Matacrisis (4, Darío)
Un largo día, lleno de tensiones y mirones, termina en una noche interesante con Vanessa.
Aconsejo leer antes:
- Primera parte: http://www.todorelatos.com/relato/70574/
- Segunda parte: http://www.todorelatos.com/relato/72792/
- Tercera parte: http://www.todorelatos.com/relato/77053/
La vida transcurre apaciblemente para una familia madrileña de clase acomodada hasta que la crisis económica empieza a afectar a las consultas del matrimonio de psicólogos formado por Sergio y Rebeca.
Sergio se ve obligado a aceptar un trabajo muy especial que podría salvarles de la crisis… o quizás los arrastre en una espiral de dudoso final.
Mientras, los hijos de la pareja, Camila y Darío andan despreocupadamente ocupados en asuntos que casi parecen de un mundo aparte.
DARIO
Detestaba llegar tarde… aunque la verdad es que cuando estaba en el coche con Vanessa en realidad no le importaba demasiado porque así podía disfrutar más de ella en solitario. No es que fuera posesivo, pero a veces le parecía que ella pasaba de él la mitad de los días. Un día estaba salvajemente pasional al rato parecía que la hubiesen cambiado el chip, mostrándose más contenida a pesar de que él veía la lujuria en sus ardientes ojos. Así que los días que la veía desatada prefería tenerla para él solito… y justo después de dos días de apenas unos roces, hoy que se la veía con su lado más animal despierto, resulta que habían quedado con su hermana y su novio.
Ya en el primer semáforo en rojo que les tocó, le empezó a tocar el pantalón por los muslos en rumbo a su cremallera. En el tercero, ya tenía su mano acariciándole el paquete y en el quinto semáforo deslizaba su mano por el interior hasta lograr sacarle el pene… así que Darío procuraba no pisar el acelerador y escogió un par de desvíos incorrectos para dar un pequeño rodeo.
Cuando estaban dando la vuelta en una de las glorietas del Paseo dela Castellana, Vanessa se inclinó sobre su pene y empezó a lamerle de arriba abajo su duro miembro haciéndole entornar los ojos de placer.
De la breve ensoñación le despertó el claxon de los coches al ponerse en verde el semáforo… y se dio cuanta que no era el único. Al coche de su izquierda también se le había olvidado ponerse en marcha, con el conductor más preocupado de babear mirando la escena que del color del semáforo.
Cuando ya estaban llegando, se dio cuenta entre medias de la mamada que volvía a hacerle Vanessa, que el conductor de antes, un hombre pelirrojo con la nariz torcida y que debía rondar los treinta y tenía una cara llena de pecas al estilo del compañero de aventuras de Harry Potter que tanto la gustaban a Vanessa y su propia hermana, volvía a estar a su altura y no dejaba de mirar las evoluciones de su novia, cuya espalda estaba medio descubierta porque la blusa azul se había salido por encima de la minifalda e incluso desde su posición estaba claro que dejaba ver no sólo parte de la espalda sino también su ropa interior.
No le quedó otro remedio, cuando se puso el semáforo en verde aceleró y empezó a correr rumbo esta vez directo e incluso se pasó un semáforo en el cambio del ámbar al rojo, perdiendo la oportunidad de que la mamada prosiguiera pero no le gustaban los mirones cuando era a él a quien espiaban… sobre todo cuando estaba con Vanessa.
- Anda, Vane, avisa a mi hermana que vaya bajando porque no veo sitios libres –comentó tras dar la tercera vuelta al bloque donde sus padres tenían la consulta.
Sin responder, se notaba que estaba un pelín enfadada por haberla cortado, Vanessa se recolocó la ropa y mandó el mensaje.
- Párate ahí en doble fila, que voy a buscar a tu hermana… -y según se bajaba del coche, añadió con un guiño- … cabroncete, esta noche me pagarás lo de antes…
Estaba deseándolo.
Llevaba un par de minutos esperando cuando pasó un coche a su lado y dio la casualidad de ser del mirón pelirrojo, que encima le guiñó un ojo mientras pasaba… ¡qué casualidad y qué desfachatez!.
Tuvieron que pasar otros cinco minutos mientras esperaba en la doble fila antes de que apareciesen su hermana y Vanessa, agarradas de la mano.
Se sobresaltó al darse cuenta de que su hermana no sólo llevaba un vestido ceñido y sexy, además transparentaba lo justo como para que cuando llegaron a su altura se diese cuenta de que si sus pezones se marcaban de esa forma era porque no llevaba sujetador. Entre lo que había pasado en los semáforos y esto, nuevamente tenía la polla levantándose… por suerte los pantalones sólo se rompían en las películas y no en la realidad. Normalmente su hermana no le habría ocasionado esa respuesta, pero la combinación de las estimulaciones previas de Vanessa le tenian hipersensibilizado y tremendamente excitado.
De lo que se dio cuenta es de que su hermana estaba rara y tardó bastante en saludarle al subir al coche.
¿Qué le has hecho, Vane?.
Naaaaada... si soy un angelito... jajaja... –respondió ella con una pícara sonrisa.
Llegaron casi veinte minutos después al edificio donde vivía la familia del novio de su hermana pero el viaje mereció la pena nada más abrirse la puerta de la casa y aparecer una de las dos despampanantes sirvientas de la casa, con su vestuario de criada ceñido que demostraba unas curvas perfectas.
Les condujo hasta el comedor, sin que Darío pudiese evitar mirar el culito prieto de la empleada… claro que duró poco su atención a sus generosas curvas, porque en cuanto se sentaron Vanessa atrajo toda su atención con unas intensas caricias en la entrepierna de una forma que no podía concentrarse en otra cosa que no fuera evitar que se notase la erección de su pene, puesto que si ahora interrumpía a su novia quizás se enfadase y luego no quisiera tener una noche... especial.
Justo en el momento en que ya no se veía capaz de resistir más, entró Toni.
- Disculpad, pero estaba terminando de prepararme, pensaba que ibais a tardar más.
También ayudó que justo en ese momento Vanessa se levantó para saludarle.
No pasa nada... aunque Camila tenía algo de sed.
¡Kat!. ¡Kat! –llamó Toni a gritos a una de las criadas, que llegó al poco.
¿No has ofrecido nada de beber?. Anda y trae algo de la cocina... ¿qué queréis?.
Nada, nada de verdad... no hace falta –respondió su hermana.
Como quieras, ¿y vosotros, tenéis sed?.
No –respondió Darío distraídamente, porque Ekaterina justo acababa de ponerse delante suyo de espaldas con ese culito en pompa que el uniforme de criada francesa no hacía nada más que acentuar además de mostrarle unas piernas impresionantes y… vaya momento escogió Vanessa para pellizcarle en el muslo mientras despedía con la mano que no estaba moviendo hacia su entrepierna a la criada y añadía en voz alta:
Tampoco, luego beberé, Darío me va a invitar, ¿verdad, cariño?.
Pues venga, vámonos, pero antes... vamos a saludarnos como es debido –y se adelantó para darle un apretón de manos a Darío, junto a un par de besos a Vanessa y luego dirigirse a su hermana diciendo-. Estás fantástica.
Gracias.
Según se iban, Toni indicó a Ekaterina que ayudase a su hermana gemela Rada en sus labores en la casa y que no le esperasen pronto.
Ya una vez en el restaurante, le tocó sentarse junto a su hermana mientras Vanessa se situaba justo enfrente. La decisión de su novia le pareció claramente estratégica minutos después cuando empezó a notar cómo posaba uno de sus pies en su entrepierna y empezaba a presionarle y masajearle la zona de la entrepierna a la vez que él intentaba adoptar una expresión lo más neutra posible… tanto para que su hermana y Toni no se dieran cuenta como porque sabía que a Vanessa la encantaban los retos. Acertó y ella prosiguió con intensidad sus tocamientos con el pie durante varios minutos, logrando mantener un estado de erección incómoda dentro de los pantalones pero a la vez placenteramente intensa.
Más tarde novia y hermana fueron juntas al lavabo, momento en que pudo admirar ambos tiernos culitos y desnudarlos con la mirada justo antes de que Toni se pusiera en medio al levantarse para cambiarse de sitio a su lado, dispuesto a comentar las últimas novedades futbolísticas.
Pero lo mejor fue cuando volvieron las chicas, se dio cuenta de inmediato que su hermana no llevaba bragas cuando pasó por uno de los focos del local y comprendió por la media sonrisa de Vanessa que nuevamente estaba haciendo uno de sus juegos de exhibicionismo que le había contado que organizaba a veces con algunas de sus amigas. Supuso que entonces ella tampoco llevaría nada debajo y eso le excitó sobremanera. Tuvo que cruzar las piernas para no llamar demasiado la atención, especialmente cuando se sentaron las dos enfrente y no pudo evitar lanzar rápidas miradas intentando ver algo, pero la cercanía a la mesa se lo impedía.
Siguió asintiendo a los comentarios de Toni, mientras pensaba en el juego que tenía enfrente y se lamentaba que estuvieran en un sitio público… y que la pareja de al lado fuese la de su hermana y el novio, porque por un instante se imaginó participando en una pequeña orgía con las dos hembras, lanzándose sobre ellas y desnudándolas, tocándoles los pechos y… ¡no!. Esas ideas no eran correctas, su hermana no era una alternativa, eso quedaba descartado y tenía que dejar de pensar en ella en ese plano sexual como había empezado a tener. Además, cuando Vanessa se ponía en marcha valía por tres y estaba seguro que esa noche se iba a cobrar bien enterito la cabronada de juego que había montado. De todas formas no pudo evitar pensar en cómo lograba que su hermana hiciera esas cosas.
Más tarde fueron al cine y allí no pudo aguantar más.
En cuanto se apagaron las luces y Vanessa le puso una mano en la pierna, no dudó en llevar la suya propia hasta las piernas de su novia y ascender hasta descubrir lo que ya sabía. No llevaba nada. No perdió el tiempo, empezó a acariciarla la entrepierna y separando los labios vaginales exploró con sus dedos el suave, húmedo y caliente coño que le esperaba como un volcán a punto de entrar en erupción.
Poco después fueron sus bocas las que se enlazaron y empezaron una rítmica sesión de besos con los que ocultar los pocos gemidos que dejaba escapar Vanessa, era toda una experta en contenerse y prolongar las situaciones hasta límites insospechados.
No le importó ver que su hermana los observaba, incluso eso le excitaba aún más mientras seguía masturbando intensamente a su novia y mantenían una danza entre sus lenguas cada vez que unían sus labios en profundos e íntimos besos húmedos…
Momento a momento su sed de sexo era más intensa, hubiera podido follarse allí mismo a Vanessa, con su hermana, Toni y el resto de la sala al lado. Creía que iba a reventar, pero justo entonces que notaba que iba a llegar a un primer orgasmo tanto por la forma en que se arqueaba en el asiento como por la fuerza de la unión de su mano con la de su hermana… ¿cuándo se habían cogido de la mano?... justo en ese momento su hermana va y decide ir al lavabo y Vanessa con ella, la típica situación de que las mujeres tiene que ir en pareja al baño.
Se levantó para acompañarlas y para buscar una esquina luego con Vanessa, pero no le dejaron ir, así que le tocó quedarse bastante mosqueado en la sala.
Tardaron bastante en volver y si no fuera porque habría llamado la atención de Toni y para evitar que Vanessa se enfadase, aguantó dentro de la sala. Pero cuando volvieron no puedo evitar darse cuenta, a pesar de estar a oscuras, de que su hermana estaba bastante alterada pero Vanessa se ocupó que dejase de pensar el resto de la película.
Luego estuvieron tomando unas copas y dejó a su hermana con Toni en el edificio de éste, realmente su pene le gobernaba o no habría dejado que su hermana se quedase estando Toni tan claramente borracho.
Estaban en un semáforo cuando Vanessa le sugirió la idea:
Vayamos a tu casa… tus padres no están y me apetece hacer cositas.
Vane… -empezó a replicarla, estaban a la mitad de tiempo de la casa de Vanessa y no entendía porqué tenía que hacer el doble de recorrido porque luego le tocaría llevarla a su casa. Pero una mirada lasciva y su mano sobre su paquete fueron suficientes para que terminasen en su propia casa como ella quería.
Ella subió primero, Darío había olvidado pedirle a su padre las llaves del garaje y ahora le tocó dar un par de vueltas hasta encontrar sitio y Vanessa le cogió las llaves para poder ir al lavabo.
Le tocó llamar al timbre del portal y cuando subió, la puerta estaba entreabierta así que entró directamente en la casa a oscuras y cerró. Parecía una de esas pelis en que aparecería uno de los malos para cortarle en trizas.
Pero no, ahí veía una luz en el pasillo que salía del comedor.
Fue andando intentando no hacer ruido para sorprender a Vanessa, pero la sorpresa se la llevó él.
La luz venía del dormitorio de sus padres y cuando se asomó descubrió que la cama estaba al descubierto, con las sábanas apartadas en el suelo. Vanessa estaba desnuda, justo en el centro de la cama de rodillas y mirándole con una sonrisa muy picante.
Vane, aquí no podemos…
Shhh… -dijo, llevándose un dedo a los labios y le hizo señas para que se acercase- date la vuelta.
La obedeció y escuchó cómo se levantaba en la cama hasta quedar con sus tetas contra su cabeza.
Le puso una venda en los ojos sin que él se resistiese, sabía que a ella le gustaban este tipo de cosas.
Sin dejar de tener sus suaves y deliciosas tetas apoyadas contra la nuca, sintió cómo ella paseaba sus manos sobre su cuerpo antes de empezar a quitarle los botones y acariciarle directamente el pecho.
Luego se bajó de la cama y siguió desnudándole, besándole el cuerpo a la vez. Cuando le desabrochó el cinturón, paró para hacer que pusiera los brazos apoyados en cruz en los postes del extremo de la cama.
Pantalones y ropa interior fueron a la vez hasta sus tobillos, pero no se quejó de la brusquedad porque inmediatamente Vanessa agarró entre sus manos su pene y empezó a lamerlo con la lengua hasta lograr una completa erección, seguida de la introducción de la punta del glande en su boca mientras le acariciaba con una mano la polla y con la otra el escroto.
Poco a poco proseguía la mamada, metiéndose cada vez más su duro miembro en la boca y haciéndole agarrarse con fuerza con las manos para evitar el lógico impulso de cogerla por la cabeza para follarle la boca violentamente.
Siguió varios minutos así, llevándole al límite antes de sacarse su pene de la boca justo cuando él sentía que iba a lanzar su chorro, dejándole una intensa palpitación en la cabeza. Le empujó suavemente con las manos en el pecho y retiró las manos de los postes, dejando que en el siguiente empujón ella le pudiera tumbar sobre la cama.
Le quitó los zapatos, lamiéndole los pies y ocasionándole unas sensaciones nuevas que iban entre las cosquillas y un extraño gusto eléctrico justo antes de sacarle por los tobillos el resto de su ropa y regresar de nuevo a su entrepierna, donde su pene se había quedado medio relajado.
En apenas unos segundos lo tuvo nuevamente empalmado dentro de la boca de Vanessa, que subía y bajaba sin manos sobre su polla en una intensa mamada que lo llevó nuevamente al límite. Otra vez ella se detuvo cuando empezaba a tener las contracciones que anunciaban la salida del chorro de semen.
La cabeza iba a estallarle, pero no se quejó, le encantaba esa sesión de sexo y se olvidó por completo de dónde estaban. Dejó que le hiciera subir por la cama hasta atarle las muñecas con las sábanas a la cabecera y luego volvió a dedicarse enteramente a su polla.
Esta vez no paró y recibió el estallido de su leche en el fondo de la garganta, o eso calculó Darío con los ojos vendados a la vez que se liberaba de buena parte de la presión que tenía en la cabeza por haber tenido que retener tanto tiempo el “lanzamiento”.
Vanessa se levantó y empezó a rebuscar algo, mientras Darío descansaba y se preparaba para la siguiente parte. La oyó coger algo antes de volver a ponerse sobre él. Empezó a acariciarle el pene y a darle lengüetazos ocasionales hasta lograr que volviese a tener su polla completamente erecta de nuevo, cuando estaba en plan animal no paraba.
Pasó un buen rato pajeándole la polla con la mano hasta que notó que cambiaba de posición y pronto comprobó que se situaba encima. Notó cómo la punta de su glande rozaba ese rico conejito que ella tenía, incluso sin verlo recordaba su textura en contacto con su pene. Pasó unos minutos jugueteando a dejarse follar sólo con el extremo antes de dejarse caer de golpe y empezar un violento sube baja sobre su endurecido pene. Y mientras esto sucedía, la oía teclear en el móvil como si fuese lo más normal del mundo estar haciendo el amor en la cama de los padres de él y mandar un mensajito de móvil.
Cada vez más rápido le cabalgaba, estrujándole su pene entre las calientes paredes de su vagina y golpeando sin piedad contra sus huevos al completar cada movimiento. Con ese ritmo endiablado al final no tardó demasiado en llegar a una nueva eyaculación que coincidió con el primer orgasmo de la noche de Vanessa, que aún permaneció con su pene dentro un buen rato incluso cuando empezó a decaer la erección y encogerse para descansar antes del siguiente round.
Siguiendo el ritual que sólo ella entendía, besó en los labios a Darío antes de proceder a besar tanto su pene como su escroto y nuevamente subir rozándole el cuerpo para volver a besarle en los labios. Era una extraña costumbre que cumplía a rajatabla cuando él eyaculaba dentro de su vagina, pues ella no le permitía usar preservativos cuando hacían el amor de esa manera desde que eran novios formales. Al contrario cuando usaban la vía anal, entonces ella se lo exigía.
Se tumbó sobre él, con sus tetas sobre su pecho. Así estuvo un rato hasta que acercó sus labios a su oído.
¿Dónde has aparcado?.
¿Qué? –contestó Darío, sorprendido por la pregunta.
Me he dejado una cosita en el coche, dime donde está y voy en un momento.
¿Y no puedes esperar a mañana?.
No, venga dímelo o me tocará estar dando vueltas como una tonta… y alguien podría confundirme con una puta… jajaja…
Qué tonterías dices, Vane… anda, desátame que ya voy yo a buscarlo.
De eso nada, esta noche eres todo mío y harás lo que me apetece o me enfado… -o lo que es lo mismo, se acabó el sexo por el resto del fin de semana y quizás el siguiente, pensó Darío que le quería decir, así que no tuvo otro remedio que decirla dónde había aparcado.
Antes de irse, le dio un vaso de agua con limón para reconstituirle y le avisó que cuando volviera esperaba seguir el juego tal como lo habían dejado.
En cuanto escuchó que la puerta se cerraba, empezó a pensar en ir un momento al baño para limpiarse un poco, notaba empapado y molesto toda la zona de la entrepierna que había estado bañada con la mezcla entre su sémen, la corrida de Vanessa y la mezcla de sudores. Pero entre que se lo pensaba y recordaba los apasionados momentos previos, terminó quedándose dormido.
Al despertar notó movimientos en la habitación. No recordaba cuánto tiempo se había quedado dormido, pero supuso que no mucho.
Abrió la boca para preguntarle a Vanessa si había encontrado lo que fuera que buscaba, pero se detuvo cuando ella se subió sobre la cama y se colocó directamente sobre su cara.
Podía oler su sexo y por su mente pasó una breve imagen de ella en el ascensor despidiendo ese olor tan intenso con algún hombre desconocido y… pero rápidamente abandonó ese pensamiento oscuro y pervertido para centrarse en lo que tenía por delante.
Sin mediar palabra, empezó a lamerle la conchita a su novia que aguantó un par de minutos antes de tenderse y devolverle el favor realizándole una nueva mamada, completando entre los dos un intenso 69.
Varios minutos estuvieron así, cada uno esforzándose en lograr ganar, en sacar el primer orgasmo al contrario.
Venció Vanessa. Darío volvió a eyacular, lanzando un nuevo chorro al interior de la cara de su novia, que le limpió completamente los restos antes de volver a colocarse verticalmente para seguir recibiendo la dosis de energía de la lengua de Darío.
Tras otro par de minutos, ella se curvó y arqueó al tener un fuerte orgasmo que la hizo caer rendida sobre él, apoyando su cara contra el pene de Darío.
Descansaron apenas un instante antes de que ella volviera a bajarse y le diera un nuevo vaso de agua antes de empezar una nueva mamada situada entre sus piernas.
La notó cansada, con unos movimiento torpes, pero tras varios intentos logró reactivar la erección completa de su polla y llevarle nuevamente a una situación de excitación lujuriosa.
Esta vez no recibió una nueva eyaculación. Paró tras unos minutos y volvió a subirse sobre él, dando paso a una serie de caricias y besos por todo el cuerpo.
Finalmente le desató y pasó él al contraataque, colocándola a cuatro patas para poder romperla el culo tras lubricárselo con sus propios fluídos vaginales. Usó preservativo esta vez, aunque tras varios minutos de penetración decidió cambiar de objetivo. Sacó su pene y situándose frente a su cara, lanzó los chorros contra su boca abierta, aunque no pudo evitar derramar parte sobre su pelo y hombros, además de sobre la propia cama.
Al final se tumbaron encima de la cama y se quedaron dormidos. Abrazados desnudos sobre la cama de la habitación de sus padres.
Continuará...
Nota: este relato es inventado y he contado con la ayuda de dos personas de esta web. Gracias por vuestra colaboración y espero seguir contando con vuestros consejos.