Matrimonio esclavizado 02
- Tras realizar unas cuantas inversiones que nos llevan a la ruina, Saúl me ofrece una salida a cambio de que mi mujer Ana y yo nos convirtamos en sus esclavos, me muestra a través de Martín y Rosa lo que nos espera y no se como decírselo a mi mujer.
Al llegar a casa, una vez que Ana comprobó que yo estaba bien y tras aguantar su bronca por el susto que la había dado, la expliqué nuestra situación y lo que me había dicho Martín. No pude seguir diciendo nada más, Ana tuvo un ataque de ansiedad y terminamos en el hospital. Volvimos tres horas después, con ella calmada a base de tranquilizantes é incapaz de enterarse de nada, la acosté y yo me fui al salón. No tenía muy claro que hacer, pero me fijé que el sobre tenía escrita una dirección web en el remite, así que la busqué y me puse a investigar que era aquello.
Lo primero que salió fue una pantalla de aviso muy
"Solo mayores de 18 años"
"Si buscas vivir en la esclavitud absoluta este es tu lugar"
"¿Tienes dudas? mira cual puede ser tu futuro"
Pinché en el link y accedí a una galería de fotos, en ellas siempre salían personas desnudas ó medio desnudas, realizando algún acto sexual, sometidas é incluso con marcas de haber sido azotadas y perfectamente reconocibles ya que sus caras no estaban ocultas y Martín y Rosa aparecían en algunas de las fotos, pero cuando salían personas en actitud dominante siempre tenían sus caras tapadas. Seguí navegando por esa web, accedí a vídeos, a textos en los que explicaba el funcionamiento de esa comunidad, la web tan solo era un medio para captar esclavas y esclavos. Tras un par de horas leyendo y viendo el material de la web, tenía claro que aquello no era un juego, quien diese el paso sería para siempre y públicamente, para registrarse había que dar el nombre real, un teléfono, una dirección física y subir varias fotos, en las que se viese perfectamente el rostro y por supuesto sin ropa. El caso es que me había puesto cachondo de nuevo, veía las fotos, pero, en mi cabeza, los protagonista éramos nosotros, inconscientemente había empezado a pajearme y cuando vi una vídeo en el que Martín estaba siendo sodomizado por un negro al tiempo que limpiaba las corridas que otros dos negros habían tenido en el coño y el culo de Rosa, me corrí. Para evitar manchar todo apreté la cabeza de mi poya impidiendo que la corrida salpicase todo, recogiéndolo en mi mano, sin saber por que, me lo llevé a la boca pensando que era la corrida de Saúl, lo saboreé, me lo tragué y me di cuenta que estaba empalmado de nuevo.
El resto del día, hasta que Ana se despertó, lo pasé pajeándome con esa web y pensando en como convencer a Ana de que aceptase el trato de Saúl, por mi parte estaba convencido de que prefería esa vida de esclavitud que terminar en la cárcel, daba por supuesto que seguiría al lado de Ana y aunque Saúl se la follase, era algo que llevaba tiempo siendo nuestra fantasía.
Pasado el mediodía la escuché llamarme, fui a la habitación y tuve que confirmarla que no había sido un sueño, todo lo que recordaba era cierto, pero le dije que había una solución, muy extrema, pero podría tener sus ventajas. Me miró extrañada preocupada en que fuese algo ilegal, peligroso ó ambas cosas, la tranquilicé al decirle que era Saúl quien nos podía sacar del embrollo y que todo era legal, pero que sería mejor hablar en el salón para poder explicarla todo y tomar una decisión los dos juntos.
Yo me fui al salón, me senté en la mesa y deje el sobre en ella. Lo primero que hizo Ana fue preguntar que había en ese sobre, le dije que antes debía explicarla nuestra situación y lo que había sucedido el día anterior. Le conté todo lo sucedido hasta que volví a casa con la mayor tranquilidad posible y disimulando que aceptar el trato de Saúl me excitaba. Su primera reacción fue colérica, ofendida por estar dispuesto a que Saúl nos convirtiese en sus esclavos, me insultó llamándome de todo, desde cobarde a maricón pasando por adjetivos como cornudo, baboso ó inepto y terminó derrumbándose, llorando desconsolada en el sillón. Me acerqué, la abracé intentando tranquilizarla y diciéndola que la amaba más que a nada en el mundo, que estaba dispuesto a todo para seguir a su lado, aunque eso implicase convertirme en el esclavo de Saúl, pero sobre todo que no soportaría verla encarcelada.
Se calmó y entonces aproveché para recordarla como hacía tiempo que fantaseábamos con el que Saúl la follase y que, de algún modo, podíamos usar esa fantasía para convertir esa situación en algo positivo, me miró sorprendida y bastante sería, se levantó mostrando cierto enfado, abrió el sobre y leímos juntos ese contrato.
En resumen era lo mismo que Saúl me había dicho, él se haría cargo de todas nuestras deudas y nos libraría de la cárcel y de cualquier consecuencia futura por esta situación, a cambio se quedaría con todo lo que teníamos y durante cinco años seríamos sus esclavos, pero había detalles que me dejaron fuera de juego. Entre ellos estaba escrito que aceptábamos la exhibición pública en cualquier lugar sin importar que pudiésemos ser reconocidos por alguien, también aceptábamos protagonizar fotos y vídeos porno de cualquier índole, a cara descubierta y con nuestros verdaderos nombres, además de prostituirnos en beneficio de Saúl, todo esto sería gestionado y negociado por él a su antojo, sin que nosotros pudiésemos poner impedimento alguno y siendo castigados de no cumplir las obligaciones.
Ana y yo nos miramos sin saber que decir, una cosa era lo de convertirnos en esclavos de Saúl y otra el que cualquiera nos pudiese ver esclavizados, eso sin hablar del tema de prostituirnos con sabe dios quien ó del hecho de que alguien nos pudiese reconocer. El resto de la tarde transcurrió de manera muy extraña, acordamos que tomaríamos la decisión al día siguiente, pero no podíamos actuar con normalidad, tras largos silencios, a veces rotos con frases forzadas como te quiero ó todo se solucionará , empezábamos a hablar sobre tonterías intentando olvidar que nuestra vida estaba destrozada independientemente de lo que decidiésemos.
Al acostarnos no tenía nada decidido, por la actitud de Ana estaba seguro que rechazaríamos la oferta de Saúl, por mi parte haría lo que ella dijese, en el fondo siempre había sido así y no era el mejor momento para cambiar. A pesar de todo me dormí con cierta rapidez, pero tuve un sueño bastante agitado y sobre las tres de la mañana me desperté sobresaltado y empalmado, tardé un poco en saber donde estaba y cuando lo hice sentí que Ana no estaba, vi que había luz en el salón, escuché los gemidos ahogados de Ana y me dirigí en silencio hacía allí pensando que estaba llorando, pero mi sorpresa fue mayúscula al ver a mi mujer masturbándose.
Estaba de espaldas a la puerta, arrodillada, con las piernas muy abiertas y la cara pegada al suelo de tal modo que tanto su culo como su coño quedaban totalmente expuestos. Ni se enteró de que yo estaba allí, pero entonces pude escuchar como entre sus gemidos, que para eran por llorar, no dejaba de decir frases como:
- Soy una puta a vuestro servicio.
- Mi dueño es el Señor Saúl.
- Mi marido es un cornudo que chupa y limpia las poyas de todos los que me usan con su boca.
Entre el sueño y ver a mi mujer en esa situación no pude evitarlo y me lancé a comerla el coño, que brillaba por lo mojado que estaba, al tiempo que entraba en su juego con un par de frases:
- Tienes toda la razón, soy un cornudo y tu la esclava de Saúl.
- Me gusta que cualquiera nos use a su antojo y limpiar tu coño del semen de otros hombres.
Apenas tardó un par de minutos en correrse y de un brinco me hizo tumbar en el suelo para cabalgarme, me sorprendió que lo hiciese poniéndose de espaldas a mi, lo que me daba una visión de su culo espectacular, pero en cuanto estuvo acoplada y follándome, supe cual era su intención al decirme que la azotase, primero lo hice sin dar muy fuerte, pero al tercer azote, Ana me indicó que los quería más fuerte, la obedecí, fui azotándola cada vez más fuerte y su culo no tardó en ponerse rojo intenso, incluso morado en algunas zonas, además, no dejamos de hablar en ningún momento como si realmente fuésemos los esclavos de Saúl y sobre las cosas que estaríamos obligados a realizar.
Ana, mientras estuvimos follando se corrió varias veces y cuando por fin lo hice yo, me sorprendió al saltar poniendo su coño sobre mi cara ordenándome limpiarle de mi propia corrida, al tiempo que me decía que era la corrida de otro tío, un desconocido que había pagado a Saúl por usar a su puta. Yo fui incapaz de negarme, sobre todo por que seguía como una moto y empalmado como si hiciese meses que no follaba, Ana cuando comprobó que mi erección seguía me ordenó masturbarme. La obedecí y mientras yo me hacía la primera paja de mi vida con alguien viéndome, Ana comenzó a hablar de nuestro futuro sin quitar su coño de mi boca.
"Eres patético, a partir de mañana serás el único que no me
folle, te acabas de comer tu propia corrida pensando que es la de otro y encima te pajeas como un mandril.
Pero te diré algo más, me gusta que seas así por que yo quiero convertirme en la puta más follada y sometida del mundo, quiero que los hombres que me usen lo hagan como si no fuese más que un cacho de carne con agujeros, quiero que me insulten, que me castiguen, que me humillen, quiero ir contigo y que la gente nos mire con desprecio por ser unos depravados, quiero que vayamos a tomar una copa y terminar violada por varios macarras en un callejón delante de ti y que luego limpies sus poyas y mi coño tragándote todas sus corridas mientras te insultan se ríen de ti por ser un cornudo chupapoyas."
En ese momento me corrí, en mi mente tenía la imagen de esa última escena en el callejón, Ana se agachó recogiendo con su boca todo el semen de mi corrida, era la primera vez que lo hacía y me besó haciendo que mi semen se repartiese por nuestras bocas y nuestras lenguas. Cuando nos calmamos un poco se tumbó a mi lado y empezamos a hablar.