Masajes clandestinos a la abuela. ( I )

Las dolencias de la abuela se acaban por disfrutar

MASAJES CLANDESTINOS  - 2015

Fran era un niño en un cuerpo de hombre, 185, 78 kg, moreno de ojos oscuros y guapo, muy guapo, tenía un sexapil que atraía a las chicas, pero la barrera de la timidez le perturbaba, nunca sabía dar un paso más.

Había cumplido años tres meses atrás y su experiencia sexual era casi nula, algunos morreos y leves tocamientos jugando con su hermana mayor, esos acercamientos le llevaron a la masturbación, pero nada más, internet era su refugio sexual, videos, relatos y páginas de sexo de todo tipo, lo que más le llamaba la atención eran los videos y relatos de incesto, la leve relación con su hermana le marcó, pero también solía visitar ciertas páginas gay y de zoofilia, unos tenues arrumacos con un primo a los doce años y cierto juegos con su perro Rocky los días solitarios en la finca le llevaban a ellos.

Este curso fue diferente para él, aunque no desconocido. Sus padres le mandaron a estudiar a Madrid, como ya hizo cuando cursó octavo viviría con su abuela Catalina en un piso cercano al colegio.

El piso había sido reformado meses antes, eliminaron un dormitorio de los tres que tenía para agrandar el salón, Fran no recordaba que nadie lo hubiera usado jamás, la reforma fue un fiasco se decía. Al fondo del pasillo estaba el aseo, completo, pegado a él la habitación de matrimonio de la abuela y justo al lado, tras cruzar el salón la suya, constaba de dos camas plegables en mueble y un escritorio grande bajo la ventana, encima de las camas los armarios altos.

La abuela no era tal en realidad, su verdadero parentesco con el chico era tía abuela, pero al haberse criado con ella, tanto Fran como el resto de la familia la trataba de abuela: Tenía 66 años, ya jubilada, se separó veinte años atrás de un marido pendenciero que le dio tres hijos, lo único bueno que recordaba de él. Era baja, sobre 160, y voluptuosa, el chico siempre la recordaba realizando algún tipo de régimen alimenticio. Pero jamás notó que adelgazara un solo gramo. Destacaba en ella su inmenso culo y dos pechos enormes, como dos cántaros de lo que siempre se quejaba diciendo que le producían dolor de espalda.

En su anterior aventura madrileña, al ser mucho más joven y pequeño Fran durmió todo el curso en la cama de la abuela, para darnos calor y ahorrar calefacción, decía la señora.

En esta nueva andadura su madre fue tajante, no se te ocurra dormir con la abuela aunque te lo pida, ya es mayor y necesita descansar, le dijo en la estación del tren.

El chico obedeció y ocupó el dormitorio de las duplas, estaría solo y cómodo, ya hacía años que los hijos de Catalina habían abandonado el nido. Todo ello no influyó en su relación con la abuela, le trataba de maravilla y le cuidaba como a un hijo, hablaba mucho con él y le preparaba sus comidas favoritas.

Los primeros meses pasaron sin incidencias, todo rodaba según lo previsto, pero a principios de noviembre, con la llegada de los primeros fríos las cosas fueron cambiando. Las bajas temperaturas hicieron que la maltrecha salud de la abuela Cata se deteriorara, su artrosis hizo acto de presencia, la primera semana, tras ir al médico, se atiforró de pastillas que apenas la hicieron mejorar. En esa fría semana a base de medicación Fran también cayó malo, el radiador de su habitación se había estropeado y no se podría arreglar hasta que hicieran unos días buenos para poder vaciar la instalación comunitaria sin perjudicar al resto de los vecinos. Pilló un importante catarro que se le agarró al pecho haciéndole tomar  antibióticos.

AB: Fran, tu madre no tiene porqué enterarse, no diremos nada, pero hasta que arreglen la calefacción lo mejor es que duermas conmigo, te destapas por las noches y no te librarás de esa pulmonía. Entre el radiador de mi alcoba y el calor de uno al otro estaremos bien, además, te pilla el aseo más cerca.

Desde esa misma noche, tras la aceptación con reticencias del nieto, ambos compartieron lecho, nada malo en ello, nada raro. Culo con culo era su postura habitual, apenas se ponían en cucharita los primeros diez minutos al acostarse para entrar en calor.

Fran mejoraba de su dolencia, pero la abuela no, la tarde del viernes decidieron volver a la clínica, el médico le cambió la medicación pero le dijo, que por lo menos hasta primavera, si quería descansar por las noches debía de someterse a un tratamiento de masaje por las articulaciones untándose de unas pomadas y geles específicos, ello se acompañaría de unos relajantes musculares para dormir.

De vuelta a casa, ya casi de noche, la abuela indagaba a que fisio o practicanta llamar para el masaje sugerido, compraron todas las recetas en la farmacia cercana y al salir el chico le habló

FR: Abu, no sé para qué te lías tanto, te puedo dar el masaje y ponerte la crema, en el equipo nos lo damos unos a otros y lo hago bien.

AB: Hijo, ya lo he pensado, en las piernas y los hombros sí, pero cómo hacemos con la cadera, la pelvis y las ingles, me da vergüenza, cariño, ya eres casi un hombre.

FR: Menuda tontería, si de la otra vez me bañabas y yo entraba en el aseo cuando tú estabas ¡¡ si te he visto cien veces ¡¡

AB: Ya, cariño, pero eras un niño de trece años, ahora tienes dieciséis.

FR: Como queras, yo es por ayudarte, a mí no me da reparo. Menuda función contratar a alguien que venga todas las noches, incluido sábados y domingos, y un pastón, después dices que hay que ahorrar ¡¡

AB: Deja que lo piense, a lo mejor para esa zona me apaño yo sola.

Adoptaron un ritual que cumplían todas las noches, la abuela iba primero al baño y se ponía crema en la cadera, los abductores y la pelvis, regresaba a la cama y el nieto le masajeaba con los productos el resto de las articulaciones, así estuvieron dos semanas, hasta mediados de noviembre que regresaron a la cita médica prevista

DC: Bueno Catalina, cómo van esos dolores, te encuentras mejor ¿?

AB: Pues verá, las piernas y los hombros bien, hay me da la crema mi nieto y me aprieta fuerte, la verdad que mucho mejor. Lo peor es la cadera y las ingles, es un suplicio

DC: Por ¿? Te hace daño el chico ¿?

AB: No, no, ahí me la pongo yo misma, doctor, me da reparo que lo haga él

DC: Pues la solución está fácil, si donde te da el chico vas bien, que también te de dónde vas mal, mujer, es tu nieto, no será para tanto

AB: Es que ya no es un crío, doctor

DC: Anda, anda, eso quisieras tú, jajaja. Déjate te tonterías y que te lo haga el muchacho, en 15 días vuelves y me cuentas

En cuanto llegó a casa, muy avergonzada, Catalina le explicó a Fran la situación, el chico le dijo que no se preocupara y que si se quedaba más tranquila, al llegar a esa zona apagaban la luz y le daría el masaje con la que entrara del pasillo, además acordaron que se cubriría con una toalla.

Esa noche comenzaron con el nuevo procedimiento, dejaron la zona conflictiva para el final, el chico apagó la luz y dejó caer la toalla sobre la zona a tratar, la abuela se lo agradeció, la penumbra la ayudaba a relajarse, no se dio cuenta, de que el muchacho, al acostumbrarse a la oscuridad veía perfectamente.

Se embadurnó las manos con gel el chaval y empezando a medio muslo comenzó a comprimir la pierna, bajó la inmensa braga blanca de su abuela y le zarandeo con fuerte ambas caderas, después se aplicó en la zona de la pelvis, ahí por primera vez sintió entre sus dedos la pelambrera de la señora, un poblado monte de venus, abarrotado de largos pelos oscuros que se le ensortijaban en las falanges. Y fue ahí donde todo cambió, los leves gemidos que emitía la señora se unieron a la sensación de tocar el vello de la vagina de una mujer por primera vez, el resultado fue una incipiente erección que surgía entre las piernas del chico. Fran apretaba con fuerza una pierna contra otra para no ser descubierto, la oscuridad y los casi siempre ojos cerrados de la abuela eran sus aliados, acabó sin demora con esa zona y casi de soslayo se pasó por las ingles. Sin dilación se fue a lavar las manos y se sacó la polla apoyándola sobre el lavabo, llegó de milagro, no le hizo falta tocarse e inundó el lavamanos blanco de esperma corriéndose sin remisión.

Regresó al lecho, exhausto y perturbado, no se podía creer lo que le había ocurrido, se acababa de correr tras solo haber tocado el sexo de una mujer por primera vez, encima una señora muy mayor a la que trataba de abuela. Su mente daba vueltas con insomnio, no le preocupaba, al día siguiente era sábado y podría dormir, la abuela ya dormía cuando él regresó, sus ronquidos leves y su pausada respiración la delataban. Fue ahí, cuando uniendo todas las piezas su calenturienta mente comenzó a trabajar, sentía cómo las hormonas le invadían y circulaban por doquier a lo largo de su organismo.

Las palabras del doctor en la consulta que acompañó a la abuela se le vinieron a la mente ‘’ después del masaje te tomas estas píldoras y dormirás como un tronco ‘’.  No tardó el chico en reaccionar, ‘’ abuela, abuela ‘’ la llamaba varias veces dándole leves empujones, la señora no reaccionaba, estaba durmiendo profundamente. Vamos allá, se dijo, se colocó de cucharita contra la espalda de ella dejando caer su brazo derecho hacia adelante hasta que sintió como el antebrazo se apoyaba en el enorme pecho izquierdo de la abuela, se quedó quieto durante unos minutos esperando cualquier forma de movimiento o rechazo de ella, pero este no se produjo, al contrario, la abuela se arrimó más a él apoyando la espalda contra su pecho.

Ya hacía más de tres años que no le veía las tetas a su abuela, pero las recordaba perfectamente, gordas, inmensas, blancas y caídas hasta casi el ombligo, una aureola oscura de la que sobre salía un inmenso botón que al sentir el agua de la ducha se acrecentaba. No tardó en buscarlo con su mano por encima del camisón blanco, al tenerlo a tiro comenzó a mover el dedo pulgar arriba y abajo mientras el resto de la mano recogía parte del pecho, el pezón no tardó en darse por enterado y en cuestión de segundos parecía un dedal, se afanó el muchacho en el proceso mientras sentía como otra vez su polla reaccionaba y se clavaba entre las nalgas de la señora picoteando desde el pijama el camisón y las grandes bragas. Intentó desabrochar los botones delanteros del blusón, uno, dos, tres hasta conseguirlo y metió la mano en el escondite, y ahora sí, por primera vez tocó un pecho sin ropa de por medio, regresó al pezón y le encantó tocarlo, era enorme, lo acariciaba a derecha e izquierda y con la mano presionaba la teta, era blandita y pesada le encantaba manosear a su abuela. Estuvo mucho rato con los tocamientos, tanto que se acabó durmiendo dejándose por el camino trabajos sin acabar, no abrochó los botones del camisón ni se levantó a limpiar la corrida que había empapado su pijama.

Por la mañana la abuela madrugó como de costumbre dejando al chico durmiendo, al ser sábado no tenía clases, en cuanto se sentó en la cama para acomodarse las zapatillas se dio cuenta de lo ocurrido, se miró las tetas por la abertura y sonriendo se abrochó los botones, como zorro viejo se lo intuyó, destapó al crío que dormía bocarriba y miró su entrepierna, la erección de la mañana hacía más ostensible el lamparón aún no seco, de nuevo sonrió.

Ni el más mínimo comentario al respecto por ninguno de los dos durante el día, tras los quehaceres diarios llegó la noche, enseguida la cena y a continuación el masaje. Pero ambos sabían algo más, la abuela que su nieto la tocaba y se masturbaba contra ella, el nieto que le encantaba tocar a su abuela y que esta noche iría algo más allá, de nuevo silencio respecto al tema.

Tras el habitual repaso a las articulaciones inferiores y superiores llegó el chico a la zona conflictiva, esta vez iba más preparado, se untó bastante gel en la mano antes de llevarla al pubis, otra vez el matorral de vello le aguardaba, se afanó allí, presionaba y jugueteaba con la zona, la abuela suspiraba sin alardes, bajaba la mano más que la noche anterior y la señora no se quejaba, intentaba encontrar la zona carnosa que veía en los videos de internet, pero no la encontraba, había pelos por todas partes. Desistió en el empeño y se aplicó en la zona poco explorada de las ingles, y ahí sí, sin quererlo encontró el tesoro.

La gran cantidad de gel que se había puesto en la mano facilitó el proceso, al frotar la ingle derecha con fuerza, la viscosidad del producto hizo que la mano resbalase bajo la comisura de la braga y se topó con los dedos con una zona húmeda, mojada, al manipularla suavemente la abuela reaccionó elevando un poco la cadera como pidiendo a la mano del nieto que no se alejara de la zona, el pícaro muchacho lo entendió y le preguntó a la señora ‘’ por ahí te molesta o prefieres que te de ‘’ ‘’ no me molesta, cariño, me relaja, me hace bien, esa zona está muy tensa ‘’

Prosiguió el chico con la fricción, arriba y abajo, a veces más fuerte, otras más suave, ahora sí que los suspiros eran evidentes, y con la siguiente untada de manos llegó a destino, sus dedos se escurrieron hasta la ansiada zona despoblada, y por primera vez tocó un coño real, húmedo y ardiente que parecía echar fuego, dejó los dedos quietos un ratillo esperando la queja de la abuela, no tardó ella en protestar, pero por algo inesperado ‘’ porqué paras, cariño, lo estás haciendo muy bien y me  relaja mucho ‘’ Dicho y hecho, se dijo el chico y comenzó a mover la mano por la zona húmeda, la carnosa, arriba y abajo viendo los cerrados ojos de la abuela y cómo se mordía el labio inferior, tras un breve recordatorio a internet salió de dudas, ‘’ le está gustando ‘’ se afanó otro poco y dejó bajar la mano lo que la braga le permitió, y como si estuviera cogiendo carrerilla subió de golpe alojando los dedos índice y corazón dentro del coño de la señora, de golpe, como un bestia, hasta el muñón se le escurrieron. Ahora sí que la abuela dio un respingo y protestó, pero no para que el muchacho parara, sino para indicarle un pequeño cambio

AB: Despacio, loco, esa zona es muy sensible, si me vas a dar masaje ahí adentro tiene que ser suave, sin no me lastimarás

F: Perdona, no lo sabía, nunca he tocado algo así, quieres que siga o mejor lo dejo

AB: No cariño, no quiero que lo dejes, se me pasan los dolores con tu masaje, si no estás cansado prefiero que continúes, yo te diré cuando es suficiente

Toda la conversación se produjo con los dedos dentro del túnel, ante la aprobación, sin sacarlos ni un minuto Fran empezó a moverlos, la señora se retorcía sobre la cama cada vez con mayor agilidad, poco después volvió a susurrar

AB: Tienes que sacarlos y meterlos suavemente, arriba y abajo, despacio, no te pares, yo te diré cuando tienes que ir más rápido

Siguió las órdenes al milímetro y minutos después, tras otro recordatorio a las distintas web lo supo, le estaba haciendo una paja a su abuela, consentida y disfrutada

AB: Ahora rápido, más, más, y más fuerte, así, así, no te pares hasta que te diga ¡¡ Agggggg, ya, ya , ya.

El chico sacó la mano empapada, pringosa, la abuela dejó de retorcerse mirándole, de pronto, le señaló con el dedo y le habló

AB: Como se te ocurra hablarle a alguien de estos masajes o de que duermes conmigo te corto la lengua ¡¡

F: Abu, ni que estuviera loco, ya me conoces

AB: Venga, voy a lavarme un momento y hablamos de esto un momento, porque no sé como ha podido pasar.

F: No te apures abuela, una cosa ha llevado a la otra, no es algo tan malo, a mí me ha gustado

AB: Ya veo ya, mira que garrote llevas. Anda, vete al baño a aliviarte mientras me limpio y me coloco la ropa

El chico se hizo el ingenuo, sabía que era la mejor forma de camelarse a su abuela

F: No sé cómo se hace, todos los chicos hablan de ello y yo les sigo la corriente, pero no tengo ni idea como hacer

AB: A ver Fran, qué me estás contando ¡¡ Si ayer vi tu corrida en el pijama, hasta lo tuve que lavar, menudo lamparón

F: Es que después de hacerte el masaje se me puso muy dura y me dolía un montón, me arrimé a ti para abrazarte y ver si se me bajaba al apretar, pero no, solo se me bajó cuando me salió eso tan espeso, me gustó y me relajé, sé que se llama semen o esperma, los chicos le dicen leche o lechada

AB: Me estás diciendo que  no sabes hacerte una pajita ¿?

F: Si nadie me enseña cómo voy a saber ¡¡ A quién le pregunto ¡¡

AB: Dulce nombre del señor ¡¡ Estás seguro de eso ¿?

F: Si no lo estoy yo no sé quién lo va a estar. Me explicas cómo tengo que hacer o me haces tú la primera, por favor, yo te he ayudado a ti.

AB: Ayudado ¿? Tú lo que has hecho es meterme mano, sinvergüenza

F: Ya, pero al final has disfrutado, tú me has dicho que te gustó y me has explicado cómo tenía que hacer, no es justo que ahora no lo haga yo, mira, me duele un montón y los testículos están durísimos, no aguanto ni el pijama

AB: Ay madre mía lo que me pide este chiquillo, si sabía yo que tenía que haberme tomado la pastilla antes del masaje ¡¡ Anda, tira para el baño ¡¡

F: Y porqué al baño ¿? Yo te lo he hecho aquí, el baño está helado, tenemos la toalla para no manchar como ayer

AB: Acabas conmigo, Fran, venga, túmbate y bájate el pantalón. Por Dios ¡¡ Pero de dónde has sacado ese instrumento ¡¡ La tienes enorme ¡¡ A ver, mira, se coge así, se aprieta un poco y se mueve arriba y abajo, primero despacio, para disfrutar, según te vayas excitando más rápido, cuando veas que te va a venir el gusto mucho más, mira así, y fíjate bien porque es la primera y la última paja que te hago. Cuando veas que te vas a correr me avisas para cubrírtela con la toalla.

La abuela le hizo una paja de escándalo al nieto, embelesada por la tremenda polla que se gastaba el chico, cuando la avisó de la venida aceleró como posesas hasta sacarle la última gota de leche, casi todo cayó en la toalla, otra parte en el dorso de su mano, si el muchacho no estuviera mirándola como un pasmarote se la habría llevado a la boca, le hubiera encantado probarla.

AB: Hala, solucionado, ahora a lavarse y a dormir, yo voy a tomarme la pastilla, y si te parece, haces como ayer, te aprovechas de que no me entero y te hartas de tocarme las tetas, otra vez te empalmarás y tú mismo, yo no te voy a ayudar más.

La vuela engañó al chico, esa noche no se tomó la píldora de dormir para comprobar la reacción de Fran, desabrochó dos de los tres botones y le esperó de lado haciéndose la dormida. El muchacho se tumbó boca arriba y los pocos minutos ya se estaba rascando la polla, en segundos la tienda de campaña estaba armada.

Volvió al ritual de la noche anterior, intentó despertarla pero ella permanecía inerte, se acopló de cucharita y le pasó el brazo por encima, ella no se inmutaba, enseguida el chico se dio cuenta del regalo al notar el nido abierto, de vuelta a la teta, enseguida al pezón, pero esta vez se recreó, lo pellizcaba y toqueteaba, estaba excitadísimo, los suspiros de la abuela le hacían creer que ella pese a estar en sueños también lo disfrutaba. Esta noche no tenía sueño, iba a por todas, se habían masturbado mutuamente, nítidamente se había percatado de que la regañina de su abuela había sido con la boca pequeña, aquello no iba a terminar ahí.

Se retiró de la trasera de la señora para dejar espacio, quería girarla para dejarla boca arriba, no hizo falta, en cuanto notó la retirada del nieto ella misma adquirió esa posición, el muchacho aguardó unos minutos hasta que ella recobrara la respiración adecuada.

Cuando creyó tener vía libre no se lo pensó, desabrochó con cuidado y destreza el botón pendiente, abrió el camisón y sacó el pecho derecho al exterior, todavía estaba erecto el pezón, no se lo pensó, se abalanzó sobre él y lo chupó. Mamó teta como si estuviera muerto de hambre, agarraba el seno con las dos manos y lo presionaba para que la zona de la aureola permaneciera firme, y a comer, otra vez a disfrutar del manjar. No una, sino varias veces la despierta abuela estuvo a punto de agarrarle al chico la cabeza para que no se soltara, le estaba encantando la ración que su nieto le estaba proporcionando después te tantos años de ayuno, casi media hora después de sentirse succionada vio que el chico cambiaba el plan, la mano empezó a circular camino abajo, hacia la zona mancillada una hora antes, me va a notar otra vez empapada, se dijo cuándo notó cómo dos dedos se incrustaban en su cavidad, y apunto ya de correrse todo se detuvo, se quedó perpleja, casi enfadada, apunto de protestar. Pero algo la asustó, el chiquillo se puso de rodillas frente a ella, le subió el camisón hasta la cintura y le bajó las bragas hasta los muslos. ‘’ Qué va a hacer este loco ‘’, pero ya era tarde para quejas, le dejaría hacer, ya habría tiempo de represalias, total, es un pardillo, se dijo, si le he hecho la primera paja ¡¡

Se quedó quieta, expectante, de pronto en la penumbra intuyó lo que pasaba, su nieto se estaba bajando el pantalón y tenía al aire su espectacular herramienta cogida por una mano, la movió un poco y se echó sobre ella. ‘’ Va a follarme o solo a restregarse este loco ‘’ Nada de friegas, apoyado en el codo izquierdo, se agarró la polla con la derecha y la colocó a la entrada de la cueva, al notar el agujero se dejó caer, tras unos segundos de acomodamiento sin moverse comenzó el bombeo. Madre mía, se dijo la señora, me la ha metido hasta el fondo, noto sus huevos, va a follarme este cabrón, se dijo.

Y así fue, unos quince minutos después, tras correrse ella en silencio notó como un líquido caliente le inundaba las entrañas. Su nieto le había echado un polvo en toda regla. Cuando el chico se calmó, se levantó para vestirse, se limpió con la toalla ya usada y con ella también saneó los restos de esperma que le salían a la doña de la vagina, con gran trabajo le subió y colocó las bragas, le abrochó el camisón y tras darle un pico en los labios se tumbó a descansar diciendo, gracias abuela, gracias por todos.