Mateo...descubriendo el infierno.

Mateo es un capitulo mas de la historia entre los hermanos Mili y Ali. El penúltimo de temática hetero infidelidad. Perdón por el retraso.

Mateo...

Hace tiempo que estoy sintiendo cambios en todos lados, en casa Carolina esta cansada y distante.

Los gemelos corren por todos lados haciendo que los adultos estemos todo el tiempo tras ellos, ya cumplieron cuatro años de forma que después del verano los llevaremos al jardín infantil, espero que las nuevas actividades los calmen y poder tener un poco mas de tiempo para mi esposa a pesar del bebito recién nacido.

Siento que me asfixia un poco mi vida tal como esta, tengo treinta y seis años, un negocio propio, una familia con tres niños y una esposa que ya ni me mira en las noches de lo cansada que esta.

Miro a mi alrededor y veo que a mis hermanos les pasan cosas interesantes, desde pequeño fui el mas observador, así es como me doy cuenta de cosas que los demás pasan por alto. Inti acaba de llegar a casa con compañía, una preciosa hija y una casi suegra, por lo que entiendo hace seis meses no sabía de la existencia de estas, ahora las tiene a ellas y a la vecina la tiene por las cuerdas, ya logro en las fiestas de fin de año que terminara con su eterno novio y hace una semana para el nacimiento de mi hijo llegaron juntos y felices, tiene también planes de instalar un negocio de seguridad en la ciudad. Pablo que vive el “día después” con sus reacciones, después de gritar al mundo su amor con el médico del pueblo y las reacciones que ese mismo amor trae de las personas, ellos tratan de tomarlo todo con altura de mira y seguir su camino, me siento orgulloso de él, a pesar que debo reconocer que me chocó al principio toda la situación...Mi hermano es maricón. Pero sin duda lo que mas me preocupa es lo que pasa entre mis hermanos Aliro y Milagros y su felicidad, desde la navidad pasada me fije en un cambio, las peleas cesaron, las malas caras también y eso no me preocuparía sino hubiese visto un beso en los labios entre ellos, quiero pensar que solo fue la emoción de la fiesta en casa de Amelia, un acto sin mayor consecuencia, pero ambos viajan seguido a la ciudad y suelen pasar la noche allá. De modo que tengo que mantener una conversación con Aliro y creer, por el momento, que me equivoco en lo que creo.

Carolina pasa al dormitorio sacándome de mis pensamientos.

  • Los niños están dormidos.
  • Me alegro. Ven y te hago un masaje.
  • Tengo cosas que hacer Mateo ¿ Tú no?
  • Consentir a mi mujer por ejemplo.
  • Ahora no.

Como entró se fue, me levanto de la cama yendo a la ventana. Esta cansada y no puedo hacer nada, ayudo en todo lo que puedo, pero ella tiene un machismo arraigado con los años y mas bien se molesta si meto mi nariz en asuntos de los niños u otros. La mejor solución tiene que ser contratar a una persona que le ayude y así volver a ser la pareja que eramos. Voy en su búsqueda, la encuentro en la lavandería separando ropa para poner en marcha la maquina.

  • Carolina me gustaría buscar una persona que te ayude en casa.
  • ¿Crees que no soy capaz?
  • Claro que si, pero el bebe nació hace una semana y tendrías que estar recuperándote.
  • Recuperándome...
  • Mi amor busca a alguien, el negocio va bien y nos podemos dar el gusto.

Me mira con cara extraña y asiente con la cabeza.

  • Vamos a la cama.
  • Ahora no.

No me lo pone nada fácil. Vuelvo al dormitorio y tomo el teléfono, necesito hablar de algo con alguien, el bebe llora y sin marcar si quiera cuelgo. Camino al dormitorio de mi hijo recién nacido y lo cargo para hacerlo dormir, pasa casi una hora de paseos y susurros, me siento observado, Caro esta en la puerta mirándonos, me hace una seña indicándome que se retira a la cama y se va. Dejo a mi pequeño en su cuna y la sigo sigilosamente, la veo sacarse su vestido, es una mujer alta, de piel canela, sus senos envueltos en un sostén maternal redondos y un poco caídos, llenos del alimento de nuestro hijo, sus caderas y barriga abultadas por los partos me siguen excitando. Me doy vuelta y me encamino al salón, un poco de licor matara mis deseos por mi esposa al menos por esta noche, cuento los días para que termine la cuarentena. Cuando me voy a la cama mi mujer ya esta dormida. Le beso la frente y le digo que la amo.


  • Una mes a pasado desde que le pedí a Caro que buscara un persona y por fin parece que encontró a una mujer que le gusta.
  • A de ser una viejecita.
  • Lo que sea, mientras mi mujer sea feliz...Hablando de felicidad Aliro, a ti te veo muy contento ¿Algo que contar?
  • No se me ocurre que podría contarte.
  • Sabes hermano, siempre supe que tenias algunas mujeres para pasar el rato, que el solterón se desfogaba de vez en cuando, pero últimamente no te veo con nadie en el pueblo ¿ Te toco alguna mujer el corazón?¿ Alguien que yo conozca?
  • ¿Por que lo preguntas?
  • Porque me gusta la idea de que mi hermano mayor tenga una relación, lo que no me gusta es pensar en que la mujer que te robo el corazón sea Milagros.

Mis palabras salieron como balas de una metralleta. Aliro se quedo lívido, con los ojos abiertos de par en par y supe que era cierto. Me abalance sobre él y le di un tremendo golpe de puños y luego otro y otro, mi hermano no levanto ni un solo dedo, habíamos caído al suelo, me miraba y se dejaba golpear hasta que me arte arrodillándome en el piso lo miraba con incredulidad, la cocina de la casa de mi infancia daba vueltas me sentía mareado, enfermo.

  • ¿Por que Ali?
  • Porque la amo.
  • Es tú hermana, maldito infeliz, tú hermana.

Por fin lo miro a la destrozada cara, sus ojos están rojos y hay lagrimas rodando por su rostro, no me daba cuenta que yo igual lloraba. La puerta se abrió y entro Mili, quedando boquiabierta.

  • Zorra.

Mi cuerpo se despego del suelo y lentamente me fui sobre Milagros, Aliro ágilmente se puso frente a ella protegiéndola con su cuerpo.

  • A ella no la tocas Mateo, a ella no. Ya te desahogaste conmigo. Ahora vete.
  • Esta bien, me voy, me voy....pero no solo, me llevo a Milagros.
  • ¿Para qué? Para insultarla y golpearla, para gritarle lo que se te ocurra, no Mateo, te vas solo y te vas ahora porque no respondo cuando se trata de Mili.

Le doy un empujón en el cuerpo, es el mas alto y fuerte de todos los hermanos simplemente no quiso responder, dando un fuerte golpe a la puerta de calle me voy.

De vuelta en casa mi mujer al verme entrar se acerca feliz a decirme que ya contrato a una mujer y que me espera en la cocina para conocerme, la miro y le digo que no es necesario y que me voy a la cama.


Desde que nos golpeamos con Aliro no levanto cabeza, vivo molesto y los problemas en casa no me ayudan. Mi mujer efectivamente contrato a una persona, esta se ocupa de todo en casa y de los gemelos, yo apenas cruzo palabra con ella a pesar que le habilitamos un cuarto y vive con nosotros, en mi cabeza imaginaba que con ella en casa Carolina estaría mejor pero no fue así, finalmente la convencí de ir a medico por décima vez y de ahí venimos. Rafaél diagnostico depresión pos parto la primera ocasión que lo visitamos, su prima se levanta y se acuesta sin ganas de nada, por ende, solo llora y si no le doy de comer ella tampoco lo hace, al bebe le damos relleno porque es incapaz de darle de mamar, me acusa de mil cosas y la que otrora era mi compañera y confidente se esta convirtiendo en un ser sin espíritu que no trae nada a mi vida. Me muero con ella por dentro, me angustia verla así odiando a sus tres hijos y robándonos poco a poco la felicidad. Hoy mas que nunca necesito de mis hermanos pero con lo que paso la última vez no he querido ver a ninguno, no quiero ser imprudente hasta no poder hablar con la cabeza fría con Aliro y la peque.

  • Me voy a la cama.

Solo un susurro al llegar a casa y la sombra que alguna vez fue mi mujer sube a la habitación.

  • Señor ¿Esta bien la señora?
  • No.

Me siento en el sofá con mi cabeza entre las manos, la mujer me ofrece un vaso de agua, le pido un poco de licor y le pregunto por mis niños, ella se sienta junto a mi y me cuenta todo lo referente a los pequeños agregando anécdotas de los diez días que lleva en casa haciéndome reír al final, es en ese momento que se para y se va a la cocina.

Después de ir a jugar un rato con los gemelos llega mi hermano Pablo, muy preocupado me dice que no entiende porque me alejo ahora que nos necesita, que ellos quieren apoyarnos con los niños y que Milagros no se atreve a venir a casa ¿Qué paso? Me pregunta una y otra vez, hasta que le dije lo que paso ese día. Mi hermano endureció su cara y cuerpo. Cuando pudo hablar dijo que eso lo arreglaríamos de algún modo pero que lo mas grave en este momento era el estado de mi esposa, que incluso puede llegar a morir. Esa noche después de darle de comer a Caro y dejarla dormida voy al cuarto de los gemelos, están profundamente dormidos, bendita niñez, sigo hasta el dormitorio del bebe esta dormidito y me da pena cargarlo de modo que bajo al salón para escuchar algo de música mientras pienso en lo que me dijo Pablo de mi esposa, la verdad es que tengo un poco de rencor contra Caro por mil motivos, su falta de preocupación por los niños, por ella misma y la falta total de interés por mi.

  • Dios...

Aparece Maribel.

  • Señor, yo no soy dios pero si quiere que le ayude en algo cuente conmigo.

Se sentó junto a mi guardando silencio, no le hable en ningún momento, es mas cerré mis ojos e ignoro su presencia, pero ella no se fue. Es agradable, conversadora, seductora como una gata con un cuerpo que deja claro que esta hecho para ser amado, joven y tentador. Se levanta y se va después de un rato.

  • Señor, no esta solo.

Lo sé, no era necesario que lo dijera antes de partir.

Al despertar en mi cama, recuerdo que tarde me vine a ella, hoy es domingo y no tengo como escapar de mi casa, de mi mujer.

Levantándome organizo el día lo primero los niños y que Carolina participe en algunas actividades de la familia, me pongo manos a la obra, hasta que veo que todo falla.

Este es el día en que me doy cuenta que en mi vida reina el caos y me doy por vencido.

  • Señor, no es su culpa nada de lo que paso.
  • Lo es, no me di cuenta que con Caro no cuento para nada y mis niños me superan, si te hubieses tomado tu día libre en esta casa ahora se estaría presenciando un tragedia.
  • Claro que no, usted...
  • Yo, yo soy un hombre que esta completamente colapsado, que no puede apoyarse en sus hermanos porque incluso están peor que yo, que tiene tres hijos pequeños que necesitan atención y no se la puedo dar y por si eso fuera poco, una mujer que lo único que quiere es morir y se lo dice incluso a sus hijos, que yo no me habla, no me escucha, no me presta atención ni para discutir y para que decir que no me quiere ni en su vida, ni en su cama.
  • Señor a mi me gustaría ayudarlo.

Estamos en el salón y me muevo como león enjaulado, Maribel me mira mientras me paseo, hasta que se acerca y me toma de ambos brazos para que deje de caminar, me dejo hacer mientras me envuelve en un abrazo, es el primer contacto físico que tengo de otro adulto hace tiempo y le respondo colocando mis manos en su cintura, nos quedamos de esa forma por algunos minutos y luego me suelta retrocediendo.

  • La señora me dijo cuando me contrato que me tenia que hacer cargo de todo en esta casa, como si fuera ella.
  • Y así lo haces.
  • La señora quiso decir en “todo”.
  • No se que me quieres decir.
  • La señora me explico, me dijo que estaba cansada de luchar, que lo había hecho ya cuando nacieron los gemelos y que ahora no estaba dispuesta.
  • ¿Cuando te dijo eso?
  • Cuando me contrato. Ese día me hizo muchas preguntas personales, mas que para la entrevista.
  • ¿Como qué?
  • Como si no me importaría ser la amante de un hombre si su mujer lo consentía. O si no me importaba no tener mis propios hijos. Si era capaz de ofrecerme a alguien por...
  • Entiendo...¿Qué mas te dijo?
  • Me contó que la primera vez que estuvo embarazada ella no podía tener sexo con usted y que después del parto paso mucho, mucho tiempo. Que ella se obligaba a tener intimidad pero que estaba cansada de fingir.

Yo estaba sudando frío, pálido junto a la ventana y ella continuo.

  • Que lo amaba y que usted era un buen hombre, que en cuanto al sexo usted era delicado, cariñoso y que nunca era solo cuando usted quería tener relaciones sexuales, sino cuando los dos querían tenerlas.
  • ¿Por qué te dijo todo eso?
  • Ella me dijo que quería seguir siendo la señora de la casa...y que yo fuera su mujer.
  • ¿Y los niños?
  • Nunca tienen que enterarse.
  • ¿Cuál fue tu respuesta?
  • Que si el señor era bueno y le tomaba aprecio lo podría hacer...

No escuche nada mas, me voy a mi dormitorio y al entrar veo como Carolina cierra lo ojos para hacerme creer que esta dormida.

  • No entiendo que juego traes Carolina.

Me coloco de pie a su lado de la cama.

  • Se que estas despierta. Dime ¿Cuál es tu puto juego?
  • Ninguno.
  • Contrataste una puta para niñera de los niños, contrataste una puta para mi.
  • No es una puta.
  • ¿Qué es?
  • ¿Como fue el sexo?
  • No te hagas la ofendida y no hubo sexo. ¿Qué pasa? No te gusta que te haga el amor.
  • No, no me gusta...nunca me gusto.

Eso fue mucho para mi, tomo mi billetera y me voy, salgo del cuarto y de la casa, subo al auto y me voy a casa de mis hermanos, no lo dudo, a pesar de todo son mis hermanos. Mientras voy de camino

pienso en como Caro fue capaz de planificar todo, tan infeliz resulto ser.

Al llegar a la casa estaban todos mis hermanos, cuando Ali con señas aun de los golpes en el rostro me vio se levanto de su asiento en la cocina y se coloco cual escudo de la peque, yo estaba tan destruido que no me interesaba meterme en mas peleas.

  • Mi maldita vida es un asco.

Inti dándose cuenta de mi estado y la hostilidad entre Ali y yo se acerco a mi.

  • ¿Que pasa?
  • Pasan muchas cosas hermano.
  • A ti Mateo ¿Qué te pasa a ti?
  • Mi mujer quiere que tenga sexo con la niñera, resulta que nunca le gusto hacer el amor conmigo.

El silencio que siguió se hizo tenso y Mili fue la primera en reaccionar.

  • Mateo ella te ama, te dio tres hijos.

Lentamente abrió sus brazos invitándome a refugiarme en ellos y olvide la rabia que tenia con ella porque el dolor era mas fuerte y la apreté fuerte mientras por fin mis lagrimas salían de mis ojos. Ella consiguió sentarme en una silla, de ese modo acuna mi rostro y me susurra que todo va a pasar, que no me daré cuenta cuando la depresión se vaya y vuelva a ser la mujer de la que me enamore, yo no puedo hablar mi garganta esta apretada y solo me pierdo en su voz. Pasan los minutos hasta que me siento con la fuerza suficiente como para levantar la cara y ver a mis hermanos y Rafaél.

  • ¿Estas mas tranquilo?
  • Si. Gracias Milagros y...y lo siento.
  • No hablemos de eso ahora.

Mi hermana es tremenda mujer, creció y no me di cuenta. Pablo me pregunta, pidiéndome tranquilidad, que fue lo que paso en casa y con Carolina, les explico con pelos y señas todo lo ocurrido en los últimos tiempos agregando también aquello que sucedió cinco años atrás cuando se embarazo de los gemelos y mas atrás en el tiempo cuando recién nos casamos y tenia miedo de mi y de nuestra cama.

  • Entonces ¿No es una depresión pos parto?
  • Creo que es otra cosa, cuando la llevaste la ultima vez a mi consulta, me di cuenta que mi prima esta muy grave, seguramente es una depresión endogena en su grado máximo.
  • Entonces ahora es peor el asunto para mi esposa y mi familia.
  • Si...Mateo tienes todo mi apoyo como medico pero creo que lo mejor seria internarla en la ciudad.

Yo escuchaba todo lo que se decía pero estaba en un estado ajeno a lo que acontecía, Caro estaba enferma, realmente enferma y soy yo quien debe decidir que hacer con su vida.

  • ¿Rafaél qué tengo que hacer?
  • Internarla.
  • ¿Donde?
  • Tengo que buscar información y después te digo cual es la mejor alternativa.

El silencio reino Milagros me toma la mano y apretá. Mira a Aliro y me dice...

  • Yo puedo cuidar a los niños. Los podemos traer a casa o yo irme una temporada a la tuya, los extraño tanto Mateo.

La peque me mira esperando mi respuesta, lo mejor es que los niños estén con mi familia, sin embargo, la rabia y el desprecio ante la relación entre mis hermanos no me permite responder inmediatamente. Pablo que también esta en conocimiento de lo que pasa ente Aliro y Mili, me anima a que tome una decisión.

  • Lo mejor es que los niños vengan a casa de esa forma no se enteran que su mamá no esta en casa.
  • Bien Milagros, cuida a mis hijos acá.

La conversación prosiguió desde ese punto a los detalles de lo que tendríamos que hacer. Nadie menciono a la muchacha que trabaja en casa y lo deje pasar, más en mi cabeza estaban sus palabras picoteando como carpintero, rato después todos tomamos café y hablamos de cosas sin importancia, hasta que decido partir.

Al cerrar la puerta de entrada en casa se me viene la realidad a la cara, Maribel esta con los niños jugando en el salón con el bebe en el nido muy cerca de ella y Caro mi mujer ausente como se le hizo costumbre. Cuando los gemelos me ven sus pies corren a mi y sus brazos se abren, los cargo y los beso, les cuento que los tíos los invitaron a pasar unos días a la casa en el campo de modo que se vayan a dormir para estar descansados para el día que viene, mis ángeles felices se van a la cama.

  • Señor...
  • Vaya a ayudar a mis hijos mientras yo cuido del bebe.

Maribel se va con los niños y yo me quedo viendo a mi pequeño pensando en que tipo de familia somos, pasado un rato siento que ella vuelve me quita al niño de los brazos y se va nuevamente, hace su trabajo sin a penas mirarme o hablarme y yo lo prefiero así. Mis pies me llevan al dormitorio y ahí esta mi mujer sentada en la ventana viendo al infinito o eso creo.

  • Estas de regreso.
  • Si. Me voy a dormir esta noche en el salón, mañana voy a organizar un viaje a la ciudad para nosotros el día martes.
  • Es una orden...
  • Una orden, bien Carolina.

Tomo lo que necesito para pasar la noche y me dirijo al salón, estando ahí preparo el sillón grande para recostarme, cuando ya esta lista me saco los zapatos, pantalones y la camisa que traigo puesta quedando solo en calzoncillos, metiendo mi cuerpo entre las sabanas cierro mis ojos, quiero dormir es lo que mas deseo en este momento.

Cuando ya estoy medio dormido siento un sutil movimiento cerca mio y abro mis ojos, Maribel esta justo a mi lado, arrodillada cerca de mi rostro completamente desnuda. Tiene un cuerpo para pecar no es una sirena pero todas sus redondeces están en los lugares justos, los apropiados. Pecado, esa mujer es un pecado. Cierro mis ojos a duras penas, mi cuerpo ya esta duro como reacción a meses y de falta de intimidad, mi pene erecto se debe notar a través de la sabana y al tratar de hablar se mueren mis palabras en la garganta, le quiero gritar que se vaya, que no es la mujer que quiero que se ofrezca a mi, que a quien quiero desnuda a mi lado es a mi esposa y no a ella, pero no digo nada y comienzo a sentir las caricias tímidas que me entregan sus manos. Sus dedos se acercan peligrosamente a mi sexo y con un movimiento rápido cazo su mano con la mia y la obligan a moverse al ritmo que yo le indico, de la forma que a mi me gusta. Ella al ver que al fin consigue su propósito deja de tocarme y me besa, yo la dejo hacer pero mi cuerpo no puede responder a los besos y con mis manos la alejo de mis labios llevándola a mi cuerpo, de mi tendrá sexo del bueno y nada mas, ni caricias tiernas, ni palabras amorosas, mis ojos tampoco la miraran, permanecerán como hasta ahora cerrados. Con mis manos le hago levantarse de la alfombra y sentarse esta vez sobre mi erección, ni los calzoncillos me saco, solo los bajo lo suficiente para poder penetrar a Maribel, le permito llevar el ritmo largo tiempo hasta que tiene un orgasmo se queja como la gata que desde un principio pensé que era y la retiro de mi cuerpo, abrazo mi pene con la palma de mi mano, y antes de empezar el sube y baja ella reemplaza mi mano con su boca, bombea y lame hasta que reviento en una gran eyaculación, la siento tragar mi semen y luego limpiar con su lengua todo lo que quedo en la zona. Dando un beso en mi semi erecto pene me da las buenas noches.

Mas tarde en la oscuridad de la noche, abro mis ojos.

La destrucción en mi vida es total.


  • Llegamos.
  • ¿Qué es este lugar?
  • Una clínica.
  • ¿Que tipo de clínica?
  • Maldita sea Carolina, bajate del auto y vamos. En este lugar te van a evaluar para saber que es lo que pasa por tu cabeza y encontrar una solución.
  • Crees que estoy loca.
  • No Caro. Rafaél me dijo que tienes una depresión y que él no tiene la capacidad para ayudarte, que aquí te podrán ayudar.
  • Vamonos a casa Mateo.
  • No.

Me da lastima verla y un gran dolor observar su angustia pero las cosas no pueden seguir así. Saco las llaves del auto y bajo para enseguida rodear el vehículo y abrir la puerta del acompañante, Carolina vestida completamente de negro mueve su cabeza negativamente rogándome con la mirada, recuerdo a mis hermanos ofreciéndose a acompañarnos en el viaje y mi rotundo no, tuve la loca idea que estaría mejor haciendo esto solo. Logro después de algunos minutos bajar a mi pálida esposa del auto y encaminarla al centro de salud...de salud mental. Dentro nos espera un psiquiatra experto en patologías endogenas quien ya converso con Rafaél, nos entrevistara y decidirá que hacer con ella.

  • Por favor mi amor, volvamos a casa.
  • Carolina tenemos consulta con un gran medico, fue tu primo quien lo busco y no podemos quedarles mal a ninguno de los dos.
  • Pero Rafa entenderá...
  • Vamos a entrar...Vamos.

Y entramos a la consulta, pasamos dos horas con el medico, dos horas de conversaciones y llantos, dos horas para que me confirmara lo que Rafaél ya me había dicho, dos horas para que yo saliera solo de la clínica dejando a mi esposa sedada e interna.

De camino al pueblo paro el vehículo varias veces para maldecir mi destino, para llorar, para pensar y sigo hasta llegar a casa.

Al cerrar la puerta de entrada me golpea la realidad, los niños están revoloteando en la cocina los escucho reír y ahí es donde voy. Al entrar los encuentro llenos de harina y al verme ellos corren como siempre a mi.

  • ¿Qué hacen?
  • Pan.
  • ¿Y mamá?
  • Mamá tubo que quedarse en la ciudad porque esta enfermita, para que los médicos la ayuden.
  • ¿Mañana papi?
  • Otro día, cuando el doctor diga....Ah, pero les tengo una ¡Sorpresa!
  • Sorpresa, sorpresa.
  • Niños los tíos los invitaron a todos a pasar unas vacaciones al campo ¿Quieren estar con tía Milagros?
  • Si,si.
  • Entonces vayan a bañarse, pero antes quiero mis besos.

Los niños, inocentes, me besaron por todos lados. Luego salieron corriendo a sacarse la ropa para su baño.

  • Señor la señ...
  • No diga nada Maribel y deje la masa, necesito que bañe a los niños y les prepare ropa suficiente para unos días, ponga también lo que necesiten para jugar y ese tipo de cosas.
  • ¿El bebe?
  • Para él también necesito sus cosas. Ahora Maribel hágalo ahora.

La veo salir dejando la cocina como campo de batalla, busco lo que necesito y me tomo un buen café me gustaría que fuera algo mas fuerte pero no me puedo permitir tener un accidente por andar de irresponsable. Algunas horas mas tarde estábamos saliendo de casa los niños y yo. Estaba atardeciendo y los niños se quedaron dormidos en el viaje.

Al sentir el auto llegar a destino mis hermanos salieron a recibirnos. Milagros, Amelia nuestra vecina y la abuela de mi pequeña sobrina Adriana se volcaron sobre los niños, despertando a los gemelos y dándoles la bienvenida. Los hombres sacaron los bolsos del maletero y entraron a la casa sin decir palabra, yo aun sentado en el auto miraba todo a mi alrededor hasta que mi hermana con el bebe en brazos me dice con preocupación que a los niños les esperaba una sorpresa en casa y que a mi me tocaba aparentar normalidad y esconder mis demonios.

Bajo del vehículo y me encamino con ella al salón de la casa dócilmente, mis hijos estaban riendo otra vez, entre todos los presentes organizaron una bienvenida con globos, pastel y dulces, mis hijos felices corrían de un lado a otro jugando con su primita, Amelia los invitaba a jugar y crear el caos entre Rosa y Rafaél, mis hermanos estaban en la cocina y ahí por fin me deje caer en una silla con los brazos tapando mi cabeza entre las rodillas.

  • Esta loca, loca...
  • Te dieron algún diagnostico.
  • Si. Recopilo la información que Rafaél le mando con toda la que encontré de otras visitas a médicos...Es bipolar y la tendrá en observación ya que sospecha de una esquizofrenia.

El completo silencio se apodero de la cocina, van varios minutos y no me atrevo si quiera mirarlos, cada uno tiene su propio infierno y la vergüenza se apodera de mi al sentirme un egoísta.

  • Mateo los niños y tú nos tienen a todos nosotros, somos familia, se que por estos días me odias y te entiendo pero siempre debes saber que yo estaré para ti.
  • Milagros no te odio, si supiera que no puedo contar con usted no estarían los niños acá, ni yo. Mañana quiero trasladarme aquí.
  • Tu dormitorio esta listo para ti...y los gemelos.

Conversamos algunas cosas mas y me retiro cuando estoy llegando al auto mi hermano Inti, me pide que espere, sin muchos rodeos como es su costumbre me pregunta que pasa entre la peque y yo, lo miro y le digo que hable con ella. Me voy.

Al volver a casa me voy directamente a mi dormitorio al closet busco mi maleta y comienzo a llenarla con mi ropa hasta que siento que alguien me mira, no puede ser otra que Maribel ya no me queda familia dentro de estas paredes, solo ella que ahora me mira desde la puerta completamente desnuda.

  • No quiero nada contigo, vete.
  • Hace dos noches si quiso algo conmigo.

La dejo de mirar mientras en mi cabeza los recuerdos se clavan como estocadas. Me siento enfermo y mi cuerpo reacciona en forma de nauseas, corro al baño y apenas llego para devolver todo lo que mi estomago tiene dentro. Ojala fuese así de fácil expulsar la rabia y asco que siento por mi mismo y aquella mujer.

Al volver al cuarto ya no esta. Termino mi maleta y me acuesto a dormir pero no pego ojo en lo que queda de noche. De madrugada me meto en la ducha y me visto. Busco algunas cosas de la oficina y me voy a la cocina, de modo que mientras me tomo un café, busco la forma de darle menos tiempo al trabajo y mas a mis hijos, a las siete de la mañana llamo a la clínica para saber como se encuentra mi mujer, sedada, se encuentra completamente sedada luego de una crisis que hasta ahora no sabia que existían.

  • Buen día señor.
  • Maribel ni los niños ni la señora volverán por algún tiempo.
  • No hay problema yo me preocupare de la casa.
  • Tengo entendido que vives en una zona rural, organiza tu regreso a casa para esta semana en la mesa del comedor hay un sobre con tu paga del mes completo y un poco mas por las molestias.
  • Y atenciones.
  • Por lo que quieras, el contrato fue firmado por un mes de modo que ponte feliz.

Tomo mis cosas maleta incluida y me voy a mi trabajo. La gracia de ser el jefe es que uno hace lo que quiere y lo que quiero es tomarme unas vacaciones en la casa de mi infancia con mis hijos buscando el modo de reconstruirme, mientras el mundo se me cae en pedazos.