Masaje inesperado

Por sorpresa allí estaba... continuación de 50 min en el tren.

Como cualquier miércoles último de mes, tengo cita en la peluquería de Nuria, el hecho que el mes pasado no hubiese podido ir hace que unas crecientes ganas me invadan, sentarme en el lava cabezas y abandonarme al masaje capilar que mi amiga me ofrece, hacen que apriete el paso hasta llegar a mi destino, ese local familiar en el que una vez entras consigues olvidarte de todo y es como si allí dentro no existiera el mundo exterior.

Aparentemente está abierta, llego hasta la puerta y ésta está cerrada, leo un cartel en el que indica que hay que entrar por otra puerta, (¿Qué otra puerta? pienso) sigo las indicaciones de la flecha

Ha abierto el local de al lado que estaba en obras, no me había comentado nada Nuria, no sabía que lo había comprado, abro la puerta y leo un gran cartel "Inauguración nuevo centro estilista", una recepcionista me pregunta que deseo...

Buenos días ¿en qué puedo ayudarla?

Busco a Nuria, la peluquera ¿está aquí?

Sí, ¿quién la busca?

Soy Alexis tenía una cita con ella

Un segundo por favor

OK.- Asiento

De pronto se oyen unos pasos que se dirigen hacia la entrada, veo aparecer a Nuria con una clienta comentando algo sobre la reforma y que le encantaba el nuevo local... se despiden...

Hola Alexis, ¿qué tal estas?- Me dice a la vez que me da dos besos.

Hola Nuria, vaya sorpresa me he llevado, qué cambio ha dado esto

¿Te gusta?, es fantástico, ven que te lo enseño.- me coge del brazo y me lleva al interior del local. Al entrar se ve una amplia sala de espera que distribuye hacia la peluquería, la cabina de rayos uva y el centro de masajes. Las paredes son de un color morado pastel y las puertas blancas.

Ahora no te puedo enseñar la sala de rayos uva que está ocupada, pero ven que te presento a nuestra fisioterapeuta, te va a encantar, es genial y además por ser buen clienta hoy te da un masaje gratis

Qué bien! La verdad es que lo necesito.- Digo entre risas.

Se encamina hacia la puerta, llama y la abre:

Leo ¿estás ahí?

Sí, ya salgo.- contesta desde detrás de un biombo.

Ven que te voy a presentar a una buena clienta, además de amiga.- Me sonríe.

Hola! Soy Leo!.- Dice según se acerca, se me queda mirando fijamente parada, me mira de arriba abajo

Hola! Soy Alexis.- Consigo decir. Nos damos los dos besos de rigor, estoy totalmente petrificada, noto como mis mejillas se sonrojan, miles de imágenes y fantasías se agolpan en mi cabeza, es ella! La chica que vi en el tren. Intento contener la respiración y tranquilizarme, noto como los latidos de mi corazón retumban en mis oídos. Ahí parada, no lo puedo creer, tengo la sensación de tener abiertos los ojos todo lo que puedo..

Hey! Que os pasa?.- Interrumpe Nuria.

Nada.- Dice Leo. Creo que la conozco, me suena mucho su cara. Afirma con seguridad.

Sí a mí también me suena tu cara.- Digo de la manera más natural que puedo.

Pues no sé.- continúa Nuria. Puede que os hayáis visto por ahí, esta ciudad es tan pequeña

Supongo que sí.-Contesto.

Bueno luego habláis y averiguáis de dónde os conocéis. Leo, me la llevo al salón y luego te la traigo para que le des un masaje vale?. Hoy invita la casa!

Vale.- asiente Leo sin dejar de mirarme. Luego te veo.- Sonríe.

Si, hasta ahora.- me despido.

Salimos de la sala y cruzamos de nuevo la sala de espera, entramos en el salón de peluquería

Bueno esta sala ya la conoces.- dice Nuria.

Sí, jajaja!

Ven que te lavo el pelo, pero antes dame el bolso que te lo guardo.

Todo tuyo.- Le digo en el momento en que le doy el bolso.

Este es nuevo, no te lo conocía.- Dice señalando al bolso.

Sí lo compré hace una semana. La verdad que no me puedo creer que te acuerdes de todos mis bolsos.

Hija la costumbre!.

Me siento en el asiento del lavadero, y me noto diferente, una extraña sensación de sorpresa y nerviosismo me invade, aún no lo podía creer era ella, recuerdo las fantasías que tuve en el tren, la imagen de sus gestos, sus manos, ese aroma me llena… he de tranquilizarme me digo, o se me va a notar demasiado. Discuto conmigo misma, me impongo autocontrol, intento pensar en otra cosa, intento abandonarme al masaje capilar que me ha comenzado a hacer Nuria, siempre balsámico, adormecedor, pero tengo su imagen presente, esa mirada que me encoge, esa terrible atracción que me posee

Estás distinta ¿qué te pasa?.- Inquiere Nuria.

Nada, ando un tanto distraída

No me mientas, estás muy sonrojada.- Dice riéndose.

Vamos, de verdad, no pasa nada.- Insisto.

Bueno, me vas a decir de qué conoces a Leo o te lo tengo que preguntar

Cotilla! Jajajjaja!!! Todo lo quieres saber!.- Exclamo y rezo para que no continúe preguntándome por ella.

J aja ja! Se lo preguntaré a ella entonces

¿Qué tal con tu marido? Y la casa nueva?.- Desvío el tema

Bien, ahora iremos a mirar unos muebles para la nueva casa… ¿El mismo corte de siempre?

Sí!.- Afirmo y suspiro por haber conseguido distraer a Nuria.

Deberías pensar lo de las mechas que te comenté, te quedaría muy bien.

No me convence, pero quizás la próxima vez

Siempre me dices lo mismo!!!

Ja Ja Ja Tienes razón.- Sonrío.

La conversación con Nuria sigue por temas triviales, mientras pienso que se acerca el momento de ir al masaje con Leo, estoy nerviosa, excitada, abrumada? Ni siquiera sé cómo me siento. El poder de atracción que tiene sobre mí me supera, no sé cómo manejarlo, siento que mi voluntad es suya y no soy capaz de negarle

Estás guapísima! .-Dice Nuria

Es que tienes unas manos.. siempre me das el toque!

Venga que te dejo con Leo, y me voy!

OK.

Deshacemos el camino andado, y volvemos a la sala de Leo, la veo sentada ojeando una revista, al fondo de la habitación, a un lado queda el biombo, y la camilla a otro un pequeño vestuario con batas colgando de algunas perchas, tiene un perfil bellísimo, es una Diosa!

Leo, aquí te la dejo, dale luego sus cosas

Ok! Hasta luego Nuria.- Se despide.

Hola de nuevo.- Digo.

Pasa, no te quedes ahí.- dice acercándose, con sus andares felinos. Necesito que te quites la ropa, y ponte por favor una de las batas que están ahí..- Continúa señalando hacia las batas.

De acuerdo.- estoy temblando, me desnudo quedándome sólo con las bragas puestas, me pongo una de las batas, que son como los camisones de los hospitales, de esas que se abrochan por detrás, y me dirijo hacia la camilla. Leo está cogiendo unas cremas

Qué batas más sexys!.- Bromeo.

Cierto jajaja!.- Me ofrece la camilla. Por favor túmbate y dime por donde quieres que empiece.

Me sonrojo de manera inusitada, mi imaginación se empeña en volver a las fantasías creadas con ella. Afortunadamente me da tiempo a tumbarme sin que vea mi turbación, estoy tan tensa y nerviosa que lo notará en cuanto me ponga la mano encima. Junto bien las piernas y me tumbo lo más derecha que puedo, tengo la sensación de ser una tabla

No quiero entretenerte mucho, sólo un masaje en la espalda

Me refiero si notas tensión en alguna parte en particular, el cuello, la espalda, los hombros, las piernas

Si el cuello se me carga mucho.- Qué ridículo estoy haciendo pienso.

Está bien.

Se unta un poco de aceite en las manos y las refriega con suavidad y firmeza, esas manos firmes y seguras, ahora brillantes por el aceite, expertas, con las que me quisiera fundir, ser recorrida y acariciada por ese tacto

Oye tú eres la chica del tren ¿verdad?, te parecerá una tontería pero creo que te conozco de ahí. Un día por la mañana, te sentaste en mi asiento… lo recuerdas?

Cómo olvidarlo.- Pienso. Sí, soy yo, vaya despiste que tenía.- Sonrío.

Se acerca con las manos impregnadas, su aroma invade mis sentidos, toma mis muñecas y coloca cada uno de mis brazos a cada lado de mi cuerpo para que los hombros queden rectos, se agacha y me susurra al oído: Ahora relájate y no pienses en nada… Posa sus manos sobre mis hombros, como dos mariposas que se posan en una flor para extraer su esencia, mis sentidos están concentrados en el pedazo de piel que abarca sus manos, noto como me deshago por cada poro, un leve escalofrío recorre mi espina dorsal haciendo que mi piel se erice, soy incapaz de contener mis reacciones, mi cuerpo la llama, la ruega que continúe, una bocanada de aire alivia el cálido placer que son sus manos, me sumerjo en un mundo de sensaciones nuevas a una velocidad vertiginosa, me siento envuelta en su poder, absorbida por su presencia, concentrada en ella, en sus manos, transportada a un mundo en el que sólo existen sus manos sobre mi piel

Estás un poco tensa.- Dice en tono profesional, sacándome de mi ensoñación.

Ajam.- Asiento. Recapacito e intento tranquilizarme, pienso en el trabajo y en cualquier cosa trivial que me ayude a mantener la mente fría

Pues, aquel día en el tren me alegraste la mañana

Ah si?,

Si,- Me interrumpe. No sé si decirte esto, pero me sentí halagada, sentí que me deseabas, no sé una complicidad… no sé cómo explicarlo

Verás, me llamaste la atención.- comencé a decir eligiendo mis palabras. No te ha pasado alguna vez, que te llaman la atención los gestos de alguien, su expresión, sus facciones, pues algo así me pasó contigo aquel día. Que por cierto tengo que preguntarte el perfume que llevabas. Me encanta! Es como una parte de tu personalidad, como tu tarjeta de presentación jaj aja aj.

Realmente no es ningún perfume, es una crema que uso que tiene un olor muy particular… ¿Realmente sólo te llamé la atención?

Es una manera de decirlo, no sé porqué, no podía evitar mirarte, estaba impactada. Eres muy atractiva.- Dije por fin con un poco de miedo, esperaba no haber cometido un error por haber hecho tal confesión.

Vaya muchas gracias!.- Sonrió. Pues yo creo que tu poder está en tu mirada, en tu expresión corporal, das confianza.

Qué va!.- Poder? Imposible no delante de ti pensaba continuamente. No sabía por dónde continuar la conversación, y no quería provocar un mal entendido, me gustaba, me atraía como nadie lo había hecho, sentía que teníamos una química especial, algo diferente, como animal, un instinto primario que se apoderaba de mí al verla

Continúo por las piernas no te muevas!

No de verdad, si te parece lo dejamos para otro día, creo que se está haciendo tarde y además tú también tendrás que comer no???.- Dije intentando huir para evitar continuar con aquella conversación..

Seguro?, mira que a mi no me importa, por mí no lo hagas.- Dice sorprendida por mi reacción.

La próxima vez Leo, vengo con más tiempo y bueno, me das un masaje en todo el cuerpo.- Balbuceo incorporándome. He de irme de verdad.

Está bien!. Espero no haber dicho nada que te haya molestado!

No mujer, me he sentido muy a gusto y me has dejado nueva. Así que repetiré!

OK, pues mientras te vistes voy a recoger tus cosas.

De acuerdo.

Me dirijo al vestuario y comienzo a vestirme, una extraña sensación de culpabilidad empieza a invadirme, no quería irme así pero tampoco podía quedarme mucho tiempo y seguir hablando de aquel día. Abrocho mis pantalones y me pongo la camisa, cuando entra por la puerta con mi bolso en su mano, noto como me mira el escote, ha sido una fugaz mirada que me ha encendido, respiro profundamente en el último intento por controlarme…un silencio incómodo se está apoderando de la habitación, noto su presencia de pie, no demasiado cerca de mí, la miro de reojo y siento sus ojos mirándome, me siento observada por ella, y me encanta, de una extraña manera está consiguiendo que me sienta excitada. Son imaginaciones mías me repito continuamente.

Aquí tienes tu bolso.- Extiende su mano, con el bolso colgando de sus dedos.

Gracias, lo recojo. Dime cuánto de te debo.

Nada! Hoy era gratis! Pero la próxima vez prepárate Ja JA Ja.- Sonríe intentando romper ese hielo que se ha instalado entre nosotras, o mejor dicho que he puesto entre nosotras

Lo estaré.- Me acerco y la doy dos besos fugaces, muy cerca de la comisura de sus labios. Hasta otra!.- Me despido.

Ciao!.- Contesta.

Llego a casa, diciéndome de todo, hablando conmigo misma, sintiéndome ridícula por cómo me he ido, por cómo me he comportado, pensando que soy la mujer más absurda de la historia. Decido prepararme la comida y no darle más vueltas, consulto el contestador y no hay mensajes, el correo electrónico: nada. Mejor!

Tras la comida, me recuesto sobre el sofá con la tele de fondo, me abandono a un sueño vespertino, una siesta que repare mi autoestima, dándole un descanso a mi cerebro y mi conciencia, varada como barca en el mar, sin dirección ni destino, sumida en los brazos de Morfeo y acunada por el duende de los sueños

Como una ninfa emerge del mar, con la piel dorada, la mirada líquida y penetrante, un pequeño bikini acompañado de un pareo, apareces ante mí, serena, segura, sensual y seductora te acercas, noto la cálida humedad que desprendes, tus brazos rodeando mi cintura apresándome contra ti, inmovilizada por esos ojos tuyos que hipnotizan cual péndulo del mejor prestidigitador, dueña y señora de mis deseos, de mis sentidos y anhelos que están dispuestos a servirte, y así te presentas ante mí… Leo! Mi propia voz me despierta del sueño, abro los ojos y tardo apenas unos instantes en ubicarme de nuevo, es mi salón, mi sofá, mi casa, era un sueño… lástima!

Son apenas las 7 de la tarde, me preparo un café y voy a coger el móvil que lo tengo en el bolso, en ese momento suena el teléfono fijo de casa, con el bolso en la mano voy hacia la mesita del teléfono

Diga?.- contesto

Alexis?? Eres tú?.- Inquiere la voz al otro lado del aparato.

Si, la misma.- es voz me resulta familiar, pienso.

Oye, soy Leo, perdona que te llame así, pero se debió caer el móvil del bolso y bueno lo tengo aquí.

Espera. – Rebusco en el bolso y no está el aparato. Vaya gracias, puedo pasarme a buscarlo?

Claro, estamos a punto de cerrar pero si vienes te espero.- Contesta.

k.o. en 20 minutos estoy allí.

Está bien ahora nos vemos.

Me visto y me dirijo rápidamente hacia la peluquería, aparco el coche muy cerca, afortunadamente encontré pronto sitio. Llamo al timbre y no contesta nadie, acerco mi cara al cristal de la puerta y miro hacia el interior, no parece que haya nadie, vuelvo a llamar y de pronto aparece Leo, con unos vaqueros ajustados y una camiseta también ajustada….

Hola!, pasa un momento por favor, lo tengo dentro.

Hola! La sigo sin poder apartar la mirada de su trasero.- Perdóname pero soy un desastre.- Intento llevar una conversación.

Las prisas… Contesta.

Se dirige hacia un armario, lo abre y coge el Telf. que estaba dentro, se da la media vuelta y se acerca a mi diciendo cada vez en tono más bajo

Perdona que haya mirado en el móvil, no sabía de quién era

¿Si hubieras sabido que era mío no hubieras mirado?.- Me sorprendo ante mis propias palabras..

Supongo que si.- Susurra. Coloca el Telf. sobre mis manos rozando con las yemas de sus dedos la palma de mis manos. Además quería verte.- ME dice con voz débil al oído.

Para?.- Acierto a articular, mientras estoy concentrada en ese leve roce, perdida en su mirada, notando como poco a poco irremediablemente mis labios luchan por acercarse a los suyos, un instante que parece eterno, el tiempo detenido….

Para esto.- Contesta aproximándose a mis labios, me roza con los suyos, se retira apenas unos centímetros, por la inercia la sigo, abro los ojos y veo una breve sonrisa apenas perceptible si no fuese por lo cerca que estaba de ella.

Con sus manos toma mi cara como para que no me escape, y me da un beso más largo e intenso, noto como su piel pasa a rozar mi piel, para entrar con su lengua en mi boca, roza mi lengua con la suya, despacio, muy lentamente, como si fuese su último beso, disfrutando y haciéndome disfrutar de cada instante, transportada a otro lugar, siento como me elevo

Según aumenta el ritmo y la intensidad del beso, nuestra respiración comienza a entrecortarse, nuestra pasión comienza a desatarse, me toma de las muñecas y me acerca a la camilla, sin separar sus labios de los míos, hace que me siente sobre la camilla.

Dejo caer el bolso, y mis manos comienzan a buscarla, a explorar sobre la ropa ese cuerpo tan deseado, con el que tanto he fantaseado. Mis dedos hábiles consiguen colarse por debajo de su camiseta, rozo su piel, seda ardiente entre mis manos. Mi camisa ya está desabrochada, noto como mi interior arde, como la sangre fluye rápidamente por mis venas, el corazón bombea fuertemente, mi pecho sube y baja al intentar tomar un poco de oxigeno, oxigeno que no es suficiente

Me recuesto sobre la camilla y la traigo hacia mí, se coloca sobre mi cuerpo semidesnudo, su camiseta vuela por encima de nuestras cabezas, comienzo a besar su cuello, sus hombros, saborear cada milímetro de piel desnuda que tengo a mi alcance. Ella comienza a moverse lentamente sobre mí, pequeños mordiscos me arranca leves gemidos que van incrementando su volumen y su profundidad….

Hemos conseguido quitarnos toda la ropa, sentadas frente a frente, ella sobre mi, con mis dedos deslizándose por su sexo húmedo, navegando entre oleadas de un mar cálido, penetrando en cuevas sin explorar, reconociendo un terreno que me lleva a la locura de un placer sin límites… degustando el manjar gemelo, deseando poder fundirme con ella, acompasando sus movimientos y sus embestidas, sus dedos clavados en mi espalda, la suya arqueada ligeramente hacia atrás, continuando con un ritmo endiablado que la lleva al éxtasis y a mi con ella, orgasmo traducido en flujo saliendo de su interior, orgasmo contestado a su entrega, simbiosis de dos cuerpos que se atraen irremediablemente y que se entienden en la mejor danza de todas….

Su cuerpo rendido sobre el mío, recuperando el aliento, susurra, despacio, arrastrando las palabras, esto es el puto cielo!! Baja despacio y segura lamiendo mi cuerpo desde el cuello hasta mi sexo, entreteniéndose con mis senos, jugando con mi ombligo, enredando mi escaso bello púbico, haciendo pequeñas incursiones en mí, apenas rozando con la punta de la lengua mi clítoris ya muy hinchado. Viaja despacio, entre el clítoris y el ano pasando por la entrada de la vagina, cual serpiente sigilosa se desliza, dibujando miles de rutas y caminos de un lugar a otro, dándome oleadas de intenso calor, de placer creciente, los gemidos comienzan a oírse, banda sonora gutural que pide más, idioma que comprende y responde con acciones más decididas, más rápidas, más intensas… Se ayuda con sus manos, noto como me ha penetrado por el ano, apenas me molestó, la dilatación y lubricación que ha conseguido que tenga hace que cada movimiento sea suave y placentero, mas dedos en la vagina y su lengua marcando el ritmo sobre mi clítoris, mis caderas cobran vida propia y comienzan un baile salvaje, un movimiento en busca del placer extremo, todas mis sensaciones se agolpan a ese movimiento, mi cuerpo responde a sus actos, concentrada en su saber hacer, retorciéndome de gusto, exprime todo mi ser y una explosión en forma de orgasmo la invade, mis jugos salen hacia ella, pequeños terremotos me invaden y un último gemido retumba en toda la sala.

Agotadas, extasiadas, vencidas y adormecidas, acompasamos la respiración, nos miramos, no hablamos, las miradas sustituyen las palabras, calma después de la tormenta de sensaciones, enredadas aún permanecemos respirando la una de la otra...