Matrimonio esclavizado 03
- Tras explicarle a mi mujer que estamos arruinados y que la única salida es entregarnos como esclavos de Saúl ó terminar en prisión, me despierto en mitad de la noche y follamos como nunca fantaseando con Saúl.
J - ¿Que te ha pasado cariño? nunca te había sentido tan, tan...
A - ¿Tan caliente?
J - Si. Reconozco que los últimos meses, desde que empezamos a fantasear que follabas con Saúl, el sexo era mucho mejor. pero lo de hoy ha sido una pasada.
A - Si, nunca me había sentido así de excitada, pero como no podía conciliar el sueño pensando en nuestra situación y me levante a pensar, cogí el contrato de Saúl para leerle de nuevo y pensar bien en todo lo que podría pasar si le firmásemos.
J - ¿Y?
A - Y cuando me quise dar cuenta tenia una mano en mi coño.
J - ¿Te excitó pensar en que nos dejábamos esclavizar?
A - Si, muchísimo. Luego llegaste tu y el resto lo conoces de primera mano. ¿Y tu que? ¿Que es lo que te ha puesto tan cachondo? Nunca te había visto correrte dos veces tan seguidas y sin que se te bajase.
J - No lo tengo claro, pensar en ti follando con otro ya sabes que me pone, pero pensar en que lo hacéis humillándome é insultándome y sobre todo que luego tengo que limpiar el semen con mi boca y tragármele más todavía, además...
A - ¿Además qué? Ibas a decir algo.
J - Que no es la primera vez que pruebo mi semen.
A - ¿Como que no es la primera vez que lo pruebas? ¿Cuando lo has probado? ¿Es que resulta que te pajeas a mis espaldas?
J - Tranquila, fue ayer, mientras estabas durmiendo y lo de pajearme, solo lo he hecho cuando follábamos poco y para calmar la excitación.
A - ¿Como pudiste ser capaz de hacerte una paja con el disgusto que me diste?
J - Bueno, del mismo modo que lo estabas haciendo tu, pero realmente fue por lo que vi. Vamos al ordenador y te lo enseño.
A - ¿Encima te la cascástes viendo prono?
J - No exactamente. Mira el remite del sobre donde venía el contrato. Como no quería abrir el sobre yo solo, entré en esa web y lo que vi me puso tan caliente que terminé haciéndome una paja, lo de comerme la corrida no se muy bien por qué, tal vez por lo que Saúl me hizo contemplar cuando fui a hablar con él.
A - ¿El qué? De eso no me has contado nada.
Le fui contando con todo detalle lo que había sucedido en la Reunión con Saúl, al mismo tiempo que le mostraba la web y le indicaba quienes eran Martín y Rosa. Ana estaba sentada, yo a su lado agachado manejando el ratón y todavía desnudos. Nos volvimos a calentar, me dijo que la comiese el coño de nuevo mientras ella seguía viendo la web, la obedecí y ella retomó sus narraciones inspirándose ahora en lo que veía, empezó a fantasear con tener los pezones y el coño anillados, con que yo llevase un cinturón de castidad, ser usados de urinarios, exhibidos, humillados, castigados y follados públicamente, yo de vez en cuando levantaba la vista para observar como se pellizcaba los pezones, estirando y retorciéndoles de una manera que la tenía que doler bastante.
Por mi parte empecé de nuevo a pajearme, pero en cuanto Ana se percató de ello me ordenó parar con una frase que me puso aún más caliente.
Deja de pajearte cornudo, un esclavo no usa su poya más que para mear y se corre cuando le dan por el culo.
Creo que nunca la había sentido tan dominante y me encantó, por supuesto dejé de pajearme inmediatamente, seguí comiéndola el coño y no paré hasta que ella, tras correrse varias veces, me lo dijo. Me quedé de rodillas frente a ella, admirándola, seguía pellizcándose los pezones, que les tenía más tiesos é hinchados que nunca, al tiempo que masajeaba sus tetas, lo hacía más suavemente y mostrando que al hacerlo le dolían. Cuando recuperó la calma bajó la cabeza, me miro a los ojos y volvió a hablar.
A - Jaime ¿Que nos pasa? ¿Como puede ser que estemos pensando en aceptar esa aberración? y lo que es peor ¿Como es posible que nos excite tantísimo?
J - La verdad es que no lo se y tampoco se si en algún momento nos arrepentiremos si aceptamos la propuesta de Saúl, pero creo que tenemos que tomar una decisión ya.
A - Si, eso es evidente, pero ¿que pasará si la realidad no nos calienta tanto como la fantasía?
J - No lo se, pero ir a la cárcel me aterroriza, estaremos años sin vernos y a saber si no terminamos recibiendo unas cuantas palizas y violaciones. Para eso casi prefiero ser esclavos de Saúl.
A - En eso tienes razón, pero cuando veamos a Saúl quiero que nos aclare un par de cosas. Una de ellas es que pasará cuando pasen los cinco años y la otra como será nuestra relación como matrimonio.
J - Tienes razón, aunque según me dijo, Martín y Rosa habían renovado su contrato como esclavos por decisión propia.
A - Bueno, ya veremos. ¿Te gustaría correrte?
J - La verdad es que si, ¿por qué?
A - Por que me parece que, si aceptamos el trato, no te volverás a correr en mucho tiempo y me pone cachonda que te quedes con las ganas.
J - Bueno, si va a ser así, más vale que me vaya acostumbrando a obedecer, por lo tanto y hasta que decidamos si nos entregamos a Saúl, haré todo lo que me ordenes.
A - Joder Jaime, cómeme otra vez el coño, pero pon tus manos en la espalda que yo las vea.
Obedecí sin dudar un segundo y me tuvo así casi una hora. cuando me dejo para tenía la mandibula dolorida, en ese tiempo ella se corrió muchas veces, volvió a maltratar sus pezones y también sus tetas dándose manotazos constantemente y sin dejar de insultarse por ser una zorra viciosa que no merecía ningún respeto, que debía ser usada y castigada para el placer de los machos de verdad, de mi se explayó diciendo que era un cornudo impotente incapaz de satisfacer a una mujer y ansioso de ser sodomizado.
Una vez recuperada de sus orgasmos y convencidos de que lo mejor era aceptar el trato de Saúl, nos dimos una ducha, nos vestimos, cogimos el contrato y nos fuimos a disfrutar de las pocas horas de libertad que nos quedaban antes de que llegasen las doce.
Al llegar dudamos si llamar ó darnos media vuelta, pero antes de poder decidir se abrió, allí estaba Rosa, tan solo vestía unos zapatos,, unas medias y un corpiño que dejaba tanto sus tetas como su coño y su culo a la vista de cualquiera, Saúl gritó que pasásemos, lo hicimos cogidos de la mano y Rosa cerró la puerta tras nosotros. Al llegar al salón vimos que Saúl no estaba solo, también estaba Lisa y un par de parejas con las que ya habíamos hablado un par de veces en casa de Saúl. Martín también estaba en el salón, pero atado a una estructura con ruedas, a cuatro patas y en su culo tenía un dildo que, conectado a un dispositivo, no paraba de follarle.
Tanto Saúl como sus amigos estaban vestidos con una pantalones que dejaban sus poyas al aire y se iban turnando para que Martín se las mamase. Lisa y las otras dos mujeres estaban totalmente desnudas, salvo zapatos y medias, besándose y masturbándose entre ellas, Rosa se acercó a ellas, se puso a cuatro patas y comenzó a lamer el coño que le ordenaban, entonces reparé en que tenía el culo con las marcas de haber sido azotada.
Saúl se acercó a nosotros con su poya tiesa y brillante por las babas de Martín.
S - Hola Ana, Jaime, me alegra veros por aquí y espero no haberme equivocado con vosotros ¿Lo he hecho?
Sin darme tiempo a reaccionar, fue Ana quien tomó las riendas de la conversación con una actitud altiva, sin amilanarse ante Saúl é indiferente ante lo que estábamos contemplando
A - No lo se, lo único que se es que, antes de entregarte este contrato, has de responderme unas preguntas.
S - ¿Responderte unas preguntas? La única pregunta que se responde es si estáis dispuestos a ir a la cárcel ó preferís libraros.
A - No se quien te crees, pero de momento no te debemos nada, así que ó me respondes las preguntas ó nos vamos y no vuelves a vernos.
Estaba alucinando, no solo yo, el resto paró con lo que estaban haciendo para atender a la conversación entre Ana y Saúl, supongo que no era normal que alguien en nuestra situación actuase como lo estaba haciendo Ana. Saúl sonrió y respondió a mi mujer mientras se sentaba en el sillón.
S - Vaya, tienes carácter, solo por eso te responderé. A ver, ¿que quieres saber?
A - El contrato es por cinco años. ¿Que pasa entonces? Si tu te quedas con todo ¿Que tendremos para vivir?
S - Pasados los cinco años seréis libres, totalmente, sin condiciones, pero tan solo tendréis la ropa que traéis puesta ó alguna similar, nada más. Como salgáis adelante no es problema mío.
Ahora bien, tendréis la opción de firmar un nuevo contrato, por un plazo máximo de diez años, revisable anualmente y con un porcentaje sobre los ingresos que gane con vuestros servicios.
A - ¿Donde y como viviremos Jaime y yo? ¿Podremos seguir siendo un matrimonio normal cuando estemos solos?
S - De momento, hasta formalizar todo el papeleo, viviréis aquí con Martín y Rosa, deberéis permanecer todo el día desnudos, venga quien venga y haréis todo lo que os ordenen, limpiar, cocinar, servir, pero nadie podrá usaros sexualmente. Le calculo que eso serán una ó dos semanas.
Luego ingresaréis en el CAOS durante una semana como mínimo, si no superáis las pruebas seguiréis allí hasta que las superéis.
A - ¿Que es eso del CAOS?
S - Es el Centro de Adiestramiento en Obediencia y Sumisión. Allí aprenderéis las reglas básicas de vuestra esclavitud y se testará vuestra capacidad de castigo.
Cuando salgáis tendréis un piso como este.
Y si, cuando estéis solos podréis comportaros como un matrimonio normal, con la única salvedad de que mis esclavos siempre llevan un cinturón de castidad.
A - ¿Permanentemente?
S - Ellos si y desde el mismo momento en que firman el contrato. Ellas tan solo dilatadores anales cuando yo decido.
A - Y mi última duda ¿Que pasará si alguien nos reconoce?
S - Ese no es mi problema, pero tenéis prohibido mentir cuando alguien os pregunte a que os dedicáis ó cual es vuestra vida.
Y ahora ¿Qué? ¿Firmáis el contrato ó preferís ir a preparar vuestra vida como reclusos?
A - Firmaremos, pero antes quiero hablar con Jaime a solas.
Salimos al pasillo para hablar con cierta intimidad de lo que nos esperaba a partir del momento en que firmásemos.
A - Cariño, tan solo quiero que sepas que te quiero y que siempre te querré, pase lo que pase a partir de que firmemos, pero antes de firmar quiero que hagas algo más.
J - Yo también te querré siempre y haré lo que quieras mi vida.
A - Dime ¿Estás cachondo? ¿Te gustaría correrte?
J - Si, claro que me gustaría correrme, pero ya no podemos hacer nada.
A - Tu déjame y haz todo lo que diga. ¿Lo harás?
J - Claro, como tu quieras.
Volvimos al salón y Ana se dirigió a Saúl, que seguía sentado en el sillón y masturbando a Lisa que se había puesto a su lado.
A - Bien. Ya que una vez firmado te perteneceremos y Jaime será privado de la libertad de masturbarse, quiero que pueda tener su último orgasmo siendo libre.
Cariño, desnúdate y hazte una paja, cuando te corras ya sabes que hacer.
Me quedé blanco, mi propia mujer me estaba humillando delante de todos. Al ver que no reaccionaba me pegó un grito que me hizo pegar un brinco, desnudarme rápidamente y empezar a cascármela con todo el mundo pendiente de mi. Ana se puso detrás de mi mientras que yo seguía con mi paja, escuchando las burlas todos y curiosamente me excitaba tanto mirar a las mujeres como a las poyas de los hombres pensando en me encantaría chuparlas antes de que se follasen a Ana.