Masturbandome en la sala de vis a vis
Jorge es extraditado a España e ingresa en prisión, por caridad cristiana empiezo a visitarle
Segunda parte de El hombre que le gustaba verme masturbar mejor leérselo antes para entender este mejor
Empecé a gritar a aquel hombre con la polla fuera de su pantalón y duchado en flujo de aquella mujer que me miraba alucinando.
Romario todavía penetraba mi coño con fuerza sin darse cuenta que ya no disfrutaba con sus embestidas. Jorge me miró y sin meterse la polla en su bragueta se giro y salió a toda prisa de la sala. Yo me quedé paralizada unos segundo preciosos y cuando quise correr detrás de él le vi saliendo por la puerta del local de intercambios. Estaba completamente desnuda y con el coño correando por lo que no podía salir en su persecución.
Bea vino hacía mi supurando esperma de su culo y de su coño, aun jadeaba del esfuerzo producido por la gran follada que acababa de recibir a manos de aquellos dos brasileños.
- ¿Acabas de ver tu también a Jorge? - me dijo.
- Si, y esta vivo.
Las dos nos miramos desnudas y boquiabiertas en medio de una sala llena de gente desnuda también que nos miraban impresionados por el espectáculo que acabamos de ver.
Yo lloraba como una magdalena cuando salimos del local acompañadas de nuestros folla-anfitriones. Pidieron un taxi y nos acompañaron al hotel.
Me pase toda la noche en vela contándomele mis miserias a Bea. El amanecer llegó sin ninguna solución al hecho que mi marido, al que yo creía muerto, el que me dejo en la más miserable de las ruinas, estaba vivo.
Aun quedaban tres días en el hotel y a pesar de la insistencia de Bea para que dejase el tema hasta llegar a Madrid, sencillamente no podía salir de mi habitación. Creo que le jodí a mi amiga sus vacaciones en las que pensaba no parar de follar, pero a mi Jorge me había jodido la vida y no podía hacerle nada.
Hablar por teléfono con un amigo abogado y cuando aterrizamos en Madrid nos estaba esperando en el aeropuerto. Bea se fue a su casa y yo con él a su despacho.
Puse una denuncia contra mi marido al tercer día de llegar, denuncia a la que se unió toda la gente estafada por él y que también le creían muerto.
Por laguna razón que desconozco mi historia se hizo publica y durante un tiempo la historia de la mujer abandonada en la ruina por su marido estafador se hizo publica y no había programa de televisión, periódico o revista que no hablase del tema.
El juzgado puso una orden internacional de detención contra Jorge y seis semanas después nos llegó la información que había sido detenido no sin prestar resistencia.
Las cárceles brasileñas no deben de ser el Hilton precisamente, por lo que al contrario de lo que se publico Jorge aceptó su extradición a España.
Cuando vi a Jorge por la tele descender esposado por la escalerilla del avión de Iberia custodiado por dos guardia civiles, he de reconocer que algo se estremeció en mi entrepierna. La verdad es que a pesar de la que le iba a caer encima no perdía su pose y su chulería.
Esa tarde a pesar de ser martes llamé a Bea para corrernos una juega las dos. Como siempre Bea estaba más que dispuesta a salir aunque fuese entre semana.
Cenamos en un restaurante de moda en el que, oh casualidad, Bea también conocía a los camareros, bíblicamente me supuse. Salimos del restaurante las ultimas y nos fuimos a un bar al lado a tomarnos unas copas y poner a parir a los hombres. Ni media hora paso cuando entraron por la puerta tres de los camareros del restaurante quienes se unieron al grupo invitándonos a una ronda. Esa ronda acabó en tres más y para cuando me quise dar cuenta oía a Bea gemir en el salón de mi casa mientras yo al otro lado del tabique, en mi habitación era penetrada salvajemente por un rubio de mirada penetrante.
Era la primera vez que follaba sabiendo que estaba casada y que mi marido no había muerto y a pesar de las pocas ganas que debía de tener una vez supe la noticia estaba disfrutando como una loca con esa polla que desquebrajaba lo más profundo de mi coño. Quería sentirme usada, quería morir de placer y aquella era una buena noche para hacerlo. Saqué el rabo del chico del que no sabía ni su nombre y me lo introduje ante su sorpresa en mi culo. Si aquel apéndice no estaba suficientemente duro, el entrar en mi cavidad posterior hizo que se convirtiese en acero y noté como cada una de sus venas se clavaban en un recto. El chico sin sacarme el pene del ano me iba cambiando de postura y provocándome orgasmo tras orgasmo, de repente el chico inmovilizó mis manos cogiéndolas fuertemente a cada lado de mi cara y por un momento recordé a Jorge esposado, un orgasmo me inundo mientras me lo imaginaba atado para mi mientras yo sometía su cuerpo con mi insaciable coño.
Cuando desperté por la mañana para irme a trabajar, solo un reguero de condones eran las pistas que la noche anterior se había follado y mucho hasta altas horas en esa casa que el señor tenga en su protección. Llegué muerta a trabajar.
Jorge declaró esa mañana ante el juez y el cual ordenó su ingreso en prisión sin fianza a la espera de juicio por las innumerables causas abiertas.
Fueron 6 meses en los que la impotencia y la rabia provocaron en mi un despertar sexual que no había tenido nunca, bueno lo tuve durante un par de días en Brasil junto a Bea pero se cortaron en seco cuando vi a Jorge a mi lado con la polla en la mano.
Fueron 6 meses brutales en los que bien en compañía de Bea o bien sola, me cepillé sin piedad a cuanto tío se me puso delante. Participé en orgias, me lo hice con tías y fui fornicada con pollas de gran calibre. Me convertí por un tiempo en una hembra dominante, una suerte de amantis religiosa que decidía como, con quien y donde y que en la mayoría de las ocasiones en cuanto me corría las veces que esperaba, largaba al consolador con patas a su casa sin importante lo más mínimo su placer.
Me quedé de piedra cuando recibí una llamada del abogado de Jorge, me pedía que le fuese a visitar en la cárcel que necesitaba hablar conmigo. Obviamente me negué en redondo y mandé al abogado a la mierda.
- usted verá. Me ha dicho que le diga que el encuentro se llevaría a cabo en la habitación de vis a vis para que no sea grabada la conversación.
- ¡¡Encima!! – dije yo. Va a apañado si se piensa que me voy a meter en una habitación con él.
Esa noche me masturbé como una loca después de pegar un consolar con ventosa en el suelo del salón y recordando como Jorge me miraba mientras yo me daba placer para complacerle. Acabé después de una hora de subir y bajar de aquella polla de goma ahoyando mientras me corría una y otra vez. Me sentí desamparada cuando empecé a sentir frio por mi cuerpo al enfriarse mi sudor, en otro tiempos Jorge no hubiese permitido que me enfriase pues me hubiese dado lo mío con su mágica polla.
Por la mañana llamé a su abogado diciéndole que iría a visitarle. Dos horas después me devolvió la llamada indicándome fecha y hora.
Conduje hasta Soto del Real como una autómata, no sabía lo que me iba a encontrar. Tuve que esperar más de una hora rodeada de gitanas que iban a visitar a sus maridos. Cuando la habitación en la que se realizaría el encuentro quedo libre me hicieron pasar. Ante mi un cuarto sin ventanas, con una cama de matrimonio, una mesita, un cenicero con tres condones y una silla, le pedí al funcionario que no le quitase las esposas pues solo pretendía hablar.
Pasaron cuatro minutos cuando la puerta se abrió, yo estaba sentada en la cama. Jorge apareció esposado, cada mano a al lateral de una cadena que le rodeaba la cadera.
- hola – le dije.
- Estas muy guapa.
- No digo lo mismo.
- ¿Me odias?
- Más que a nadie en esta vida.
- No puedo volver las cosas atrás.
- Me jodiste la vida.
- Pero a hasta ese momento no te quejaste de cómo te jodía.
- Fui una tonta.
- Si, una tonta, pero muy lujuriosa.
- ¿Qué tendrá que ver mi lujuria con lo que me has hecho?
- Tiene que ver que no puedes vivir sin mi, que te has masturbado pensando en mi desde que me viste en Brasil, que te morirías por volver a sentir mi polla dentro de ti, que sin mi el sexo para ti no es nada.
- ¿Que sabrás tu lo que es el sexo sin ti? Que sepas que desde que te fuiste he follado como en mi vida, me he comido las mejores pollas y he alcanzado orgasmos que contigo hubiesen sido imposibles.
- Imposible porque no podrías probar otras pollas. Confiésalo, te mueres por enseñarme la raja y masturbarte enfrente mía – me dijo altivamente, y a mi se me pusieron los pezones como piedras.
- Ya te gustaría verme hijo de la grandísima puta
- Ya te gustaría ti, lo estas deseando.
- ¿qué lo estoy deseando? – le dije mientras apoyaba mi espalda den el cabecero de la cama abría mis piernas y mostraba mi tanga húmedo.
- Estas mojada, ya te lo dije – yo cerré las piernas metí mis manos en la falda y me saqué las bragas, volví a abrir mis piernas enseñándole toda mi raja.
- Te morirías por tocarlo
- Te mueres tu por hacerlo.
- Te voy a enseñar lo que tuviste y no vas a tener nunca más – y sin sabe porque puse mi dedo en mi clítoris y empecé a deslizarlo por él.
Jorge me miraba impasible mientras yo iba acelerando mi mano. Estaba fuera de mi, abrí mi camisa y apartando el sujetador me saqué una teta y empecé a tocarme un pezón. Me estaba masturbando a con fuerza cuando Jorge habló.
- a cuatro patas.
- Mecánicamente cambié de posición, me quite la falda y la camisa. Quede desnuda sobre aquella asquerosa cama y volví a meterme dos dedos en el coño hasta el fondo, Me masturbaba frenéticamente enlazando un orgasmo tras otro. Me había olvidado de donde estaba y con quien estaba. Estaba muerta de placer y se la hubiese comido si me la hubiese puesto delante. Evidentemente debido a la esposas no podía sacarse la polla y tampoco me lo iba a pedir.
Cunado me di cuenta de todo lo que había pasado le maldije e intenté tapar mi desnudez con mis manos. Jorge tenía una erección de aúpa, pero no se movió de la silla.
Me vestí sin tan siquiera pregúntale que quería. Simplemente llamé a la puerta y pedí que me sacasen de allí.
Me sentí sucia durante toda la semana, ni tan siquiera una juega con Bea con su correspondiente final feliz me hizo quitar de mi cabeza la mirada de Jorge mientras me masturbaba en aquella gélida celda. Ser penetrada por un sueco a cuatro patas y no quitarme de la cabeza a mi encarcelado marido era una sensación horrible a pesar de los escalofríos de placer que el rubio me proporcionaba.
Una semana después, el abogado de Jorge volvió a contactarme. Me volvió a solicitar una visita y le volví a mandar a la mierda, pero dos días después mientras se la comía a negro y mi amiga Bea me comía a mi el coño me di cuenta que deseaba volver a mostrarle a Jorge lo que se había perdido. Dejé al negro enculando a Bea cuando aun con sabor al lefa en la boca cogí mi móvil y le envié al abogado de Jorge un SMS que confirmaba mi visita. Volví a la habitación y le devolví el favor a Bea con una buena comida de coño. Observé como el negro mataba a mi amiga a pollazos con un vibrador metido en mi coño a máxima potencia.
De nuevo fui hasta Soto de Real hecha un flan. De nuevo tuve que esperar más de una hora rodeada de gitanas que iban a cumplir con sus encarcelados maridos. Cuando me tocó el turno pasé a una habitación distinta a la de la vez anterior, pero igualmente desoladora. Jorge me esperaba dentro esta vez sin esposas.
- veo que no has aguantado.
- Me imagino que te la habrás machado mucho recordando el espectáculo que te di hace 15 días.
- Si me la machaco pensando en ti, será pensando en otras guarradas que te he visto hacer, no en la cursilería del otro día.
- Ya, y hoy querrás que te enseñé de nuevo el coño.
- No, hoy me vas a enseñar de nuevo el coño.
- ¿Y por que lo iba a hacer?
- Porque crees que con eso me jodes.
Eso fue superior a mi, levanté la falda hippy que llevaba y literalmente me arranqué el tanga mostrándole mi peludo coño.
- lo tienes encharcado, metete dos dedos – y no me metí dos dedos, me metí la palma entera.
Estuve mas de 20 minutos de orgasmo en orgasmo frotándome con una mano y metiéndome todos los dedos que podía con la otra, en esta ocasión las tetas se quedaron dentro de su sitio. Cuando ya no podía más de tanto placer noté como la punta de la polla de Jorge tocaba mis labios. Fue un acto reflejo, lo juro. Abrí la boca y me la metí hasta los cojones. No solté mis manos, simplemente empecé a chupar aquel nabo que tanto placer me había dado hasta el fondo.
Se la chupe largamente hasta que Jorge la sacó me hizo dame la vuelta y apunto su polla a mi dilatado ano empezando a meterla.
- ni se te ocurra meterla, sácala ahora mismo, como la saques te mato – dije en tres frases atropelladas.
Jorge me la metió sin problemas hasta el fondo y con sus manos abrió mi camisa hasta que llego a mi sujetador que bajo hasta agarrarme las tetas.
- dame fuerte cabrón, dame duro.
Y Jorge empezó a acelerar sus embestidas llevándome al quinto cielo. Nadie me había follado como él ni nadie lo haría.
- me encanta Jorge, me encanta, lo he echado tanto de menos.
- ¿No te habían enseñado últimamente lo que era follar?
- Unos mierdas y unos picha flojas.
- ¿Pero has follado mucho?
- Muchísimo, pero sin quitarte a ti de la cabeza.
Me folló de lo lindo hasta que llamaron para avisarnos que quedaban cinco minutos. No me la sacó del culo hasta que estaban a punto de abrir.
Me excitó sobremanera ver como lo esposaban y se lo llevaban mientras yo me arreglaba el pelo.
Ni decir tiene que tuve unos tremendos remordimientos esa semana, remordimientos que no me quité de encima ni siquiera siendo follada por dos chicos a la vez ese sábado.
- Bea necesito una terapia de choque - le dije antes de salir
Y vive dios que me la consiguió, pero aun así no pude evitar masturbarme al llegar a casa esa madrugada pensando en como me había follado mi legalmente marido.
Volví a visitar a Jorge cada quince días. Al principio el insultaba, me masturbaba y luego era montada salvajemente por él, según pasaban las semanas le esperaba a cuatro patas para ser montada como una yegua durante la hora que duraba el vis a vis.
MI abogado me informó que el juez iba a poner en libertad condicional a Jorge pues la posibilidad que ocultase prueba se había diluido. Recibí una llamada de su abogado aquella tarde diciéndome que la día siguiente por la mañana después de pasar por el juzgado iría a recogerle a la cárcel, me pedía mi dirección y que dejase una llave debajo del felpudo.
- me pide que le espere tal y como a él le gusta – me quedé horrorizada al saber que el hijo de puta de Jorge le debía de haber contado a su abogado todas nuestras andanzas sexuales, aun así le pedí la hora aproximada de llegada.
Al principio dude sobre dejarle venir a mi casa, las dudas se disiparon con el primer dedo. Luego decidí que se diese cuenta que el mundo había girado en su ausencia.
Esperé hasta la hora programada, me puse dos pinzas en los pezones y un plug anal en mi recto, ambas cosas estrenadas ese día, pegue un consolador con ventosa en medio del salón, me puse un antifaz y me senté sobre él. Empecé a subir y a bajar lentamente al principio, Jorge no llegaba y yo no podía parar. Había tenido dos orgasmos cuando oí la puerta abrirse y dos bolsas caer sobre el parquet. Jorge me observaba.
Estuve quince minutos corriéndome como una cría mientras el vibrador me hacía sentir mujer. Unos pasos se aproximaron y de dos tirones desprendió las pinzas de mis pezones matándome de dolor. Yo gritaba de gusto y de dolor.
Note sus dedos entre mis cachetes y como retiraba el plug. Su polla irrumpió en mi culo mientras con fuerza apretaba mi coleta haciendo un moño con su mano en medio de mi cabello.
- ¿así es como te dan por el culo zorra?
- Más fuerte, me dan más fuerte.
- ¿Te la mentén tan profundo?
- Me salen por la boca.
- ¿Te apetecía que te follase?
- Te odio.
Jorge siguió perforando mi culo toda la tarde. Primero con el consolador dentro de mi vagina y después a cuatro patas en la que había sido nuestra cama. Me hizo que le chupase la polla y los huevos antes de dar por finalizado el round.
Aquella noche antes de dormir follamos de nuevo en la posición de misionero, por primera vez en años lo bese hasta dejarle la boca seca.
Se quedó dormido mientras le miraba. Jorge me las iba a pagar y no sabía él a que precio.