May we meet again III

Fan fiction basado en la serie Fear the walking dead con Alicia Clark y Elyza Lex.

– No puede ser – dijo la rubia desperezándose en el asiento junto a Alicia y la miró sorprendida.

– ¿Dormiste bien? – preguntó.

– Demasiado – estiró los brazos y bostezó. Alicia sonrió mientras la miraba – ¿Por qué no nos hemos ido? – preguntó confundida.

– Ya nos fuimos – dijo divertida – tuvimos que detenernos a llenar los tanques de gasolina.

– ¿Por qué no me despertaste?

– Te veías muy bien durmiendo.

Elyza suspiró mirando al frente.

– Ahora manejaré yo – dijo saliendo de la camioneta y llegando hasta Alicia.

– Solo ha sido una hora – Alicia se bajó a estirar las piernas y miró a Chris que se acercaba.

– Hey – dijo el chico con timidez.

– Hey – respondieron tanto Alicia, como Elyza con el ceño fruncido.

– ¿Puedo hablar contigo un segundo? – le dijo a la rubia.

Elyza miró a Alicia confundida y luego asintió a Chris, se alejaron de la morena y Elyza esperó a que Chris empezara a hablar.

– Te juzgué mal – soltó luego de un rato de silencio – gracias por salvarle la vida a Alicia – dijo apenado – y a mí.

Elyza levantó los hombros – ella es especial – dijo mirando a la chica que estaba hablando con Travis y Nick. Chris asintió con una sonrisa mirando a la chica enfrente de él con curiosidad.

Se pusieron en marcha una vez más, en fila por la carretera desierta, atentos a cualquier indicio de vida, porque los caminantes en ese momento les daban igual.

– Así que eras una estudiante normal, con una vida normal y un novio normal – dijo Elyza.

Alicia rio y asintió.

– ¿Qué le pasó? – Preguntó llena de curiosidad – a tu novio.

– Se enfermó – Alicia no había pensado en Matt desde entonces, le dolía pensar en lo que pudo haberse convertido, aunque sabía perfectamente en qué.

– Lamento eso.

– ¿Y tú qué? – preguntó la morena queriendo cambiar la conversación y llena de curiosidad por lo que Blanca había mencionado sobre ella – ¿Cómo era tu vida antes?

– Hay cosas que es mejor dejar atrás, Alicia – la seriedad con la que dijo aquello le erizó la piel a la morena – solo puedo decir que mi vida antes no era normal como la tuya, nunca lo ha sido, esto es solo un nuevo comienzo y quiero hacer las cosas bien ahora.

– ¿Estabas con alguien?

Elyza rio incrédula – sí – respondió luego de un rato mirando a Alicia de reojo – estaba con una chica.

– Entonces te gustan las chicas – comentó Alicia disimulando no darle importancia mirándose las uñas con extrema curiosidad.

– Me gustan las personas, en general, algunas personas.

– ¿Y qué pasó con ella?

– Se convirtió – Elyza se movió incómoda en su asiento – e intentó comerme, pero no de la manera sexy.

– Debió haber sido espantoso – le dijo mirándola.

– Lo fue, no tenía idea de que estaba pasando, ella solo… – dejó de hablar tomando el volante con ambas manos.

– Está bien, no tienes que contarme – Alicia tocó su brazo y se acercó a ella – Hemos echado a perder el mundo – dijo negando con la cabeza – y ahora él nos está sacudiendo, se está quedando vacío.

– Eso significa que los que queden, los pocos que queden deberán llenarlo de nuevo.

– ¿Llenarlo de qué?

– No lo sé – Elyza levantó los hombros – de cosas buenas.

– ¿Qué cosas buenas pueden ofrecer los sobrevivientes? – Dijo Alicia – solo estamos llenos de violencia, todo por sobrevivir, matándonos entre nosotros, no es diferente de antes.

– Tienes razón, pero tú eres diferente, a ti no te dejaría morir nunca – Completó la rubia y Alicia se dejó caer sobre el hombro de ella.

– ¿Por qué? – preguntó.

– Porque tú eres de esas cosas buenas que el mundo no puede perder.

Se detuvieron en una mansión rodeada de un enorme muro, el portón estaba abierto y pasaron despacio, mirando hacia todos lados.

– Podemos pasar la noche aquí – dijo Elyza mirando el jardín descuidado, estacionando cuidadosamente, mientras los demás hacían lo mismo.

Sebastián se acercó a la rubia, que estaba de pie junto a la camioneta esperando a los demás.

– Tenemos que revisar, este lugar es enorme.

– Iremos en grupos – dijo la rubia.

– Yo iré contigo – le susurró Alicia pasando a su lado.

– Por supuesto que irás conmigo – la rubia le sonrió de forma coqueta antes de dirigirse hacia la parte trasera de la camioneta.

Alicia sintió un escalofrío recorrer su espalda e intentando controlar el rubor en las mejillas caminó detrás de ella donde estaban empezando a reunirse los demás.

Sebastián empezó a dar las órdenes.

– Iremos en grupos de dos, necesito uno revisando el jardín – Chris y Nick levantaron la mano – los demás entraremos a revisar el primer piso de la casa, parece tener… – contó rápidamente las ventanas – ocho habitaciones al frente, nos dividiremos allí – todos asintieron.

– Ármense – dijo Elyza dejando ver una cantidad considerable de armas cortas, largas, cuchillos y una vasta munición.

La rubia tomó a Alicia del brazo suavemente y la alejó del grupo – tengo algo para ti – le dijo sacando de su bolsillo trasero una navaja mariposa – el bate no está mal, pero tampoco está mal estar bien armado – le ofreció el cuchillo y Alicia sonrió agradecida.

– Gracias – dijo y le dio un beso en la mejilla y la rubia se estremeció un poco.

Los ojos verdes de la morena la siguieron mientras la chica volvía con los demás, con las manos nerviosas pasando de sus bolsillos traseros a los delanteros.

Chris y Nick se alejaron, por lo que los demás se encaminaron hacia la entrada de la mansión. Sebastián se ajustó el rifle y abrió la puerta. Travis lo siguió apuntando hacia la izquierda y luego hacia la derecha.

Una nube de polvo se mantenía flotando en la enorme sala, había una escalera justo al frente de la entrada que daba hacia el primer piso. Y hacia el lado derecho estaba la estancia, varias habitaciones hacia el lado izquierdo y una puerta oculta detrás de las escaleras que debía dar al sótano.

Sebastián tomó un jarrón y lo dejó caer al suelo.

– El ruido los hace salir – explicó al ver que todos, excepto Elyza, lo miraban.

Se escucharon gruñidos desde las habitaciones y caminaron hacia el pasillo. Sebastián y Travis iban al frente, mientras Madison, Blanca y Alicia iban en el medio y Elyza al final.

Abrieron la última puerta y un caminante se abalanzó sobre Sebastián. El hombre disparó en la barbilla y la bala salió por la cabeza del chico muerto, salpicando de sangre las paredes. El sonido hizo que los gruñidos fueran en aumento. Entraron a la habitación disparando y acuchillando a varios caminantes que estaban ahí, pero al salir Elyza vio como una horda de caminantes se acercaba por el pasillo, dejándolos sin ninguna salida. Tragó duro y alertó a los demás.

Todos salieron al pasillo y empezaron a disparar, pero llegaban más. Retrocedieron hasta la habitación y se encerraron allí, la habitación no tenía ventanas por lo que se quedaron a oscuras.

– ¿Cómo saldremos de aquí? – preguntó Blanca.

– Chris y Nick están afuera – dijo Travis.

– No podrán con todos ellos – habló Madison desesperada.

– Encontraremos una manera – dijo Elyza encendiendo una linterna – ¿Dónde está Alicia? – el corazón empezó a latirle con fuerza.

– Debió haberse metido a otra habitación – dijo Sebastián.

– Le dije que se quedara conmigo – espetó furiosa la rubia.

Los golpes en la puerta fueron aumentando y las bisagras cedieron, dejando caer la puerta a lo largo.

Los caminantes empezaron a entrar y los demás empezaron a disparar. Elyza estaba petrificada y cuando vio una oportunidad de salir, corrió saltando encima de los cuerpos, disparando a los que se cruzaban y gritando el nombre de Alicia.

Un caminante se abalanzó sobre ella, tumbándola sobre una habitación y cayendo al suelo.

– ¡Elyza! – escuchó.

Su arma se había caído y sus manos intentaban mantener lo más lejos posible la boca del caminante de ella. Otros dos caminantes entraban y un ruido sordo dejó inmóvil al caminante que tenía encima, lo empujó hacia un lado y vio a la morena de pie a un lado llena de pánico con el cuchillo lleno de sangre en su mano. Tomó el arma y disparó a los otros dos, se asomó a la puerta y vio que seguían viniendo más, miró horrorizada los cuerpos en el suelo y Sebastián cerrando de nuevo la puerta rota de la habitación donde estaban, no podían salir. Elyza hizo lo mismo, cerró la puerta de la habitación y se giró furiosa a donde estaba Alicia. La habitación tenía una pequeña ventana por lo que la luz entraba.

– ¡Te pedí que te quedaras conmigo! – Le gritó – ¿Qué se supone estabas pensando cuando te separaste de nosotros?

– ¡Solo intentaba ayudar!

– ¡Pudiste haber muerto!

Los golpes en la puerta aumentaban su furia.

– ¡Pero no lo hice! ¡Estoy bien!

Elyza la miró con enojo, se acercó a ella con paso firme y la besó, con tanta fuerza que su cuerpo fue a parar en la pared. Las manos de la rubia iban desde la cintura, hasta la espalda de Alicia y Alicia la besaba con la misma intensidad. La mirada azul de Elyza chocaba de vez en cuando con la de Alicia y cuando el beso fue bajando de intensidad, cuando juntaron sus frentes e intentaron calmar su respiración, Alicia notó una lágrima en la mejilla de la rubia.

– Estoy bien – le susurró despacio, secando la lágrima con su pulgar y dándole un beso corto.

La abrazó durante un largo rato, dejando que Elyza se hundiera entre su hombro y su cuello apretando su cuerpo contra el suyo.

Afuera, Chris y Nick intentaban establecer un plan para sacar a los caminantes del pasillo. Se metieron por una enorme ventana en la estancia y notaron que esta tenía una puerta corrediza. Chris se escabulló detrás de la escalera y Nick se plantó frente al pasillo y empezó a disparar a los caminantes que estaban al frente de él. De inmediato todos empezaron a tambalearse hacia él. Nick caminó despacio hacia atrás, atrayéndolos hacia la estancia. Una vez adentro, salió por la ventana y la cerró, mientras desde el otro lado, Chris salía de su escondite y cerraba la puerta corrediza.

Cuando Nick abrió la puerta donde estaba Alicia y Elyza le sonrió de forma cómplice a su hermana, que lo miró con un “no digas nada” y una media sonrisa. Nick le guiño el ojo y cerró la puerta con cuidado, dándole unos minutos más de privacidad.

– Tenemos que salir – le dijo suave al oído.

Elyza se despegó de ella con un suspiro y la miró a los ojos con cariño y una tenue chispa de preocupación.

Ambas salieron y se encontraron con los demás en el pasillo. Madison se aferró a su hija y luego abrazó con fuerza a Elyza, tomándola por sorpresa y susurrándole un sincero ‘gracias’ que le dejó un brillo de alegría en la mirada, porque ella haría todo por la morena, de eso ya había estado completamente segura al arriesgar su vida entre un montón de caminantes solo para buscarla.

Caminaron entre los cuerpos en el suelo y Travis se aseguró de que la puerta corrediza de la estancia soportara lo suficiente. Escuchó un traqueteo en la puerta oculta detrás de la escalera y al acercarse el ruido aumentó. Sin embargo, la puerta estaba cerrada con una gruesa cadena y un candado.

– Hay que revisar arriba – dijo Sebastián mirando a Elyza. La chica asintió y cargó su arma. La siguieron Alicia, Chris y Travis. Mientras que abajo se quedaron Blanca, Madison y Nick.

Madison suspiró mientras miraba por las ventanas, Nick se había sentado en uno de los escalones de la escalera y Blanca se sentó junto a él.

– Está preocupada – dijo Nick mirando a su madre. Blanca la miró también.

– ¿Alicia? – preguntó la chica y Nick asintió.

– No tiene de qué preocuparse – dijo Blanca con una sonrisa sarcástica – Elyza nunca permitiría que le pasara algo.

– ¿Está loca por ella, no? – preguntó con ironía.

– Elyza nunca había mostrado tanta preocupación por alguien, de verdad que me sorprende lo que tu hermana ha provocado en ella – un dejo de celos se asomó por sus ojos grises.

– Ni siquiera pensé que a Alicia pudiera gustarle una mujer.

– Elyza no es cualquier mujer – Blanca se puso de pie y Nick la miró confundida.

– ¿Tú y ella…? – preguntó con cuidado, pero la chica negó.

– En fin – suspiró luego de un rato – tal vez nos quedemos aquí a pasar la noche, Sebastián no se arriesgará a continuar por hoy, luego de lo que pasó – dijo señalando los cuerpos en el suelo.

Madison asintió volteando a mirarla.

– Los pisos de arriba están vacíos – dijo Sebastián bajando las escaleras – parece que habían tomado el sitio como refugio, hay ropa y comida en todas las habitaciones.

– ¿No hay sobrevivientes? – preguntó Madison, pero Sebastián negó con la cabeza.

– Es lo que tiene guardar caminantes – dijo Nick sin tacto, obteniendo una mirada reprobatoria de su mamá.

– En fin – dijo ignorando a Nick – nos quedaremos aquí solo por esta noche.

– ¿Por qué? – Preguntó el chico – es una casa enorme, hay habitaciones, baños – aclaró – ¿por qué nos iríamos de un lugar así? Podemos quedarnos, levantar el muro, es perfecto.

– Por la razón de que es perfecto – dijo en tono serio – no pasará mucho antes de que alguien más se encuentre con este lugar y piense lo mismo que tú y no sé qué opinaran los demás, pero yo solo disfruto matar caminantes.

Nick tragó duro, un poco humillado. Elyza bajó y palmeó el hombro de Sebastián, que estaba un poco tenso y le sonrió.

– No se los demás, pero yo me muero de hambre – dijo saliendo hacia la puerta principal.

Blanca la siguió, hacia una de las camionetas.

– Arriesgas tu vida por esa chica – le dijo. Elyza la miró seria.

– ¿Vas a reprocharme algo?

– ¿Cómo es que te interesa alguien que apenas conoces y a mí no me das una oportunidad luego de tanto tiempo?

– Ya hemos hablado de esto – la rubia sacó un bolso grande, lo llevó a su hombro y se dirigió de nuevo a la casa. Blanca la tomó del brazo.

– ¿Por qué ella?

– Blanca – dijo la rubia poniendo los ojos en blanco.

– ¿Te gustan las chicas que no pueden defenderse por sí solas?

– Ya basta – levantó la voz, llamando la atención de los demás.

Sebastián salió y las miró con seriedad, no era la primera vez que pasaba. Blanca se había enamorado de Elyza desde la primera vez que la vio, ella huía de una horda de caminantes bajando la escalera de incendios del apartamento donde se encontraba y la chica quedó impresionada por las increíbles habilidades de escape de la rubia, pero la rubia no le había correspondido de la misma manera. Y a pesar de que Elyza a veces la trataba con cariño, desde que había llegado Alicia, eso había desaparecido.

– ¿Por qué tiene que gustarle ella? – Blanca estaba de pie junto a la camioneta viendo a Elyza entrar de nuevo a la casa.

– No puedes obligar a alguien a sentir algo en contra de su voluntad – le dijo Sebastián.

Blanca se alejó hacia el jardín y se perdió entre los árboles. Había sido demasiado histérica, se alisó el cabello corto que le llegaba por encima de los hombros y que Elyza había cortado no hace mucho. Suspiró y comenzó a llorar. Estaban en un puto mundo destruido, lleno de muerte, había perdido a su familia, nunca se había enamorado de nadie. Sebastián era como su papá, la ayudó en todo, igual que Elyza, pero tal vez había confundido demasiado las cosas, en un mundo tan solitario como en el que estaban ahora, ella había confundido la amabilidad de la chica con amor y ahora esta chica estaba enamorada de otra, cuáles eran las posibilidades de que eso pasara, tal vez una en un millón. Y ahí estaba ese único chance, caminando por el pasillo haciendo reír a la rubia, tomándole la mano a escondidas. Volteó la mirada cuando el pecho empezó a dolerle con fuerza. Tendría que reponerse de alguna manera, vio la oportunidad de desahogarse cuando vio varios caminantes fuera del muro, había un espacio pequeño entre la pared. Regresó a donde estaban las camionetas y buscó el bate de Alicia, luego caminó hasta donde había visto los caminantes. Le llamó la atención los alambres de púas en el suelo, llenos de sangre seca y lo tomó, lo enrolló en el bate de madera y se escabulló fuera del jardín.

Y empezó a golpear, descargando todo su enojo, toda su ira. Las personas heridas buscan otras formas de reconfortarse, ella incluso se enfocaba en sus cultivos, en los jardines, le gustaba ensuciarse las manos, pero justo ahora lo que estaba haciendo la hacía sentirse mejor, muchísimo mejor.

Elyza la miraba desde el segundo piso, sentada en un sillón con mirada pensativa.

– ¿En qué piensas? – le preguntó Alicia al llegar junto a ella. Elyza hizo un gesto para que se sentara a su lado y mirara hacia la ventana.

– Dios – dijo tensándose de repente – hay que ayudarla – Elyza negó.

– No hace falta – dijo y Alicia la miró confundida – a veces tenemos tanto dolor dentro de nosotros mismos, que la única manera de sanar es esta – y señaló hacia Blanca.

El mundo nunca será lo suficientemente cruel, porque siempre te ofrecerá salidas, salidas de un encierro autoimpuesto, proclamado como una virtud entre lo más poderosos, los que saben que sufrimos por nimiedades mundanas, materiales y nada espirituales. Pero entonces los que si sufren espiritualmente, el mundo no les ofrece salidas, el escape está dentro de uno mismo. Un apocalipsis zombi es la forma que tiene lo irreal de decirnos que no, que no somos los dueños, que hay algo más poderoso que el dinero y más poderoso que la humanidad misma.

Cuando blanca regresó a la casa se veía más tranquila, más dispuesta, era hora de empezar a afrontar la realidad.

– Lo lamento – le susurró pasando a su lado, Elyza la miró y asintió.

– ¿Te sientes mejor? – le preguntó.

– Mucho mejor – dijo con una sonrisa haciendo reír a la rubia.

– ¿Es bastante fuerte todo, no? – dijo Nick a las chicas.

Elyza y Alicia estaban sentadas en el muro de la entrada. La morena jugaba con la navaja que Elyza le había regalado y la rubia revisaba el rifle que tenía en las manos.

– ¿Qué cosa? – preguntó Elyza sin prestarle atención.

– Esto del fin del mundo.

– No es el fin del mundo – murmuró Alicia aun jugando – es el fin de la humanidad – Elyza rio.

– La humanidad empezó a morir desde mucho antes – explicó Elyza dejando el arma a un lado – las guerras, el hambre, el deseo de poder.

– ¿Qué hacías antes de esto? – preguntó Nick sentándose frente a ellas y haciendo que Alicia prestara atención.

Elyza sonrió amargamente mirando al cielo.

– No puede ser tan malo – volvió a decir Nick y Alicia miró a la rubia expectante.

Elyza hizo silencio, pero los hermanos aún seguían mirándola. Ella había evitado pensar sobre su pasado desde que empezó todo, su único propósito era empezar de cero, tal vez tenía que sacarlo fuera de sí para que pudiera sentirse completamente libre entonces.

Suspiró – estuve en prisión – Nick abrió los ojos con sorpresa – me acusaron de asesinato, a los pocos meses me escapé – hablaba mirando al suelo con miedo de ser juzgada – no fue sencillo, vivía en la calle y esta chica que conocí, era tan extraña y tenía problemas con drogas, pero cualquier cosa era mejor a estar sola.

Alicia tomó su mano y la besó en la mejilla.

– Estás mucho mejor ahora entonces – dijo Nick con una sonrisa – la chica que tienes ahora no está loca – señaló a su hermana y empezó a reír.

Alicia se sonrojó y se acercó más a Elyza.

– Gracias – le susurró la rubia.

– ¿Por qué? – le preguntó mirando con dulzura.

– Por no preguntarme si de verdad soy una asesina – dijo con un nudo en la garganta, Alicia tomó un mechón rubio y lo llevó detrás de su oreja – no lo hice, por cierto – Alicia rio recostándose en su hombro.

El sol se había ocultado por completo y las estrellas brillaban como pequeñas llamas en el cielo, Alicia había ido a dormir luego de una tensa discusión con Elyza, donde le exigía que descansara con ella, pero la chica había insistido en que quería quedarse a hacer guardia junto a Nick, que tampoco tenía que conducir al día siguiente. El viento hacía temblar los árboles y la hierba crecida y les daba escalofríos a los chicos. La rubia se abrigó con la chaqueta de Alicia con más ímpetu, sonrió al sentir el aroma dulce de la morena.

Nick había improvisado una pequeña fogata e intentaban calentarse con eso.

– Por Dios – dijo el chico titiritando – esto es horrible.

– Te acostumbrarás – le dijo la rubia, con las mejillas y la nariz roja.

No había completo silencio, los gruñidos se escuchaban a los lejos. Elyza aferraba su rifle contra su pecho y sentía el metal frío en su espalda baja, donde guardaba un arma corta. Caminaba de un lado a otro, intentando entrar en calor cuando un ruido la hizo detenerse en seco. Nick también se puso de pie y caminó en silencio junto a ella. Se escuchaba un estruendo a lo lejos, como cuando las llantas patinan sobre el asfalto, luego varios disparos. El ruido se hacía más fuerte y con un golpeteo un par de luces amarillas se detuvieron frente a la reja de entrada hacia la mansión. Dos chicos bajaron del jeep estacionado y la rubia palideció.

– Vaya, vaya – dijo el chico más alto con sonrisa burlona – Elyza Lex.

La rubia giró a mirar a Nick que parecía confundido y le susurró que fuera a despertar a los demás.

– No, no – dijo el otro chico apuntándolo con un rifle parecido al de Elyza.

Del jeep salió otro chico, rubio y que parecía tener unos quince años, tenía enormes ojeras y la ropa raída y sucia. Caminó hasta la reja y la abrió con cuidado, dejando pasar a los otros dos. El más alto apuntaba a Elyza y ella lo miraba llena de odio, lo conocía perfectamente, había estado con él al principio, pero huyó cuando había empezado a matar a personas inocentes. Se hacía llamar ‘K’, solo Ka. El otro chico era más rechoncho, de brazos cortos y rostro redondo.

– Tienes un buen lugar aquí – dijo Ka aun apuntándola – ¿no lo compartes? – La malicia atravesaba sus ojos – sí lo harás – dijo tomándola de la chaqueta, quitándole su rifle y lanzándolo lejos hacia el jardín, empujándola luego para que caminara hacia la casa.

El otro hizo lo mismo con Nick.

Al entrar a la casa todo estaba en absoluto silencio.

– ¿Dónde están los demás? – Exigió – sé que hay más personas aquí – dijo empezando a impacientarse – vamos Elyza, fuimos amigos antes – la empujó al suelo apuntando a su cara, pero al ver que no hablaba disparó.

La bala atravesó su brazo derecho, la rubia gritó de dolor y se escucharon las puertas al ser abiertas.

Elyza se arrastraba hacia los escalones cuando Sebastián y Travis bajaron. Ka al notar que estaban armados tomó a la rubia y la arrastró hacia él, Elyza gemía de dolor.

– ¡Trevor! – gritó hacia el otro chico para que tomara a Nick.

El chico hizo que Nick se arrodillara y apuntó en su cabeza. Sebastián estaba rojo de ira apuntando con su arma a Ka, mientras Travis apuntaba a Trevor.

– Por estos me dejaste – dijo Ka en el oído de la rubia. Elyza se apartó de él con asco – vale – dijo respirando ruidosamente – queremos comida y agua, solo eso – intentaba parecer calmado, pero solo se mostraba más maníaco que antes – solo eso y nos iremos y nadie más saldrá herido – dijo mirando a la rubia.

Pero entonces Madison, Chris y Alicia bajaron. Alicia palideció al ver a Elyza en el suelo con el brazo lleno de sangre.

– Elyza – gimió cubriendo su boca con gesto de dolor. Ka se relamió los labios.

– ¿Quién es ella? – Preguntó riendo – ¿tu novia? – el chico le haló el cabello haciéndole daño y al ver que Alicia era frenada por Travis para no ir hacia la rubia, sonrió maliciosamente.

Ka le hizo una seña a Trevor y este golpeó con el arma a Nick, dejándolo inconsciente. Ka se acercó despacio hacia Alicia y Trevor se quedó junto a Elyza.

– No te atrevas a tocarla – escupió la rubia.

Sebastián se acercaba más hacia Trevor, mientras Travis no quitaba la vista de Ka, con los nudillos blancos sobre el arma.

– ¿Eres su novia? – le preguntó a Alicia que estaba de pie en la escalera apoyada del pasamanos. Ka rio con ganas un segundo apuntando a la chica y al segundo siguiente caía sobre su espalda. Dos detonaciones, una en cada hombro, le hicieron soltar el arma y caer.

Elyza había sacado el arma que tenía en su pantalón y con mucho esfuerzo había disparado dos veces. No tenía tan buena puntería con su mano izquierda, pero había sido suficiente. Trevor miró con terror la escena y antes de que pudiera reaccionar, Sebastián le disparó en las rodillas.

La rubia se dejó caer sobre el suelo y perdió el conocimiento.


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*mamona viciosa (ID: 1011343) : May we meet again significa "que nos volvamos a encontrar" o "que nos encontremos de nuevo", la historia es un fan fiction, está basada en una serie de televisión y LEXARK es el ship de Alicia Cl ARK y Elyza LEX* (Este último no existe en la serie). El título está en inglés porque los personajes en los que está basada la historia interpretan a Clarke Griffin y Lexa en la serie The 100  y cuya frase es significativa para ellas, por lo que escribirla en español haría perder la esencia para los que conocen la historia. Espero haya aclarado tus dudas sobre por qué el título es en inglés y no en español. No hace falta que me mandes a escribir para los que viven en America del norte, saludos.