Más que números VI

"Porque hace que olvide mi enojo con el universo..."

*Espero que este también lo considere un día de suerte, y yo: de dicha, si ambas entregas resultan de su agrado.


Me había derrumbado de nuevo. Ya no podía más. Dos años guardando tanto enredo y tanto dolor. Dos años soltando de vez en cuando unas lagrimillas rebeldes… Pero ya no podía, necesitaba gritarlo. Necesitaba expulsar todas las lágrimas que se quedaban en mis ojos, esos ojos que nunca la vieron… Lo necesitaba, como si eso me curara del amor que sentía.

Ricky se acurrucó a mi lado en el sillón y me trataba de consolar, me pedía perdón y lo demás no lo supe.

Me había quedado dormida llorando, pues mi cara al despertar se sentía hinchada y casi podía sentir los caminitos de lágrimas que parecen cuerdas amarrando y tensando mi rostro.

Ese bobo, me imagino, me cargó hasta mi cama y ahí, a mi lado, estaba él más que dormido, acostado a mi lado izquierdo de frente a mí, cuidándome. Me levanté y mi caminar era pesado, pero podía respirar un poco más fácil, llorar me hizo un poco bien, aunque insisto, mi cara no opinaba lo mismo. Tomé mi celular que, también imagino, Ricky puso en la mesita de mi lado y, con el mismo en mano me fui hasta la cocina por un vaso de agua. Revisé la hora, 6:16 p.m, me sorprendió que tan solo hubiese dormido unas tres horas o poco más, pues soy muy dormilona. Pero en ese justo momento y como una ráfaga en recuerdo, Fran vino a mi mente. Habíamos quedado a las seis, pero no estaba segura de ir, y de si ella habría ido. A pesar de, fui casi corriendo al baño, me arreglé un poco y le dejé una notita en la refri a Ricky, como solíamos hacer cuando alguno salía. Luego de unos segundos de “meditación” mientras buscaba el lapicero, supe lo que debía hacer, y así, lo que debía dejarle escrito esta vez: “Quiero encontrar a Brenda. Y averiguar qué pasa con Fran. Escríbeme, te adoro”.

Salí disparada hacia el Mall. El bus que pasa por ahí no tardaba más de veinticinco minutos, con suerte llegaría un cuarto para las siete. Casi una hora de atraso para la “primer cita” que quizá no era tan cita para ella, y tampoco debería serlo para mí. Por lo que espero tampoco se moleste tanto, aunque yo ya lo estoy conmigo misma. Ya qué. Apenas llegué al dichoso mall me enfrenté con la pregunta ¿En qué parte estará, si es que aún está? Empecé a caminar lo más rápido que pude, buscando entre las bancas su rostro y sus ojos tiernos. No la vi en todo el primer nivel así que me fui al segundo. Busqué y busqué, en los sitios de comidas, tiendas y entre los bloques de gente moviéndose, pero nada. Subí al tercero y empezaba a rendirme, a lamentarme por lo idiota… Cuando estaba a punto de ir a sentarme a una de las bancas y darme por vencida, di un último recorrido a lo que mis ojos pudiesen mirar, no la culpaba, a fin de cuentas no intercambiamos números, no quedamos en un lugar específico, y ya había pasado casi una hora de la acordada. Pero casi de manera increíble, alcancé a verla esperando las escaleras del segundo nivel para bajar al primero. Así, sin tener cuidado, iba disculpándome con las personas que viajaban en las escaleras por golpearlas al bajar corriendo, aunque las mismas lo hacen bajar a uno.  A veces, no se puede conformar con lo que sucede. Y yo llevaba dos años enojada por lo que no podía cambiar, no aún.

Cuando llegué hasta ella, en el primer nivel, la halé del brazo casi sin cuidado, agitada por la carrera. Ella se giró un poco molesta, pero me vió y eso desapareció. Sonrió y yo apenas calmaba mi respiración, por lo que le sonreí y hablaba a rastras.

-Perdón… Me… Te fui a… No sabía… Perdón

-Jajajaja hola Sammy- dijo hermosa. –Respirá.

Sonreí ampliamente, esta señorita le alegraba el día a cualquiera, sin duda.

-Listo.- aclaré mi garganta. –Perdoname, en la mañana antes de irme recordé que no tenía tu número y fui a buscarte pero me dijeron que vos y tus amigos ya se habían ido. Y cuando llegué, me dormí y recién desperté sobresaltada. No sabía si vendrías, y mucho menos, si ya te habrías ido o en qué parte estarías. Perdón por la demora y todo lo demás.

-No te preocupés. Yo pensé en lo mismo. Para serte sincera llegué y di unas vueltas para ver si andabas por aquí, pero no te vi y ciertamente no sabía en dónde podrías estar. Así que me puse a hacer unas compras como podrás ver- dijo alzando unas bolsas sonriendo- y esperaba encontrarte en algún momento, si no hoy, quizás mañana en la U, o en algún otro lado.

Me quedé embobada viendo cada gesto al hablar, los ademanes que hacía, y la forma en que sus ojos tiernos y tímidos mostraban optimismo y fuerza. Esta muchacha logra causar un huracán en mí y yo si a caso logro describirla.

-Wow, pues bueno. –dije sonriendo tontamente. –A pesar de mi enorme tardía, ¿me aceptás un café, fresco, batido, algo?

-Jajaja claro, vamos.

Nos fuimos a una cafetería que estaba a unos metros de nosotras. Nos sentamos, nos trajeron dos cafés y unos pancitos de repostería salados y dulces. Empecé a hablar.

-De verdad estoy muy apenada con vos. Yo… me dormí y… -me interrumpió con un cálido gesto. Tomó mi mano, e hizo que mis nervios se hicieran presentes. Esta vez, mis mariposas eran peor que la culebra, me atacaban sin piedad. Me hicieron frágil ante ella, y eso no me agradó. Recuperé mi confianza, aunque los nervios seguían. Los de ella… ¡wow! ¿realmente está nerviosa por mí?- sonreí al verla un poco temerosa.

-Ya dejá de preocuparte, ya dije que esperaba verte de nuevo. El destino no es tan cruel.

-No creo en el destino.

-¿No creés que fue raro que todo este tiempo jamás nos hallamos visto aquí pero sí en la punta del país, y que una culebra-boa me atacara y vos me protegieras?

-No te protegí, tuve miedo de que la boa me tragara, o te tragara a vos. Pero ya ahí se me olvidó. Sin embargo, no creo en el destino, creo que uno decide hacia dónde camina. Pero sí creo que hay fuerzas que quizá no entendemos, pero que nos acompañan durante todo el trayecto.

-¿Cómo cuidándonos?

-Algo así. En cierta parte, influyendo en lo que hacemos.

-Interesante. –dijo sonriendo. –Esto está muy rico.

-Prefiero lo salado. –dije sonriendo también.

-¿Cómo así? ¡Lo dulce es lo mejor!

-Hey, como que estoy frente a una chica azúcar jajaja.

-Grosera- dijo haciendo pucheros. Creí morir en ese instante, se veía más que hermosa.

-Usted es demasiado tierna…

-Y usted un amor. –dijo sonrojada.

-Y decime… ¿qué tal la U?

-Vieras que bien, por dicha no trato con muchas boas jajaja.

-Jajaja qué bueno.

-¿Y… ayer… fin de semana vacacional con su novio?- dijo tomando la taza de capuccino.

-¿Novio?- dije confundida.

-Sí, el muchacho con quien la vi la primera vez. Los vi caminando en la playa en la mañana.- dijo seria esta vez.

-Ah, jajajaja ese idiota. –Cara de confusión de su parte.- Sí era un fin de semana vacacional pero con mi mejor amigo, se llama Ricky.

-Ah, pensé…- dijo más aliviada.

-No, ¡qué horror! Jajaja. No tengo novio. –sonrió cuando dije eso. ¿Era eso… una señal?

Terminamos el café y demás. Continuamos hablando entre otras cosas de series de televisión, hacíamos chistes y le inventábamos vidas a las personas que pasaban al otro lado del vidrio junto a nuestra mesa. Era encantador estar con ella, todo fluía y no se acababan los temas de conversación, cuando callábamos, no era, con toda seguridad lo digo, de esos silencios incómodos que lo hacen a uno querer sacar el celular y fingir que se tiene un mensaje nuevo. Estuvimos ahí hasta las casi nueve, cuando caímos en cuenta de que era tarde y debía cada una volver a su casa. Nos despedimos, de nuevo, con un beso en la mejilla y dos sonrisas en cada rostro.

Llegué al apartamento con esa misma sonrisa. Ricky estaba viendo tele en la salita de televisión que está al lado de la cocina. Me senté junto a él y me sonrió. Volvió su mirada nuevamente a la película y comenzó:

-¿La encontraste, supongo?

-No supongas. Imagina.

-Es lo mismo tonta.

-No, si lo imaginas, aunque no haya sido así, lo imaginaste y al menos pusiste en uso tu cerebro, además poca diferencia hay entre un recuerdo y una escena imaginada. Por el contrario, suponer es considerar un hecho sin estar seguro, así que mejor imagina bebé.

-Sammy- dijo con los ojos entrecerrados- ¡es la misma vara para mí! Como sea… ¿Qué pasó?

-Bueno, bueno.

Le conté todo lo sucedido a Ricky. Dejó de mirar la televisión para escucharme atento. Sonreía cuando le intentaba describir la ternura con la que sus ojos me envuelven, y lo que, a mi parecer, son nervios. En fin, terminé de contarle y nos dirijimos a la cocina por un chocolate caliente, pues la noche estaba bastante fría.

-¿Qué piensas hacer?

-Aun no sé. Hoy, al despedirnos, fue raro… Es como cuando no te quieres despedir de la persona, y haces que el beso dure más de la cuenta. Aunque fue en la mejilla, lo prolongó. Y ahora puedo decir, que no me quedan más dudas… creo que le gusto. –dije casi triunfante, con una sonrisa de boba al recordarla.

-¿Cuándo salen de nuevo, para averiguarlo?- dijo marcando esta última palabra haciendo referencia a la nota que le dejé.

-No planeamos volver a vernos de nuevo, pero ahora sí tengo el número y ella el mío.

-Gracias a Dios, usaste la cabeza.

-Gracioso.

-Jajaja, lo sé.

-Ajá.

-Amargada.

-No lo soy- dije sacándole la lengua.

-Bueno termine de tomarse  eso y de una para la cama señorita Pacheco. Mañana ambos tenemos U.

-Bueno gor.

Terminamos el chocolate, lavamos las tazas y nos fuimos a dormir. Revisé mi celular y tenía un whatsapp de ella: “No crees en el destino, pero sí en las fuerzas del universo. ¿Me creerías si te digo que me alegra haber elegido este camino en el que nos encontramos? Buenas noches Sammy.”

La última conexión fue hace media hora y el mensaje llevaba ahí una. Así que sin más, le contesté: “¿Y usted me creería que su sonrisa provoca una en mí? Porque hace que olvide mi enojo con el universo. Bonita noche”

Puse el celular en la mesita gris, luego de revisar la alarma para el día siguiente, y me dormí. Con esa sonrisa que le dije a Fran en mi rostro. Con esa sonrisa, por Fran. No esperaba verla mañana, por tres razones: 1) no creía en el destino. 2) aprendí a no esperar nada, pero buscar lo que quiero. 3) quería verla. Así que mañana, buscaría verla.