MCP VI: Entre el gemido y el grito
Competir en otra ciudad siempre intimida pero tiene sus ventajas. Tras la competición viene la fiesta y es cuando los chicos experimentan una de las ventajas de estar concentrados con nadadores de élite en el mismo hotel: la intimidad y la discreción
Tras dos semanas de duro entrenamiento los novatos del MCP compiten por primera vez. David ha estado ayudando en secreto a Miguel, mientras que Mateo está nervioso por estar concentrado en un hotel con Eloy y el resto de Clubes; por la fiesta de después y lo que pueda pasar en esas habitaciones.
-
Mateo
Tras salir de la estación de buses en Zaragoza dos taxis nos esperaban en la puerta. Listos para llevarnos al hotel de concentración. Y, prudente de mi, esperé a que Eloy subiera a uno para elegir el contrario. El problema de eso es que me metí con los de Absoluto, algo en lo que no caí hasta que no comenzaron a subirse
-Tenemos un polizón- dijo alzando las cejas un chico de veintipocos años, que se colocó en el copiloto- ¿Que haces que no estás con los de Junior, novato?-
-No habrá sitio, Jose- alguien se sentó a mi lado en la parte de atrás del taxi- Deja al chico… - clavó unos cálidos ojos avellana en mí- Tu ni caso, que se pone tenso al competir… Fran, encantado- y me dirigió una amplia sonrisa
-Mateo- respondí escueto, sintiendo un frío en el estómago por estar tan cerca de nadadores tan buenos
-¿Y en qué compites Mateo?- me siguió preguntando, mientras colocaba una mochila entre sus piernas
-400 estilos… Segunda serie-
El copiloto se rió
-Mira Fran, de los tuyos- me dió un toque en la rodilla- Pásate al medio, Mateo… Que nos falta uno-
Fran… El nombre me sonaba e hice memoria. El mural con las tablas de marcas del Carranza-Pío vino a mi mente, localizando su foto en una de las partes altas. Preferí no haberlo hecho: a mi lado tenía al mejor marquista del MCP en 400, la prueba en la que iba a competir yo aunque en una categoría inferior. Casi deseé estar en el taxi con Eloy e Isma antes que allí con él. Me sentía insignificante a sus ojos, por muy amables que fueran
Mi puerta se abrió sacándome de mis pensamientos y haciendo que me tuviera que mover rápido mientras un chico ya se estaba metiendo. Era alto, aunque no tanto como sus compañeros. Pero sí era más joven. Unos profundos ojos de un verde oscuro se clavaron en mí, algo confusos por verme allí y no en el taxi con el resto de Junior: Eloy, Isma y otro chico veterano.
-Hemos hecho un nuevo amigo, Héctor- dijo el copiloto- Ya no eres el novato del coche-
El chico se recompuso, y me dirigió una sonrisa agradable, pero sus ojos me repasaron de arriba a abajo, haciéndome sentir incómodo. Ladeó la cabeza mientras se colocaba a mi lado. Me quedé encajado entre ambos, Fran y Héctor
-Es el que rompió la prueba- le dijo al copiloto, con tranquilidad- El de los largos de asignación- giró la cabeza- Mateo, ¿no?-
A mi lado el chico alto rebulló un momento. Recolocándose para fijarse mejor en mi. Y hasta el copiloto se giró. Yo miré al suelo, totalmente intimidado. No sabía donde meterme, ni en quien descansar la mirada: si en el copiloto, que era evidente que no le gustaba tener a un Junior en el taxi; si en el chico de ojos verde oscuro que de alguna forma se sabía mi nombre, o en Fran, el chico alto, y del que contra el lateral de mi brazo sentía su cuerpo duro como una peña, avalando sus marcas en 400 estilos.
Héctor y el copiloto siguieron hablando de mí y de mis tiempos como si yo no estuviera delante, y el copiloto pareció relajarse cuando constató lo, al parecer, rápido que era. Yo me estaba poniendo tenso, porque con cada éxito mío que recordaban aumentaba más la presión por estar en mi primer campeonato… Y empezaba a hacer mucho calor, y me estaba costando respirar, y...
Una mano se puso en mi hombro, mientras el chico alto de ojos avellana se inclinaba hacia mi. De paso pegando parte de su amplio pecho por la postura.
-Todos estamos nerviosos, aunque no lo parezca- me susurró y me sonrió- Hazlo lo mejor que puedas y ya está-
Y algo en su voz me tranquilizó
-
Fran
Me tumbé de cara en la cama del hotel, con Jose en la de al lado y Héctor entre los dos. En una supletoria. Me estiré con fuerza, algo cansado de lo estrecho del bus y el taxi para alguien de mi altura. Héctor echó las cosas al armario, sin deshacerlas y se tiró igualmente en su cama. Jose se fue a duchar.
Habíamos dejado a Mateo en el hall, para que se apañara con los de Junior en el reparto de habitaciones, que no daban para meterse todos en una.
Ese chico era amigo de David, así que me caía bien… Y también era extremadamente bueno en el agua para su edad, así que les había caído bien a Héctor y a Jose… Más proclives que yo a juzgar a la gente por sus resultados deportivos. Pero no podía juzgarles, era inevitable no hacerlo, aunque fuera de manera inconsciente.
Héctor sacó el móvil y le grabó un audio a su novia, diciéndole que ya habían llegado.
Pensé en mandarle un audio a David. Me mordí el labio inferior. Él, como yo, competía mañana. No quería descentrarle… Quizá a la noche. Sería lo mejor…Pero... Le echaba de menos, habían sido dos semanas de entrenamientos bastante intensos para estar a tono para el primer campeonato y no había podido pasar mucho tiempo con él.
Aunque David parecía llevarlo mejor que yo, y eso me daba algo de miedo
Héctor se irguió en la cama, clavando sus ojos oscuros en mí. Era pálido, de pelo negro corto y algo rizado en la parte superior, de rasgos afilados y atractivos.
Atlético y con talento.
Una buena combinación que servía por igual en las competiciones y sus fiestas… Era un año menor que yo, así que ya le conocía de Junior aún cuando no tuvimos mucho trato… Y por eso supe lo que iba a decir antes de que lo dijera:
-¿Y cuando liguemos en la fiesta como nos lo vamos a montar?- me preguntó, indiferente al hecho de que había grabado un audio a su novia hacía escasos segundos- Si no podemos irnos a sus habitaciones, ¿ésta quien se la queda?-
Yo me encogí de hombros, entrecerrando los ojos
-Yo este finde no busco nada- dije abrazando mi almohada para descansar la cabeza, pensando en David- Así que mientras tenga un sitio para dormir, me vale-
Jose salía en ese momento de la ducha con solo una toalla a la cintura. Héctor le repitió la pregunta. Para su desgracia Jose tenía las cosas mucho más claras:
-Aquí el veterano soy yo… Así que si yo pillo con alguna…tú- señaló a Héctor- Y tú- me señaló a mi- Os las tendreis que apañar-
-¿Y si pillo yo antes?-
Jose le miró y le guiñó un ojo
-Ni jugando a dos bandas, novato-
-
Mateo
En un golpe de suerte Isma, el chico gallego, nada más verme aparecer en la recepción del hotel me cogió por el hombro y me pegó a él, anunciando con su fuerte acento que iba a ir en la misma habitación que el “chico prodigio”.
Al momento de hacerlo vi como Eloy, que fiel a su costumbre me había estado ignorando durante estas dos semanas a la vez que de vez en cuando me dedicaba una de sus miradas intensas, apretó la mandíbula, visiblemente contrariado por eso. Pero un segundo después su mirada fue de calma y distancia emocional total, como lo era la mayor parte del tiempo
Pero me había dado cuenta, y él sabía que me había dado cuenta. Lo que me puso más nervioso
Ahora, Isma iba y venía por la habitación, sacando y estirando su ropa para colocarla en el armario: uno amplio y de puertas con un prieto enrejado de madera para que se pudiera ventilar cerrado; fiel al aire antiguo que tenía el hotel. Yo también estaba deshaciendo mi ropa cuando llamaron a la puerta.
Isma, alegre como era, ni preguntó. Abrió directamente y se tuvo que hacer a un lado cuando Eloy entró hasta la zona de las camas. Se había cambiado: llevaba una camiseta amplia sin mangas y pantalones cortos, acorde al intenso calor que hacía esa tarde de viernes en Zaragoza. Sus hombros y pecho tiraban de la tela, mientras el pantalón apretaba en su cintura estrecha y contra sus fuertes muslos. Era turbador.
Me miró un segundo de reojo y luego se centró de nuevo en su amigo, que cerrando la puerta se estaba quitando la camiseta
-
Fai un sol de carallo
- dijo con su fuerte acento, sonriendo- Me ducho, cambio y salimos a despejarnos por el centro- me miró- Luego tú, chico prodigio-
-No tardes demasiado- le dijo Eloy, lacónico, mientras sacaba el cargador del móvil- Dejo aquí cargando el mío, que el entrenador nos ha secuestrado uno de los nuestros-
Yo seguí deshaciendo la maleta, evitando cruzarme con la mirada de ojos caoba de Eloy. El chico rubio platino, campeón del MCP de Junior, se colocó entre las camas, desenganchando una de las lamparitas para conectar su cargador. Hablando con Isma sobre a donde ir luego e ignorándome ostensiblemente.
Entonces el chico gallego cerró la puerta mientras entraba a la ducha
Sentí una fuerte presión en la nuca y para cuando me quise dar cuenta mi cara estaba enterrada contra el colchón, Eloy apretaba su fibroso cuerpo contra el mío, impidiendo que me moviera. Se acopló del todo, ignorando mis quejas e intentos de zafarme, para que mi espalda quedara totalmente pegada a su pecho, y sus caderas contra mi culo. Sus piernas se enredaron con las mías para que no pudiera usarlas
-¿Y ese juego que te traes con el taxi y las habitaciones?- me susurró al oído con voz melosa, tan impropia del Eloy distante que solía ser- ¿Evitándome?-
-No se de que me hablas- dije ahogado contra el colchón- Quítate de encima-
Su mano me apretó más la nuca, su respiración me llegó del todo a uno de los oídos. Estaba muy, muy cerca. Sus caderas comenzaron a hacer un movimiento circular contra mí
-¿Te crees que eso te sirve de algo?- su cuerpo hizo fuerza para pegarme a él, su voz profunda y grave cada vez más suave
-Pero de qué coño hablas…- empecé, asustado por lo que comenzaba a sentir que crecía en sus pantalones
-Juegos a mi no, Mateo- su voz había bajado a un susurro- Juegos… A mí… no- y enfatizó cada parte con un golpe de cadera suave, me dió un beso en la sien- Fuera de la cama, al menos-
-Isma…- intenté de nuevo, esta vez liberando mi cabeza para poder respirar, Eloy me dejó la nuca, aunque enseguida su mano me asió el cuello por delante, para que no pudiera escapar del todo
-Se estará haciendo una paja en la ducha… Si le conoceré- me besó ahora en la mejilla- Tenemos tiempo…-
Al fondo se oía a las tuberías llevar el agua hasta la ducha, en un constante fluir
La mano que quedaba libre se metió bajo mi camiseta para acariciarme la piel. Me intenté revolver, pero Eloy era, sencillamente, más fuerte que yo
-Tranquilo, Mateo… Tranquilo- empezó a restregarse contra mi con movimientos rítmicos- Conmigo estás a salvo- me mordisqueó el oído
Su otra mano, la que no me sujetaba por el cuello, se paseó por mi espalda, acariciándola, y luego por las caderas. Asiéndolas para que sus dedos me empezaran a acariciar la parte baja del estómago
-Estoy cachondísimo… Lo que me costó dejarte ir hace tres semanas, Mateo- respiró de nuevo en mi oído- Me muero de ganas por follarte- sus dientes ahora fueron a mi cuello- Me da igual que esté Isma en la ducha… De hecho… Me encanta- jadeó excitado
-Eloy… No se que crees de mi, pero no me gustan los chicos- intenté liberarme, empezando a respirar de forma entrecortada- Por favor, no quiero-
-Tranquilo, Mateo… No tengas miedo… Está bien… Está todo bien- sentí una ligera presión de sus dedos en la parte posterior de mi vaquero, me acababa de quitar uno de los botones de la cintura- Está todo bien… Confía en mí -
Fui a protestar de nuevo, tremendamente asustado y sofocado, pero la mano de mi cuello subió para cubrirme la boca totalmente. Y solo pude hacer, entre el gemido y el grito, una última resistencia.
Era imposible escapar. Su cuerpo atlético era demasiado fuerte. Podía sentirlo, contra la tela: el amplio pecho, el plano estómago, los redondeados brazos y las fuertes piernas. Era como estar pegado de espaldas contra un muro. Yo solo era un saco de huesos sin ninguna posibilidad real de resistirme solo a pura fuerza a los fibrosos músculos de Eloy, moldeados en la piscina
Mientras, su voz, melosa y susurrante en mi oído, siguió repitiendo su mantra: todo estaba bien, con él estaba a salvo, tenía que confiar… Como si fuera un cervatillo asustado al que el cazador, cuchillo en mano, intentaba tranquilizar mientras se acercaba, paso a paso, para cobrarse la pieza
Su mano seguía tapando mi boca, ahogando cualquier cosa y sin siquiera dejarme discernir si de lo que salía de ella era o puro miedo o placer incontrolado. Sumido en la confusión entre mi propio cuerpo y mi propia mente. Asediadas ambas por sensaciones que nunca pensé que podría llegar a experimentar
La lengua de Eloy se metió en mi oído, su erección era más que evidente, restregándose contra mí de forma lenta. Su mano terminó de abrirme por completo la bragueta y pasó a sujetarme una de las manos contra el colchón, para evitar que siguiera haciendo fuerza y poder escaparme
-Te voy a follar- me anunció como hace unas semanas en el sótano- Aquí… Ahora…Con Isma en la ducha- me confesó excitado
Forcé el cuello para que mi boca quedara libre
-Eloy...Por favor...Soy...soy virgen- intenté a la desesperada
El fibroso cuerpo encima de mí dejó de hacer sus movimientos. Sus brazos perdieron algo de fuerza, pero a cambio me estrecharon contra él; dejándome sentir todo lo que se escondía bajo la tela de su ropa: el amplio pecho, el duro estómago, las torneadas piernas y, claro, su tremenda erección. Dejó de mordisquearme el cuello para comenzar a dejarme besos
-Oh… Mateo…- aspiró el aroma de mi pelo, al lado de mi oído- No tendrías que haberme dicho eso…- ronroneó contra mi oído- Te suma demasiados puntos-
Entonces se tensó de verdad, y en un segundo estaba lejos de mí, tumbado en la otra cama mientras ojeaba el móvil. Yo me giré y Eloy solo me guiñó uno de sus ojos caoba y señaló con la cabeza el baño
-Ha cerrado la ducha- me sonrió- Corre-
Era verdad, ya no había ruido de agua… ¿Cómo era posible que Eloy estuviera pendiente de eso?
Mi cuerpo reaccionó solo, sentándose en el borde de la cama como si estuviera hablando con Eloy. Unos segundos después salía Isma envuelto en una nube de condensación
-Una duchita fría, que bien sienta- nos miró a ambos y se fijó en mi bragueta abierta- Mira, bien, vete metiendo a la ducha ya… Que salimos en cuanto estés-
Yo me miré los pies
-Vale...Pero creo...Que voy a dormir un poco… Estoy cansado y algo nervioso por mañana- dije sintiendo el corazón en la cabeza y deseando que no se diera cuenta de mi respiración agitada
Ni de la semi erección que tenía… ¿Qué coño me pasaba?
El chico gallego empezó a protestar mientras se seguía secando con la toalla casi delante de mí. Haciendo pasadas enérgicas con sus manos por su cuerpo atlético. Eloy se levantó de la cama, apagando el móvil y dejándolo tirado sobre el colchón mientras cargaba
-Es normal, es su primer campeonato- dijo con voz profunda y neutra, de nuevo distanciado emocionalmente- Mañana, en la fiesta de después ya se animará…- me miró de reojo, con sus ojos llameando deseo- Seguro que se animará entonces… Convencido-
Yo solo pude tragar saliva
-
David
Centro Deportivo Municipal “El Campillo”. Sábado. 400 estilos. Cuarto de la quinta serie. No era el lugar de inicio más espectacular, estaba en la parte media baja, pero para mi era como estar disputando el campeonato de España, en julio.
Al oír la salida me lancé al agua, como habían hecho todas las series antes de la mía. Listos para tratar de hacer el mejor tiempo. Me forcé a respirar, imaginándome un fuelle que se inflaba y desinflaba; tal y como me había dicho Fran, visualizándolo.
Acompasé mis movimientos, calibrando el esfuerzo para no desfallecer en estos primeros largos a mariposa; sabiendo que eran mi punto débil. Tenía que quedar en una posición digna, al menos en la mitad superior de la serie, pero no tenía que sobre esforzarme, mi ventaja estaba en el resto. Concretamente en espalda, ahí les iba a fundir. No podía fatigarme ahora, aunque quería demostrar a todos lo que sabía hacer.
100 metros a mariposa hechos… Comenzaba con espalda. Ahora era la mía. Comencé a funcionar a mayor rendimiento. Vigilando el movimiento de mis dorsales y brazos en el agua, evitando la sobre compensación de la columna, siguiendo el primer consejo que Fran me dió hace ya tres meses casi: cuando nos habíamos conocido en las duchas.
Un escalofrío me recorrió el cuerpo
¿Que tal lo estaría haciendo él? También competía hoy, pero en Zaragoza. No habíamos podido hablar mucho estas semanas, pero se que lo haría bien. Al igual que yo, él estaba focalizado en la competición y además era un titán en el agua, no me preocupaba. Tenía que centrarme en mí mismo. Foco
Me coloqué primero a espalda, ahora venía braza y libre y me mentalicé para perder mi primera posición. Fondo y aguantar, evitar que la ventaja se reducirá demasiado, esa era la estrategia ahora
Vamos allá
En libre no bajé, sprint final. Habían pasado muy poco tiempo desde que me lancé, pero en el agua, a mi al menos, todo se me ralentizaba. Como si fuera más consciente de mi cuerpo
Golpeé con fuerza el borde cuando llegué, acabando el último tramo en libre. Había terminado… Segundo, pero por los pelos
Aspiré aire con fuerza, saliendo de la piscina chorreando agua
Por un momento esperé que, como en la Escuela, una marea de chicos formara en corro a mi alrededor para felicitarme… Pero esta vez no, esta vez estaba solo. Como sería en las siguientes. Solo un chico que estiraba en el borde de la piscina me cabeceó, con disimulo.
Miguel, el único amigo nuevo que había hecho en un mes que llevaba en el Carranza-Pío
Había estado entrenando estas dos semanas con él a escondidas, explicándole el ejercicio de Fran e intentando que mejorara en braza. Él había nadado 800 libre. Ahora después de un par de series tendría que hacer 200 estilos. Y ahí se enfrentaría a la braza
Fui hacia las gradas, hacia la amplia zona que el MCP había colonizado. Pasé al lado de Miguel y sentí la tentación de desearle suerte cuando vi las miradas hostiles de sus compañeros: las últimas calles del Carranza-Pío; y desistí. Demasiada hostilidad que no entendía.
No te metas en las dinámicas de los equipos
Y eso había hecho. Más o menos. Sentí un pinchazo de culpabilidad por compartir un poco del entrenamiento secreto de Fran con Miguel. Pero no podía dejar a la gente de lado, yo no era así; por mucho que desde fuera se me escapara la vena chulita a veces.
Me senté cerca del MCP, en la periferia y en la parte final, donde me habían dejado hueco. Algo alejado de todos. Vi de refilón que el chico de Absoluto con el que me había encarado hace unas semanas me miraba. Le ignoré. Vi que le daba un codazo a alguien a su lado, señalándome. Le ignoré también.
Me empecé a secar con la toalla pequeña el pelo, estirando parte de las piernas. Vi a Enrique que me sonrió desde su posición, casi en el centro. E iba a corresponder el saludo cuando al bajar de las gradas alguien me golpeó el hombro con la pierna al pasar, haciéndome daño.
-¿Qué haces aquí?- me preguntó el chico de Absoluto, vestía la chaquetilla y pantalón oficial y a su espalda vi a un veterano de Junior y otro de Absoluto joven
Los tres me sacaban un año por lo menos
-Competir- respondí escueto, mientras me seguía secando
-No se yo si a estar en la quinta serie se le puede llamar competir- dijo uno- ¿Cuánto has hecho? ¿Diez minutos?-
Me callé la respuesta. Nada de peleas, Fran no lo querría
-En realidad, preguntaba que qué hacías aquí- volvió el primer chico, abriendo los brazos- En nuestra zona-
-Soy del Carranza-Pío- mis ojos se comenzaron a ensombrecer, apreté el puño bajo la toalla
-No, nadas en nuestra piscina, nada más- me corrigió, levantando un dedo- Y de hecho nadas en la última calle… Lento-
-Bueno, habla con los entrenadores- y me dispuse a levantarme para cambiarme de zona
El chico me puso una mano en el hombro, apretando hacia abajo
-Te vas cuando los mayores te digan que te vas, lento-
-Si no soy del MCP, no tengo porqué hacerte caso- entrecerré los ojos, sopesando el si meterme en una pelea o no
El chico de Absoluto apretó los dientes, no le gustaba que le vacilaran. Su mano en mi hombro apretó de forma dolorosa. Bueno, ya estaba. Suficiente. Me ponía de muy mala hostia que me cogieran del hombro de esa forma, como si fuera un criajo. A Fran se lo había dejado pasar, pero a ese cretino no
Me levanté de golpe, poniendo un dedo en su pecho y empujando levemente hacia atrás, para amenazar con desestabilizarle
-O me dejas en paz…- empecé
-¿O qué?- dijeron los tres chicos a la vez, avanzando medio paso en la grada
-Tú prueba- dije
El chico de Absoluto joven se adelantó más poniendo su frente sobre la mía, y empezó a hacer fuerza. Me forcé a aguantar, aunque era más fuerte que yo. Entonces paró de golpe, por suerte pude evitar irme de boca al suelo adelantando un poco el pie
-Nos sobran lentos- dijo simplemente
Se dieron la vuelta y se fueron de nuevo a su sitio, cercano al centro él y los otros dos más alejados. Cerca del borde
Vi que Enrique lo había visto todo pero había bajado la mirada, al igual que varios chicos de Junior y un par de Absoluto.
Nadie había hecho nada
-
Mateo
Segundo de la segunda serie en Junior para 400 y 200 estilos. Estaría contento si no fuera porque tuve que ver a todos mis compañeros nadar en sus respectivas pruebas antes que yo. Fran, el chico alto moreno, destrozó en 400 a sus rivales, dejando claro porque tenía el récord interno. El otro chico de Absoluto, Héctor, nadó muy bien y consiguió resultados más que buenos en 800. Y luego, tanto Jose como Fran lograron muy buenas marcas en 1500.
Y luego estaba Eloy
Competía una categoría por debajo de Absoluto, pero por la forma en la que nadaba nadie lo diría. Quedó segundo en 1500 y primero en 800 libre, para luego repetir primera posición en 400 estilos. Nadó durante toda la mañana, ya que las pruebas eran correlativas. Y salvo una respiración algo más agitada de lo normal, no dio muestras de estar cansado entre ellas. Solo tranquilo, calmado, sereno… Como era él.
De nuevo me había vuelto a ignorar. Por suerte el parlanchín de Isma me iba desgranando cuando tenía ocasión las pruebas del resto. Él había hecho 1500 y 800 libre, por lo que para cuando le tocó a Eloy me fue analizando cómo nadaba. Y si verlo era intimidante, hacerlo a través de ojos más expertos lo era todavía más. Parecía que no cometía un solo error en el agua, sobre todo en distancias cortas
Es como un tiburón
, pensé y volví a recordar la forma tan intensa que tenía de mirarme cuando estábamos a solas
Por suerte no volvió a pisar la habitación de Isma. Así que una vez acabada la competición nos pudimos vestir para la fiesta. Y no me sentí muy cómodo al ver lo arreglado que se había puesto mi compañero… Pero con suerte eso haría que Eloy no se fijara en mí
Ni yo mismo me creí mi propia mentira
-
David
Tumbado en mi cama, con los cascos, dejé que los audios de Fran se empezaran a reproducir. Me estaba contando como le había ido el día. Y sonreí cerrando los ojos cuando constaté que bien: era un gran nadador y lo sabía, pero me levantaba el ánimo que mi potrillo hubiera reventado los tiempos… Ojalá pudiera decir lo mismo
Ahora cuando acabara de escucharlos le enviaría varios yo, contando mis pruebas. Aunque me callaría cosas, como por ejemplo que casi me meto de nuevo en una pelea con ese imbécil de Absoluto. Y me callaría también que había ayudado a Miguel y que había mejorado gracias a ello. Y también, de paso, me callaría que no me habían invitado a la fiesta de después, como si habían hecho con todo el resto.
Eso sí que me dolía, sobre todo por tener que enterarme por Miguel y no por mis antiguos compañeros de Escuela.
Me giré en la cama y me hice un ovillo, intranquilo; recordando como nadie había hecho nada cuando el de Absoluto me había empezado a molestar. Seguro que ahora estarían todos en la fiesta haciéndole la pelota, porque creo que había conseguido muy buenas marcas
Nos sobran lentos
, es lo que me había dicho y nadie había hecho nada
Me sentí sólo, de repente
Yo puedo con todo
, pensé. Pero no pude quitarme la sensación desagradable del pecho
Suspiré, estirándome de nuevo, y empecé a grabarle los audios a Fran, callándome cosas y dudando de si hacía lo correcto
-
Mateo
Tres horas después y con solo solo un par de copas encima estaba abriendo la puerta de mi habitación, algo desorientado por estar tan poco acostumbrado a beber, cuando sentí una mano que me cogía del cuello con suavidad, por delante. Una voz grave y profunda, masculina, me habló al oído, de forma tranquila
-Vengo a por mi cargador, que lo dejé aquí-
Me tensé. Pero Eloy ya había abierto la puerta por mí, empujándome con suavidad dentro. Empecé a girarme para quejarme, pero esta vez Eloy no se estuvo con rodeos: me cogió el rostro entre las manos y me plantó un intenso beso, introduciendo la lengua en mi boca, paseándose por ella con lentitud
Ahí estaba, mi primer beso, sabiendo al malibú con piña de hace una hora. Dulce, lento, pausado; pero a la vez intenso, profundo, pasional.
Eloy me fue empujando hasta que me pegó contra la pared del cuarto. Sus labios masajeaban los míos de forma lenta y sus dedos, con una habilidad pasmosa, me libraron de varios botones de la parte de arriba de mi camisa. Luego, una de sus manos me cogió de la nuca mientras la otra me agarraba las caderas, para pegarme a él. A su cuerpo
Y cómo describir que sentí. Era duro, prieto. Ya lo había sentido antes pero ahora lo experimentaba de verdad. Una de sus piernas se coló entre las mías, haciendo que sus muslos torneados rozaran los míos. Su estómago plano tenía aprisionada una de mis manos, que se había quedado entre medias, y con cada suave restriego era consciente del tacto de sus abdominales bajo la camisa de lino, las suaves elevaciones y hendiduras que delimitaban cada uno. Y desde mi nuca, su mano firme hinchaba ligeramente un brazo fibroso para mantenerme sujeto, controlado
Se separó un tanto. Dejó libre mi cuello y cadera, pero me agarró por los hombros. Su mirada era fuego
-Vamos a mi cuarto- me susurró, y me sacó casi en volandas del mío propio, que cerró con un movimiento distraído
Intenté escaparme, pero Eloy me dió la vuelta y me empujó contra su puerta aún cerrada, pegándose a mi espalda. Me quejé, le pedí por favor que me dejara ir, que no quería nada con él; pero no me hizo caso. El primer beso había sido lento, los siguientes no. Me agarró del cuello y me hizo girar la cabeza, su otra mano intentaba sacar la tarjeta llave, pero no parecía importarle demasiado. Demandó mi boca con la suya de forma imperiosa, sellando cualquier posible queja que pudiera tener
Y ahora en ese beso me mordió ligeramente los labios y enroscó su lengua con la mía, mientras apretaba mi cuerpo contra la puerta para que no pudiera escapar. Sin saber distinguir que era más duro: si la puerta, el propio cuerpo de Eloy o la erección que ya notaba en sus pantalones, restregándose contra mí.
Mi mente luchó por intentar escapar
Pero...pero creo que en realidad no quería hacerlo, al menos mi cuerpo ignoraba por completo los gritos de mi mente pidiendo que luchara por huir; empalmándome como una burla a mi mismo. Mi polla dura como una piedra
La puerta se abrió con un click
Eloy con suavidad, pero firmeza, me empujó dentro. Su cuarto estaba a oscuras salvo por la luz del pasillo del hotel, así que me giré para encararle. Respirando con dificultad. Y me encontré su cuerpo semi oscurecido por la luz que le daba de espaldas
-Como te voy a follar, Mateo- me dijo en un gruñido, sonriendo- Al novato curioso… Que va espiando folladas de otros en los sótanos- se rió
-Yo… Eloy…- puse las manos por delante- Para, no quiero-
-Eso que tienes entre las piernas dice lo contrario- respondió, cazando por completo mi erección, y sin mucho más preámbulo se sacó el jersey fino junto con la camiseta
Su piel blanca, aunque aún con el moreno del verano, era perfecta. No tenía mácula. Sus pezones rosados oscuros eran lo único que lo rompía, y aún así eran atrayentes. Erectos como dos montañas en mitad del mar, coronando sus pequeños pero ambombados pectorales, agitados por una respiración más rápida de lo habitual. Lo que me sorprendió
Eloy se lanzó a por mi, rápido y certero como si estuviéramos en el agua. Su boca fue a mi cuello, comenzando a dejarme besos mientras me volvía pegar contra la pared. Le intenté detener, soltando golpes que sin embargo sabía que no eran todo lo fuertes que podían ser. A Eloy pareció gustarle, porque me mordió por los hombros, mientras sus manos me agarraban por las muñecas y me pegaban a la pared. Aprovechando para cerrar su puerta de una patada rápida.
-Me encanta que pelees- me dijo mirándome con ojos ardientes- Tienes que confiar en mí, Mateo… Estás a salvo conmigo- se pasó la lengua por los labios- ¿Quieres que te folle?-
-No- dije intentando evitar su mirada, me confundía
Sus ojos relucieron peligrosos. Pegó sus caderas restregando su erección contra la mía propia. Atrapadas ambas por nuestros pantalones
-¿Quieres que te folle?- volvió a preguntar, esta vez de forma más imperativa, sus manos en mis muñecas empezaron a apretar
Opté por no responder y apartarle la cara. Eloy soltó el aire lentamente, pasando el aliento por todo mi cuello y el lateral de la cara; haciendo que me pusiera a temblar ligeramente. Lo que le gustó. Era un cazador jugando con su presa.
De un giro rapidísimo me tiró contra una de las camas, de espaldas y encarado a él. Haciendo que me tuviera que poner de codos para mirarle. Encendió la luz y se pasó una mano por el pelo rubio platino, despeinandose y haciendo que un par de mechones le cayeran por la frente. Su mano luego fue a la nuca, alzando el brazo e hinchándolo, tirando su pecho hacia arriba. Me miró con los ojos entrecerrados, viciosos
-Te gusta lo que ves- me dijo con suavidad, no era una pregunta
Negué con la cabeza, pero era difícil sostener cualquier negativa con la tremenda erección que tenía en los pantalones. Tragué saliva, intentando sobreponerme y mantener la cordura:
-No me gustan los chicos-
Eloy se rió, dando una suave palmada para restregarse las manos. Luego sus dedos pulgares se colgaron de la cintura de su pantalón, dejándolo caer un poco
-Ya te dije que me gustaban las apuestas- se pasó una lengua por los labios con lentitud, ladeando la cabeza
Sus dedos hicieron mayor presión, bajando la parte posterior de su pantalones todavía más, empezaba a ver el inicio de unos vellos recortados. Una de sus manos se puso en su bragueta y le liberó un botón. Avanzó y se arrodilló sobre el borde la cama, yo retrocedí un tanto, recogiendo las piernas
Eloy avanzó otro tanto, quitándose otro botón
Retrocedí irguiéndome de rodillas sobre la cama, listo para embestirle en cuanto tuviera la oportunidad. Mi respiración comenzó a ser entrecortada
Eloy se pasó una mano por el pecho, pellizcándose un pezón mientras se mordía el labio inferior. Devorándome con la mirada. Avanzó de nuevo y se desabrochó el segundo botón. Su polla, erecta, aprovechó el espacio para tirar de la tela de sus calzoncillos, como un dedo acusador que me señalaba directamente a la cara
Retrocedí de nuevo, hasta que mi espalda chocó contra la pared en el cabecero de la cama
Eloy se abrió de piernas, pegándose del todo y poniendo ambas manos al lado de mi cabeza, en un golpe fuerte y que me hizo dar un respingo de miedo. Sus brazos estaban tensos, hinchados, listos para someterme y destruyendo cualquier posibilidad de oponerme físicamente a él
-Por favor Eloy… déjame ir- le evité la mirada de nuevo, agachando la cabeza
-Shhhh… Mateo no tengas miedo… Está todo bien- me empezó a susurrar, sus dedos volvieron a mi camisa para librarme de ella- Tranquilo… Conmigo estás a salvo…¿Te sientes seguro conmigo?- me preguntó con suavidad, casi dulzura en su voz grave y profunda, mientras seguía bajando por mi pecho con sus manos
Negué con la cabeza, con la mirada fija en sus dedos desnudandome a cada botón sin que yo pudiera hacer nada. Eloy se pegó más, y ahora fue su polla la que, eliminado el último botón, me llamó la atención. Dura y enhiesta
-Te va a gustar… Lo sé- me dijo totalmente convencido- La primera vez pueda dar miedo… Pero solo la primera- me cogió de la barbilla, para que le mirara a los ojos ardientes- Bésame-
Intenté retraer la cabeza y eso a Eloy no pareció gustarle, sus dedos me apretaron la barbilla. Sus ojos relucieron, peligrosos de nuevo. Y su mano empezó a bajar a mi cuello, donde se colocó, con suavidad pero de una forma muy real. Demasiado real.
-Bésame, Mateo- y sentí el peso de cada dedo alrededor de la tráquea al hacer un suave masaje circular- Déjate hacer- me susurró- Confía en mí-
Sentí un tirón en el pecho, hechizado por esos ojos que eran como una hoguera: contenida pero ardiente y peligrosa. Puro calor y consumición. Absorbiendo todo el oxígeno a mi alrededor hasta dejarme embotado. Sin raciocinio, sin control, sin deseo de conservación.
Una polilla embrujada por la llama
Mis labios rozaron los suyos, casi sin darme cuenta y sin poder controlarlos. La lengua de Eloy me acarició el labio inferior con lentitud, tentando a que la mía saliera. Y cuando lo hize ambas se enroscaron un segundo fuera de nuestras bocas, disfrutando la una de la otra, antes de que sus labios se posaron sobre los míos.
No me soltó el cuello
Me besó con pasión. Casi con violencia. Queriendo, demandando, exigiendo todo de mí. Y era como una fuerza de la naturaleza: irresistible. Cerré los ojos, abándonámdome al beso; cediendo a la petición de mi cuerpo
Prefiriendo el gemido por encima del grito
Ignorando el peligro. Sobreponiendo el deseo
Su otra mano fue a mi bragueta y me la abrió de un solo movimiento experto. Para luego ponerse sobre mi polla durísima y empezar a masturbarme sobre el calzoncillo a reventar; haciendo que suspirara contra sus labios y reclamando también ese aliento, como un tributo a ese dios de pelo platino que me estaba desbordando todos los sentidos.
Mi camisa cayó de mis hombros, hasta la mitad de mi espalda. Mi pecho se pegó al suyo. Mi delgado cuerpo se restregó con su piel. Queriendo sentirlo a todo él en mí… Casi deseando que estuviera dentro de mí. Se separó un tanto
-Conmigo estás a salvo- y su voz de nuevo volvió a ser dulce
Sus manos se pasaron por mi pecho e hizo que las mías se colocaran en el suyo. Me empezó a explorar entero, sin dejar de mirarme a los ojos: añadiendo con cada pasada de sus manos una cadena más en torno a mi cuerpo. Manteniéndome cerca del fuego.
Nunca le había tocado, y la curiosidad me pudo. O eso me dije a mi mismo. Mis dedos apretaron su pecho, sintiendo las fibras musculares bajo ellos, siguiéndolas hasta llegar a los macizos hombros que masajee para luego volver a bajar. Sentí sus pezones erectos contra la palma de mis manos y di un suave pellizco a uno, que hizo a Eloy suspirar entre los dientes. Y luego una de ellas fue a su estómago, donde repasé toda su marcada superficie. Impresionado
Por su parte Eloy siguió con sus suaves caricias, aprovechando para desprenderme totalmente de la camisa. Se inclinó un poco y me empezó a dejar besos sueltos por el cuello y los hombros, haciéndome suspirar y acariciar su amplia espalda sin poderme resistir. Era demasiado
Entonces llamaron a la puerta
Eloy se tensó. Irguiéndose con el ceño fruncido. Esperó un segundo y se volvió a repetir. Yo parpadeé, despertando en parte del sueño embotado en el que había estado. Y eso pareció enfadar de nuevo a Eloy
-¿Quién coño es?- gritó, poniendo una mano en mi rostro para acariciar un lateral
-Catina- dijo una voz
-E Isma- dijo otra, que conocía bien por su marcado acento
Eloy se quedó un segundo en silencio. Apretó los dientes. Se alejó de mí
-Puto gallego- masculló entre dientes, se le notaba muy enfadado
Yo poco a poco iba despertando a la realidad, y me intenté apartar de Eloy. Por un segundo pareció furioso, dándome miedo de verdad. Luego su boca se fue curvando en una sonrisa
-Ven, Mateo… Juguemos a algo- me cogió de la mano y me sacó de la cama, me dio varios besos sueltos y luego me colocó delante del armario-Te quiero aquí- y abrió las puertas metiéndome tras ellas, dejando una rendija-No hagas ruido o sabrán que estás aquí- me miró ladeando la cabeza- ¿Y no quieres que Isma sepa lo que estábamos haciendo, no?-
El miedo sustituyó la excitación. Asentí apresuradamente con la cabeza. Asustado por si alguien del MCP me descubría allí
-Bien- se llevó un dedo a los labios- Silencio-
Y desapareció un segundo, yéndose a abrir la puerta. Desde esa postura veía toda la habitación. De forma lateral a las dos camas. Tanto por la rendija como las tablas de madera del enrejado antiguo. Me pegué contra la pared del fondo, haciendo que el par de camisas que estaban colgadas en percheros me cubrieran un poco
Isma y Catina, una chica rubia que recordaba ver competir en 800 y 400, entraron al cuarto. El chico gallego tenía una mano por su hombro, y aunque a los dos se les veía bastante despiertos si que era cierto que sus movimientos eran algo torpes
-¿Qué hacéis aquí?- preguntó Eloy, recuperando su seriedad
-¿Tú que crees, genio?- respondió Isma
Eloy miró a la chica rubia
Ella respondió encogiéndose de hombros y en un idioma que no reconocí, abrazando a Isma que sonrió
-
Și sunteți sigur că nu l-ați convins de asta?
- respondió Eloy para mi sorpresa, en la misma lengua y con increíble soltura
La chica se volvió a encoger de hombros, aunque ahora con una sonrisa pícara. Isma frunció el ceño, pero se inclinó para besarla con pasión. Me di cuenta de que llevaba su camisa abierta. Luego se separó y sonrió a Eloy, que le miraba con el ceño fruncido
-No me voy a montar un trío contigo Isma, puto gallego salido- dijo, pero sonrió- Hoy no, al menos… Y menos con Catina-
-Ya no salís juntos- replicó, arrastrando las palabras y encogiéndose de hombros-Un poco de diversión nunca viene mal-
-¿Y Mateo?- contraatacó Eloy- ¿Ya le has perdido? Porque al hotel no ha venido-
Isma se quedó un momento callado, y luego despotricó en gallego. Se separó de ambos
-Pero no le vi en la fiesta… Creo- miró a Catina, luego a Eloy- Tío el entrenador me mata-
-Vuelve a buscarle, puede que se fuera de pubs con los otros Clubes- mintió Eloy, que ni pestañeó ni miró hacia el armario
Isma abandonó el cuarto corriendo. Y yo no estaba seguro si salir o no. Por suerte, o no, Eloy me sacó de dudas. Se inclinó para besar a la chica de forma pasional, cogiéndola de la nuca como a mi. Pero en vez de cerrar los ojos Eloy los tenía fijos en el armario, directamente clavados en los míos, pese a que estaba en sombras
Tragué saliva
Sin mucha delicadeza Eloy empujó a la chica contra la cama. Con mucha más violencia de lo que había hecho conmigo. Pero ella no protestó, de hecho pareció gustarle porque sonrió lasciva mientras se subía el vestido corto que llevaba.
Eloy se echó sobre ella. Besándola de nuevo mientras se bajaba los pantalones. Ella hizo ademán de querer quitarse el vestido entero, pero Eloy solo dejó que se lo subiera por encima de la cintura. Y rotó con ella sobre la cama, manejándola a su antojo, para darme la espalda.
Hice una mueca con la boca, disgustado sin saber porqué, por lo que estaba pasando delante mía
Entonces Eloy se separó, quitándose los pantalones y desprendiéndose de los calzoncillos. Dándome una panorámica total de su fuerte espalda y prietos glúteos. La chica hizo de nuevo intento de querer levantarse de la cama, pero sin muchos miramientos Eloy le volvió a empujar contra ella, se inclinó sobre su cuerpo y… Y la penetró en dos fuertes empellones
Vi los huevos de Eloy colgar entre sus piernas. Y luego moverse a la vez que comenzaba a penetrarla. Al principio lento, pero pronto con un ritmo altísimo. Ella empezó a gemir, disfrutando. O eso creía porque por la postura el cuerpo de Eloy era lo que llenaba mi campo de visión
Eloy siguió aumentando el ritmo. Tensando el cuerpo a cada embestida. Pronto se alzó de manos, flexionando los macizos hombros, ella puso una mano en su nuca, como queriendo que bajara para besarla, pero Eloy la apartó de un manotazo y puso luego la mano en su cuello. Supe que estaba haciendo fuerza
Escuché gemidos. Por parte de ambos. Pero yo solo podía fijarme en Eloy
La musculatura de su espalda era increíble. Respondía a cada movimiento con relajando o tensando partes diferentes según la postura. En acción constante. Desde los anchos hombros hasta las estrechas caderas, y claro los duros glúteos y las fuertes piernas. Todo en tensión mientras seguía follando a ese ritmo increíble
La cama comenzó a crujir con violencia. Y Eloy se puso de rodillas sobre el colchón, mientras seguía con sus golpes de cadera endemoniados. Parecía un motor a mil revoluciones
La chica se tensó. Gimiendo de forma audible. Eloy no paró, la siguió follando incluso cuando el gemido murió, solo para volver a los pocos segundos. Vi las uñas de ella clavarse en su musculosa espalda, mientras se corría por segunda vez. Pero Eloy siguió sin parar, follando más fuerte y más rápido. Y con un tercero, esta vez al minuto, ella se dejó caer sobre la cama, desmadejada.
Y ahora Eloy si que bajó el ritmo
Le dió la vuelta a su cuerpo y lo giró, pegándole el rostro contra el colchón.Sin de nuevo dejarla que se quitara el vestido. Esta vez de cara ambos a mí. Pero estaba con la cara enterrada por Eloy, que le apretaba la nuca. Su polla, sin muchos miramientos, la volvió a penetrar
Y clavó sus ojos ardientes en mí
Esperó un par de minutos a que recuperara el aliento y volvió a empotrarla con las caderas. Si por detrás el cuerpo de Eloy era increíble, por delante quitaba el aliento
La piel le brillaba por una fina capa de sudor, que sobre los pectorales pequeños y los abdominales marcados jugaban con las luces del cuarto. Ahora no veía su culo, pero si veía las estrechas caderas y parte de los fuertes muslos en cada embestida. Con el brazo y mano que mantenía sujeta la cabeza contra la cama, en tensión, abultando el bíceps junto a las venas del antebrazo. Sus pezones estaban totalmente erizados, por la excitación
Y sus ojos, como dos hogueras, no se separaban de mi
No pude evitarlo y abrí un poco al rendija de la puerta, mi cuerpo de nuevo actuando sin mi permiso
Eloy sonrió y sacó en parte la lengua. Aumentando el ritmo de la follada
-¿Te gusta como te follo?- un gemido ahogado contra el colchón fue todo lo que se pudo oír, mientras Eloy seguía empotrándola contra la cama con cada embestida- ¿Te duele?- y apretó con sus caderas en uno de los empujes, lanzándome un suave beso con los labios ahora que era más visible entre las sombras-Que si te duele-
-Sí…- escuché de forma muy amortiguada
-Eso por joderme el polvo- dijo y me sonrió- Bésame-
La chica intentó levantarse y apartar la cara del colchón, seguramente pensando que iba para ella. Pero no, Eloy tenía la mirada clavada en mí. Sus ojos estaban inflamados de deseo, pero también estaban serios.
No había sido una broma
¿Quería que le besara? Su sonrisa había desaparecido. Y había aumentando el ritmo de la follada, casi como si pagara contra esa chica cada segundo de retraso que tenía en cumplir lo que me había pedido. Negué con la cabeza
Vi que Eloy apretaba los dientes mientras aumentaba la fuerza sobre la chica, que se empezó a quejar ya de forma audible.
-Bésame- repitió, lentamente, con la voz suave
Di un paso fuera del armario. Muerto de miedo. Pasé por encima de la cama. Eloy me sonrió al verme acercarme, y redujo el ritmo. Haciendo que de nuevo solo se escucharan gemidos de placer suaves, ahogados contra la cama.
Me paré delante de ellos, inseguro. Pero Eloy decidió por mí, la mano que tenía libre me amarró también por la nuca, como a la chica, y también como con ella no me dió opción a escapar: me acercó para besarme
Y para mi sorpresa, que esperaba algo violento, fue muy lento y gentil. Más incluso que nuestro primer beso. Me acarició los labios con lentitud, paseando su lengua por mi boca en pasadas delicadas. Cerrando los ojos para disfrutar del beso… Mientras seguía empotrando a la chica, que no se estaba enterando de nada… Y para ser sinceros, yo tampoco
Se separó de mí
-Ponte a mi espalda, Mateo- me susurró, como vió que de nuevo dudaba la mano de su nuca me apretó- A mi espalda-
Sentía el corazón en mi cabeza, martilleando con fuerza por todo el miedo de que la chica me descubriera allí. Pero Eloy la seguía manteniendo bien sujeta
Rodeé la cama y me puse en la espalda de Eloy. El hechó el brazo hacia atrás y cogiéndome el culo me apretó contra su espalda sudada y en flexión
-Tócame Mateo… Acariciame- me susurró girando la cabeza- O no me voy a correr-
-Pero que coño dices…¿Estás loco? Nos va a pillar- siseé, fuera de mi por el miedo
-Yo me ocupo de Catina- dijo sin parar de follársela- Pero no me pone nada, o me tocas o no me voy a correr-
Nadie lo diría por cómo la estás reventando
, pensé
Seguía pegado a su musculosa espalda, así que no tenía muchas opciones. Cuanto antes le hiciera caso mejor, porque Eloy no iba a parar, empezaba a conocerle.
Le pasé las manos por delante, abrazando su cuerpo. Y haciendo que Eloy gimiera por primera vez. Las palmas resbalaron por su pecho sudado, sintiendo su fuerte respiración, y le apreté los pectorales. Amasándolos, recuperando el punto en el que habíamos estado antes de la interrupción
-Sí… Los pezones- me susurró
Obedecí. De nuevo bajo el hechizo de sus ojos caoba, que esta vez casi ni podía ver pese a que tenía la cabeza girada hacia mí. Mis dedos fueron a ellos, era fácil encontrarlos: estaba durísimos. Pase las yemas por encima de ellos varias veces, dejándome guiar por el instinto sin saber que hacía de verdad. Pero a Eloy pareció gustarle, porque volvió a gemir y esta vez ladeó la cabeza
Se los pellizque varias veces. Y Eloy aspiró entre dientes
Moví la cara, pegando mi pecho a la amplia espalda de Eloy. Sintiendo toda la potencia de su respiración y de su cuerpo tensionado. La fina película de sudor que tenía me pasó al torso, haciendo que a cada movimiento él y yo nos restregáramos. Algo que pareció encantarle, porque empezó a mover la espalda
-Pega las caderas- dijo- Fóllame- susurró
Le pegué las caderas al culo, haciendo que se acompasara con el ritmo endemoniado que llevaba con la chica. No le estaba penetrando, no le estaba follando, no estaba dentro de él… Pero ambos fue muy real. Eloy se estiró, suspirando de gusto, y yo jadeé en su cuello, totalmente excitado por el vaivén que tenía
Y por primera vez tomé la iniciativa, borracho de deseo y poseído por el morbo
Bajo la mano por su pavimentado estómago hasta sus caderas
-Para un momento y separate un poco- le dije con los ojos entrecerrados
Eloy no rechistó. No lo pensó, ni lo meditó. Hizo exactamente lo que le pedí, sin pensar. Y eso me encantó, de una forma oscura. Mi mano le agarró la base de la polla, que sentí caliente y húmeda; y le empecé a masturbar en movimientos cortos, desde la base hasta la mitad de la polla, rozando la piel de la chica, que para mi ya solo era un detalle anecdótico de la escena
-Joder… Si, no pares- dijo y se pegó a mi- Haz que me corra-
La punta de su polla seguía dentro, así que no podía sentirla entera. Pero me valía. El corazón de Eloy estaba acelerado, pero el mío propio estaba totalmente fuera de control. Se me iba a salir del pecho
La mano de Eloy se echó hacia atrás y me cogió de la nuca, hundiendo las manos en mi pelo. Pero esta vez fue dejando suaves caricias mientras jadeaba. Mi otra mano fue de nuevo a su pecho, aprovechando esa flexión para seguir metiéndole mano… Como él me había pedido
Joder, estaba dentro del fuego. En pleno medio. Lo sentía. Emanando de su cuerpo pero también del mío. Consumiéndome de dentro a fuera, un sofoco imposible de controlar. Era una estrella colapsando sobre sí misma, a punto de ser supernova
¿Pero qué coño estaba haciendo? La parte cautiva de mi mente, totalmente aplastada por las olas de deseo que me invadían, luchaba por recuperar el control. Pero no podía hacer nada.
La polilla ya volaba tan cerca de la llama que sus alas comenzaban a arder en las puntas
Mi paja estaba volviendo loco a Eloy, que jadeaba, gemía y gruñía. Y yo por mi parte no podía hacer otra cosa que seguir masturbándole, pegado y disfrutando de ese cuerpo de competición cubierto de sudor y exudando vicio y morbo por todos su poros. Músculo y tendones tensos.
Y llegó lo inevitable
-Me corro- anunció, y esta vez sacó la polla para correrse sobre la colcha, giró la cabeza- Bajo la cama, corre-
Tenía la garganta seca, un calentón encima imposible y el corazón a punto del infarto. Pero me eché al suelo y rodé fuera debajo de la cama
Vi como Eloy se retiraba. Sus pies se alejaron un par de pasos de la cama. La chica también se levantó. Y se puso delante de Eloy. Empezaron a hablar en esa lengua extraña, que no comprendía. Hasta que Eloy pareció enfadarse y pasó de nuevo al español
-Pues te jodes Catina, querías follar y hemos follado… Ahora vete-
La chica despotricó y la vi irse de la habitación con prisas, a punto de salir parece que volvió de nuevo dentro
-Eres un cabrón- le dijo
-
Lasa-ma in pace
- respondió Eloy, en esa lengua extraña
La puerta se cerró con un portazo. Eloy tardó solo un segundo en asomarse debajo de la cama, donde estaba escondido. Me sonrió y guiñó un ojo
-Sal, Mateo-
Cuando lo hice me plantó un beso pasional, agarrándome de la nuca y las caderas. Pegando su desnudo e increíble cuerpo al mío, que seguía llevando solo los pantalones con la bragueta abierta
-Has estado increíble, hacia mucho que no me ponían tanto- dijo, me empezó a empujar hacia la cama-Ven, vamos a dónde lo dejamos-
Yo seguía respirando de forma entrecortada. Sin saber que hacer, aún sintiendo un calor imposible en el pecho. Pero entonces volvieron a llamar a la puerta
-Tío soy Isma… Que no encuentro a Mateo- su voz parecía muy alterada- Hay que avisar al entrenador-
Eloy cerró los ojos, suspirando
-Te ayudo a buscar- gritó a a la puerta, me miró- Quédate aquí y en cuanto nos vayamos vístete y baja al hall del hotel, en cuarto de hora haré volver a Isma y nos encontraremos allí… Dile que te fuiste con los valencianos a algún bar-
Se vistió con unos pantalones cortos y su camiseta amplia sin mangas. No se puso calzoncillos. Fue hacia el pasillo de la habitación y cuando iba a salir pareció pensar algo:
-La próxima vez Mateo…- le miré sabiendo lo que iba a decir- La próxima vez follaremos, que te quede claro-
Y salió mientras tranquilizaba a Isma
-
Fran
Salí del ascensor silbando por lo bajo. Feliz de que al final Jose no pillara y Héctor hubiera podido irse a la habitación de la chica con la que había ligado. Podría dormir en mi cuarto y sobre todo podría escuchar los audios que me había dejado David, estaba deseando saber como le había ido a mi chocolatina.
Retrocedí de golpe para dejar paso a Isma y Eloy, hablaban entre ellos en voz baja y al gallego se le notaba alterado. Fruncí el ceño e iba a decir algo cuando las puertas del ascensor se cerraron en mi cara, bajándoles de planta
Extraño, alguna habrían liado
Caminé hacia mi cuarto, al lado de los de Junior, justo cuando se abría la puerta de uno de ellos. Me giré. Mateo salió con la camisa abierta, algo sudado y desde luego oliendo a sexo. Se notaba a kilómetros. Clavó unos ojos llenos de sorpresa y miedo en mí, no esperaba encontrarse con nadie
Alcé las cejas y miré el número de la habitación de la que salía
No era la suya, era la de Eloy
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Hola. Al final me quedó largo el capítulo incluso tras condensarlo, pero queria tocar varios puntos. Admito que la escena sexual es algo rara, es un poco experimental. En el capítulo anterior, como siempre, tenéis la respuesta a vuestros comentarios, que me ayudan a seguir puliéndome poco a poco. Es probable que me tome una semana de descanso, de ser el caso avisaría en comentarios de este capítulo o ya en el siguiente, depende de cuando sea. Os animo a comentar para dejarme vuestras impresiones, sean positivas o negativas, para que pueda tener puntos de vista sobre los que reflexionar y poder mejorar. Gracias por leerme