Matrimonio FemDom 2

Mara es una esposa libre que ha quedado con otro y permite que su esclavo-marido la calce los 3 pares de zapatos que acaba de comprarse, para ver cual le queda mejor

Matrimonio FemDom II

Tomas tomo los paquetes y se los llevo al cuarto de juegos que estaban montando, el sillón recién comprado por su mujer, era un autentico trono y dominaba la habitación…, sacando las tres cajas de las bolsas, las dispuso junto al sillón. Se desnudo, cogió el calzador, se arrodillo a los pies del sillón y noto que temblaba de excitación mientras contemplaba las cajas.

Mara entró en el cuarto con su andar altanero y sensual de siempre, la cabeza alta, mirándole desde arriba, desdeñosamente, se aposento en su trono como una Reina. Se había puesto un vestido de cuero negro con un escote que se abría casi hasta su atractivo ombligo, apenas abarcaba sus exuberantes senos y el borde de la falda cubría los ligueros e impedía la visión de los refuerzos de las medias.

“¿Sabes Tomas? –mirando las cajas y a su marido- Habrías sido feliz si te hubieras hecho vendedor en una zapatería”. No esperaba que le contestase, le gustaba jugar con él, provocarle la ponía y humillarle le erotizaba a él

“Soy muy feliz, siendo vuestro mayordomo y poder servirla, mi Ama”

“Buena respuesta – rio Ella- aunque si no te hubiera pillado olisqueando mis bragas…” – le alzo la cara con la uña en la barbilla y para que le mirase a los ojos- “Ahora quiero probarme esos zapatos con este vestido con el que voy a salir esta noche, quiero que me des tu opinión sobre con cual voy mejor conjuntada… He quedado con un tipo musculoso esta noche”.

Tom estaba anonadado, de nuevo se le habían atragantado las pelotas, tenía la polla dura, temió correrse allí mismo y tuvo que agarrársela para contenerse.

“Bueno, abre la caja que pone FD… Justo esos, ya puedes ponérmelos…”

Tom alzo la tapa de la caja y el aroma del cuero le embriago…, eran unas sandalias de tacón alto rojas, abiertas por detrás, dejarían su firme talón al aire, cerradas por delante, seguro que abrían costado un dineral. Irradiaban elegancia y parecían diseñadas para la altiva Mara. Tomo una, acariciando con las yemas de los dedos las superficies curvas...

“Pónmelas”

Obedeció, calzo los 2 pies y besó respetuosamente la punta de cada una, tras colocárselas. Mara siguió sentada contemplándolas y luego se alzo para mirarse en el espejo.

“Son guapas… pero no acaban de gustarme con este vestido negro –volvió al sillón- Quítamelas, quiero verme con otro par”

Tom quito con suma delicadeza las sandalias de los pies de su esposa, volviéndolas a colocar en la caja. Abrió la segunda caja (Loub), aparto el suave papel que cubría los zapatos y se quedo sin aliento: los zapatos de salón eran de charol negro, con 3 tiras abotonadas cruzando el empeine, con una plataforma y unos tacones altísimos.

“Mara… son… divinos” – se los puso en los pies, besando cada tira tras abotonarla- “Parecen sacados de una revista fetichista”. Mara se alzo para mirarse en el espejo y complacida…

“Ven aquí –ordeno- quiero ver que tal me veo contigo a mis pies”.

El avanzo hasta Ella de rodillas. Mara dio un paso atrás dejando el otro pie adelantado.

“Besa mi pie, esclavo. Quiero verte en el lugar que te corresponde”

Esas palabras arrogantes hicieron que a Tom se le estremeciese hasta el alma. Se postro ante Mara y beso, lamio los zapatos de charol desde la punta al tacón y de nuevo hacia delante. Sabía que su mujer le estaba mirando por el espejo, desde arriba y saboreando lo que veía.

“Me pregunto si a algún hombre le gustaría ver esto… Trabájame las tiras, querido… Ver a mi esposo a mis pies, así. ¡Oh, que delicia!, me encanta notar tu lengua en el empeine. ¿Lo sabes, verdad?, cada día te quiero más” – aparto el pie y regreso al sillón- “Saca el último par”.

Eran unos botines con tacones altos y la puntera abierta. Empezó por abrir los cordones que ataban la parte superior del calzado, para que Mara pudiera deslizar su pie dentro, la Domina alzo el pie izquierdo, el esclavo enfundo la piel adorada en el encurtido cuero, inclino la cabeza para encordar los ojales, con cuidado para no estropear la estética de aquella obra de arte, finalmente dio una lazada armónica y planto un beso apasionado en la agudizada punta, luego en cada uno de los ojales recorriendo el tentador empeine.

Tom se enorgullecía de como realizaba su tarea como calzador, cogió el botín derecho y realizo el mismo ritual que con el anterior. Mara alzo los dos pies en paralelo.

“Bueno, mayordomo… ¿te gustan? – le pregunto, observando la tiesa polla- Si, ya veo que mucho”. Se alzo y se deslizo hasta el espejo, colocándose primero con un pie hacia delante, luego con el otro.

“Humm, creo que estos van muy bien para una primera cita, ¿no te parece, Tomas?”

“Son los que mejor conjuntan con el vestido – recolocándose los genitales- ¿Realmente vas a salir esta noche?”

Ella le sonrió con ironía… “¿Me das permiso?, marido mío”

“¿Me dejara acompañarla?, llevarla como su chofer a su cita y esperarla sería un honor, ser su sumí-chofer o de los 2, si desean trasladarse a otro sitio, llevarlos sería un placer”.

Mara fue hasta la cama, se abrió de piernas subiéndose el vestido y dejando su tanga a la vista. “¿Me estas pidiendo que te ponga los cuernos?... Lámeme”.

El estuvo al momento entre las piernas de su mujer, obediente, oliendo primero el aroma del coño que tanto le embriagaba, luego comenzó a comerse su santuario postrado y pronto con una ansiedad desbordante. Cuando los jugos de aquella Diosa-Diabla aparecieron, noto como su mano estaba meneando su polla y estaba a punto de correrse mientras lamia su néctar.

“¡No, Tomas…!. Quiero que te corras con tu polla dentro de mi… ¡Penétrame!”.

Tom la miro, vestida para cazar a otro, la quito el tanga que saboreo con placer, mientras Ella se masajeaba el clítoris. Su coño estaba abierto como el cáliz de una flor para él, acerco la punta de su polla a los húmedos labios de su Dueña, jugueteo por unos instantes fuera, acariciando sus genitales con el glande y entro lentamente, como a Ella le gustaba.

Gradualmente el pene fue penetrando y ajustándose a la sacrosanta vagina. Mara empujo su pelvis contra su marido, para que se metiese más adentro, hasta dentro, alzo sus nuevos botines hasta acotar la cabeza y sus piernas apoyarse sobre su torso desnudo.

“Humm –ronroneo- a pesar de todo, sigues siendo tan delicado… ¡qué bien!... me haces el amor” – con los ojos cerrados, noto como sus mejillas acariciaban sus nuevos botines y sus labios los besaban apasionadamente-

“¡Oh, Tom… mi sumiso… sigue... sii, sigueeee... me corroo… córrete…!”

Al oír su permiso, Tom dejo de controlarse, se clavo en su mujer y su polla estallo dentro de Mara una y otra vez…

Cuando el coito termino, Mara se incorporo y comenzó a vestirse, mientras Tom la contemplaba con absoluta devoción.

“¡Vamos…, rápido…tráeme unas bragas limpias!”...

“¿No va a ducharse?”- se agacho para ponerla las bragas-

“No tengo tiempo, llego 30 minutos tarde”- se acerco al aseo- “¡Ven!, échame colonia mientras yo me peino”…

“Tengo que vestirme, para acompañarla”- la rociaba de su perfume embriagador-

“Hoy no vendrás…- hizo una última comprobación ante el espejo- Despídeme”

Tom se arrodillo desnudo, junto a la puerta. Mara tendió su pie para el beso de despedida.

“Recoge la casa…, te quiero ver aquí cuando vuelva y como estas…”

¿continuar?... si os gusta...