Masajes clandestinos a la abuela ( II )

Los iniciales masajes se convierten en algo más

PARTE  II.

La abuela se quedó estupefacta ante los hechos, le acababan de echar un polvo en toda regla, a sus 66 años acababa de correrse siendo penetrada, casi quince años hacía de la última vez que sucedió, y ahora, de repente,  la acababa de llevar al éxtasis, y dos veces, una con los dedos tras un masaje y la otra follándola furtivamente.

Se levantó el domingo como si tal cosa, no hizo comentario alguno al muchacho de lo acontecido, dejaría que se amparase en el hecho de creerla dormida, inconsciente, se dejaría llevar y disfrutar de lo que cayera dejando a la vez que el chico se desahogara. Pero fue él quien rompió el hielo y mientras comían una estupenda paletilla de cordero al horno sacara el tema y le hiciera preguntas

F: Abuela, lo que me hiciste anoche lo puedo hacer cuando quiera o es malo

AB: Masturbarte ¿? No es malo, pero tampoco es cuestión de estar dándole al manubrio todo el día, tu cuerpo te lo pedirá y sabrás cuando tocarte para relajarte

F: Tú también lo haces ¿? El tocarte para relajarte

AB: Ya no, cariño, a mi edad no es tan necesario, antes sí, a veces

F: Anoche cuando te hice el masaje te gustó mucho, verdad, se me mojó toda la mano

AB: Claro, cielo, el masaje acabó en masturbación, al final me llevaste al orgasmo y me gustó. Pero eso debemos de dejarlo, está mal, somos familia y te llevo 50 años, es una locura, si se entera alguien me muero de vergüenza, sería fatal.

F: Nadie se va a enterar, te lo prometí. Pero no vamos a dejar de hacerlo, a los dos nos gusta y te va bien para tu tratamiento.

AB: Eso es cierto, me va muy bien, pero por favor, que sea un secreto

F: Claro, pero quiero que seas sincera conmigo

AB: Más ¿? Si no he hablado de esto jamás en mi vida, solo contigo ¡¡

F: Ya, pero quieras que seas sincera de otra forma, quiero que si alguna vez te apetece o necesitas relajarte me lo pidas, sin necesidad de hacer lo del masaje, a la hora que sea, me encantaría que fuera así.

AB: Vale, cariño, acepto tu propuesta, uff, qué vergüenza, a mi edad. Bueno, pues ya que me dices eso te voy a dar un premio y hacerte una confesión.

F: Venga, primero el premio

AB: Anoche cuando te hice la pajita te dije que nunca más, pues bien, ya que tú te ofreces a relajarme yo también lo haré siempre que me lo pidas

F: Biennn ¡¡ Gracias abu, me encantó. Ahora la confesión

AB: Fran, anoche no me tomé la pastilla porque quería saber si intentarías algo más. Estaba despierta cuando me comiste los pechos, también cuando me penetraste, ahí te pasaste hijo, no quise cortarte pero pasaste el límite

F: Lo siento, tendría que haberte pedido permiso, pero te vi así, tan linda a mi disposición que lo intenté y al ponerla en la entrada me fui hasta el fondo casi sin querer

AB: Te corriste dentro, verdad

F: Sí, abuela, fue una pasada, jamás lo olvidaré, la misma noche me diste mi primera paja y mi primer polvo, fue fantástico.

AB: Gracias, hijo, pero si lo haces con alguna chica no te vayas a correr así, dentro, usa condón, no me vayas a traer embarazos a casa.

F: Vale, entendido. Entonces me vas a dejar hacerlo contigo más veces ¿?

AB: Ya veremos Fran, no lo quieras todo de golpe, es violento para mí, poco a poco. Lo de las pajitas sí, cuando quieras, te lo he prometido.

F: Sabes, hay otra forma de que una mujer le haga pajas a un chico, lo he visto en internet

AB: Ah, sí, y cuál ¿?

F: Con la boca, se llaman mamadas, ella se la mete en la boca y la chupa con los labios y la lengua como un helado hasta que al chico le sale el gusto.

AB: Uuuuhhhh ¡¡ Qué asquerosidad ¡¡ Yo no he hecho eso nunca ni lo haré ¡¡

F: Pues a mí me encantaría hacértelo a ti, siempre lo tienes muy limpio y huele muy bien cuando está mojado como anoche

AB: Pero bueno, Fran, qué palabras son esas ¡¡ Estás hablando de que te gustaría comerme el chucho ¿? Estás loco o eres un cochino ¿?

F: Si surge me gustaría probar

AB: Si surge, si surge, anda, tira y ayúdame a recoger la mesa, guarro, que eres un pervertido.

F: Cuando te metí el pito te gustó o te hice daño

AB: No, cariño, no me hiciste daño, me sorprendió que fueras tan atrevido

F: Entonces te gusto o no

AB: Ay Fran, no seas pesado, me da vergüenza hablar de eso, sí, claro que me gustó, lo hiciste muy bien. Pero para ya ¡¡ Vale ¡¡

F: Es que … es que …

AB: Es que, qué ¿?

F: pues que mira como me he puesto con la conversación, y tú has prometido que siempre que quisiera tú me ayudarías

AB: Dulce nombre ¡¡ Pero muchacho ¡¡ Si vas a reventar el chándal. Madre mía, a ver. Antes de fregar los cacharros o después

F: No, después, pero …

AB: Pero qué ¡¡ es que no puedes aguantar veinte minutos ¡¡

F: Sí que aguanto, pero no quiero pajita, eso otro día

AB: Y entonces que quieres, lo que has dicho de la boca ni lo sueñes ¡¡

F: Y lo de meterte el pito ¿? Me dejas como anoche ¿?

AB: Ay Dios mío que me quiere follar el tío este ¡¡

F: Anda por favor, estando tú despierta, antes has dicho que te lo ibas a pensar

AB: Me lo pienso mientras friego, pero lo más seguro es que no, ya lo sabes, te la meneo, te corres y a descansar ¡¡

Pero no fue así, de camino al dormitorio el chico fue capaz de camelarla, la puso a tono y todo lo que iba a ser que no fue un sí. Llegaron a la alcoba y el chico comenzó a besuquearle el cuello, los lóbulos, las mejillas y los labios, no morrearon, legó con varios minutos de eso para entonarla, se sentaron en la cama acariciándose y enseguida el chaval la tumbó, le comió el cuello mientras bajaba al pecho, le desabrochó la blusa dejándola en sostén, sin quitárselo le sacó una teta al exterior y se la engulló, bramaba la señora mientras le decía al nieto, si no te sales con la tuya no estás conforme, no le quitó la camisa, se la dejó completamente abierta, con las dos tetas fuera del sostén turnándose de una a otra devorando los pezones. Le bajó la cremallera lateral de la falda y le desabrochó el único botón, se la fue bajando hasta dejarla caer al suelo, le quitó las bragas con la ayuda de ella levantando el pompis, quedó a la intemperie un enorme monte de venus llenos de pelos con unas gotitas de flujo en la parte baja. El chico no se lo pensó y tal como la tenía, con las piernas abierta hincó la cabeza entre ellas hasta incrustar su boca contra el peludo coño, antes de que ella pudiera protestar empezó a comérselo como había visto en los videos, succionando, punteando el clítoris, restregando la lengua de arriba abajo

AB: Qué haces muchacho, es una cochinada, ummmm

F: Dime la verdad, si quieres que pare lo hago, lo dijo o te gusta y sigo hasta que te corras

AB: Anda, ya en faena sigue hasta el final, el mal y la guarrada ya la has hecho.

Lo que no contaba la abuela era con el final, su nieto se esmeró de tal manera que la estaba llevando al cielo y al cielo llegó, quien le iba a decir, que a sus 66 años le estuvieran haciendo su primer cunilingüis, y mucho menos aún supuso que esa primera comida de coño la iba a llevar a su primera eyaculación femenina, entre convulsiones y saltos, al anunciar al nieto la inminente corrida, soltó un par de borbotones, chorros de flujo líquido que saltaron como de un sifón contra la cara del sorprendido muchacho

AB: Lo siento cariño, es la primera vez que me pasa, parecía que me meaba, qué gusto. Te ha dado asco, verdad

F: Me ha encantado, que es diferente, ha sido una pasada. Se llama eyaculación femenina, lo he visto en internet, pocas mujeres lo consiguen. Es un privilegio ¡¡

AB: No sé si es un privilegio o no, lo que sé es que ha sido un gustazo, casi me cago y todo, jajaja

F: Vale, pues ahora me toca a mí, estírate en la cama y deja que te la meta

Dócil como un corderito la abuela se tumbó todo lo larga que era, a ver marqué, así te vale o quieres de otra forma, le dijo al nieto sonriente. Ya que lo dices, si me dejas probar de otra manera mejor.

AB: Cómo quieres ¿?

F: Ponte de rodillas al borde la cama, a cuatro patas como una perrita, por favor

En cuanto la abuela se hubo acomodado, el ansioso muchacho se le puso detrás, le acarició los gordos labios vaginales con la polla y de un solo empellón se la clavo hasta el fondo

AB: Agggg, muchacho ¡¡ despacio, con ese pedazo de polla quieres reventarme o qué ¡¡ Dios, hijo mío, la siento en la matriz, casi en el estómago.

Comenzó Fran un martilleante bombeo, de menos a más hasta convertirse en frenético, solo se oían las palabras de la vieja, qué gusto, por Dios, qué gusto, tira, tira, tira. Y el chico tiró hasta derramarse en el coño de su abuela, ella llegó al orgasmo irremediablemente y en cuanto se corrió se dejó caer de bruces en la cama, exhausta, con la leche del nieto corriendo entre sus piernas muslos abajo

AB: Me matas, hijo, me matas de gusto, como sigamos así no llego a navidad ¡¡

F: Me ha encantado, abu, ha sido una pasada follarte a cuatro.