Mayoría de edad, culo destrozado
Como me cogí por el culo a una joven que recien llegaba a la mayoría de edad y que me fue puesta en bandeja de plata por su abuela.
Mayoría de Edad, Culo Destrozado
Esto ocurrió hace ya algún tiempo, teniendo yo unos 29 años. Por mi trabajo conocía mucha gente y tenía un buen puesto. En el pueblo donde vivía no era extraño que las personas trataran de meterle por los ojos a las hijas menores de edad para tratar de acomodarlas.
Un día acudió a mi oficina una señora mayor, acompañada de su nieta de 17 años, muy bonita ella, con muy pocas tetas, pero con un hermoso culo. Los culos son mi pasión. En seguida supe las intenciones de la vieja, pero siempre he respetado a las menores de edad, sobre todo de ese pueblo, y no quería problemas.
Sin embargo nos estuvimos viendo por un tiempo, besos, caricias, nos masturbábamos mutuamente, pero de allí no pasaba. Para mi buena suerte su mayoría de edad llegó solo dos meses después de conocernos. Empecé a planificar como cogerla por el culo, que era lo que mas me llamaba la atención.
Un día salimos, nos estacionamos en un monte cerca de su casa, nos empezamos a acariciar como siempre. Ella era muy poco experimentada y le estaba enseñando a mamarlo, lo hacía mas o menos bien, yo mientras tanto la tocaba. Le dije que fueramos a un motel a terminar de hacer el trabajo, ella no quiso, tenía miedo de un embarazo, le dije que no se preocupara, que yo sabía como evitarlo. Confiaba en mí y aceptó.
La llevé a un motel barato que conseguí, nos desvestimos y empezamos la función. Debo decir que aunque inexperta hacía todo por complacerme. Así que yo solo daba órdenes y ella cumplía. Hice que me lo mamara mientras me fumaba un cigarro, me chupó las bolas un rato y después me lo mamó muy suavemente. Cuando estaba tieso, me senté en el borde de la cama, y le dije que para no salir embarazada, tenía que metérselo en el culo, así me complacería y descargaría mi leche en ella.
Al principio no quiso, así que para saciar mis ganas, me arrodillé sobre ella y me la empecé a coger por la boca duramente, ella se resistía, pero esto me excitaba más. No se podía mover conmigo encima, así que empecé a meter dos y hasta tres dedos en su vagina. Después aproveché la posición y le metí un dedo en el culo. Esto hizo que se moviera de una forma que introdujo completamente mi pene en su boca. Me excité aun más, le metí otro y comencé a venirme. Salió mucha leche. Le agarré la cabeza y la obligué a tragarle, le dije que si la escupía no me volvería a ver. Con un poco de asco se la tragó y me limpió todo.
Todo aquello me tenía muy excitado. La vi un poco molesta, así que le abrí las piernas y comencé a chupársela poco a poco y después más rápido. Se excitó mucho y me pedía que no parara. Así mismo la volteé, ya yo estaba listo otra vez, mi erección no se había terminado en ningún momento y comencé a cogérmela, despacio. Para mi sorpresa le gustaba que la trataran duramente, así que fui aumentando mientras le golpeaba las nalgas y me la cogía en cuatro. Le agarraba las tetas con fuerza, le pellizcaba los pezones, le halaba el pelo, ella simplemente gemía. Decidí que no podía acabar otra vez en su boca ni afuera, así que le pedí el culo. Ella me dijo que no otra vez. Insistí y ella me dijo que solo si lo hacía con suavidad. Ella se acostó y abrió las piernas, yo coloqué la cabeza de mi pene en la puerta de su culo y traté de meterlo poco a poco, ella se movía de dolor y no se dejaba. En un descuido me acosté sobre ella dejándola prácticamente inmóvil y de un solo golpe la ensarté.
Que divina sensación, casi me vine en el momento en que la penetré al sentir aquel estrecho culo y ver su cara de sorpresa y dolor. Paré por un momento y me aguanté. Poco a poco empecé a bombearla, ella acostada, yo casi arrodillado. Le agarré las nalgas y se las separé para ver como la penetraba, ella simplemente no decía nada, así estuve un rato, cogiéndola suavemente. Empecé a darle mas duro, ella casi ni se movía. Le daba nalgadas otra vez, con fuerza, magreaba sus nalgas, la agarré del cabello y le pregunté si le gustaba ser mi perra, ella me dijo que si, peor que acabara. Seguí dándole por el culo, me excitaba cada vez más sentir como mis bolas chocaban sus nalgas. Por el dolor ella se arqueaba, pero esto hacía que mi pene entrara cada vez más. Así exploté en su interior, la llené de leche por completo. Me dejé caer sobre ella y mi pene se fue poniendo flácido hasta que salió por si solo.
Ella se paró, fue al baño sin decir nada. Estuvo rato allí. Cuando salió me dijo que estaba sangrando que la había roto. Me preocupé por un instante, pero después pensé que con el tiempo se acostumbraría y que esta sería la primera pero no al última vez que me cogería ese magnífico culo.