Masaje en el Club SW

Dos hombres me dan un excelente masaje mientras mi esposo observa

Masaje en el Club

Un sábado, mi esposo y yo fuimos a un Club SW que queríamos conocer llamado Xcaret; cuando llegamos, nos atendió un hombre alto, nos preguntó si conocíamos el lugar y nos entregó toallas y chancletas para que nos cambiáramos, yo me dejé una tanga debajo de la toalla que era muy corta, después, nos enseñó el lugar; conocimos el turco muy caliente, un sauna muy amplio, habían dos salones pequeños con camilla para realizar masajes; mi esposo le dijo que a mí me gustaban mucho  los masajes y él se ofreció a darme uno diciéndonos que sabia como hacerlos; se fue por unos aceites para el cuerpo y después regreso con otro hombre que era un poco gordo y más bajo; traían un  aparato vibrador como una rueda pequeña especial para relajar el cuerpo; entramos todos, los dos hombres, mi esposo y yo en el salón de masajes y cerremos la puerta.

Quitándome la toalla me acosté en la camilla, boca abajo y los hombres me untaron aceite y empezaron a masajear por los pies, mientras mi esposo se sentó en una silla a observar; me gusta mucho que me acaricien los pies; me aplicaron aceite en los dedos, masajeaban cada dedo, me gustó mucho, se sentía muy agradable; continuaron con las piernas, glúteos, cintura, espalda; ahí me pasaron el aparato masajeador que vibraba por toda la espada; era una sensación muy relajante, ya me sentía excitada.

Después de muchas caricias por toda la espalda y cuello, me pidieron que diera la vuelta; quedé boca arriba y empezaron igual, por los pies, piernas, me rozaban la zona del tanga, el estómago, los pechos, brazos, la cabeza; estaba muy relajada me pareció muy rico y mirando a mi esposo, cerré los ojos para seguir disfrutando; luego sentí que me tocaban los pezones, los chupaban y se me pusieron duros, me deslizaron muy lentamente la tanga hacia abajo hasta quitármela del todo; quedé completamente desnuda, me estimulaban la vagina y después la lamian, me pareció muy excitante, me gustó  mucho, estaba excita y ellos también; empezaron a acariciarme mucho más fuerte, las nalgas, las piernas y todo el cuerpo; el hombre más gordo me empezó a besar los labios, yo respondí a ese beso suave, después abrí la boca y dejé que su lengua entrara, me besaba con mucha intensidad y eso me gustó mucho; su lengua recorría toda mi boca y empecé tocarle la espalada y el pene; el otro hombre se puso a mi lado e hicimos lo mismo; cuando le toque el pene lo tenía muy erecto y sin dejar de besarme se acostó encima de mí refregando su pene contra la vulva; estaba muy excitada y quería que me penetrara, pero la camilla era un poco incómoda para los dos.

Me ayudaron a bajar y nos acomodamos en una colchoneta que había en el suelo, acostada boca arriba en medio de los dos, mientras mi esposo observaba atento y acariciándose levemente el pene que también lo tenía muy grande y duro; el hombre alto se volvió acostar encima de mí, me rosaba el pene, no sé en qué momento se había puesto el preservativo; estaba muy excitado, me tocaba los pechos con las manos, me los apretaba casi hasta el dolor, me besaba toda la boca, el cuello y las orejas dándome un gran placer; luego sentí como introducía su pene lentamente en mi vagina hasta llegar al fondo, aceleró el ritmo, me dio muchas cosquillas; el otro hombre me acariciaba, me chupaba y besaba los senos, luego besaba suavemente mis labios y me introducía la lengua hasta el fondo, sentí que el hombre alto que me penetraba aumentó la intensidad de sus arremetidas estaba tan excitada que tuvimos un orgasmo simultáneo;  fue muy intenso me hizo abrir la boca para poder tomar aire, mi pecho subía y bajaba de tanto gusto; pero no habíamos terminado; el otro hombre se colocó encima de mí, solo empezó a acariciar mi rostro y mis senos, mientras me hablaba al oído, me decía que tenía un cuerpo muy bonito, que mis senos parecía de una quinceañera, y que lo que más le gustaba era mi culo; me preguntó si me gustaba por el ano, yo no le respondí solo lo miraba todavía con la respiración acelerada; este tenía el pene más grueso y me penetraba lentamente, me acariciaba los senos, los chupaba, nos besábamos y empezó acelerar el ritmo más rápido; yo le acariciaba la espalda y lo empujaba hacia mí, estábamos muy excitados, sentimos mucho placer, los dos alcanzamos el orgasmo, fue muy placentero, el insistió al oído diciéndome que quería hacerlo por detrás, que le encantaban mis nalgas, que tenía un culo excelente; aunque sus palabras me gustaban, me paré para besar a mi esposo y asearme un poco.

Me fui al baño a limpiarme un poco; al salir me encontré con el hombre con quien  acaba de tener sexo, me cogió de la cintura y me dijo que le gustó mucho estar conmigo, quería que fuéramos a otro lugar para continuar, me besó apasionadamente, mientras me agarró de las nalgas; quería sentir como me lo hacía por el culito y acepté su invitación y nos fuimos a otro cuarto; me tocó las nalgas durante mucho tiempo, le gustaban mucho, las acariciaba, me besaba la boca y el cuello, me tocaba los senos y los chupaba, luego me dio la vuelta y empezó a tocarme el ano; estaba muy excitada, me gustaba mucho como me deseaba, me puse en cuatro en la colchoneta y me acariciaba la espalda, los senos, me rozaba el pene en el ano y empecé a sentir  muchas cosquillas, untó aceite en el ano y me rozo la verga, solo la cabeza; luego la introducía muy lentamente me gustaba mucho, quería un poco más, me penetró hasta la mitad, la sacaba y luego la metía; y así varias veces hasta que la sentí toda adentro y empezó a penetrarme con más rapidez y fuerza, estábamos muy excitados y alcanzamos un largo, intenso y muy placentero orgasmo, que nos dejó fulminados y rendidos en la colchoneta.

Al salir del cuarto busqué a mi esposo para contarle lo que acabábamos de hacer.