Masajes, sahumerio, musica de relax y fasoo

Todo empezo de una charla por chat imaginando unos masajes en donde en cada conversacion, le fuimos agregando mas desafios tratando de desafiar nuestros limites de exitacion.

No se muy bien cuando fue que empezamos hablar acerca de un encuentro de este tipo, tampoco cual fue el motivo exactamente que me llevo a realizarle semejante propuesta a aquella mujer.

Solo recuerdo que una noche me encontré chateando muy caliente en el oscuro rincón de mi habitación vía MSN, imaginando los detalles de una especie de conexión tántrico, a través de unos calurosos masajes. Claro que el encuentro incluía una música relajante para la ocasión, un sahumerio hindú, y un "porrito" que mi amiga gentilmente llevaría.

Lo curioso de la situación era que nunca nos habíamos visto, el hecho de no conocernos personalmente hacia que todo esto se tornara aun más adrenalinico. Si bien me imaginaba a aquella impactante rubia con toda la exhuberancia en la forma de su cuerpo, me inquietaba un poco mas, no saber con precisión si podría relajarme lo suficiente como para dar y recibir unos buenos masajes sin que aquello no se convierta en un verdadero desmadre.

La cuestión era así: Niki y yo nos íbamos a encontrar en la puerta de su trabajo, un famoso hipermercado en Buenos Aires, y de ahí casi sin mediar palabra iríamos directamente a un hotel, un lugar tranquilo y relajado para llevar acabo nuestras oscuras pretensiones, y sobre todo alocadas, no tanto por los masajes sino por jugar con la adrenalina de no desviarse de lo pactado. Seguramente íbamos a calentarnos al máximo, pero la consigna era, solo los masajes.

Cada vez que nos encontrábamos por el MSN, retomábamos la conversación, era manifiesto que ansiábamos los dos que los días pasaran rápidamente y llegara el momento esperado. En cada conversación subíamos la apuesta, y todo se iba convirtiendo en un verdadero desafío, al tiempo que agregábamos condimentos a lo que iba a ser sin lugar a dudas, una fantasía llena de morbo.

Confieso que en más de una ocasión, después de esas charlas termine tocándome en mi lujuriosa intimidad, para calmar tan solo por un rato, toda esa calentura que la imaginación me generaba.

No olvidare lo que fue esa tarde de primavera en la ciudad porteña, por dos motivos… por Nikita con todo lo que había despertado esa mujer en mi y por los 44 grados de temperatura que azotaban nuestra calida Buenos Aires.

Llegue con mi auto rojo al estacionamiento del Híper donde trabajaba Niki, marque a su celular dos veces, como señal de mi llegada. Ella se demoro por razones laborales y eso hacia que me pusiera un poco mas inquieto, después de dos cigarrillos en lo que se hacia una eterna espera… la vi. Ella estaba con un vestido primaveral, lleno de flores, el cabello rubio recogido, un inevitable y prominente escote que dejaba asomar sus enormes y firmes senos. Recuerdo que maneje sin saber bien a donde íbamos y ella que parecía estar un poco mas relajada en seguida me indico un Hotel de la zona. Yo estaba perplejo, algo tenso y hablaba poco, sentía en mí la lujuria de estar pasando a partir de ese momento por un encuentro extraño, en cambio ella estaba más segura, mas confiada.

Entramos con el auto al Hotel, subimos el ascensor en un clima de nerviosismo, para los dos era toda una experiencia nueva, llegando a la habitación tuvimos una mirada cómplice, un respiro profundo como un anuncio de lo que finalmente ocurriría.

Ya instalados ella tomo una ducha, yo, mientras tanto, caminaba por las paredes, entre el calor y la espera… En un momento al voltear la mirada la veo salir preparada con un mini vestido de raso negro que le marcaba sus prominentes curvas. Sus pezones parados estiraban aun más la fresca tela que la envolvía, unos tacones negros y dos colitas en el cabello le daban el look ideal para hacerme más difícil la tarea de someterme tan solo a los masajes. En ese momento me excito tanto verla que lejos de relajarme, me exalte aun más con esa maravillosa hembra, por cierto, con toda la talla de una Puta. En un clima de excitación y confusión necesitamos fumar un poquito de aquella sustancia tan relajante pusimos la música y nos advenimos a los masajes. Me toco ser el agasajado en primer lugar, sentía sus manos recorrer mi espalda, mi cuerpo entero, mis piernas, sus manos grandes y las unas filosas todo alimentaba mi lujuria. Una refrescante y resbalosa crema untada en cada parte de mi comenzó a hacerme sentirme excitado, pero ahora si mas relajado y lo peor de todo… imaginaba deseosamente como me cojeria a Niki, a la de las colitas. Me costaba evitar fantasear con el hecho de tocarla, de llenarla de crema, por lo que no pude más y le dije: Me gusta, pero vamos hacer esto por partes, sino no aguanto! Ella participativamente se inclino poniendo el culo hacia arriba y relajando todo su cuerpito dispuesta a recibir, a esta altura, creo que todo lo que le diera. Hasta ahí fueron unos masajes, con la crema que lubricaba cada parte de su cuerpo. Lidiamos un largo rato con esa excitación, con esa adrenalina de no extralimitarse. Pero el sexo era algo inevitable, me calentaba y en más de una ocasión me costaba disimular mi erección a través del boxer blanco que llevaba puesto.

Le pedí que se pusiera de rodillas en la cama… descubrí sus tetas y le eche unos chorros de la crema, como si fueran lechazos de semen que la embadurnaban….Fue impresionante sentir como resbalaban mis manos por todo su pecho y sentir su prominencia. La tome desde atrás y le hice sentir mi bulto en su culo, reconozco que en ese momento me invadió unas ganas inmensas de violarla, no podía contener mi excitación. Y supongo que a ella le paso lo mismo, solo que para no irse del papel, me impidió que continuara apoyándola. Yo estaba manoseándola demasiado y la idea de los masajes se desvirtuaba. Me acosté para recibir unos masajes en mi parte frontal, boca arriba, pero todo intento fue frustrado, las situación se iba de lo acordado y sentía la necesidad imperiosa de tocarla, me voltee sobre ella haciéndole sentir mi bulto entre sus piernas, estaba tan mojada que dejo restos de humedad en mi boxer, eso me incito a bajar lentamente por el largo de su cuerpo hasta llegar al hueco entre sus piernas, ansiaba tener esa concha fresca y húmeda mas cerca de mi boca, de mi olfato. Se despertó el animal que llevo dentro y enterré mi lengua profunda en su maravillosa y exquisita concha. Ame verla chorrear, mojada… yo quería mass. Creo que a esa altura los dos estábamos fuera de si, Yo no debería contarles esto, pero la verdad es que todo es parte del morbo y es natural. Yo habia llevado un juguete preparado en una bolsa, para penetrarla en el momento preciso en el momento mas caliente. Pero no del tipo de juguete que ustedes imaginan… Era un pepino 5 x 22 flexible, hecho por la naturaleza, mejor que cualquier otro material, un verde loro que se fue entibieciendo en la medida que entraba y salía de su parte mas intima. No podría explicar con palabras lo maravilloso de ver la cara de puta de aquella mujer al verse invadida por semejante ejemplar y tampoco para describir la mía al contemplar semejante tamaño lubricado desde la base con la lechita que ella misma generaba. La razón por la que deje de penetrarla una y otra vez con ese pepino fue simplemente el hecho de escuchar el estallido de dos o tres gemidos ejemplares que daban cuenta de que esa perra, había gozado lo suficiente como para desquitarse con un buen polvo. Sin esperar mas se tiro encima de mi verga, me miro a los ojos con la poronga en la puerta de su boca y sujetándola fuerte me dijo: Que rica pija! Me encantaa. Nunca olvidare esas palabras, para mi eran prosa, versos… de la mas perversa poesía. Su cara de desesperación al chuparla, de mujer entregada hacía que mi pija estuviera roja y llena de sangre, a punto de estallar. Se metía los huevos en la boca y recorría con su magnifica lengua todo el tronco. Era una guarra, yo quería que se la metiera hasta la garganta, mi cara lo decía todo, quería atorarla, verle la cara transformada por acaparar toda esa pija.

Explicarles que el éxtasis máximo fue montarla a Nikita desde atrás viéndole la cara de puta en el espejo, estaría de mas, sino fuera por lo increíble de ver que cada vez que la bombeaba, ella parecía pedir mas, y al fondo… Creo que no le importaba nada y eso me desquiciaba. Finalmente la cama era un adorno… éramos dos animales, debiéramos haberlo hecho en la tierra, en el lodo, en cualquier lugar…El delirio me lo generaba su entrega, su disposición a ser cojida, verdaderamente creo que le encanta y no lo disimula.

Después de habernos revolcado sucesivamente y en distintas posiciones por todo el cuadrilátero, no hice más que tomarla del cabello, arrodillarla frente a mí y apuntar con mi prolongada poronga al centro de su cara. Me la chupaba con furia y me acariciaba los huevos mientras semejante miembro era devorado por esa bocaza, sentía desarmarme ahí mismo y ya no me importaba mas nada. No tarde en derramar mi leche a borbotones sobre su lengua y al explotar ver como abría aun más su boca para evitar desperdicios. Fue maravilloso dejarle la poronga enterrada en su boca después de aquella paja frente a su rostro.

Me encanto cojerla, el encuentro supero mis expectativas, realmente fue una tarde lujuriosa que nunca olvidare. Su actitud… toda su actitud. Serlo no es lo mismo que serlo y parecerlo y ella sabe lo que tiene. Pude comprobarlo cuando al dejarla en la parada del colectivo que la llevaría de nuevo a su casa y el micro ya había arrancado ella dejando ver a través de su insinuante escote sus firmes tetas y con el brazo estirado pudo seducirlo para que este detuviera la marcha y la recoja igualmente.

Quise contarlo, a ustedes, al publico en general para que sepan que en algún lugar de esta tierra hay una putita lujuriosa que es capaz de esto y mucho mas y le dicen… Nikita.