Matrimonio feliz

Peripecias de un matrimonio donde la Esposa hace el papel de Madre con su Marido al que trata como si fuera su Hijo...Si hubiera una sección de spanking sería ideal para colocar este relato

Virtudes y Daniel era un matimonio muy bien avenido, tenían sus problemas como todo el mundo, pero se querían con locura, y para mantener viva la llama, tenían un método infalible, Susana disciplinaba a su marido como si fuera su hijo, no dudaba en quitarse la zapatilla para recordarle que había que comportarse.

La primera vez que ocurrió esto fue siendo novios, compartían casa rural con otra pareja, por la noche jugaron los 4 a un juego de mesa, Daniel hizo un poco el tonto con comentarios fuera de lugar, tampoco nada del otro mundo, pero suficeinte para que su novia se fuera cabreando poco a poco, cuando subieron a la habitación, Virtudes le echó una bronca monumental, Daniel lo único que hacía era empequeñecerse delante de su novia, y cuando vió que ésta se quitaba la zapatilla levantando su pie como un resorte hasta ponerlo en su culo,  casi se muere de gusto...era lo que más le gustaba en el mundo, pero a los tres zapatillazos ya había cambiado de opinión, lo que más preocupara a Daniel era que abajo la otra pareja estaría escuchando primero la bronca, y luego sin duda los azotes, aquella zapatilla roja de Virtudes resonaba en toda la cabaña cada vez que se estallaba sobre el pijama del pobre Dani, que se hubiera tirado a besar la suela amarilla de aquella zapatilla, pero que por el momento bastante tenía con evitar los tremendos zapatillazos que estaba recibiendo por parte de su novia que lo perseguía alrededor de la cama, hasta que lo acorraló en un rincón y le dió 15 o 20 zapatillazos más, que oyeron incluso fuera de la cabaña, así era Virtudes cuando se enfadaba, volcánica...

Aquella noche tuvieron un sexo brutal, la otra pareja no salía de su asombro en la parte de abajo de la cabaña, primero oyeron la bronca, después la azotaina, y por último  unos gemidos inconfundibles que unidos al inconfundible sonido de los muelles de la cama estaban dando cuenta de un polvazo monumental.

Virtudes fue atando cabos, y se dió cuenta de que cada vez que le calentaba el culo a su amado, el sexo era considerablemente mejor, así poco a poco fueron constuyendo una relación de EsposaMadre y MaridoHijo, donde ambos se sentían muy cómodos y felices.

En esta saga iremos contando las innumerables azotainas que la maravillosa Virtudes ha ido propinando al felicísimo Daniel.

Continuará