Masaje calinte

Voy a empezar contando que leo con frecuencia esta pagina, pero es la primera ves que voy a contarles algo, me paso ayer y aun no lo puedo creer. Antes le voy a contar que aunque mi vida sexual fue muy activa, y disfruto mucho del sexo, por causas que n vienen al caso les dire que llevo mucho tiempo sin tener sexo con un hombre, aunque de algun modo tengo que deseahogarme y entonces me ocupo de darme un poco de satisfaccion yo sola, pero la verdad es que vivo en un estado d exitacion tal que aveces hasta el roce de los jean pareciera que me llevaran al orgasmo.

Ahora lo que les quiero contar, sufro de doores de espalda por lo que generalmente voy al masajista, normalmente me atiende Marcelo, un chico gay con unas manos fabulosas que me djan como nueva. Ayer voy a mi turno pero el no esta y me atiende Norita, me desnudo como siempe, me coloco la bata y subo a la camilla boca arriba primero, cominza por ponerme el aceite y empiesa con los movimientos tipicos de masajes, aunque sus manos son muy suaves que mas parecen caricias, noto como la piel se me pone de gallina y los pesones se me endurecen, y siento como los lavios de mi bajina parecen punsar, me digo que no puede ser que este tan mal como para que esto me exite y trato de pnsar en cualquier cosa pero cuando sus manos se seracan a mi pecho solo pienso en alguien que me apriete y muerda mis pesones, inmediatamente aparto la idea, y por suerte, me tengo que dar buelta, seguro que ahora se me pasara.

y asi es, me relajan los masajes en la espalda, calman el dolor, y de a poco mi cuerpo se olvida de la necesidad de sexo, por lo menos hasta que vaja a las piernas, primero los pies, y comienza a subir lentamente, hasta llegar a los muslos, me separa con cuidado las piernas, y comiensa a trabajar primero una, sube y vaja con manos firmes y suaves al mismo tiempo, altenando una y otra pierna, de ves en cuando rosa descuidada mi tanga, y yo comienzo a exitarme nuevamente, me tenso, se da cuenta y me pide que me afloje, lo hago casi sin darme cuenta sus movimientos parecen cada ves mas una cricia, hasta que me señala una sona que sgun ella esta muy tensa, la entrepierna, le respondo que es verdad, me dice necesitas masajes justo ahi, y yo pensaba claro que si, necesito una lengua humeda que me la chupe con locura, o unos dedos habiles que me acaricien hasta hacerqme gritar, o mejor aun una tranca de la forma que sea pero que entre y salga hasta hacerme acabar, ese es el masaje que necesito, staba en eso cuando siento su mano en pleno sobre mi concha, salte y me di media buelta, con la ota mano me sostuvo un poco y me dijo tranquila, no quiero incomodarte, solo relajarte, mientras me frotaba con toda su mano por encima de mi tanga, no me gustan las mujeres, pero ese movimiento me estaba poniendo a mil y queria irme, pero no con ese calor alli, le dije timidamente que no era necesario, y me dijo, estas muy exitada, no podes irte asi, dejame que te ayude a rlajar un poco,  seguia frotando, apetando con la palma de su mano siempre sobre el tanga mi clitoris, qu a esta hora estaba pidiendo a gritos que o atiendan, me deje hacer, me tire en la camilla, abri un poco mis piernas y me entregue.

Ella entonces comenso movimientos mas suaves, yo la sentia moverse de un lado a otro, sentia sus mans en mi concha que chorreaba jugos, anciando ue uno de esos dedos se abriera camino y se insertara en mi orificio, ya no me importaba que fuera mujer, solo me imprtaba sentir el palacer de esas caricias que por primera ves en mucho tiempo no eran mias, sentia como u orgasmo se sercaba, y como aun anciaba algo dentro mio pero no me atrevia a pedir, cuando se dio cuenta que estaba a punto del climax, apro sus movimientos apretando mas su mano en mi concha, hasta que ya no pude mas y ahogando un grito me aquee si poder evitarlo y quede exauta y temblando, como pude me vesti y sali, aun temblando, satisfecha por un orgasmo probocadao por otro, pero con mas ganas que nunca d tener algo muy duro en mi agujero.

Espero les guste, si les gusta, la proxima sera para contarles lo que hice al llegar a casa para calmar mi deceo faico.