Masaje revitalizante

De como mi mujer y yo, por supuesto, disfrutamos de una sesion de masaje a cuatro manos

Estamos felizmente casados, desde hace poco, bien sea dicho, sintiéndonos jóvenes, en los finales de los 30 y primeros 40,  pero estamos cuidados, y siempre que podemos nos gusta disfrutar de nuestra sexualidad, una escapadita y quien sabe que…

A mi mujer la encanta relajarse con los masajes, siempre tiene alguna pequeña contractura en la espalda, y estos la alivian, pero realmente lo que la apasiona son los masajes subiditos de tono, entonces es cuando con objeto de una escapadita de fecha señalada decidí buscar en una página de contactos , pedía un masajista de buen aspecto, bien dotado, limpio y si fuera posible lechero, a ella la encanta eso de sentir una buena descarga en sus tetas.

Muchos fueron los pretendientes, por toda la geografía española, realmente nos daba igual ir al sur, norte este u oeste… más nos gusta el sur, pero en este caso había uno en Cantabria que parecía cumplir con lo solicitado, además conocíamos unos alojamientos rurales muy sensuales en el valle de Cabuérniga a los cuales podríamos regresar, con su genial salón, baño con jacuzzi y una gran cama…

Así fue, quedé con él que le llamaría una tarde de esos días señalados.

Fueron unos días otoñales en que como es habitual en esa zona no suele dejar de llover, pasamos los días de turistas por la zona, lo típico; coche, paseito, comidita, paseito, cervecitas y a casa, baño calentito en el jacuzzi, polvete, cena…y hasta mañana.

Una tarde de esas mientras tonteábamos en la bañera la dije que mañana vendría un masajista, no sólo no mostró objeción alguna, sino que empezó a retorcerse entre mis manos como poseída, y haciéndome comentarios al oido de que si era guapo tal o cual, la verdad es que menudo pedazo de polvo echamos, ella a horcajadas encima de mi cabalgando como una furiosa y yo metiéndola hasta 3 dedos por el culito sin poder aguantar ni 5 minutos desembocando en un corridote de escándalo poniéndome de pie y echándoselo en sus labios y tetas…

Fue al día siguiente, mientras ella se duchaba cuando le llamé, le dije q era el día, y tal y como por Internet habíamos quedado, el vendría con su camilla plegable, su ropita de masajista, y como le había comentado con su ayudante, al igual que él, perfectamente aseados y depilados, recibiría una llamada una hora antes del encuentro, y su ayudante permanecería en el coche hasta que se le necesitara.

Pasamos el monótono día gris como los anteriores, de acá para allá, con buena comida, y al parecer con prisas por volver al alojamiento tras tomarnos unos chupitos de hierbas en la sobremesa, cogimos en un super unas tónicas y a eso de las 5 decidimos volver a casa y tomarnos un gintonic calentitos.

Y menudo que si calentitos, que al poco me dijo que si no iba a venir el masajista, le llamé, tardaría 45 minutos, dio un par de sorbos más hasta apurar el vaso y se dispuso a ducharse y acicalarse, un poquito de perfume y una ropa interior de lo más sugerente, y encima un vestidito ajustado y sexy, y antes de que terminara, él llamó a la puerta, allí estaba con pantalón y chaquetita blancas y una maleta que sin duda era una camilla, me dio su mano derecha, era grande y fuerte como la mía, de una estatura aproximada a la mía, sobre uno ochenta, al pasar dentro pude oler su cuerpo perfumado y observar su pelo recortadito, rostro afeitado, lo que se dice… muy aseado, lo cierto es q daba muy buena impresión, al entrar y pasar al saloncito,  la derecha estaba ella sentada en el sofá, se incorporó echándole un vistazo de arriba abajo , pude observar que fue mutuo y mutuo también los deseos de ambos, se saludaron con un par de besos y él aprovechó para pasarle la mano por la cintura acariciádole suavemente su generoso trasero.

Le ofrecí un gintonic, y nosotros nos pusimos otro, menos cargado, mientras iba desplegando la camilla en el centro del salón apartando a un lado la mesita central. Charlamos un poco, del tiempo, del fantástico lugar, Carlos, que así se llama el masajista estaba sentado en el sofá al lado de mi mujer, yo en frente, de cuando en cuando él la tocaba la pierna, ella en ocasiones hacia lo mismo, y cuando la música de radio 3 llenaba más los silencios que nuestras palabras, es cuando sugerí que empezara con el masaje; mi mujer se quitó el calzado y el vestido y se tumbó boca abajo en la camilla, yo desde un primer momento no dejaba de grabar con mi video cámara, Carlos la puso una toalla de cintura para abajo y una venda a los ojos que a la vez la sujetaba el pelo, comenzó aplicando un aceite calentador, su piel brillaba bajo las manos de él, suaves movimientos de abajo hacia arriba y circulares en la parte alta, masajeó los brazos y poco a poco empezó a descender hacia las caderas y sus manos se levantaron y descendieron a sus piernas y al subir se perdieron bajo la toalla, se apreciaba q bajo ella masajeaba sus glúteos, ella separó levemente sus piernas a la par q levantaba un poco su trasero, su boca empezaba a expresar lo que era fácil de adivinar que la empezaba a suceder, empezó a gemir, con el ojo de la video cámara pude atisbar como había echado a un lado su tanguita negra y la estaba introduciendo el pulgar y con los otros cuatro dedos de su mano derecha la acariciaba el clítoris y el pubis perfectamente recortadito, se la veía gemir y como en trance, era el momento del ayudante, con lo que me acerqué a la puerta, estaba en el coche, aparentemente jugueteando con el móvil, me vió y salió, su vestimenta modernilla, y su cuerpo atlético le daba un aspecto todavía más juvenil, dudo que llegara a los 30, pero al pasar a la luz de la entrada, pude apreciar q en efecto también estaba muy aseado, le hice un significativo gesto de guardar silencio y le hice pasar al salón, se le alegró la vista al ver a su amigo en la agradable misión de proporcionar placer a semejante trasero, la toalla y el tanguita ya habían desaparecido, y el compañero, no tardó 30 segundos en despojarse del calzado y los pantalones , calcetines calzoncillo y camisa era su vestimenta, se acercó al rostro de mi mujer y ésta en seguida le encontró el oculto paquete totalmente erecto, se lo toqueteo por fuera del calzón pero al momento se lo bajó y le agarró el miembro, lo movió un poco de arriba abajo, como pajeándole, no pareció notar nada estraño,  giró la cabeza y se lo llevó a la boca, realmente era grande, puesto que casi no la cabía, le lamía el capullo mientras le agarraba de los cojones, en verdad q era un hermoso aparato, bien depilado, y de buena apariencia, mientras Carlos estaba a lo suyo, que no era otra cosa que hacerla lubricar a la par que hacerla necesitada de una buena penetración, pues no paraba de gemir, de remolonear, de retorcerse encima de la camilla; mientras tanto Carlos, decide desnudarse por completo, su verga, como cabía de suponer perfectamente depilada, a excepción de la parte superior hacia el ombligo que había dejado el pelo bien raso, en forma de trapecio, era de un tamaño y una forma,        `` ideales´´, tal y como nos había enviado por Internet, se agachó hacia la mesita donde habíamos dejado los preservativos retardantes y los aceites y cremas lubricantes, cogió y abrió uno de ellos y se lo puso en cero coma, mientras mi mujer no dejaba de comerle con especial entusiasmo la polla al ayudante, Carlos la agarró por las caderas y la trajo hasta el final de la camilla dónde él se encontraba e introdujo su reluciente miembro en el dilatado conejito de mi querida mujer, esta mostró una cara de satisfacción tal q es difícil de describir, seguía agarrando la polla al ayudante pero como absorta en otro mundo no hacía nada con ella, al poco despertó del trance y recibiendo las ya furiosas acometidas de Carlos  prosiguió con lo que se traía entre manos, el glande del ayudante, que no paraba de hacer por tocarle las tetas contra la camilla; al cabo de pocos minutos así , Carlos la levantó sin sacar su polla de su interior y se sentó en el sofá con ella encima, se aproximó el ayudante a seguir magreándole las tetas y que ella mientras le chupeteara y mordiera su verga, no estuvieron mucho así, enseguida ella cambio de postura y se puso encima de él, al principio sentado, poco después se tumbó en el sofá y ella encima, el ayudante acudió a la mesita y cogió un botecito de crema lubricante y a pesar de que toda su espalda y culo brillaban ya de las cremas del masaje, éste acudió al ojete de su culito y lo fue extendiendo con suaves movimientos circulares acompañados de un magreo de éste y al poco introdujo uno de sus dedos, al ver q entraba con extrema facilidad introdujo dos, y ella se volvía loca de gozo, gemía cabalgaba, se retorcía, el ayudante se colocó uno de los preservativos, se colocó tras ella y con aparente poca dificultad introdujo su durísima verga en su culo, al principio ella pareció dar un respingo pero al poco se quedó quieta como en trance otra vez, tras unas leves acometidas pareció despertar con un profundo gemido de placer, allí esta siendo doblemente penetrada, cabalgando al unísono de esas dos pollas q entraban y salían con suavidad, yo estaba nerviosito perdido , con la polla chorreando flujos q era una salvajada, pero no quería intervenir y romper esa armonía y su a todas luces, tremendo placer…

Estuvieron así más de lo que cabía imaginar… ¡ que aguante…!, temía q se acabara la tarjeta de mi cámara, pero de repente, Carlos le dijo a su ayudante que saliera, la tumbaron de espaldas boca arriba en el sofá y Carlos volvió a metérsela por el chochito ya totalmente dilatado y chorreante, el ayudante se quitó la goma y le ofreció la polla para q terminara comiéndosela, tras breves sacudidas, y un gesto de Carlos a su ayudante como avisándole, la sacó se quitó la goma de un tirón y empezó su descarga sobre el vientre y las tetas de mi mujer, una corrida impresionante, a lo Peter North total, luego, al revisarla en la grabación se aprecian hasta 7 descargas potentes de un semen blanco y denso…, mientras el ayudante pajeándose él mismo a toda velocidad hace lo propio tambien pero sobre el rostro y los labios, menos copiosa , sin duda, pero también abundante,; ella como agotada, descansa en el sofá extendiendo todo ese semen con parsimonia por toda su piel… los masajistas, también, sudorosos y agotados, descansan sentados apurándose lo último de sus gin tonics ,mientras mi mujer se retira la venda de los ojos, ve el panorama y se sonríe.

A los 10 minutos ya se habían ido, allí nos quedamos sólos otra vez, sin las innecesarias palabras, me decido a preparar el jacuzzi, y mientras nos metemos a la ducha, donde la enjabono y la limpio, mi pene habla por si sólo y me lo agarra y se lo introduce en su todavía dilatado conejito, en 4 movimientos me pego la mayor corrida de mi vida encima de su culo…en el jacuzzi, ya sólo relax.

Así, si alguien se ve identificado, o desee experimentarlo, estamos en smilergirl75@gmail.com