Más que una venganza
La venganza es el Placer de los Dioses...
Mas que una venganza
Hola soy Maiah, esa tarde, me vestí como a mi novio le gustaba; sexy, provocativa, mostrando por un generoso escote, mis abundantes pechos. Como no me gusta exhibirme de esa manera por la calle, decidí ponerme un abrigo que me cubriera, así fui a su casa. Quería sorprenderlo, ahora sé que no se debe hacer semejante cosa, él me había dicho que trabajaría hasta tarde y no sabía a que hora volvería, por eso yo imagine esperarlo en su casa (tengo sus llaves) con una buena cena y mejor postre.
El alma se escapó de mi cuerpo cuando entro a su casa, y en el living, estaba él disfrutando de una buena mamada con dos mujeres a quienes yo no conocía. Me quedé sin poder moverme y él sin atinar a explicar nada, cuando intentó hablar yo salí corriendo de allí.
Abajo, ya en la calle tomé el primer taxi que pasaba. En la carrera por huir del departamento se había abierto el abrigo y se veían mis pechos que por la respiración agitada, subían y bajaban; parecía que iban a escapar de la remera. Noto que el taxista, un hombre joven, me miraba con insistencia. No quería volver a mi casa así que le indico una dirección cualquiera, sólo para alejarme de allí. Entonces él me pregunta si podía ayudarme en algo, porque me veía muy alterada. Y sin poderlo evitar, le empiezo a contar, a él un extraño, todo lo que pasó. Detiene el auto en una calle apartada y empieza a decirme que a veces esas cosas pasan, y, tratando de consolarme usa un tono suave sensual; empiezo a relajarme. Mientras él dice que va a ayudarme a olvidar el mal momento. Siento como su mano se desliza por una de mis piernas y sus ojos se posan en mis tetas. Una electricidad, recorrió todo mi cuerpo. El contacto de su mano hizo que me excitara sin desearlo. Por el espejo, pude ver una sonrisa de satisfacción en su cara. Sin decir una palabra arrancó el auto y nos fuimos, a lo que después me enteraría, era su departamento.
Como una autómata, bajé del auto, y sin mas, me encuentro en el ascensor. En cuanto cierra las puertas y marca el piso, se abalanza sobre mí y apoya sus manos en mis tetas, fregándolas con fuerza, casi lastimándome, apoya sus caderas contra las mías y siento su erección; con una voz grave y excitada me dice que esa noche no iba a olvidarla nunca más. Descubro que me gusta, siento que esta de alguna manera era mi venganza, acostarme con un desconocido, estaba dispuesta a todo y así se lo dije. Pero grande fue mi sorpresa cuando entramos a su departamento, su hermano y dos amigos estaban allí. Y sin mas se sintieron invitados a la fiesta.
Como en un sueño 4 pares de manos estaban desnudándome. Mis ropas volaban por los aires, y mi cuerpo tocado, lamido, chupado por manos y bocas ardientes, calientes. Les dije que yo no tenía experiencia en esto del sexo en grupo, se rieron y dijeron que cuando terminaran conmigo iba a ser la mejor puta fiestera de todas. Empecé a desvestirlos, cuando todos lo estuvieron, se pusieron en círculo y arrodillada en el medio empecé a chupar una por una, unas pijas enormes. Lo hacía bien, siempre chupe bien la pija. Las metía en mi boca, la pasaba entre mis enormes tetas, atrapándolas entre ellas y chupando cada vez que la cabeza asomaba.
Era excitante ver sus caras de satisfacción. Sus manos y sus lenguas recorrían mi cuerpo, explotaba de placer cada vez que sentía una lengua en mi concha que ya estaba a full. Me levantaron, me colocaron sobre una mesa, abrieron mis piernas y empezaron a chuparme, me cogían con la boca y los dedos, 1, 2, 3 dedos me abrían, me preparaban para lo que iba a venir, mientras yo seguía chupando y acariciando pijas. Hasta que uno de ellos decidió que ya era bastante, abriendo bien mis piernas de un empujón metió toda su pija en mi concha. A pesar de estar bien lubricada y dilatada un dolor punzante atravesó mi cuerpo, su arremetida fue violenta y no paraba de moverse. Así fueron pasando los 4 por mi concha que cada vez se abría mas y más. Una sucesión de orgasmos atravesaba mi cuerpo pero yo quería mas, quería llegar al extremo. Ya llena mi concha de semen de los 4, me dan vuelta, y empiezan a jugar con mi culito que aún era virgen. A pesar de estar mojado por mi flujo y el semen, lo escupían y trataban de meter un dedo cada uno los 4 juntos. Un dolor punzante me atravesaba, y casi llego a las lágrimas, pero era mas la excitación y el placer que eso provocaba que no me resistí y dejé hacer, de repente siento una pija se acomoda y empieza a penetrarme suave despacio haciéndome sentir como poco a poco iba desgarrándome por dentro.
Mis gemidos, casi gritos se mezclaban con sus risas y sus gemidos. Uno a uno me fueron cogiendo el culo hasta que quedó bien abierto entonces me sientan sobre una pija, me abren bien las piernas y sin mas me meten una pija en la concha. Con violencia, sin miramientos. Yo pedía mas y mas me sentía como una perra en celo, a pesar de tener una pija en la concha y otra en el culo quería mas. Entonces empiezo a chupar las otras dos pijas que estaban apoyadas en mi cara. Los orgasmos se sucedían uno mas fuerte que el otro. De repente, uno de los que tenía en mi boca se aleja, sigo con el otro, cuando siento que intentan ponerme dos pijas en la concha.. Trato de negarme, no porque no quisiera mas, sino por miedo a ser desgarrada y lastimada, pero nada les importó. Sentía que mi concha se estiraba al límite, mi culo ya no soportaba tanta presión estaba total y absolutamente llena, sentía como se movían las 3 pijas en mi interior. El dolor y la excitación se confundían en mis gritos, cuando un torrente de leche caliente se desparrama por dentro. Primero por el culo, y después en la concha de a una. Me llenan de leche, que corre entre mis piernas llenándome toda, mientras tanto el que estaba en mi boca, me obliga a tragar una leche caliente y espesa, era la primera vez que lo hacía y me dio arcadas. Los otros tres juntaron con sus pijas un poco de leche las llevaron a mi boca y me obligaron a limpiarlas con la lengua......
Desperté, cuando sonó mi celular, en el departamento rodeada por 4 hombres de quienes ni si quiera conocía su s nombres y llena de leche pegoteada en mis pechos, piernas, culo, concha, pelo.... por todas partes. Era mi novio, tratando de explicarse, ya no me importó. Mi venganza estaba cumplida.... pero decidí que todavía faltaba mas...