves empellones- Aunque yo tampoco voy mal, estando feo que yo lo diga-

Alcé el pecho, arqueando la espalda

-Mírate la polla, Victor- le susurré

Negó con la cabeza, pero mi mano fue a su nuca haciendo que la alzara. Obligándole a contemplar su polla erecta, babeante, de glande rojizo de todo lo que le había estado sobre estimulando. Manchando tanto sus abdominales como los míos con una suave capa de líquido, excitación pura y destilada

-Me voy a correr dentro de tí, Victor...Y quiero que veas como te vas a correr en cuanto lo sientas, ¿vale?- le dejé un par de besos por el rostro- Porque eres un marica-

-No...No soy gay-

Por un segundo volví a estar en esa galería de cristal, escuchando a Miguel decir eso mismo. Con el mismo miedo en su voz, con el mismo sentimiento de culpa. Con la misma negación.

Entrecerré los ojos, ¿era bueno que eso me excitara tanto? ¿Que excitara que me lo negara mientras tenía mi polla en su culo, la suya erecta y una de mis manos aún entrelazada con la suya?

-Lo eres...Lo eres- dije, reclamando su boca en besos suaves- Te gusta que me corra dentro-

Iba a volverlo a negar, pero mi mano en su nuca le corto. Volví a levantar el pecho, notaba los cosquilleos en la base de la polla. Ya venía, ya venía.

Aspiré con fuerza, Víctor tenía los ojos abiertos de par en par… Y entonces le llené de fuego, no las pude ver, pero fueron de las corridas más extrañas que había tenido hasta la fecha: le llevaba follando tanto tiempo y tan lento, para que su derrota se cociera al fuego lento, que mi propia corrida salió de forma casi constante. Mansa

Victor empezó a respirar con fuerza, y entonces sentí los apretones en la polla por su parte y solo un segundo después él también comenzó a correrse de la misma forma, lenta y constante. Haciéndole gemir de placer

Curioso, pensé

Nunca me había gustado que me pringaran con corridas, pero esa ocasión merecía la pena… Y además aún tenía que ducharme y vestirme para la fiesta de esa noche

-Ves, Victor…Te ha gustado-

Me separé de él, evitando que su corrida me manchara más de lo que había hecho. Me levanté. Y le miré desde arriba, estaba totalmente derrotado. Ahora ya no tenía nada a lo que agarrarse, y esperaba que eso le hiciera más dócil. Aunque algo me decía que seguiría necesitando lecciones.

Suspiré

-Venga, Víctor, vamos a ducharnos…- dije, tendiéndole la mano, Victor estaba totalmente tendido en la cama, las piernas cayendo del borde, todo su atlético y fibrado cuerpo rendido, me miraba con los ojos entrecerrados-Vamos- repetí, más enfadado

Victor esta vez reaccionó, levantándose y yendo hacia la ducha. Ignorando mi mano. Me encogí de hombros. Iban a ser necesarias más lecciones

-Mientras, Víctor… Veme repasando lo que quiero que hagas esta noche en la fiesta- aspiré el aire de esa habitación con suavidad

Olía a sexo, olía a victoria

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Fran

Entré al enorme local detrás de Jose, totalmente engalanado y envuelto en el aroma de la colonia que me había prestado.

Ya estaban casi todos. Iba a ser una fiesta grande. Giré sobre mí mismo, media cabeza más alto que casi todos en esa sala, y al fondo en un reservado reconocí a varios de los chicos de Absoluto.

Removí el cuerpo intranquilo, sintiendo varias miradas converger en mí a la vez, pero sin poder  determinar desde donde. Como siempre, en cada fiesta, todo el mundo ya empezaba listar sus objetivos de la noche.

Esas fiestas podían ser armas de doble filo, sobre todo porque varios venían concentrados desde fuera de Madrid y dormían en un hotel cercano. Éramos un montón de chicos y chicas deportistas, y con las hormonas revolucionadas. No solía hacer falta demasiado alcohol, que solía estar muy controlado por los entrenadores, para que la gente se soltara

Menos mal que David quedaba lejos de todo esto. Sin verse expuesto

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Hola. Lo primero es que siento no haber podido publicar la semana pasada, me fue muy difícil sacar hueco. En este en concreto, que veréis que es largo, en realidad he fusionado, más o menos, el de la semana pasada y el de esta; cortando algunas cosas para aligerarlo. Al final me he tenido que ir a publicar al domingo, tengo que repasar un poco mi planificación para organizarme mejor estos días, un punto en el que tengo que trabajar. Pero bueno, en este el sexo se equilibra al resto de niveles, creo. Espero que os guste. Tenéis la respuesta a vuestros comentarios en el relato anterior. Y como siempre os animo a comentar, me ayudais a mejorar cada relato un poco más. ¡Gracias a todos por leerme!