Masaje con final feliz
Un hombre tiene un accidente y debe darse masajes, la chica de los masajes le alivia la espalda y otras cosas.
Hace unos meses tuve un accidente el cual me fastidió la espalda para aliviarme me compré un vale de masajes 3 por 50.-€, Los masajes eran a domicilio así que no tendría que moverme. El primer masaje los tomé esa misma semana hablé con la recepcionista y concreté el masaje el viernes por la tarde, mi esposa para esa hora no estaría en casa y así podría disponer del salón que más espacioso para colocar la camillas y calentar la estancia. A las 18:20 llamaron a la puerta, fui a abrir y me encontré a una chica de unos 25 años, rubia, delgada y con la piel blanca en la puerta de mi casa con una camilla plegable en el hombro izquierdo y una mochila de Nike en el suelo.
- Hola soy la chica del masaje. – dijo con voz suave.
- Hola, pasa, - le dije no pude evitar fijarme en su pechos y en su trasero pese a que llevaba el pijama de los masajista el cual no deja ver nada pero en su caso se notaba unos grandes pechos.
- Estuve viendo como abría la camilla y preparaba sus lociones en la mesa de mi salón.
- Póngase lo más cómodo posible, se tumba en la camilla y me avisa – me dijo dándose la vuelta
Yo me quité mi albornoz y quedé en calzoncillos. Me tumbé en la camilla boca abajo y ella puso una toalla encima de mis calzoncillos y se puso loción en la manos y comenzó a masajear. Notaba sus dedos resbalando por todo mi cuerpo, como la loción hacía que sus manos pudieran trabajar cada musculo de mi espalda, luego estiró mi brazos por encima de mi cabeza , pude ver por el rosco que ella estaba enfrente de mí por sus pies y que estaba en medio de mis brazos, sin querer al echarse el para atrás con mis manos toqué su culo, ella no le dio importancia y yo que quedé algo ruborizado menos mal que estaba boca abajo y no se podía ver mi cara. En otra parte del masaje volvió a estirar mi brazos en tensión hacia ella la cual estaba a un lado mío en un momento ella comenzó a estirar desde mi hombro hasta mi mano, agachándose lo cual hizo que uno de sus pechos chocara contra mi mano, la primera vez no reaccioné pero la siguiente intentaba no dar sin exito.
Cuando terminó el masaje me quedé muy relajado y muy excitado ella no me dijo nada, es mas me dio dos besos antes de irse “ Hasta la semana que viene “ me dijo con su voz dulce melosa. Toda la semana estuve pensando en ella, en su curvas, en sus pechos, en su trasero deseaba que llegara el día del viernes para verla. Convencí a mi esposa para que estuviera fuera esa franja hora, ella no puso impedimento. A las 18 volvieron a llamar y me encontré a la misma chica rubia, delgada y con la piel blanca en la puerta de mi casa con una camilla plegable en el hombro izquierdo y una mochila de Nike en el suelo.
- Hola, vengo a darle el masaje. – dijo su voz dulce.
- Hola, pasa, - le dije evité fijarme en su pechos y en su trasero pese al pijama de los masajista que llevaba y me deleité en sus curvas. Estuve viendo como abría la camilla y preparaba sus lociones en la mesa de mi salón.
- Póngase lo más cómodo posible, se tumba en la camilla y me avisa – me dijo dándose la vuelta
Me quité toda la ropa quedándome desnudo boca abajo en la camilla, ella me puso un toalla y se puso loción en las manos comenzando así el masaje, estuve relajandome pero atento a todo lo que hacía. Cuando llegó a la parte de estirar los brazos por delante de mi cabeza procuraré acortar distancias entre su trasero y mis manos, algo casual pero ella no le uso remedio volviendo a estirar los brazos , ocasionando que su trasero chocará varias veces contra mis manos.
En el momento de ponerse de lado estirando mis brazos yo ahueque las manos sí cuando ella estiraba mis manos albergaban sus pechos, tampoco le puso remedio no agachándose tanto para evitar el contacto, cuando me dí la vuelta mi polla estaba morcillona y se podía notar debajo de la toalla, no sé si se fijo pero sí sé que hizo una pausa antes de continuar el masaje cuando estaba boca arriba. Cuando terminó el masaje ella se volvió para recoger sus losiones mientras que yo me colocaba el alborno cuando estuvo lista como la otra vez la acompañé a la puerta dejándome el albornoz algo suelto dejando una visión de mi polla. Ella me miró a los ojos y cuando se le desvió la mirada no pudo evitar echarle un vistazo y ruborizarse, no es que tenga una polla grande pero su gruesa. “ Hasta la semana que viene “ le dije ella me miró a los ojos dejando de mirar mi polla y como con su voz dulce melosa dijo “ si”.
Pasé la semana nervioso no paraba de pensar en ella, en la ducha, en el trabajo incluso cuando follaba con mi esposa no paraba de pensar que dentro de poco volvería ese ángel a mi casa. Como la vez anterior hice que mi esposa se demorara para dejarme la casa para mi solo y para mi masajista. A las 18 volvieron a llamar y me encontré a la misma chica rubia, delgada y con la piel blanca en la puerta de mi casa con una camilla plegable en el hombro izquierdo y una mochila de Nike en el suelo.
- Hola, Simon. – dijo con su voz dulce.
- Hola, pasa, - le dije con mi albornoz abrochado y sin disimular que me estaba fijando en su pechos y en su trasero. Estuve viendo como abría la camilla y preparaba sus lociones en la mesa de mi salón.
- Póngase lo más cómodo posible, se tumba en la camilla y me avisa, como siempre – me dijo dándose la vuelta y riendose – ya conoce el procedimiento – seguí riendose con su risa nerviosa supongo que rememorando lo que había pasado la semana pasa ahí mismo.
Mientras me desnudaba estuve charlando con ella y metí en la conversación que mi esposa estaba de viaje y no volvería hasta tarde.
Me volví a quitar toda la ropa quedando totalmente desnudo boca abajo en la camilla, ella me puso una toalla y se puso loción en las manos comenzando así el masaje,.
Cuando llegó a la parte de estirar los brazos por delante de mi cabeza puse mis manos sobre su trasero y comencé a amasarlo bajo mis manos, ella se quedó algo parada pero siguió con el masaje, ella me daba un masaje en los omóplatos mientras que yo le masajeaba sus nalgas, a mi parecer estuvo más tiempo que de costumbre masajeando esa zona. Luego cuando me hizo estirar mis brazos yo posé mis manos sobre sus pechos y los empecé a masajear suavemente, ella separó, pensé que me había pasado pero al instante volvió a poner su pecho sobre mi mano, y siguió el masaje ella mi hombro y yo su pecho.
Cuando me susurró al oído que me diera la vuelta, algo que nunca me había pedido no dudé y me dí la vuelta mientras ella sujetaba la toalla por el otro lado para que no se viera nada pero a mi me daba igual. Estuvo un rato preparándose y luego sentí como se estaba subiendo a la camilla, como posaba su trasero encima de la toalla y rozaba su cuerpo contra el mío, si su cuerpo, la chica se había quitado el pijama y ahora estaba en braguitas para rozarse con mi cuerpo, pasó sus pechos desde mi barriga hasta mi esternón, yo abrí los ojos y me la encontré con la boca medio abierta deseosa de besarme y saciara sus sed de mis labios, no lo dudé y comencé a besarla, en la boca luego en el cuello mientras nos incorporamos ella arqueando la espalda y yo bajando llegando a besarle los pechos y sus pezones marroncito que sobresaliera en su blanca piel.Mis manos las puse en su trasero aún tapado por su braguitas rosa de encaje, Intenté quitarselas pero ella no me dejó, con su mano me paró y siseante mente fue separándose de mi pasado por mis piernas hasta bajarse de la camilla por la parte de mis pies, no entendía, con el roce la toalla se había desplazado. Ella la terminó de quitar dejando al descubierto mi polla . La tomó en sus manos y la comenzó a mover de arriba abajo comprobando su lubricación y su grosor, luego abrió la boca, ni mucho ni poco lo justo para que entrara mi polla en su boca y comenzó a mamarme la polla con una ternero mama de las ubres de su madre, La había excitado yo mucho y la situación más era la última vez que estábamos juntos y no se podía ir sin acabar lo que habíamos empezado.
MI polla estaba lo más dura que podía. Quité su cabeza de mi polla, le dije que se quitara las bragas y se subiera a la camilla así lo hizo, quise meterle un dedo en el coño mientras volvíamos a besarnos y descubrí que no hacía falta, ya estaba suficientemente húmedo el coño. Tomé mi polla y guié a su único ojo hacia el coño de ella, como un churro en el chocolate se empapó de su jugos baginales y llegando hasta lo que le permitía el lago de mi polla y el grueso de esta, suficiente para el placer de ambos, ella comenzó a botar como una loca, desde luego la cama podía aguantar peso, el mío unos 120 kilos el de ella unos 50 kg y la violencia que ella estaba ejerciendo con cada bote que daba sobre mi polla, en varias ocasiones ella tuvo que parar de botar porque le llegaba un orgasmo que le hacía tener que parar para poder recuperar el aliento, así estuvimos hasta que ella no podía seguir y se levantó de la camilla al igual que yo luego la tumbé en esta y me puse encima follandomela sin tregua escuchando sus gritos de placer dolor pero quería correrme. No hizo falta preguntar si dentro o fuera porque ella me gritó “ ºCORRETE DENTRO, DE DENTRO” fustigado por un orgasmo. ME CORRI.
Me levanté de encima suya y me puse un vaso de agua mientras la veía desnuda despatarrada sobre la camilla con su ropa en el suelo, estaba en un éxtasis placentero del cual tuvo que salir, se fue al aseo a limpiarse y a vestirse luego se despidió de mí con un beso y no volvió a mi casa. Ahora follamos en su piso cuando voy a darme un masaje con final feliz privado. Más tarde me enteré que mi esposa fue la que incitó a darme masajes tras conocerla a ella en la peluquería y saber que era mi tipo de chicas, también me confesó la masajista que se había estado masturbando con la toalla de la segunda sesión haciendo un rulo y metiéndosela por el coño para que donde había estado mi polla estuviera dentro de su coño.