MCP II: El calor del sexo

El lunes empiezan los entrenamientos en el Martín Carranza-Pío y se juntarán todos los nadadores de los equipos. Fran tiene que hablar con David antes de eso... Hablar y, de paso, echar uno de los mejores polvos de su vida

Hace una semana de la prueba. Mientras el Carranza-Pío se pone a punto para iniciar un nuevo calendario de competiciones el resto de los nadadores tienen la semana libre. Fran, que lleva intentando hablar con David estos días, necesita hacer varias cosas antes de que comience todo.

David

El codazo de mi amiga me sorprendió, haciendo que saltara a su lado a la salida de clases. La miré interrogante, quitándome los airpods de los oídos, pero ella solo señaló con su barbilla hacia delante

-Ese tiarrón tiene la mirada clavada en ti- me dijo- El que está esperando en la verja de la salida-

-Bueno, pues que mire- me encogí de hombros, sin dignarme a fijarme donde me señalaba- Mirar es gratis, y yo tengo mucho que mirar- y le dediqué una sonrisa chula en la que acabé sacando la lengua cuando ella puso los ojos en blanco

Salimos con la marabunta, y yo me fui despidiendo de todos. Algunos me preguntaron si iría a la fiesta de inicio de curso que se hacía en casa de uno de ellos. Acepté encantado, provocando que varias personas también decidieran apuntarse en ese mismo momento.

Y entonces vi bien quien me estaba esperando a la salida, haciendo que abriera los ojos por la sorpresa. Si, tiarrón era una buena descripción, sobre todo por su altura, aunque para mí la verdad es que morenazo le pegaba más. Fran vestía una camiseta blanca bajo una fina chaqueta negra, junto a unos vaqueros oscuros algo apretados con varios rotos estratégicamente colocados por las perneras. Cerrando todo con unas bambas blancas pristísimas.

En ese momento tenía las manos en los bolsillos, haciendo que los brazos apretaran ligeramente la chaqueta, recostado contra la verja y mirándome directamente con sus claros ojos avellana. Totalmente  ajeno a  como varias de las chicas al pasar a su lado cuchicheaban e intentaban arreglarse el uniforme para dar la mejor impresión… Y que eran directamente ignoradas por Fran.

Mi amiga me volvió a dar un codazo

-¿Este es el famoso Mateo?-

Y me hizo gracia porque la verdad es que eran como polos opuestos

-Que va… es… es el que me ha estado entrenando en verano- eso era la parte de la historia que le había contado

Lo de que llevábamos follando varias veces a la semana desde hacía un mes y pico me lo había callado

-Oh…- mi amiga asintió- Entiendo-

-¿Que vas a entender? Falsa- y le dediqué un breve vistazo- Si no te he contado nada-

Pero mi amiga simplemente escaneó de arriba a abajo a Fran, evidentemente complacida por ese universitario nadador; y procedió a suponer que teníamos que hablar, por lo que de un par de zancadas se colocó entre dos amigas comunes y uno de sus novios. Y por la cara que puso el novio seguramente fue para comentar, ya pasado a Fran, lo bueno que estaba.

-

Fran

Llevaba varios días sin saber de David, y sabía que en realidad él quería evitar que le recordaran que técnicamente no había entrado en los equipos de competición. Pero necesitaba hacer dos cosas, una de ellas era tener una conversación con él… La otra... La otra tenía que ver lo sucedido con los entrenadores, concretamente con el primero. El lunes empezábamos, tras esa semana de descanso, los entrenamientos y… Y no podía dejar pasar más el tiempo.

Por suerte sabía más o menos donde vivía y esa zona solo tenía un instituto… Por lo que mi búsqueda fue corta

Había que admitir que su uniforme le sentaba bien. Una sobrecamisa oscura, pantalón de corte recto, corbata bermellón y una camisa blanca debajo. Le hacía parecer un chico formal. Aunque llevaba las mangas arremangadas y la corbata en un nudo suelto, con la camisa desabrochada en el cuello… Con su fondo de chico travieso

Le vi salir con sus amigos, y una en concreto le avisó. David le había sonreído chulito y seguido a sus cosas hasta que me había visto… Y ahí es cuando confirmé por su mirada que David había estado evitando todo lo que tuviera que ver con el MCP esa semana. Por desgracia, esto era más importante

Se paró a escasos pasos y dejamos que un par de minutos pasaran hasta que nos quedamos relativamente solos; con un par de chicos esperando a que les recogieran.

Me rasque la barbilla, sin saber bien cómo enfocarlo

-¿Qué tal tu primera semana de clases?

-No me puedo quejar…-respondió cruzándose de brazos, por suerte David no era de los que les gustaran los rodeos- ¿Y tú qué haces aquí?-

-No hemos hablado mucho esta semana-

Sus ojos celestes brillaron, pícaros

-¿Por hablado quieres decir follado?- respondió en voz baja para evitar que nos oyeran

La verdad es que esa bien podría ser una tercera razón para estar allí… Pero era mejor adelantar la verdadera:

-Quiero decir hablado- le miré un momento serio- Tenemos que hablar antes de que empieces a entrenar la semana que viene- bajé la voz al igual que él- Y quiero decir follado también, sí-

-¿Es importante?- me preguntó- Para venir hasta aquí-

-Lo es- me estiré- Pero aquí mejor no- cabeceé hacia atrás- Me he traído el coche, ¿te apetece comer fuera?-

-¿Una cita?- me preguntó con suavidad, siempre habíamos hecho planes dentro de las instalaciones del MCP

Asentí sintiendo un suave calor en el pecho, venciendo la preocupación latente

David se mordió el labio inferior, de una forma muy atrayente por cierto, mientras pensaba. Luego suspiró y me tendió la mochila

-Está bien- me clavó su límpida mirada celeste- Creo que diré que eres mi primo, el universitario- ladeé la cabeza- Así nadie pensará raro si me ven contigo- extendió su brazo con la mochila- Haz algo y llévamela, como buen primo-

Como pequeño premio por aceptar cogí la mochila, que apenas me pesaba, y tensé el brazo al echarme una de las correas al hombro; para que se regalara un poco la vista… Y cuando lo hizo le pesqué la mirada y le guiñe rápidamente un ojo.

El trayecto al coche fue corto, porque estaba en una calle cercana. David ya lo conocía, porque algunas noches después de entrenar en verano le había dejado en la placita de esa fusión de barrio/pueblo/urbanización a las afueras.

No es que fuera un gran coche, un Ford Fiesta normalito y de segunda mano, con bastante rodaje. Pero para ir y volver de la universidad era perfecto. Y encima me lo había pagado de mi bolsillo, o sea que para lo que era me servía. Iba suave, y salvo alguna que otra manía porque tenía su carácter, me gustaba. Se notaba el uso, y eso lo hacía cómodo. Y que fuera algo viejo me ahorraba el tener que cuidarlo de verdad, por ejemplo evitando que la gente comiese dentro.

-El

Forfi

  • sonrió David, rompiéndose de lo bueno que estaba con su cara de niño bueno- Hacía tiempo que no le veía-

Sin poderlo evitar me incliné y le besé el pelo rápidamente, mesándole la nuca

-Venga, deja las cosas en el asiento de atrás y nos vamos- le pasé la mochila y me quité la chaquetilla- He visto un parque comercial viniendo hacia aquí-

Arrancamos al poco, y me relajé como siempre al conducir. David se había quitado la sobrecamisa y se había arremangado más, recostandose en el asiento. Me miró

-Pues tu dirás-

-Luego, después de comer- respondí, prefiriendo dejar los temas serios para luego

-

David

Suspiré interiormente. La verdad es que no me hubiera venido un par de días más de asimilación. No solo era que me sintiera algo intranquilo por rememorar cómo casi me había quedado fuera, era también el hecho de que parecía que lo de Fran era un tema serio. Al menos lo suficiente como para plantarse aquí...Resignado miré por la ventana del

Forfi

, como llamaba cariñosamente Fran a su Ford Fiesta algo desvencijado.

En esos momentos el aire intentaba, con un sonido poco halagüeño, refrescar el interior. Y lo peor era que Fran no me dejaba bajar las ventanillas. Hice un mohín… Y me volví a centrar en el morenazo

La verdad es que nunca me había fijado bien cuando conducía, principalmente por ser de noche durante el verano y porque solía tener que luchar contra mis propios ojos que se cerraban por los entrenamientos. Un par de veces me había quedado dormido, de hecho… Pero ahora… Ahora podía verle bien

Tenía el asiento algo echado hacia atrás, para poder operar bien con toda su altura. Sus vaqueros algo apretados le marcaban unos muslos de escándalo, y la camiseta blanca la tenía algo tirante en el pecho. Cosa que era evidente cuando cambiaba de marcha o maniobraba por las calles empedradas.

Sin embargo, desde sus anchos hombros caía suelta, porque no dejaba de ser, como todos los nadadores, una persona eminentemente delgada y fibrada. Dio un golpeteo con sus finos y largos dedos sobre el volante. Mientras me daba conversación de forma distraída, centrado en conducir

Su fuerte cuello, largo y bien dimensionado, ahora mismo estaba echado hacia delante mientras Fran intentaba ver si venía alguien antes en un cruce. Era interesante verle concentrado, porque tendía a morderse la parte interna de los labios y a acariciarse de vez en cuando los brazos.

Su gran manaza cogió la palanca de cambio, y su brazó se hinchó levemente cuando tuvo que bregar un poco para meter una y abandonar la rotonda de salida. Me sonrió, algo avergonzado por no poder conducir fluído con su

Forfi

… Pero a mi me gustaba...

Parpadeé

Su coche digo. Me traía buenos recuerdos de esos días de verano

El calor, sobre todo dentro de mi pecho pero también a mi alrededor, subió un par de grados. Me moví dentro de mi fresca camisa, sintiendo la corbata suelta contra el cuello. Ahora no estaba dormido, como las otras veces. Hice un plano mental de la carretera y el parque comercial al que debía referirse.

Tenía algo de tiempo, quizá para distraerme un poco

Moví ligeramente los hombros, rebullendo dentro de mi camisa. Sentí el pecho algo húmedo, de forma ligera y refrescante, de mi propio sudor. Entrecerró los ojos y miré a ese morenazo que me estaba llevando a comer fuera

A comer fuera…

-Tengo algo de calor- dije cortando su relato sobre los sitios donde podíamos ir a comer

-Perdona… Ahora cuando salgamos a carretera empezará a correr- golpeó con su manaza el frontal con la salida del aire- El

Forfi

no da para mucho más-

-A mi me gusta- me pasé una lengua por los labios, sintiendo la fina película sobre ellos por el calor- Es cómodo-

-Ya ves, volviendo de fiesta alguna vez he dormido aquí para que se me bajara- me dedicó una de sus grandes sonrisas

Estiré la espalda. Moviendo el cuello para desentumecerlo. El calor de mi pecho comenzaba a expandirse por las extremidades. Suspiré, para tomar aire. Decidí tomármelo con lentitud, para que Fran se regalara poco a poco… Para que fuera cayendo poco  a poco

Me desabroche un par de los botones de la camisa… Me solté en parte la corbata. Giré la cabeza hacia él, inclinándome algo hacia delante y dejando que el cinturón me apretara la tela contra el pecho, libre en su parte superior.

Volví a pasar la lengua por mis labios, algo resecos del calor. Fingí alzarme para mirar el retrovisor central, estirando con ello mi cuello y que de paso el cinturón volviera a apretar mi camisa contra el pecho. Y luego me volví a dejar caer en el asiento, algo desmadejado, volviendo a enfocarle. Abriendo en parte mis piernas en el proceso

Fran tragó saliva, mirándome de reojo y saliendo a la carretera que iba casi desierta. Disculpándose de nuevo por el calor, que ahora ambos veíamos con una perspectiva distinta a hace unos minutos.

El aire entre nosotros comenzaba a caldearse

-El calor no es desagradable...Del todo- me libré de otro botón de la camisa, dejando ahora mi pecho ligeramente bronceado casi del todo al aire, brillante por la tenue película de sudor que lo recorría- Algo incómodo, eso sí… Pero no está del todo mal-

La temperatura subió un grado

Subí mis mangas, arremagándolas hasta por encima del codo. Poniendo luego las manos en mi nuca, hundiéndolas en mi pelo, revolviéndolo… Lo notaba ligeramente húmedo. Miré de reojo a Fran, que tenía la vista fija al frente… Pero por la forma de apretar el volante y recolocarse le estaba excitando.

Estábamos básicamente solos en la carretera. Así que me sentí confiado para inclinarme hacia él. Poniendo una mano en su pierna

-Tu tienes ventaja, tus pantalones son más frescos- mis dedos apretaron la fina tela vaquera, sintiendo su fuerte muslo debajo, como una columna- Y claro, tienes los rotos… Yo me tengo que conformar con esto, que parece que vengo de una comunión- y le sonreí con dulzura, como sabía que le gustaba

Mis dedos rozaron su piel en uno de los rotos cerca de su rodilla, y sus puntas se colaron levemente por debajo. Fran soltó el aire apretando la mandíbula pero era evidente que le estaba gustando

Me parecía increíble ese chico. Sus largas y firmes piernas, recubiertas de duro músculo; proporcionadas pero fuertes. Recordaba muy bien como le impulsaban en el agua… Y también recordaba lo que era sentir esos muslos y caderas contra mi culo, mientras me follaba con pasión

Lo que era sentarme en su regazo, recorrer con mis manos toda su enjuta musculatura. Disfrutando de un chico casi tres años mayor que yo mismo. Ambos fundidos en un abrazo, compartiendo calor… Como ahora

Mi mano subió desde su rodilla, saltando de roto en roto. Mis dedos fueron dejando un suave masaje, circular, mientras distraídamente caían hacia la parte interna de su pierna. Y rocé su polla erecta, no en toda su extensión, pero iba en camino… Me planteé la posibilidad de estrujarle la polla, pero bastante le estaba distrayendo ya y no dejaba de estar conduciendo

Retiré la mano, que arrastró desde su palma parte de ese calor que tanto él como yo provocábamos en el otro

Una pequeña gota de sudor cayó desde el lateral del rostro, y su amplio pecho había acelerado su respiración, tensando la fina camiseta que ya de por sí iba algo prieta. Le estaba excitando… Y me estaba excitando yo

La temperatura subió otro grado, fruto de nuestro propio ardor

-

Fran

La suerte quiso que esa carretera, al sur de Madrid, estuviera casi desierta en aquel tramo. Porque me estaba costando aguantar. La verdad

No se si lo hacía a propósito, porque a David le gustaba jugar a veces, pero la intención era lo de menos a la vista del resultado. Yo también sudaba ligeramente, pero es cierto que no llevaba la camisa como él, ni tampoco había estado metido en un edificio con aire acondicionado como debía haber sido su caso. Estaba aclimatado

David retorció levemente el cuello para volver mirarme, y al hacerlo pude ver parte del brillo del sol en el reflejarse en él. Prolongando el rayo de luz también por parte de su pecho, pequeño pero fuerte y duro… Y de hecho, si me atreviera a mirarle de verdad seguramente podría ver su pequeño pectoral derecho, por la inclinación que había hecho, recortado contra la blanca tela interna

Apreté las manos en el volante, tensando los brazos sin querer en el proceso

Se volvió a pasar la lengua por los labios, para refrescarse… O quizá para saborearse así mismo, porque ahora mismo por mi cerebro estaban pasando ideas muy raras.

Volví a tragar saliva con dificultad, mi polla, que empezaba lentamente a crecer, comenzó a competir por la sangre con mi cerebro

Por si acaso decidí pasarme al carril derecho y bajar la velocidad. Nos llevaría más tiempo llegar a donde comer… Pero parecía merecer la pena

-

David

La cosa iba bien. Fran había aminorado, al menos. Y eso me daba más tiempo

La temperatura subió otro grado, el calor nos comenzó a arrullar con un excitante vaivén

Me abrí ligeramente de piernas, estirándolas dentro de mi hueco. E hice que otro par de botones soltaran la presa de la tela. Ahora mismo comenzaba a ser visible mi estómago, con mis tenues pero evidentes abdominales.

Le miré ladeando la cabeza, fingiendo inocencia al preguntarle si faltaba mucho. Y cuando Fran me estaba respondiendo giré la manilla del aire, cerrándolo del todo

-Este aire no nos lleva a ningún lado- le sonreí, pícaro, y cuando me miró le guiñe un ojo

En esa ocasión Fran no respondió

Puse ligeramente mi mano sobre su brazo, sin cargarle mi peso, porque tampoco quería provocar un accidente… Solo… Solo aumentar ese delicioso calor

-Que fuerte te ves cuando conduces- le halague, exagerando un poco

Mi mano le repasó parte del brazo. El antebrazo era como un río que al llegar al codo chocaba, como si fuera un rompe olas, para estallar en su bíceps. Hinchado por apretar en parte el volante, para controlar su propio sofoco… Pero que a mi me dejaba sentir bajo las yemas las prietas fibras tensarse y relajarse, como una urdimbre enjuta de cables de acero; engrasadoos y perfectos. Naciendo de su ancho hombro, al que por poco no llegué

Retrocedí poniendo mi mano en su codo y apretando ligeramente. Dejando que mis dedos jugarán a intentar cerrarse sobre la parte anterior de su bíceps, cada vez más tenso y por lo tanto cada vez más duro y agrandado. Casi me era difícil de abarcar, y eso me encantó

Usé mi mano como conductor de mi propio calor, alimentando el suyo

Cogí mi corbata, que aún llevaba anudada pero totalmente suelta y fingí abanicarme un poco… Aunque me vino bien, porque con todo esto yo era el que estaba acabando más sofocado de los dos… Pero Fran no me iba lejos, su erección, prisionera de sus vaqueros oscuros, era bastante evidente a estas alturas a simple vista

La temperatura subió otro grado, ahora llegando en oleadas casi físicas del cuerpo de mi conductor

Me pasé una mano por el pecho, dejando que resbalara ligeramente por el sudor. Comentando como el que no quiere la cosa lo que me molestaba la ropa ahora mismo. Fran tosió por lo bajo, bajando otro tanto la velocidad. Ahora mismo nos abría adelantado cualquier viejecita despistada por los carteles

No me quité el cinturón, eso sí. No quería que ese detalle rompiera la magia, porque algo me decía que a Fran no le iba a gustar que lo hiciera… Pero me daba para jugar un poco, al menos

Lo cogí, alejándolo en parte del pecho, recolocándome con lentitud. Y comencé a restregar la espalda contra el respaldo, regalándome en el movimiento. Dejando que mis hombros, bastante menos fornidos que los de Fran, retrajeran levemente la camisa ya casi totalmente abierta.

La temperatura subió otro grado, dejándonos a ambos respirando entre los labios y los dientes, sedientas nuestras bocas del otro

Mi mano volvió a recorrerme el pecho, pero esta vez bajé por el estómago, lentamente. Riéndome por lo bajo al ver los canales que delimitaban timidamente cada abdominal brillar por estar acumulando el sudor, como si fueran canales… Y así se lo dije a Fran, que apretó con fuerza el volante, ladeando levemente la cabeza, mostrándome su cuello

Le conocía lo suficiente para saber que me estaba pidiendo caricias y besos de forma inconsciente

Mi mano siguió bajando, hasta el final de la camisa. Facilitada su labor por la fluidez con la que se deslizó por mi estómago. Y entonces, en vez de desabrocharme del todo la camisa… Hice saltar el primer botón de mi bragueta, en el formal pantalón de uniforme que llevaba

Y la temperatura subió otro grado, esta vez hasta hacerse insoportable

-¿Sabes?- jadeé levemente por lo bajo- Antes del parque hay varias tierras sin vigilancia, donde la gente va a beber de noche- me volví a pasar la lengua por los labios- Con los árboles y todo son bastante discretas…- me restregué lentamente en el asiento, mi mano pasó por debajo del elástico de los calzoncillos, sobándome la polla de forma descarada- Podríamos parar a tomar algo el aire-

Fran aspiró profundamente

-¿Siguiente salida?- me preguntó, haciendo referencia al caminito de tierra que nos internaría entre los árboles

Yo asentí. Caliente hasta casi morir de excitación, pero satisfecho

-

Fran

Estaba ardiendo… Y no se si realmente la intención de David era que paráramos y ya, pero yo estaba cada vez más encendido con su juego en el coche. Me interné por el camino y tras un par de recodos aparqué tras un pequeño grupo de árboles, en una zona discreta. El

Forfi

se quejó al ir por esos caminos de tierra, pero acabó deteniéndose.

Me mordí el labio, quitándome el cinturón

-David…- me giré, le acaricié el rostro con ternura entre tanta excitación- Eres un cabrón, mira como me has puesto- y como respuesta mi polla apretó en un tirón repentino la tela vaquera

Mi chocolatina sonrió traviesa, quitándose también el cinturón. Y cuando iba a desprenderse de la corbata yo le paré, cogiéndole por ella para que se tuviera que inclinar hacia mí… Con su atractivo rostro a mi merced, inflamándome de deseo

-Ah no, ahora no me vengas con esas- pegué mi frente a la suya- La camisa y la corbata te las dejas, es tu castigo por el jueguecito-

David no respondió, simplemente se alzó para besarme. Yo me controlé en parte, pero no pude evitar estrecharle entre mis brazos. Era una postura incómoda, y lo sería más a menos que hiciera algo. A ciegas mis manos fueron a la parte baja del asiento, echándolo hacia atrás y reclinando el respaldo, dejándonos más espacio

-Sientate encima mía- le gruñi, cortando el beso

Y por si quedaba alguna duda de a donde nos había llevado todo ese calor acumulado, me desabroché el pantalón, dejando la bragueta totalmente abierta

-

David

-Fran…- jadeé contra sus labios cuando conseguí sentarme en su regazo, pasando mis brazos por su cuello- Quítate la camiseta- terminé y mordí su labio inferior para reafirmar la petición

El morenazo me hizo echarme un poco hacia atrás y con algo de dificultad consiguió quitársela. Yo comencé a hacer un vaivén con mi culo sobre sus muslos, incitándole y picándole, mientras disfrutaba de esa visión

Al quitarse la camiseta del todo, dejándola caer en el asiento del copiloto suspiró algo más refrescado. Dejó caer los brazos, de nuevo basculando levemente la cabeza sobre el cuello, deseando que le acariciara y le besara… Y eso hice

Comencé pasando mis manos por su amplio pecho del color de la canela, disfrutando de la fuerza contenida en sus pectorales morenos, que despedían algo de calor. Apreté mis manos contra ellos, amasándolos con delicadeza; encantado por su dureza.

Mis dedos se enredaron en su cadenita de oro de la virgen, y tirando con suavidad de ella le hice inclinarse hacia mí. Besándonos con suavidad, disfrutando ambos de la lengua del otro entre nuestras bocas. Me separé, queriendo seguir disfrutando de ese cuerpo trabajado tras años de esfuerzos en la natación

Subí mis manos hacia sus hombros, fuertes y redondeados, y me incliné para soplarle en la piel del cuello, haciendo que Fran, que como era más consciente día a día era muy sensible a las caricias, se estremeciera… Sus manos me cogieron de las caderas, apretándome con suavidad. Y comenzó un inconsciente bombeo contra mí, lento pero periódico

Le besé sobre la piel erizada del cuello, dejando un suave rastro de besos que le sacudieron de placer para luego recorrer la fuerte línea de su mandíbula hasta que nuestros rostros quedaron a la misma altura

-Quiero follarte- me volvió a pedir, de esa forma tan categórica que tenía el morenazo

-¿A cuantos te has follado en el

Forfi

?- pregunté con curiosidad

Mis manos fueron bajando por su plano estómago, sintiendo cada abdominal bajo los dedos, apenas marcados pero evidentes al tacto

Fran sonrió, entrecerrando sus claros ojos avellana

-¿Celos?- y se inclinó para besarme, pero yo esquivé su beso un par de veces antes de dejarme atrapar por su labios, que cubrieron por entero mi boca, mordisqueando mis labios como yo había hecho antes con los suyos, aunque con mucha mayor dulzura

Mis manos terminaron de bajar del todo y fueron a su polla, metiéndose bajo el calzoncillo… Fran suspiró contra mis labios. Su polla era como intentar acercarse a un fuego en todo su apogeo, era ardiente, dura y parecía querer fundir mis manos.

Se la apreté con cuidado, pero de manera firme. Haciendo que Fran arqueara la espalda

-¿A cuantos?- pregunté de nuevo, mordiéndole el cuello a la par que volvía a estrujar su polla

-Ninguno…- la lengua de Fran me recorrió el cuello- Vamos a estrenar el

Forfi

, David- su mano me cogió de la barbilla, haciéndole que le mirara- Tengo condón pero no lubricante…- me informó

Sonreí con picardía

-

Fran

David me sonrió como si no le importara que fuera a follármelo a puro pulso, pero entonces se separó poniendo las manos en mi pecho y echándose hacia atrás. Y entre nuestros cuerpos ascendió una nube de calor que al chocar contra el techo del coche nos baño enteros… Haciendo que yo ya estuviera sudando de nuevo… Y David…

Dios, David…

Su cuerpo atlético estaba ante mi, con su camisa blanca totalmente abierta y cayendo lacia desde sus hombros, mientras la corbata suelta le caía desde el cuello atravesando su pecho. Ante mí su torax, delgado y fibrado, estaba totalmente bañado en sudor por una fina película.

Los mechones de pelo se le pegaban en la frente, enmarcando un rostro que parecía cincelado por la mano más experta. De su elegantes rasgos se acumulaba lentamente el sudor que, desde la fina barbilla, cayó sobre su cuello, flexionado por la posición.

Su pecho ascendía y descendía con fuerza, llenándose de ese aire ardiente que solo servía para encenderle todavía más, como si fuera una tea viva. Con sus pequeños pectorales de nadador aún no profesional en tensión. Finalmente, su estómago surcado de abdominales quedaban cada vez más evidentes por la agitada respiración, concentrando el sudor tanto en su pequeño ombligo como en riachuelos que discurrían por ellos para acabar en las finas caderas, absorbidos por la tela del pantalón y por sus calzoncillos, que estaban parcialmente al aire

Solo sus ojos, celestes y limpios, eran el único punto de descanso, como oasis cristalinos en el desierto de ardiente deseo en el que se había convertido todo su cuerpo… Y que me hiceron recuperar el resuello, cuando volví a ascender a ellos, con un David sonriente y bañado en luz y calor, como si fuera un ángel.

-Estoy empapado… Creo que será mejor que el lubricante- se puso medio en pie en el asiento- Solo que necesitaré algo de ayuda Fran, quítame los pantalones… Me está matando el calor-

-David…- jadeé, totalmente sobrepasado por la intensidad de lo que comenzaba a nacer en mi pecho- Eres un cabrón- no pude evitarlo y mis manos fueron a su nuca, hundiéndose en su pelo y bajándole un poco para poder besarle

Y… no le besé. Le devoré. Necesitaba hacerlo. Me estaba matando de deseo.

Sentí el gemido de David por la sorpresa, porque aunque sabía que era pasional nunca le había morreado con tanta fuerza. Cerré los ojos, inundando su boquita con mi lengua ansiosa… Deseando robarle el aire, para respirarlo yo. Para calmar esa sensación de ahogo creciente que me provocaba ese chico.

Mientras mi lengua sobrepasaba cualquier posible resistencia mis labios comenzaron a masejar los suyos con algo de fuerza, pero que a David parecía gustarle más que las delicadas caricias de antes… Y eso me prendió más.

Le mordí los labios sin dejarle un respiro, cambiando la posición de mi cuello para poder hacerlo mejor. Una de mis grandes manos seguía sujetando su nuca, pero la otra fue a su bragueta, bajando sus pantalones a medio muslo y luego apretándoselos, disfrutando como en esa paja de hace unos días, donde me había podido regalar en su tersa suavidad y en su firmeza, que me volvían loco.

Los pantalones cayeron a sus rodillas y dejé reclinarse a David de espaldas, para que se apoyara en el volante como pudiera. Ahora si que estaba agitado, respirando con la misma dificultad que yo mismo.

-Eres mi chocolatina- gruñi entre hondas inspiraciones

-Fóllame Fran… En el coche… en mitad del campo… o donde sea- tenía los ojos abiertos al máximo, totalmente entregado al deseo- Fóllame donde quieras… Pero te necesito dentro de mí- acabó con un jadeo ahogado

Sus calzoncillos estaban a reventar. Ahora que sus pantalones estaban caídos, su erección era evidente. Pero eso no me estaba llamando, lo que me estaba llamando era lo empapados que comenzaban a estar. En parte por el líquido preseminal que le escapaba de la punta de su rabo erecto pero ladeado, pero también por el sudor que ahora caía con más intensidad por su atlético cuerpo.

Me eché hacia él, y mi boca capturó su rabo sobre la tela. David aspiró, hundiendo sus manos en mi nuca y aplastando mi cara contra su entrepierna. Despedía tanto calor como un olor que me volvía loco, llegando hasta el centro de placer de mi cerebro que, sabiendo que venía de David, rendía cualquier posible oposición, totalmente rendido ante mi pequeña chocolatina particular.

Mi lengua y mis labios apretaron su polla sobre el calzoncillo, sumando mi propia saliva a la orgía de pre y sudor en el que se había convertido su zona baja… E incluso, imitando a David, dejé un par de mordiscos leves, haciendo que se arqueara.

Paseé mis manos por sus muslos, ardiente, para colarme por cada pierna bajo su calzoncillo. Cogiendo sus huevos sudados con mis manos, apretandolos con delicadeza, como si fueran dos frutos a punto de estar maduros y listos para comer.

David seguía apretando mi cara contra su entrepierna, e incluso había comenzado un ligero bombeo, costumbre que parecía haberme copiado inconscientemente, paseando su rabo cubierto de la fina tela por mi boca sedienta.

Y por un segundo… Solo por un segundo… Sentí unas ganas terribles de agarrar la tela y rasgarla, dejarle, a falta de la camisa y la corbata suelta que me encantaban en él, totalmente desnudo. Desatar la pasión animal que sentía… Pero luego recuperé un poco la cordura y me separé a duras penas

Se los bajé con hasta las rodillas, y luego más; consiguiendo con algo de dificultad que tanto sus pantalones como sus calzoncillos salieran de sus piernas sudorosas. Pasando por encima de sus zapatillas que, al igual que la camisa y la corbata, le pedí que se dejara.

Y mientras David pasaba su desprendida ropa hacia el asiento, yo me incliné abriendo la guantera y sacando el par de condones que siempre llevaba. Hice una mueca, no recordaba cuánto llevaban ahí porque nunca lo había hecho en el

Forfi

pero al final mis remilgos fueron aplastados por la excitación

Me bajé los pantalones y calzoncillos hasta debajo de las rodillas y me abrí de piernas. Yo también estaba bañado en sudor, fruto tanto del calor deliciosamente asfixiante que habíamos creado entre ambos como por el ardor que me consumía de dentro a afuera.

Me puse el condón

-Móntame, David- tragué saliva con dificultad- Cabálgame- y le agarré con suavidad de las caderas, para reconducirle

David me sonrió, chulito, porque la voz me había salido mucho más ronca de lo que pretendía. Se dejó guiar, abriéndose de piernas sobre mi asiento ahora que tenía mucha más libertad sin pantalones. Apoyó sus rodillas en los laterales y bajó hasta que mi polla colocó la punta en la entrada de su culo

Sus manos me apartaron el pelo de la frente con delicadeza, casi de forma amorosa. Y apoyó su frente en la mía

-No pares de mirarme a los ojos Fran…- asentí y sonrió, besándome de forma lenta- Me encantas-

Y entonces se comenzó a penetrar el solo. Sin dilatación ni nada

No se si era la excitación, no se si en verdad era el sudor, que actuaba de lubricante, o no sé si eran sus propias ansias de sentirme dentro de él que le consumían… Pero, aunque algo lento, no paró de meterse mi polla erecta, sin dejar de mirarme a los ojos, clavando su precioso celeste en mi. Mientras mis manos dejaban caricias por sus fibrados costados.

Y finalmente llegó al fondo. David suspiró por lo bajo y me besó de nuevo de forma lenta regalándose

-Vamos, potrillo- apretó el culo en una rápida tensión- Cabalguemos juntos-

-

David

Era difícil expresar con palabras lo excitado que estaba en esos momentos… Fran… El morenazo… Mi potrillo… Me encantaba. Era una fuente inagotable de pasión y ternura. Y quería estar a su altura. Había que estrenar el

Forfi

como se merecía.

Sus ojos avellana volvieron a estar clavados en mí, como le había pedido. Yo me amarré a su nuca con ambas manos, haciendo que tanto mi camisa como mi corbata cayeran hacia dentro por la flexión, y empecé a mover las caderas… Dejando que mi cuerpo actuara solo

Empecé con movimientos circulares, dilatándome con su propio rabo ya dentro, para hacerlo todo más fácil. Y luego, poco a poco, comencé con empujones de cadera hacia delante… Haciendo que su polla se apretara dentro de mi desde todas las direcciones, estrujándola como antes había hecho con mis manos

Deseaba besarle… Deseaba pasar mi lengua por su rostro, cubierto de una fina película de sudor… Deseaba moderle los labios… Pero hacer eso sería cortar el contacto visual y no quería. No quería que Fran dejara de mirarme mientras yo mismo me ensartaba con su polla… Mientras le montaba…

Era mi potrillo, en una carrera cada vez más frenética

Sus manos se pasearon por mi pecho, resbalando por él debido al calor, pero ayudándome con el movimiento, sosteniéndome y haciendo que sus brazos se hincharan por ello, como tanto me gustaba.

Mis estrechas caderas ya eran un despliegue de movimientos, porque ahora también me alzaba ligeramente para que su polla pudiera salir un poco antes de volverme a penetrar

Los dos gemíamos de forma audible, e incluso el

Forfi

comenzó a bambolearse suavemente por nuestro movimiento sin que a ninguno de los dos nos importara. Mis manos apretaron su nuca, que estaba húmeda por el calor, para amarrarme con más firmeza y aumentar la velocidad y la profundidad

-Cabálgame…- jadeó Fran- Hasta que me corra-

-No dejes de mirarme, potrillo- le respondí, pasándome la lengua por los labios- Quiero que nos corramos juntos-

Fran ladeó el cuello, pidiéndome sin pretenderlo caricias y besos. Una de mis manos se separó, y por un segundo le monté inclinando el cuerpo hacia atrás, como un jinete al galope… Y por suerte sus manos me agarraron de las caderas para que no me cayera y para que no dejara de ensartarme en su polla… Mi mano libre fue a su cuello, donde comencé a acariciarle tanto allí como por su pecho, paseándome por sus pectorales

La cadena de oro estaba rebotando entre ambos, pegándose de tanto en tanto por el sudor, pero en general libre. Y de nuevo mis dedos se enredaron en ella, haciendo que se inclinara para que, sin dejar de mirarnos a los ojos, apoyara su frente en la mía

-Me pones a mil- le jadeé

-Eres increíble, David- intentó besarme, pero retraje la cabeza, juguetón- Eres mi chocolatina-

-Y tu mi potrillo, Fran- arqueé la espalda, exponiendo mi cuello

Una de las manos de Fran me agarró de la corbata suelta para que no me escapara de su polla. Y la sujetó con firmeza, como si fuera una soga que me manteía atado a él de la misma manera que la cadena de oro que él llevaba sobre el cuello y que aún sujetaba… Cada uno sosteniendo al otro… Y cada uno presa del otro

Eso ya fue demasiado. Mi polla, que había estado botando libre entre nosotros, palpitó con fuerza. Y yo aumenté el ritmo, era imposible que me pudiera contener, así que solo quedaba hacer que Fran se corriera conmigo

-Fran me corro…- saqué la lengua levemente, por el sofoco, resollando

Mi potrillo salvaje, que me estaba dejando montarle con total libertad, no dijo nada. Simplemente empezó a bombear las caderas con fuerza, sumando su propia velocidad… Y así estuvimos unos segundos hasta que Fran empezó a tensarse de verdad.

Y yo supe que podía dejarme ir, así que me corrí entre ambos, mientras clavaba mi mirada en unos ojos avellana que me la devolvían ardientes de deseo

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Fran

Al segundo de empezar David yo también me corrí, y le hubiera llenado entero de no ser por el condón. Los dos boqueamos en busca de aire, y nos fuimos calmando.

Respire con dificultad y sin pensar demasiado mi mano fue al cierre de la puerta, abriéndola de golpe, dejándonos expuestos. Y si alguien hubiera estado allí, mirando, no sé que hubiera pensado al vernos.

Dos chicos, uno evidentemente mayor que el otro, sentados a horcajadas en el asiento, sudando a mares mientras el pequeño llevaba encima una camisa blanca empapada y una corbata roja que estaba sujeta como si fuera una correa, mientras la polla del otro salía de su culo tras un polvazo sensacional en medio de ese calor

Pero ya era suficiente. Nos íbamos a asfixiar de seguir así

Al momento de abrir la puerta el aire nos golpeó con fuerza, algo recalentado en ese campo pero mucho más fresco que el interior… Fue como salir a la calle en invierno, para nosotros.

David sin pensar demasiado tampoco, solo buscando aire, se levantó y salió. Andando un par de pasos y solo vestido con su camisa abierta, corbata y unas zapatillas con calcetines… Nada más. Y la verdad es que quitaba el aliento, parecía sacada de alguna película, porno o lo que fuera, destinada a llenar la sala de chicas adolescentes enfebrecidas por su nuevo ídolo.

Se giró para sonreirme, su polla medio flácida se movió con él

-Eres increible, potrillo-

Parece que ya me ha puesto mote

, pensé sin poder evitar sonreir

-Anda ponte al menos el pantalón, que te va a ver alguien-

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David

Paladeé el helado con calma. Estábamos sentados en la terraza fuera de un restaurante… En realidad una de esas franquicias americanas. Habíamos comido entre risas y un suave tonteo. Y la verdad es que me sentía muy a gusto y relajado

Por fin me había podido quitar la corbata y tras adecentarme un poco y sobre todo dejar que mi camisa se aireara, nos habíamos acercado al parque comercial a comer. Fran estaba radiante, casi parecía que le había sentado mejor el polvo que a mi.

Hundí mi cucharita en la bola central, de chocolate, recogiendo parte del coco de otra de ellas. Nos quedamos callados durante unos segundos, cómodos en nuestro silencio cómplice y dejando morir la conversación.

Los dos sabíamos lo que tocaba ahora

-A ver, potrillo…¿Que es eso que tienes que decirme?-

Fran asintió, poniéndose de golpe serio y decidido, y puso su silla a mi lado. No se si el resto pensaba antes que éramos hermanos o primos pero, por la forma en la que se inclinó hacia mí, esa teoría comenzaría a hacer aguas en la mente de cualquiera.

Cogió aire

-El grupo de entrenamiento existe a pesar de mucha oposición…- pareció titubear un segundo- Y solo porque van a venir más chicos de fuera de lo habitual- se pasó la lengua por los labios, pensando-Tienes que aprovechar esta oportunidad y hacerlo al máximo, tienes que hacer foco sólo en mejorar tus marcas y en ti… Entrarás o no, pero de forma individual, solo por ti mismo- se inclinó levemente- Prométeme que te mantendrás al margen de las dinámicas de los equipos hasta que entres-

Eso chocaba de lleno con mi plan de estar cerca de Mat y de paso con toda mi personalidad, que era abierta y sociable. Pero algo en sus ojos me hizo imposible no tomarme en serio lo que me dijo, aunque sentí que tenía que ser sincero

-Fran, tengo amigos que han entrado en los equipos y compañeros de la Escuela… No sé si podré prometer eso- el morenazo cerró levemente los ojos, suspiré- Lo prometo, pero si me explicas por qué-

-El por qué es la segunda promesa que te pido… Los equipos pueden ser entornos muy competitivos y la gente a veces se lo toma muy en serio…- apoyó su frente en la mía y me cogió de la nuca- Tienes que prometerme que me contarás si te sobrepasa o si algo o alguien hace que no puedas más… En cuanto pase, me lo tienes que contar… Prométemelo- yo me quedé callado, sin saber que decir- Prométemelo David, por favor-

-Yo…claro- tragué saliva- Te lo prometo Fran… Ambas cosas-

Fran asintió, dulcificando su mirada avellana. Se inclinó del todo para darme un beso lento y yo le respondí de igual modo. Pero con sus palabras dándome vueltas en la cabeza, sin saber realmente a lo que se refería, no pude centrarme del todo.

-

Fran

David había querido saber más, pidiendo que le diera más información sobre ambas promesas… Pero la verdad es que fui evasivo y algo amplio.

No quería que se llevara a error ni prejuzgara. El MCP era un Centro de Alto Rendimiento, y eso hacía que la gente enfocara las cosas… De otra manera. De una manera que era difícil de entender hasta que se estaba dentro

Arriba o fuera, a eso se reducía todo

Era una actitud, un clima y unas costumbres inevitables en un entorno competitivo, donde todo lo regían los tiempos y las marcas en la competición... Y quizá David, tan luminoso y abierto, no lo pudiera soportar. Sobre todo desde el grupo de entrenamiento

Y eso era lo que me daba miedo

Confiaba en las promesas que me había hecho: una para mantenerle al margen hasta que fuera un miembro de pleno derecho… Y otra por si la situación se le escapaba de las manos. No iba poder estar pendiente de él y tenía que confiar en David, en que pudiera manejarlo… Pero una parte de mi quería evitar que se enfrentara a eso, por los medios que fuese.

Entrecerré los ojos, recordé la conversación con los entrenadores y me tensé sin querer

Al final recogimos, pagamos y volvimos en coche. Sus padres llegarían pronto a casa y quería llegar si no antes por lo menos un poco después, para poder fingir que había estado echando unas partidas en casa de algún amigo.

Pensé en la otra razón para estar allí. Pero luego casi de inmediato aparté eso de mi mente. No era algo que necesitara saber ahora mismo, estaba bien así

Dejé a David en la placita de siempre y mis ojos le siguieron hasta que desapareció por una de sus calles.

El lunes empezábamos la temporada, y creo que ya tenía bastante solo con eso

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Hola. Acabado este en el siguiente ya nos metemos en el contexto de los equipos, y retomamos a Mateo. Gracias por leerme y os animo a comentar vuestras impresiones para poder seguir mejorando. Hasta el siguiente