Masaje hipnótico (17)

Las “Caseras” necesitaban una nueva imagen y a eso nos dedicamos pronto pero antes descubro algo que me agradó muchísimo

CASERAS “ A NUEVO

La familia de Caseros todavía seguía acomodando su nueva casa y ya habían trasladado todo lo necesario desde la casa grande, me di un baño que me dejó nuevo, salí de allí, calenté carne que aún quedaba en la heladera, agregué ensaladas y comí hasta que quedaron sólo migas.  Me quedaba el tema de arreglar y limpiar el Gabinete y las ganas para esto no sobraban además, ya tenía a quien podía hacerlo aunque necesitaría discreción.

Llamé por el intercomunicador y pregunté si estaba todo bien también le pedí a María que viniera a la casa porque tenía que hablar con ella, había decidido que sería la única encargada del aseo y arreglo del “ cuarto especial ”.  La mujer vino enseguida y vi que tenía los ojos hinchados y llorosos, señal evidente de un llanto anterior y parecía contenerse para no llorar nuevamente.

  • ¿Falta algo?...  ¿Ya se acomodaron, cenaron? , -a todo decía que sí pero entrecruzaba los dedos de sus manos-.
  • ¿Qué pasa María?
  • Nada, señor, nada ”, -ante esta respuesta me incomodé, casi me enojé-.

Defecto o no, desde siempre me había molestado la actitud adoptada por aquellos que se niegan a contestar y eligen el “ nada ” como mejor respuesta, me pasaba desde que era chico, esta respuesta me hacía sentir como si me trataran de “ boludo ”.

No sé qué sucedía con los demás pero yo estaba convencido de que, si preguntaba era porque me interesaba por lo que al otro le pasaba y darme un “ nada ” por respuesta me marginaba haciéndome sentir que yo era un inútil, algo así como que “ no entendería ”, agravado esto quizás, porque yo era el único que sabía que aquel que no me interesaba no era ni sería merecedor de mi consulta.

De todos modos, traté de controlarme y le pedí que se sentara y me explicara  porque esa respuesta me hacía pensar que me ocultaba algo y eso no me inspiraba confianza.  Las palabras y mi seriedad dieron resultado, se sentó en una silla y del otro lado de la mesa como con vergüenza.

Contó que después de lo que habían pasado, de vivir en las condiciones en que lo hacían y de notar que, cuando el otro caía en desgracia, la gente sólo pretendía aprovecharse, se dio cuenta que no siempre está todo perdido y lo que estaban recibiendo de mí, ella y sus hijos, la había “ desarmado ”.  Decía que, viendo la alegría de sus hijos, la casa que tendrían para vivir y las comodidades de que dispondrían, algunas que ni siquiera tenían en la granja, había dejado salir toda la angustia contenida y junto con sus hijos había llorado mucho.

Yo la escuchaba, imaginaba alguna de las vicisitudes por las que habría pasado y me hacía cargo de su congoja pero, por otro lado, no iba a demostrárselo.

  • La entiendo María aunque usted y sus hijos deben tener claro que esto no es gratis, tendrán que devolverlo con confianza, trabajo y sacrificio sino, no me sirve ,
  • Quédese tranquilo señor, ninguno de nosotros le va a fallar ”,
  • Le tomo la palabra .

Mientras ella contaba sus cosas yo observaba todos sus movimientos, notaba la forma de sus pechos menudos, su rostro y sus manos rústicas de uñas cortas como así también su cabello rubio lacio, descuidado y limpio aunque sin brillo.  Su boca era de labios grandes y firmes y sus dientes parejos que las sonrisas venideras tendrían que hacer lucir.

Además, me encantaba la forma correcta de pronunciar las palabras y los modos educados e indudables de los nativos de esa parte del País y porque no decirlo, aunque con un rostro más fino y de mayor belleza todavía escondida, me recordaba mucho a quien resultaba ser hoy “ el ex gran amor de mi vida ”.

  • Está bien María, vaya tranquila .
  • ¿Le levanto y lavo todo esto señor? ”, -preguntó y me hizo recordar el tema del Gabinete-.
  • María, ¿usted sabe a qué me dedico yo?
  • No señor ”.
  • Soy Masoterapeuta, para ser más explícito, Masajista y atiendo a una clientela muy selecta, en un 99% son mujeres que no desean publicidad .
  • Entiendo señor ”.
  • Hay un Gabinete en la casa para que yo las atienda y usted será la única que ingrese allí para limpiar, ordenar y ver que nada falte .

Era evidente que no podría confiar en lo que me dijera, así que lo demás se lo tendría que explicar con otros métodos para asegurar su discreción.

  • María, ahora que la miro bien, usted tiene una contractura muy grande en la espalda y hombros, eso debe doler y molestar ,
  • Si señor pero no es nada, era por la posición cuando cosía y me encorvaba por la poca luz (amén de, seguramente, dormir mal, con hambre y preocupaciones), ya va a pasar ”.
  • Se equivoca señora, eso no se calma por si nada más, usted necesita unos masajes en los hombros y el cuello, a todo esto…  ¿Cómo estaba la comida?
  • Riquísima señor y sobró un montón ”, -volvió a lagrimear-, “ Discúlpeme señor, hacía mucho tiempo que no nos sentábamos los cuatro juntos para comer tanto y además que no faltara nada.  Los chicos se reían y me abrazaban, nos reíamos los cuatro como tontos, no se imagina lo que fue ese momento ”.

Algo me imaginaba, después de todo, en algún momento también supe tener sólo las espinas de las rosas que te muestra la vida, quizás no tan duras, filosas y penetrantes como otros las tienen pero las tuve, aun comprendiendo que, muchas veces, es uno mismo quien se las clava más profundo y se provoca más dolores.  De todas maneras, como fue antes la “ historieta ” de mi vida era irrelevante porque hoy, por lo menos para mí y mis afectos, era y sería distinta.

Lo pasado, pisado ” decía el dicho y era otra gran mentira inventada por algún pseudo optimista y muchos creyeron que creérselas les hacía bien.  Yo entendía, como humano que era, que las “ buenas ” cuando no estaban se añoraban en demasía pero las “ malas ” con los “ culpables ” verdaderos o inventados, no se olvidaban ni se “ pisaban ” jamás.

Filosofando con las mías, me descubrí parado detrás de María, le puse las manos en los hombros, absorbí las malas energías descubriendo que sobraban y le pedí que se sentara en una silla para masajearla.

  • No señor, no es necesario, me tomo un par de aspirinas ”.
  • No me discuta María porque mañana o pasado va a estar toda dura y no va a poder moverse ni atender sus obligaciones , -no lo pensó más, entonces resignada y temerosa se sentó-.  Me fui a lavar las manos y eructar, a la par que le preguntaba que había traído en el remís.
  • Traje ropa, un par de libros, el costurero, unas fotos y otras pavadas, el resto lo dejé y seguro que mañana ya va a estar ocupado el lugar ”.
  • ¿Le dijo Josefina lo de mañana?
  • Sí señor, respecto a eso ”…
  • Respecto a eso nada, yo no quiero ropa remendada ni rota y la presencia de ustedes debe ser impecable .
  • “Como guste pero nosotras nunca fuimos a un Salón de esos y tampoco sabemos que ropa ir a comprar ”.
  • Déjenlo todo por mi cuenta, en el Salón se van a poner en manos de las especialistas, en las tiendas de ropa sólo tendrán que elegir y para el Supermercado hagan una lista de sus necesidades y mañana la llevan .

Sonó el intercomunicador, era la hija mayor preguntando si necesitaba algo y era muy claro que quería saber de su madre…

  • Por ahora nada pero vayan haciendo una lista de lo que puedan necesitar del Supermercado y que Luis haga otra con las herramientas que le hacen falta, tu madre va en un rato .  -Era hora de los masajes-.
  • María, vamos a comenzar con lo nuestro así te vas rápido y disculpá el tuteo pero me es más cómodo , ( mierda que te ibas a ir rápido ).

Fue como siempre, ella sentada y yo parado adelante, enseguida la tuve conmigo y aliviada de sus dolores.

  • Ahora te vas a desnudar para ir a mi Gabinete, aprendés todo sobre la cerradura y te ponés a limpiar hasta dejar todo impecable.  A partir de hoy, luego que yo use este cuarto, vas a venir a limpiarlo y ordenarlo, nadie entra aquí sin tu permiso salvo que lo haga conmigo y no recordarás quien es ni para que lo hará, tampoco objetarás la presencia de nadie que esté junto a mí.  Asimismo, si cualquiera que fuere te pregunta que hay aquí, dirás nada más que sobre el mobiliario…  ¿Está claro?
  • Si señor ”.
  • Perfecto, andá a limpiar que yo te voy a mirar .

Muy naturalmente se desnudó, transpuso la puerta, miró la cerradura, aprendió su uso y procedió a limpiar.  Fuera de las ropas su cuerpo era agradable y armonioso, excitante, de movimientos sensuales y lo sería aún más, su piel era muy blanca sin ser “ lechosa ” y podría llegar a ser muy tersa y suave cuando las cremas y una depilación adecuada se hicieran notar.

La alegría emanada de la orden la hacía moverse con gracia, su cola menuda y parada era dura, su vientre plano y sus pechos plenos y acordes a la medida de mis manos, apenas y solamente para mi ojo observador, dejaban vislumbrar una pequeña flojedad, sus pezones medianos un tanto más oscuros que sus areolas.

Todo eso junto a brazos y piernas endurecidos por el trabajo de años lograron lo que, por otro lado, ya sabía que iba a suceder, “ calentarme ” desde la cabeza a los pies pasando lógicamente por mi entrepierna.  Antes escribí “ sabía que iba a suceder ” debido a que, ante mujer bonita, desnuda y en trance, “ mi amigo ” exigiría su “ alimento ” y yo, su “ brazo ejecutor ” o “ pene ejecutor ”, para el caso es lo mismo, me llevaría también mi parte.

Sin ninguna duda, trabajaba rápido y comencé con el “ interrogatorio ”, sabiendo que no mentiría ni se “ escaparía ” para dar respuestas.

  • ¿A qué edad empezaste con tu marido?
  • A los 15 años y pronto nos juntamos porque quedé embarazada ”.
  • ¿Cómo eran las relaciones?
  • Él me besaba y me tocaba hasta que, de tanto insistir, yo también lo tocaba a él ”.
  • ¿Lo chupabas?
  • No, yo no sabía y tampoco me habría dejado, decía que eso lo hacían las putas ”.
  • Contame como hacían ,
  • Lo ayudaba con las manos hasta que resoplaba y acababa, después se iba a su casa y yo me quedaba toda mojada pero un día no aguantó, yo tampoco quise aguantar porque tenía ganas y me la metió, me acabó todo adentro, de ahí quedé de Luis ”.

La ignorancia unida a la “ calentura ” más el “ pelotudismo ” del “ macho cogedor ” suele derivar en estos menesteres aunque muchas veces no hay ignorancia pues, aunque ésta es preponderante,  existe sólo la “ calentura ” o los caprichos o lo que fuere, quizás una “ moda ”.

Lo cierto es que cada vez hay más “ nenas-madres ” que cargan con todo el drama familiar y personal, amén de trasladarlos a abuelos y abuelas que deben hacerse cargo legalmente, mientras que un “ tarado ” ( aunque no lo acepten, siempre “lo pueden” las “taras” que arrastra ), en lugar de ayudar a convertirse en mujer a su pareja para aprender a disfrutarse juntos, la “ usa ” de “ hembra ” para sus descargas físicas y, en muchos casos, “ darse corte ” con los amigos por la que se han sabido “ ganar ”. ¡Ojo! que hoy las nenas también tienen su historia, su estúpida historia. ¡Idioteces de supuestos machos y hembras enarbolando su despreocupada juventud!

Los mismos “machos” que después lloran cuando la mujer aprende, convive con otros semejantes, crece en su condición, escucha otras experiencias y le planta “ cuernos ” que ellos y sólo ellos han sabido conseguir.  Admito que ninguno está exento de los “ cuernos ”, ni ignorantes ni inteligentes pero muchos “ estancados ”, se los tienen merecido.  Yo evaluaba y seguía preguntando.

  • ¿Cómo era tu vida social y sexual?
  • Nos levantábamos temprano, él se iba a trabajar al campo que limpiaba para cultivar o hacía “changas” y yo me quedaba en la casa esperándolo.  Cuando vinieron los chicos él se iba más seguido al pueblo con los amigos y a veces volvía “tomado”, también solía ir con él al campo para ayudarlo, cuando ya los chicos crecieron íbamos todos porque ellos también trabajaban y ayudaban cuando venían de la escuela, yo cocinaba, limpiaba la casa, hacía la huerta, cosía y escuchaba radio porque era lo único que teníamos” .

Poca diversión, mucho sacrificio y por desgracia, una realidad de muchísimas familias del interior y de los pueblos porque en las ciudades esto del trabajo, la unión familiar y el sacrificio ya es casi una utopía…

  • ¿Te falta contarme lo sexual?...  ¿Cómo era él en la cama?
  • Siempre venía cansado, comía y se iba a dormir, no había que molestarlo porque tenía mal carácter pero algunas veces me decía que me fuera a la cama con él y ahí “me entraba” ”.
  • ¿Qué te hacía?
  • Me daba unos besos, me tocaba un poco en los pechos, me decía que abriera las piernas y se metía, se movía un ratito y terminaba, luego se daba vuelta y se dormía ”.
  • ¿Y vos, qué hacías, cómo te sentías?
  • No sentía nada, ya estaba, me iba a lavar para no quedar preñada de nuevo ”…

Sin comentarios, ya que hay cosas que suceden porque la ignorancia prima que es mejor no comentarlas…

  • ¿Terminaste de limpiar?
  • Sí, ya está todo ”.
  • Muy bien, acercate, vamos a besarnos, me vas a decir todo lo que sentís y vas a ver y a gozar de un miembro mucho más grande que el de tu marido .

La abracé y, sorprendiéndome, la sentí “ acomodada ”, justo a la forma de mis brazos, besé sus excitantes labios y aquí no me sorprendí pues de alguna manera lo esperaba.  En el estado en que se encontraba jamás mentiría o disimularía, sucedía que no sabía cómo era el “temita” ese de “ besar ”.

Era un “ animalito ”, puso su boca semi fruncida y esperó ser besada, la abría un poco para que yo introdujera la lengua y después esperaba, no participaba.  La besé con dulzura y le pregunté si le gustaba, dijo que sí, que era distinto…  Enseñarle fue un gusto además, le ordené que participara con la boca en todo, que me diera su lengua y que gozara al yo tenerla.

Al cabo de un rato y con mis manos haciendo de las suyas en sus pechos y cola, la cosa mejoró sustancialmente y era ella la que buscaba.  Recién después de todo ese “ metiers ”, bajé mis pantalones y su cara de asombro me excitó aún más.

  • Tocala como vos sabés y luego besala porque nada es de “ putas ”, dame placer y preparate para recibirlo .
  • Es muy grande señor, no me va a entrar, mire que hace mucho que no hago nada…  No creo que “eso” pueda entrar ”.
  • Va a entrar, ya lo vas a ver, apoyá las manos en el sillón y pará la cola ,
  • Señor, señor, yo me aguanto pero me va a “rajar” toda, se lo pido por favor ”, -trataba de negarse, enarbolaba una negativa endeble e igual se acomodaba y me brindaba el espectáculo de su cola parada, dura y expectante-.

Me apoyé en su cuerpo dejando mi miembro entre sus piernas y no la penetré, no me urgía, ya venía “servido” y “mi amigo” no me pedía “alimento”, igual, la haría gozar, le toqué los pechos duros de pezones excitados y me moví al compás que ella misma imponía.

  • Mi madre señor, es enorme, no sabe cómo siento que se mueve, cuando entre me va a partir, a ver… póngala un poquito ” -y comenzaba a notarse que la “ calentura ” se imponía-.

Tal como me gustaba yo daba “ pinceladas ” de glande por vagina y ano apretando fuerte sus glúteos firmes pero a pesar de sentirme todo mojado por su abundante lubricación no iba a penetrarla, me molestaba su depilación deficiente e insuficiente.

  • Ahora no , -le dije-, primero te vas a depilar toda y luego, cuando estés “ peladita ” te voy a entrar por los dos lados .
  • No señor, por la cola no se debe, por favor, no quiero ni pensarlo, por ahí es muy chiquito y me va a doler, aparte eso es para las putas ”… -y dale con las “ putas ”-.
  • Basta con eso María todo lo tuyo es mío y olvidate de las putas, cuando volvamos a estar juntos lo primero que me vas a pedir es que te haga la cola, para que se entienda mejor, que te rompa el culo en pedazos pero ahora vas a tener un orgasmo grandioso que nunca tuviste y después la chuparás hasta secarme , -la toqué de nuevo con el glande y comenzó a temblar y a gritar-.
  • “Me corro, me voy, acabooo , no puedo pararrrr ”, -me mojó toda la entrepierna con sus jugos, tal como si hubiese orinado y quedó tirada sobre el sillón en una posición incómoda-.  Otra vez había que limpiar.

Cuando se recuperó, se incorporó, tomó mi pene con las manos, me miró y preguntó como hacía…

  • Lamé, chupá, besá y trágalo todo hasta el fondo, tené cuidado con los dientes .

Se arrodilló y para mi sorpresa fue muy delicada.  Se comportó muy sensualmente y sola, avanzando y retrocediendo metió todo el “ enorme aparato(para ella) en su boca y se quedó esperando, comencé entonces un vaivén lento y parejo en el que ella participaba y acompañaba apretándome con sus labios.

Tenía los ojos llorosos y gemía pero lo aceptaba de forma sumisa, yo no aguantaba más y como la quería más compenetrada le ordené que gozara al sentir mis líquidos, seguidamente, entré profundo para terminar y ella gimió estremeciéndose en un orgasmo que me gustó, salí y me dejó limpio sin perder nada.

  • ¿Te gustó? ,
  • Sí, fue muy lindo, me costó que entrara pero me gustó mucho ”.
  • Me alegro y hacete a la idea que ya vas a participar más .

Le di las indicaciones pero hice algunos cambios en las referidas al sexo, ella sería sólo mía, después vería lo que podría pasar, por lo pronto había “ algo ” especial en esa mujer, quizás porque, aun habiendo estado casada y tenido hijos por obra y gracia de un “ pelotudo ”, no estaba “ contaminada ” y todavía cambiando mucho, seguiría igual.

Limpió todo rápido, se lavó, se vistió y a la cuenta de tres se fue muy contenta y sin dolores.  Eran las 02.30 y me fui a dormir complacido y creo que el colgante también.  Me levanté a las 08.00 y ya me estaban esperando, subimos al auto y nos fuimos.  El shopping las encandiló y se tomaban de las manos, caminando a la par mía para no perderse.

En el Salón de Belleza solicité hablar con la dueña y pedí un servicio completo para las tres mujeres, depilación completa para una y las restantes dejando apenas una tirita de rubio cabello íntimo por delante, asimismo el servicio de Peluquería y Estilista pero que quedaran los cabellos lacios, Pedicuría y Manicuría completa más las cremas y todo lo necesario para el mantenimiento posterior, dos set de maquillajes y todo su complemento.

  • Las necesito listas en dos horas o tres horas - le dije-, además, que abonaba en efectivo.  Me hizo saber que tenía poco personal para tan poco tiempo,
  • Tengo una solución, piénselo… o comparte sus ganancias o no gana nada porque me dirijo a otro lado, usted decide .  Decidió rápido, tomó el teléfono y desde el otro Salón mandarían más personal, le dejé la mitad del dinero por adelantado y pusieron manos a la obra.

Las dejé allí y recorrí varías vaquerías, negocios de ropas de mujer, de ropa interior y los puse al tanto a los dueños respecto a que volvería, aproveché para comprarme perfume, compré uno que me gustaba para María y algo de ropa para mí, cuando quise acordar había pasado el tiempo acordado y volví al Salón, aún faltaba un rato, solicité la factura, aboné lo que faltaba y pedí que las acompañaran hasta el Patio de Comidas pues allí las esperaría.

En el interín fui al Banco y retiré el dinero para pagar el adelanto del local de Mendoza y retiré las chequeras, luego regresé al Patio de Comidas justo cuando ellas llegaban.  Estaban radiantes, apenas maquilladas, más blancas y parecían brillar, las felicité y alabé por lo hermosas que se veían y no sabían qué hacer ni que decir para agradecerme, para completarla, le regalé, como bienvenida, el perfume a María.  Allí explotó y lloró.

Las hijas la consolaron, se le corrió el maquillaje y luego, de a poco, se calmó, dijo que era la primera vez que se veía bonita frente a un espejo, que sus hijas eran hermosas y ahora más y para colmo recibía un perfume que nunca en su vida pensó usar.  Lo usaron las tres y descubrí que la química del perfume con su piel me hacía sentir “ inquieto ” y aunque “ mi amigo ” no pidió nada, mis “ ganas ” se despertaron “ por las mías ” denunciando una incipiente erección y casi, casi me la llevo a uno de los privados del baño de damas.  Las invité a comer y no sabían que pedir, yo la hice fácil…

  • Como ninguno desayunó vamos a tomar café con leche y comeremos torta de chocolate para todos -dije y aceptaron complacidas-.  Josefina acompañó a la madre al toilette y regresaron frescas y recompuestas.

Parecían tres hermanas a cual más linda y apetecible, yo toqué el colgante y me sonreí.  Comimos y María comentó que nunca había tenido semejante hambre, su salida la festejamos todos y yo un poco más porque sabía que tampoco nunca había tenido orgasmos tan intensos y desgastantes.

  • ¿Ahora qué hacemos señor? ”, -me preguntó- y si contestaba lo que yo quería hacer íbamos todos presos,
  • Ahora la quiero a María de un brazo y a ver, a ver…, Raquel del otro, después le toca a Josefina y vamos por la ropa interior y escuchen bien las tres, vamos a ir a distintos lugares, se van a probar la ropa que les guste y si les agrada la compramos, no me pregunten si pueden o no pero pueden preguntarme si me gusta a mí.  ¿Están de acuerdo?, las tres asintieron, perfecto, lleven los paquetes y vamos .

Compraron todo lo necesario para su comodidad y luego vestidas con jeans ajustados caminaron delante de mí brindándome el espectáculo de sus traseros duros y hechos a medida de mi gusto.  Me congratulé porque no me había equivocado al verlas por primera vez.   Después fue el Supermercado y el descubrimiento de otro mundo nuevo para ellas, cada una un changuito y los llenamos los tres, pagué y pedí que enviaran todo a casa por la tarde.

Cuando regresábamos eran casi las 13.30 y paré en la parrilla para llevar algo de comer, bajamos del auto los cuatro y el murmullo ante su paso inflamó mi ego, estaban espectaculares.  Hoy la Ciudad era enorme pero mantenía los corrillos, la envidia y chusmerios de pueblo, yo no los ignoraba y sabía también que a esa hora muchos conocidos almorzaban allí, fundamentalmente Comerciantes y Funcionarios Municipales que me conocían de antes, los cuales, en muchos casos, me habían saludado por obligación o no lo habían hecho.

En la puerta saludé a uno de los chicos que llevaban los pedidos, estaba seguro que me iba a reconocer por la propina que solía dejarles, el “ ¿Cómo le va señor? ” corroboró lo que pensaba, le avisó al dueño y éste vino a saludarme mientras esperaba mi pedido.  La ropa que vestía, el coche en la puerta, la belleza de las tres mujeres y el trato amable del dueño de la parrilla motivó otros inesperados saludos y la mirada envidiosa de algunas mujeres.

Uno de los “ tarados ” que nunca faltan, seguramente mandado por alguna mujer, se levantó de su lugar, me saludó mientras pagaba y preguntó, como al pasar, si María era mi mujer, ella bajó la vista y yo contesté:

  • Casi, casi, gusto en verte ( muchos se creen “vivos” y no pasan de ser “utilizables(habrán notado que estuve más fino, pues iba a escribir “pelotudos utilizables” pero me reprimí sólo) ), pagué, salimos, subimos con María adelante y nos fuimos.  Otra “ mecha ” se había encendido y no dejaba de ser publicidad.

Continuará…

Por favor, valoren y comenten.

GUILLEOS1 se los agradece.