MCP I: La prueba
El Martín Carranza-Pío es un Centro Deportivo de Alto Rendimiento enfocado a la natación, privado y muy competitivo. Entre sus paredes un grupo de jóvenes vivirá en un clima de tensión, sexo, competición y hormonas unas de las épocas más importantes de sus vidas.
David lleva desde julio entrenando, y follando, en secreto con Fran: el nadador de 19 años de Absoluto que se ha ofrecido a formarle. Ahora, en septiembre, ha llegado el día de las pruebas de acceso. Solo un puñado de los casi cien nadadores aspirantes de la Escuela Deportiva entrarán a los equipos de competición.
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David
Estaba nervioso por la prueba. Hoy era el gran día. Todo un año con ese objetivo en mente y un intenso verano de entrenamientos me hacían sentir con posibilidades… Lo haría lo mejor que pudiera y esperaba que bastase con eso. Si no entraba al equipo se acabó… Las competiciones, la adrenalina, el sentimiento de la victoria… Y Mateo… Sobre todo, Mateo. Entrecerré los ojos
Pero podía conseguirlo… Y gran parte de ese sentimiento venía de Fran, quien en ese momento estaba semidesnudo a mi lado, sentado en su silla giratoria mientras que yo estaba aguardando al borde de la cama, en silencio. Ojeaba en su ordenador los tiempos del resto de mis compañeros y mascullaba por lo bajo, repasando los números.
Estábamos en la residencia del Carranza-Pío, donde se alojaban los nadadores de Absoluto que, como él, venían de fuera de Madrid y estudiaban allí sus carreras. En concreto, Fran venía de La Rioja y estudiaba enfermería. Me había hecho venir una hora antes, casi a las seis de la mañana, para que pudiera subir a su habitación antes de que empezase la actividad. Al menos había aprovechado para cambiarme en su cuarto; pero aún no me había dicho el porqué de estar allí.
El que me hubiera bajado a buscar a la entrada solo con unos pantalones de pijama cortos y camiseta de tirantes había sido un espectáculo. Poder ver como su esbelto cuerpo de nadador tiraba de la tela en pecho y hombros, mientras el pantalón dejaba poco a la imaginación de sus torneados muslos, había sido turbador.
Y al llegar a su cuarto se había quitado la camiseta para estar más cómodo, dejándome ver cómo era al natural, duro como una tabla incluso a simple vista; potenciado todo por su gran altura. Con su piel canela reflejando las pocas luces que había en su habitación en semi penumbra, para no llamar la atención.
Nunca lo diría en voz alta, pero estaba bastante nervioso. Mi mente necesitaba alguna distracción; y el cuerpo de Fran, sobre todo por lo inconsciente que hacía cosas como esa: el quedarse casi desnudo delante de mí, era el candidato perfecto. Pero parecía que él tenía otras cosas en mente, salvo un suave beso en los labios no habíamos hecho más.
Su amplia espalda se estiró cuando se reclinó hacia delante en la silla.
-Estás por encima de la media en casi todas las series…- me dijo distraído, mientras seguía pasando fichas y tablas en su ordenador – No vas a entrar en la primera, eso sí… Tus últimos tiempos oficiales son de la Liga de Verano-
-Y no es que fuera muy bueno entonces- le dije estirándome sobre la cama, llevaba el chándal largo oficial y el bañador debajo tras cambiarme-Era más lento que un pato- exageré, pero Fran pasó de mi comentario
-Tienes rivales duros… Venís pegando fuerte este año- asintió para sí levemente-Cuando me ojearon a mí no tenía marcas tan buenas como algunos de aquí…- pasó rápidamente hasta que la foto que me temía apareció en la pantalla- Este chico, Mateo Ballesteros, tiene unas marcas muy buenas… Sobre todo, en mariposa- golpeó con la uña la pantalla, pensativo- A este no le vas a poder ganar-
-Ni lo pretendo- dije yo, evitando mirar a ese rostro de piel blanca, labios rosados, pelo castaño ondulado y ojos grandes de verdoso marrón que me devolvía la foto- Yo solo quiero entrar… No está bien apabullar desde el principio- sonreí socarrón
Había descubierto que a Fran le gustaba cuando me hacia el chulito, seguramente porque disfrutaba de bajarme los humos. En el suave tonteo que llevábamos en verano este juego se había vuelto habitual. Y esta vez sí que se animó a seguir el hilo. Se giró en su silla para verme, dejándome delante una buena panorámica de su pecho amplio y flexionado al recostarse.
-Una buena estrategia… Tan buena que nadie sospechará viéndote nadar… Con lo bien que disimulas ese talento- y me sonrió, se levantó de la silla y se puso al lado de la cama
Era alto, superando con holgura el metro ochenta. Piel canela, pelo castaño corto, claros ojos avellana. Hombros redondeados y un pecho amplio, que bajaba hasta lo que sabía que era un estómago duro como una tabla pese a que no marcara apenas. Piernas torneadas como columnas. Y brazos fuertes, acabados en grandes manos de dedos finos… Fran era un morenazo en toda regla, y que intimidaría si no fuera porque era risueño y tenía una mirada amable y luminosa.
Sobre su amplio pecho y rodeando el cuello llevaba una fina cadena de oro, de la que colgaba el motivo de la Virgen de la Valvanera; su amuleto de la suerte familiar que solo se quitaba cuando se metía en la piscina. Y como siempre, la Virgen quedó suspendida sobre mi boca cuando Fran se recostó contra mí. Deposité un suave beso en ella, que prolongué hasta que mi boca acabó sobre la cálida piel del centro de su pecho.
Por fin parecía que iba a poderme quitar este incómodo cosquilleo de nervios y presión que sentía en el estómago… Mis manos le asieron de las caderas, apretándole contra mí.
-Te dará suerte- me dijo suavemente
-La suerte es para los perdedores- le mordí suavemente el cuello, buscando que se encendiera con mi comentario
-Vaya con el chaval- y terminó de pegarse a mí, dejando que a nuestros cuerpos solo los separara la fina tela del chándal- Que poco católico me ha salido- y me besó levemente la frente
Aunque solo su peso me apretaba contra la cama, era como estar contra un muro. Y por la forma en la que se recolocó Fran sobre mí, con un suave restriego, el también parecía complacido con mi cuerpo casi tres años más joven que el suyo.
-Lo que haremos ahora sí que tiene poco de católico- le sonreí, clavando mis ojos celestes en él mientras alzaba la cabeza para besarle en la mejilla
Mi flequillo, de mechones rubios oscuros, le hizo cosquillas por el rostro y el cuello, excitandole. Con un gruñido se levantó, quedándose arrodillado en la cama. Contra el pantaloncito se marcaba una más que evidente erección. Y bajo el chándal, contra mi bañador slip, mi propia polla luchaba por escapar.
Fran se pasó una mano por el rostro, para calmarse; otra de las cosas que había aprendido de él es que con el calentón no pensaba con demasiada claridad
-Nada de follar antes de una prueba- me dijo- Y menos de una importante-
-Pero me podría quitar los nervios- me alcé sobre los codos- Y, ¿entonces qué hago aquí? – la posibilidad del desahogo desaparecía de mi mente
Fran me miró de lado, seguramente pensando en lo fácil que le sería quitarme el chándal y follarme contra la cama; tentándose a sí mismo y espoleado por mi postura flexionada sobre el colchón al alzarme.
Estaba claro que le atraía, igual que ese morenazo generaba el mismo tirón físico sobre mí
Tres años de ventaja eran bastantes, sobre todo contra ese joven nadador profesional, pero sabía que la Escuela Deportiva me había tonificado y dejado ver el potencial que tenía. Y que mi cara de niño bueno, con mis grandes ojos celestes y mi sonrisa de chico travieso eran una buena combinación… Y claro el chándal, sobre todo con su fino elástico en la cintura, me favorecía bastante.
Se reclinó de nuevo sobre mí, aunque a una prudencial distancia
-Recuerda lo que hemos practicado…-me dijo, serio- No te emociones cuando les saques ventaja en espalda… Y no te agobies cuando te recorten décimas en braza y en libre- me acarició el lateral de la cara- Céntrate en el agua y en cómo se mueve tu cuerpo, nada más- me cogió la barbilla- Y nada de venirse abajo por la presión-
Rebullí inquieto, apartando la mirada. Pareció notar mi turbación, porque me besó por el pelo.
-Lo harás bien David- su mano fue a mi nuca para obligarme a mirarle- Vas a entrar, de eso no tengo duda, ¿vale? – yo asentí- Bien, para tenerlo fresco vamos a hacer un repaso rápido viendo algunos vídeos de Rio 2016 y del Campeonato de España de este verano-
Yo puse los ojos en blanco. Fran ni se inmutó. Me rodeo con sus fuertes brazos y, manejándome como si fuera poco más que un almohadón con forma humana me llevó hasta la silla: sentándome encima suya, en su regazo
Nos quedamos delante del ordenador y rodeándome de nuevo con sus brazos comenzó a trabajar en él. En una carpeta del escritorio vi que tenía ordenados por año docenas de videos de nadadores, tanto de entrenamientos como de competiciones nacionales e internacionales. Todos cuidadosamente etiquetados en el título.
-Cualquier otro tendría porno-comenté, acomodándome mejor, contra mi culo seguía sintiendo su polla semi erecta
Fran se rio suavemente sin decir nada. Sentí sus labios en mi nuca, dejándome un beso suave. Su respiración en mi cuello me hizo estremecer
Y empezamos a ver los vídeos. Íbamos comentándolos, Fran me hacía a veces preguntas y yo respondía casi siempre correctamente. Nos centramos en vídeos de 200 y 400 estilos.
Era entre didáctico y algo intimidante el ver a esos nadadores profesionales pulverizar cualquier marca que aspirara a hacer; pero era normal. Llevaban años entrenando… Lo que era duro de verdad era tener que verles por la piscina, tanto dentro como fuera; solo vestidos con bañadores y alguna toalla pequeña mientras Fran me había dejado a media asta… Sobre todo teniéndole debajo de mí.
El cuerpo de Fran era como un firme colchón, y a cada uno de sus movimientos era consciente de su cuerpo bajo la fina tela que me recubría. Su amplio pecho me sostenía, y hacía que yo mismo me alzara y bajara con su respiración. Su polla había seguido semi erguida, sin bajar ni subir, ligeramente apretada contra mi culo.
Yo, por mi parte, estaba totalmente empalmado. Y llegó un punto en el que ya no podía más; no me estaba concentrando en los vídeos, y apenas pensaba en la prueba. Necesitaba desahogarme. Tanto por los nervios que sentía que tenía que sacar dentro de mi como por el calentón que me había ido escalando por el cuerpo.
Sin avisar ni nada, a mitad de un video de la competición nacional china, me la saqué de un solo movimiento; cosa fácil teniendo en cuenta que solo el elástico del chándal y el bañador slip eran las barreras. Mi polla cabeceó libre, haciendo que soltara un leve suspiro de gusto.
Fran, que había estado a mitad de frase, con una de sus manos en mi estómago para que no me resbalara, paró de hablar. Oí como tragaba saliva.
-David…- empezó
-Voy a explotar, Fran- me sinceré- Me sientas encima tuya y por la postura no paro de restregarme… Me estás poniendo malo- cogí aire- Necesito relajarme antes de nadar-
Me bajé los pantalones y el bañador a medio muslo y me comencé a masturbar. Fran no dijo nada, pero empezó a respirar más fuerte. Su gran mano me apretó contra él, recostándose más en la silla y dejando espacio para que hiciera lo mismo. Aceptando tácitamente.
Yo estaba con una mano jugando con mi glande rosado, mientras me recolocaba mejor. Mi polla, como la de Fran, era morena, y la mía era un poco más ancha. Aumenté ligeramente la velocidad, gimiendo por lo bajo. Y comencé, por el movimiento de mi mano, a restregarme contra su entrepierna, sintiendo ahora la tela de su pantaloncito recubriendo sus muslos y tratando de contener una polla que crecía de forma constante, presionándome más.
Una de mis manos se colocó encima de la manaza con la que me sujetaba el estómago, entrecerrando mis dedos con los suyos. De allí subí a mi cuello y, tirando de la cremallera azul oscuro, empecé a dejar mi pecho desnudo al aire.
Tanto él como yo comenzamos a respirar cada vez más fuerte. Le retiré la mano, para poder liberarme del todo de la chaquetilla, dejando que cayera a ambos lados de mi cuerpo, abierta. Su mano se volvió a colocar en mi estómago, donde empezó a acariciarme de forma lenta.
Fran se recolocó debajo de mí, con el otro brazo, y en el movimiento pude comprobar que estaba totalmente empalmado. Yo me recliné contra su hombro y fuerte brazo como si fuera mi propio respaldo, girando levemente para que tuviera mejor visión de mi cuerpo.
Aumenté el ritmo de la paja, que seguía siendo algo lenta, en un espectáculo solo para sus claros ojos avellana. El video se había terminado y la habitación, salvo por nuestras respiraciones, estaba en silencio. Mis huevos comenzaron a rebotar levemente contra mis tersos muslos e hice que la manaza de Fran dejara mi estómago para que se posara sobre ellos.
Sin mediar palabra empezó un masaje circular, apretando el muslo izquierdo con la mano, disfrutando de la suavidad de mi piel y dejando que el aire se escapara en jadeos de su boca. Encendido por mis esbeltas pero fuertes piernas.
Yo levanté la mano, empezando a acariciarme el torso. Ni de lejos mi pecho era tan amplio como el suyo, ni tampoco mi cuerpo podía presumir de esa dureza… Pero sí que era más atlético y enjuto, algo que hacía que marcara de forma más visible, aunque había que admitir que la luz de la mañana de la ventana y la de la pantalla ayudaban a perfilar mi cuerpo con sombras pequeñas donde era necesario.
Mi mano subió desde el estómago hasta el cuello, pasando lentamente por mí piel y haciendo que Fran gruñera por lo bajo tras de mí, evidentemente excitado por el lento movimiento. Y fue cuando empezó con un suave empuje de cadera.
Estaba ya totalmente empalmado, y su cadera fue rotando hasta que hizo coincidir su pollón erecto justo con mi culo. El bombeo aumentó. Su cuerpo debajo de mí se tensionaba según relajara o moviera las caderas, dejándome sentir toda la fuerza que contenía su trabajada musculatura de nadador.
Yo estaba cerca de correrme, pero quería que durara más para mi profesor particular. Así que me la solté, haciendo que cayera sonoramente contra mi estómago, cabeceando como si estuviera algo desorientada. Mis manos subieron a mi cabeza, y luego hacia más atrás, capturando la nuca de Fran.
Se resistió un poco, pero pronto se dejó hacer y llevar, mis manos hicieron que colocara la cabeza en mi cuello y oído y no tardo nada en comenzar a dejarme suaves besos y lametones. Dejé una mano enterrada en su nuca, mesándole el pelo; acariciándole desde algo más que la mera excitación.
Mi otra mano fue a mis muslos, donde seguía sobándomelos, para colocarse encima de la suya. Le hice apartarla y luego pasar a moverla, junta con la mía, por mi estómago y mi pecho. Los movimientos de su cadera se hicieron más evidentes y fuertes.
Por mi parte, seguía con la chaquetilla abierta, cayendo totalmente desplegada desde mi pecho. El movimiento de sus caderas me había ido bajando el pantalón, de forma que ya lo tenía por las rodillas, mientras el bañador seguía instalado a medio muslo.
Estaba totalmente rendido a la situación, aunque fuera yo mismo el que la había provocado
Fran comenzó a comerme el oído y a besarme por el lateral del rostro y eso ya fue demasiado. Me tensé sobre él y me corrí sobre mí mismo. Fran al verme correrme inspiró aire fuerte, moviéndose de forma enérgica.
Me hizo ascender mientras me corría para que nuestras cabezas quedaran a la misma altura y, sobre todo, para que su polla pudiera quedar libre, apareciendo en el hueco entre mis muslos y el bañador… Y también sin tocarse se corrió sobre mí, casi cuando estaba acabando yo mismo de correrme.
Por pura inercia apreté los muslos para estrujar su polla mientras se corría, y Fran jadeó por lo bajo al sentir mi tersa piel por su polla. Yo por mi parte me encantó sentir ese ardiente hierro palpitar levemente con cada disparo de semen.
Nos quedamos un minuto en silencio, dejando que nuestra respiración se acompasara de nuevo. Yo sentí como la pelota de nervios que sentía se iba deshaciendo, relajándome y haciendo que me estirara la espalda contra el amplio pecho de Fran; que me estaba besando por el cuello.
Yo giré la cabeza para besarle la mejilla, cerca de la comisura de los labios
-Ahora sí que estoy listo para la prueba- le dije antes de invadir su boca con mi lengua
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Mateo
Me llamo Mateo y soy nadador juvenil de la Escuela Deportiva del Martín Carranza-Pío, un Centro privado de Alto Rendimiento especializado en la natación.
En esos momentos estaba encima de la plataforma de salida, aguardando, a partes iguales calmado y nervioso; a que dieran la señal. Hoy es el día de la prueba. De mi prueba. A ambos lados, en el resto de las 7 calles, mis compañeros de serie y rivales de la Escuela Deportiva tenían el mismo objetivo que yo: ser parte de los equipos de competición.
Inspiro
Hoy es un día muy importante, quizá uno de los más importantes de mi vida. Estábamos a inicios de curso, de hecho, era el primer finde de septiembre; pero durante todo el verano yo solo he podido pensar en hoy. Ni si quiera me importaba que hubiera empezado el curso, ni cuales iban a ser mis nuevos compañeros de clase, ni nada que no estuviera, en ese momento, contenido en la piscina.
Expiro
Es la prueba de 400 estilos, donde más puedo brillar. Sabía que mis compañeros lo iban a fiar todo a las de 200 de un estilo, pero yo no. Tenía que demostrar que, para mi edad, era el nadador más completo que podía ser. Que ha merecido la pena el sudor, el esfuerzo y los agotadores entrenamientos de este verano. Que toda mi voluntad, aunque sea por pura inercia, podía llevarme hasta allí. Hasta la meta.
Inspiro
En las gradas que rodean la piscina estaban ellos: los miembros de la categoría Junior del equipo de competición, donde aspiro a entrar. Observando entre esa marea de chavales nerviosos a los que serán sus nuevos compañeros. Estaban junto a dos de los tres entrenadores, todos mirando nuestra salida… Los reconocía a todos, incluso con la algo opacada visión de mis gafas.
Expiro
Dieron la señal
Me impulsé
No sentí el agua a mi alrededor, de tan acostumbrado que estaba a ella. Mi cuerpo, tensado como un gato en plena acrobacia, la rasgó de forma precisa. La presión me rodeaba y el olor a cloro me inundó los pulmones instantes antes de sumergirme del todo. Estaba en mi elemento…O eso creía… o eso deseaba.
La primera parte de la prueba, que consiste en 100 metros a cada estilo en la piscina olímpica de 50m, era a mariposa. Aquí es donde está mi ventaja. Era de los pocos mariposistas que podían ser llamados como tal dentro la Escuela Deportiva, y eso me hacía sentir seguro y presionado a partes iguales.
Sin darme cuenta había hecho ya 10 metros.
Mis piernas me impulsaban, y mis brazos acompasaban el agua, solo oponiéndose a ella al momento de la entrada… Pero… Conocía mi cuerpo, y no estaba aprovechando bien los ciclos. No estaban siendo perfectos… Y debían serlo….
30 metros recorridos
Mis pulmones no acusaban cansancio. Y eso era bueno… Y poco a poco iba optimizando mejor el ciclo entre el impulso de mis brazos y de mis piernas. Y eso era mejor. Sentía que podía hacerlo, que podía conseguirlo. O sacaba mi ventaja allí o mi marca de tiempo no sería tan buena… Pero como lo fuera… como lo fuera…
Había jugado tanto con ese pensamiento, en mi costumbre de soñar despierto, que mi cerebro tenía grabados ya los surcos de mis propias ensoñaciones. Cómo sería no solo entrar en el equipo de competición, si no hacerlo directamente en el primer nivel. Ver mi nombre en la parte alta de la lista.
Junto al de todos ellos.
Empecé el tramo de espalda
¿Y si no era tan bueno como me creía? Mis ensoñaciones comenzaron a resquebrajarse, dejándome ver la otra cara de mi tendencia a dejarme llevar por mis pensamientos: mi inseguridad.
¿Y si al final nada sirve?
Tenía que aumentar el ritmo de las patadas, estaba dependiendo demasiado de mis brazos. Me concentré. Me esforcé. Luego braza y finalmente el estilo libre, que evidentemente haría a crol.
Tenía que esforzarme.
¿Estarían analizando mi técnica? ¿Me estarían reconociendo de las competiciones menores? ¿Los entrenadores? ¿Los nadadores? ¿Qué estarían pensando mis compañeros de Escuela?
Y esos fueron mis pensamiento durante las dos siguientes fases, haciendo que mi inseguridad espoleada me hiciera forzar al máximo el cuerpo… Pero mereció la pena, como siempre
Toqué el final de mi calle apoyándome con las manos en la pared, respirando. Estaba contento. Había hecho una muy buena prueba. Miré hacia las gradas, pero todos estaban mirando a los que seguían nadando. En silencio. Un par comentaban y uno, en concreto, me miraba ladeando la cabeza.
-
David
Estaba nervioso, no tanto por mi propia prueba si no por la de Mateo. Sabía todo lo que se presionaba así mismo y lo rayado que era.
Iba a entrar en el equipo competitivo. Eso lo sabía yo, lo sabían los entrenadores, nuestros compañeros… E incluso el propio Mateo, aunque no pudiera evitar la inseguridad… Es estúpido. Mateo era perfecto en el agua, al menos todo lo que podía serlo un nadador de nuestra edad y nivel.
Se que el resto se sentía intimidado, por eso en la Escuela no se podía decir que Mateo fuera popular. Pero sí conocido. Aunque distante. Siempre en su mundo. Por eso era difícil acercarse a él, aunque yo me esforzara tanto por conseguirlo.
¿Y por qué? Porque me gustaba mi amigo, en un sentido que tenía poco que ver con la amistad.
Estaba claro que iba a entrar, le sacaba casi tres segundos al siguiente más adelantado… Por eso tenía que esforzarme. Mateo era horrible a la hora de mantener el contacto con la gente y el Carranza-Píopodía ser muy exigente.
Las competiciones le absorberían como sabía que hacían con todos. Y hasta ahí llegarían todas mis esperanzas, a morir al borde de una piscina… Y no lo iba a permitir. Me esforzaría por él… Y por mí.
A mi espalda, en los pasillos acristalados encima de la piscina, estaba Fran, del equipo de competición Absoluto. Podía sentir sus ojos avellana clavados en mí, observando pacientes. Rebullí, deseando lanzarme al agua y pasar ya el trago de la prueba.
Mateo salió y se quitó las gafas y el gorro. Y qué decir, a mí me parecía guapísimo. Mateo tenía el pelo algo revuelto, castaño claro y con varios mechones cayéndole por la frente, ondulados. Era de piel blanca, aunque se notaba que había estado nadando mucho durante las vacaciones, porque estaba bastante bronceado… Y no solo en la piel se dejaban ver esos entrenamientos.
Estaba más tonificado, aunque seguía siendo eminentemente delgado, con los brazos y hombros redondeados típicos de los mariposistas. De estatura media, como yo mismo; pero parecía más espigado. Me fijé en sus ojos, mezcla de verde y marrón, escaneando a la siguiente serie. Al verme me sonrió e hizo un ligero cabeceo de ánimo.
Mateo podía parecer un chico normal, sobre todo con ropa, pero para mí: mojado, saliendo de la piscina, secándose y con pequeñas gotitas sobre el fibrado tórax me parecía la persona más atractiva del mundo… Y su actitud distraída solo espoleaba eso… Tenía que entrar en el equipo. Tenía que seguir estando cerca de él.
-
Mateo
David era una máquina. Sus brazos se levantaban del agua con fuerza y sus piernas eran como resortes liberando la tensión contenida. Su técnica había mejorado bastante en este verano; y eso que David siempre había sido más de confiar en su potencia física y energía.
Por mi parte estaba en la zona baja de las gradas, estirando para evitar enfriarme. Mi prueba estaba hecha, las de 200 y 100 a un estilo eran un mero trámite. Había sido el más rápido de la primera serie, eso al menos me aseguraba estar en el pool. Pero todo dependía del resto, entre los que estaba David y su evidente mejora estos meses.
Me alegraba, era de los pocos que podría llamar amigos de verdad en la Escuela Deportiva. Ojalá entrase. Incluso aunque que no lo hiciera yo. Se lo merecía. Era demasiado bueno.
-Vamos David…- susurré por lo bajo
Yo había sido el más rápido de la primera serie y sobre todo había demostrado lo que podía hacer en mariposa, algo de lo que siempre solía cojear todo el mundo. ¿Sería suficiente? Debería serlo… Ojalá lo fuera… ¿Y si alguien era más rápido que yo? Puede que no fuera sensato solo fiarme de mi fortaleza en mariposa… Quizá debería haberme esforzado más en los otros estilos y pulirlos al máximo.
¿Me serviría para entrar al equipo?
No había un “si no entraba al equipo”, entraría; todo lo demás estaba firmemente atado en mi mente por las cadenas de mis propios pensamientos soñadores. No había nada más, porque nada más existía para mí en ese momento.
Sentí una mano en el hombro y di un salto, pero enseguida el azul celeste de los ojos de David me volvió a ubicar… Otra vez estaba sin prestar atención a mi alrededor. David me estaba sonriendo, con una de las pequeñas toallas sobre sus hombros. Ya había acabado de competir. Parpadeé, me había perdido su llegada. Sentí un ramalazo de culpa, conociendo a David seguro que él había visto la mía.
Intenté sonreírle y dije lo que sabía que era verdad:
-Eres increíble a espalda- David amplió su sonrisa
A veces me preguntaba, con algo de desconcierto, cómo es que David ha acabado siendo amigo mío. Es majo y amable, y sabe cómo hacerse amigo de todo el mundo. Es algo chulo, pero buena persona. Yo en cambio tenía problemas en recordar nombres que me habían dicho hace un minuto. Y no se puede decir que tuviera muchos amigos.
- ¿Has visto la llegada? - me preguntó, entusiasmado
Aparté levemente la mirada y vi que David se desanimaba un poco. Yo me sentí culpable, me había esforzado en atenderle y en cuanto me descuidaba me perdía su prueba por haber estado otra vez dando vueltas a mis pensamientos.
A su espalda varios compañeros se acercaban, y caí en que parecía haber salido muy pronto; así que había sido de los más rápidos. David cambió el peso de un pie a otro, algo incómodo. Pero note que hacía todo lo posible para que no se le notara, seguramente para no martirizarme más. David era así
-El tercero, Mat- usó el diminutivo que tenía conmigo- Por detrás de Guille - y me sonrió, aunque de forma algo menos amplia que antes
Antes de que pudiera responderle le metieron en un grupo donde le empezaron a palmear la espalda y a revolverle el pelo. Era su grupo de amigos de la Escuela y, como siempre, me hice prudentemente a un lado
-
David
Me había desanimado que Mateo no viera mi llegada, pero él era así… Por suerte me había levantado la moral el mirar arriba y ver a Fran pendiente de mi prueba, incluso levantó suavemente el brazo en el acristalado. Lo suficiente para que lo viera, pero no tanto como para llamar la atención. Y el estar rodeado de gente felicitándome por mi mejora en técnica y tiempos terminó de animar.
No había llegado el primero, si no el tercero; pero había mejorado mis pasadas marcas por mucho.
El resto de pruebas fueron un trámite. Para 200 y para 100 se usaban las semiolímpicas, de forma que fuimos mucho más rápidos. Para el inicio de la tarde ya habíamos terminado, y nos esperaban en el comedor del Centro la misma celebración que se hacían tras el Campeonato del Carranza-Pío, en abril, y en el fin de la Liga de Invierno de Madrid, que tradicionalmente se finalizaba en nuestro Centro.
Salí del vestuario en mi ropa fresca de verano, siguiendo a un nutrido grupo de chicos que seguramente querían empezar a comer y beber para bajar los nervios. Iba mirando al suelo, por lo que solo les iba escuchando de lejos:
-Estoy fuerísima- se estaba lamentando uno – El quinto de la cuarta serie… Puta braza-
Oí suaves palmeos, seguramente de sus compañeros animándole
-Ya tío, a ver no es que nos haya salido mejor al resto… Creo que nos quedamos fuera-
-¿Seguiréis en la Escuela?- preguntó otro-Mis padres quieren pero…-
-Mira, para que me vuelvan a hacer competir en liguillas paso- cortó el primero-Casi que prefiero que no me renueven la ficha federativa… O apuntarme a otro Club de natación-
-Es que nos iban a marginar…- susurró otro- Ya sabes cómo son aquí: o arriba o fuera-
Solo podía estar de acuerdo con ellos. El Carranza-Pío podía ser muy exigente… Y no todos estaban preparados para ello… Pero yo… Yo sentía que sí
-
Fran
Le vi aparecer con la cabeza gacha, pensativo; detrás de un grupo de chicos de la Escuela. Sabía que David era popular. Los de los equipos de competición no se relacionaban demasiado con la gente de la Escuela Deportiva, pero si hacía memoria creía recordar haber visto a David varias veces en los entrenamientos, siempre rodeado de chicos y riendo. Pero nunca me había fijado de verdad en él, hasta ahora.
Concretamente hasta hace mes y medio en la piscina, cuando empezamos esa extraña dinámica de sexo y entrenamientos
Los chicos pasaron a mi lado y creo que un par me reconoció, porque bajaron la vista intimidados. Esa era una de las peores partes del Carranza-Pío, su estructura piramidal y que tanto me incomodaba a veces. Por eso, cuando me moví para que David chocara conmigo, me refrescó tanto el brillo travieso y feliz de sus ojos celestes al enfocarme, viendo en mi al chico y no al nadador
-Fran, ¿me has visto?- preguntó feliz, hinchando el pecho- Me he salido-
-Ya lo creo- sonreí, estábamos prudentemente separados por un par de pasos, para disimular- Has nadado muy bien-
Sonrió ufano, contento de que le halagara. Era un poco flipado, y si te cruzabas con él de paso era seguramente con lo que te quedarías… Pero en seguida David dejó ver su verdadera personalidad, haciendo algo que pocas veces había visto hacer a alguien del MCP: preocuparse de los lentos
-Los ánimos están un poco bajos en el vestuario- suspiró- He intentado animar a mis amigos, pero creo que no me ha salido muy bien- y ví su sincera preocupación por los que le rodeaban- Antes de los anuncios haré otro intento- asintió convencido
Que ganas de besarle me dieron de repente, la verdad. Y también de follármelo, para ser sincero
-David…- y ahora que nos habíamos quedado defintivamente solos a juzgar por el silencio le abracé- Te debo algo-
-¿Si?- preguntó amortiguado contra mi pecho, y levantó la cabeza- ¿Tiene algo que ver con lo de no follar antes de competir?- se pasó la lengua por los labios, provocándome
-Tiene...tiene- me incliné para besarle- Tiene que ver-
David retrocedió la cabeza, manteniendo un centímetro de distancia con mi boca
-¿Y si ahora soy yo el que no quiere?- sonrió de lado- Mira que te dejo con el calentón-
Intenté de nuevo pescar su boca pero se me volvió a escapar, suspiré
-Rencoroso- me resigné y le besé el pelo- Bueno pues te veo en el comedor-
-A ver…- dijo él asiéndome por las caderas para que no escapara- Era un suponer, claro- me dió un cabezazo en el pecho- Que ya se que me tienes ganas, morenazo-
Mi manaza le cogió la cara, haciendo que me mirara a los ojos… Y dios que guapo era, con su rostro de rasgos afilados, con su barbilla fina y sus grandes ojos celestes y preciosos. Con sus mechones de rubio oscuro parecía un chico dulce e inocente… Y entonces se puso de puntillas para besarme y aprovechar para darme un mordisco en los labios, dejando claro que tenía su parte de chico malo
Como me pones David, me estremecí y fui consciente de su atlético y enjuto cuerpo contra el mío
-¿Subimos a tu cuarto?- me preguntó medroso, fingiendo candor como sabía que me gustaba
Me contuve para no recolocarme la polla, ya totalmente dura. Tragué saliva, controlando el calentón que me escalaba desde el pecho hasta el rostro, nublando mi juicio… Por mi era capaz de tirármelo en el pasillo, pero por suerte mantenía algo de lucidez… Y sabía que David por mucho que jugueteara mantenía la cabeza despejada en esas situaciones
-No…- dije algo ronco- Vamos a uno de los almacenes de material, ahora no habrá nadie-
Alzó las cejas, curioso. Pero se separó para que le guiara. Bajamos un par de escalaras, y luego hacia uno de los sótanos. Donde se guardaban la parafernalia del MCP: material extra, utilería para las competiciones, la infraestructura para cuando se competía al aire libre en verano, equipaciones, etc. Y fue entrar en uno al azar, de los más alejados, y girarme para ver a David quitándose ya la camiseta por encima de la cabeza
Era delgado, atlético. Marcado. No fuerte, en el sentido estricto al menos; porque sus músculos eran alargados y apenas si tenían volumen. Era fibra. Y claro, le sentaba genial a su rostro afilado. Como si fuera un principito de cuento.
Y qué ganas de follarme al principito… Y de besarlo… Y de acariciarlo… Y de sentirlo contra mí… Penetrado por mí
Me sonrió mientras se desnudaba del todo, quedándose totalmente desnudo con los pantalones caidos por los tobillos. Y se cruzó de brazos, flexionando el cuerpo.
-Ya sabes como me gusta- me dijo chulo
Mi polla dio un bote ante su chulería. Y mi corazón palpitó ligeramente más fuerte, dejándome sin aliento por la estampa que tenía delante… Chulo y de buen corazón, dentro de ese cuerpo atlético y fuerte, era una combinación muy difícil de resistir
Empecé lento, sabiendo que era eso lo que le gustaba. Cogí los bordes de mi propia camiseta y me los comencé a subir. No estaba tan marcado como él, ya que no era tan delgado, pero era más que evidente que si que era más fuerte. Mi estómago quedó libre de la tela, contrayéndose por el paso de mis manos; duro como una tabla. Y luego mi pecho, de pectorales evidentes y de color canela, con mis pezones oscuros y erectos para él.
Luego saqué mi cabeza, clavando mis ojos en su cuerpo para comérmelo con la mirada y disfrutando de como él me estaba devorando con los ojos. Y entonces saqué mis brazos, hinchando cada uno por la flexión, sabiendo que eso le volvía loco. Finalmente mis redondeados hombros del color del caramelo quedaron al aire y la cadena de oro de la Vírgen de la Valvanera cayó en el centro de mi pecho, justo en el valle de carne de mis pectorales
David se pasó la lengua por los labios, esta vez sin darse cuenta. Y eso me encendió más
Me desabroche los pantalones y dejé que cayeran como los suyos, hasta mis tobillos. David estaba semierecto, pero yo por mi parte tenía un empalme más que evidente. Con mi polla presionando contra la tela de forma obscena… Y David sonrió ante eso, sabiendo que el marcaba los ritmos cuando llegábamos a ese punto
-Quiero follarte- dije, bajándome el calzoncillo por mis torneadas piernas
David miró a su alrededor
-Ven Fran, en esas colchonetas... Quiero que me folles a cuatro patas- me sonrió de nuevo- Que no creo que tengamos mucho tiempo-
Y me encantó la forma en la que de sus labios de golosina salieron esas siete palabras: quiero que me folles a cuatro patas. Era como ver a un querubín travieso en acción, un cupido encarnado en sexo y deseo. Un principito del vicio
Mi chocolatina , y mi corazón palpitó al compás de mi polla
David fue hasta las colchonetas y se tumbó de espaldas, mirándome y esperando que me recostara contra él.
Y eso hice.
Esta vez no se apartó, si no que dejo que mi boca reclamara entera la suya, con mi lengua haciendo suaves y lentas pasadas. Sus manos fueron a mis costados, y me acariciaron con suavidad, encantados con la fuerza contenidas en ellos y que tan eficazmente me impulsaba en el agua
Su cuerpo era suave, y no parecía que estuviera recostado contra una colchoneta, si no contra una cama de sábanas de seda y algodón egipcio. Tersa, suave, dura, resistente… Le lamí la mejilla y luego le mordí en el cuello con suavidad, como sabía que le gustaba
-Fóllame Fran… No aguanto más- me susurró, pero esta vez le torturé yo dejando besos por su pecho y sus hombros; haciéndome un doloroso daño de paso por tener que controlar mi propia excitación- Venga, Fran… Que no me quiero perder el anuncio-
-Eres mi chocolatina- dije totalmente obnubilado por él- Que guapo eres y qué ganas de follarte-
Me separé y David se dió la vuelta, dejando su culo pequeño pero prieto a mi mercerd. Le amase las nalgas con fuerza, paseando mi rabo por él. Me subí a la colchoneta, arrodillándome y haciendo que David se pusiera de verdad a cuatro patas
Me mordí el labio y comencé a dilatarlo con mis dedos. No tenía lubricante pero si condón, ya que mi idea había sido darle este regalo en cuanto acabara de competir. Lo abrí y estrujé el envoltorio, dejando que cayera el exiguo lubricante contenido en él… Tendría que servir
David jadeaba, disfrutando de mis manazas en su culo, de mis dedos penetrándole y jugando con su próstata en suaves caricias y apretones… Me comencé a masturbar con lentitud, metiendo el segundo dedo… Y casi enseguida lo hice con el tercero, dejándole listo para mi
-Voy- dije, y David asintió, abriéndose del todo a mí
Le penetré con fuerza, besando los hombros de David y soplándole la nuca para que se estremeciera. David comenzó a moverse sin querer hacia delante, pero recostándome contra el le aprisioné contra mi cuerpo, metiéndole la mitad de mi polla ya y continuando mi avance
-Has estado increible en la piscina, David- le susurré- Y verte en bañador... - suspiré de gusto por los recuerdos de antes y por las sensaciones de ahora- Eres increible- confesé, sobrepasado y algo confuso por la intensidad del ardor en mi pecho y hacia él, aspirando el aroma de su sedoso pelo mientras le iba penetrando
David apretaba los dientes y solo asentía… Hasta que se la metí entera. Y cumpliendo sus deseos le puse a cuatro patas, retrayéndome para erguirme. Y sin mucho más preámbulo, porque era verdad que teníamos poco tiempo, me lo comencé a follar
Al principio lento, pero fui ganando velocidad, cogiendo sus caderas con mis manazas y acariciando su cuerpo al compás de mis movimientos. David gemía en voz baja, y alzaba la cabeza de forma ladeada, dejando al aire su bronceado cuello. Y si no fuera porque rompería el ritmo y la cadencia, me hubiera inclinado para morderle allí, como si fuera una manzana apetitosa
La colchoneta no hacia ruido al moverse, más que uno sordo, así que pude aumentar el ritmo. David se dejó caer de rostro contra la colchoneta, comenzando a masturbarse como loco… Pero eso no podia ser, me había pedido que a cuatro patas y a cuatro debía ser: sus deseos eran órdenes para mí
Le cogí a pulso, irguiéndole y antes de que pudiera quejarse por cortarle la paja capturé su polla caliente y al rojo para comenzar a masturbarle yo. David se volvió a poner a cuatro patas, y la emprendió a empellones contra mi mano, follándosela y de paso penetrándose entero él solo.
Contuve un fuerte gemido de gusto que se hubiera oído en todo el Carranza-Pío. Ese chaval era increíble
-Me corro Fran- dijo sin parar de masturbarse con mi palma- Deja tu mano, me quiero correr mientras me la follo-
-No me digas esas cosas David…- suspiré- Que me corro yo también-
Estuvimos un par de minutos así, en los que cerré los ojos para disfrutar del momento y las sensaciones. Y entonces sentí como David se arqueaba, tensándose, a la vez que sentía algo caliente por mi mano, pringándola… Y fue demasiado, me corrí contra el condón tensando todo mi cuerpo de nadador.
Y entonces nos desinflamos
-Menudo estropicio- jadeó David, que se había caído de lado para evitar su propia corrida sobre la colchoneta- Y mira que yo esperaba salir de aquí con la toalla limpia-
-
David
No me había perdido nada. Bien. La follada de Fran había estado increíble, ojalá hubiéramos tenido tiempo de repetirla al menos un par de veces. Pero ya me había saltado toda la comida y no quería llegar tarde al anuncio. Aparecí en el comedor y en seguida localicé a mi grupo de amigos
Estaban algo cabizbajos, pero era normal. En la Escuela éramos casi cien personas, y con suerte solo cinco o seis entrarían a los equipos… Y todos pensaban que serían los elegidos, hasta que nadabas y empezabas a comparar tiempos
Mateo estaba hablando cerca, y me desvié un momento para saludarle. Estaba bastante suelto después del polvo, y eso siempre me volvía más chulito y desenvuelto… Así que me animé a pasarle un brazo por el hombro, pese a que éramos de la misma altura y definitivamente quedaba algo raro
-El primero de la tabla….- dije revolviéndole el pelo con la otra mano- ¿Que se siente?-
Mateo bajó la mirada, y aproveché para saludar al resto de personas con las que hablaba. Usé parte de mi carisma natural para que no se sintieran al margen de la conversación y me uní con ellos unos minutos
-Venga Mat, dí- sonreí- Tú ya estás dentro-
-No se, David… ¿Y si buscan algo más?- dijo algo cabizbajo, contuve un suspiro de resignación
-¿El qué? ¿Tíos a los que les quede bien el slip?- pregunté cogiendo un par de manzanas de las mesas de catering cercanas- De eso también vas sobrado- y dí un fuerte mordisco
Todos nos reíamos, incluso Mateo. Y eso destensó el ambiente. Ser un poco payaso se me daba bien, y animaba a la gente; así que había adoptado esa estrategia para evitar que las personas a mi alrededor se entristecieran. No me gustaba ver a la gente pasarlo mal cerca, me preocupaba demasiado… Era un defecto que tenía
A lo lejos vi a Fran, un morenazo difícil de pasar por alto. Estaba con el resto de miembros de los equipos. El comedor del Martín Carranza-Pío era enorme, ya que estaba pensado para alojar el Campeonato de Madrid y varias competiciones de tamaño más que respetable, así que me quedaba muy lejos.
Me centré de nuevo en Mateo, verle animado, hablando calmado y sin tensión era algo difícil de ver: siempre se guardaba todo dentro y parecía estar siempre tenso. Y el cambio le sentaba a mejor: estaba más guapo así.
El sol jugaba con sus ojos entre verde y marrón, y sus labios rosados brillaban parcialmente al sonreír. La piel de sus pómulos estaba tirante, por lo delgado que era, y su pelo castaño: corto en los laterales pero más largo y revuelto en su parte superior, me encantaba
Será un chico del montón, pero es el chico del montón por el que siento algo , pensé algo resignado mientras daba otro mordisco a mi manzana
-
Fran
Todos me saludaron al llegar. Entorno a diez nadadores de los equipos Junior y Absoluto, los que estaban en ese momento en el comedor, en nuestra zona reservada de manera informal. Separados por una muralla invisible de los anónimos y poco importantes chavales de la Escuela Deportiva.
-Bueno…¿dónde estabas?- me dijo uno de mis compañeros- Han estado preguntando por ti-
-¿Me buscan?- pregunté frunciendo el ceño- ¿Quién?-
-Los entrenadores- se encogió de hombros- Al parecer ha pasado algo y quieren a todos los que vieron la competición opinando con ellos-
Fruncí más el ceño, pero todos se encogieron de hombros o negaron levemente con la cabeza, sin poder decirme nada. Al parecer ya habían salido todos los que vieron las pruebas esta mañana
¿Que habría pasado?
-
Mateo
Estar cerca de David era relajante. Llevaba el peso de la conversación pero incluía al resto: hacía bromas, alguna payasada, soltaba alguna chulería y picaba al resto de forma suave. Y eso, en contra de lo que pudiera parecer, hacía sentir a todo el mundo mucho más cómodo, porque le permitía distraerse: por ejemplo del hecho de que empezaba todo a alargarse demasiado, estaban tardando mucho en decidir
Al final, incluso David empezó a perder fuelle y noté que él también comenzaba a impacientarse, aunque lo disimulaba bien. Pero la conversación acabó muriendo cuando las puertas dobles se abrieron y entraron los entrenadores seguidos de los miembros de los equipos que habían ido saliendo con cuentagotas con ellos.
Conocía a varios de vista y de nombre: eran el centro de esa institución. Unos cuantos habían sido convocados por el Seleccionador Nacional en varias ocasiones y seguramente entre ellos, en un futuro, habría varios metales olímpicos y campeones internacionales… Y eso me intimidaba sobremanera, haciéndome sentir pequeño, inseguro e insignificante
Pasaron sin apenas mirarnos, como era habitual, partiendo el grupo de casi cien personas de la Escuela. El primer entrenador llevaba un archivador en la mano, del que sobresalían dos hojas casi en blanco salvo por lo que parecía una lista de nombres, pero no alcancé a ver.
Los entrenadores se subieron al pequeño escenario y pidieron silencio. Y todos, con algo de esfuerzo por los nervios, nos callamos. Yo me empecé sin querer a retorcer los dedos, pero David me dio un codazo suave y me sonrió, calmandome con su mirada celeste
Enseguida Enrique, uno de sus amigos de la Escuela, se colocó a su lado y le distrajo, comentando por lo bajo lo nervioso que estaba como estaba deseando que pasara todo eso… Y yo solo pude darle la razón.
El primer entrenador se aclaró la voz y dio una palmada
-Lo primero, gracias a todos por participar y gracias a todos por esperarnos… Lamentamos el retraso, pero ha sido una decisión compleja- se cuadró de hombros- Como sabéis, el Martín Carranza-Píoes una institución nacional e internacional de la natación, y dentro de la Federación formar parte de nuestros equipos es igual a responsabilidad, exigencia, nivel y talento- nos recorrió a todos con la mirada- La Escuela Deportiva siempre es preferente a la hora de optar a los puestos de los equipos, por eso tenemos que asegurarnos que de nosotros mismos sale lo mejor que podemos ofrecer- se recolocó el archivador sobre las manos- Pero antes de eso, dos anuncios importantes-
Todos sentimos que nos fallaban las piernas, ¿en serio? ¿Anuncios? ¿En un momento así?
-En primer lugar, tenemos que despedir a nuestro segundo entrenador: Ignacio, que ha pasado a ser parte de la delegación olímpica y cuyas obligaciones ya no son compatibles, por desgracia, con continuar con vuestro entrenamiento… Pero no os preocupéis, ya nos encontramos buscando un sustituto, de momento nos repartiremos la carga de trabajo-
Y de ahí fueron varios minutos en los que básicamente le hicieron la pelota delante de todos, ahora que formaba parte de la delegación y por tanto acaba de subir enteros en la escala nacional. Intenté no distraerme… Pero era difícil, de hecho David no paraba de hablar en voz baja con Enrique, al igual que muchas otras personas a nuestro alrededor entre ellas.
-…Y el segundo anuncio- tosió fuerte para aclararse la voz- Esta vez se incorporarán más nadadores de lo habitual de fuera de la Escuela, debido al excepcional nivel de varios de ellos… Como eso implica reducir las plazas propias en nuestros equipos, hemos decidido crear un grupo de entrenamiento con aquellos que quedaron cerca de entrar y que estará a pruebas durante la Liga de Invierno…-los susurros aumentaron entre todos, y el entrenador tuvo que alzar la voz-… En las que estarán inscritos desde el primer momento y donde podrán ratificar su puesto en los equipos, y entrenarán con ellos en igualdad-
El frío agarre de la inseguridad me atenazó, haciendo que me costara no ponerme temblar ligeramente. ¿Cerca de entrar? ¿Podría ser yo? ¿Haberme quedado con un pie dentro pero sin conseguirlo del todo? Apreté los dientes, sintiendo como certeza lo que en realidad solo eran elucubraciones de mi propia inseguridad
-Hemos colgado las listas en los tablones de marcas del pasillo y…- dio otra fuerte palmada- Que no he terminado, he dicho que... - pero la gente estaba demasiado nerviosa y se dio por vencido- Venga, id a ver-
Y todos salieron de forma algo atropellada al pasillo. Yo seguí a la masa, sin saber bien qué hacer o pensar. Pero por suerte David estaba cerca, intentando mantenerse a mi altura pese a que Enrique tiraba con insistencia de su brazo para que se adelantara
Era dificil acercarse a la listas, todo el pasillo eran pequeños grupos de personas… Pero en cuanto llegué David se abrió paso con maestría, aunque para ser sincero se colocó detrás de Enrique que, con su altura imponente, era como un quitanieves involuntario
Acabamos delante de una de las hojas de los corchos de marcas, protegida por un plástico transparente y a salvo de las ansias del resto
Alcé la mirada, y la tuve que bajar enseguida cuando una mano me empezó a revolver el pelo
-Has entrado el primero Mat- me llegó la voz de David, henchida de felicidad y orgullo- Te lo dije, tu entrabas…-
Iba a responder pero me empujaron desde detrás para que me acercara más y que los del fondo pudieran ver… Y entonces estalló un grito de júbilo que venía de Enrique
-Cuarto tío, he entrado cuarto- y empezó a dar saltos- Puto cuarto tío, estoy dentro- y sin venir mucho a cuento Enrique, con el que tampoco tenía mucha relación, me abrazó- Estamos en el equipo Junior-
-Macho Enrique para…- se quejó David- Que no me dejas ver…-
Y su voz fue muriendo mientras sus ojos celestes bajaban por la escueta lista de nombres de la lista
-No he entrado al equipo- dijo con un hilo de voz
-
David
Todo el mundo se había ido pero yo no. Yo estaba con la vista clavada en la hoja blanca de admitidos, intentando forzar que mi nombre apareciera en ella. Había sido bastante poco amable por mi parte no haber felicitado como se merecían a Enrique y Mateo, pero estaba algo sobrepasado. Y por suerte mis amigos entendieron que necesitaba tiempo
Empecé a respirar con algo de molestia en el pecho. Sintiendo como todo mi mundo se resquebrajaba
¿Que iba a hacer ahora? ¿Que me esperaba? Me acaba de quedar fuera de la natación, no solo el único mundo que había conocido de verdad...Si no el mundo donde iba a seguir Mateo y yo no. Apreté los dientes y me dieron ganas de emprenderla a golpes con todo lo que me rodeaba, poseído por una furia ardiente y a la vez gélida
Reforzada porque me sentaban como un tiro la música y las risas del resto dentro del comedor, en la fiesta del fin de la prueba. Donde los agraciados no paraban de recibir felicitaciones y el resto… El resto se resignaba con su resultado
Pero yo no, yo no. Soy mejor que esto
Sentí una mano en mi hombro, fuerte y grande. Y no tuve que girarme para saber que era Fran
-Me he quedado fuera- susurré apretando los dientes por la frustración y apoyando las manos en la pared
-Lo sé- me dijo
Nos quedamos callados un segundo
-¿Cuanto quieres entrar?- me preguntó tras una pausa Fran
-Con toda mi alma-
-Lo suponía-
Y suspirando abrió el mamparo de plástico protector para colocar un papel al lado de la lista de admitidos
-Solo hay una copia porque solo ha entrado una persona al grupo de entrenamiento-
Y mi corazón empezó a latir de nuevo, tras haberse saltado varios bombeos por el shock
Grupo de Entrenamiento: David de Carvajal y Arande
-
Hola. He leído con atención los comentarios del anterior relato para ir mejorando poco a poco, teneis indicada vuestra respuesta a cada uno en él. Como dije, el relato tira por un camino deportivo que se irá desenvolviendo en siguientes capítulos para no avasallar demasiado con esa realidad y dinámicas de equipo internas de golpe. Gracias por leerme y, como siempre, os animo a comentar para ir en ese camino de mejora; impresiones, consejos y críticas siempre son bienvenidos (y leídos)
P.D.: Para no mezclar temas, en el relato del romano respondí en comentarios a las inquietudes sobre su continuación