Más que una ilusión (1)
Quién dice que una loca fantasiosa no pueda tener un castillo en la tierra???
Perdón por republicar este relato, que antes también tuvo otro título, pero mil cosas sucedieron y aunque lo retiré en su momento por pasar tanto tiempo sin poder darle una continuación, ameritaba que lo terminara y que volviera a las letras, aunque no niego que con un poco de temor porque el escribir desnuda mi alma y a veces me siento vulnerable y temerosa de sentimientos y aún cuesta dominar. Espero esta vez la armadura sea más fuerte.
Espero les guste y puedan hacer sus comentarios...
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MAS QUE UNA ILUSION (PRIMERA PARTE)
Otro día de rutina laboral. Dentro de todo me gusta lo que hago, pero es cansador lidiar con personas y sobretodo cuando ellos sienten la presión de que yo, una muchacha de 23 años les esté dando instrucciones y para peor casi recién llegada.
Mi nombre es Karen, tengo 23 años y acabo de egresar de administración de empresas.
Trabajo en una industria del rubro de alimentación y mi sección es de envasado de productos alimenticios. Me dediqué todo el verano a dejar mis antecedentes en muchas partes, pero es difícil dar responsabilidad a una recién egresada, menos un cargo de administración, por lo mismo me dije que sería mejor comenzar de abajo, si total todo trabajo dignifica y sería una forma de ir demostrando mis capacidades, como dice mi padre : “Un buen caballo no se aprecia si es valioso por su hermosura, sino cuando le tensión a su lomo”… y sería una buena forma de que esta yegüita comenzara su mundo laboral, tendría que ver cuánta carga resistía mi espalda.
Específicamente me dedico a envasar, trabajamos 3 mujeres por máquina y son 10 máquinas, o sea somos 30 mujeres y unos12 a15 hombres, por lo menos en esta sección. No conozco a nadie y eso me complica porque no soy buena para entablar relaciones y aparte que mi condición no favorece las cosas cuando a mujeres se trata…
Soy lesbiana, hace poco que salí del clóset, pero es algo de nombre porque jamás he besado si quiera una mujer y cómo me di cuenta es aún más complicado de relatar:
Era aún estudiante y estaba con mi ex (hombre) en un motel precioso, ambientado para cumplir su misión, siempre evadí ese momento pero encontré que ya era tiempo de ceder a su petición de hacer lo nuestro más íntimo.
Ese día no atinaba a nada y él sólo intentando tranquilizarme. Antes hubo otros tantos intentos pero siempre dije no, que no era el momento. Ahora no sé si lo era o no, pero ya estábamos ahí. Comenzó a acariciarme y a besarme, pero eso no lograba calmar mis nervios y no era por que me fuera a doler, según decían mis amigas, sino que algo en mí no quería dar ese paso.
Tiernamente comenzó a desnudarme y fui sacando un poco la tensión de encima, fui sintiendo sus manos fuertes como tocaban ya directamente mi cuerpo semi desnudo y bueno, sólo cerré mis ojos y me lancé a lo que venía; solté sus botones de la camisa, me paré de la cama para facilitar el soltar mi jeans y saqué por completo su camisa, mientras yo aún seguía con mi brassier. Sin dejar de besarnos toqué sus musculosos brazos, que tanto me gustaban, mientras él me acercaba a su pecho para sacar la última prenda superior que quedaba en mí, sentí como su pecho velludo me recibía mientras él me miraba con deseo mis pechos al descubierto, que son uno de mis mejores atributos y eso “notoriamente” lo excitó mucho y se lanzó a mi cuello con deseo y mi mente dio paso a un viaje en la infinidad de emociones que comenzaba a sentir en los brazos de ese hombre alto, musculoso y peludo como tanto me gustaba, pero en mi cabeza ese mar de emociones fue llevándome a otro destino y ya no era en esos brazos en los que estaba sino en los de Fran, mi mejor amiga de toda una vida, eran sus labios los que comían mi cuello y tocaban mis pezones y fue inevitable no calentarme a full y lanzar un primer gemido al sentir lo que ella estaba haciendo en mí y eso me enloqueció y me lancé a su cuello y lo mordí y luego iba a sus labios para hacerlos míos y de súbito una espesa barba me clava el rostro y me despierta de mi ensueño y quedo sin saber cómo seguir. En el peor momento o tal vez en el mejor, ella la causante de mis mil cuestionamientos se hacía presente y no pude, simplemente no pude seguir y fue inevitable no ver a Carlos y casi interpretar lo que pensaba, verlo “así” de excitado y yo ni siquiera pensando que estaba con él o con otro, sino con otra…
Comencé a llorar, me afectaba todo: por él, por mí, y por lo que significaba que sólo pensar en ella me encendiera de esa forma. Él sólo me abrazó y me consoló, yo en mis sollozos me dormí y al cabo de unas horas él me despierta para marcharnos, pero algo entre nosotros se rompió en esa noche, o tal vez simplemente fue más notorio, pero a la semana y luego de una conversación decidimos terminar lo nuestro y sólo ser buenos amigos.
Por mi parte con mucha vergüenza digo que fue un alivio, por su parte sé que le dolió porque sentía su amor, pero esto no podía seguir, sobretodo porque Fran seguía más presente que nunca y mi corazón se enloquecía en mi pecho cuando tan sólo la sentía cerca de mí y más aún cada vez que llegaba y me saluda tomándome la cintura desde mi espalda, acercándome a ella y diciéndome a susurros en mi oído: Hola Karen, ¿me extrañaste?
Desde que supo que mi espalda era mi debilidad lo usaba como excusa para rozarme, acercarse o tomarme de esa forma, para ella solo para fastidiarme pero en mí se gestaba un fuego que me recorría involuntariamente produciéndome cosas que ni mejores “machos” me habían hecho sentir. Ninguno de ellos jamás pudo convencerme de ceder a sus peticiones de cama, sin embargo no sabía porqué, pero a ella hubiese cedido a cualquier pedido…
Jamás me cuestioné más allá mi sentir por ella y cuando más sentía que me hacía débil a sus acercamientos buscaba algún brazo musculoso que me sostuviera mientras calmaba los temblores que me producían sus contactos.
Terminó el año y los estudios y cada una siguió su rumbo y fue cuando más la extrañaba ya que se fue con sus padres a la capital. Necesitaba escucharla, sentirla cerca, reir con sus tonteras, como fuera pero necesitaba de ella. Nos llamábamos a diario aún así era su cuerpo, su aroma lo que extrañaba pero cuando me daba cuenta de mi sentir recibo un llamado de ella en el cual me cuenta que está embarazada y que con su novio y sus padres ya han fijado una fecha de matrimonio.
No sé si corté o ella cortó o sí dije algo, sólo sé que mi cama se inundó en lágrimas al saber que jamás podría siquiera ser parte de mí y que así como estaba gestando la valentía de contarle lo que me pasaba con ella, sólo debía callar y seguir mi camino, pero ya las dudas estaban en mí, no sabía si me gustaban todas las mujeres o sólo ella, pero no sentía nada similar a lo que buscaba en los hombres. Pensaba también en el contraste de que me gustaran tan grandotes, peludos y machos y ahora me cuestionaba si las quería más delgadas, con pechos medianos y depiladitas. Ya me ambientaba tanto mentalmente que me producía risa pensar en ello, pero inevitable comparaba en mi cabeza y sabía, aún sin sentirlo que una mujer me gustaría más que un hombre y era una sensación que no sólo era mental, sino que cuando comencé a adentrarme en el tema y ver películas de temática lésbica supe que no tenía regreso mi decisión.
La primer película fue When the night is falling (Cuando cae la noche), el primer beso entre las protagonistas lo repetí luego en mi cabeza una y otra vez casi percibiendo la suavidad de sus labios y la tersura de la piel de otra mujer y la escena de sexo fue sólo imágenes pero sin notarlo en mi cuerpo despertó puntos impensados. Los hombres me excitaban, pero luego de mucho esfuerzo sentía algo parecido a excitación, sin embargo el ir viendo esta secuencia de imágenes me volvió voyerista al saborear cada uno de esos besos, cada prenda que se desprendía de esos cuerpos, cada caricia y cada roce, fue inevitable no notar que mi vagina latía, pero aún me resistía pensando que no podía ser, que mis pensamientos no debían ser, pero mi vagina gritaba por ser tocada y mi curiosidad (no calentura, “curiosidad”) me llevó a bajar para saber si esa simple película me había humedecido, bajé mis dedos y me di cuenta que no estaba húmeda, sino empapada, sentir esa humedad casi a punto de hervir me llevó a mi clítoris y fue imparable, pedía y reclama aquel placer, fue rápido, casi instantáneo y mi miraba sólo se fijaba en aquellos cuerpos de dos mujeres desnudas y al cabo de segundos un orgasmo sacudía mi cuerpo que aún pedía más de aquellas emociones desconocidas, pero que tan placenteras se mostraban al contacto de mis dedos imaginando que era la tersura de la mano de otra mujer.
Al otro día el sentimiento de culpa, mi lado homofóbico obligaba a mis ojos a fijarse en machos recios que me observaban en mi caminar por las calles y no en mujeres, pero no podía, mi mirada hacía volver mi rostro sobre mujeres tan diversas físicamente, pero en cada una había su toque, había algo atrayente y que me inquietaba a querer conocerlas y no sólo como amigas.
Con el correr de los meses mis cuestionamientos aún persistían pero en menor proporción, ya con más seguridad, pero no me atrevía a declararme lesbiana. Estaba claro que no me gustaban los hombres, pero mi duda era que tal vez no tuve buenos hombres, que no había conseguido al indicado, pero por otro lado me contestaba a mi misma que cómo no los tuve, si todas se peleaban por estar con mis ex y si ahora me estaban gustando las mujeres y si llegaba a besar a alguien y si tampoco me gustaba, ¿qué más me quedaba? ¿Bisexual? Mmm… no quería eso, nunca he sido de términos medios, es lo uno u lo otro, pero tampoco quiero pasarme la vida probando por aquí o por allá a ver qué es lo que más me gusta. Bueno, sino me haría monja :P
Un día de aquellos en que nada se espera me topé con mi ex, Carlos. Me dio vergüenza (al recordar lo de la truncada noche de placer) pero él con un gran abrazo me demostró que todo era cosa del pasado. Fuimos a tomar una cerveza y me sentí muy a gusto, pensé que tal vez sería bueno volver a intentarlo para remecer los pensamientos lésbicos. Lo sentí tan cambiado, casi aún más “macho” pero su forma de hablar de sonreír y la chispa en sus ojos era tan diferente y atrayente…
Ya con un par de copas le dije si estaba con alguien, para ver si tenía chance de retomar el buen camino (como dirían mis padres), pero escucho de sus labios; -Karen, te quiero, te adoro, tal vez eres la mujer que más he querido, pero jamás podrá volver a pasar algo entre nosotros porque… - su cara me asustó y quería que concluyera y pregunté seriamente por qué – por que ahora soy gay y tengo pareja, que obviamente es hombre…
No sé cómo quedé… No era homofóbica, pero tampoco tan open mind para que me cuadrara que un hombre de 1.86 peludo como mono y con tremendos músculos fuese gay. No era un tema que dominaba, pero me imaginaba que los gay eran más bien menuditos y por qué no decirlo con alguna actitud de mujer, por lo menos es la percepción que tiene el mundillo hetero (al cual aún creía pertenecer).
Luego de la conversación nos separamos y yo seguía en blanco con ese balde de agua fría y eso me motivó a meterme en páginas gay y a la vez link lésbicos y conocer de un mundo alterno, tan ajeno y distante que me gustó, chat en los que me sentí parte integrante y las dudas aún más punzantes me afianzaban lo que no podía seguir negando. Los relatos lésbicos los hacía tan vivos en mí que reía y también lloraba con las historias y no sólo con el morbo de buscar algo sexual, al contrario buscaba descubrir qué es lo que motiva en una mujer buscar a otra mujer y no lo netamente sexual.
Por un lado pensaba que era sensibilidad lo que nos llevaba a amar nuestro propio sexo, porque nuestras hormonas nos hacen tener un tobogán de emociones durante cada mes, pero qué pasa si llega un hombre con la misma sensibilidad de una mujer, pero aún así mi punto seguía a favor de una mujer. Otro punto a favor es que un hombre es tan obvio en muchas cosas, sin embargo las mujeres somos tan impredecibles, tan hábiles que por lo mismo somos capaces de conquistar a aquellas que dicen ser las más hetero (me han contado… :P). Amo la inteligencia de una mujer y lo habilidosa que somos…
Luego pensé que era por los detalles, pero un hombre también puede ser detallista. Puede ser porque nos sentimos más a gusto entre mujeres, pero para eso tenemos las amigas y no había necesidad de ser lesbiana para ello, no sé cada momento me cuestionaba más y más y conociéndome llegué a la conclusión que me gustaba una mujer simplemente por sentir que estaba con una mujer, no sé si eso me hacía lesbiana o no, pero me gustaría acariciarla y que ella me acaricie, que me tome con ternura pero muchas veces con pasión y que me haga sentir que soy suya y por mi parte lo mismo, sentir que soy de ella, pero hacerla sentir que es mía, no sé si con esto esté cayendo ya en un tema de roles, de activa, de pasiva o tal vez moderna, pero hasta encontraba que las mujeres que me atraían eran aquellas que sutilmente daban a mostrar un toque “social masculino”, o sea que sin ser lesbianas, eran mujeres independientes, respetadas, que no temían entre andar con vestido o pantalón, con una blusa escotada o una polo suelta, que para lo mal catalogadas que estamos al volante manejan tremendas camionetas y aún así para mí todo eso era aún más atrayente y sexi y me di cuenta cuando vi que mi vecina se vestía con ropas de su esposo y que tan bien le quedaban, y que los jeans notoriamente sueltos de su marido en ella dejaban ver las tiras de su colaless, que la camisa semi abotonada mostraba sus pechos voluptuosos y que la gorra al revés despejaba su mirada y dejaba ver esos ojos azules preciosos y hacía caer por su espalda su larga cabellera lisa, casi rubia. Aparentemente tan ruda y masculina y tan femenina y sensual. Nos teníamos mucha confianza, aunque ella tenía unos añitos más que yo, así que haciendo uso de eso me ofrecía a ayudarle a encerar el carro para ver que cuando lo lavaba se mojaba con el choque del agua y hacía translucir que bajo la camisa no llevaba nada… Yo no lavaba ni mi carro pero por ver ese espectáculo hasta pagaba…
Mi ex y ahora mi gran amigo gay o amiga o sea Carlos, va perdón ahora “Carla”, como me gustaba molestarlo, me llama para salir a conversar, ya más asimilada con el tema acepté y fuimos a un pub. Nos aislamos netamente para charlar. Él conociendo mi seriedad característica esperó que estuviese un poco bebida en el cuerpo para hacerme una pregunta:
Carlos: Karen, estás con alguien?
Primero sonreí porque recordé a mi vecina, a mi amiga Fran y otras mujeres que se robaban mi mirada y ningún hombre dentro de tales pensamientos y al final respondí sólo NO
Carlos: Amiga, tal vez te molestes con lo que diré y créeme que me costó aceptarlo pero creo que es verdad y también creo que te corresponde saberlo y saber que piensas…
Karen: Ay loca deja ese tono de misterio y dime de una vez por todas qué quieres decir, prometo que no me alteraré antes de analizar bien tu confesión.
Carlos: Uffff… - toma aire – ¿Karen, recuerdas la vez que estuvimos juntos en el motel y no pudimos seguir?
Karen: Ehhh… sí, claro que recuerdo –pongo cara de interrogante – pero ¿a qué va tu pregunta?, supongo que no me culparás que por eso ahora eres gay o sí…
Carlos: Jajajaja claro que no tonta, si esto no fue de ahora, fueron mil cuestionamientos y desde hace varios años ya, pero a lo que voy amiga es que cuando esa noche estaba todo tan bien, yo me calenté mucho más cuando te vi sin brasier, que masculino me salió eso amiga jajaja y me lancé a tu cuello y me sorprendí que lanzaste un gemido y te fuiste encima mío con notoria excitación y de repente pufff… como que te despertaste y te diste cuenta dónde y con quién estabas… Karen, sorry pero podría apostar que esa noche y en ese momento no pensabas en mí, pensabas en una mujer…
Karen: ¿Queeeeee…? ¿Por qué dices eso? – intentando ocultar algo que sí era cierto…
Carlos: Porque sería muy macho, pero buena mujer, soy muy observador, te vi mirar muchas veces a Fran y hubiese deseado que sólo una vez me miraras con esa ternura, con ese brillo en tus ojos.
Trago saliva y me siento atrapada, pero en el fondo con ganas de soltar todo lo que siento-
Carlos: Amiga, tú eres lesbiana…
Tomo aire y le comienzo a revelar todo lo que pienso, todo lo que siento y los mil cuestionamientos que tengo y al final es literalmente como se dice: Salí del armario, me sentí liberada y como dije, sin jamás haber besado a una mujer sabía que de este lado del mundo ya no salía más…
Luego de ese pub y ya declarándonos las mejores “amiguis” forever, nos fuimos a una discoteque gay, algo bien oculto y distante, jamás supe de su existencia hasta ahora, su nombre era BEDROOM. Al entrar comencé a ver locas por doquier, igual me chocó la primera impresión, hombres vestidos de mujer, pero mi amiguis me explicó que eran los transformistas para el show de más tarde. Buscaba con la mirada las mujeres por ese lugar, pero eran pocas y en su mayoría con pareja. Le dije a Carlos, que no me dejara sola, que igual era algo fuerte para mí, que él bien sabía que incluso me chocaba cuando a él le afloraba lo “mujer”, entones esto era bien fuerte y que no olvidara que hacía pocas horas había dejado de ser hetero y que me sentía casi desnuda en ese lugar en que todos parecían conocerse y todas sus miradas iban hacia esta desconocida.
El lugar era como una gran casona antigua y en algunas habitaciones había camas, o sea por algo se llamaba así la disco, pero en las camas aunque vestidos sólo se veía un enredo de manos y de cuerpos, ya que sólo habían dos camas y muchos “calientes”, así que parecía orgía, muy fuerte para ser mi primera visita, así que me tomé de Carlos y nos fuimos a la barra a beber algo. Dentro de lo oscuro, siento que un par de manos toman mi cintura y me conducen a la pista de baile. Sé que no son las manos de Carlos, porque estas son mucho más pequeñas y me volteo deteniéndome en seco, pero ella sólo me dice: -Tranquila, sólo quiero que bailemos… - Dentro del bullicio logro identificar bien que es una vos femenina que no me deja indiferente ya que mi cuerpo se tranquilizó y siguió hacia la pista.
El tema era uno de Paulina Rubio que posteriormente se volvió uno de mis favoritos: “Sexi Dance”… Llevaba mi ron con jugo de naranja en mi manos y lo bebí de un sorbo para darme valor. Estaba bailando con una mujer que notoriamente me coqueteaba y no despegaba de mí sus ojos de color miel. El trago se me fue de lleno a la cabeza y logró su objetivo y me liberó y comencé a bailar como tanto me gusta. Sin haber escuchado antes ese tema, puse atención en la letra y me entregué sensualmente a su contenido, sintiéndome a gusto en aquellas manos que recorrían mi cintura, de sentir esa mirada como me deseaba, de ver con la naturalidad con que me sentía en mi ambiente y ya tanta miraba no me molestaba, al contrario, me estaba gustando porque no es por modestia, pero bailar es lo mejor que hago y sobretodo con un tema sensual como este y con el gatillante etílico que tenía en mis sentidos, una bomba bastante sensual y peligrosa.
Escucho la frase de la canción: “y tus manos van ahí, donde las recibo siempre, donde llegan y me tocan, donde tocan y me encienden, y te gusta lo que ves y te gusta lo que sientes y tu lengua corre más de lo que corre mi mente”… Y ella supongo que motivada por la carga erótica del momento me guía hacia la muralla, presionándome a ella y dándome mi propio show, recorriendo mi cuerpo con sus manos al son de la música, subiendo a mi cuello, deslizando su lengua desde mi cuello al lóbulo de la oreja mordiéndolo sutilmente, a esas alturas yo casi seguía la música en mi mente diciéndole: “no, pares no, no te detengas no, quédate aquí, te necesito aquí, aquí, aquí, cuerpo con cuerpo...” deseaba más, mi cuerpo pedía más, ella era estupenda, pero lo que estaba sintiendo estaba aún mejor, pero en vista que no seguía el show personalizado abro mis ojos y otra joven con notorio enojo le reprochaba algo, ella estaba entre las dos, ya que la otra sólo quería abalanzarse contra mí, en eso la toma y saca a mi defensora del medio y ahí sentí miedo, ya veía esa fiera celosa lanzarse con uñas y garras hacia mí, cuando de la nada mi Hulk aparece y no sé cómo casi me toma en el aire y me saca del lugar mientras la chica seguía insultándome y acordándose de “mi madre”…
En las afueras de la disco siento que el trago llegó a su punto máximo y mis piernas ya comienzan a flaquear y Carlos recién comienza con su reprimenda:
Carlos: ¡Qué lindo Karen! Y eso que nunca habías estado con una mujer y el tremendo show que comienzas a hacer…
Karen: Lo siento amigo, sólo que parece que se me pasaron las copas. Discúlpame ya, me podrías llevar a casa, realmente me siento mal… -dije muy apenada.
Carlos: Ay Karen, si no es por tu comportamiento tan extrovertido, pero ten cuidado mujer que no todas acá son como tú, como decimos en la jerga son “zorras correteadas” o sea te huelen que eres nueva en el ambiente y sólo quieren “comerte”.
Karen: Carlos, mañana me retas ok, prometo para ti y para mí no hacerlo más, pero llévame a casa que ya no me sostengo y mi cabeza da muchas vueltas. –realmente me sentía muy mal, no tenía mucha costumbre de beber.
Carlos: Ven, que yo te cargo al auto… Ni como pareja me diste problemas alguna vez y ahora como amiga y “tortillera” me vienes a hacer líos Karen… Nos vamos a mi casa mejor, sino qué dirán tus padres si te llevo en este estado. Yo les avisaré.
Yo creo que en el mismo momento que me cargó me dormí. Al otro día desperté en su cama y con un dolor de cabeza atroz, recordaba todo, pero es increíble como un par de copas te cambian la personalidad.
Viví la secuencia como si hubiese sido mi doble, pero no era así, y lo peor y que luego Carlos me comentó, que las chicas de la disco son pareja, pero siempre es lo mismo, porque la chica con la que bailaba era tremendamente mujeriega y la otra no le importaba compartirla con tal de no perderla del todo, pero aún así de repente le hacía sus show cuando veía que la chica con la que estaba era alguna notoria amenaza, a que la pudiera abandonar del todo, pero que era cosa de cada fin de semana que algo sucedía.
Dentro de mi malestar sólo me repetí que nunca más algo así. Tal vez fueron tantas emociones juntas, el salir del armario, el ir a un ambiente así, el sentirme coqueteada y deseada por otra mujer, no sé, muchas cosas, sin embargo Carlos no merecía andar en pleitos de “tortilleras” como decía él y por mi lado no merecía ser un número más para alguna que sólo quisiera pasar el rato.
Luego de algunas sales que refrescaran mi estómago, algo de “Gatorate” para aliviar mi deshidratación me di un baño y me fui a casa.
Ya con los días no di paso atrás y me convencía más de que me gustaban las mujeres, pero que ahora el estar con alguien se veía lejano, porque sería mi opción con quien estar y jamás por la vía de discos o chat, no sé si es por ser mujer o por mi personalidad, pero me gusta complicarme sola la vida…
Me volqué de lleno a mi trabajo. Mis colegas eran de todas las edades y de todos los gustos, pero para mí las mujeres estaban casi vetadas, aún me sentía mal por dejarme llevar tan fácilmente y si no es por Carlos, encontrarme envuelta en pleito ajeno por un simple baile calentón. Lentamente le tomaba peso y responsabilidad a mi condición. Si era algo que cargaría por siempre debía ser bastante recatada, sobretodo en mi trabajo, no quería ser el “lobo” entre las “ovejas”, ya que a sabiendas que soy lesbiana se sentirían amenazadas y yo me ganaría más de un mal rato. Así que mi salida del clóset sólo fue de esa noche porque ahora se guardó la banderita del arcoíris y vivía simplemente como una mujer hetero más.
Mi trabajo si bien es cierto era bastante mecánico, denotaba que daba lo mejor de mí, como en todo lo que hago. Como mi jefe tenía mis antecedentes y veía mi trabajo, lentamente me fue dando responsabilidades y yo a la vez comenzando a sumar algunas miradas punzantes por ser tan joven y recién llegada y ya tener responsabilidades que ellas no.
El jefe me llamó a una reunión y me dijo que haría un turno para trabajar en la noche, de 8 de la noche a 8 de la mañana, con colación de las2 a4 de la madrugada. Sólo funcionarían 2 máquinas, en total seríamos aprox. 8 personas pero bajo mi responsabilidad de cumplir con la cantidad de toneladas que se nos exigiera.
Yo feliz, no había ningún incentivo monetario, pero ya era una responsabilidad, un peldaño más hacia lo que buscaba, aparte que la noche me encanta y sería más agradable porque no habría tanta gente.
La primera semana fue un poco duro cambiar el horario de sueño, aún así en lo profesional todo estuvo excelente, ya que lográbamos tener la producción lista a las seis de la mañana aprox. entonces el resto del tiempo se hacía un buen aseo, los maestros una mantención a la maquinaria y yo para terminar los informes con todo lo avanzado en la noche y las chicas con sus infaltables conversaciones.
Sentí también como muchas conductas fueron cambiando al ver que no eran tan malo trabajar conmigo, ya que si veía que íbamos adelantados para la hora en la producción de la noche, les daba una media hora más de colación que la aprovechaban para comer algo a la ligera y luego dormir. Por mi parte facilitaba la oficina a las chicas para descansar, pero yo tenía miedo de dormir, porque muchas veces en mi casa me decían que hablaba dormida y me aterrorizaba pensar que durmiendo podía decir algo que delatara mi condición sexual, así que ocupaba el tiempo para leer o para escribir, pero con los días comencé a notar la cercanía de una chica; Nicole.
Con Nicole comenzamos a conversar bastante, al terminar el turno nos íbamos juntas caminando, hasta tomar la locomoción y ella no ocultaba su admiración hacia mí. Decía que le encantaba mi forma de hablar y modular, que tenía una mirada muy profunda y que mis ojos eran aún más expresivos y que además encontraba que era una mujer con bastante tema, ya que rara vez se me podía atrapar en algo que no supiera.
Ella era casada, 7 años mayor que yo. 30 años y una hija de 5 años. Físicamente medía lo mismo que yo, 1,68 aprox, ojos café, tes blanca y cabello oscuro, lo que hacía que resaltara su hermoso rostro pálido.
Ella me era muy agradable, pero como amiga, no podía y no quería pensar si quiera en mirarla con otros ojos, sobretodo porque era mi trabajo y no quería problemas en algo que estaba saliendo tan bien.
Semanalmente el personal iba rotando, pero yo no y Nicole tampoco, ella fiel a acompañarme en las horas de colación en variadas conversaciones. En ocasiones notaba que el sueño la vencía, aún así no quería dormirse por hacerme compañía.
No tenía aún ese olfato que dicen tener las lesbianas, pero algo tenía ella que me decía que no me miraba como jefa o como una simple amiga, porque eran muchas cosas que la delataban, además que en ocasiones yo iba por los puestos preguntando cómo estaban, por simple cortesía y preocupación y me quedaba conversando con otra chica y veía cómo ella a lo lejos nos miraba con enojo, casi puedo decir celos.
Cada día esto fue siendo más notorio, sobretodo un día a la hora de colación. Estábamos a la mesa tomando un café y ella obviamente a mi lado, cuando uno de los muchachos encargado de las máquinas comienza sutilmente a coquetearme, a decirme por qué siendo tan hermosa estaba sola, yo sonreía y le decía que aún no llegaba el indicado y en eso bajo la mesa siento una mano sobre mi muslo, pero vi a este joven y obvio que él no era, si estaba a mi frente y con sus manos sobre la mesa y mi alternativa más certera era Nicole, pero no dije nada, sólo seguí conversando con este muchacho que insistía en su coquetería. La mano de Nicole ya no sólo estaba en mi muslo sino que comenzaba a acariciarme y tendría que ser de fierro para no inquietarme ante ello. Tan notorio fue que el joven me preguntó si me sentía bien, que estaba pálida y le dije que sí, que ningún problema e intenté concentrarme en lo que él me decía para no delatarme. Mientras respondía “tal vez” a su invitación a salir “algún día”, siento como la mano de Nicole se desliza por mi muslo, pero hacia arriba y llega a mi entrepierna y en mi fue inevitable no levantar la pierna de nervios, mover fuertemente la mesa, volteando mi café y derramándolo sobre mis piernas, por suerte ya estaba más helado que tibio y no me quemé.
Me ruboricé, mas no sé si por voltear el café o por lo que me hizo Nicole. Me disculpé y fui a los baños a limpiar mis ropas o ver qué podía hacer, no me fijé que alguien me acompañaba…:
Nicole: Karen lo siento, perdóname!
Karen: -al ver cómo dejé mi jeans no pude llenarme de rabia y responderle fuertemente – ¿Qué tienes en la cabeza Nicole, por qué hiciste eso, mira lo que provocaste?
Nicole: Te provoqué? –y no disimula una sonrisa coqueta a mi comentario.
Karen: ay Nicole, fue el impulso, una reacción innata de sobresaltarme, no sé… pero dime ¿por qué me tocaste? ¿Por qué me estabas tocando? Esas no son caricias de amiga…
Nicole: No sé karen, no sé, perdóname pero…
Karen: Pero qué… -digo haciendo notar mi enojo.
Nicole: Sentí celos Karen, sentí celos de ese patán que te coqueteaba
Por segundos me corto, no sé qué decir ¿celos?-
Karen: Pero Nicole, cómo celos, si eres mi amiga, eres casada, tienes una hija, cómo sientes celos de alguien que me coquetea, si no te has dado cuenta soy mujer y tú también eres mujer.
Nicole: Lo sé y no sabes cuánto he pensado en ello, pero llevo semanas sintiendo algo que no sé cómo llamarlo, sólo sé que aún estando en mi casa no dejo de pensarte y espero los minutos para llegar y estar contigo, evito las caricias de mi esposo, no sé que me pasa, sólo sé que te miro y sólo quiero estar cerca de ti y besarte…
En eso se acerca a mí y no pestañeo, el lugar comienza a llenarse de esa carga erótica de pensar lo que hizo, quiero ese momento, deseo un beso y sacarme las dudas de que si me gustan o no las mujeres, además que esas caricias no me dejaron indiferente y Nicole me atrae, pero…
Toma mi rostro con sus manos y la siento acercarse, siento su respiración a milímetros y vuelve mi cordura y también ese “pero… Nicole es mi amiga…”
Karen: Nicole detente por favor – y con cuidado saco sus manos de mi rostro, no muy convencida de frenar aquel momento – Yo te quiero, pero somos amigas, a mí me gustan los hombres y tú tienes tu esposo, esto no debe ser, lo siento.
Nicole: Lo siento Karen, fue inevitable, es algo que deseo desde que te conocí, no sabes cómo deseaba tan solo besar tus labios, pero todo esto es un error y no se volverá a repetir por más que sienta las ganas – noté como sus ojitos se llenaban de lágrimas, aún así las contuvo – Sé que está demás decirte que no comentes nada y no volverá a suceder jefa, permiso – y se retira.
Ya no tengo rabia, me da pena saber que involuntariamente le estoy haciendo daño. Siento ganas de decirle que soy lesbiana, pero eso motivaría una ilusión tal vez que no me puedo permitir. Nicole me da todo lo que me gustaría en una mujer, me da mucha ternura, seguridad, confianza, estabilidad, pero es casada y eso mata todo indicio de dar un segundo paso. Ella dice que quiere un beso, pero sé que luego de ese beso nuestras vidas no serán las mismas. Además que no siento esa chispa que espero sentir de quien me invite a hacer alguna locura.
Termino de asearme y me voy a mis labores. Con Nicole nada ya es igual, me doy cuenta que la evito y no puedo evitar que esa indiferencia le hace daño. Al terminar el turno le pido conversar y le explico que la quiero y mucho, pero como amiga, que su confesión no me es indiferente pero ella tiene un esposo y una hija, mucho que perder por tan sólo un beso, que tal vez abriría muchas más puertas, ella asiente y me dice que se cambiará de turno para aclarar su cabeza, pero aún así sabe que no le será fácil olvidarse de mí… (que egocéntrica…)
Auch!!! Segundo encuentro con una mujer y nuevamente con consecuencias y sigo invicta. Pero esta vez me siento orgullosa de que mi mente haya sido más fuerte que mi deseo, pero no así contenta, quiero a Nicole y sí, tal vez me guste, pero esto no debe seguir. Creo que la extrañaré tanto como ella a mí.
No puedo evitar acordarme de Fran. Seguimos en contacto, pero bastante alejado, ya una vez a la semana o cada 15 días. Pronto se casará y quiere a su novio. Su bebé pronto está por nacer y de nuestra cercanía ya tan solo un lejano recuerdo…
Sigo trabajando de noche, comienzo una nueva semana y jamás si quiera pude imaginar que esta semana marcará mi vida por siempre…
Jefe: Karen, estamos muy contentos con tu trabajo, por un lado igual te hago saber que es sólo es temporal, sé que esto te apena muchísimo pero mira, sabes pequeña que te tengo mucha confianza, eres una joven de tan corta edad pero te has ganado el respeto de todos tus mayores, sobretodo el mío, tienes carácter, iniciativa y sabes llegar a la gente, sobretodo a las mujeres, que ufff...… sí que son difíciles en carácter. Esto mismo lo he hecho notar en las reuniones y lo más probable es que quedes en el staff permanente, pero primero esperaremos que llegue el verdadero encargado de la sección, ya que si no sabes está en Brasil, que es como la matriz y donde se nos capacita a todos para recibir un puesto en jefatura. Comenzó como tú, espero se agraden, te serviría bastante todo su conocimiento, ya que si piensan en dejarte en estos cargos tendrás que ir a capacitarte allá…
Karen: ¿En serio Jefe?... –Y hasta yo me extraño de mi reacción porque me lanzo a abrazarle.
Ehhhh… perdón –digo notoriamente sonrojada…
Jefe: No te preocupes hija, que entiendo tu felicidad, pero que esto no se te suba a la cabeza y sigue así de bien que aunque no se note, los “grandes” a la cabeza de esto ya pusieron la vista en tus capacidades y sabes que si no estás en esta industria puedes ingresas con un tronar de dedos a cualquiera de sus cientos de empresas en Chile y no tan sólo acá, así que siga siendo la “dama de la noche” y ahora vete a casa, que ya son más de las 9 de la mañana y tienes que ir a descansar.
Karen: Gracias señor, prometo que no se arrepentirá de haber confiado en mí y de haberme dado estas responsabilidades. Hasta mañana.
Jefe: Chao Karen, hasta la noche. Descansa.
Y yo que pensé que llegaría sólo a llorar a casa por lo que sucedió con Nicole y mi jefecito me da esta noticia; Brasil, garotiñas, playas, mmm...… que exquisito… -mentalmente me corrijo- Ay Karen, en vez de pensar en el trabajo ya se te va la cabeza a las mujeres, acabas de salir de un gran aprieto con Nicole, antes con la mujer de la disco y no te sirve de escarmiento…- Me avergüenzo a mi misma, mi cabeza siempre pone paños fríos a mis conductas L me siento como niña regañada, pero luego se me olvida y sigo feliz camino a mi casa para tener un feliz descanso…
Ni idea de que la sección tuviese otro jefe, pero me imagino por los comentarios que debe ser bastante joven, espero que no sea gay a ver si logra aceptar mi acercamiento y empaparme de todo lo que aprenda en Brasil.
Nuevamente me cuestiono en mi condición, ¿y si me gusta el nuevo jefecito? Aún sigo mirando hombres, generalmente pienso que simplemente no llegó el indicado, pero es algo de pensamiento hacia ellos, porque si bien es cierto que nada ha pasado con una mujer, sólo su tacto o a veces una mirada pone mi sangre en proceso de ebullición y mi inteligente cabezota nuevamente me dice: Admítelo Karen, ya te picó el bichito por las mujeres, pero sabes que si entras no saldrás más… Otra vez acertaba. Definitivamente escuchar tanto mi cabeza es por falta de amigos más que otra cosa… me da risa y me percato y ya estoy en casita…
Karen: Hola madre buenos días…
Mamá: Hola hija, ¿qué tal tu noche?
Karen: Bien madre, excelente, salvo algunos detallitos, pero se arregló en su momento, así que todo bien.
Mamá: Ah que bien mi niña, siempre procura eso; que toda cosa debe confrontarse en el momento sino van avanzando los minutos, las horas y luego sabes que una tontera puede convertirse en algo imparable…
Karen: Tienes mucha razón sabia madre… -me imaginaba casi con Nicole y criando una niña que era de su esposo… ay no!!! –
Hasta la noche madre, que me doy una ducha me arreglo y me voy a los brazos de Morfeo, que mis ojitos me arden mucho…
Mamá: ¿Para dónde se supone que vas señorita? donde primero vas es a tomar un buen desayuno, mira que luego no comes hasta bien tarde y medio comes porque despiertas siempre atrasada…
Karen: Pero mamá, si te prometo que me levanto a almorzar… -haciendo pucheros igual que una niña –
Mamá: No señorita, porque sé que si te acuestas no te despierto ni arrojándote agua, así que ve a la cocina que te tengo lista una leche, te dejé fruta y mientras caliento unas tostadas…
Karen: -suspiro… si no me regaña mi madre, mi regaña mi conciencia, pero tiene razón, que igual tengo hambre y sé que no me levantaré a almorzar- Ta bien madre, ganas tú…
Tomo mi rico desayuno, que dejó mi estómago más que contento, una duchita y a la camita… Me posicioné de costado y abracé mi almohadón como era de costumbre y 5…4…3…2…1… dulces sueños… zzzzzzzzzzzz….
(Sueño 1…)
Mi visión era perfecta y tremendamente confortante. Estaba en un gran parque, todo verde, me imaginé por alguna razón Londres, había una gran edificación a la distancia de estilo antiguo, preciosa lo demás árboles y árboles y a la distancia una laguna llena de cisnes, patos silvestres y otras aves a su alrededor, lo curioso es que había sólo una banca donde sentarse y era donde yo estaba. Por la posición del sol debía de ser las 12 del día. El aire en leves susurros de tranquilidad pasaba su musical silbido por mis oídos y el sol entibiaba lo justo y necesario para hacer el momento perfecto para una agradable lectura en aquel hermoso lugar.
Al cabo de un rato me sorprende ver que en medio de este tremendo parque solitario, había una mesa de fierro, redonda, con un vidrio en su cubierta y las sillas con un diseño también en fierro llena de decorados y curvas, pero más que eso llamó mi atención que una mujer me observaba desde esa distancia mientras tomaba un café.
No me despegué de verla. La distancia era aprox. unos15 metrosy aún así algo en sus ojos no me hacía ni pestañar, salvo hasta cuándo ella levantó su vista y por fracción de segundos nos dijimos mucho con esas miradas, pero me di cuenta y me sonrojé, bajé mi mirada e intenté seguir con mi lectura de Flaubert, Madame Bovary.
Un línea de lectura, 2 , 3 y 4 y me daba cuenta que no me acordaba y volvía a leer y lo mismo, esa mujer se apoderó de mi cabeza, la sentía observarme pero pensé que sólo era mi percepción y levanté mi mirada y así era, no despegaba su mirada de mí, nuevamente un cruce en nuestro observar y pufff… sonrojada al máximo.
Ya luego no pude concentrarme más en mi lectura, sólo quería verla, pero no me atrevía a levantar mi vista. Estaba en estos pensamientos cuando a mi lado una sombra oscurece las hojas de mi libro que ya parecía jeroglífico por lo incomprensivo que se me hacía seguir leyéndolo. Pero esa sombra no se marchaba, observé a mi frente, mirando primero desde abajo hacia arriba: zapatos de tacón, unas hermosas piernas, un vestido rojo que terminaba en puntas disparejas poco más abajo de las rodillas, sigo subiendo y veo su hermoso cuerpo, unos senos preciosos en ese gran y notorio escote, una cadena de oro a su cuello con algo escrito que por alguna razón no podía leer, pero seguí aquella angelical visión y por su pecho ya se dejaba ver su larga cabellera ondulada negra azabache, en aquella piel levemente tostada, la visión aún ya más incitante me llevó a sus labios, el inferior carnoso el superior más delgado, perfectamente delineados y sobre ellos se veía sólo brillo labial, ya que se notaba que eran rosados por naturaleza de aquella espectral visión de afrodita, pero llego a sus ojos grises y la imagen es grandiosa, ahora entendía porqué me tenían así de embobada esos ojitos y descuidada a tal punto de percatarme que no sé cuánto tiempo demoré en describirla de principio a fin…
Nuevamente me avergüenzo y bajo la mirada y la escucho hablar con una dulce y sensual voz:
Afrodita: Hola, ¿por qué tan sola? ¿Puedo invitarte un café?
Yo no articulaba palabra, no me salían, veo extender su mano y creo que mi cuerpo reacciona antes que mi cabeza, porque me vi tomada de su mano, sintiendo como al pararme me encontré a penas distante de su cuerpo y cerré mis ojos para llevarme al mismo cielo el aroma de su perfume, una mezcla de sándalo, musk y un ingrediente desconocido para mi sensible olfato, lo más probable es que sea su esencia de mujer que hace la mezcla perfecta…
Abro mis ojos para articular palabra y un ruido molesto distante se escucha, ahora ya se hace más cercano e incómodo, todo se oscurece, la pierdo… nooooo…. ¡Maldito despertador!
18.30 y el despertador se ganó el porrazo de su vida por interrumpir mi más hermoso sueño, aún no abría mis ojos y en mis sentidos seguía aún atontada con aquel aroma, luego una pena y una frustración tremenda de no poder haber continuado, de saber quién era, qué quería, por qué se acercó, en fin… el despertar trajo un poco de frialdad a mi cabeza y me dijo que sólo fue un sueño, tal vez el que recordaría por siempre al ser la primer mujer que me enloquecía de esa forma.
Me levanté, una rápida ducha para salir del sueño y aún así ella no se iba de mi cabeza y fue así como me tuvo embobada toda la noche, pensando en una ilusión en una quimera, en la mujer que podría decir “siempre soñé” y que literalmente sólo era eso, quimera, ilusión y fantasía; un sueño.
Encargado de máquinas: Karen?... Karen? …. Pssss… Ey Karen despierta mujer…
Karen: Sorry Guillermo, me decías?
Guillermo: Daría lo que fuera por saber quién te tiene con esa mirada tan turbada, primera vez que te veo así y créeme que no deja de sorprenderme que pueda más que la seriedad que te caracteriza.
Guillermo es el encargado de las máquinas en esta sección, gran hombre, es casado y pese a que su mujer es un ogro él intenta ser todo un caballero, padre y esposo. Al poco andar, tal vez por ser del mismo signo (géminis) nos atrajimos, pero amistosamente, y la confianza no demoró en surgir en nosotros para hacerlo confidente de hasta mis pensamientos más íntimos, que para ese momento era mi confusión entre los hombres y las mujeres, aunque las segundas llevaban más que la delantera y sobretodo con “Afrodita”, que fue parte de mis sueños durante mi descanso.
Guillermo: ¿Puedo saber, obviamente sin ser impertinente, en quién piensas con esa mirada tan perdida?
Karen: Ay Guille, -suspiro - en una princesa, creo que si tenía dudas ella las disipó…
Guillermo: ¿Conociste a alguien? Dale cuéntame sí?
Karen: Primero el trabajo amigo, dime qué deseas…
Guillermo: Ah, verdad, es que tu mirada también me dejó turbado y casi me olvido. Tenemos la máquina 1 mala y sabes que es la que nos hace sacar la producción más temprano. La puedo arreglar pero me tomará tiempo, tal vez un par de horas y en esto el tiempo es oro.
Karen: Ufff… Guille, déjame pensar… mmm… -ahora a ver si te apuras cabeza y lanzas una buena idea y no sólo desaciertos con tus comentarios irónicos- Eureka! Guillermo ¿Está buena la máquina 5?
Guillermo: Sí Karen, pero esa máquina necesita de 4 personas y sólo hay 3, recuerda que la máquina 1 sólo ocupa 3 personas…
Karen: No importa Guille, trabajaré con ellas, recuerda que así empecé y respecto a los informes me pongo al día rápido, así que no hay drama. Ve a acondicionarla y la echamos a andar ya…
Guillermo: Bien Jefa, ahora entiendo por qué siendo tan joven te dieron esta responsabilidad…
Karen: Méritos de mi cabeza amigo, vamos, ve a hacer funcionar la máquina que termino acá mientras.
Guillermo: Ok. Pero luego me cuentas dónde anda esa cabeza…
Karen: Prometido, pero ve hombre, apúrate…
Guillermo: Ok. Ok… pero no me retes. A uno le molesta que un hombre como jefe le llamen la atención, imagínate cómo incomoda que lo haga una mujer y más aún si tienes la edad de mi hijo…
Karen: No es reprimenda, sólo es para ir a favor del tiempo en caso de cualquier eventualidad.
La idea admito que fue buenísima, aunque la noche la encontré bastante larga porque mis compañeras no me conversaban, si antes no era de muchas amistades, un simple cargo inspira tal respeto que a mis preguntas, para sociabilizar un poco, sólo respondían monosílabamente sí o no, así que opté por conversar conmigo misma y ella nuevamente se hizo presente en mis pensamientos; mi Afrodita…
Terminamos incluso un poco antes que de costumbre llevándome las felicitaciones de Guillermo que recién terminaba de arreglar la máquina 1 dejándola lista para el turno del día. Pero ahora tenía que hacer los informes, así que me puse a full evitando toda distracción. A penas terminé entregué toda la documentación, revisé la producción y a la casa raudamente.
Mamá: Hola hija ¿saldrás hoy que llegaste más temprano que de costumbre?
Karen: No mamá, sólo que tengo sueño y quiero irme pronto a la cama.
Mamá: Bueno pero ya sabes que si…
Karen: -no dejo que termine la frase y la concluyo yo- ...Que si no tomo desayuno no me acuesto, ya lo sé mamá, gracias.
Apresuré mi desayuno, mi ducha y me fui a la cama, pero ya no a los brazos de Morfeo, ahora iba al encuentro de sus brazos. Reviví aquel sueño en mi cabeza una y otra vez para poder dormirme y soñarla otra vez y sin darme cuenta, entre su recuerdo me dormí…
Y volvi a soñarla...