Mateo (II)
La chica se ha adueñado por completo de la vida del hombre al que domina totalmente, para placer de ambos.
Era obvio que quien tenía la sartén por el mango era Janeth, ya que ella no estaba perdidamente enamorada como Mateo, esto le servía de arma de control y Mateo era consciente de eso pero no hacía nada para evitarlo. Durante las dos semanas siguientes, la holgazanería, se hizo más evidente en Janeth, se pasaba el día escuchando música o hablando por teléfono con sus amigos, Mateo comenzó a preocuparle el futuro de ella, porque parase ser que Janeth había borrado todo tipo de inspiraciones a futuro para superarse y ser alguien en la vida, pero no se atrevía a hablar con ella sobre el tema, porque ella podría tomar una actitud de abandono, por el mero hecho de no complacerlo.
La mañana del lunes, Mateo se encontraba preparando el desayuno, huevos revueltos con mantequilla, los predilectos de Janeth, se veía muy entusiasmado con su tarea, quería que todo quedara perfecto para el agrado de su amada, cuando los huevos estuvieron listos, los colocó en un plato aparte de la arepa, luego sirvió el chocolate y organizó la mesa casi de forma artística, colocando cada cosa con la mayor diligencia posible con el fin de que tuviera un aspecto provocativo, ya se aprestaba a llamar a Janeth para que pasara a la mesa cuando ella se apareció de espanto, tenía una vestimenta que no combinaba nada con la pulcritud de Mateo que se había levantado desde las seis de la mañana para ponerse en la tarea del desayuno, ella tenía puesta una blusa azul ombliguera sin mangas, la cual estaba estampada con unos cerdos color rosa, una pantaloneta blanca con decorado de corazones rojos y unas chanclas rojas con una flor entre los dedos más largos que sirve de separador, su cabellera negra esta recogida con una media velada formando un ridículo copete y sus ojos se encuentran adornados con las secreciones nocturnas ya secas. Se sienta a la mesa sin saludar, Mateo entre tanto la mira con ansiedad a la espera de la reacción por el desayuno, ella mira los huevos y luego mira a Mateo ô¿No hay tostadas?ö Pregunta de forma descuidada ôNoö Responde Mateo ôQuiero tostadas hoy, no tengo ganas de huevoö ---ôPero lo hice como te gustanö dijo Mateo desdibujando el esbozo de sonrisa idiota que tenía en sus labios. ö ¿Y qué quieres que haga? Que te de una medallaö mientras dijo esas palabras tumbó el plato con los huevos al piso produciendo un violento estruendo öNo me trates asíö replicó Mateo, ôTe trato como se me de la gana y con mayor razón hoyö dijo Janeth abriendo sus lagañosos ojos,ö Y ¿ Qué tiene de especial el día de hoy como para que te olvides que yo soy una persona que merece respeto, ôQue el día de hoy tengo ganas de tener sexo contigoö Mateo se quedó petrificado con la respuesta de Janeth y con voz temblorosa preguntó...ö ¿De verdad?, ¿Es en serio?ö--öEs en serioö respondió tranquilamente ella, ô Pero en lugar de estar agresiva conmigo deberías estar dulce para propiciar el momentoö---ö Pues no, porque no quiero que se te suban los humos, ahora es cuando debo permanecer firme y que así te des cuenta que desde hoy se hará mi voluntad, que sepas que yo no soy una de tus prostitutas y que me debes respeto.ö---öPero yo nunca te faltaría al respeto y eso tú lo sabesö----öTodavía no sabes con certeza el significado de la palabra respeto, que va ligada a la obediencia y la veneraciónö---öPero si eso precisamente es lo que siento por tiö respondió Mateo extrañado. ôY así seguirá siendo aún después de conocer mis secretos que serán tu perdiciónö dijo de forma intrigante Janeth ôMe estas asustando Janethö---ö Si no lo deseas lo dejamos así y me largo hoy mismo de aquíö.---ö Sí lo deseoö respondió apresurado Mateo. ô¿Lo deseas mucho?ö--- ôMuchisimo, es lo que más quiero en este momentoö. A Mateo se le veía la ilusión en sus ojos de esperanza, ôBueno desde hoy declaro que entres en el verdadero suplicio del amor, perdiendo toda libertad que tenías antes de conocerme y las pocas que te quedaron cuando yo llegué a esta casa, vas a aprender a dar placer sin que se le de importancia a tus necesidades, no harás nada que yo no te ordene, ¿estamos de acuerdo?ö----öSíö dijo Mateo emocionado, en su interior la incertidumbre se combinaba con cierta satisfacción por haber caído en la relación tan soñada y sin haberla forzado, lo que él no sabe es que esta relación va a ir más allá de su imaginación. ô Bien haremos unas pruebas de obediencia, ya que no hay tostadas, tráeme unas galletas y luego limpias esta suciedad que hice, pero ¡ya! bobo que ese es tu nuevo nombre. Mateo sintiéndose degradado, pero a gusto corrió a la cocina por las galletas, parecía estar concursando en una carrera de observación, cumplió con el pedido de las galletas y rápidamente se fue por un recoge basura para levantar el reguero que Janeth había hecho, cuando llegó con los implementos de aseo Janeth le dijo...öDeja eso, no quiero que lo limpies con la escoba, quiero que lo hagas con la lengua para que los pases al recogedor---öPero hay trozos del plato y podría lastimarmeö. Ella se quedo mirándolo a los ojos por un momento con un trozo de galleta en su boca y de forma calmada le ordenó...öacércateö Mateo obedeció, ôarrodíllateö Mateo se arrodilló, ella entre tanto acercó su boca, aún con la comida sin masticar, casi hasta la nariz de Mateo sin dejar de mirarlo y abriendo sus lindos pero sucios ojos le gritó de forma ensordecedora...ö¡CREES QUE ME IMPORTA!. Al decir esto lanzó de forma involuntaria trozos de comida a la cara de Mateo. ôCon la boca y usa tu ingenio que la necesito para otro propósitoö. Mateo cumplió la orden con sumo cuidado, cada que sentía una esquirla frotaba su lengua cuidadosamente contra el borde de la pala del recoge basuras para evitar hacerse daño, mientras él realizaba la peligrosa tarea, Janeth sólo lo miraba de reojo, prestando más atención a su desayuno. Los dos terminaron al tiempo, Mateo de recoger y Janeth de desayunar, entonces Mateo después de botar en la basura los destrozos volvió al comedor, ella se quedó mirándolo por un momento con las manos en el cuello recostada al espaldar, estirando sus piernas de forma descuidada, luego de un momento se paró y le ordenó a Mateo...öSígueme boboö. Y se dirigió a la sala mientras se quitaba la blusa, él la seguía y su emoción se hizo mayor al ver esa blanca espalda que parecía trazada con regla, el blanco del brasier se perdía en esa tersa piel de porcelana, ella se sentó en la poltrona grande de medio lado para dejar libre la espalda. öQuiero que me bese la espalda de arriba a bajo, con besos suaves y húmedosö. Mateo se sentó en la parte que quedaba libre del sofá y cargado de emoción comenzó a besarla suavemente, dejando rozar por momentos la lengua contra aquella delicada espalda, como quien degusta una deliciosa colombina, de pronto sintió un tirón fuerte en sus cabellos, se trataba de Janeth, que de forma atlética había hecho un semigiro para tomarlo de los mismos. ôNo te dije que me lamieras estúpido, te dije que me besarasö. Y terminó de girar tomándolo ahora de la cara fuertemente, sacó de entre su divina boca sucia la lengua y le lamió la cara. ôEsto es lamerö. Luego con su mano le agachó la cabeza y le propicio un beso en el cuello. ôEsto es besar y es precisamente lo que quiero que hagasö. Al decir esto le dio nuevamente la espalda a Mateo. Mateo estaba que estallaba de la emoción, la saliva de Janeth en su cara la sentía como un manjar delicioso que lastimosamente no se podía tragar, pero que el olor de todas formas le satisfacía, cumplió con su tarea a cabildada, después de quince minutos Janeth se volteó y se recostó perezosamente contra el espaldar a la vez que estiraba sus piernas. ô Ahora quiero que me lamas los pies, pero despacioö. Mateo adoptó nuevamente la patética posición de cuatro patas y con gran cuidado le comenzó a lamer los pies a la dueña de su voluntad, con cada lamida que le daba a esos diminutos pies, sentía que sus genitales querían estallar, pero él no se atrevía ni siquiera a tocarlos por temor a la reacción de su diosa, esos pies aún conservaban el olor a la transpiración nocturna olor que para Mateo era lo más deseable, Janeth lo dejó que se deleitara durante media hora con sus pies, observando maldadosamente como a él le crecía un bulto entre las piernas cada que lamía cualquier parte de su pie, cuando se cansó de eso le ordenó lamerle nuevamente la espalda y después sus bien formadas piernas y ya entrada en calor le dijo....öQuiero que me quites el calzón, deseo sentir tu lengua en mi vaginaö. Mateo inmediatamente y sin poner objeción comenzó a quitarle ese ridículo pantalocito y fue descubriendo unos pantalones interiores de nylon con encajes de flores blancas y entonces su delirio se hizo indescriptible y comenzó a bajarlos igualmente, descubriendo una preciosa obra de arte a la intimidad femenina, se encontraba frente a frente con un oscuro monte de vellos en forma de pino y que en todo su centro pasaba un misterioso camino que él debería recorrer con la lengua, ella con sus dedos decorados con barniz rojo, apartó el monte, mostrando lo que éste guardaba celosamente, se trataba de un hermoso clavel que parecía humedecido con el rocío mañanero, al ver este paisaje Mateo se sintió contento de haber esperado, porque valía la pena y con su cara irradiante de felicidad, comenzó a beber el néctar delicioso que salía de aquella húmeda flor, ella lo dejó que se embriagara con los líquidos de su interior y así la hiciera disfrutar de un delirio delicioso al ver a un hombre entregado a ella con veneración. Jugó con su esclavo un poco, apartándolo cuando sentía venir el subliminar calor y después de una hora dejó que se le escapara un orgasmo de lujuriosa pasión... Mateo al momento que Janeth lanzó el ensordecedor grito de saciedad orgasmica, sentía que sus genitales estallarían y se sintió satisfecho de haber contribuido a ese momento de felicidad en la vida de su dominatriz. Ella entre tanto esperó a que su corazón latiera sin acelere tumbada boca arriba con una expresión de triunfo. Luego de unos instantes se paró como si nada hubiese ocurrido, se puso el calzón, sin mostrar ningún sexapil y luego el pequeño short y se fue. Mateo tuvo que conformarse con su propia mano para amenguar su latente pene.
En los siguientes días Janeth se hizo más cruel y cada que tenía oportunidad humillaba a Mateo para demostrar su autoridad, llegando a tal extremo que él tenía que pedirle permiso para hablar, así no estuvieran practicando el aberrante estilo sexual.
Era evidente que con el pasar del tiempo, Janeth adueñaba más de la situación, pero lo hacía de forma gradual, cada día aumentaba algo, como preparándose para una intención oculta.
Mateo se convirtió en un sirviente de tiempo completo, hasta tal punto que sólo podía salir a la calle para hacer las compras hogareñas y por el dinero de las ganancias de los negocios de sus padres Las reuniones que fuese a tener con sus amigos, requerían de un permiso de Janeth con tres días de anticipación , este hecho obligaba a Janeth a dar explicación a los amigos de Mateo, disculpándolo con alguna mentira, para evitar comentarios que la pudieran perjudicar y en casa los lugares donde ella disciplinaba a Mateo, procuraba porque fueran lejos de las ventanas que dan a la calle, para evitar a los vecinos fisgones.
Así pasaron cinco meses más, hasta que un viernes en la mañana, mientras Mateo esparcía con escénicas aromáticas a su bien amada, ésta le preguntó. ô¿ Cómo te has sentido en estos últimos meses?ö--- ôBien señoraö. Respondió Mateo con la sumisión que ya era característica en él. ô Tú nunca me lo dijiste pero yo lo intuí desde que empezaste a seguir mis caprichos, sí señor se que eres uno de esos desorientados sexuales que les gusta que los humillen, lo que me hace muy feliz hasta cierto punto, no tengo la felicidad absoluta.
Mientras ella hacia estas reflexiones el andrajo de hombre se dedicaba a esparcir el aceite oloroso por su espalda sin pronunciar palabra.öEres feliz cuando te regaño o golpeo ¿Verdad?. Mateo no responde, ella sin abandonar su postura de boca abajo en la mesa de masajes estira su mano y lo agarra de los cabellos pero sin mirarlo y con fuerza lo arrastra hasta dejarlo frente a ella y forzándolo a ponerse en cuclillas para que su cara quede a un nivel más bajo y así poderle hablar desde arriba, con voz iracunda le dice...öContesta maldito renacuajo, que te acabo de preguntar algo.ö Mateo con un gesto de dolor, porque ella aún no lo suelta responde de forma humilde...öyo sólo soy feliz cuando usted es felizö. Pero esta respuesta parece que no satisfizo a Janeth , sin soltarlo se baja de la mesa y lo arrastra hasta el sofá, donde ella se sienta y cuando estuvo acomodada tiró un poco más fuerte de los cabellos de su víctima. ô¿Quiere decir que si deseo golpearte hasta darte muerte tú serías feliz? ¡Responde idiota!. Mateo responde jadeante. ôSi eso contribuye a su felicidad, sí moriría felizö---öeso quiere decir que yo estoy siendo utilizada por tu desorden sociológico, tú no eres el altruista que aparentas ser, simplemente viste en mí la oportunidad para satisfacer tu porquería de aberración, yo te aseguro que si decidiera que no fueras más mi esclavo me tomarías como otra más de tus concubinas ¿verdad?.ö--- ô Si esa fuera su voluntad, igualmente acataría sus ordenes y me convertiría en un hombre del común y mi emoción sería saber que aunque usted me trate con dulzura y yo tenga acceso a todos sus favores, en el fondo yo estaría siguiendo un capricho más de su imperiosa voluntad, la verdad es que nunca dejaría de ser su más devoto servidor.----öidiota, crees que puedes confundirme, yo sé que la única persona que está siendo utilizada soy yo, pero no soy tan estúpida como para ordenarte que seas infeliz porque sé que eso incrementaría tu felicidad y eso es lo que me molesta, lo que tengo que hacer es encontrar el limite entre el delirio y el hastío, entre el dolor y el placer, vas a llegar a un punto en el que la palabra esclavo te va a dar ganas de vomitarö. Al decir estas palabras Janeth se aprovecha de su posición privilegiada frente a la postura degradante que tiene Mateo a cuatro patas, para propiciarle patadas en el estomago. Lo golpea con furia hasta quedar saciada, Mateo cae a los pies de esta casi inconsciente y poco a poco intenta recuperar el aire, pero Janeth acomoda uno de sus pies en el cuello de Mateo como para afirmar su posición de dominadora mientras le dice...öNo creas que yo no calculé también esta situación maldito perro, uno de los secretos que tanta intriga te causa es sencillo, simplemente detesto a los hombres, el por qué lo sabrás a su debido tiempo, no te preocupes que pronto se irá aclarando todo sobre mí. Janeth se paró y retiró su desnudo pie del cuello de Mateo.öArregla las maletas que hoy nos iremos de paseo. Mateo se levantó torpemente, pues aún se encontraba maltrecho por la paliza que Janeth le propició y se dirigió al cuarto de ella a cumplir con el mandato, pero ella le interrumpió el rumbo agarrándolo nuevamente de los cabellos. ôLas mías no torpe, las tuyas, porque quiero empacar personalmente unas sorpresitas para tiö. Al decir esto lo empuja violentamente cambiándole el rumbo.
Mateo termina de acomodar en el montero de Janeth lo necesario para el viaje, que parece será largo por la cantidad de maletas que ella lleva aparte de algunos artículos que de forma suelta le ordenó a él que empacara. Ya en el garaje ella comienza a hacer un recuento para ver si todas las cosas están conforme a su voluntad . ô¿Empacaste las linternas?ö ---öSí, señoraö---ö¿las mantas térmicas?ö----öSí, señoraö ---ö¿las bolsas para basura?ö---öTres paquetes de diez como usted lo ordenó, señoraö. ô¿Mi colección de cds de Iron Maiden?ö---öSí, señoraö---ö¿Todos los implementos de aseo?ö---öClaro que sí, señora, jabón en polvo, jabón liquido, suavizante de ropa, cepillos, estropajos, trapeadoras, escobas, baldes, blanqueador, desinfectantes, todo como usted lo ordenó señoraö.ö¿La comida?---öUna paca de arroz, tres kilos de maíz, cinco kilos de azúcar, seis pares de panela, dos paquetes de pan tajado, dos libras de café instantáneo, cuatro libras de leche en polvo, dos libras de chocolate, cinco latas de frijoles , dos bocadillos, tres latas de jamón, un pollo congelado, dos latas de arberja, dos latas de zanahoria, dos kilos de harina, dos tarros grandes de lechera, dos docenas de huevos, dos kilos de sal, cominos, triguisar, orégano, sal de ajo, clavos de especia, bicarbonato, tres botellas de brandy. Todo conforme a la lista que usted me entregó señora.ö---ö Se te olvidó algo pequeña rataö.----öNo señora, todo está conforme a la lista que usted misma me hizoö.----öPues debiste intuirlo torpe, o ¿con qué piensas que me voy a limpiar el culo? y cuando venga la menstruación ¿qué? ¡ERES UN IDIOTA! corre al supermercado y me traes veinte rollos de papel del más suave, cuatro paquetes de toallas higiénicas y dos cartones de Marlboro.ö Sacó de su bolso tres billetes de veinte mil y los tiró en el piso. ô Recógelos y vete ya por el encargoö. Mateo recogió los billetes y salió como un rayo a cumplir con las ordenes de la tirana mujer, entre tanto ella aprovechó para empacar en el carro unas cuerdas, un látigo, una pistola y unas túnicas blancas. Parece ser que Janeth planea algo más que unas vacaciones .Por la forma como ella está vestida se intuye que van para un lugar en el campo, lleva puesta una blusa sin mangas color blanco, que le hace resaltar sus senos voluptuosos, su cintura de avispa se hace más evidente con unos jeans azules completamente ajustados y unas botas alpinistas que le dan un aspecto de ingeniera de obra, sus hermosos ojos celestes están ocultos tras unas extravagantes gafas oscuras y su voluminoso cabello se encuentra prisionero bajo una gorra negra de béisbol la cual tiene bordado en su parte frontal un demonio, que va muy de acuerdo con el comportamiento de su dueña. Tras haber empacado los elementos adicionales, Janeth, saca de su bolsillo un sobre que contiene marihuana y de la mesa toma un cigarrillo, le vacía la picadura y luego con maestría lo rellena con la hierba, para luego sentarse a fumarlo de forma brusca y con su característico ademán de asmática, ya en su estupefaciente viaje, se sienta en el muro que divide el garaje de la sala, con la mirada clavada en el montero, como si quisiera grabarse cada uno de sus detalles, de pronto se queda petrificada con la mirada ausente, parece que un recuerdo comienza a invadirle la memoria y una lágrima desprevenida se desprende de su retina para luego rodar suavemente por su juvenil mejilla dejando un camino húmedo en ese rostro que ahora parece sincerarse, siguiendo el rastro de esa lagrima se vinieron otras cuantas y así su cara quedó totalmente encharcada por el salado liquido, ella quería evitar que esas gotas abandonaran sus ojos, pero su voluntad no puede contra los recuerdos y este río de sal interno que se desborda obedece más a los últimos. Al verse impotente ante sus emociones su rostro comienza a transformarse de forma artística y la rabia por fin se adueño de sus acciones, permitiéndole así lanzar su grito de desahogo.ö¡Cómo te odié papá, cómo te odié abuelo, cómo detesto a los malditos hombres!, ¡quisiera matarlos a todos!, pero no, es mejor hacerlos sufrir antes, que sientan el poderío tiránico de una mujer, hemos estado sumisas ante estos hijos de la mierda durante muchos años, nosotras somos sus objetos de placer, su aliciente en vicio, ellos se preparan durante años para lograr su sueño más preciado, que es el de tener una linda mujer, nunca piensan estos malditos en tener a una inteligente mujer, no señor tiene que ser linda y además hogareña, fiel y muy sumisa, para que después de que se le acabe la juventud y esté fea por el uso, de fregar, de cocinar, de entregarle su sexo con amor a ese maldito explotador, él se busque una más joven argumentándole que él nunca debió casarse y que el amor de su vida lo acaba de conocer, a mí nunca me ocurrirá eso, porque por encima de la belleza está mi astucia que se alimenta con el resentimiento que siento por estos mal nacidos, yo tengo el poder, poder que estos malditos cuando lo tienen lo utilizan para rodearse de hermosas y estúpidas chicas que se dejan deslumbrar por unos cuantos billetes sucios, pues ahora me sobra el dinero y este mismo lo voy a utilizar para limpiarme el culoö. Mientras decía estas últimas palabras se secó las lagrimas para adoptar nuevamente la postura de dominatriz, un momento más tarde entró Mateo con el encargo que ella le había ordenado. ôListo señora, aquí está todo lo que usted me pidióö.-----ö Muy bien, acomódalas en el carroö. Mateo obedeció y una vez estuvo todo perfectamente acomodado en el carro, él abrió la puerta de adelante y se aprestó a encenderlo, pero en ese momento Janeth se acercó y con un gesto burlón le dijo...ö Correcto, está muy bien, ya está casi todo empacadoö.----ö¿acaso me quedó faltando algo?ö. Pregunta asustado Mateo. ôClaro que sí, tú, ve inmediatamente y tráeme el costal donde guardas la ropa suciaö. Mateo se bajó del montero y puso sus pies en polvorosa para cumplir con el deseo de Janeth y casi con la velocidad de la luz bajó al sótano y vació el contenido del costal de trapo en el suelo, para luego correr a entregárselo a su ama. Janeth, ella entre tanto, lo estaba esperando con la puerta de la parte trasera del montero abierta, su sirviente llega y frena prácticamente en seco frente a ella. ô Muy bien, ahora súbete al carroö. Mateo se sube. ô Ponte de rodillas y agacha la cabeza, entrégame el costalö. Al entregárselo, ella encierra a Mateo en el mismo, como él era más largo que el costal, con golpes lo obligó a encoger las piernas, luego tomó un trozo de cuerda y lo cerró con un nudo ciego. ô Espero que disfrutes del viajeö. Le dijo riéndose, mientras cerraba la portezuela de un golpe seco.
Mateo lleva más de una hora encerrado en el costal, siente una incertidumbre por saber a dónde lo llevará Janeth, pero aprovecha que está lejos del alcance de la vista de la joven voluntariosa, para esbozar una sonrisa de satisfacción, porque realmente, él sí está viviendo una situación soñada por mucho tiempo, parece que se siente feliz de ser maltratado por la feroz mujer, él se imagina que en este momento lo lleva a algún lugar donde podrá azotarlo libremente durante unos días, para después darle a conocer su gran secreto que él se imagina que es simplemente que ella en medio de su juventud le encanta ver como un hombre se entrega a su capricho, según eso ellos serían la pareja correcta porque él se siente pleno sirviéndole a ella, en estos últimos meses, para Mateo dios es simplemente la voz de Janeth , de la cual él toma los insultos como unas dulces caricias. A pesar de los excesos de Janeth, Mateo cree que esto todavía se trata de un juego erótico que ella decidirá cuándo acabarlo. En su pasado como don Juan o el poderoso dueño del negocio, nunca hubiera podido experimentar las sensaciones sentidas en el presente, es una emoción que sólo pueden sentirla los humildes y los pobres de espíritu, que es la posición de Mateo en la actualidad, humilde porque el orgullo lo dejó para su historia y pobre de espíritu porque él se está dejando llevar por la corriente, en la actualidad tiene que esforzarse físicamente para poder cumplir con las peticiones de su objeto de deseo, pero el desgaste intelectual lo está haciendo ella que es quien tiene que tomar todas las decisiones, en este orden de ideas es donde la ventaja del amo queda en entredicho, porque el amo es quien está generando una dependencia absoluta del esclavo, claro está, teniendo este la facultad de cambiar de esclavo en el momento en que se le antoje, pero en está sociedad moderna las posibilidades de conseguir un esclavo son casi nulas, es decir, que Mateo está jugando con ventaja y Janeth se está mal acostumbrando tanto que más adelante no será capaz de cambiarse los calcetines ella sola, por lo menos eso es lo que Mateo cree.
Por fin se siente detener el carro, por los sonidos que se alcanzan a percibir parece que se trata de un lugar muy tranquilo, Mateo alcanza a escuchar la voz de Janeth dando unas indicaciones, él presume que se trata de una finca por lo que Janeth le está preguntando a su interlocutor...ö¿cuándo fue la última vez que limpió la piscina?.----öAyer señora y también le limpié el garaje, si le provoca cocinar con leña en lo que era la pesebrera le dejé unos troncos cortados y en el cuarto útil de la cocina le acomodé las dos pipetas de gas y además le instalé unaö. ô¿Le compró el cuido a Bizcocho?ö--- ôClaro que sí señora, ese perro está como una fierita, le esta tirando hasta la sombraö.---ö Y, ¿será que me reconoce?ö---öVenga la llevo donde él para que se relacionen otra vez, pero yo creo que él sí la reconoceö.---öEsta bien y de paso para que cuadremos a ver cuánto le debo, también lo de los tiquetes para Medellín que eso es otra cuenta.ö Y en esta conversación Mateo sentía cómo las voces se iban alejando hasta escucharse solo el trinar de los pájaros, ahora sí esta seguro de que se trata de una finca y también de que la estadía va a ser larga. Mateo no se preocupa por los negocios, pues el hombre que está encargado de los mismos es de confiar y además desde que está cumpliendo con su sueño, la única responsabilidad para él es ser feliz sirviendo, hecho este que va en contra de la naturaleza de un hombre emprendedor que con los antecedentes de Mateo esta situación es deslucida, es que es antinatural que un hombre se sienta feliz forjando su propia decadencia. Pasada media hora Mateo escucha a Janeth despidiéndose del supuesto mayordomo. ô Don Alcides, muchas gracias y no olvide regarme las plantas, cuando vaya a salir deja la puerta con llave, que en prado roban muchoö.---ö¿Segura que no quiere que le ayude a bajar las cosas del carro?.---öNo, tranquilo, y vayase ya que lo coge la noche por aquíö.---öBueno, hasta luego y que la Virgen la acompañe señora, si tiene algún problema me llamaö.--- ôGracias, hasta luego y salúdeme a su señora ö.Pasó un instante antes de que Janeth se aprestara a abrir la portezuela del carro, sonido que a Mateo le causa alivio, pues lleva mucho tiempo haciendo las veces de bulto, a sus pies siente el ruido que produce una filosa navaja al cortar la cuerda que ata el bulto, y la voz de ella diciéndole que puede salir se le torna como un premio a su tolerancia, al quitarse el sucio costal el sol golpea sus ojos a la vez que siente que lo invade una frescura agradable contraria al calor que sintió en el encierro. Apenas pudo estabilizar su visión y ver el hermoso paisaje de contraste verde y azul comenzó a estirar sus extremidades al tiempo que sus ojos descubrían una cabaña digna de ser modelo para una postal, en madera, con techo clásico en forma de triángulo con otros dos triángulos más pequeños, hablando proporcionalmente porque la construcción es grandísima, que parecen ser habitaciones y cada uno de ellos tiene unas ventanas con puertas de alerones que se abren hacía afuera, los aparentes troncos que hacen las veces de paredes se ve que fueron taponados con toda la tecnología necesaria.
Mateo siente que la emoción le invade el alma, pues salir de la ruidosa ciudad, donde la intimidad no es un privilegio, porque no falta el vecino curioso o un amigo que le pregunte la causa de su descuido, a un lugar de fantasía como éste donde los únicos testigos de su enfermizo idilio son los pájaros, las ranas y todos los habitantes de este paisaje natural, que afortunadamente no saben hablar , es un lujo que él pocas veces se había permitido y menos con una chica tan divina como Janeth, a cumplir caprichos eróticos.
Janeth, ordena a su súbdito que baje las maletas y como ya es costumbre comenzó a dirigir la ubicación de los enseres, en el nuevo espacio para su reinado. Después de que todo quedó perfectamente acomodado, pidió que le prepararan el almuerzo, pues el medio día ya se daba en su plenitud.öPrepárame unos frijoles con zanahoria, pero solo media lata, que la otra quiero que la guardes porque hoy no almorzarás.ö--- ôPero, ¿ qué hice para que me castigue de esta manera señora?.---öNada, sólo que quiero imponer mi voluntad, quiero que te des cuenta que la única persona que va a disfrutar de la estadía aquí soy yo, tu deberás pasar todas las incomodidades necesarias como para que se ratifique tu inferioridad, ahora ve a hacer lo que te ordené mientras yo me doy un chapuzón en la piscina.ö
Mateo se apresuro a cumplir con su tarea culinaria, cuando ya tenía listos todos los implementos para dar comienzo a su labor, Janeth entró en la cocina con su traje de baño puesto, era un traje que por su tamaño no le dejaba casi nada a la imaginación, pero que hacía que se viera ese divino cuerpo en todo su esplendor. Los pechos estaban semicubiertos con una pequeña tira con un nodo en la mitad que marcaba la división y un diminuto triángulo cubría su virtud femenina, todo el conjunto en un azul eléctrico que le daban a la tela un aspecto metálico. En una mano traía un delantal blanco de rosas rojas y un pequeño gorro de encajes,ö Ponte esto, no quiero que la persona que se va a encargar de mis alimentos, no este cumpliendo con las normas elementales de higiene.ö----öPero ese atuendo es para mujeresö. Dijo Mateo indignado. ôNo me discutas y obedece, que tú te vistes como yo diga, ah , otra cosa, que no me entere que comiste algo porque te pesa.ö----öPero...ö----öNingún pero, a callarö. Estas frase la dijo mientras le entregaba las prendas al incomodo sirviente, se cruzó de manos como una mamá mandona mientras Mateo se ponía el ridículo atuendo, que por cierto no le combinaba con sus jeans azules y las botas de vaquero que traía puestas, ella se quedó mirándolo por un momento y lentamente de forma progresiva fue soltando una carcajada, que cada vez se hacía más intensa, Mateo entre tanto se miraba a sí mismo con disgusto, pues sentía que se había convertido en un bufón, mientras ella se reía teniéndose la boca del estomago, a tal punto que tuvo que salir de la cocina gritándole entre sollozos de risa desde afuera. ôNo eres nada Mateo, ja, ja, ja...ö. Mateo vio cómo se alejaba ella para la piscina, desde la barra tipo americano de la cocina que da a la sala que esta a su vez tiene un inmenso ventanal que deja ver la piscina desde el interior de la casa. Todavía con la rabia reflejada en su rostro él termina de preparar el almuerzo y aprovechando que Janeth no se ve por los alrededores, se come un trozo de carne que preparó extra con un pan y un poco de limonada, pero su poca fortuna se hizo notar justo cuando se estaba masticando el último pedazo de pan, una tosecita de que es lo que pasa aquí, le llamó la atención, se trataba de Janeth que se encontraba parada justo a sus espaldas en la barra de la cocina, Mateo voltea angustiado y con voz temblorosa le dice estas palabras a Janeth. ôHola, solo fue un bocadito y nada más.ö Janeth sin dejar de mirarlo, se comienza a secar el cabello con la toalla y de forma calmada le dice. ôSírveme el almuerzo que luego arreglamos cuentas.ö Parece ser que Mateo se salvó momentáneamente de la reprimenda a causa del hambre de su señora. Ella toma los alimentos lentamente, cada que se manda una cucharada a la boca, Mateo siente que su incertidumbre se acrecienta, pero esto él lo disfruta, pues ya sabe que se ha hecho acreedor a un castigo y esta es una idea agradable dentro de su extraña fantasía. Al terminar de comer ella le dice indiferentemente a Mateo. ôTráeme los cigarrillos de mi bolso.ö Esto es decepcionante para él, pues ya se estaba imaginando el susodicho castigo, aún así cumplió con la orden, cuando entró con los cigarrillos a la sala, notó que ella se había regresado para el borde de la piscina a tomar el sol, entonces se desplazó hasta allá y le entregó los cigarrillos con el encendedor. ô¿Algo más?ö le pregunta él como con la intención de refrescarle la memoria a la calmada mujer.öNo, gracias, si necesito algo yo misma lo tomaréö Mateo intrigado por la extraña actitud de ella, intenta provocarla. ô¿Puedo bañarme en la piscina ?ö----öHaz lo que quieras, yo en el momento sólo quiero darme una siestecita.ö Mateo desconcertado insiste. ô¿Segura de que eso es lo que quiere? ----öSegura, ahora déjame dormir por favor, ah, y no vuelvas a usar ese delantal, se te ve ridículo .ö ahora Mateo sí siente que su fantasía esta siendo ignorada, entonces se sienta en el suelo, a los pies de Janeth y detalla con la mirada ese cuerpo de mujer, sus ojos recorren cada cicatriz en la piel de esa musa y como en muchas ocasiones, quisiera saber qué piensa ella con respecto a él, si realmente lo odia o es por seguirle el juego erótico, tal vez sea sádica realmente y por eso se siente atraída por él de tal manera que decidió traerlo a este sitio, para gozar de sus placeres más ocultos durante un tiempo y en plena libertad, para después volver al tormento natural de la ciudad, donde le puede dominar, pero con cuidado de no ser vista por ninguna persona que la pudiera denunciar ante las autoridades, pues en la actualidad existen reprimendas jurídicas contra la violencia intrafamiliar . Y ella parece ser consciente de esto, pues le queda suficiente tiempo para ver noticias en la televisión.
Mateo después de pasada una hora, decide meterse en la piscina totalmente desnudo, esperando ser sorprendido por Janeth al momento de despertar, y evidentemente ella despierta, él lo advierte, entonces hace una exhibición de nado de espaldas, con la intención de provocar su furia, pero a ella parece agradarle el espectáculo y se sienta en el borde de la piscina para ver mejor el sensual hombre, que de forma inconsciente en eso se había convertido, en una mera atracción erótica, enciende un cigarrillo y esboza su tradicional sonrisa plateada, Mateo al no encontrar reacción negativa en ella prueba cambiando el estilo por nado libre, haciendo el giro en cada extremo de la piscina, dejando ver a la perfección su blanca y escuálida nalga, que parece ser nunca ha sido tocada por el sol, al igual que el resto de su pálido cuerpo, pero ella en cambio de furia comienza a aplaudir. ôBravo, ¿sabes cuanto daría una vieja reprimida de la alta sociedad por apreciar sin hipocresías un espectáculo como este? ¡Millones!.ö Mateo, se da cuenta que sus esfuerzos en el agua están siendo fallidos, entonces se sale de la piscina justo por el lado donde se encuentra sentada ella para intentar irritarla. ôOye Mateo, ¿te han dicho que tienes un cuerpo que derretiría a cualquier mujer? Claro que te hace falta un poco de bronceado y otro tanto de músculo, pero no te preocupes que aquí lo obtendrás, hay mira tu cosita se puso pequeñita y arrugada, debe ser por el frío, pero de todas formas te ves como una escultura de un dios griego.ö Él, al verse sin alternativa le pregunta...ö¿Quiere brandy?----ösí, espera voy por élö----öyo también quiero, pero es mejor tomarlo adentroö----ö tienes razón, ya me estoy carbonizando aquí.öResponde Janeth. Este cambio repentino parece estar irritando a Mateo, pero estratégicamente se comienza a adaptar de forma que ante los ojos de ella, él no se vea afectado. Entran a la casa y él se tumba perezosamente en el cómodo sofá , dejando que Janeth busque el brandy, a su regreso, trae el brandy y dos copas, él le recibe la botella más no las copas, destapa la botella y se toma un gran sorbo de la misma. ôTe gusta a pico de botella, qué varonilö---ö¿Quiere?ö pregunta Mateo ofreciéndole la botella. ôSí, pero deja de tratarme de usted.ö---öComo quieras.ö Responde Mateo, con la firme intención de que se note su tranquilidad. Ella igual que él desprevenido hombre, se toma un gran sorbo y con la mirada de un anciano morboso sigue recorriendo el cuerpo de Mateo con sus celestes ojos, parece que esas delgadas piernas velludas le agradan, entonces se sentó en un borde del sofá y con delicadeza comenzó a acariciarlas , pasando suavemente su mano por ese desordenado monte de pelos. Mateo se torna asombrado. ô¿Qué estás haciendo?---ö¿Te desagrada?ö---öNo, sólo me extraña un poco tu cambio de actitud.ö---öNo te asustes, lo que quiero es tener por un día a un hombre de verdad, que pueda decirme lo que piensa, la vida como ama se torna escasa de dialogo y yo como todo ser humano necesito charlar en algunas ocasiones.ö----öMe lo hubieras ordenadoö----öEso sería imponer mi voluntad a un sirviente y como te dije quiero un hombre independiente, capaz de expresarse por sí mismo.ö-----öNo me parece natural ese cambio.ö----öVamos, deja de verme como tu objeto sexual por un momento.ö----öNo juegues, que tú sabes muy bien que el objeto aquí soy yo.ö----öSi tú fueras el objeto, no estarías esperando a que te domine o castigue para sentir cosquillitas en tu cosita, que es precisamente lo que te provoca un delirio de placer, ¿o acaso crees que yo no lo sé ?. Mateo se incorpora, toma otro sorbo de brandy y coloca la botella en la mesa, prende un cigarrillo mientras piensa en la respuesta, espera por unos segundos y contesta. ôClaro que yo sé que tú lo sabes, pero también sé que tú detestas a los hombres y por ese motivo no me parece natural tu repentino cambio.ö---öEso lo dije por darle argumento a tu fantasíaö. Responde Janeth dulcemente y continua ôes una forma de disfrutar viendo cómo tu rostro cambia a un gesto casi de clemencia.ö---öQuiere decir que tú disfrutas también haciéndome sufrir.ö---öClaro, eso nunca lo he negado, de lo contrario nunca lo haría, pero eso no quiere decir que deteste a todos los hombres.ö Al decir estas palabras acaricia el rostro de Mateo con la ternura que le tiene una madre a su bebé. ---öPero ¿por qué te tomaste la molestia de traerme hasta aquí, para luego cambiar de actitud?ö----öSe supone que no deberías cuestionarme, pero no te preocupes, si deseas puedes regresar a la ciudad.ö---öNo se trata de eso, como te dije en la mañana, sé que este cambio es sólo otro de tus caprichos, es más voy a seguirte la corriente y si quieres un hombre que no acceda a tus deseos, así se hará.ö----öNo te excedas mucho en tu personaje, que de repente puede gustarme más que el gusano que se arrastra a mis pies pidiendo un poco de humillación.ö La respuesta de Janeth hace dudar a Mateo, entonces no sabe si liberarse del todo y hacer su propia voluntad, contradiciendo todo deseo de Janeth o simplemente acceder a este nuevo capricho sin cometer un exceso que podría darle fin a su fantasía. Janeth entre tanto observa el nerviosismo de Mateo, reflejado en un jueguito que hace con sus dedos de las manos, consistente en juntar las yemas de sus diez dedos y haciendo que se den golpecitos mutuamente los dos del centro, entonces decide ayudarle un poco a tomar la decisión adecuada a sus intenciones. ôNo te compliques por cosas que de repente no tienen mayor trascendencia y disfruta de el momento, a lo mejor dependiendo de tu comportamiento puedo volver a la Janeth fría, por lo pronto te invito a que nos fumemos un poco de jardín para relajarnos mejor.ö---öla verdad es que nunca he fumado hierba. ô----öLo harás por complacerme, vamos, no te hagas el puritano, de lo contrario me voy a ver como una corruptora de mayores.ö Así Mateo accedió y después de que ella armó con su estilo casi artesanal el natural cigarrillo, lo encendió y como si fuera la pipa de la paz, comenzaron a aspirar a grandes bocanadas....
Esta historia continuará.