Masaje con final feliz, con mi hermano

Mi hermano me da un rico masaje y algo más. (Relato breve).

Hace un par de semanas vino mi hermano a darme un masaje porque traía un dolor en la espalda; mi hermano Erik es bueno para los masajes. Trajo su cama par masajes, aceites y todo. Me pidió que me desvistiera por completo y me quedara solo con la toalla y que me acostara en la cama de masajes. Todo estuvo muy bien, sentía delicioso, muy relajante en los hombros y en la espalda, creí que me masajearía las nalgas, pero no después de la espalda baja siguió con las piernas, desde los pies y fue subiendo. Me separó un poco las piernas para masajearlas bien, entonces fue subiendo por la parte interna de mis muslos y se acercó a mi entrepierna; fue riquísimo, y no pude evitar calentarme. Él empezó a masajearme muy sexi, suave, lento, rozando mi conchita, que ya empezaba a mojarse. Le dije, “me estás poniendo hot, Erik”, entonces su dedo chiquito me tocó suavemente la conchita, “eso veo, hermanita…como que se antoja, no?”. Empezó a masajearme las nalgas y ocasionalmente tocaba mi conchita; yo estaba cada vez más hot y más mojada. Necesitaba que me cogieran!! Quería que me cogiera!! Se puso frente a mi para masajearme los hombros, pero no aguanté tener frente a mi su paquete, que se notaba mucho, así que empecé a acariciárselo, su erga e le puso dura rápidamente; hice como si se la estuviera jalando sobre los pants; ya que estaba bien dura, le bajé los pants, le saqué la verga y quedó justo frente a mi carita, se la agarré y empecé a mamársela.

Yo – Mmmmmmmmm…mmmmmmmmm…mmmmmm

Erik - Ah, extrañaba que me la mamaras, hermanita –me quitó la toalla por completo y después me quitó cabello de la cara para verme un poco mejor-.

Yo - Mmmmmm…mmmmmmm…me encanta mamártela…te acuerdas cuando estábamos chavos?

Erik – Uf, cómo no?! Siempre tan caliente y cogelona, Ingrid. Qué rico cogíamos de chavos, verdad? A escondidas en las noches, en las fiestas familiares, en las vacaciones…uy, esa boquita, hermanita.

Yo - Sí, qué rico…mmmmmmm…mmmmmmm…la tienes bien rica, Erik.

Erik - Todos los primos querían contigo, hermanita.

Yo - M-hm…mmmmmmm…mmmmmmmmm…todos.

Erik - Es que siempre has estado bien rica y eres bien cogelona.

Yo – Es divertido andar…cogiendo…mamando…

Erik - Ay, no mames, qué rica la mamas! La saboreas, Ingrid.

Después de unos minutos, me puso boca arriba, me abrió las piernas y me comió la conchita.

Yo - Ay, Erik, qué rico me la comes…me encanta tú lengua, hermanito! Así se la comes a tu esposa?

Erik - Me gusta más tu conchita, hermanita, bien depiladita siempre.

Yo - Mmm qué rico…dedéame, Erik…ándale.

Erik - Te dedeo, putita?

Yo - Sí, sí…ay, así, así, mmmmmmm…me encanta que me dedeen.

Erik - Me encanta lo caliente que eres, Ingrid! No te frenas ante nada, verdad, canija?

Yo – Nací para gozar de los placeres, hermanito.

Erik – Pues a gozar, hermanita.

Entonces se puso de pie y me la metió, así, de una embestida y empezó a bombearme.

Yo – Ay, cabrón!

Erik - Te empapas delicioso, hermanita!

Yo - Te gusta? Se te antoja?

Erik - Me encanta, canija! Uno se hace adicto a tu conchita, a tus tetas, a tus nalgas, a la manera en que coges.

Yo - En serio? Tanto así?

Erik - Un chingo! Como Luis…nomás viene para cogerte, hermanita.

Yo – Más le vale.

Erik – Por cierto, ya me dijo que ve a venir el fin de semana; se las vas a dar, putita?

Yo – Por supuesto! Me coge rico…le encanta cogerme y llenarme de semen!

Erik - Te coge rico, canija?

Yo - Ay, sí!

Erik - Muy rico?

Yo - Muy rico!! Cójanme los dos

Erik - Qué?

Yo - Cógeme con Luis -sentí cómo palpitó su verga adentro de mi, se excitó mucho cuando le dije eso; no lo pensé, sólo lo dije- quiero que me cojan los dos, quiero sus dos vergas al mismo tiempo, sí?

Erik - Así de puta, hermanita? Quieres dos vergas para ti?

Yo - Es un fantasía…quiero sentirlos al mismo tiempo…sí? Cógeme junto con Luis…cójanme.

Erik – Las quieres en tu conchita y en tu boquita…o…?

Yo – En donde quieran.

Erik - Pinche, Ingrid.

Yo – Ya te quieres venir, hermanito?

Entonces se salió, se la jaló y se vino en mi conchita; se vino bastante.

Yo - Sí, vente, Erik, lléname de tus mecos…mmmmm, ay, qué rico, cuánta lechita!

Erik - Ay, no mames, pinche, hermanita, me calentaste un chingo!

Yo - Qué rico, hace mucho que no lo hacíamos -me embarró su semen en la conchita con su verga- entonces…me lo vas a cumplir?

Erik - Es enserio? -asentí-.

Yo – Se me antoja mucho.

Erik - Ok, lo voy a pensar, pero si lo hago, me debes una, eh.

Yo – Bueno.