MCP XI: El peso de la confianza

En el MCP quedarse a entrenar por las tardes tiene su recompensa. Estar en un reciento casi vacío con nadadores jóvenes y en perfecta forma física tiene más ventajas que las competitivas... Aunque a veces haya sorpresas inesperadas, para bien y para mal

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Mateo

-¿Me verás competir?- me preguntó Eloy mientras buscaba con su boca la mía, en las duchas-¿Este sábado?-

-Eloy...Isma y Rubi- dije respirando contra sus labios, las manos de Eloy fueron a mis caderas y me pegaron a él, sentí su miembro semi endurecido apretarse contra mí

-Tranquilo- me dijo, la punta de su lengua me repasó el labio inferior, para luego mordisquearme la barbilla-Estoy pendiente-

Y eso era verdad. Eloy parecía saber siempre dónde estaba todo el mundo, atento siempre a todo a su alrededor. Me parecía increíble e imposible, no entendía cómo era capaz de tener su atención dividida en tantos frentes. Yo era incapaz de prestar atención a nada más, totalmente absorbido por sus ojos caoba ardientes.

Mis manos fueron a los fuertes hombros de Eloy, mientras disfrutaba de sus besos lentos y gentiles; tan suaves que me volvían cada más adicto a ellos. Eran como pequeños refugios a la sombra y a salvo del sol abrasador que era en el resto de aspectos.

Su cuerpo, atlético y puro músculo endurecido, se pegó al mío, mis dedos resbalaron por su marmórea superficie. Recorrí los tendones cayendo hacia los brazos, de músculos alargados más que voluminosos, como el resto de músculos de su cuerpo, pero que aún así se hincharon cuando, imitando mis movimientos, Eloy comenzó también a palpar y explorar mi cuerpo

Le masajeé los biceps, pasando luego a su pecho, donde busqué sus pezones erectos y endurecidos, pellizcándolos con suavidad. Haciendo que Eloy cortara los suaves besos, aspirando entre dientes y luego hundiendo la cara en mi cuello para mordisquearlo. Sus manos fueron a mis glúteos y me los masajearon mientras los apartaban y un cuidadoso dedo comenzaba a tantear la entrada, buscando penetrarla con dulzura

-Me encantas- me susurró de nuevo en mi boca, haciendo que respirara su fresco aliento de lo cerca que se quedaba- Me pone muchísimo que te guste esto- e hizo un pequeño gesto abarcando la ducha grupal y seguramente el riesgo cierto de que nos pillaran

Pero como siempre, Eloy acabó demostrando tener todo bajo control. Me besó de nuevo, rápido. Se separó y me guiño un ojo

-Agua fría, Mateo- me dijo sonriendo, excitado- Ya vienen, corre-

Sus manos me dejaron ir y me dio el tiempo justo para darme la vuelta para evitar que Isma y Rubi se dieran cuenta de cómo mi polla comenzaba a alzarse. Abrí la ducha de golpe, directa en el agua fría y contuve las ganas de dar un salto para salir de ella.

Eloy se giró para hablar con sus amigos, yo era incapaz. Respiré con dificultad, ¿de dónde venía ese autocontrol que parecía tener? ¿Esa capacidad de cambiar de registro tan rápido? Me arriesgué a mirar de reojo, Rubi estaba hablando con él en el centro. Eloy ya no tenía ningún rastro de bronceado; casi después de dos meses de acabar el verano, era tan pálido como yo. Y eso le hacía resaltar con el moreno natural de Ruben.

Quitaba el aliento

Sabía que Eloy me había dado la espalda a propósito. Tenía una mano en la cintura y desde su brazo y hombro la espalda se flexionaba. El bíceps estaba algo hinchado, marcando desde atrás fibroso y enjuto. Y su hombro redondeado bajaba en una nudosa red hasta el dorsal, terminando en un culo que por lo poco que había podido explorar era totalmente duro.

Y frente a él Ruben, que era más delgado que Eloy, más cercano a mi constitución, poco tenía que hacer. Quizá en solitario, con sus ojos almendrados y sus largas pestañas oscuras Rubi podría haber llamado la atención. Pero aunque marcaba más precisamente por ser más delgado, Eloy incluso de espaldas le superaba. Sí, había un estómago surcado de abdominales, unos pectorales pequeños y unas piernas torneadas. Pero eso era lo mismo que cualquiera que entrenara al nivel al que pedía el MCP tenía. Incluso Isma, el más musculoso de los tres, estaba también por debajo, nada comparado al proporcionado cuerpo de Eloy

Terminaron de hablar

Eloy se giró directamente hacia mi. Sus ojos captaron los míos, sabiendo que no había podido evitar fijarme en él. Aprovechando que estaba de espaldas a Rubi y a Isma me lanzó un suave beso, sus ojos convertidos en dos brasas cargadas de deseo. Luego se ladeó para fijarse en Rubi y volvió a ser hielo. Distante. Inalcanzable. Excitante

-¿Te vienes a entrenar?- me preguntó Rubi, con una sonrisa amable

Desperté de golpe, de vuelta al mundo. No, no podía. Llevaba un par de días intentando acercarme a David para quedarme con él a nadar, pero no había podido sacar hueco. El lunes Isma me había llevado a la cafetería y me había inundado a libros y artículos sobre técnica de natación, el martes el propio Eloy me había arrastrado a una de las habitaciones de la residencia y ayer el propio Rubi se había quedado a explicarme algunos ejercicios en la piscina de flujo continuo. No podía sacar tiempo. Pero tenía que hablar con él. Competía el próximo sábado, en la Liga de Invierno, y apenas había podido hablar con él desde que había aparecido golpeado

Era mi amigo

-Yo, bueno en realidad pensaba…- empecé algo inseguro, porque los tres me estaban mirando ahora

-Claro que se viene- Isma le pasó el brazo por los hombros a Eloy- Ahora que hemos cogido una rutina de entrenamientos no hay que perderla-

-En realidad yo querría quedarme con…- seguí de nuevo pero ahora fue Eloy el que intervino, rompiendo su costumbre de quedarse al margen

-Vente, Mateo… Así te puedo explicar un par de ejercicios que te vendrán bien- su rostro era una máscara inexpresiva, pero sus ojos ardían- Aquí el gallego te ha dado documentación pero sin contexto- dijo, sonriendo de lado, pasó su mano de forma distraída por su estómago plano, se giró para mirar a Isma- Le vas a confundir-

Isma se rió, contrayendo su musculoso cuerpo al encogerse de hombros con el brazo aún por los brazos de Eloy. Rubi me miraba con calma, como siempre de forma cercana y amable

-Es el chico prodigio- dijo como defensa, se giró ladeando la cabeza hacia Eloy, le dió un suave puñetazo con su brazo libre en el estómago, rebotando contra la dureza de mármorea del cuerpo de Eloy- ¿Y ese interés por los ejercicios de Mateo? ¿Has dejado de ser un rancio?-

Eloy se encogió de hombros, su mano ahora acariciando de forma distraída su polla. El puño de Isma aún sobre su estómago, el redondeando brazo del gallego cruzando parte de su pecho, ladeando su musculoso cuerpo por la postura, pegándose a la atlética figura de Eloy. Tragué saliva, sofocado

-Los dos os habéis quedado a entrenar con él…- me miró de reojo, sonriendo de lado- Solo quiero ver a solas que tal lo habéis hecho-

A solas

Respire hondo. Serenándome. Buscando la fuerza de voluntad necesaria para imponerme. Me pasé la lengua por los labios, dudando. Quizá… Quizá podría entrenar hoy con ellos y coger a David al final de su entrenamiento extra. No sería tan malo, estaríamos cerca en otra calle. Podría luego verle con facilidad

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Miguel

Baja ahí y entrena con él, pensé apretando con fuerza la baranda con las manos

No hice nada. No me moví. Mis pies clavados en el suelo. Mis manos, atenazadas por la crispación, incapaces de soltarse. Mis ojos sin poder apartarse de él tras el cristal de las galerías superiores. Apreté los dientes. Sintiendo una horrible presión helada en el pecho

Era puro miedo

David estaba nadando solo. Sin Mateo. Sin mí. Sin nadie. Repitiendo una y otra vez los mismos largos, los mismos ejercicios complejos. En una calle de las semiolímpicas. Entera para él. A su alrededor el resto atestada de personas de los cursos para adultos, e incluso otros nadadores en grupo con sus propios ejercicios

Eres un cobarde

Pero tampoco me moví. De nuevo me quedé quieto. Y de nuevo me quedaría ahí como todos los días anteriores. Mirando a David entrenar solo y luego irse a los vestuarios con el rostro tranquilo, pero los hombros algo hundidos

Tenía tanto miedo. Tanto. De recordar en sus ojos ese beso, de verme de nuevo en ese silencio, de sentir el horrible dolor en el pecho. De sentirme desnudo, vulnerable, expuesto. Mi cuerpo empezó a temblar de forma suave, mis propios músculos luchando entre ellos para no salir corriendo de allí. Para no darle la espalda definitivamente

No había leído aún su mensaje, había archivado el chat y apenas había abierto whattsapp, varias docenas de notificaciones acumuladas que ni sabía si eran nuevos mensajes de David o si eran de otras personas. Totalmente paralizado de pies a cabeza, mi mente congelada en un momento que no se acababa. En los segundos tras el beso, recreados mil veces al día en mis pensamientos. Vencido cualquier esfuerzo por olvidarlo, por superarlo, por ignorarlo, por aceptarlo

Pero qué suaves habían sido sus labios… Firmes, pero tersos. Que atrayentes habían sido sus ojos celestes en esos momentos, cansados pero brillantes y felices por las bromas. Que duro había sentido su cuerpo, delgado pero recubierto de músculo, al rozarme con él, al empujarme contra él. Y que valiente había sido cuadrándose de hombros frente a Víctor, sin dar un paso atrás.

Y que idiota había sido yo besándole

Y que idiota estaba siendo ahora incapaz de hacer nada, totalmente fuera de juego. En KO técnico

Su rostro, precioso, aún estaba marcado pero cada vez de forma más leve. Era aún evidente y lo seguiría siendo durante días que se había metido en una pelea, pero a David no parecía importarle. Era una roca. Era todo lo que yo no era. No podía estar a su altura. No podía tenerle cerca

Me sentía miserable

El terror a su rechazo me paralizaba, la posibilidad de que todos se enteraran me torturaba por dentro. De que todos supieran el secreto de mis pensamientos, lo que guardaba dentro, en lo más hondo. Oculto, en lo personal y profundo, de la vista del resto del mundo. De mis padres, de mis amigos, de mis compañeros. De todos. Por tanto tiempo… Pero ya no de David, ya no

Tenía miedo. Tenía miedo a dar un paso y enfrentarme a ello. A lo que fuera. A su rechazo, a su apoyo, a su condescendencia, a su inactividad. A cualquier cosa. Buena o mala. No la quería. No la deseaba. No necesitaba saberlo, no necesitaba vivirlo. Quería con tanta fuerza volver atrás en el tiempo que me paralizaba entero

Quería volver a mis miradas discretas en el vestuario, a mis fantasías, a la irrealidad de lo potencial, a estar en la distancia. Protegido, a salvo, solo en la seguridad dentro de mi cabeza. Sin que nadie lo supiera. Sin que nadie lo esperara. Sin que nadie sospechara.

Feliz y a salvo

Pero… Pero quería estar con David. Quería hacerle ver que no estaba solo. Decirle lo valiente que había sido al encararse a Víctor, lo seguro que me había sentido a su lado. La fuerza que despedía, lo bien que me hacía sentir… El calor que me recorría la piel cuando me miraba, la alegría que me daba cuando sonreía y el cosquilleo que me provocaba su risa.

Quería ser para él y de él. En todo. Un universo pequeño pero placentero… Pero no así, no así. No con ese silencio de hielo de mis recuerdos, duro e impenetrable como un muro que me aplastaba con su peso; liso e inmaculado, como un espejo que reflejaba todos mis miedos. Acusador, doloroso, físico, real, inevitable, paralizante

Tengo que bajar a entrenar con él

Y de nuevo me quedé parado

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Mateo

Mis planes de poder estar cerca de David se deshicieron cuando me encaminaron a los sótanos. Pero me distraje en cuanto, al pasar al lado de un sótano en particular, Eloy me dió un suave golpe en el hombro mientras se inclinaba de forma disimulada a mi lado

-Recuerda ese sótano, cuando acabes ve allí- me susurró, y me dejó un suave beso en la sien antes de erguirse y adelantarse para unirse a la conversación con el resto

Tras cruzar por algunos angostos pasillos que aún me confundían un poco, subimos las escaleras que conocía y acabamos de nuevo en la sala de piscinas de flujo continuo. Solo que en aquella ocasión no estábamos solos, había varios chicos rodeando las piscinas, con el segundo entrenador paseando entre ellas. Eloy y Rubi actuaron con normalidad, saludaron y se fueron directo a pequeños vestuarios adyacentes. Tras un segundo de duda Isma me empujó con suavidad para que les siguiera

-Pero ya están ocupadas- dije mirando hacia atrás, en esa nave solo estaban las piscinas, materiales y poco más

-Es normal, conforme se acercan las competiciones de verdad cada vez es más difícil encontrarlas solas- se encogió de hombros, ya se estaba sacando la camiseta que llevaba, dejando su torso al aire mientras andaba- Pero ya lo sabíamos, nos turnaremos según nos vaya diciendo el segundo entrenador-

Miré hacia mis pies. No me hacía mucha gracia tener que estar con esos chicos, eran de Absoluto. Apenas había hablado con ellos, salvo en ocasiones sueltas o competiciones. Me sentía inseguro entre ellos, fuera de mi zona de seguridad. Pero cuanto entré en el vestuario y vi a Eloy desnudarse con movimientos me distraje de nuevo, haciéndome sentir en parte más seguro.

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Fran

Tenía que confiar en David. Él me había pedido espacio, tiempo para que pudiera calmar los nervios por la pelea. Y yo tenía que dárselo. Si quería que fuera mi novio, tener una relación con el, tenía que aprender a respetar eso. Tenía que aprender a estar lejos de él

Pero me estaba costando

David me seguía hablando, por mensajes o en las raras ocasiones que podíamos hacerlo en persona, pero le notaba más apagado y distante ¿Sería por la pelea? Ojalá pudiera saber quien le había puesto la mano encima, me daba igual que fuera del Carranza-Pío o no; tenía tanta ira acumulada en el pecho. Tanta frustración. Que necesitaba dejarla salir de alguna manera

Nadie pega a mi principito

Conforme los días iban pasando mi humor empeoraba. Yo me lo notaba. Pero no podía hacer nada. Desde verano me había acostumbrado al contacto casi diario con David, y no solo por mensajes. Me sentía muy bruto reduciéndolo a eso pero… Pero necesitaba follar con él.

Necesitaba tener intimidad física con él. Me quemaba el pecho. Y no se si era porque era el tiempo más largo que llevábamos sin nada o porque me estaba fijando demasiado en su ausencia, pero tenía unas ganas cada vez más crecientes de tenerle entre mis brazos. De poder sentirme dentro de él, lleno de mí. De besarle. De susurrarle al oído todo lo que me pasaba por la cabeza, vaciándome entero. Esperando que él hiciera lo mismo

Nece...Necesitaba hacerle el amor

Apreté los dientes. Tenía que concentrarme. Tenía que nadar. Por eso cuando Jose propuso reservar las piscinas de flujo continuo casi di gracias al cielo, no había caído en ellas. Ahora el cañón del agua golpeaba mi cuerpo a la máxima potencia, con el arnés tenso en mi espalda. Estaba descontrolado. Estaba soltando todo lo que tenía dentro en esa piscina, contra esa corriente. La estaba destrozando a cada golpe de manos y de piernas. Y me sentía bien, por primera vez en esos días sin mi chocolatina, me sentía relajado y agusto. Mi cuerpo estaba centrado en ello

Mi mente eso sí era otra cosa muy distinta

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Mateo

-Fran está a tope- comentó uno de Absoluto mientras salía de su piscina, chorreando agua desde el arnés, resollaba

El segundo entrenador asintió complacido. El resto de chicos de Absoluto soltaron algún comentario de ánimo que por el ruido del agua y el motor quedaron ahogados. Me acordaba de ese chico, había estado en Zaragoza compitiendo. Era el que había sido amable conmigo. El mismo que me había pillado saliendo de la habitación de Eloy en el hotel

Si alguna vez quieres hablar de ello…

Respire hondo. Decidiendo centrarme. Se suponía que me tocaba turnarme con él en la piscina pero no parecía dar muestras de cansancio. El resto ya estaba en el cambio. Varios de Absoluto estaban andando alrededor de las piscinas, con la respiración agitada y buscando carlmarla poco a poco… Fran no parecía siquiera dispuesto a bajar el ritmo

Era alto. Y fuerte. Tenía que serlo, no solo porque era evidente al ver los redondeados brazos partir el agua, o la curtida espalda cubierta por el arnés; si no también porque la cuerda unida al poste estaba tensa y su motor hacía con diferencia el ruido más alto de todos, con el agua agitándose como loca. Debía estar a la máxima potencia, ni siquiera Eloy nadaba contra una corriente tan fuerte, y aún con todo ello Fran forzaba a cada ciclo la cuerda, en suaves tirones. De no ser por ella llegaría hasta el fondo de la piscina, era algo impresionante

El de Absoluto que había hablado se puso a mi lado, seguía chorreando agua. Era uno de los mayores. Me sonaba de Zaragoza también. Me puso una mano en el hombro, estaba jadeando y se había aflojado el arnés para respirar mejor. Su fuerte pecho me rozaba la parte alta de los hombros, y una fina cascada de agua clorada me baño entero cuando me usó como punto de apoyo

-Mira que me jode cortarle…- jadeó- Porque llevaba días distraído…- aspiró aire con fuerza estirando el brazo- Pero se está forzando demasiado-

Su mano se cerró sobre la tensa cuerda y dió dos tirones suaves pero firmes. Fran paró de inmediato de nadar, apoyando los pies y alzándose. Fue como una especie de titán emergiendo del agua.

De cuerpo atlético y fibroso, con ríos de agua cayendo por toda la espalda cubierta y hacia la cintura, que quedaba medio palmo por encima del nivel de agua de lo alto que era; su figura se recortó fuerte contra el agua.

Sus manos fueron al gorro y las gafas, subiéndoselas y tensando unos brazos que ya estaban congestionados por el esfuerzo y en donde se le notaban un par de venas marcadas, sin parecer dar a basto con todo el oxígeno que ese cuerpo imponente necesitaba para funcionar

-¿Qué?- preguntó de forma seca, girándose, parecía de mal humor y eso me cohibió, no parecía el chico amable que había sido en Zaragoza

Girado impresionaba más. Era ancho de hombros, pero de cintura más estrecha. El arnés le marcaba la forma de los pectorales y dejaba al aire un estómago plano de piel canela que se estaba contrayendo y expandiendo al ritmo de su respiración. Agitada pero no desfallecida como la del resto

-Es su turno- dijo su compañero, su mano en mi hombro me apretó otro tanto

Fran clavó sus ojos avellana en mí, tenía el rostro serio. Pero entonces sus cejas se alzaron, pareciendo reconocerme. Su rostro se suavizó. Luego la cuadratura de sus hombros se rompió un poco como si estuviera repentinamente cansado

-¿Mateo, no?- aventuró, acercándose al inicio de la piscina, asentí, pareció que por un momento dudaba de preguntarme algo pero tras mirar alrededor simplemente se subió al borde- Dale-

-Bájale el motor- indicó el segundo entrenador- Si nada contra esa corriente le aplasta-

Di gracias internamente y me metí en la piscina mientras desenganchaban el arnés de Fran de la cuerda y la unían al mío. Eloy nadaba con fuerza a un par de piscinas de distancia. Yo asentí con fuerza y me metí dentro, dispuesto a darlo todo también. Para impresionarle a él y a todos. Pero sobre todo a él

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Miguel

-Hola- la voz me sobresaltó, una persona se apoyó de codos en la baranda, reclinando su cuerpo

Me giré y se me secó la garganta. Era el chico que nos había visto a David y a mí en el vestuario, que nos había visto besándonos. Que me había advertido que tuviera cuidado con lo que hacía. Que sabía mi secreto también. Me separé para alejarme de ahí, expulsado por una corriente de frío gélido que me recorrió entero; como si me estuviera enfrentando a una ventisca

-Soy bisexual- dijo él, con calma, mirando al frente- Y tú eres gay-

Esas dos primeras palabras me golpearon con fuerza, pero las cuatro siguientes me destrozaron por completo. Empecé a respirar con fuerza, mi cuerpo ya sin ganas ni fuerzas para salir corriendo. Intenté hablar, pero solo me salió un farfulleo incomprensible. Titubeante. Lleno de miedo. Y sobre todo lleno de confirmación

Giró el rostro, para mirarme con la cabeza ladeada. Sus ojos oscuros en realidad no eran negros, como había pensado, ahora que giraba la cabeza y la luz le daba de lado podía verlo mejor: eran de un verde oscuro, como el de una botella de vino. Tranquilos y serenos, pero que me miraban con curiosidad.

Su rostro era de piel blanca, de rasgos afilados y aristocráticos; bien dimensionados. Con los laterales del cabello cortos, pero más largo en la parte superior de la cabeza, dejando ver unos suaves rizos cortos. Llevaba el chándal oficial del MCP, con la chaquetilla ligeramente abierta

-Yo… yo no…- empecé

-Y te gusta David- siguió, entornando en parte los ojos, estudiando mis reacciones

-Yo.. yo no…- no pude continuar

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Tranquilo, tu secreto está a salvo conmigo-

Ahora solo pude mirar hacia abajo, totalmente paralizado. Se giró del todo hacia mí. Nos quedamos callados unos segundos, yo intenté controlar mi respiración. Evitar que fuera tan evidente, tan delatora. Evitar inculparme sin siquiera tener oportunidad de abrir la boca y decir algo, totalmente expuesto en dos simples frases

Intenté negarlo, juro que desde el fondo de mi corazón intenté reunir las fuerzas suficientes para negarlo. Dispuesto a mantener mi secreto, a protegerlo. A dejar que me envolviera para poder seguir sintiéndome a salvo… En vez de eso, solo pude negar lentamente con la cabeza mientras un sollozo de impotencia me recorría todo el cuerpo. Era penoso hasta en eso. Enfrentado a lo inevitable, en un simulacro de cómo sería con David, fracasaba miserablemente. Un velo de lágrimas me cubrió ambos ojos

-Eh...eh…tranquilo- dijo su voz era suave y serena, como un mar de noche y en calma

-No...no soy...gay- solo acerté a decir, entre hipidos penosos, toda mi fachada derrumbándose, colapsando sobre si misma

-Eres gay- me repitió con suavidad- Eres gay-

Volver a escuchar esos de sus labios hizo que las lágrimas desbordaran mis ojos, cayendo a mares por mi rostro agachado, avergonzado. Un dolor punzante me recorrió entero, era como si alguien intentara arrancarme algo del pecho. Lo conocía, eran mis secretos, enraizados por todo mi ser, siendo sacados a la fuerza de mi cuerpo

-Te vi aquí y pensaba que era buena idea hablar- se inclinó hacia mí- Me preocupo por ti: ten cuidado con lo que haces- me susurró, me hizo alzar el rostro hasta que entre las lágrimas solo pude distinguir su oscuro y profundo verde- ¿Quieres hablar de ello?- uno de sus dedos me recorrió la barbilla, rozando la parte baja de mis labios

Estaba al borde de un ataque de pánico. Estaba empezando a hiperventilar, miré a mi alrededor pero la galería estaba desierta. Solo estábamos ese chico y yo. Ese chico que sabía mi secreto, que me había expuesto ante mi mismo. Mostrando todas mis debilidades en apenas un par de frases. Era demasiado, me aparté un paso. Su mano me dejó ir, quedando por un segundo entre ambos, en el aire

Me agarré a la baranda, respirando de forma entrecortada en una mezcla de jadeos y sollozos. Un calor sofocante me subió a la cabeza, mientras todo mi cuerpo parecía quedarse frío y sin fuerzas. Eso era. Eso era lo que era sentirse expuesto ante alguien. Indefenso. Sin secretos. Vacío de todo sentido… Eso es lo que sentiría con David

El chico me miraba con el rostro ladeado, dándome espacio. Pero yo necesitaba salir de ahí. Necesitaba escapar. Necesitaba ir a un sitio donde no hubiera nadie que supiera mi secreto. Intenté hablar, pero solo me salió un sollozo entrecortado. Así que simplemente me dí la vuelta y salí corriendo, desesperado. Empujando las puertas dobles del extremo opuesto de la galería y echando a correr sin saber bien a donde, dispuesto a ir donde fuera y hacer lo que fuera para no sentirme de esa forma: desnudo a la fuerza, como si alguien hubiera forzado el interior de mi corazón. Y lo peor es que ese alguien había sido yo mismo

Escapé

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Héctor

Le contemplé con ojos impasibles mientras se iba. Había sido duro para él. Pero también había sido necesario. Me giré de golpe, fingiendo una cara de sorpresa y preocupación que no sentía. Guille vino corriendo desde el otro lado de la galería, su cara si que era un fiel reflejo de la verdadera preocupación

-¿Qué ha pasado?-

-No se, yo creo que…- negué con la cabeza- Creo que no se acepta- le miré directamente a los ojos

Guille se pasó una de sus amplias manos por su pelo rapado. Preocupado. Le había contado, en confidencia, lo que había visto en el vestuario, omitiendo detalles temporales que le llevaran a situarme en la misma tarde del altercado de David con Víctor. Le había pedido ayuda, azuzando el carácter amable y dócil de Guille: uno de los novatos del MCP había sido rechazado por un amigo. Y estaba dentro del armario. Solo nos tenía a nosotros

La idea había sido hablar con él, hacerle ver que había más chicos atraídos por los chicos en el MCPy que se sintiera en un espacio seguro. Primero conmigo y luego presentándole a Guille, reforzando su seguridad y haciendo que pudiera contar con nosotros. Había sido un fracaso. Aunque claro, en realidad había salido tal y como esperaba.

Fingí pensar a toda velocidad

-Tienes que hablar con él- le dije, cogiéndole del brazo y por un segundo distraído por lo fuerte que era en realidad, Guille clavó su mirada acerada en mí, asintiendo

Intentó seguir al chico pero le paré. Necesitaba que se hundiera más, no podía correr riesgos. Me fue difícil contener el musculoso cuerpo de Guille, pero finalmente me hizo caso

-Así no, Guille- me pasé la lengua por los labios, fingiendo de nuevo pensar- Debe estar hecho un manojo de nervios, necesita espacio- inspiré aire- Creo que compite este sábado contigo en la Liga de Invierno…- asentí- Yo estaré en el Campeonato de las Escuelas Pías pero coincidiremos en la fiesta… Y él estará allí, también- me pasé una mano por el pelo- Creo que será mejor hablar con él allí-

Guille no estaba convencido. Miró por encima de mi hombro. Pero luego sus ojos se clavaron en los míos y, asintió de nuevo confiando en mí.

Por un segundo mi mente se permitió procesar de verdad lo que acababa de hacer, lo que le había dicho a ese chico. Me estremecí por dentro. Luego mis ojos se desviaron por la galeria, viendo a David descansar sentado en el borde, solo, y en seguida esos pensamientos quedaron aplastados por otros.

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Fran

Mateo. El amigo de David. Quizá el si supiera lo que había pasado, quizá él si me pudiera dar alguna pista, saber que le pasaba a David por la cabeza. Darme algo con lo que poder actuar, poder acercarme… ¿Sabría lo nuestro? ¿David se lo había dicho? Nunca lo había mencionado, creía que no. Y eso era lo que me retenía, ¿cómo podía acercarme? ¿Cómo poder preguntarle?

Pero, ¿tenía siquiera derecho a hacerlo? ¿A obtener información así? No, David se merecía que fuera mejor que eso. Tenía que confiar en él. Me lo tenía que contar él. Tenía que construir esa confianza incluso aunque él no estuviera allí para verlo, ni nunca fuera a saberlo. Tenía que estar a la altura de ser su novio, o su futuro novio. Tenía que respetarle

Era frustrante, tan frustrante, porque yo si tenía secretos con David, pero eran por su bien. Me sentía un mar de contradicciones

El chico acabó su tiempo, jadeando. Yo estaba sentado en el borde, distraído hablando con Jose, que estaba comentando el Campeonato de este fin de semana. Era importante. Las Escuelas Pías eran de los pocos que quedaban antes del Campeonato de Madrid, que marcaba el final de la mitad de la temporada. Era necesario sacar una buena marca para asegurar la plaza en las primeras series

Pero eso no me importaba, no ahora al menos, con mi cabeza llena de pensamiento con David

Mateo salió jadeando, y centré mi atención de nuevo en él. No nadaba nada mal, normalmente el cañón de agua a media potencia debería haberle drenado las fuerzas. Era muy duro nadar contracorriente. Pero no solo había aguantado, si no que Isma habái tenido que avisarle para que no se excediera en tiempo. El chico estaba jadeante, pero feliz, y vi que se sintió incómodo cuando Rubi e Isma, y varios de Absoluto, le felicitaron. Parece que no estaba acostumbrado a ser el centro de atención

Es un buen chico

Eloy terminó el último, consumiendo todo el tiempo también. Nada más acabar salió para ceder el turno, paseó su mirada por la sala de forma casual pero en seguida se centró en Mateo. Era evidente, al menos para mí. Eloy le miraba de una forma que me recordaba a como yo miraba a David, al menos al principio. Cuando era pura pasión

Recordé cuando Mateo había salido de la habitación de hotel de Eloy, oliendo a sudor y sexo; cuando me había ofrecido a fingir que nada había pasado y ofreciéndome a hablar con él de ello si lo necesitaba. Nunca me había preguntado qué le iba a Eloy, pero creo que había tenido alguna que otra novia en otros clubes. Creo. Suspiré internamente, me fijé en Mateo y en la forma que miraba a Eloy, él sí me recordó a la forma en la que yo miraba a David ahora, cuando estaba totalmente rendido a él

Entorné los ojos, pensando a través de ellos en mí mismo

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Mateo

Nos turnamos varias veces más, cada una haciéndoseme más dura que la anterior. Pero no me quejé en ningún momento, pese a que me sentía inseguro rodeado de todos esos nadadores mucho mejores que yo. Sobre todo compartiendo turnos con Fran. El universitario de Absoluto parecía incombustible, forzaba al máximo el motor y la cuerda, su cuerpo parecía no agotarse. Y me sorprendí admirando su fortaleza y su técnica, de lo impresionado que estaba

Por suerte justo cuando no me iba a quedar más remedio que pedir que me bajaran un nivel el cañón de agua, el segundo entrenador dió por finalizado el entrenamiento. Lo hizo de forma progresiva, haciendo que primero se recogiera la gente de Absoluto y luego nosotros. Y también de forma escalonada dentro de cada piscina. Fran y yo fuimos de los últimos, solo quedaban otros dos chicos de Absoluto

El vestuario de esa nave era muy pequeño, otra razón para cambiarnos de forma escalonada. Y las duchas eran totalmente compartidas, de hecho eran solo alcachofas contra la pared. Cuando me quitaron el arnés Eloy se estaba acabando de vestir, cuando me vio llegar hacia las duchas me devoró con los ojos mientras se ataba las zapatillas. Éramos tan pocos, y ya habían salido Rubi e Isma, que pareció no importarle tanto ser tan descarado.

Compuso de nuevo su bolsa de deporte y se la cruzó al pecho, se despidió de Fran con un saludo de antebrazo. En mi caso simplemente me miró de arriba abajo, de forma lenta y por todo mi cuerpo, y cuando Fran ya iba hacia la ducha me dió un suave apretón en el codo mientras su boca silabeaba en silencio: sotanos. Se fue con calma, sin girarse y envuelto en su aura tranquila y distante habitual

Suspiré. El segundo entrenador se quedó en la zona de las piscinas deshaciendo los arneses y haciendo un mantenimiento básico en los motores.

Fran puso ambas manos contra la pared. Agachando un poco la cabeza y flexionando la espalda para que el agua pudiera golpearle en la nuca y caer por toda su rocosa superficie. Cerró los ojos y se quedó callado. Respirando con calma

Seguía pareciendo de mal humor, aunque cuando me puse a su lado y entre abrió los ojos sonrió de forma leve, relajándose. Por algún motivo parecía caerle bien. Comencé a enjabonar mi cuerpo, algo retraído porque me parecía que yo no era más que un saco de huesos al lado de ese nadador alto y fuerte, más mayor que yo e infinitamente mejor en el agua

-Has nadado bien, Mateo- me dijo ladeando la cabeza para que el chorro le golpeara por un lateral, sus hombros se tensaron por el movimiento, sus brazos se hincharon ligeramente

Agaché la cabeza, cohibido

-Lo tuyo ha sido…- intenté corresponderle, pero en vez de terminar la frase solo me salió un bufido de admiración, lo que le hizo reirse

-Se te da mal recibir cumplidos- dijo, con suavidad, pareció dudar-¿Vienes de la Escuela, no? ¿Te adaptas bien?-

-Si- asentí, haciendo que mis manos pararan de enjabonarme, Fran me seguía mirando algo reclinado sobre su ducha, compensando la diferencia de altura pero a la vez haciendo más presente su cuerpo- Por suerte entré con compañeros, eso lo ha hecho más fácil-

-Me alegro- suspiró, parece que de nuevo había querido preguntar algo pero en el último momento se contuvo

Me sentí mal, porque creo que estaba queriendo ser amable y yo no estaba estando a la altura. Así que me decidí a seguir hablándole

-Pero es duro… Yo creo que estoy en una calle que no debería- dije en voz baja- A otros les han puesto en calles más medias… Y bueno, a uno de mis amigos le pusieron en el grupo de entrenamiento-

Tragó saliva, tensándose

-¿El chico del grupo de entrenamiento?- me preguntó con suavidad, casi de forma titubeante

-Sí, David- suspiré- Está entrenando ahora también, es de los que compite este fin de semana-

Fran se medio giró hacia mí. Su pecho se contrajo, sus pectorales pasaron a concentrar el agua en el valle de carne entre ellos. Sus caderas estrechas hicieron que su polla, flácida pero dificil de ignorar, se girara hacia mí

-¿Está entrenando ahora?- me preguntó, yo alcé las cejas sorprendido por la pregunta

-Si, bueno eso creo, solíamos entrenar a estas horas- miré hacia atrás, como buscando a mis compañeros- Aunque ahora entreno más con Eloy y el resto-

Fran se cuadró del todo, pareció que iba a salir dando una enorme zancada de la ducha, pero en el último momento se contuvo. Volvió bajo el chorro, ahora sí, extendiendo jabón en sus manos para empezar a recorrer su piel del color de la canela y el caramelo, dejando rastros de espuma blanca. Parecía algo abatido, yo no entendí nada

Volvió a hablar al rato, cuando yo ya me estaba aclarando

-Estás en la calle que te corresponde- dijo con suavidad- Eres muy buen nadador, por eso estás con Isma, Rubi y Eloy… Sois de lo mejor de Junior-

Miré hacia el suelo. Recordé lo que me había dicho, como me había encontrado saliendo del cuarto, semi desnudo. Si había un momento para buscar algo de guía a mis dudas era ahora, en ese momento. Inspiré aire con fuerza

-Me gusta Eloy- dije, sin meditarlo demasiado, dejando que durante unos segundos solo sonaran las duchas, me asusté- Como dijiste que…-

-Lo sé- me dijo, se giró del todo, sonriéndome con afecto, pareció un hermano mayor

Su torso estaba a la mitad enjabonado, pero la otra por estar girada era un surco de ríos y afluentes que se juntaban y deshacían sobre sus musculos alargados. Fran me sonrió

  • ¿Sabes si Eloy…?- dejó la pregunta en el aire

-Sí, creo que sí al menos- tragué saliva- Hemos hecho...cosas- me sonrojé mirando hacia abajo, Fran se rió por lo bajo- Pero yo nunca he… Nunca me habían gustado los chicos antes- me mordí el labio, quizá confesarle que solo me atraía Eloy, ya fuera de chicos o chicas, era algo demasiado fuerte- No se sí él y yo… Bueno, no sé si somos...- aspiré aire, sin saber seguir

-¿Novios?- preguntó con suavidad, se había acercado un paso, alcé el rostro hacia él, asentí- Es difícil de decir si no lo habéis hablado-

Agaché la cabeza. Esa era mi gran duda: qué era todo esto que me estaba pasando. Qué implicaba, qué esperaba Eloy de mí. Qué podía darle yo. Fran me puso una mano en el hombro, alcé el rostro, me volvió a sonreir de forma afectuosa, casi fraternal. Su gran mano me lo apretó con suavidad

-Hablalo con él cuando sientas que estás preparado- se inclinó un poco hacia mí- Yo también soy gay, Mateo...Y bueno, estoy en una situación parecida- alcé las cejas sorprendido de que ese tiarrón lo fuera también- Verás…- inspiró aire- Desde vera…-

La falta de ruido de los motores nos avisó de que ya habían acabado con todos. Fran se cortó, separándose. Justo a la par entró el chico veterano de Absoluto, totalmente desnudo. Miré al suelo. El chico solo se rió por lo bajo mientras se ponía al lado de Fran, en la ducha

Yo me centré en lo que me había dicho Fran

-

Fran

Mateo se cambió y se fue. Le miré de reojo. Le deseaba lo mejor, ojala pudiera ayudarle más. Si tenía más dudas podía acudir a mi, había sido muy valiente; espero que lo tuviera en cuenta. Recordé la forma en la que le había mirado Eloy, y la forma en la que le había mirado Mateo. Entrecerré los ojos

En cuanto desapareció José se giró en la ducha, sonriéndome pícaro. Nos habíamos quedado ya totalmente solos. Dejó que el agua le cayera desde el hombro por todo el cuerpo. Se estaba haciendo suaves pasadas por el estómago, ya sin apenas espuma. Me senté en el pequeño banco enfrente de las duchas

-¿Os ibais a enrollar?- preguntó con una sonrisa- Es guapete-

Suspiré, al parecer había visto lo justo para hacerse una idea equivocada. Miré a mi amigo

-No, Jose- dudé un segundo sobre si revelar que el chico era gay, preferí no hacerlo- Me preguntó una duda sobre los entrenamientos-

Jose entrecerró los ojos, sabía que no me había creído. Paró de enjabonarse y me miró, esta vez de forma seria

-Te hubiera venido bien, estás muy distraído- se encogió de hombros- Un buen polvo ayuda a focalizar- me volvió a sonreir- Al menos haberos hecho una pajilla juntos-

Me reí, negando con la cabeza

-Sí, Jose… Y contigo mirando desde la puerta, ¿no?- le miré- A ver si pillas ya con alguna y dejas de ir tan salido-

-No tío, en los sótanos… Allí se folla de puta madre… Tú lo tienes fácil, cabrón... Ya sabes las que se montan a veces ahí abajo con los chicos de los equipos- se encogió de hombros- Son un picadero, acabo de ver a Eloy y Rubi meterse a uno cuando he ido a dejar las cuerdas-

-Jose, ya sabes que yo no…-

Centrado como estaba en David mi cerebro tardó un segundo más de lo habitual en hacer click

-

Mateo

Me asomé tras la puerta del sótano que me había indicado Eloy. El cuerpo tenso y el corazón latiendo con fuerza. Dudé sobre si anunciar que había entrado, me parecía peligroso, alguien podía escucharlo desde el pasillo. Cerré la puerta a mis espaldas, cuidando de no hacer ruido

Avancé a semioscuras. Casi a tientas. Parecía un almacén de material y utillería, todo estaba lleno de altas columnas apiladas de material y cubiertas de tienda. En el fondo había lo que parecía unas colchonetas, con una luz encima, anaranjada y tenue. Avancé hacia allí, y comencé a escuchar un ruido sordo, algo apagado, que no pude identificar

Reflexioné en lo que me había dicho Fran. Sí, tenía que hablarlo. Reunir valor para preguntarlo. No era bueno dejar esa duda en el aire, al menos yo no tenía ni idea sobre las relaciones, ya fueran con chicos o chicas, así que tenía que intentar dejar las cosas claras desde el principio. Sería lo mejor…

O no… O quizá me había equivocado completamente

Al torcer la última columna de material me quedé quieto un momento. Confuso. Aturdido. Mi mente descodificando la imagen poco a poco, casi como si se desenvolviese en mi mente

Eloy estaba desnudo de cintura hacia abajo, sentado a horcajadas en la colchoneta. Sus fuertes y torneadas piernas blancas, flexionadas y tensas, sosteniendo su peso a pulso, extendidas y abiertas. Estaba de espaldas hacia mi, su fuertes dorsales flexionados para mantener la postura, su cabeza levemente ladeada mientras parecía que se pasaba las manos por el pecho… ¿Pero de verdad estaba a horcajadas? No, era evidente que no

Bajo él había un cuerpo semidesnudo, los pantalones bajados hasta las rodillas y la camiseta subida, pasada por detrás de la cabeza para quedar sujeta por la nuca. Su piel era morena, bronceada de forma natural. Los músculos de un cuerpo fibroso, delgado, se marcaban de forma visible. Y estaba cubierto de un suave sudor… Y al igual que Eloy tenía las piernas abiertas, solo que en su caso y por estar tumbado, su polla morena y dura horadaba sin parar a Eloy, penetrándole mientras ambos gemían por lo bajo.

Rubi sujetaba a Eloy por las caderas mientras se lo follaba a un ritmo endemoniado, mordiéndose el labio inferior, los ojos almendrados de largas pestañas oscuras entrecerrados. La cabeza recostada y algo ladeada, que se giró hacía mí en el momento en el que Eloy posaba las manos en su pecho y lo usaba como apoyo para aumentar el ritmo de la follada

Aunque era Rubi el que ejercía de activo las caderas de Eloy eran las que llevaban la acción. Ahora que se había apoyado con las manos en los pequeños pero duros pectorales de Ruben, tenía el apoyo suficiente como para comenzar a mover las caderas a un ritmo endemoniado. Penetrándose el mismo con la propia polla, haciendo que Rubi simplemente dejara caer las manos de sus caderas para estirarse todo lo que podía, suspirando de gusto mientras Eloy no paraba de aumentar el ritmo a cada embestida. Ahora comenzando un suave vaivén hacia delante y hacia atrás, haciendo que Rubi jadeara

-Joder Eloy, menudo calentón llevas hoy…- se cortó a mitad de frase por un jadeo quedo de dolor- Si que debes de tener ganas de que aparezca- se mordió el labio para contener un jadeo- Me vas a dejar seco antes de que llegue…-

-Yo tengo de sobra Rubi- dijo mientras aumentaba el ritmo- Fóllame más fuerte-

Eloy se echó del todo hacia delante, apoyando las manos a ambos lados de la cabeza de Rubi. Pude ver como su polla caía sobre el estómago de Rubi, totalmente dura y hasta creo que ligeramente húmeda por el líquido preseminal que estaba soltando.

Las manos de Ruben subieron por su torso, sin detenerse, de forma incomprensible, en los perfectos músculos de Eloy. Si no que directamente fueron a sus pectorales. Y ya conocía lo suficiente a Eloy para saber que lo que le arrancaba esos jadeos entre dientes: Rubi debía de estar pellizcando y acariciando sus oscuros pezones erectos. Eloy bajó el ritmo mientras jadeaba, a la par que Rubi recuperaba aliento y volvía a follárselo con ganas

Eloy puso una mano en el cuello de Rubén, se inclinó más y dejó un beso salvaje en su boca, como si quisiera succionarle la boca. Muy lejos del Eloy de besos lentos y gentiles que conocía. Vi como al retirarse Rubi hacía una mueca

-Me vas a volver a hacer sangre- dijo, y parecía enfadado de verdad- Y a ver cómo se lo explico a Carla-

Eloy se rió por lo bajo, pero no dijo nada. Se estiró y se sacó la camiseta del todo, quedando, ahora sí, totalmente desnudo. La dejó caer al lado de Rubi. Ahora, totalmente erguido, pasó a dejar trabadas las rodillas, dejando vía libre para que Rubén se lo follara. Y este aprovechó para bajar el ritmo

Ahora la imagen era más real si cabe. La piel marmórea de Eloy, que enmarcaba los músculos de su espalda, estaba tanto en penumbra como iluminaba en tramos por esa suave luz anaranjada. Sus brazos se hinchaban como locos, al igual que sus muslos. Los primeros porque había comenzado a masturbarse de forma rápida encima de Rubén, a la vez que se acariciaba el pecho. Y los muslos por mantener a pulso la postura sin casi inmutarse

Rubi por su parte se volvió a recostar parcialmente, pasándose una mano por los labios como queriendo confirmar que no tenía sangre en ellos. Luego se recostó del todo y con un ritmo rápido, pero ni de lejos como antes, dejó que su cuerpo atlético y enjuto se tensara; cerrando del todo sus ojos de largas pestañas oscuras mientras disfrutaba de follarse a Eloy. Haciendo que su rostro amable quedara surcado por olas de placer crecientes

Estuvieron así unos segundos hasta que Rubi los volvió a abrir, jadeante. Tragó saliva. Eloy subió los brazos hasta que posó sus manos en la nuca, con el mero propósito de marcar totalmente su cuerpo. Rubi sonrió divertido, dándole un suave puñetazo en lo que, por la altura, debía ser el estómago

-Conmigo eso no funciona-

Eloy hizo un rápido movimiento de cadera, contrayendo su culo entorno a la polla de Ruben cuando estaba casi entera dentro. Haciendo que boqueara, sorprendido por el repentino estrujón

-Contigo funciona esto- se rió Eloy por lo bajo, con su voz profunda

-Ya está…- jadeó, se dejó caer del todo- Me corro-

Eloy se levantó un tanto, haciendo que la polla de Rubi saliera, coronada por un condón, de su prieto culo. Las manos de Rubi fueron rápido a su polla morena y jugosa y comenzaron a masturbarle con velocidad, retirando el condón… En apenas unos segundos varios regueros blancos y espesos cubrieron sus abdominales morenos

Eloy empezó a masturbarse lentamente, casi como si no quisiera correrse encima de Rubi. Este por su parte se alzó de codos, mientras su polla seguía, en pequeños coletazos, descargando encima de su estómago. Paseó la mirada ahora de forma tranquila, descubriéndome a varios pasos tras la espalda de Eloy y posando sus ojos en los míos, que durante ese par de minutos que había durado la escena habían estado totalmente abiertos y sin pestañear.

Rubén me sonrió de lado, con su sonrisa amable y amplia, cálida y cercana, mientras se seguía corriendo tras haberse follado al que pensaba preguntar si era mi novio hasta hace unos minutos

-Mateo…- inspiró aire con fuerza- Justo en el mejor momento-

Eloy paró y se giró enseguida. Me sonrió de forma amplia, sus ojos caoba ardientes me traspasaron enteros. Se levantó del todo, quedando totalmente desnudo y empalmado a escasos pasos

-Mateo- dijo con una amplia sonrisa, se acercó de un par de zancadas-Ven-

Yo seguía paralizado, totalmente confundido. Eloy me cogió el rostro con las manos y me dejó un suave beso, mientras me acariciaba los labios y su lengua buscaba enroscarse con la mía. Pero como vió que no respondía se separó extrañado. Yo ahora solo podía pensar en cómo su polla durísima y al rojo vivo se apretaba contra mi cadera, casi de forma acusadora

-¿Qué pasa Mateo?- preguntó

Yo me separé de golpe. Les miré a ambos, tenían genuinas caras de asombro; solo que Rubi empezaba a mirarme con comprensión. Entendiendo el origen de mi sorpresa

Yo simplemente me dí la vuelta y me fuí de allí corriendo

-

Hola. Espero que os haya gustado. En este he aprovechado para nivelar la intensidad, bajando un par de grados el sexo en pos de la propia trama para no dejarme cosas importante. Os compensaré en el siguiente con doble y seguramente triple ración. Muchas gracias por comentar el anterior, me ayudais a mejorar con vuestro feedback. Tenéis como siempre vuestra respuesta en los comentarios. Os animo como siempre a hacerme llegar vuestra opiniones / críticas, las leo y reflexiono cuidadosamente. Gracias por leerme