Mayela mi comadrita infiel
Cuando se es cazador de corazón y es un consumado cogedor de mujeres casadas, uno esta acostumbrado a aprovechar todas las oportunidades que se presenten, este es el caso. Por mi situación de militar, uno tiene cierta afinidad con otros militares, por esta situación, inicie una relación de compadrazgo con un marino, a quien le confirme a una hija, que después sin querer queriendo la desvirgue. Cuyo relato subí con anterioridad y se titula COMO DESVIRGUE A MI AHIJADA.
No era la primera vez que mi comadre le era infiel a mi compadre, yo ya tenía nociones de las andanzas de mi comadre, nada más que no tenia certeza de ello. Máyela tenía la costumbre de salir por las tardes con sus amigas, entre ellas mi mujer, a tomar el café. Algunas veces esto era cierto y otras veces aprovechaba la ocasión para verse con su amante, al principio creí que era un civil, pero después me entere que era una mayor del ejército, que poca madre de este cabron, meterse con la mujer de un compañero, hecho que luego aproveche para vengar a mi compadre y darle sancho al mayor, pero esa es otra historia.
Máyela era muy atractiva, no era muy alta, media como 1.69, muy bien proporcionada, tenía cara redonda con ojos pícaros, pechos grandes y abundantes, cintura estrecha, caderas y culo perfectos, yo diría que sus medidas eran 95, 60, 89. Era elegante, a la vez que se desprendía de ella un cierto aire de sensualidad y golfería. Después por comentarios de mi mujer, descubrí que le gustaba coger a más no poder, lo que en su momento me pareció de perlas, teniendo en cuenta mi natural morbosidad y cachondearía.
Cierto día de la semana me reuní con mi compadre en un restaurante que esta por el rumbo del Campo Marte, para comer y para invitarlo a una reunión en mi casa, a él y a mi comadre un viernes cualquiera, el me dijo que no podía ir porque estaba de guardia, llego el viernes, la dichosa reunión no se llevó a cabo, di por hecho que mi mujer iba a salir con sus amigas.
Como a las tres de la tarde, se me hizo raro que mi mujer todavía anduviera en fachas, le pregunte, porque no te arreglas para salir con tus amigas, ella me dijo, que esta tarde no iba a salir, y eso porque, le pregunte, me comento que Máyela, mi comadre, no iba ir con ellas, porque tenía un compromiso con mi compadre, me dije, compromiso, ya la iba cagar, le iba comentar que mi compadre estaba de guardia, pero me detuve a tiempo, entonces decidí, que hoy era buen día, para que le cayera en la movida a mi comadrita.
Me dije, sino es hoy cuando, le manifesté a mi mujer, que ya, que no iba a salir con sus amigas, iba aprovechar la tarde, para terminar un trabajo que tenía pendiente en el cuartel. Ella me dijo que estaba bien, nada más que me cuidara.
Salí y me hice péndejo cerca del domicilio de mis compadres, matando el tiempo en una tiendita, esperando que saliera mi comadre y salió, la muy cabrona salió echando tiros por lo buena que se veía, mamacita, salió vestida con una pantalón súper entallado, que sabrosas nalgas se le veían, no había caminado ni 100 metros, cuando se le emparejo el carro de un mayor que yo conocía, mentalmente, le mente la madre, primero porque estaba haciendo buey a mi compadre y segundo, por la pinché envidia que le tenía, me imaginaba lo que se iba comer ese buey.
Ese día era mi día de suerte, no sé cómo, pero que se aparece un taxi, me subí y le dije, siga ese auto, de a cómo no, me dijo el taxista, no seas cabron, es mi mujer con otro guey, le mentí, el me contesto, mas a mi favor, que tal si les quieres dar en la madre y me metes en un pedo, le enseñe que no andaba armado, total le di 500 pesos y accedió a hacer lo que quería.
La verdad el taxista se pulió, siguió al carro del sancho como los buenos, llegaron a un hotel que se encuentra por el rumbo de Tacubaya, el hotel se llama Tacubaya Inn, se encuentra ubicado por la Av. Jalisco, cuando entro el carro al estacionamiento, yo me baje en chinga y me asome muy discretamente al loby del hotel, en dicho lugar ya se encontraban ellos, por los arrumacos que se hacían no se dieron cuenta que estaba ahí. Les dieron las llaves y se metieron al elevador, eso era todo lo que yo quería. Sin muchas broncas y con una lana de por medio, el administrador me dijo que habitación les había asignado.
Salí del hotel bien contento, le hable a mi comadre a su celular, estaba apagado, por lo que opte por mandarle un mensaje de texto diciéndole que ya sabía que engañaba a mi compadre, dándole santo y seña de con quien lo hacía y en donde estaba en esos momentos cogiendo, satisfecho del éxito obtenido, me fui para mi casa.
Serian como las ocho de la noche, cuando recibo un llamada en mi celular, ya me imaginaba quien era, era ella, estaba bien alterada y, según ella, bien apenada y quería hablar conmigo, yo le dije que lo pensaría, mientras decidía que hacer, si decirle a mi compadre o quedarme callado, de esto último, le dije, que de ella dependía. Ya la tenía en el sartén, nada mas me decidía como era que me la iba comer, hablando metafóricamente.
Paso el domingo y el lunes por la mañana, me hablo de nuevo por el celular, me dijo, que le urgía verme para hablar del asunto que teníamos pendiente, le dije que me hablara mas tarde. Pedí la mañana libre en mi trabajo, inventando cualquier chingadera, me dieron permiso. Salí del lugar y encamine mis pasos hacia la Av. Jalisco, llegue a un hotel que está muy chingon, que se llama “Ambos Mundos”, pedí una habitación y me dedique a esperar la llamada de mi comadre.
Escogí ese lugar para hablar con ella, primero, porque quería cogérmela, así, sin más, y segundo, para darle el trato de lo que era, una puta en busca de verga, se oye mal, pero a mí, me cae mal una vieja que engaña a su marido nomás porque si, sin motivo, ya sé que es una contradicción por parte mía, pero así son las cosas.
Serian como las 12 del día, cuando recibo la llamada esperada de mi comadre, me dijo, entonces que compadre hablamos o no, yo le dije está bien, ella me dijo en donde y cuando, le conteste, ahorita, en este momento y en donde, en el hotel Ambos Mundos, habitación número tal, se lo dije, haber si pegaba, mi comadre guardo silencio un momento, me contesto, no podría ser en otro lado, no comadre, le dije, es aquí, o en ningún lado.
Ella me contesto, caray compadre como eres, le dije, Máyela, tómalo o déjalo, además porque te haces de la boca chiquita, si bien se que te gusta andar de cabrona, porque ahorita andas con remilgos, decídete, además, que es tanto es tantito, si has cogido con ese guey que no es nada tuyo, porque yo, que soy tu compadre, no tengo derecho a que me des un taquito, que tiene de malo eso. Se volvió a quedar callada un instante, bueno me dijo, voy para allá.
Mientras la esperaba, la verga se me empezó a parar, imaginándome la buena cogida que le iba a dar a mi comadre, tocaron en la puerta y luego, luego sentí que me recorría un escalofrió bien sabroso por el cuerpo, mire por el ojillo de la puerta, con el fin, de evitar una sorpresa inesperada, era ella, abrí la puerta y lo que vi me dejo impactado, mi comadre iba vestida con una pantalón gris bastante entallado que mostraba unas nalgas grandes y sabrosas y una blusa que caía libre y dejaba ver sus hermosas tetas, que cuerpazo se cargaba mi comadre.
Me quedé embelesado observando su hermoso cuerpo, ella me dijo, ahora que hacemos, le dije lo que hacen dos amantes, después que le dije eso, avance hacia ella. Ella no se movía ni un ápice, su respiración era nerviosa y ella cerró los ojos. La empecé a besar.
Ella estaba estática sin hacer nada, mi lengua atravesó sus labios dulces y carnosos, después de un rato de estar comiéndome su boca, afloro en ella la excitación en forma instantánea y acabo por rendirse a mis besos. Ella me mordía y yo me comía su boca con auténtica pasión. Mis manos se perdieron con lujuria por debajo de la fina tela de su blusa, buscando sus sabrosas tetotas.
Saboreé su boca y mis manos seguían recorriendo la piel caliente de sus tetas. Sin dejar de besarnos ni un instante, me senté en un sofá que había ahí, ella abrió sus piernas y se arrodilló frente a mí, sobándome el gran bulto que se me hacía en el pantalón, espera, le dije, todavía jadeante, déjame quitarte y quitarme la ropa, al tratar de quitarle la ropa, me detuvo, ella se levanto y en forma cadenciosa, empezó a desnudarse muy lenta y cachondamente.
Me quedé paralizado y mudo con el cuadro que veían mis ojos, yo estaba inmensamente caliente, su mirada me decía lo mismo, no podía dejar que transcurriera más tiempo. Me levante, la besé en el cuello, mientras lo hacía, ella movía la cintura frotando con su entrepierna mi verga que ya tenía un tamaño más que adecuado. Mientras tanto mis manos se entretenían masajeando sus enormes pechos, busqué sus pezones con la boca y empecé a mamarlos deliciosamente, mientras su mano agarraba muy suavemente mi verga que estaba erecta a todo lo que daba.
Me deje caer en el sofá de nuevo, ella se arrodillo frente a mí. Se me quedo viendo fijamente y sin más agarro mi verga se la introdujo toda en su boca, puse una cara de sorpresa y satisfacción al ver que mi comadre se tragaba mi verga de esa forma. Comenzó a mamarla con ganas, en cada mamada saboreaba cada centímetro de mi verga gruesa y caliente, me chupaba los testículos y se los metía a la boca.
Yo me retorcía del placer, no dejaba de decirle que nadie me la había mamado como me la mamaba ella, la verdad era una excelente mamadora, estuvo saboreando mi verga por un buen rato, yo me aferraba de sus cabellos y le introducía toda mi verga en su boca, de vez en cuando volteaba a verme a la cara, para ver qué efectos me hacia la gran mamada que me estaba dando.
Tuve que decirle, muy a pesar mío, que parara la mamaba, porque me iba hacer que me viniera y así no era como quería hacerlo, saque mi verga de su boca, me levante, la jale y la senté en el sillón, le levante las piernas y me arrodille entre sus piernas, teniendo a la vista la hermosa rajita de su conchita, para mi suerte estaba peloncita, me lance sobre ella y deslice mi lengua entre sus labios vaginales, los chupe y los mordí golosamente, que ya para entonces estaban bastante húmedos, dejándome un sabor ocre en mi boca, su cuerpo se arqueo cuando le chupe varias veces su clítoris, provocándole un prolongado orgasmo, entre gritos y jadeos.
Cuando se repuso de la venida, la levante del sofá y la acosté en la cama, le levante sus piernas y la jale hasta que sus nalgas quedaran al borde de la cama, coloque una de mis rodillas sobre la cama pegada a la cadera derecha de Máyela, y la otra la apoye en el suelo a modo de apoyo, coloqué la punta de mi verga entre sus labios vaginales y sin brusquedad, pero con determinación, le fui hundiendo todo mi verga hasta que mis pelotas toparan con las nalgas de ella.
Con la penetración, Máyela soltó un fuerte gemido que expresaba lo deseosa que estaba por recibir una buena cogida, ella me miraba fijamente a los ojos con una cara de deseo. Empecé a bombearla en golpes de cadera cada vez un más rápidos y profundos, a cada embestida, ella lanzaba unos pequeños gritos de placer y entrecortados alaridos, al tiempo que sus tobillos y talones se ceñían a mis costados.
El metí y saca, pronto empezó a ser más fuerte, mi comadre cada vez gemía y jadeaba con más fuerza pero en intervalos de tiempo más cortos. Le saque momentáneamente la verga, para subir la otra pierna a la cama y me volví a colocar de rodillas entre sus piernas, apuntando mi verga hacia su rajita completamente empapada por sus jugos, tras tomarla por los tobillos para mantener completamente abiertas sus piernas, le metí mi verga hasta el fondo de un solo golpe, provocándole un largo y profundo grito, que no supe si era de placer o dolor.
Empecé a bombearla de nueva cuenta, ella recibía mis acometidas sujetándose ahora las piernas con las manos por la parte trasera de sus muslos. Mientras que sus tetotas se movían arriba y abajo al ritmo de mis embestidas, nada más se oía en la habitación el golpe seco que se producía al chocar mi bajo vientre con su bajo vientre.
Me detuve un instante, porque sentía que ya me venía, siguiendo mis instrucciones, Máyela se coloco en cuatro patas sobre la cama, abrió sus piernas y arqueo la espalda hacia abajo y apoyada en los codos, me ofreció sus enormes y respingadas nalgas. Coloque la punta de mi verga inflamada en la entrada de su rajita lubricada por sus jugos y mis jugos y con un nuevo golpe de cadera la penetre hasta el fondo.
En esa posición la estuve penetrando, saboreado la calidez de su vagina por un corto tiempo, a cada arremetida mía, ella se empujaba hacia atrás haciendo más sabrosa la penetración, animándome con esta palabras: hay papito lindo, que manera de coger, no te pares, vamos lléname la pepita con tu leche caliente, me gritaba Máyela, como no podía ser de otro modo, unos instantes después, tras una metida honda y profunda en su vagina, me vine copiosamente, creo que lancé un gemido profundo que expresaba con claridad el placer obtenido de haberme cogido a mi comadre.
Todavía pude mantener unos segundos más mi placer, restregando mi verga a lo largo del canal de sus nalgas y por los labios de su encharcada vagina. Después de tremendo palo, quede como muerto recostado a un lado de mi comadre, quien yacía boca bajo recobrándose de la tremenda cogida que le di.
Tras unos minutos de descanso, nos bañamos juntos, porque estábamos bien batidos por los jugos de ambos. Después sin rubor alguno mi comadre me dijo, después de lo que pasamos juntos, le vas a decir a tu compadre sobre mi relación con el mayor, le dije, de pendejo lo hago, como le voy a explicar lo que acabamos de hacer, mejor que se quede sin saberlo, salimos del hotel bien callados, yo la subí en un taxi y la despedí rumbo a su casa.
Yo me fui a mi trabajo, ya que mi permiso casi se había terminado, sin rubor les digo, primero hice que mi comadrita mandara a la verga a su amante y segundo, yo ocupe su lugar por un buen tiempo, hasta que cambiaron a mi compadre a Puerto Peñasco, Son. En las reuniones que teníamos en mi casa, nos tratábamos como siempre, sin ninguna clase de roce que no fuera el de dos amigos, pero en el hotel me la cogía bien rico, sin ninguna regla de urbanidad. Nada más de recordarla, todavía me pongo bien caliente.
Por lo que toca a la esposa del mayor esa es otra historia, aunque a decir verdad, esta vieja si me costó trabajo cogérmela. Saludos.