Mateo el viejo vecino se cepilla a mi mujer
La ausencia de unos dias de mi padre, es suplida por aquel viejo vecino que andaba al tanto de los polvos de este con mi mujer, ocupando su lugar y de que manera ...
Se había marchado mi padre unos días a correr una media maratón fuera de la isla, y andaba mi mujer recuperándose de sus embestidas, pues este la tenía cosida a pollazos tanto día como noche, pues ya ocupaba sitio con nosotros en la cama y era uno más en el tema del sexo aunque para ser sincero era el protagonista principal, pues follaba más a mi mujer que yo, ya que había noches que era el que se la calzaba y yo acaba con alguna paja de turno o una mamada por parte de mi esposa.
Salí al jardín y me saludo mi viejo vecino Mateo que andaba con toda seguridad informado de nuestras aventuras pues su dormitorio pegaba con el nuestro y era imposible no escuchara las fiestas que allí nos teníamos, además mi padre no se cortaba ni un pelo y muchas veces en el jardín manoseaba a mi mujer.
De hecho me comento picaronamente que donde se había ido mi Padre que hacia un par de días no lo veía ni lo oía, yo le informe que había salido unos días fuera pero volvería, comentando el que bueno ahora descansaría mi mujer, pues menudas fiestas nos montábamos los tres,. Pues había noche que no pegaba ojo oyéndonos en la cama.
Me quede un poco cortado con sus palabras pero me reí y le dije que bueno intentábamos pasarlo lo mejor posible y si era entre familia mejor que mejor, que la vida son dos días y hay que disfrutarla.
El riendo picaronamente nos dijo que era cierto que ahora a sus 70 años añoraba esas noches locas con su difunta mujer, y que algunas había tenido que calmarse a mano escuchándonos pues a veces los gritos de mi mujer lo ponían cardiaco.
Yo le dije que parecía aún se conservaba bien, que porque no se buscaba un ligue, a lo que respondió que alguna vez que otra lo hacía pero no todo lo que deseaba, ofreciéndose igualmente por si alguna noche yo necesita ayuda.
Le dije que tendría en cuenta ese ofrecimiento, tocándose el fuertemente en su enorme bulto que ahora con el pantalón corto parecía haberle crecido con la conversación, diciéndome que no defraudaría a mi mujer que allí había madera de caoba de la buena. Yo me reí y en eso apareció mi mujer que parecía haber escuchado algo de la conversación.
Está riendo picaronamente y mirando a su paquete que ahora marcaba una erección, le dijo cálmese Mateo que no sea le dé un yuyo con estos calores y esa calentura.
El ya en el juego le dijo, lo que te iba a dar con el permiso de tu marido es un buen meneo de los que te da tu suegro, que seguro te dejaba bien llenita y contentita.
Nos reímos los tres pues el tema estaba calentándose a pasos agigantados y más cuando mi mujer sin miramientos le dijo, yo no quiero palabras quiero hechos, y mirándole a su paquete que ahora el apretaba con su mano marcando las dimensiones, le dijo, anda pase que le voy a calmar un poco... bueno pasen los dos mejor.
Pego un salto el viejo detrás de mi mujer y ya subiendo los pequeños peldaños de la escalera que separa el jardín, le dio un azote cariñoso en el trasero a la vez que le dijo, venga que te voy a poner a caldo bien.
Yo subí tras ellos y al entrar en el salón, el viejo ya andaba con el rabo en la mano fuera del pantalón, mostrando unas dimensiones que me hizo encoger casi el mío, pues tenía allí otro que se iba a follar a mujer y también la tenía más gorda y grande que la mía.
Mi mujer lo miro y relamiéndose le dijo que no espera aquel regalo del cielo, pues menudo paquetón tenia, el agradeció el cumplido mostrando eufórico sus enormes huevos peludos que lo cierto colgaban bien pero al ser tan grandes no desentonaban de aquel pedazo de polla venosa que apuntaba al frente sorprendente por su edad.
Se quitó mi mujer la ropa con un pequeño baile sexy y la polla del viejo palpitaba con los movimientos de ella, lanzándose a morderle los pechos cuando ella se quedó quieta, a la vez que mi mujer le agarraba con desesperación aquel pedazo de rabo que no tardo nada en comenzar a devorar.
El viejo ante las acometidas de mi mujer y su boca se dejó caer sobre el sofá mientras ella se la comía con avaricia, chupándole los huevos con ansia, haciendo que Mateo gimiera como un becerro en celo.
Yo andaba empalmado también y me puse por detrás a sobarle el coñito mientras ella comía, mostrando mi empalme a los dos para decirles que también quería follar con ellos.
Mateo riendo me dijo que parecía mi mujer prefería un buen embutido a mi dura salchicha, viendo que me superaba con creces en longitud y grosor, pues creo andaba a la par de la de mi viejo incluso me pareció algo más larga.
Cuando vio mi mujer que estaba dura como una roca, se puso sobre el mostrándole su coñito mojado al que previamente retire yo mis dedos, resoplando el que ahora guiaba con sus manos en sus nalgas para sentarse sobre su polla.
Yo no me ande con miramientos y metiendo mi mano por debajo agarre aquel pedazo de polla y lo guie hacia el conejo , restregándole la cabeza gorda y rosada por todos los labios de aquel mojado sexo, resoplando el, a la vez que decía, como me gusta me agarres la polla y se la metas a tu mujer, sigue así cabroncete que ahora me la voy a follar delante de ti para que veas como goza con un macho ibérico de los buenos.
Guie la cabeza y mi mujer se dejó caer sobre ella, metiéndola poco a poco, pues el grosor era para pensárselo, gimiendo mientras agarraba los pelos blancos y abundantes de su pecho, hasta sentir que ya la tenía toda dentro.
Yo ya había retirado mi mano y ahora la deje sobre los enormes huevos que colgaban apoyados sobre el sofá mientras mi mujer sobre el cabalgaba.
Lo hacía despacio disfrutando del momento, mientras lo besaba ahora con pasión y desenfreno, sobando al viejo con besos de agradecimiento por tan rica monta que estaba recibiendo.
Se corrió y él lo celebro con unos azotes en el trasero a la vez que me dijo, ves cabroncete como goza conmigo, de ahora en adelante tu padre y yo vamos a dar cuenta de ella, ya verás cómo te la sosegamos a pollazos y luego tú te la follas tranquilamente.
Las palabras del viejo me estaban poniendo caliente y sin ningún miramiento me puse por detrás empujando a mi mujer sobre el pecho del viejo para guiar mi polla a su culo y metérsela poco a poco.
Ahora ella agradeció la doble penetración y el viejo riendo me volvió a decir, joder que pedazo hembra tienes aquí, volviéndole a decir antes de besarla, cabalga nena cabalga que aquí hay madera para rato y para lo que quieras, que ahora después te voy a poner a cuatro patas que es la postura que me gusta para correrme y que vea tu esposo una buena follada y una buena corrida en ese coñito rico que tienes.
Yo andaba más encendido que mi esposa y tras unas embestidas le solté todo en su trasero, riendo el viejo al ver mis espasmos, que casi se hace simultáneos a otros de mi mujer que ahora se quedaba casi sin fuerzas tras correrse nuevamente allí clavada.
La saque y parte de mi leche se derramo sobre los huevos del viejo, que reía picaronamente al retirar a mi mujer de su rabo a la vez que la posiciono a cuatro patas sobre la alfombra para ponerse por atrás y agarrando su rabo todo brillante y mojado se lo endoso de una dura estocada que hijo gritar a esta fuertemente.
Pensé la desgarraba pues el grito fue desgarrador pero tierno, y ahora agarrándola levemente por los pelos, lo cierto con cariño y cuidado, empezó a mover su cadera metiendo y sacando aquel tronco venoso que hacia aflojar las rodillas de rebeca.
No me podía creer que a los 70 años aquel viejo follara tan bien y con tanta vitalidad, a la vez que me decía… mira como goza tu hembra vecino, mira como le gustan las buenas pollas, que lo sé con certeza pues cuando tú no estás tu padre la pone bien a polvos.. Que se la folla a diario y ella le pide más y más, pero tranquilo ahora tiene ayudante y le voy a dar todos los días sesión de polla con tu padre.
Yo casi estaba duro otra vez y acababa de correrme viendo aquel polvazo y más cuando acelero aquel abuelo para comenzar a poner rígida su espalda a la vez que miro al techo cerrando los ojos mientras por su enorme verga escupía a buen seguro leche a raudales, pues mi mujer estaba loca diciéndole si si más riégame mas mas mas ...
Paro tras las últimas estocadas y se quedó apoyado sobre ella para recuperarse, sacando al final aquel enorme pollon que rápidamente se puso morcillón, y más tras la impresionante corrida que había tenido, pues al sacarla salió parte de lo que había depositado y por la cantidad derramada , allí había una buena lechada, me había superado con creces en cantidad.
Se tumbó mi mujer rendida boca arriba y el ordenándome me dijo, ve y cómele el coño ahora con mi leche que veras que rico esta, anda que después se lo voy a comer yo cuando lo hayas limpiado bien.
Yo como un sumiso obedecí al viejo y limpie todo el conejo aquel de la leche que le había puesto, y lo cierto es que mi mujer disfrutaba de aquella limpieza pues se puso a tono rápidamente, quitándome el enseguida cuando la vio caliente, a la vez que me dijo, deja que ahora voy yo, y tú ahora mámamela un poco que se te gusta y así me la mantienes en forma.
Volví a obedecer y retirándome deje que él le comiera el conejo al que pronto le saco otro orgasmo, mientras yo chupaba y degustaba su morcillona polla que ahora me parecía enorme en mi boca, a la vez jugaba con su pelotas, agradeciendo el aquel buen servicio.
Acabamos al poco pues temí se le pusiera dura y diera cuenta mi también, pasando mi mujer a ocupar mi puesto y chupársela otro rato, si bien ya no le saco más nata, diciendo el que se reservaba para después de comer que la volvería a follar otra vez.
Y lo cierto es que así lo hizo .. Y como la follo otra vez.. Aun siento y oigo los gritos de placer de mi mujer cuando se la endoso por atrás...