MCP VIII: Tiburón

Las cosas se pueden ir de las manos fácilmente, y que lo que empezó como una idea suelta acabe de una forma mucho más intensa de la que se tenía pensada

Héctor

Ladeé la cabeza interesado, en la amplia cristalera superior que daba a las piscinas, viendo como David entrenaba. Estaba genuinamente impresionado. Ese chico tenía valor. Un chaval del equipo de entrenamiento estaba dirigiendo los ejercicios de gente de Junior, y vale que ahora mismo dos de ellos eran chicos lentos, pero el otro era Mateo. El chico callado que nadaba en la calle central. Eso era todo un logro.

De nuevo me pregunté, ¿por qué era tan especial? ¿Qué había ahí que yo no sabía y Fran sí? ¿Por qué el primer entrenador se arriesgó a enfadar a tantos nadadores aceptando un grupo de entrenamiento de un solo miembro? Ahí había cosas que yo no sabía y las queria saber

Y aparte, me quería follar a David. Eso también. Cuanto más me fijaba en ese chico más me atraía. Solía pasar cuando me encaprichaba con algo. Y le había estado prestando mucha atención durante este par de semanas.

Le deseaba

Sus labios de fresa, que deseaba alrededor de mi polla. Su cuerpo de piel morena, que deseaba explorar con mis manos. Su pelo rubio oscuro y sedoso, que deseaba entre mis dedos. Y su culo pequeño pero duro, que deseaba penetrar con fuerza.

Un estremecimiento de anticipación me recorrió entero, Fran los elegía bien; eso estaba claro

Unas voces en la galería me sobresaltaron ligeramente, aunque no varié mi posición

-Tú, Héctor- la voz arrogante me llegó en una fuerte vibración- Necesitamos uno más para el billar, ¿te animas?-

Al final, el movimiento se demostraba andando, y siempre se me había dado bien nadar en aguas revueltas. Así que no dudé cuando señalé con mi dedo desde la cristalera

-Mira lo que hace tu

amigo

  • respondí con sorna

Victor se puso a mi lado, mirando hacia donde señalaba. Le costó algo localizarle, pero en cuanto lo hizo su cuerpo se tensó. Uno de sus amigos, un veterano de Junior no excesivamente rápido pero tampoco lento, silbó por lo bajo

-Yo conozo a ese...Es Mateo- le dió un codazo a Víctor- Nada en la calle de Eloy, es muy bueno-

-Pues le está dirigiendo el lento- señaló otro, más comedido

Victor estaba callado. Le conocía. No era muy listo, pero si un gallito y sabía como funcionaba el MCP por dentro. Le gustaba que todos los que estaban por debajo de él agacharan la cabeza. Que lo reconocieran superior, que se dejaran intimidar y le respondieran con respeto. Y David de las dos veces que había intentando intimidarle, le había hecho frente. Y eso se pagaba caro.

Veamos como toreas esto chico, pensé con genuino interés

-

David

El amigo de Miguel era majo. Aunque se le notaba incómodo con esta situación, era evidente que no le terminaba de convencer que le dirigiera yo. No podía culparle. Cada vez era más consciente de lo estrictamente piramidal que era todo eso: tus marcas eran lo que te definía. Nada más. Y por el momento de los cuatro, Miguel, Mateo, su amigo y yo; era el que tenía las peores.

Pero yo podía con todo, incluso con eso. Así que actué con naturalidad y dejé que él mismo decidiera si le convencía o no. Por suerte parece que lo estaba haciendo.

Me sentí culpable durante todo el entrenamiento: usando los ejercicios que Fran había creado para mí y fingiendo una seguridad al explicarlos que solo venía de saber que eran suyos. ¿Qué diría el propio Fran si me viera haciendo esto? Cada vez me costaba más justificar que seguía cumpliendo su promesa, pero aún estaba en la frontera gris donde era posible…¿Hasta cuando duraría eso? Aquí no sobraba nadie. Eso lo tenía claro. Incluiría a quien quisiera estar dentro.

Lo siento potrillo, yo soy así

, pensé al final del entreno, convenciéndome por quinta vez de que hacía lo correcto

A la salida de las piscinas nos cruzamos con el gallito y dos de sus amigos. Que estaban sentados en la parte baja de las gradas, cercanos a la salida. Casi parecían estar esperando

Los chicos de la Escuela habían acabado ya y los entrenadores estaban en una mesa delante de las olímpicas, repasando fichas de sus archivadores. También quedaban los adultos en las semiolímpicas, lejos. Había la suficiente calma como para escuchar comos nos llamaba, con voz normal:

-Eh, lentos- me paré para girarme, pero Miguel me puso una mano en el hombro

-No, con ellos no… Son así con todos- me susurró, y apreté los dientes dispuesto a dejarlo pasar, pero no cuando siguió

-No dejes que tu novia te pare- dijo con una sonrisa, una suave risa salió de sus amigos, se acercaron a nosotros, quedándose a un par de pasos- Se valiente-

Miré a Miguel, que estaba con la cabeza baja y tenso. Mateo estaba con los ojos muy abiertos, totalmente paralizado por la situación. Y el amigo de Miguel había seguido andando, como si no fuera con él. Seguramente porque no era la primera vez que vivía algo así. Miguel volvió a tirar de mí, pero no iba a dejar pasar eso. Y menos que intimidaran a Mat de esa forma a mi lado, sin que yo hiciera nada

-Quizá aquí al que le van los rabos es a tí- dije con calma- Tan pesado que eres siguiendo a otros nadadores… Si lo pides con educación te doy a probar, seguro que es mejor que la de tus amigos-

El gallito se tensó, sus amigos fruncieron el ceño, seguramente no esperando una respuesta. Los reconocía, eran los que habían intentado intimidarme antes en la piscina. El gallito dió otro paso hacia mi, apretando un puño y dispuesto a golpear. Me tensé, apartando a Miguel de un empujón. Solo iba vestido con el bañador de malla, pero si quería bronca la iba a tener.

Uno de sus amigos le cogió por el brazo

-Víctor, ¿qué haces?- miró hacia atrás- Los entrenadores-

Así que se llamaba Víctor. Aunque para mi seguía siendo el gallito. Se quedó parado, respirando con dificultad. Parecía que llevaba muy mal que le respondieran y menos con vacile. También había estado cerca de saltar en las gradas hace un par de semanas.

Iba a retirarme, pero mi maldita boca se me adelantó, impulsada por la chulería.

-No dejes que tu novia te pare- dije con suavidad y una sonrisa

Sus amigos fruncieron el ceño, pero no hicieron ningún ademán de nada. Parece que eran de boquilla todo. Bien. Víctor se tensó, mirándome con odio. La otra vez que intentaba intimidarme y otra que le respondía. Sus ojos relucieron peligrosos, intentó dar de nuevo un paso hacia mí, pero su amigo le volvió a parar, esta vez preocupado en serio por lo que el gallito pudiera hacer.

Finalmente se dio la vuelta y se fue.

Mateo pareció reaccionar, dando un respingo. Temblaba ligeramente y miraba hacia el suelo. Miguel soltó el aire lentamente, se acercó y me cogió del codo.

-Su puta madre- dijo lentamente-Ninguno de los de mi calle le había respondido nunca-

-Bien- dije sin más, pasando un brazo por los hombros de Mat para pegarle a mi y que dejara de temblar

-

Héctor

¿Le iba a pegar de verdad? Eso me sorprendió. Hasta donde sabía no pasaba de las bravuconadas y los empujones en el vestuario. Y de hecho contaba con que se quedara ahí

Desde la galería no se podía ver bien, pero estaba claro que David le había plantado cara. Uno de los amigos de Víctor le había parado antes de hacer una tontería, sobre todo con los entrenadores tan cerca. No me esperaba ni una cosa ni la otra.

Bajé de la galería, pensando en cogerme un taxi que me llevara a casa a cuenta de mi padre, cuando vi que los amigos de Víctor intentaban sacarle por el hall. Estaba enfadado pero pareció ceder, despidiéndose de ellos en la puerta ya que ellos iban al metro y él se esperaba al bus. Me quedé en un lateral del hall, intrigado.

Al par de minutos Víctor se dio la vuelta y entró de nuevo al Carranza-Pío. Retrocedí un par de pasos

Vaya, está enfadado de verdad, pensé algo alarmado

Pero se me daba bien nadar en aguas revueltas. Suponiendo a donde iba le di cierto margen y luego seguí sus pasos.

Tendría que calcularlo bien

-

David

El vestuario estaba desierto, los adultos se cambiaban en otros y los chicos de la Escuela hacia una hora que habían acabado.

Mateo fue el primero en despedirse, le notaba intranquilo desde hacía tiempo pero no había forma de hacerle hablar, como siempre se lo guardaba todo dentro y ponía la excusa de las competiciones. Y el encuentro con el gallito no había ayudado a mejorar eso, lo que me enfadaba todavía más.

El amigo de Miguel, que actuaba como si lo que hubiera pasado fuera lo más normal del mundo, me dió las gracias de forma escueta pero sincera, yéndose el segundo.

Miguel como siempre se quedó remoloneando conmigo. Los dos a medio cambiar en ese vestuario enorme y vacío. Era un chico fibroso de pelo castaño oscuro y ojos color miel, cejas y labios finos, y tendencia a sonreir. Era refrescante tener a alguien cerca, aparte de Mateo, que no parecía estar pensando todo el rato que era mejor que yo en el agua. Me entristeció un poco pensar en todos mis antiguos compañeros de Escuela y como ya apenas hablábamos

Ninguno de los dos mencionó lo sucedido, y actuamos como si no hubiera pasado. Pese que notaba a Miguel algo distinto, más abierto y amigable

-Cinco segundos menos en total- se subió de un salto al banco, solo vestido con su vaquero a medio abrochar- Voy a reventar, David- bajó de nuevo de un salto- Gracias-

-Ya te dije que no me tienes que dar las gracias- comenté algo desganado, cansado- Solo dedícame la victoria-

Miguel se sentó a mi lado, como siempre enérgico y algo hiperactivo. Me dió un suave codazo mientras se ponía los calcetines. Yo me estaba ya abrochando las zapatillas, desnudo también de cintura para arriba

-A mi mentor, David- ensayó Miguel, y como vió que me agradaba me dió un suave codazo-¿Te gusta, eh?-

Me iba conociendo mejor y sabía por dónde hacerme sonreir. Le di un suave cabezazo en el hombro casi sin darme cuenta, como a uno de mis amigos. Miguel me miró extrañado, pero divertido. Y me devolvió el cabezazo de forma suave. Comenzamos a bromear sobre cómo nos íbamos a dedicar las diferentes competiciones, empujándonos suavemente con el hombro y siguiendo con el juego de los cabezazos. Dejándonos de vestir

Hasta que en una de esas idas y venidas me besó

Tenía el cerebro algo embotado de tanto entrenar, así que mi tendencia natural fue corresponder el beso. Durante un segundo cerré los ojos, sintiendo como Miguel masajeaba mis labios con los suyos, forzando la entrada de su lengua para acariciar la mía; desterrando por completo la posibilidad de que estuviera siendo un accidente. Pero mi cuerpo si reaccionó cuando sintió la mano de Miguel en mi estómago, apoyándose para profundizar más el beso

Lo corté, retrocediendo un tanto

-Miguel yo…- tragué saliva, sin saber bien qué decir

-Lo siento tío, yo… me he dejado llevar- se apartó dolido por mi rechazo, era incapaz de mirarme a la cara- No se que ha pasado-

Un silencio incómodo se instaló entre los dos, flotando invisible pero palpable. Me sentí mal y quería explicarme. Evitar que pensara que lo rechazaba porque hubiera besado a un chico.

No fui lo suficientemente rápido, mi cansada mente dejó pasar demasiado tiempo en ese silencio que se notaba que le estaba haciendo daño. Se levantó de golpe, metiéndose las zapatillas de un movimiento brusco y poniéndose la camiseta con prisas. Sin mirarme de nuevo, respirando de forma agitada se despidió:

-Nos...nos vemos mañana- y cogió su mochila saliendo del vestuario, dejándome solo

Suspiré apoyándome en el banco, cansado. Entrecerré los ojos. Genial, muy bien. Fantásticamente gestionado. Máquina, titán, leyenda. Cómo mostrar tu apoyo si un amigo sale del armario contigo, qué no hacer: apartarte y quedarte callado para que se piense vete a saber qué. Cerré los ojos del todo, sintiéndome fatal. Pensando como arreglarlo

Los volví a abrir cuando escuche un portazo en el final del vestuario, pensando que era Miguel que volvía. Pero no, no era él

-Hola, lento- dijo el gallito con cara de pocos amigos

-

Héctor

Tendría que calcular bien cuando intervenir para que la cosa no se fuera de madre. Pero eso me daba nuevas oportunidades

Me entretuve ojeando la app de los salidos, apoyado con el hombro al lado de la puerta. Eché un vistazo rápido dentro cuando la cosa se alargaba, sabiendo que Victor esperaría que se quedara solo el chico; y vi a David besarse con su amigo. Eso me sorprendió. Pero no era la primera vez que alguien del MCP aprovechaba la intimidad del vestuario de noche para eso, yo mismo lo había hecho alguna que otra vez. Pero David se apartó, confuso; parece que el tampoco se lo esperaba

Yo sabía que David se acostaba con Fran, así que debía ser que le habían pillado con la guardia baja. Pero el amigo lo malinterpretó, sobre todo el silencio que vino después. En cuanto se recompuso recogió sus cosas mientras salía apresuradamente, directo hacia mí.

Me puse el móvil contra los labios, pensativo. Meditando qué hacer con eso, si me ayudaba o me estorbaba. Tuve apenas unos segundos para tomar una decisión, así que esperé que fuera la correcta.

Cuando salió se giró al verme cerca. Le sonreí, cruzándome de brazos mientras le guiñaba el ojo. El chico bajó la mirada, intimidado. Respiraba un poco agitado. Creo que le estaba dando un pequeño ataque de pánico

-Cuidado con lo que haces en los vestuarios, te puede ver alguien- dije con calma, dejando que fuera su mente la que se imaginara las posibles implicaciones

El chico aspiró aire con fuerza. Farfulló algo y se fue a medio correr. Le seguí con la mirada. Guardándome el móvil en el bolsillo

Seguramente sea vírgen, pensé y una medio sonrisa me salió sin querer

Entonces el portazo dentro del vestuario me hizo reaccionar. Hice un mohín pensativo con la boca, me dispuse a esperar y observar

-

David

-Hola, lento- el gallito estaba de nuevo, y solo por lo que parecía

Me pasé una lengua por los labios, cabeceando hacia él en lo que intenté que fuera un saludo amistoso pero distante. No llevaba mochila, ni bolsa de deporte. No venía a nadar. Y eso me olía a problemas. Se acercó un par de pasos, sentándose en un banco cercano mirándome. La camiseta estaba entre mis manos, lista para ponérmela, pero no lo iba a hacer. Algo me decía que no podía quitarle los ojos de encima a ese chico

-¿No hablas?- me dijo, apretando los dientes, no le había gustado eso- ¿Qué era eso que dijiste antes?-

Me encogí de hombros, entrecerrando los ojos. Pensando. De entrada como salir de ahí, pero también si tenía alguna posibilidad contra él

Era un chico atlético. Fuerte al estilo de los nadadores, enjuto. Tenía el pelo negro en mechones sueltos, y unos labios carnosos. Era atractivo, pero todo quedaba desdibujado por la forma arrogante de moverse. Y por cómo miraba, con desprecio. Pero era más alto y decididamente tenía más fuerza que yo

Tensó el cuerpo, hice lo mismo en respuesta. Me dispuse a saltar y salir corriendo

-Estamos solos- susurró- Te voy a enseñar respeto-

Se impulsó hacia delante apoyándose en el propio banco del vestuario, moviéndolo y amenazando con volcarlo. Yo mismo me levanté de otro salto, replicando su movimiento solo que tratando de evitarle. Lo conseguí en parte, me cogió del hombro y ambos caímos al suelo. Me apoyé con la mano en el banco, respirando de forma agitada por la tensión. Su puño voló para estrellarse en mi estómago, me sacó el aire de los pulmones

Mi pie se movió para darle una patada en el centro del pecho, lo que le hizo gemir. Intenté saltar por encima suya, que seguía en el suelo, pero me cogió el tobillo haciendo fuerza hacia abajo. Me tiró al suelo. Me giré con velocidad decido a estampar mi pie en su cara, pero de nuevo fue más rápido. Era ágil. O tenía más experiencia que yo en peleas, que era nula.

Se echó sobre mí, tirándose encima. Me cogió la cabeza con ambas manos y la levantó un tanto para golpear con mi nuca el suelo. No fue un golpe fuerte, pero resonó por toda mi cabeza, haciendo que mis ojos se nublaran y atontándome. Aún así pude levantar una pierna y darle un rodillazo en el estómago, quitándole el aliento.

Cogió mis manos y las subió sobre nuestras cabezas, la otra me cruzó la cara de un guantazo

-Venga, repite eso que dijiste antes, cuando estabas con los lentos- se apretó contra mí, siseando- ¿Ahora no eras tan valiente?-

-De...déjame- respondí algo desorientado, escuchando un chirrido constante y agudo en mis oídos y rebotando por mi cabeza

-Aquí hay una cosa que se llama respeto- se separó, poniendo su pierna entre las mías y siguiendo sujetando mis manos con una de las suyas, aunque cada vez le costaba más- Esto es respeto-

Su mano me volvió a cruzar la cara, girándomela. Gruñí, poco a poco más despejado pero aún atontado por el golpe de la cabeza. El chico se volvió a reclinar sobre mi, viendo que estaba recuperando el sentido. Me agarró el cuello con una mano, apretando. Gemí asustado. Por suerte parecía tener límites, porque no apretó más

-Aquí hay rápidos y lentos- dijo con lentitud- En tu puta vida me vuelvas a contestar, ¿te queda claro?-

Sin saber bien lo que hacía le escupí en la cara. Revolviéndome cuando se intentó limpiar soltando mi cuello. Por desgracia no estaba en posición de hacer nada. Y seguía preso bajo su peso.

Esta vez el golpe no fue con la mano abierta, si no que estrelló el puño contra mi cara, en la barbilla. Haciendo que mi cabeza girara, tensando el cuello y de nuevo desoriéntándome. No había sido un golpe fuerte, apenas había cogido impulso, pero era suficiente por como estaba de antes

-Vale...Veo que te cuesta aprender… Pero lo harás- se inclinó hacia mi- He visto lo que hacías con el marica de tu amigo- se rió por lo bajo- Mataremos dos pájaros de un tiro-

Su mano fue a su bragueta, bajándosela, y luego peleó con mis pantalones, intentando desprenderme de ellos. Sus dedos me desprendieron del botón con un fuerte tirón, que prolongó para hacer ceder al resto. Dejó mi bóxer al aire

Un frío glacial me apretó el pecho, y el miedo se me agarró al estómago de forma genuina. Intenté gritar pero me volvió a dar un puñetazo en el estómago cuando empecé, cortando cualquier grito. Empecé a estar desesperado de verdad, y solo se me ocurrió gritar el nombre de Fran, aunque solo me salió un gemido lastimero y patético

Me intentó dar la vuelta, pero me revolvía con todas mis fuerzas, poseído por la desesperación. Totalmente asustado por lo que me intentaba hacer. Eso le enfadó. Le di un fuerte rodillazo, pero el me volvió a intentar golpear la cabeza contra el suelo, para atontarme. Me costaba respirar, mi mente procesando todo a una velocidad que en realidad hacia que no me diera cuenta de la mitad de las cosas

Pero si que era consciente de su cuerpo sobre el mío, intentando desnudarme para… Mi mente se ahogó así misma solo de pensarlo, solo de siquiera plantearse lo que me quería hacer. Intenté escapar rodando, aprovechando que se alzaba para bajarse sus propios pantalones, pero me sujetó con fuerza, haciéndome daño

-Déjate follar, joder- gruñó enfadado

Y por fin consiguió volver a golpearme la cabeza contra el suelo, haciendo que volviera el ruido amortiguado a mis oídos. Mi cuerpo perdió fuerza, la suficiente como para que pudiera actuar con mayor libertad.

Sentí como se echaba encima de mí, su lengua se metió en uno de mis oídos. Sus labios me mordieron en el cuello y un hombro. Una de sus manos se metió en mi boxer para acariciarme la entrepierna

-Esto es respeto- volvió a decir, pasando la lengua por mi cara, manteniéndome sujeto

Sentí como se bajaba sus pantalones. Intenté gritar de nuevo, pero no pude, solo farfullar algunas palabras. Su polla se apretó contra mi muslo, tras bajarme mis propios pantalones. Estaba dura, caliente y húmeda. Estaba lista

Cerré los ojos, aturdido y embotado. Sopesando por un momento dejar de luchar para que pasara ya

-

Héctor

La cosa había escalado con mucha rapidez. Para cuando me quise dar cuenta y me volví a asomar Víctor le estaba bajando los pantalones al chico, que parecía estar fuera de combate. El corazón me empezó a latir con fuerza, pensando en qué hacer. E iba a abrir la puerta para entrar corriendo cuando mi polla, con una fuerte palpitación que me recorrió todo el cuerpo, me dejó clavado en el sitio

Podríamos mirar, me susurró una voz en mi cabeza

Y en ese momento las aguas que creía revueltas a mi alrededor, en donde tan cómodo había estado, se calmaron de golpe para dejarme ver una enorme y oscura sima bajo mi cuerpo. Sin fondo aparente

Podríamos ver como le folla a la fuerza, volvió de nuevo la voz

Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo. La mano en el pomo lo soltó con lentitud. Abrí los ojos por la sorpresa. Tragué saliva, comenzando a sudar por las sienes, pegando mis cortos rizos. Intenté dar un paso hacia delante, pero de nuevo la voz desde la sima volvió

Podríamos ver como le viola

Volví a quedarme parado. Parpadeé con fuerza. Había estado buscando oportunidades para algo muy distinto… Yo… No sabía que me pasaba. Tenía que moverme, tenía que entrar. Nada de esto había pasado por mi cabeza, nada de esto me beneficiaba, ¿no?

Me mordí el labio hasta casi hacerlo sangrar, sin aparentemente poder tomar una decisión

-

David

Empezó a bajarme los boxers, mientras hundía la cabeza en mi cuello mordisqueándolo. Parpadeé con fuerza para evitar las lágrimas. Embotado y aturdido aún como estaba, sin parar de escuchar ese tañido largo y agudo en mis oídos, como si alguien hubiera golpeado un diapasón gigante. El nombre de Fran nacía en mi garganta pero moría en los labios, incapaz de pronunciarlo. Era lo único a lo que mi mente parecía querer aferrarse

Parecía inevitable, sobre todo cuando Víctor consiguió darme la vuelta. Dejandome boca abajo en el suelo, inclinándose encima de mí. Pegando su polla ardiente y deseosa contra una de mis nalgas. Y la sentí de una forma tan física, tan real, que fue obsceno a todos los niveles. Demasiado vívido para mi mente, que quería refugiarse en sí misma en esos momentos

De repente sentí una fuerte presión por todo el cuerpo, entrecerré los ojos, esperando el ardiente dolor de la penetración. Y en cambio lo que sentí fue una fuerte corriente de aire por todo el cuerpo.

Parpadeé sorprendido, sin saber que ocurría. Giré la cabeza y vi a Víctor tirado a un lado, con la polla dura y enhiesta, caído boca arriba mientras se intentaba alzar de manos

Una sombra cubrió todo mi cuerpo. Escuché voces enlatadas y me forcé a intentar discernirlas

-...a hacer? Estás loco- unas manos me agarraron de los hombros- ¿Me escuchas?- una voz suave me llegó hasta el cerebro

Asentí

Victor se había subido los pantalones, poniéndose de pie. Por un momento tensó todo su cuerpo, sus ojos, que eran como llamas hambrientas, se posaron en mi cuerpo. Estaba subido en el deseo, parecía que le costaba razonar

-No seas imbécil, Víctor- dijo la voz de forma pausada- Piensa bien lo que harás a continuación, porque marcará todo lo demás-

Víctor me miró una última vez. Luego a quien fuera que me había salvado. Y finalmente se dio la vuelta para salir corriendo. La figura se inclinó hacia mí. Intenté escapar pero unas manos firmes me agarraron por los hombros, dándome la vuelta con delicadeza

Unos ojos oscuros, verdes como un frondoso bosque de noche, se clavaron en los míos. Me sujetó y reclinó,  y es cuando vi que tenía los pantalones por las rodillas. Totalmente desnudo excepto por ellos. Entonces mi cuerpo, auto anestesiado por lo que había estado a punto de sufrir, empezó a sufrir un colapso nervioso

Los temblores comenzaron a sacudirme entero, desde las piernas hasta la cabeza, que notaba ardiente por los golpes. Apenas tenía fuerza, pero intenté separarme del contacto de ese chico. Me estaba quemando. No quería que nadie me tocara nunca. Pero unos pobres empujones fue todo lo que conseguí

-Eh, eh...Tranquilo- me dijo la voz- Ya está...Ya está… No va a volver- no hizo ademán de pegarme a su cuerpo, lo que agradecí, pero tampoco de soltarme

Los temblores seguían cada vez más fuertes. Enfoqué la cara de quien me había salvado. Me sonaba, le había visto más veces. Era un nadador, creo que era de la edad de Fran, puede que un año más joven. Su rostro era elegante, de perfil griego como una estatua, con una piel blanca tersa. De pómulos altos y rasgos afilados. Tenía el pelo negro corto, con unos rizos algo más largos en la parte superior. Sus ojos oscuros eran relajantes. Y me miraban con preocupación

-¿Qué…- empecé, tragué saliva-... qué hora es?-

La pregunta pareció descolocarle. Pero reaccionó muy rápido, tenía buenos reflejos

-Tarde, casi las nueve- respondió

Asentí, seguía temblando sin parar en sus brazos, pero mi mente estaba desesperada por recobrar algo de control. Aunque fuera sobre una tontería:

-Tengo que irme a casa, es tarde- y mi voz sonó desapasionada y controlada, casi robótica

El chico dudó. Me ayudó a incorporarme, mi nuca se apoyó en su brazo, que sentí fuerte y proporcionado. Se humedeció los labios, y me volvió a hablar con lentitud

-Vale, ¿te ayudo a vestirte?-

Negué con la cabeza. Seguía temblando, pero curiosamente mi mente cada vez estaba más despejada y calmada. Como si hubiera vuelto de correr en vez de… En vez de lo que casi me había pasado

-No, gracias- mis manos fueron a mis pantalones- Si te puedes alejar un poco- mis dedos temblorosos intentaron subirme los vaqueros sin éxito

El chico lo hizo, tras dejarme sentado en mitad del vestuario. Se quedó cerca, pero sin mirarme. Atento a ambas puertas, como esperando que volviera pese a que me había dicho que no lo iba a hacer.

Me comencé a vestir de nuevo con lentitud. El cuerpo me sudaba pero lo sentía frío, ajeno, artificial. Para mí, ahora mismo, mi mundo sensorial se reducía a lo que tenía tras los ojos, en el cerebro. Era lo único que sentía aún completamente mío. Nada más. Todo lo demás me era extraño, familiar pero distinto a como era antes

Me senté en el banco, con lentitud, y tras subirme los pantalones me enfunde la camiseta. Por un segundo me quedé mirando mis manos, que seguían temblando. El chico no decía nada, solo me observaba

-Tienes golpes...Tengo…- empezó, respiró hondo- Tengo que ver si no tienes algo más grave-

Tenía sentido. Era racional. Podía trabajar con eso

-Vale, pero no siento nada roto- respondí

Siendo sincero y mintiendo al mismo tiempo

-

Héctor

Había decidido aplastar todo lo que pudiera esos pensamientos que me habían pasado por la cabeza. Recluirlos dónde fuera que habían salido. Al menos hasta que estuviera lo suficientemente tranquilo como para poder enfrentarlos.

Con toda la suavidad que pude exploré el cuerpo del chico, sobre todo en la cara donde había recibido la mayoría de los golpes. Por suerte salvo las evidentes marcas en forma de moratones que le iban a salir no parecía tener nada grave. Los golpes en la cabeza no habían tenido fuerza, pero sí que le habían atontado.

Me la estaba jugando claro, porque no era médico ni enfermero. Perfectamente podría tener algo grave, sobre todo con los golpes en la nuca, que estaba pasando por alto. Pero pedir ayuda pasaba por tener que explicar todo lo había sucedido allí, al menos admitir que había habido una pelea

Me pasé la lengua por los labios

-Quizá habría que avisar a los entrenadores- sugerí con suavidad, palpando su nunca con los dedos, intentando buscar algún signo de contusión grave

-No- respondió, y un temblor le recorrió todo el cuerpo-No se lo vamos a decir a nadie- y su voz sonó tajante

-Vale- respondí sin más, aceptando lo que el quisiera de esa situación, sin intención de forzarle a nada

Si David hablaba Víctor estaba bien jodido. Una acusación como esa era muy grave, y yo mismo estaba de testigo. Y estaban los golpes que tenía David y que seguramente tendría el propio Víctor.

Mi mente empezó a calcular, con frialdad. Era imposible que alguien pudiera relacionarme con esto si David hablaba, ¿no? No había cámaras de seguridad cerca de los vestuarios de la Escuela y los equipos, solo en el hall y las zonas de acceso público. Nadie podía probar que yo casi lo hubiera permitido. Que estuviera cerca cuando…

El chico que había besado a David

Entrecerré los ojos

-

David

-¿Y como te llamas?- pregunté cuando acabó su examen, los dos sentados en bancos opuestos del vestuario

-Héctor- respondió con tranquilidad el atractivo chico- De Absoluto-

Asentí, no me había equivocado: me sonaba de eso. Mi mente feliz por confirmar que había acertado en ese dato, usándolo desesperadamente como una distracción

-David- me presenté- Grupo de entrenamiento-

-Lo sé- respondió simplemente-Eres medio famoso aquí-

Quería ver a Fran. Lo necesitaba. Mi cuerpo seguía frío y extraño. Necesitaba algo de calor. Necesitaba sus tranquilos ojos clavados en los míos.

Pero a la vez otra parte de mí no quería. No quería sus inevitables preguntas. No quería su preocupación. No quería su atención. Solo quería estar solo y poder pasar todo

-Es tarde- me dijo Héctor- ¿Puedes volver a casa?-

Pensé en la hora o más de trayecto que me esperaba. Y seguramente en las preguntas de mis padres por llegar tarde. Y eso me dió casi tanto miedo como enfrentarme a Fran ahora mismo.

-Preferiría que no- dije con suavidad, estirando el cuello y sintiendo el roce de la ropa por mi cuerpo, por ese ente extraño en el que se había convertido

Seguía temblando ligeramente, pero cada vez menos

Héctor asintió, como esperando esa respuesta

-Tengo la llave de una habitación de la residencia… O bueno, se como conseguirla- subió una pierna al banco, flexionándola para apoyar el brazo en su rodilla, mirándome- Si quieres te puedes quedar a dormir ahí-

-Gracias- dije, de nuevo monocorde

-

Héctor

Su amigo. Su amigo, el que le había besado. Él sí podía saber que yo había estado en la puerta

David parecía tan conmocionado que de momento estaba poniendo todos sus esfuerzos en hacer como si nada hubiera pasado… ¿Duraría eso? ¿En algún momento se sinceraría con alguien? ¿Con ese chico? ¿Con Mateo? ¿Con sus padres? ¿Con Fran?

Me colé en recepción, el hall ya a oscuras, para robar una de las llaves. Lo había hecho más veces. Muchos chicos del MCP lo hacían, sobre todo cuando quería quedarse a dormir en la residencia sin que quedara constancia. Por ejemplo, tras una fiesta.

David aguardaba agarrando con fuerza su mochila, la mirada tranquila pero el cuerpo totalmente tenso. Como si esperara saltar en cualquier momento

Que fácil se podía haber descontrolado todo, pensé por décima vez

Pero no había sido así. Y tenía que aprovechar el impulso. Al menos asegurarme de que estaba a salvo. Luego vendría lo demás

Luego podría retomar el misterio de ese chico. Sería una buena forma de distraerme de… De lo otro

-

David

Andaba por los pasillos de la residencia en silencio. Siguiendo a Héctor que se movía con sigilo. Mi cuerpo apenas temblaba, pero en cambio estaba tan tenso que parecía a punto de romperse. Sentía una incómoda sensación en mi espalda, como si continuamente tuviera a alguien muy cerca, a punto de tocarme por sorpresa. Pero cuando me giraba solo veía oscuridad, allí no había nadie

Mi mente parecía decidida a olvidar lo sucedido. Apenas era capaz de recordar detalles sueltos. No podía cerrar una imagen en mi mente. Solo sensaciones inconexas. Sensaciones desagradables que mi cuerpo rechazaba con todas sus fuerzas, no queriendo sentirlas ni siquiera en los recuerdos

Parecía que le había pasado a otro y yo… Yo estaba cómodo con ese pensamiento

¿De verdad iba a hacer como que nada había pasado? Mi propia mente me expulsaba en cuanto parecía acercarme a los recuerdos, y mi cuerpo reaccionaba de una forma tan real que era como ser golpeado por un rayo. A cambio tenía calma, a cambio tenía paz. Y me bastaba con eso

Iba como zombi cuando pasamos por delante de una puerta. Mis propios pies se movieron solos para encaminarme hacia allí. Estaba confundido hasta que me di cuenta de que era la puerta de Fran

Miré bajo el resquicio. Salía algo de luz. Debía estar dentro estudiando. A veces se me olvidaba que a parte de nadador estudiaba enfermería, y que tenía que desdoblarse muchas veces para seguir ambos ritmos. Mi mente dibujó su cuerpo encorvado sobre unos folios impresos, con sus subrayadores de colores delante, marcando con cada color un concepto distinto. Referencias, autores, datos numéricos, compuestos, sintomatología, procedimientos… Seguramente mordiéndose los labios y acariciándose los brazos de forma distraía, como hacia siempre que estaba concentrado, mientras trataba de asimilar todo

Di un paso más hacia la puerta. Y luego otro. Luego mi cuerpo se crispó solo, en mitad de una lucha interna. Mis ojos se cubrieron por un fino velo de lágrimas, permitiéndose un segundo de debilidad al imaginarme a Fran abrazado. Acunado en sus brazos y contra su amplio pecho. A salvo

Luego mis dientes se apretaron cuando pensé en las preguntas que me haría. En cómo se empezaría a preocupar. En el agobio a leer en sus ojos un recuerdo de lo que me había estado a punto de pasar. Siempre presente. Siempre real. No podía con eso. Mi mente no podía con eso. Nadie podía enterarse. Por suerte no había pasado nada y yo… Yo estaba mejor así. No había que preocupar a nadie. Y menos a Fran, sobre todo a Fran

Lentamente me separé de la puerta, en silencio. Héctor me miraba callado, sus profundos ojos verdes constratando contra su blanca piel. Parecía casi un personaje de cuento, fantástico. Salido del éter. O quizá era que mi mente buscaba distracciones de forma ansiosa

No me había dicho nada, ni me había metido prisa. Eso estaba bien. Me estaba dejando espacio. No había intentando preguntar nada: ni que había pasado, ni cómo se había llegado a eso, ni tampoco cómo me sentía. Me dejaba solo. Me dejaba respirar. Eso era lo que necesitaba. Eso era lo que no me daría Fran

-

Héctor

Lentamente me fui relajando, mientras David se alejaba de la puerta de Fran. La había reconocido incluso en esa penumbra y con ese silencio. No lo había previsto. Si hubiera llegado a entrar todo habría sido muy difícil de explicar sin contar toda la verdad. Y eso ahora era peligroso, al menos hasta que pudiera asegurarme de estar a salvo

Me había costado no hacer ni decir nada, pero sospechaba que si hubiera presionado para seguir David hubiera tenido más ganas de estar con Fran. Así que me había quedado callado, calculando cuál de los dos bandos dentro de la cabeza de David estaba ganando

Y por suerte se alejó de la puerta

Seguimos andando hasta que rodeamos el cuadrado central del jardín, delante de la puerta que correspondía. Superada la prueba de la puerta no me preocupaba tanto que volviera con Fran, parecía que esa posibilidad se iba alejando de su mente

Había hecho bien no presionando

Abrí la puerta con cuidado. Y David se metió. Sacó el móvil apra avisar a sus padres de que se había quedado entrenando y hoy dormiría allí, porque estaba cansado. Parece que confiaban en él y le dejaban hacer esas cosas. El MCP tenía esa fama. Ahí dentro no pasaban cosas malas

Si ellos supieran

-Bueno, mañana por la mañana me paso antes y si quieres te puedo dejar algo de ropa- dije, sonriendo de forma amable, la misma sonrisa que usaba para calmar a Lau cuando estaba nerviosa- Hasta te puedo subir algo de desayuno-

-Gracias...Héctor- respondió mirando el suelo, sus hombros temblaron un momento- Yo… te pediría que no dijeras nada, por favor- tragó saliva- Me gustaría hacer como que nada ha pasado-

Internamente di un suspiro de alivio

-Claro, David- me puse serio- Cuando estés preparado, hablaremos de ello- di un paso hacia él, pero David se tensó y retrocedió otro- Yo… Te tendré echado un ojo para que no… Que no te vuelva a molestar-

David asintió, agradecido. A la luz tenue del cuarto, que entraba desde la ventana. Era dolorosamente guapo. Vulnerable, roto, pero aún así intentando ser fuerte. Aguantar el envite de cara. Esforzándose porque no le sobrepasara

Mi deseo por él aumentó

-Gracias Héctor- me miró a los ojos, su celeste relució hermoso, atrayente- Muchas gracias por todo- sus labios de fresa se quedaron entreabiertos

Tragué saliva. Controlándome. No era el momento. No lo era. Ya vendría. Asentí

-Para lo que necesites- me separé un tanto- Que descanses-

Y me separé cerrando la puerta a mi espalda

-

David

Lo primero que hice cuando me quedé a solas fue esperar en tensión mientras los pasos de Héctor se alejaban. El chico había sido bueno conmigo, pero no había podido evitar la tensión de quedarme a solas en el cuarto con él. Imposible no sentirme inseguro con una cama tan cerca y a solas. Aspiré aire de forma entrecortada

Me senté en la cama. Mis manos se hundieron en mi pelo. Estaba tan cansado. Parecía que había sido hace días el entrenamiento con los chicos, y eso que solo había sido hace unas pocas horas. Hasta el beso con Miguel me parecía ya lejano y borroso

El beso

Ahora no necesitaba pensar en eso. Tenía que calmarme. Me puse a mirarme las manos, que seguían temblando de forma imperceptible por la tensión acumulada. Intentando forzar que dejaran de hacerlo, que pararan. Y por un segundo lo pareció, se calmaron

Luego me di cuenta de que en realidad las había dejado de ver definidas, porque de forma lenta y constante no paraban de caérseme lágrimas de los ojos.

Empañando todo lo demás

-

Héctor

Me quedé esperando en los bancos de la residencia, meditando. Pensé a bajar a cenar con ellos, pero entonces me preguntarían que qué hacía allí, y no me hacía gracia explicarme delante de todos; por mucho que fuera normal que los de Absoluto se quedaran a dormir en la residencia entre semana. Luego pensé en irme a casa, pero no quería tampoco. Iba a ser pasar de la soledad de la residencia a la soledad de mi hogar, con mis padres seguramente de cena o absortos en sus propias vidas

Luego pensé en buscar un polvo rápido en la app de los salidos. Y dormir allí. Pero la idea me dió repulsa automática en ese momento. Así que me quedé mirando la pared encalada de enfrente, hasta que la solución vino sola

-Coño Héctor, ¿qué haces por aquí?- me saludó sorprendido otro chico de Absoluto, era fuerte, atlético y de los mayores, casi veinticinco años

También era uno de mis polvos habituales. Me encogí de hombros, acercándome a él. Sin darle tiempo a responder le besé pegándole contra la puerta. Era más alto que yo, pero se dejó besar y manejar, como sabía que me gustaba. Abrió la boca para devolverme el beso, bebiendo de mí a mares. Mi cuerpo se pegó al suyo, ambos disfrutando de la firmeza del otro. Me separé un tanto

-Al final me he entretenido y se me ha hecho tarde- entrécerré los ojos, dejándole un beso suave en una mejilla- Y he pensado que hace mucho tiempo que no nos ponemos al día-

El chico se rió. Poniendo una mano en mi cadera mientras se restregaba con suavidad. Una de mis manos fue a su cuello, haciendo un suave masaje

Luego la imagen de Víctor agarrando a David de la misma forma se sobrepuso, agitando mi interior. Removiendo los pensamientos que me habían llenado

Por suerte el chico no se dió cuenta, abrió la puerta de su cuarto a tientas y los dos entramos por la inercia. Volviendo a compartir besos y caricias

-

David

Me intenté limpiar las lágrimas de los ojos, pero no paraban. Lo peor era que se me estaba empezando a alterar la respiración, entrecortándola. Mi cuerpo volvió a temblar violentamente. Apreté los dientes apoyando las dos manos contra mis ojos para poder despejar las lágrimas y ver algo

-Yo puedo con todo, yo puedo con todo- dije mientras me balanceaba lentamente hacia delante y hacia atrás

Sin recordar, pero sintiendo el recuerdo a mi alrededor, acechando como un tiburón

-

Héctor

Nos desnudamos rápido el uno al otro. Y asentí conforme al ver su cuerpo fibroso a la tenue luz. En ese cuarto que era un reflejo exacto de en el había dejado a David. Lo que me hizo excitarme más

Ambos nadadores no eran comparables. De entrada se llevaban unos seis o siete años, por lo menos. Y ese chico ya estaba formado mientras David aún estaba en ello, sin moldear del todo por los rigurosos entrenamientos de los equipos. Pero, mientras que delante mía tenía un cuerpo proporcionado, fibrado y fuerte… Era insuficiente comparado con David

Era evidente que ese chico del grupo de entrenamiento iba a ser un bombón en cuanto se formara un poco más. Su rostro, su cuerpo, sus ojos, sus labios… Todo él superaba, por separado o en conjunto, al chico que tenía delante. Solo había que pararse a verlo, como yo había hecho

Me pasé la lengua por los labios, en un gesto de anticipación que el otro chico malinterpretó. Se desplegó ante mí: fuerte y firme, pero insuficiente. Aunque haría el apaño.

Serviría, de momento. Me saciaría, de momento. Me llenaría, de momento

-

David

Me tumbé en la cama mientras me hacía un ovillo. Buscando controlar los fuertes temblores. El ritmo de las lágrimas había parado. Pero ahora, como un eco del recuerdo, volvían las sensaciones.

Abstractas, inconexas, repulsivas

Toda mi piel se estremecía. Y eso que era incapaz de centrar una sola imagen, bloqueadas y borrosas. Apoyé mi barbilla contra las rodillas

-Yo puedo con todo- dije como para convencer a alguien más, pero no había nadie más

-

Héctor

Le empujé contra la cama con violencia y él me sorprendió agarrándome al caer de la nuca para arrastrarme con él. Rodamos por el colchón tapado de forma rápida y expedita. Buscando la boca del otro, nuestras manos hambrientas del cuerpo contrario. Respirábamos de forma entrecortada, mezclando el aliento mientras nos desprendíamos de lo poco que quedaba de ropa

Me agarró el lateral de la cara y me plantó un morreo que me encendió entero. Y al que respondí mordisqueando sus labios y soplando levemente cuando nos separamos. Algo sofocado

Era todo transaccional, no había sentimiento. No había amor

Me coloqué encima poniendo ambas manos al lado de su cabeza, él se agarró con sus piernas alrededor de mis caderas, apretando la punta de mi polla ardiente contra su culo

Solo era dominación

Tragué saliva, perdiendo un poco de autocontrol

-Date la vuelta- le dije en un gruñido- La primera te quiero follar contra la cama-

-

David

Respire de forma entrecortada, mirando a mi alrededor por si había algo que pudiera ayudarme. Pero ahí no había nada. Creo que estaba empezando a hiperventilar. El corazón me iba a mil y sentía ganas de salir de allí. De ponerme a correr hasta caer rendido al suelo, demasiado cansado para nada más. Apreté los dedos sobre mis brazos hasta que me hice daño.

No ayudó

-

Héctor

-

Joder sí- dije mientras apretaba su cuerpo bajo el mío, le susurré al oído- Gime para mí-

Le estaba reventando de una forma que me sorprendía a mí mismo. Estaba poseído por un instinto animal que no se de donde salía, o al menos no me lo quería plantear en ese momento. Mis caderas golpeaban, de forma rítmica y sonora, el duro culo del chico de Absoluto, abriéndome paso a empellones cada vez más fuertes e intensos

El gemía contra la cama, abrazado a su almohada y con los ojos entrecerrados. Sufriendo pero a la vez disfrutando por la manera en la que mi polla arramplaba con todo. Con la forma en la que mi boca reclamaba su oreja, en la que mis dientes recorrían su cuello y hombros, en la que mis manos le mantenían sujeto y quieto. Listo para que me lo follara

Estaba entregado totalmente a mí, como pasaba siempre. Un nadador mejor que yo, sometido a mis propios deseos. Dispuesto a darme su cuerpo a cambio de obtener placer del mío. Un mero intercambio. Una simple y placentera transacción entre dos jóvenes nadadores cargados de deseo.

Alcé el cuello y suspiré de gusto, transformándolo en un gemido salvaje a medio camino. Todo mi cuerpo se estremecía por descargas eléctricas cada vez más fuertes. Mis ojos se cerraron, imaginando. Imaginando que era David el que estaba ahí debajo, entre mis manos, contra mi cuerpo.

Deseaba hacerle tantas cosas

Tragué saliva abriéndolos de nuevo y mirando al techo, al punto en el que se unía con la pared. Me force a centrarme en el momento, pero mi mente tenía otras ideas. Y me torturaba imaginando cómo sería tener el delgado pero marcado cuerpo de David contra mí, su piel en apariencia suave, sus labios rosados como una golosina tapados por los míos, su bello rostro congestionado por la follada. Dolorido pero agradecido… O al menos sumiso

Aspiré entre dientes

El cosquilleo de la base de mi polla se intensificó cuando me imaginé cómo sería amasar sus prietas nalgas, abrirlas para que mi polla entrara mejor. Masturbarle hasta que se corriera sobre sus abdominales y no parar luego, seguir y seguir hasta que me suplicara parar y seguir más aún. Hasta que yo quisiera hacerlo

Me tumbé sobre ese cuerpo que era demasiado fuerte para casar con mis fantasías pero me daba igual. Ahora mismo estaba en una nube de sexo y deseo, mirando un horizonte infinito de posibilidades. Y todas mías

Me agarré al cabecero con ambas manos, empezando a empujarle con las caderas y haciendo que sus gemidos salieran entrecortados. Traqueteantes. Lo que me excitaba sorbremanera

Jadeé disfrutando ahora si de la visión de ese chico fornido, de hombros amplios y nudosos músculos, temblando como una hoja con cada una de mis embestidas. Listo para lo que quisiera hacer con él: donde quisiera, cuando quisiera, como quisiera. Mío y nada más.

-Luego te voy a follar de cara- jadeé sin parar de arremeter con mis caderas- Y luego te quiero follar a cuatro patas… Y luego contigo encima, montándome- tragué saliva- Te quiero follar de tantas formas- le confesé

Pero mis palabras no iban para él

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David

Acabé adormilado y cansado de llorar, hecho una pelota en la cama. Mirando siempre la puerta por miedo a que pudiera abrirse y entrar alguien. Alguien que solo estaba en mi cabeza.

Por suerte el sueño me estaba venciendo. Y con más suerte mañana despertaría y me daría cuenta de que todo había sido un sueño… Era bueno mentirse a veces

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Héctor

El chico dormía sobre mi pecho, con la respiración tranquila. Al final habíamos follado cuatro veces, todas según como yo había querido. Y eso me gustaba. Ahora le estaba acariciadno el pelo mientras pensaba y meditaba

Mi cabeza no paraba de dar vueltas a lo que había pasado, a todo lo que podía suponer. En cómo casi se me había ido de las manos todo. En cómo había reaccionado. Lo que significaba eso. Y en donde me dejaba eso respecto a David.

Y me dejaba cerca, muy cerca

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Hola. Gracias por haber leído el capítulo. De este en concreto si que me interesa especialmente vuestra opinión. Para ser sincero este capítulo debería haber salido antes, dentro de la trama digo, porque como veis hace avanzar unos cuantos puntos. Pero no estaba del todo contento. Este que habéis leído no es el original. El original era bastante más duro y cruel, tanto que tuve que improvisar un poco para retrasarlo mientras reflexionaba qué hacer con él. Alterando el orden de otras cosas. La verdad es que creo que me pasé con el primer borrador, sobre todo porque llevaba la trama por caminos (más) oscuros; y mi idea es que esta historia sea más ligera que eso. Más que nada porque escribir me desgasta mucho y si quiero un ritmo semanal no puedo subir el nivel de intensidad emocional tanto, porque todo eso hay que escribirlo, cuidarlo y hacerlo crecer luego; y lleva mucho tiempo. Ya lo he hecho en el pasado, y ahora quiero probar este sistema semanal.

Pero bueno que me enrollo. Gracias por leerme y os animo a comentar, me ayudais a ir mejorando poco a poco y dentro de mis posibilidades. En el anterior os he dejado la respuesta a vuestros comentarios.

P.D.: En el siguiente retomaremos y daremos un fuerte empujón a la otra dupla: Mateo y Eloy