MCP III: El equipo de natación

Es el primer día de entrenamiento del Martín Carranza-Pío, todos están nerviosos, sobre todos los novatos. Tras las asignaciones vienen los entrenamientos de verdad… Y el día será más intenso para unos que para otros, en todos los sentidos

El Martín Carranza-Pío, tras su semana libre, empieza la temporada de entrenamientos y competiciones. Los novatos están nerviosos, unos más que otros, pero ninguno sabe de verdad como será en un equipo de Alto Rendimiento. Mateo está nervioso, no sabe que esperar pero tiene claro que sea lo que sea no se parecerá en nada que haya vivido antes

-

Mateo

El primer día de entrenamiento estaba siendo… apabullante. En todos los sentidos. Las personas, las caras, los nombres y las marcas. Puede que de hecho las marcas fueran lo peor de todo.

Teníamos que hacer unos largos de asignación, como los llamaban. Absoluto y Junior entrenaban a la vez pero de forma separada, mientras que dentro de cada categoría nos iban a partir en grupos homogéneos según el nivel… Es decir, según las marcas de tiempo.

Primero nadaba Absoluto, empezando por los veteranos y de ahí hacia abajo. Eran largos que en total no sumaban más de unos pocos minutos, porque teníamos que darlo todo e intentar sacar la mejor marca. Y conforme iban pasando todos por la piscina olímpica, me fui sintiendo cada vez más inseguro y fascinado a la vez.

Me mordí el labio inferior algo inquieto, todos estaban pendientes de los largos de cada uno; y los entrenadores iban anotando las marcas de cada largo en su archivador. Listos para cribar y hacer los grupos

Era casi como una segunda prueba

Entonces, acabado Absoluto, empezó el equipo Junior con sus veteranos, acabados ellos íbamos nosotros.

Fui el primero de los novatos en nadar. Y la verdad es que eso no se si me puso más nervioso o menos. Lo que sí que no ayudó a mi inseguridad fue que todos me estuvieran mirando. Es cierto que algunos de forma distraída, pero otros, de hecho unos cuantos, parecieron comenzar a prestar más atención en cuanto me acerqué a la zona de salida.

De nuevo me forcé a centrarme en el agua. No existía nada más: solo el agua y mi respiración acompasada. En una esquina estaban los novatos, con David entre ellos, atentos a mi. Igual de nerviosos que yo porque sus turnos empezaban en cuanto yo terminase

Pero eso no importaba, nada estaba importando en este momento. Solo importaba yo. Y las marcas que pudiera llegar a conseguir. A eso se reducía todo en este momento

Sonó la señal y empecé a nadar

En el fondo quería impresionarles, ser como ellos y tener un lugar en la competición. ¿Pero acaso no estaba demostrando que no podía hacer lo mismo que ellos? ¿En este mismo momento? ¿Ante sus ojos?

Mientras una parte de mi mente se centraba en ello, la otra siguió pendiente de mi respiración, de mi ritmo y del ciclo que creaba en el agua con el empuje de mis piernas y brazos. Inevitablemente iba a quedar al descubierto… Era capaz de ver y notar cada pequeño fallo o cada pequeño detalle que se me escapaba, pero ya no podía hacer nada. Estaba a punto de acabar los largos.

Apoyé mis manos al final de la piscina, exhausto. Creo que me había forzado más que en la prueba, si es que eso era posible.

Al salir del agua vi que todo el mundo estaba en silencio, mirándome fijamente. Mis compañeros de la Escuela estaban igual de mudos, y cuando miré a David fue el único que me sonrió, asintiendo lentamente. ¿Que habrían visto?

La magia se rompió cuando el entrenador de dos palmadas llamó al siguiente de los novatos. Yo me senté en la primera grada, demasiado cansado para subir los enormes escalones por encima. Entrecerré los ojos y me comencé a secar y a estirar solo, temeroso de mirar hacia atrás. Sobre pasado por todas esas miradas intimidantes que solo removían mi propia inseguridad

El resto de compañeros fue pasando, y curiosamente cuando acababan se sentaban a mi lado y comenzaban a darme conversación. Incluso los chicos que no eran de Escuela, si no que habían ojeado de fuera… Estaba desconcertado, la verdad. Nunca nadie se me había acercado a hablar a ese nivel… Preguntarme la hora, pedir mi opinión sobre un tema o consensuar algún plan de grupo si, claro. Pero los novatos genuinamente estaban, poco a poco, creando un grupo a mi alrededor conforme acababan de nadar.

Tenía tanto miedo dentro, pensando mil teorías de porque querían hablarme, la mayor parte de ellas involucrando algún tipo de burla sutil que no estaba entendiendo, que hice lo que solía hacer en estos casos: estar callado y ser taciturno. Eso normalmente solía hacer desistir a la gente… Pero a ellos no. Todos siguieron gravitando a mi alrededor.

El entrenador por suerte pitó el final del entrenamiento… Pero David aún no había nadado.

Nos mandó a todos al vestuario, diciendo que en la tarde tras las clases nos organizaría por calles. Yo me quedé retrasado, pese a que todos me pidieron entrar con ellos, solo para quedarme con David, que seguía esperando, solo, en su asiento varios escalones por encima

Estaba algo desconcertado y se acercó a hablar con el entrenador. No se muy bien que hablaron, pero el entrenador terminó la conversación cerrando el archivador de golpe y poniendo una mano en su hombro. Para después irse. David se quedó con la cabeza gacha, y lo único que se me ocurrió hacer fue acercarme y pasarle una mano por el hombro.

David me miró sonriendo de lado

-No hay asignación para mi… Tendre una calle entera para mi solo, ventajas de ser el único en el grupo de entrenamiento- señaló una de los extremos, la más alejada- Sin compañeros… Sin marcas- suspiró- Me lo llegan a decir y no vengo por la mañana, me hubiera ahorrado el madrugón-

Le estreché contra mí

-Mejor que no te hayan visto… Así les sorprenderás cuando empieces a nadar-

David me volvió a mirar, sonriendo. Y entonces el silencio se instaló entre nosotros, al lado de la piscina. Mi brazo seguía por sus hombros, mientras el suyo estaba por la posición pegado contra mi pecho. Los ojos celestes de David me recorrieron el rostro lentamente, y tanto él como yo tragamos saliva

¿Por qué estaba tan nervioso?

David se inclinó levemente hacia mí, y sin saber porqué me tensé entero. Sorprendiéndome a mi mismo. David volvió a retraerse hasta su postura inicial y me sonrió, aunque dejando traslucir parte de la tristeza de su conversación con el entrenador

-Has estado increíble, Mat- me dió un suave cabezazo, como solía hacer a veces- Les has dejado a todos con el culo roto-

Y riéndonos los dos volvimos al vestuario, dejando atrás ese extraño momento

Íbamos a entrenar tanto por la mañana como por las tardes. Todos los días salvo los domingos. En la mañana, hora y media. Y en la tarde tres horas. Los sábados, toda la mañana del tirón. Todos entregamos la carta del MCP y del Ministerio y Consejería firmada, tanto por nuestros padres como nuestro centro escolar, aceptando esos horarios y una adaptación curricular especial, por estar en el grupo de estudiantes-deportistas.

Por la tarde ya estaban los grupos homogéneos formados. Absoluto por su lado, Junior por el nuestro; y dentro de cada gran equipo, grupos más pequeños. A mi me tocó la calle central, y en parte se me cayó el mundo a los pies viendo que dos chicos estaban.

Por un lado y ya en el agua, estaba el que había sido campeón en 200 a espalda y braza, en el pasado campeonato de España. Se llamaba Rubén, y era difícil no conocerle siendo de la Escuela en el MCP, alguna que otra vez habíamos tenido una sesión de entrenamiento guiada por él, cuando empezó a ganar récords uno tras otro. Tenía una sonrisa amplia, y por lo que recuerdo de sus entrenamientos, era bastante animado y cercano.

Estaba con la gafas caídas, manteniéndose a flote mientras hablaba con chicos en las calles adyacentes. A su espalda y apoyado en el borde, estaba otro. Ismael. Era un chico gallego que ojearon el año anterior, y que había quedado segundo en los 800 en el pasado campeonato. A este si que no le había tratado, aunque cuando me vio me sonrió de forma amable y salpicó a Rubén para atraer su atención

-Tenemos al chico prodigio de compañero, Rubi- dijo, tenía una voz cantarina con un fuerte acento-

Non sexas timido

  • palmeó el agua- No mordemos, prometido-

Rubén se apoyó también el borde. Los ojos de Ismael eran verdes, pero los de Rubén eran oscuros

-Le da corte, Isma- me sonrió- Ignórale, has nadado muy bien, ven-

Me senté en el borde de la piscina, los dos comenzaron a nadar cerca para mantenerse a flote. A pesar de las ondulaciones de sus movimientos, bajo el agua se adivinaban dos cuerpos fuertes. En el caso de Isma algo pálido, como mi propia piel, y en el caso de Rubén, bronceado

-De nosotros no tienes que tener miedo… Si no del gruñón- dijo Isma alzando las cejas- Es algo difícil… Pero a mayores no tienes que caer bien, solo nadar… Aunque se le coje cariño-

Rubén le metió la cabeza bajo el agua

-Dice muchas cosas, no le hagas caso a la mitad- me volvió a sonreír- Eloy es majo-

Me tensé, Isma salió del agua y salpicó a Rubén mientras le insultaba en gallego. Se sentó a mi lado chorreando agua

-¿Eloy...Eloy?- pregunté por confirmar, no podía ser

-Claro, solo hay un Eloy…- dijo Isma, se giró-

Que fas?

  • movió el brazo para llamar la atención de alguien- Ven de una vez que empezamos-

Abrí mucho los ojos, mientras un cuerpo pasaba a mi lado y se lanzaba al agua. Nadó de vuelta para ponerse a la altura de Rubén

-Mira Eloy, este es Mateo- me señaló con un cabeceo- Está en nuestro grupo-

Eloy, el campeón de España Junior en 1500 y 800, y uno de los mejores nadadores a nivel nacional de nuestra categoría, me miró con un cabeceo como saludo. Aún no se había puesto el gorro y las gafas le estaban colgando y flotando ligeramente sobre el agua.

Era rubio claro, casi platino, y sus ojos eran de un marrón algo rojizo, como la caoba. Tenía la mandíbula fuerte, masculina. Y la piel algo tirante en los pómulos y en las mejillas, de lo delgado que era. Mientras se mantenía a flote de vez en cuando quedaban al aire dos hombros tallados y dos brazos fibrosos y fuertes. De piel ligeramente tostada.

Isma le salpicó con un manotazo

-Saluda al chico- me dió un codazo- Habla poco, pero así nos lo dieron hecho-

-Hola, Eloy- su voz era profunda, como de barítono, casi el lado opuesto del cantarín Isma- Has nadado bien-

-Gra...gracias, Mateo- me pasé la lengua por los labios- Tu has nadado increíble-

Y era verdad. En sus largos de asignación había hecho casi las mismas marcas que los chicos veteranos de Absoluto, mayores que nosotros. Asintió un momento, como dándome la razón, y luego se alejó un tanto para colocarse todo. Isma me empujó suavemente y me di cuenta que el primer entrenador había comenzado con la secuencia de movimientos que nos había planificado para comenzar.

Me decidí centrar. Isma se colocó delante de mí en el orden de la calle, y agradecí que se interpusiera entre Eloy y yo. Ya era intimidante nadar con Rubén y con él, como para encima tener que hacerlo con uno de los campeones nacionales. Respiré hondo. Todas las calles eran de tres o de cuatro. Me alcé un tanto pero no llegué a ver la de David, que estaba en el extremo de la piscina, nadando solo

Ismael se propulsó con fuerza. Íbamos a empezar. De forma mensual nos centraríamos en un estilo principalmente, íbamos a comenzar por braza. El ejercicio era un ciclo sencillo: por cada brazada, dos patadas. Y cada cuatro largos se aumentaría una patada. Debía ser fácil, creo

Tras varios largos quedó claro que no. No sabía refrenarme a mí mismo para nadar en ciclos más lentos de los que solía, y me sentía tremendamente descoordinado. El entrenador se iba pasando por las calles, dando consejos sueltos, pero la nuestra la ignoraba por completo. Supongo que pensaba que chicos como Isma o Eloy no necesitaban supervisión ninguna.

Tras acabar esa serie nos dejó unos minutos de descanso

-Te vas a ahogar- me dijo Rubén, estaba apoyado en la corchera, con sus fuertes brazos bronceados al aire, se estiró bajo el agua con uno de ellos para cogerme- Aprender a nadar lento es importante- me puso las manos en la corchera- Agárrate bien y haz el movimiento-

Yo estaba tenso e inseguro, pero peor iba a ser tardar demasiado en hacerlo. Ismael se puso en mi otro lado y los dos vieron como daba la patada

-Claro, ahí, quieto- me dijo Isma, me paré a mitad de movimiento- Esperas hasta el final para controlar el movimiento, por eso solo sabes nadar bien cuando lo haces rápido… Hasta que no llega el impulso al tobillo nadas sin control-

Me apoyó una mano en una pierna, obligándome a flexionarla bajo el agua

-Aquí, al principio, manda el muslo- me apretó ligeramente en un suave masaje- Ténsalo, vamos… Más- asintió- Bien… Luego, la rodilla… Estira...No, rápido no, porque no te das cuenta…Lento, así-

-Ves, desde la rodilla entonces diriges mejor, porque no esperas al final del impulso cuando ya es tarde- ahora fue Rubén el que me puso una mano en la rodilla, se acercó un poco para tener mejor ángulo- Cuando llegas al tobillo estás vendido, como mucho controlas parcialmente la dirección del impulso-

Intenté hacer lo que me decían

-Lo pillas rápido, chico prodigio- me dijo Isma- Pero te queda mucho con esto, un par de semanas practicando y lo deberías pillar-

Ninguno de los dos había apartado su mano, uno en mi muslo y el otro en mi rodilla. Los dos estaban con un brazo apoyados en la corchera, hablando por encima de mi. Estaban discutiendo sobre qué ejercicios debería hacer para mejorar mi técnica.

Me sentía incómodo, pero no quería decir nada

El pecho de Rubén y de Isma, amplio en ambos casos, pero en el del gallego más musculoso, estaban algo fuera del agua por la posición, y el brazo que les mantenía sujetos se flexionaba por la postura. Dejando ver su fuerza. Sus piernas de vez en cuando me rozaban al mantenerse a flote, sobre todo con Rubén, que era el más cercano. Y me turbaba sobre manera

Ambos se recolocaron, pasando a apoyarse en mi espalda, y se pegaron más. Por como hacían referencia a otras discusiones anteriores, parece que solían diverger bastante en cuanto a cómo y qué entrenar… Aunque el resultado de que se estuvieran acalorando fue que me fueron aprisionando poco a poco entre sus cuerpos. Y en ambos era como estar contra un muro. Enjutos y atléticos, como se podía esperar de nadadores de su nivel, aunque no pensaba que fuera a comprobrarlo de este modo

Una mano se colocó en mi hombro, era la de Rubén

-¿Tú que opinas Mateo? ¿A que llevo yo razón? Mejor que no empieces con los tensores elásticos, si no con la tabla-

-La tabla es para los lentos… ¿Le has visto nadar?- la mano de Isma se colocó en el otro hombro, y de hecho hizo fuerza para pegarme a su musculoso torso, que sentí pegado a mi espalda- Y no está en el grupo de los lentos, si no en el nuestro-

Rubén se acercó aprovechando el hueco, para ponerse a la altura de los ojos de Isma, lo que dejaba su torso atlético a la altura de mis ojos. Iba a replicar, apoyándose ahora con las dos manos en la corchera, cuando una voz profunda a nuestras espaldas nos sorprendió a los tres

-Si os habéis dejado de meter mano, tenemos que seguir- Eloy estaba apoyado en el borde, se había quitado las gafas y había estado mirando al techo, relajándose e ignorándonos- Vamos-

Se colocó las gafas y sin dignarse a mirarnos se lanzó a nadar. Ismael se resignó y le siguió. Ruben esperó un poco

-¿Vas bien?- me preguntó, asentí- Bien, avísanos si quieres que bajemos el ritmo, ¿vale?... Que no te de vergüenza-

Su atlético cuerpo se contrajo un segundo y luego salió disparado, siguiendo a sus compañeros en la siguiente serie de ejercicios en el agua. Yo inspiré aire un par de veces.

No les iba a pedir que bajaran el ritmo… Estaba con los mejores por alguna razón y no les iba a avergonzar

Un par de horas después me arrepentí en parte de mi decisión. Estaba molido.

Al final tuvimos que hacer mil metros solo a braza, y acabé destrozado después de todos los ejercicios. Ruben e Isma en cambio estaban lozanos y tranquilos, hablando en el borde y Eloy, de un ágil movimiento como si no hubiera estado nadando para nada, salió de la piscina con un fuerte impulso. Chorreaba agua clorada por una espalda en la que, por la postura, se le marcaban todos los músculos desde los hombros hasta las esbeltas caderas.

-Te cambias con nosotros, ¿no, Mateo?- me preguntó Rubén- Como las calles acabamos a destiempo es como nos organizamos-

Y era verdad. Nuestra calle había acabado la primera de hacer todas las series de ejercicios y los metros del final

-¿No esperamos al resto?- mi idea había sido seguir en la piña de la Escuela y de los novatos

-Si son lentos, son lentos- se encogió de hombros Isma, dedicándome una sonrisa pícara- La ventaja de los rápidos es que salen antes a la cafetería… Ven, te invitamos a algo-

Para cuando llegamos al vestuario, tras nuestra pequeña charla, Eloy ya se estaba cambiando, totalmente desnudo tras la ducha y con una toalla por los hombros. Isma le echó la bronca por no esperar y Eloy respondió lacónico que hoy tenía prisa, y que no se quedaría a tomar nada.

Yo bajé la mirada a mis pies, evitando mirarle pero con su imagen a fuego en mi retina

Aunque Rubén era atlético, parecía no estar tan tonificado como el propio Eloy. Su cuerpo, como dejaba entrever su piel algo tirante en los pómulos y las mejillas, no tenía un gramo de grasa de más. Y en cambio sus huesos estaban recubiertos de duro músculo fibroso, que sin llegar al nivel de Ismael, más musculoso, era en cierta medida más impresionante.

Parecía estar en el punto justo: hombros cuadrados y amplios, espalda ancha pero esbelta en la cintura, brazos bien proporcionados y piernas fornidas. Parecía el punto medio entre sus amigos y, viendo su cuerpo, era evidente cómo era capaz de conseguir esos tiempos en el agua.

A su lado, ¿yo que era? Un chico imberbe

Isma y Rubén fueron para las duchas y no me dejaron meterme en una individual. Como solía. Si no que me metieron en una de las grupales más pequeñas. Me preguntaron cosas de la Escuela. Y yo, que seguía con la idea de que era imposible llegarme a medir fisicamente con esos chicos, me centré en la pared. Todo pese a que a veces era inevitable tener que girarme a responderles y veía o bien al atlético y enjuto Rubén clavarme sus ojos oscuros y amables. O al musculoso Ismael, de sonrisa amplia y brillantes ojos verdes.

A falta de plan mejor, decidí que, que me vieran mi delgada espalda, era mejor a que me vieran por delante. Y en cuanto pude me escaqueé

Los dos se quejaron, reclamando la invitación en la cafetería: pero ya había tenido suficientes emociones. Puse una excusa rápida y prometí que mañana desayunaría con ellos, antes del entreno. Y eso pareció contentarles

Realmente eran majos, era en mí donde estaba el problema: en mis malditas inseguridades

Me cambié rápido y evité las conversaciones a las que la gente de Junior, tanto mayores como novatos, intentaron meterme. ¿Por qué todo el mundo ahora quería estar conmigo? Bastante tenía ya con este día.

En el hall principal estaban varios grupos y como no me apetecía nada hablar con gente decidí bajar a los sótanos, para salir por el garaje. Acostumbrado a vivir en mi mundo, tantas interacciones seguidas, y con chicos que consideraba mejores que yo, habían ido drenando mi energía poco a poco.

Me centré en mi plan. Salvo un par de veces para recoger utillería y material para los entrenos de la Escuela, nunca había bajado. Pero sabía que conectaba al garaje y que desde ahí podría salir sin apenas cruzarme con nadie.

Aunque mi plan no me pareció tan bueno cuando constaté lo solitario que estaba esto… Y lo silencioso. Era casi como un cementerio de pasillos de hormigón amplios e innumerables cruces. Pero no podía dar marcha atrás, si me pillaba alguien a ver como explicaba qué hacía yo por los sótanos

El garaje debía estar hacia la derecha, así que solo tenía que ir en cada cruce girando hacia allí y… Si, todo parecía ir bien. O lo era hasta que di de bruces con varios pasillos sin salida. En serio, quien había construido eso y porqué. Era imposible no perderse.

Mira a lo que me llevaban mis inseguridades, con lo fácil que hubiera sido aceptar la invitación a tomar algo con Rubén e Isma o incluso quedarme con mis compañeros de Escuela. Pero bueno, la parte de mi mente que me decía eso, experta en analizar las cosas ya pasadas, era también la misma que sobre analizaba el futuro, así que no podía hacerle caso siempre.

Agarré mi mochila con fuerza, sopesando volver, cuando escuché un ruido… Quizá fuera uno desde el garaje. Era mi mejor teoría. Era eso o no parar de dar vueltas de forma aleatoria... Así que me dejé guiar por esos ruidos, llegando a una puerta cercana ¿Conectaría con el garaje? Habría que probar

Abrí la puerta con cuidado, cerrándola sin hacer ruido. Ese sótano estaba en penumbra, con luces amortiguadas y de un tono rojizo y verdoso de una caldera cercana. Me asomé un poco detrás de ella, a la fuente del ruido. Parecía que no, no había encontrado na…

Me quedé clavado en el sitio, sin saber cómo reaccionar o qué hacer. Sintiendo un latigazo recorrerme todo el cuerpo, paralizándolo

Había alguien follando allí. De hecho no, había evidentemente dos personas. Pero solo podía ver a una, sentada a horcajadas y de cara a mi, la otra estaba en lo que parecía un sofá de respaldo alto como los que había en el área de descanso. Recostado, algo agachado e imposible de determinar.

Y siendo precisos, a quien podía ver, de forma clara y nítida y botando mientras jadeaba de forma ahogada era a Eloy

Me puse una mano en la boca para no hacer ruido. Estaba totalmente desnudo. En ese momento tenía el cuerpo echado hacia atrás, recostándose con las manos en lo que debían ser las rodillas de quien fuera que le estuviera follando.

Porque si, analizara como analizara la escena era evidente que le estaban penetrando a él. No había otra explicación

El cuerpo de Eloy se tensionaba y se relajaba a la par que los sonidos cortos y húmedos de su cuerpo botando sobre el otro se sucedían. Lo había visto en la piscina, lo había visto de nuevo en el vestuario y lo estaba viendo de nuevo ahora: el cuerpo de Eloy era increíble.

En esa postura, con los brazos echados hacia atrás, estos se hinchaban de forma evidente, tirando de sus macizos hombros para estirarse y dejar un pecho amplio extendido: tirando de sus dos pectorales. De ahí, bajando y hasta donde me dejaba ver el respaldo, su macizo cuerpo se iba estrechando en un estómago marcado y surcado, hasta las caderas esbeltas, que apenas alcanzaba a ver

Su cuello también estaba reclinado, ladeando y moviendo su cabeza al compás de cada bote. Y por la forma en la que todo su cuerpo reaccionaba, era evidente que era el propio Eloy quien llevaba el ritmo, controlando él la follada que le estaban metiendo.

Mi mente gritaba que me fuera, pero bien porque había decidido ignorarla antes o porque mi cuerpo se estaba rebelando de forma evidente, solo pude apoyarme más en la caldera, asomando la cabeza para seguir viendo la escena

Las luces rojas y verdes bailaban por la piel tostada de Eloy, dejando la mitad de su rostro en sombras y creando contrastes sobre su cuerpo sin grasa. Definiendo con cada sombra cambiante las partes de su torso.

Sus gemidos crecieron en intensidad, así como los de la persona a la que estaba montando. Y entonces Eloy se pasó una mano por el amplio pecho, pellizcándose los pezones que quedaron erectos. Dos manos más, oscurecidas por esas luces cambiantes, surgieron del sofá para pasear por su cuerpo, ansiosas de explorarle, de tocarle y de sentirle.

Fueron a sus hombros, agarrándose a ellos y de ahí cayendo hacia cada brazo, acariciando los bíceps hinchados y luego apretándolos con fuerza en varias pasadas más. Luego fue el pecho, donde amasaron los pectorales fibrosos como si quisera modelarlos, y desde ellos cayeron hacia el estómago, donde recorrieron cada abdominal. Luego escaparon por los lados, rodeando sus caderas y apretando seguramente sus nalgas endurecidas por la postura

Me faltaba saliva

Tenía que irme de ahí

Me iban a descubrir

Me acomodé mejor contra la caldera, apoyando mi cuerpo contra ella para no cansarme estando de pie. ¿Que estaba haciendo?

Eloy subió una mano a su cuello y se metió luego los dedos en la boca, chupándolos mientras su cabeza reclinada le hacía seguir mirando al techo.

Su piel blanca parecía fundirse con las luces rojas y verdes, en un caleidoscopio donde mi mente, por alguna razón, estaba decidida a rellenar los huecos que faltaban: recreando la escena allí donde mis ojos no alcanzaban a ver

-Chupa…- jadeó Eloy bajando su mano con sus dedos para meterlos en la boca de quien fuera que le estuviera follando de esa manera desaforada

Entonces el rostro de Eloy bajó de nuevo, clavando de casualidad su mirada en mi, directamente con la cabeza asomando en un lateral de la caldera

Ya está, me acababa de ver

Y temí el inevitable enfado, la explosión de ira por pillarle en esa escena. Recordaba al Eloy taciturno y distante de la piscina. Era lo lógico

Pero parece que no estábamos siguiendo esas reglas esta tarde

Eloy, con sus ojos clavados en mi, ardientes de deseo, no dijo nada, aunque era evidente que me había visto. En cambio puso las manos sobre el respaldo, replegando su impresionante cuerpo hacia delante, apretando los pectorales y marcando el valle de carne entre ellos, tensando sus brazos al apretar la tela del sofá en su respaldo. Arqueando la espalda.

Sin dejar de mirarme

Sus ojos caoba eran como dos pozos de gravedad masiva, que me atraían y tiraban de mi cuerpo. Salí en parte de mi posición, aún algo escondido detrás de la caldera. Clavado en el sitio tanto para ir hacia delante como hacia atrás. Atrapado por los ojos de Eloy

Este se empezó a morder el labio inferior, mientras aumentaba la fuerza de sus caderas. Quien fuera que estuviera debajo de él solo pudo responder con un jadeo ahogado, y las manos que le había estado amasando el culo desaparecieron a los lados, seguramente porque había dejado caer los brazos.

No me extrañaba. El ritmo que estaba llevando Eloy era demencial, no se como no rompía el sofá con su empuje

-¿Te gusta?- jadeó Eloy

-Si…- empezó a responder alguien, pero rápidamente Eloy bajó una mano del respaldo, para taparle la boca

Se que la pregunta no iba hacia el otro… Iba hacia mi

Sus ojos me lo estaban diciendo… Mientras me devoraban lentamente

Eloy sacó un poco la lengua, pasándosela por los labios. Inspirando fuerte a la vez para expandir su pecho, mientras tapaba la boca al otro, que oculto por el respaldo, semi recostado, no conseguía identificar.

-¿Te está gustando?- volvió a repetir

Me sonrió de lado. Inmune a mi total inactividad… A fin de cuentas que siguiera allí mientras le follaban era prueba de algo. No se muy bien qué, pero de algo al menos

Sus respiración agitada, con su cuerpo desplegado ante mi en toda su magnitud era dificil de soportar. Su estómago se retraía marcando cada canal cincelado, su pecho se hinchaba tensándose en toda su extensión.

Su espalda arqueada, proyectando hacia delante la fuerza de su tórax atlético. Era imposible contemplarle impasible.

Y sus brazos crecían al recibir cada empellón al dejarse penetrar hasta el fondo, como amortiguadores de duro músculo listos para soportar cualquier carga y cualquier tensión. Engrasados y perfectos.

-¿Quieres que te folle?- jadeó, se echó hacia delante pegando su estómago casi contra el respaldo, como queriendo llegar hasta mí

Su manoa agarrada al respaldo apretó la tela con fuerza, mientras su cuerpo se estremecía levemente; pero sin perder el ritmo. Dejó caer parcialmente la cabeza de lado, mirándome con los ojos algo entornados, pero sin llegar nunca a apartar la vista.

Sus malditos ojos

Empecé a jadear. Todo mi cuerpo estaba caliente, respondiendo a lo que estaba sucediendo dentro de ese sótano de luces cambiantes. Casi irreales.

El cuerpo de Eloy, macizo, era el punto focal de todo ese sótano, de toda la habitación. Sus hombros, fuertes y redondeados, sus brazos trabados y sujetando el respaldo y tapando la boca de quien fuera, hinchando de forma brutal sus bíceps para poder mantener la postura… Y sus ojos, joder sus ojos, clavados en mí como si no existiera nada más. Observando, como si pudiera ver dentro de mi, el calor que me ascendía por el pecho y que se derramaba por mi cuerpo

Comencé a respirar más fuerte. Y eso hizo que Eloy sonriera de lado, con su cuerpo sacudiéndose de forma demencial por los empellones que le producía el estarse ensartando la polla del otro dentro. Empalándose entero.

Se mordió el labio, ladeando la cabeza, mirándome con los ojos entrecerrados en cada bote. Disfrutando de que le estuviera observando mientras se lo follaban, mientras le penetraban sin descanso… Disfrutando de tenerme allí, atrapado por sus ojos.

Dominado

La otra mano de Eloy quedó libre

-Fóllame- dijo de nuevo, aunque su voz dejó de ser insinuante para pasar a ser algo más dura e imperativa, y ahora sí que supe que iba hacia el otro y no hacia a mí

Trabó las piernas para quedarse quieto, apoyándose de codos en el respaldo. Seguramente para incitar al otro a lamerle la parte baja del pecho y el estómago, para evitar que volviera a hablar. Ladeó levemente la cabeza.

Sus ojos seguían sin apartarse de mí

Quien fuera hizo bien su trabajo. El sonido de golpeteo, que ahora creo que eran los muslos de Eloy y sus huevos y polla al caer sobre el otro, se redoblaron. Eloy jadeó por lo bajo, soltando el aire lentamente y pasándose la lengua por los labios

Se echó más hacia delante, arqueando su fuerte espalda. Jadeó de nuevo, contribuyendo con su aliento excitado a ese aire enrarecido que ellos dos, y yo como intruso, estábamos creando dentro de la estancia.

Sus hombros se flexionaron cuando dejó caer en parte la cabeza. Parecía una estatua griega, tallada en un momento cercano al orgasmo. Todo su cuerpo tenso y marcado, destilando fuerza y excitación desbocada a cada segundo… Encendida por que mis ojos le estuvieran viendo

Su mirada, por otro lado, era pura pasión y fuego cromático, alterados por el juego de luces que rotaban desde la caldera. Todo su cuerpo era pura tensión y fricción, sus músculos estaba prietos, aguantando el envite de las caderas contra su culo. Regalándose en cada penetración y transmitiendome olas enteras de deseo desde sus ojos… Desde sus malditos ojos

Me mordí el labio inferior, imitando en parte los gestos de Eloy en su excitación. Y eso pareció encenderle más.

Eloy echó la cabeza más hacia delante, queriendo de nuevo llegar a mí. Se paso la lengua por los labios, de forma insinuante, y casi en un susurro, que era como una confesión solo para mis oídos, dijo:

-Te voy a follar-

Tragué saliva con fuerza. Apretando la caldera bajo mis manos. ¿Podía ser verdad eso? ¿Iban realmente hacia mí esas palabras? Mi mente, que iba a dos mil revoluciones, con mi corazón queriendo escapárseme del pecho, pintó una escena en mi cabeza confusa

Eloy me estaba apretando contra el sofá, su cuerpo aplastaba el mío mientras su lengua me daba una pasada por el lateral de la cara. Sus manos me bajaban los pantalones mientras comenzaba a penetrarme sin piedad. Sus fuertes brazos me apresaban, sin darme espacio casi a respirar, totalmente subyugado por su fuerza y su peso. Indefenso y rendido, en sus manos para lo que quisiera hacer con ellas por mi cuerpo.

Aprisionado por la dureza de su tórax atlético, de su estómago prieto y de sus torneadas piernas enredadas con las mías, impidiendo que las usara para nada que no fuera abrirme totalmente a él.

Y en mi mente mi cuerpo estaba bañado en luz verde, pero el suyo lo estaba por completo en esa luz roja: era como un demonio del deseo, un producto de mi imaginación que sin embargo me estaba comenzando a penetrar con violencia, sin delicadeza. Gimiendo inhumanamente encima mía. Entrando como un ariete, sin pedir permiso. Sabiendo que estaba conquistando, de forma imparable; empujado por la inercia del deseo.

Te voy a follar, esas cuatro palabras resonaron en mi cabeza

¿Lo quería? ¿Lo deseaba? Mi mente luchaba con todas sus fuerzas. No estaba bien, me gritaba a mi mismo, dentro de las paredes de mi propia cabeza. Pero mi cuerpo reaccionaba de otra forma. El corazón me palpitaba con violencia en el pecho, la piel se había vuelto hipersensible y sentí cada roce de la ropa, cada bocanada que se me escapaba entre los dientes, de mi boca entreabierta.

Deseosa. Ansiosa. Sedienta.

¿Era de él? ¿Era por su cuerpo? ¿Era por sus ojos? ¿Era por su talento? Había algo allí, sucediendo entre los dos mientras nuestros ojos se cruzaban, que me magnetizaba el cuerpo. Que me hacía querer notarle contra mi, que quería que me penetrara… Sentirle cerca. Al lado de mí, sobre mí, dentro de mí.

En todos lados a la vez, abarcado por ese cuerpo que era duro como una peña. Fibrado, atlético, enjuto, inabarcable, dominante, inexorable

Mi fantasía era un barco en una botella, nada comparable al mar del deseo, picado por la follada de esos dos, en el que estaba flotando. Mi cerebro empezó a intercalar cosas que no se si pasaban en mi cabeza o realmente lo estaba viendo

Eloy metiéndose de nuevo dos dedos en la boca para chuparlos. Masajeándose el cuello. Flexionando los hombros y tensando el pecho. Haciendo movimientos circulares con las caderas. Echándose hacia atrás para que pudiera admirar todo su cuerpo. Hinchando sus brazos por la postura. Jadeando de forma intensa, gimiendo de forma más alta aún. Preguntando al aire o a quien fuera que iba dirigido si le estaba gustando todo esto

Si, Eloy. Me estaba gustando, quería y no quería decirle a la vez. En una lucha entre mi mente y mi cuerpo

Empezaba ya a respirar de forma entrecortada: contra mi bragueta se apretaba una erección increíble. ¿Este era yo? ¿Me estaba excitando? Mi mente estaba asediada por demasiados frentes: desde fuera era lo que veía y sentía, un Eloy siendo follado sin piedad por un desconocido… Y desde dentro era mi propia fantasía, Eloy penetrándome con fuerza mientras me mordisqueaba el cuello y susurraba sus lascivos “¿te gusta?” en mi oído una y otra vez con cada empujón de sus caderas hambrientas

Eloy subió los brazos, para pasarselos por detrás de la nuca. Tensando todo su cuerpo al máximo, con sus ojos fijos en mí como lanzas inflamadas, clavándome a la caldera sin que pudiera moverme. Era impresionante. Su cuerpo moldeado en la piscina, nacido para la competición, era todo lo que un nadador podía aspirar a ser. Era la meta. La cima… Intimidante. Y todo él rezumaba deseo: sus brazos hinchados, presionando venas sueltas por su superficie, sus hombros anchos, su cuello esbelto, su rostro masculino, su pecho amplio, su estómago marcado, sus caderas estrechas y sus piernas cinceladas.

Y sus ojos, sobre todo sus ojos, fijos en mí

Comenzó a gemir de nuevo, moviendo sus caderas y recuperando el control de la follada. En mi mente, en cambio, se alzaba de manos para apretarme la cara contra el sofá, para ahogar mis gemidos de dolor y placer. Dominándome por completo como estaba dominando a quien fuera que estaba sentado

No había forma ni deseo real de escapar. Su cuerpo colapsaba el mío, avasallaba mis sentidos. Ante sus deseos yo no era una persona, era una cosa. Alineada, atada, esclavizada… ¿Como luchar contra ese tirón que era tan inevitable como la gravedad?

-Me co…- empezó a decir quien estuviera en el sofá, pero la mano de Eloy volvió rápida a taparle la boca para que no pudiera oírle hablar

-¿Te corres?- preguntó ronroneante, y de nuevo la pregunta iba hacia mí- Córrete, córrete para mi-

Y de nuevo sus ojos me dijeron para quien iba eso

Mi mano se puso en mi bragueta. Y Eloy sonrió, lascivo. Joder, ¿Iba realmente a masturbarme con eso? ¿Con el Eloy que estaba siendo follado delante de mí? ¿O con el Eloy que estaba destrozando el sofá mientras me follaba en mi mente? Sus ojos me obligaban a ello. No tenía control, lo tenía él… Así lo sentía

Pero quien fuera gimió contra su mano. Se había corrido ya, seguramente sin esos dilemas que me estaban pasando por la cabeza

Eloy borró su sonrisa lasciva, recuperando la seriedad que le caracterizaba y cabeceó hacia la puerta. Y como si no quedara lo suficientemente claro dijo

-Ha estado increible… Pero me tengo que ir, que ya dije que no me podía quedar-

Y sus ojos llamearon serios, liberándome de las cadenas imaginarias que yo mismo me había atado. Ahora sí, tenía que salir de allí

Con todo el sigilo y rapidez que pude escapé hacia los pasillos. Esta vez no me importó nadie ni nada. Simplemente subí de dos en dos unas escaleras cualquiera hasta que salí por las cocinas del comedor. Me deslicé con el corazón desbocado intentando pasar desapercibido. El hall estaba vacío, así que por suerte pude salir de forma atropellada a la calle, inspirando fuerte el aire fresco que me llegaba.

Sin esperar demasiado salté la escalerilla principal y corriendo pude entrar en uno de los buses que partían. Mi polla seguía a reventar y durante todo el trayecto de vuelta solo pude mirarme las manos

Mi móvil vibró un segundo, lo cogí. Me habían metido hace rato en una especie de grupo de whattsapp de todos los equipos del MCP y uno en concreto de Junior. Varios se estaban presentando y un par hablaban de tomar algo… Pero no me había vibrado por eso, me había vibrado por un mensaje privado que me acaba de llegar

Te has dejado tu mochila

Miré la foto de perfil. Un Eloy serio y adusto, sujetando una medalla dorada, me devolvía una mirada de sus ojos caoba

Sus palabras de nuevo volvieron a mi mente

“Te voy a follar”

¿Qué coño podía hacer? Y me eché a temblar, no sabía muy bien si por mi mente o mi cuerpo

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Hola. Espero que os haya gustado. En este el sexo es distinto al pasado, que fue más físico; y eso siempre es extraño de manejar. He preferido centrarme en Mateo como personaje y en empezar con la forma de funcionar del MCP en cuanto a sus nadadores. Para siguientes ya mezclamos. Y saldrán nuevos. Tenéis las respuestas a vuestros comentarios en el pasado. Gracias por leerme y como siempre os animo a comentar para poder seguir mejorando, me ayudan mucho.