Masajes 6 parte

Eso me hacía sentir poderosa, el mantuvo la mirada unos minutos, hasta que metí mi dedo en su ano, se corrió, esta vez no me clavo fuerte, sentí como cogía la cabeza,

El trascurso de la semana fue tranquilo, aunque obsesionada buscando el coche por todas las esquinas, habían pasado diez días desde el encuentro, nunca había tardado tanto en verle, me pasaba por la cabeza ir al centro, pero enseguida lo tomaba como locura, pasados quince días no pude más y llamé al centro esperando contestara él, oí su voz y me quedé helada -te espero mañana en el portal de la otra vez, mi corazón se disparó, me faltaba el aire, ahora ya no tenía tan claro si quería ir, claro que quería, me ardía el cuerpo solo pensarlo.

Eran las dos del mediodía, había pasado la mañana abstraída, sin más cogí mi bolso y salí de la oficina, mi paso era rápido, en quince minutos estaba ya allí, era pronto, decidí esperarme un poco más arriba para evitar sospechas, a los minutos de esperar una mano paso por mis hombros me cogió y me llevó hasta el portal, abrió la puerta con las llaves y nos dirigimos al ascensor, dentro su mano levanto mi rostro y me beso, un beso húmedo, su lengua dentro de mi buscaba la mía, apretó mi cuerpo al suyo, sentí su verga dura presionándome, mis bragas ya empapadas, se abrió la puerta del ascensor, me acompañó dentro de la casa, me fije en los detalles, era una casa austera, un piso sin amueblar, me llevo a la habitación, sin mediar palabra me miró fijamente, levanto la faldita, me bajo las braguitas, se sentó en la cama y empezó a lamerme el coño, lo succionaba, yo de pie delante de él con sus manos en mi culo presionándome hacia su boca, las piernas me temblaban casi no podía mantenerme en pie, dio unos lametazos limpiando mis jugos, abrí los ojos, y le miré, esa vez no hubo azote, él me miro a los ojos clavándolos, se levantó acabo de desnudarme, me acaricio el cuerpo, sus manos calientes y suaves, sin perder sus ojos de vista me arrodillé, saque su miembro duro de sus pantalones de hilo y empecé a chuparlo, le miraba a los ojos mientras lo hacía eso me hacía sentir poderosa, el mantuvo la mirada unos minutos, hasta que metí mi dedo en su ano, se corrió, esta vez no me clavo fuerte, sentí como cogía la cabeza, pero no la presionaba, me levante y le bese pasándole su leche en la boca, me sentía una diosa, el dolor de la última vez me habían hecho fuerte, no temía nada, solo quería que me hiciera disfrutar, ya no volvería a dejarme humillar, y él lo sabía.

Me apresuré a mi bolso, y saque el dildo, se lo acerque, él lo miró, me miró, sonrió y me llevo a la mesa, me apoyó y empezó a jugar con mi ano, fue al baño y volvió con el edema, lo vi por primera vez, no era el típico de farmacia, había la cánula de entrada un tubo largo y una bolsita al final, me apoyó en la mesa y la introdujo, lentamente y el líquido empezó a entrar dentro de mí, con la cánula aun dentro abrió más mis piernas y sus dedos empezaron a jugar con mi vagina, luego los frotó con mi clítoris y me corrí con el dolor de barriga, era algo increíble, sacó la cánula y abrió el baño, entre aun con las contracciones, se alejó del baño, cosa que agradecí, volvió a los minutos, yo ya de pie limpia, me llevo a la cama, habían varias cosas encima de ella, le mire perpleja, volvió a besarme, decidí quitarle la camiseta, quería por una vez sentir su cuerpo, le abracé, necesitaba sentirme algo más que usada, me abrazo fuerte, me susurró – buena chica – cerré los ojos y deje que me tumbara, empezamos a besarnos a acariciarnos como si de novios se tratara, note como me excitaba pero para nada igual como antes, pero lo solucionó rápido se sentó y yo con él, cogió una bola metálica grande que tenía un gancho, la mire y lo miré a él, me dio la vuelta dejándome de rodillas en la cama, me hizo apoyar mi cabeza en la cama, empezó a jugar con mi ano, empezó a meter los dedos, durante un buen rato estuvo abriendo y cerrando, note casi toda su mano dentro, solo estaba el dedo gordo que acariciaba hacia la vagina, extrajo los dedos y empezó a empujar la bola hacia dentro, presionaba mucho, estaba fría, froto mi coño, y cuando moví el culo hacia fuera la introdujo del todo adentro dejando el gancho fuera, gemí, me sentía rara, el me levantó y me acaricio la cara, cogió el collar de perro y lo puso suavemente en mi cuello puso la correa y por mi sorpresa la ató al gancho que sobresalía de mi ano, tiro un poco de ella, eso me obligaba a tirar la cabeza atrás y sentía la bola de mi ano como me apretaba de dentro afuera.

Se puso de pie detrás de mí, me penetró sin soltar la cuerda, me follaba sin parar, paraba un rato y volvía a embestirme, sentía ardor en toda la zona anal y vaginal, seguía bombeando, cada choque remetía la bola dentro, pensé que nunca iba a terminar, salió de mi vagina y se corrió encima de mis nalgas, lo oía exhausto, sin soltar la correa me empezó a masajear el culo con su semen, por el ano, los labios sentía sus dedos entrar en mi vagina, separo un poco mis piernas y empezó a masturbarme, sabía que no podía rechazar su forma de tocarme, la bola presionaba pero los orgasmos llegaban sin cesar, me desmorone cuando él soltó la correa, quede tumbada de lado, se sentó a mi lado, me acaricio me mordió levemente el cuello, sobaba mis tetas, me sentía presa de él, poco a poco bajo hasta mis nalgas, me giro boca abajo y empezó a sacar la bola, me dolía, mis quejidos ahogados lo paraban, de repente tiro secamente del gancho y sentí que moría del dolor, seguidamente liberación.

La habitación olía a sexo, olía a sudor, me sentía pringosa de su semen por mi culo y entrepiernas, estábamos tumbados en la cama, pensé que quizás quería hacer algo más, así que acaricié su pecho haciendo circulitos en sus pezones, baje la mano hasta notar el vello púbico, acaricie su miembro, empecé a pajearlo, enseguida empalmo, seguí tocándolo, él tumbado con una mano acariciaba mis pechos, la otra se tapaba la cara, estuve un rato subiendo y bajando la mano, me excitaba ser ahora yo la que lo mandaba, me senté encima y me introduje la polla dentro poco a poco, empezó a apretarme las tetas, pellizcaba mis pezones fuerte, me electrizaba, seguía moviéndome, se sentó dejándome encima cogió mis caderas y retomó el control me bajaba fuerte hacia él, sentía como la polla se clavaba más fuerte, casi penetrándome con los huevos, puse una mano en mi clítoris, él me miraba fijamente, le miré a los ojos y me corrí, las convulsiones lo dejaron fuera de mí, me hizo bajar al suelo y estando de rodillas me amorró a su polla, y me folló la boca con ella, lo hacía fuerte, otra vez estaba enfurecido, se corrió en ella, sentí la leche bajar por mi garganta, me levantó me comió el coño estando de pie, y aunque increíble otro orgasmo exploto en su boca, me abrazó fuerte y me susurro – ya no más-  se dirigió al baño, le seguí nos duchamos, me aplico una crema por los labios inferiores, por el ano y en los pezones, sentí un frescor y alivio, nos vestimos, abrió la puerta y en el ascensor me abrazó, me miró unos segundos, abrió la puerta -llama cuando quieras- con una voz ronca.

Abrí la puerta de la calle y salí sin mirar atrás, estaba eufórica, me comía el mundo, en el sofá de casa quedé desmayada hasta el día siguiente.

Seguirá...

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