Masturbación frente al espejo

¿Quién pensaría que mirarte mientras te masturbas sería tan candente?

Hubo un verano, donde mi familia decidió irse a una zona costera debido a que nosotros vivimos en ciudad. Alquilaron un piso cerca de la playa para un mes. Un día, mis padres decidieron irse a la playa, yo me negué y ellos se fueron.

Me quedé sola y me fui al cuarto donde dormía el cual tenía dos espejos en las puertas de los armarios. Solo me miré en el espejo y empecé a mover mi cadera de forma lenta y sensual frente el espejo, sentí un cierto cosquilleo en el coño. Levanté mi falda para empezar a perrear frente al espejo mientras me miraba y para mi sorpresa empezar a sentir una calentura.

Me quité mi camiseta para ver mis pechos y masajearlos mientras con los pulgares jugaban con mis pezones los cuales en poco tiempo se pusieron duros. Solté un jadeo. Mientras me miraba en el espejo, dejé de masajearlos para quitarme la falda y mis bragas con lentitud, quedándome completamente desnuda frente al espejo. Me senté en el suelo y seguí masajeandome mis pechos mientras me miraba, haciéndome sentir más excitada. Abrí mis piernas para poder verse el reflejo de mi coño en el espejo, inconscientemente me relamí los labios y mientras con una mano seguía masajeando y jugando con mis pechos, la otra mano empezó a acariciar mi cuerpo. Sentí como mi coño empezaba a estar húmedo y la mano con la que acariciaba mi cuerpo se fue directamente a mi necesitada vagina.

Acaricié mi coño el cual empezaba a humedecer se cada vez más, haciendo que soltase algún que otro gemido. Me miré de reojo en el espejo, y me excité incluso más. Solté un gemido más fuerte que los otros y seguí acariciando mi coño para seguir mirándome en el espejo y morderme levemente el labio inferior. Joder, verme hacer eso hacia que mi coño estuviera mas necesitado en menos tiempo que de lo normal.

Tomé una almohada para ponerla en el suelo, me senté en ella y empecé a mover mis caderas de tal forma que hacía fricción mi clitoris contra la almohada y se sintió muy placentero. Moví mis caderas con más rapidez para ver en el espejo como me estaba follando una almlahda, mientras seguía moviendo mis caderas variando de rapidez mis manos fueron a mi pechos a pellizcar mis pezones y sentir otra oleada de placer más intensa haciendo que gimiera más fuerte que las anteriores. Me miré en el espejo para verme a mi moviendo mis caderas restregando mi húmedo coño contra una almohada mientras mis manos jugaban con mis pechos y tenía la boca entreabierta para dejar escapar los gemidos y jadeos.

Dejé de follar mi almohada la cual ahora tenía mis fluidos para sentarme otra vez en el suelo y meterme un dedo y sentir como las paredes de mi estrecho coño volvían a abrirse para mis dedos. Solté otro gemido más alto y mientras metía y sacaba mi dedo medio con fuerza en mi virgen coño, mi pulgar seguía masajeando mi clitoris. Mi otra mano solo daba absoluta atención a mis pechos, estrujándolos, masajeandolos y pellizcando alguna que otra vez mis pezones provocando que soltase un gemido.

Estaba en un gozo de placer el cual no quería que acabase. Cerré los ojos para sentir lo placentero que era el movimiento circular del pulgar en mi clitoris y el meterme y sacar un dedo sin problema alguno gracias a lo tan mojada que estaba. Sí que era una zorra.

Era un manojo de gemidos y jadeos. Sentí como las paredes de mi coño empezaban a contraccionarse alrededor de mi dedo medio para aumentar el ritmo de mi pulgar contra mi clitoris y las pequeñas embestidas que hacía mi dedo medio. Estrujé mis pechos ante el sentimiento tan intenso que estaba en mi cuerpo. Me iba a correr en nada.

Me miré en el espejo. Joder. Mi mano izquierda estaba pellizcando ahora mi pezón derecho y ahora se dirigía al pezón izquierdo para realizar la misma acción. Mi coño estaba tan mojada y húmedo que podía ver como mi dedo medio estaba completamente cubierto de mis líquidos, mis piernas temblaban, mis caderas se movían en busca de más placer, la boca la seguía teniendo entreabierta mientras seguía soltando gemidos desesperada y mis ojos medios llorosos por todo el placer que estaba sintiendo. Verme así, de esa forma, de una perra necesitada hizo que finalmente llegase al tan ansiado orgasmo. Eché mi cabeza hacia atrás levemente y gemí mientras sentía una oleada de placer en todo mi cuerpo. Saqué mi dedo de dentro de mi para lamerlo y saborearlo.

Definitivamente, tendría que masturbarme más frente a un espejo.